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Libro(PDF): Avances y retrocesos en las políticas de comunicación en la Argentina. Del consumo a los derechos y de los derechos a la incertidumbre

Reseña: CLACSO

*Disponible sólo en versión digital

Insignias notorias de la gran tradición de los pensamientos de la emancipación, los conceptos de revolución y de democracia pudieron pensarse en América Latina, durante los tres primeros lustros de este siglo, en sus diversas y auspiciosas combinaciones. En ese clima de ideas, tan distinto del actual, se puso en marcha años atrás el Programa Regional Democracias en Revolución & Revoluciones en Democracia, cuyos grandes motivos no hay ninguna razón para abandonar y cuyo capítulo argentino se complace en presentar sus resultados por medio de esta serie de libros colectivos.

En el controvertido escenario de transición de los gobiernos kirchneristas al triunfo de la alianza Cambiemos y la relación entre medios de comunicación y política en la Argentina, se escribieron los artículos de este volumen. En la primera parte, autoras y autores problematizan las miradas sobre las representaciones que construyen los medios de comunicación masiva y las prácticas de resignificación de sus audiencias. En la segunda, estudian las regulaciones a la comunicación y el modo en que estas consolidan o amplían derechos y posibilidades de producción y consumo.

Autoras(es):

Juan Pablo Cremonte. [Compilador]

Beatriz Alem. José A. Borello. Mariano Dagatti. Diego de Charras. Leandro González. Cynthia Ottaviano. Ernesto Picco. Daniel Rosso. Iván Schuliaquer. [Autoras y Autores de Capítulo]

Editorial/Edición: Ediciones UNGS. CLACSO. Instituto de Altos Estudios Nacionales.

Año de publicación: 2021

País (es): Argentina

ISBN: 978-987-722-852-6

Idioma: Español

Descarga: Avances y retrocesos en las políticas de comunicación en la Argentina. Del consumo a los derechos y de los derechos a la incertidumbre

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2324&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1494

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Consideraciones clave para el activismo hoy: charla de apertura para una conferencia nocturna sobre resistencia

Por:  Ángel Sanz Montes*

Reproducción de la charla que dio Lieven de Cauter [9] en la apertura del acto “una conferencia nocturna sobre el activismo”.


Tenemos que aprender a mirar la historia de los movimientos de protesta como olas u oleadas.


Tenemos que aprender a mirar la historia de los movimientos de protesta como olas u oleadas. Quienes afirman que la nueva generación ya no está en la calle tienen poca memoria. Olvidan una de las constelaciones más importantes para una reflexión sobre el activismo hoy: el año 2011, fue el año del manifestante según la revista Times. Piense en los indignados y Occupy Wall Street, … alimentados, curiosamente, por la Primavera Árabe, la Plaza Tahrir en Egipto. Recuerdo bien, “‘Everywhere Tahrir Square!”[1] , ese año fue mi eslogan. De hecho, esa fue una segunda ola de protestas anticapitalistas que comenzaron en Seattle en 1997 y culminaron en un amplio movimiento antiglobalización distinto a los pasados y famosos enfrentamientos en Génova y otros lugares, pero también en el Foro Social Mundial, con su apogeo en Porto Alegre, Brasil. (El FSM todavía existe hoy, pero ha perdido mucha importancia) [N.d.T.: Lieven no nombra los movimientos en España que acabaron en la marcha sobre Madrid, y en general “el 15M” y la “Spanish Revolution”] … Lo que a su vez fue una consecuencia de las protestas del mayo del 68 … Entonces, de hecho, hay protestas. Aquí también, en los Países bajos. Las protestas contra TTTP y CETA, los acuerdos comerciales con Estados Unidos y Canadá respectivamente, también deben verse como sucesores de las diferentes protestas antiglobalización. Como demuestran Negri y Hardt, las diferentes protestas antiglobalización vienen en oleadas. Es parte de la imagen del mundo que nos dan los principales medios de comunicación que nos hace pensar que la protesta es mucho más algo del pasado.

Tenemos que aprender a mirar la historia de los movimientos de protesta como oleadas. Y esto da perspectiva, nos enseña que hay continuidad bajo las aparentes derrotas o fracasos. Por otro lado: también debemos aprender a ver nuestras victorias. Pero también hay malas noticias: también hay olas populistas de derecha (en la década de 1930 y así sucesivamente), y lo que ahora estamos experimentando es una marea primaveral de populismo de derechas: Trump, Le Pen, Wilders, Orban, Bolsonaro [N.d.T.:Agregado por T.] etc.

 

¿Qué hacer?. Surge la pregunta: ¿Cómo podemos resistir?

Trataré entonces de enumerar una serie de líneas, formas y métodos del activismo actual:

1.─ El redescubrimiento de los bienes comunes

El redescubrimiento de los bienes comunes es uno de los eventos más prometedores de nuestro tiempo. Es hora no tanto de resistencia como de transición, “prácticas del procomún” (RAE)”, (o prácticas comunitarias) con las cuales podemos abordar, tal vez no resolver, pero sí abordar los increíbles desafíos que enfrentamos: cambio climático, súper diversidad, migración. Debemos aprender a ver el mundo desde el punto de vista de los bienes comunes: tanto lo local como lo global, ambos privado, un jardín de la ciudad o una red eléctrica local o los paneles solares, y lo universal, como los océanos, el cielo pero también lenguaje, ‘naturaleza’ así como ‘los bienes comunes digitales’. El redescubrimiento de los bienes comunes es la utopía que necesitamos. Autoorganización y preocupación por el bien común contra la privatización de todo y contra la retirada (o desmantelamiento) del estado. Código abierto, Peer2Peer, “Repair” cafés, jardinería y huertos en la ciudad, etc. El regreso de los bienes comunes también va en oleadas, según el historiador Tine De Moor (hubo una ola a principios del siglo XVI, asociada con el nombre Morus o Moro (Les suena?), y también una ola en el siglo XIX: el mutualismo del movimiento obrero). Importante ver eso. El redescubrimiento de los bienes comunes es siempre una respuesta a una ola de restricciones, a principios del siglo XVI era la cerca de los pastos para las ovejas, ahora lo son la privatización de todo, del conocimiento, de las semillas, de los servicios públicos, de todo lo público y de todo bien común. La defensa del procomún, tanto de la biosfera como el bien común cultural y la creación de bienes comunes (código abierto, etc.) es uno de los temas más importantes de nuestro tiempo (lo hemos dicho y escrito muchas veces, pero tenemos que seguir repitiéndolo).

2.─ Las protestas y los movimientos civiles autoorganizados en todo el mundo son una novedad

Las protestas y los movimientos civiles de autoorganización en todo el mundo son una novedad. Forman parte de la globalización digital. No es necesario creer en el poder revolucionario de la multitud, la multitud de Negri y Hardt, para ver que Internet, o más ampliamente la sociedad en red, ha llevado a la aparición de nuevas formas de organización de movimientos sociales. Creo que la autoorganización en redes horizontales es una novedad en la historia del activismo, aunque pensar en oleadas también podría ser el mensaje. Los sindicatos, las sufragistas, por supuesto, también intentaron hacer redes, pero eran principalmente “círculos” (basados en la proximidad, la fábrica o el círculo de conocidos de mujeres), y en su mayoría jerárquicos.

Cuán grande es esa diferencia, requeriría un tratamiento por separado. Requeriría bastante teoría de los medios, historiografía o sociología de los movimientos sociales … ¿Es un salto cualitativo? Tal vez sí. Puede comunicarse en todo el mundo, hay activismo global por primera vez. La manifestación más grande de todos los tiempos, la manifestación contra la invasión ilegal de Irak, el 15 de febrero de 2003 (debería ser conmemorado como día festivo), reunió a 30 millones de personas en todo el mundo, que solo podían organizarse a través de Internet y las nuevas redes sociales (entonces principalmente correo electrónico, creo). La velocidad con la que, por ejemplo, las marchas de las mujeres contra Trump (y por los derechos de las mujeres) se organizan en todo el mundo, era completamente impensable antes de Internet y las redes sociales. En 3 meses, por iniciativa de una abuela de Hawai en Facebook, si es que puedo aún creer en los periódicos y si no me equivoco. Acciones virales. Las redes y la acción viral son el futuro.

3.─ Los nuevos movimientos ciudadanos son democracia en acción.

Los nuevos movimientos ciudadanos son democracia en acción. Los movimientos ciudadanos son una forma de amplia “democracia radical”, “a la Mouffe[2].” Rancière dice que la democracia es la forma de gobierno de aquellos que no deben gobernar (aquellos que no tienen derecho a gobernar). Por lo tanto, esta democracia también es siempre incompleta, la inclusión nunca es total… Después de las mujeres las minorías ahora también deben involucrarse en la democracia, y la democracia siempre debe ser defendida y aplicada nuevamente. Los movimientos sociales y los activistas juegan un papel importante en esto. Tomemos, por ejemplo, en Bélgica, el caso «Oosterweel» (Staten Generaal y Ademloos), dos grupos de acción derrotaron al gobierno y sus planes para el gigantesco puente Lange Wapper, en Amberes. Con un amplio consenso desafiaron, con éxito, al Consejo de Estado para que el conflicto acerca de la ruta Oosterweel ─un punto muerto (para el tráfico)─ condujese al diálogo y a una mejor solución, al cerrarse el anillo de comunicaciones por un punto más alejado de la ciudad. Hasta el momento de que se dicta esta charla, los activistas han participado activamente en el proceso de planificación…

Manifestación en Concepción – Chile, Octubre 2019

4.- La importancia de las ciudades

Todo lo dicho anteriormente nos lleva a visualizar la importancia de las ciudades: el activismo urbano en todas sus formas es uno de los fenómenos más emocionantes de nuestro tiempo: desde las sentadas en protestas hasta urdir guerrillas, ocupación temporal y protestas de todo tipo, intervenciones festivas y lúdicas en lugares específicos… Las ciudades son nuevos puntos de anclaje para la identidad colectiva (social y política) y la ciudadanía y, por lo tanto, tienen un nuevo significado para los activistas. Los movimientos urbanos son locales, pero también hay redes de ciudades, el caso de alcaldes contra el cambio climático … Nos llevaría demasiado lejos para profundizar en esto, pero me gustaría referirme al trabajo de Eric Corbijn y Benjamin Barber, pero también se puede pensar en el trabajo de Henk Oosterling y su Rotterdam Vakmanstad, en el que la educación y la educación ecológica deben hacer que los niños y los jóvenes, además de ser profesionales, también sean ciudadanos del mundo.

5.─ La mayoría de los nuevos movimientos civiles son noviolentos

La mayoría de los nuevos movimientos civiles son noviolentos pero…: la desobediencia civil es el camino y vale la pena. La desobediencia civil es de hecho una forma de resistencia (y no solo de compromiso), que todavía es más válida hoy. Rinde frutos, porque crea un hecho que vale más que cien artículos de opinión. Doy el ejemplo de la llamada “Guerra de la Patata” como un caso emblemático. Barbara Van Dyck fue despedida de la Universidad de Lovaina (KU Leuven) a principios de junio de 2011 por defender la destrucción simbólica de un campo de prueba de OGM (organismos modificados genéticamente) con patatas genéticamente modificadas en Wetteren (el 28 de mayo de 2011). Junto con once de sus partidarios del Movimiento de Liberación del Campo, también Bárbara sufrió un juicio por nada menos que “bendevorming” (N.d.T.: “formación de pandillas” – o crimen organizado en el código penal). Si bien, ella ha sido reinstalada (por un nuevo rector) en la Universidad de Lovaina. Los 11 activistas fueron condenados por violencia y destrucción de propiedad, pero al menos no por crimen organizado. Resultados: por toda la eternidad y por un día, muchas cosas están en el mapa simultáneamente: el conflicto de intereses entre universidades y multinacionales y la privatización del conocimiento, la neoliberalización de la universidad (que resultó finalmente en el Manifiesto por la Slow-Science), y por último, pero no menos importante, la conciencia pública de los peligros de los OGM. La lección es clara para mí: ¡la noviolencia y desobediencia civil valen la pena!

Sentada de protesta en Concepción – Chile, Octubre de 2019

6.─ El boicot como forma válida de acción política no violenta

El boicot es una forma válida de acción política no violenta, o más bien: un medio no violento de presión. Un ejemplo es el movimiento BDS (Boicot, Inversión y Sanciones) contra la política de ocupación, las violaciones sistemáticas de los derechos humanos y los crímenes de guerra de Israel.

Me centro en BACBI[3]: el boicot académico y cultural belga a Israel. La primera campaña tuvo lugar en mayo de 2015 cuando el centro de arte de Gante, CAMPO, quería participar en el Festival de Israel en Jerusalén con una pieza de la creadora teatral Miet Warlop. Después de una carta abierta y las respuestas de varias personalidades, Warlop y el centro cultural CAMPO, finalmente decidieron retirarse del Festival de Israel.

La segunda campaña fue en mayo de 2016: en una carta abierta al rector de la Universidad de Gante, cincuenta profesores protestaban contra la cooperación de la UGent con Technion – Instituto de Tecnología de Israel y con Industrias Aeroespaciales de Israel (IAI). Technion: el Instituto de Tecnología de Israel es más que cualquier otra universidad entrelazada con el complejo militar-industrial de Israel. Está a la vanguardia de la innovadora tecnología militar de avanzada. Israel Aerospace Industries (IAI), propiedad del gobierno y una de las grandes compañías de armas de Israel, tiene una estrecha asociación con Technion. Produce armas a medida para el ejército. Esto incluye la producción de drones militares.

Una tercera campaña de BACBI se opone al proyecto de investigación ‘Law Train’, una cooperación del Servicio Federal de Justicia y el KU Leuven con la policía israelí y la universidad israelí Bar Ilan. El proyecto de investigación se refiere a técnicas de interrogación de personas arrestadas, tiene un valor total de más de 5 millones de euros y está financiado a través del fondo Horizonte 2020 de la Unión Europea. Además de Bélgica, España y Portugal también están involucrados. Este último país se ha retirado desde entonces. En septiembre de 2016, unos treinta académicos de la Universidad de Lovaina(KU Leuven) escribieron una carta abierta a su rector Rik Torfs. BACBI apoyó esta acción, pero no fue quien tomó la iniciativa esta vez (ya que no se basó en el argumento del boicot, sino en los derechos humanos). Después de dos años de acción, con un grupo de profesores y activistas locales de Lovaina (Leuven), el nuevo rector decidió no prolongar la colaboración. Es importante tener en cuenta que BDS es un movimiento global que actúa localmente pero que quiere tener un efecto en el Medio Oriente. Este es un buen ejemplo de una enseñanza importante para los activistas: Piensa global, actúa local.

Cartel de la petición de cientos de artistas y académicos belgas instando al gobierno a que finalice su participación en un proyecto de la UE que coopera con la Policía Nacional de Israel.

7.─ La defensa de la libertad de expresión y el imperio de la ley es y sigue siendo una tarea urgente

La defensa de la libertad de expresión y el imperio de la ley es y sigue siendo una tarea urgente, particularmente frente al estado de excepción llamado la guerra contra el terrorismo. Desde el 11/09, el activismo ha sido sistemáticamente criminalizado. Artículos de opinión, polémicas en la prensa, juegan un papel muy importante en estos casos, a menudo demandas judiciales. Tanto durante la guerra de la patata, hubo docenas de artículos de opinión y polémicas (en las que participó el abajo firmante) y también, muy recientemente, la renuncia de Abou Jajah. Dyab Abou Jahjah, quien después de sus apuros con la editorial “De Bezige Bij” (donde algunos autores del editor no querían que se publicara un libro suyo) fue despedido recientemente como columnista en De Standaard, porque llamó a un ataque contra soldados israelíes con un camión un acto de resistencia. “Por cualquier medio necesario. #FreePalestine”, había tuiteado y luego “la violencia contra los soldados de una ocupación ilegal es resistencia según el derecho internacional”. Su “Por cualquier medio necesario” se consideró un llamado a la violencia, pero en realidad era una cita del derecho internacional. El “ancho de banda” de la libertad de expresión es muy limitado cuando se trata de Israel (véase mi artículo del mismo nombre en el sitio web De-Wereld-Morgen). Está garantizado que la sala se dividirá tal como el Mar Rojo si entramos en esto. Pero da igual si uno está de acuerdo con él o no: su derecho a la libertad de expresión debe ser defendido. Incluso cuando se trata de Israel. En Francia, llamar al boicot ya es punible como antisemitismo. Y esa es la tierra de Voltaire, realmente inimaginable. El derecho a la libertad de expresión es el derecho a una opinión equivocada. Como dije, defender la libertad de expresión es también una tarea eterna, la tarea central del intelectual público, ciertamente en estos tiempos de medidas antiterroristas en las que el estado de derecho se defiende aboliendo el estado de derecho, o al menos restringiéndolo.

8.─ La “profesionalización” del activismo me parece una transformación o desarrollo muy importante en la metodología contemporánea del activismo y los movimientos sociales

La “profesionalización” (o especialización) del activismo me parece una transformación o desarrollo muy importante en la metodología contemporánea del activismo y los movimientos sociales. Se trata de coaliciones o círculos verdaderamente transdisciplinarios entre grupos e individuos muy diferentes, lo que produce muchos procesos de aprendizaje e intercambios de conocimiento en el interior de esos ámbitos de participación (aquí también, la sociedad del internet y las redes está dando sus frutos). Uno puede pensar en la guerra de la patata ─que os mencionaba─, donde profesores, científicos, bioingenieros, agricultores orgánicos, ciudadanos preocupados, ONGs como Greenpeace y políticos (del partido ecológico ¡Groen!), se encuentran, se apoyan y se refuerzan mutuamente. Y aprenden unos de otros. La filosofa de la ciencia belga, Isabelle Stengers, que estuvo involucrada tanto en la guerra de la patata como en el Manifiesto de la Slow-Science, habla en sus escritos de manera que me resultó cautivadora sobre “aprender a pensar y actuar juntos”, y “practicar juntos el arte de prestar atención”. El caso Oosterweel mencionado anteriormente sigue siendo un espléndido ejemplo de tal “profesionalización” y de esas coaliciones transdisciplinarias. Activistas urbanos que paran un gigantesco proyecto de construcción apoyado con una enorme maquinaria del estado, donde la corporación municipal y el gran capital están detrás. El poder de detener licencias y peticiones, pedir referéndums, manifestaciones, rutas alternativas elaboradas, quejas al Consejo de Estado, etc, significa que hay especialistas en marketing, arquitectos, urbanistas, ciudadanos, abogados, trabajando juntos y reforzándose mutuamente y el movimiento Ringland es la coronación del mismo, aunque puede ser que se produzca un estancamiento para que no pase nada.

El resultado, el efecto final de las protestas civiles, del activismo es siempre incierto y las victorias pueden convertirse en victorias temporales, pero a menudo hay más influencia a largo plazo de lo que parece. A menudo invisible, en el lecho del río de la historia (local) se ha movido una piedra. La conciencia, sí, también el impacto teórico de esas temporalidades, el impacto lento de las acciones a menudo de corta duración, puede ser parte de la “profesionalización” o especialización de los movimientos civiles. También necesitamos aprender (y esa es una tarea para académicos comprometidos o académicos activistas) para ver victorias e influencias indirectas, para ver el impacto indirecto de eventos, como la guerra de la papa, como el nuevo movimiento antiglobalización, como los indignados, que trabajaron en Podemos y Syriza y, en cierto sentido, también en nuestro local Hart boven Hard[4].

9.─ Coaliciones entre las pequeñas acciones locales y los grandes movimientos sociales

Las pequeñas acciones locales y los grandes movimientos sociales deberían idealmente formar coaliciones. También debemos tomar en serio la “resistencia menor”. Aquí pongo a Parckfarm como ejemplo: un parque público de Bruselas en una antigua trinchera ferroviaria, una pieza post-industrial de paisaje urbano romántico, con jardines populares para el vecindario, un gallinero, una colmena, un baño seco, un gran huerto comunitario lleno de hierbas comestibles y el conservatorio, como un lugar de parada para todo tipo de grupos, que trabajan en actividades de barrio (y jóvenes) y comida orgánica y cadenas de producción cortas. Parckfarm: un conjunto de bienes comunes bajo los auspicios del BIM[5], el Instituto de Bruselas para el Medio Ambiente, pero dirigido por residentes y voluntarios locales, donde ocurren todo tipo de cosas hermosas, que son buenas para el vecindario y buenas para el medio ambiente, y uno a través del otro, y viceversa, eso es hermoso … No salvará al mundo, pero sigue siendo un paso muy concreto aquí y ahora, de ahí que lo he bautizado con bastante optimismo como una ‘utopía concreta’ (ese era el título de mi pieza al respecto: ‘Parckfarm como una utopía concreta‘). La lección que aprendí fue esta: una utopía concreta puede unir a las personas y conectar la micro y macro política, la super-diversidad y la ecología, los dos principales desafíos del siglo XXI. Este tipo de micropolítica funciona “globalmente”. Piensa global y actúa local, sigue siendo el mensaje, que también llaman una utopía “glocal”.

Una segunda lección del caso de Parckfarm para mí, personalmente: es la tarea de dar publicidad intelectualmente a estas iniciativas frágiles, apoyando esto discursivamente al reflexionar sobre ello como un compañero de viaje. Creo que esto también es una contribución importante (aunque puede ser una ligera excusa por mi falta de pericia o “dedos verdes” y mi renuencia a todo lo que es práctico). A riesgo de promover la gentrificación con esa publicidad y atención (ver mis reflexiones sobre el activismo urbano en otros lugares). Pero Parckfarm se está sembrando en toda clase de formas en la ciudad … La piscina, reciente, es una especie de continuación: una piscina móvil en el verano para reunir a todas las personas a través de niños de barrios desfavorecidos y dar a los lugares subutilizados algo de aura … Tenemos que ver este tipo de dispersión, este tipo de impacto temporal y sí, de hecho, tenemos que investigarlo (he estado haciendo esto durante años con estudiantes, hoy en día, en el departamento de arquitectura, se están escribiendo doctorados sobre activismo y movimientos sociales urbanos).

Debemos continuar trabajando en una coalición de los pequeños compromisos e iniciativas a menudo apolíticos y el panorama general, el verdadero activismo político de los grandes movimientos sociales. ‘Klein Verzet’ (como lo llamó Tine Hens, lo que significa al mismo tiempo resistencia pequeña, equipo pequeño y entretenimiento pequeño) en las grietas del capitalismo y movimientos importantes como las Marchas por el clima, pueden cambiar el rumbo … Mouffe[6] llama a este tipo de coalición las “equivalences des luttes”, la equivalencia de las luchas: “Hart boven hard” intenta, por ejemplo, agrupar las protestas de los mundos culturales y sanitarios y el sistema de bibliotecas y de los sindicatos de toda la sociedad, un movimiento maravilloso que no se veía en los países bajos y reúne prácticamente a todos los actores del ‘centro del campo’ (como lo llamamos) contra las políticas de austeridad y ‘políticas duras’ … una única que aún se está ampliando … Ringland, un movimiento que discute la carretera de circunvalación de Amberes, también es una coalición tan amplia de urbanistas, trabajadores sociales, organizaciones activistas como Staten Generaal y Ademloos (sin aliento) y arrastran, sobre todo una gran multitud. Si organizan algo, aparecen unas 20.000 personas.

Todo bien, te escucho pensar, pero ¿qué hacer con Wilders y otros populistas en Europa y más allá? ¿Qué hacer con la ola de protestas antiglobalización del populismo de derecha, que tiene a América y Europa bajo control? Yo no lo sé. Las recientes marchas rosadas de “Pussy hats[7] señalan el camino: las equivalencias entre los derechos de las mujeres, las vidas negras importan (BLM), todo tipo de problemas se conectaron en un movimiento amplio.

Debemos seguir intentándolo: la manifestación mundial de las mujeres, un día después de la investidura de Trump en 20 de enero de 2017, causó un gran impacto. Quién sabe, con Trump se pueden unir las fuerzas de aquellos que luchan por la justicia, los derechos humanos (y por lo tanto por los derechos de las mujeres y las minorías) y aquellos que están comprometidos a salvar el planeta, etc. Debemos continuar expandiendo coaliciones y buscando puntos en común: como en el concepto de justicia climática: vinculando justicia, ecología y derechos humanos. Ponerle corazón y pasar por encima de lo difícil pero luego mundial. Quién sabe. La marcha feminista del “sombrero del gato rosa” (pussyhat) es un movimiento global  ciudadano auto organizado bajo la bandera de los bienes comunes. Quién sabe. [También es interesante la rapidez con que esta ola ha desaparecido, esta conferencia de 2017 ha envejecido … ¿o es que nuestra memoria del movimiento social es corta?]

10.─ El “activismo estructural” o el “consejo/círculo activista” 

El “activismo estructural” o el “consejo/círculo activista” pueden ser una necesidad. Si saco las conclusiones de lo anterior (y preparo una guía sobre profesionalización y coaliciones), llego a esa observación casi desconcertante … El activismo es importante, pero, de todos modos, tiene un impacto modesto y, a menudo, lento, ciertamente en los problemas globales. La política, en sentido estricto, sigue siendo extremadamente importante; el reformismo de las estructuras tendrá que producirse a través de la política, los partidos, los Estados y las negociaciones.

¿La transición o la catástrofe? Eso finalmente se resolverá políticamente. La intervención estructural en el capitalismo, por ejemplo, obligándolo a cambiar a una economía de emisiones cero, es urgente. No podemos primero abolir el capitalismo (si hay consenso) y luego salvar el planeta, solo podemos esperar que haya suficiente voluntad política para forzar al capitalismo a través del activismo civil para que ese propio activismo se convierta en “política real”. Las ONGs que participaron en la mesa de la conferencia climática de París lo han entendido correctamente y están haciendo lo que me atrevería a llamar “activismo estructural” o estructurado.

Desde un punto de vista puramente político, quizás solo la línea que va desde Sanders pasando por Corbyn hasta Podemos y Syriza hasta “Hart boven hard”[8] contiene los vagos contornos políticos de una alternativa política real, pero el activismo estructural es por el momento una opción mucho más segura. Sentarse con los bancos para convencerlos de que se retiren de las inversiones en combustibles fósiles, por ejemplo. Eso es lo que necesitamos, de todos modos. Eso es consecuencia de la transdisciplinariedad, la profesionalización del activismo y la formación de coaliciones y la búsqueda de equivalencias, con la esperanza de concretar algo estructuralmente. Las decisiones de la conferencia climática de París son, en ese sentido, pese a todas las dudas e incertidumbres, un punto brillante. Algunos llaman a este activismo estructural “resistencia desde adentro”. Quizás esa sea también y, sobre todo, la resistencia que necesitamos hoy.

¿Conclusión?: El propósito de todo activismo sigue siendo claro hoy: la defensa de los bienes comunes (tanto locales como globales, privados y universales, naturales y digitales) y los derechos de los comuneros (los Derechos Fundamentales, Derechos Humanos, Sociales y Sostenibilidad ambiental). En cada acción activista, en cada “práctica de comunión” hay una chispa utópica. El sistema mundial tal como funciona actualmente (o mejor dicho como “no-funciona”) es insostenible, tanto ecológica como socialmente. Tenemos que hacer algo de todos modos. No hacer nada no es una opción. Mi lema sigue siendo: “pesimismo, en la teoría, optimismo en la práctica”.

Por Lieven de Cauter [9]

Lieven De Cauter es un filósofo belga, historiador del arte, escritor y activista. Enseña filosofía de la cultura en el Departamento de Arquitectura de KU Leuven y RITCS (Royal Institute for Theatre, Cinema & Sound). Traducción: Leonardo Agurto Venegas

Notas:

[1]  N.del T: rima en Inglés, pero quiere decir “¡En todas partes plaza Tahrir!”
[2]  N.del T.: Hace referencia a la filósofa y politóloga belga Chantal Mouffe (Charleroi, 1943).
[3]  BACBI: BELGIAN CAMPAIGN FOR AN ACADEMIC AND CULTURAL BOYCOTT OF ISRAEL.
[4]  http://www.hartbovenhard.be/
[5]  BIM: Brussels Instituut voor Milieubeheer/NdelT: Instituto de Bruselas para la gestión medioambiental.
[6]  Se refiere a Chantal Moufee, Científica y política belga.
[7]  https://www.pussyhatproject.com/
[8]  http://www.hartbovenhard.be/
[9]  Lieven De Cauter es un filósofo belga, historiador del arte, escritor y activista. Enseña filosofía de la cultura en el Departamento de Arquitectura de KU Leuven y RITCS (Royal Institute for Theatre, Cinema & Sound). Ha publicado más de una docena de libros: sobre arte contemporáneo, experiencia y modernidad, sobre Walter Benjamin y más recientemente sobre arquitectura, ciudad y política. Además de esto, publicó poemas, columnas filosóficas, declaraciones, panfletos y artículos de opinión en periódicos y en sitios web de noticias en línea. De Cauter fue el fundador de los “juristas angustiados”, quienes formaron la base del primer juicio contra el Vlaams Blok (el partido de extrema derecha en Bélgica); él es el fundador del Tribunal BRussels, un tribunal popular contra la invasión y ocupación de Iraq (y posteriormente) la red de activistas internacionales); fue miembro fundador de la plataforma para la libertad de expresión, que se enfrentó a los excesos de la guerra contra el terrorismo en Bélgica; fue miembro del comité de acción Barbara van Dyck, Slow Science Movement, Vooruitgroep y ahora el equipo de pensamiento de Hart sobre Hard; Recientemente fundó BACBI (Boicot académico y cultural belga de Israel). Sus últimos libros en inglés son: La civilización capsular. Sobre la ciudad en la era del miedo (2004); Heterotopia y la ciudad. Espacio público en una sociedad postcivil (2008), coeditado con Michiel Dehaene, también están Art and Activism in the Age of Globalization, coeditado con Karel Vanhaesebrouck y Ruben De Roo (2011), y Entropic Empire. Sobre la ciudad del hombre en la era del desastre (2012). Vive y trabaja en Bruselas.

  • Ángel Sanz Montes
    Informático. Gestor de proyectos. Lector, paseante, escritor a ratos y fotógrafo ocasional. Residente en Ferrol (España).

Fuente e imagen: https://www.pressenza.com/es/2021/03/consideraciones-clave-para-el-activismo-y-la-resistencua/

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Tesis Doctoral: Pertinencia de un Nuevo Orden Mundial de la Comunicación en el siglo XXI (PDF)

Autora: Judith L. González R.

Resumen: 

Históricamente, el discurso dominante se ha apropiado de formatos de la industria cultural (prensa,  radio, cine y la televisión),  para enajenar las psiquis de los seres humanos a favor del status quo. Se trata de mediospoderosos que operan como aparatos de control para el mantenimiento del orden capitalista.  En el marco delproceso de construcción de una patria socialista, se hace imprescindible superar estos discursos hegemónicos,resemantizar y producir los discursos y prácticas sociales locales que apunten a la emancipación, para lo cualresulta necesario el rescate de los postulados del Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación(NOMIC), que fuera engavetado hace cuatro décadas. Proyecto éste que está en correspondencia con laLey de desarrollo nacional (Plan de la Patria- 2019-2025). A 20 años de una revolución que ha sido legitimadapor la mayoría de los ciudadanos en elecciones consecutivas, sigue observándose cómo la industria cultural, a través de medios de difusión que se oponen abiertamente al sistema, con contenidos que enajenan a losusuarios, intensificando estrategias de guerras no convencionales, mantienen su hegemonía; encontraposición están los medios promovidos por el Estado, así como espacios emergentes, para los que sehan hecho esfuerzos económicos y humanos significativos.  En  Ley del Plan de la Patria 2019-2025, el tema  de  otra  comunicación, vinculado al desarrollo y a una nueva geopolítica internacional es estratégico parahacer irreversible el tránsito hacia el socialismo y aparece en diversas metas de este instrumento legal. Se plantea como  problema: ¿Cuál es la  pertinencia de un nuevo orden mundial de la comunicación en elactual contexto histórico? El propósito central de la investigación es: Desarrollar aportes teóricos-conceptuales que revaloren  la pertinencia en el actual contexto histórico de un Nuevo Orden Mundial de laComunicación y su incidencia en la formación del nuevo profesional. *Opción epistemológica: teoría crítica (dialéctico-materialista, pensamiento decolonial). *Metodología: Investigación documental, hermenéutica.

*Aportes teóricos esperados de la investigación: Se espera compilar apuntes teóricos que sirvan demarco referencial al nuevo modelo comunicacional que se esboza en la Ley de Desarrollo Nacional, así comoaportes para la formación crítica del comunicador social, a la luz de un nuevo orden. *Importancia del Proyecto: Se producirá un planteamiento teórico- conceptual sobre la pertinencia del Nuevo Orden Mundialde la Comunicación, adaptado a los nuevos tiempos que puede ser de utilidad en la praxis educativa deestudios de periodismo,  la nueva geopolítica y otras áreas.

Descriptores: Nuevo orden de la comunicación, Mundo

Descarga Completa aquí: TESIS DOCTORAL DEFENDIDA JUDITH GONZALEZ VERSIÓN FINAL 2021

 

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México: Racismos, educación y poblaciones indígenas y afrodescendientes

Racismos, educación y poblaciones indígenas y afrodescendientes 

Por Itza Amanda Varela Huerta y Bertha Maribel Pech Polanco

Resumen

En este trabajo se explora la influencia de los procesos de racismo en las universidades mexicanas respecto al acceso de personas indígenas y afromexicanas. La primera parte del artículo ofrece un panorama general y breve de las condiciones de vida de las personas indígenas y afromexicanas, con énfasis en el acceso a la educación básica y universitaria, esto con base en los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi). En la segunda parte del texto, a través de información de archivo y entrevistas daremos cuenta específicamente de cómo el racismo afecta a las personas indígenas y afromexicanas en el ámbito de la educación superior y de posgrado. En el último fragmento del texto, reforzamos nuestro análisis sobre la relación entre racismo, educación, poblaciones indígenas y afromexicanas -con una perspectiva transversal sobre el género- así como algunas propuestas para iniciar procesos de inclusión en las políticas universitarias en México.

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Fuente-UDUAL

 

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2021/03/racismos-educacion-y-poblaciones-indigenas-y-afrodescendientes-en-mexico/

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Libro PDF: Virtuceno «La época sin lugar ni tiempo»

Autor: Juan Carlos Casco Casco

Este libro ha sido elaborado por el equipo de Emprendedorex, fruto del trabajo conjunto, proyectos y reflexiones con otros equipos y organizaciones con los que diseñamos y llevamos a cabo iniciativas transformadoras en los campos de la educación, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo.

Título de la obra: VIRTUCENO. La era sin lugar ni tiempo
Autor: Juan Carlos Casco Casco
Diseño: Fernando Alejandro Barrena Mera
Logística: Damián Pérez Bueno
Editorial: Emprendedorex ©2020
ISBN: 978-84-09-26161-1
Impreso en España

Reseña:

Hace 4.500 millones de años nació un planeta en el que la vida apareció recientemente, en el suspiro cósmico de 560 millones de años.
Unos diminutos seres unicelulares que fueron evolucionando hacia formas de vida más complejas.
Desde sus orígenes, la Tierra ha sufrido todo tipo de cataclismos y transformaciones apocalípticas, impactos de cometas y meteoritos y
fuerzas telúricas descomunales (movimientos tectónicos, terremotos y volcanes) que han transformado su estructura. Desde la distancia, nuestro mundo no es más que una diminuta bola azul prendida del brazo de Orión en la Vía Láctea, un planeta de una belleza exultante, una auténtica rareza cósmica de una fragilidad tan extrema que desde su contemplación exterior sólo puede despertar asombro, admiración y un sentimiento espontáneo de protección maternal.
Fruto de un largo periodo evolutivo de 7 millones de años hace su aparición el ser humano (2,5 millones de años), una especie parecida a un
mono que surgió en África y se extendió rápidamente por todos los continentes. Impulsados por nuestra curiosidad y deseo de explorarlo todo, hemos colonizado todos los rincones de la Tierra, transformado su superficie, visitado otros planetas, e incluso hemos llegado a poner una nave en
el espacio interestelar. Convertidos en creadores sin límite, nos hemos consagrado en arquitectos y constructores de todo tipo de realidades materiales.
Podíamos habernos quedado ahí, pero algo hay en nuestro interior, en nuestro ADN, que nos impulsa siempre a ir más allá. Cuando dominamos los secretos del mundo físico, un nuevo sentimiento nos invadió, un deseo irrefrenable por rebasar la última frontera: romper con el
mundo físico que nos atrapaba en la tiranía de sus leyes, en la cárcel de la materia, el espacio y el tiempo. Y desde ahí decidimos dar un nuevo salto y crear un universo nuevo para habitarlo: El VIRTUCENO, un mundo sin lugares ni tiempo.

Bienvenidos y bienvenidas a la era del VIRTUCENO.

 

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Fuente: http://juancarloscasco.emprendedorex.com/wp-content/uploads/2020/12/Virtuceno.pdf

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Joan Benach : “Una niña recién nacida en Suecia puede vivir 43 años más que una nacida en Sierra Leona”

Desigualdad en salud: la mayor epidemia del siglo XXI

Cualquier transformación social tiene su origen en otra manera de mirar y entender la realidad. Hoy en día, la pobreza, la exclusión social y las desigualdades sociales son inmensas, escandalosas, mucho mayores de lo que observamos a simple vista, de lo que queremos ver o incluso de lo que podemos imaginar. Para ver esa otra realidad necesitamos buena información y mucha reflexión, y eso es difícil. Solo con capacidad crítica, tiempo y esfuerzo se aprende a mirar mejor y entender lo oculto, lo invisible. En un tiempo de inmoralidad y barbarie donde el pragmatismo todo lo invade, la codicia es omnipresente, se idolatra al dinero, se manipula la información, se falsea la historia y donde casi todo se maquilla, es preciso preservar el sentido del horror y de la realidad. Es preciso comprometerse con el derecho a la protección y promoción de la salud que deben tener todos los habitantes del planeta. No caben excusas, nos va en ello nuestra salud. El objetivo de este artículo es presentar algunas de las principales claves, a menudo invisibles, que caracterizan a la peor epidemia de nuestro siglo: la desigualdad en salud.

La desigualdad en salud, la peor epidemia 

En las ventanas del alma, que son los ojos, se expresa lo más íntimo del ser humano. Cuando nuestra mirada es capaz de percibir las condiciones de vida y trabajo, los rostros de dolor, el sufrimiento y la lucha de las personas y de los pueblos, mirar es comprender. Pero además, necesitamos cuantificar la magnitud de lo que estamos viendo y las cifras reflejan dramas colectivos: hoy en día una niña recién nacida en Suecia puede vivir 43 años más que una niña nacida en Sierra Leona. Pero esa muerte desigual no se produce solo entre Suecia y Sierra Leona, sino entre un puñado de países ricos y Malí, Haití, Mozambique, Uganda, Nepal, Bangladesh… La desigualdad se produce, sobre todo, entre los países ricos, «sobredesarrollados[1]», y las más de 2.000 millones de personas que viven en los países más pobres del planeta. En los países «en desarrollo», que mejor habría que llamar «países arrollados por el desarrollo ajeno[2]», aproximadamente el 40% de los infantes de dos años tienen una estatura menor de la que les corresponde y las tasas de mortalidad materna son, en promedio, 30 veces las de los países ricos. El riesgo de que una mujer sueca muera durante el embarazo o el parto es de uno entre 17.400, mientras que el de una afganesa es de uno entre ocho. En Uganda, 200 de cada 1.000 niños nacidos en los hogares más pobres morirán antes de su quinto cumpleaños mientras que en los países ricos solo morirán siete de cada 1.000. También en los adultos hay claras desigualdades: la probabilidad de morir entre los 15 y 60 años es más de diez veces superior en Lesoto, al sur de África, que en Suecia. En Australia los varones indígenas viven unos 17 años menos como promedio que aquellos de origen no indígena[3].

La salud es política. Un planeta enfermo de desigualdades.

El impacto que hechos como estos tienen sobre la salud pública del planeta es gigantesco. Si todo el planeta consiguiera alcanzar el nivel de mortalidad infantil que hoy tiene Islandia (el más bajo del mundo en 2002), cada año podría evitarse la muerte de más de 11 millones de niños. Tres datos sirven de referencia para valorar la importancia de este hecho: en el año 2002 murieron más de un millón y medio de personas de tuberculosis, más de un millón de malaria y casi tres millones de sida. Si cada civilización crea sus propias enfermedades y sus propias epidemias, la enfermedad más importante de nuestra época, su epidemia más devastadora, no es la tuberculosis, la malaria, o el sida, sino la desigualdad de la salud.

Países relativamente ricos como Rusia, Hungría y otros países del este de Europa tienen una esperanza de vida 10 años menor que la de países como Suecia o Japón[4]. Entre los países menos desarrollados, Costa Rica y Cuba tienen 10 años más de esperanza de vida que Perú, 20 años más que Haití y 30 años más que Angola[5]. Estas cifras promedio de cada país esconden a su vez enormes desigualdades internas. En un mismo país hay regiones o barrios donde viven personas con niveles de riqueza y riesgos de tipo social, ambiental o personal para la salud muy distintos según cual sean su clase social, género o etnia. Y los países ricos no están en absoluto exentos de desigualdad. Las áreas más pobres de la ciudad escocesa de Glasgow tienen una esperanza de vida 28 años menor que las zonas más ricas de esta ciudad[6]. Un hombre, con estudios universitarios, con un trabajo estable como profesional, que tiene apoyo familiar y social, y que vive en un barrio acomodado, no solo tiene mayores recursos sino también una probabilidad mucho mayor de tener un mejor nivel de salud que una mujer emigrante, negra, sin estudios, desempleada, sin apoyo social ni familiar, y que vive en un barrio marginado de la misma ciudad. En general, la desigualdad afecta sobre todo a los grupos más explotados, oprimidos o excluidos de la sociedad que además, suelen vivir en los barrios más pobres y marginados sufriendo un proceso de desigualdad múltiple. Entre los grupos sociales más afectados destacan los trabajadores y trabajadoras más pobres, las clases sociales más explotadas, las mujeres pobres desempleadas que viven solas con sus hijos, los desempleados sin recursos, o los inmigrantes ilegales más pobres a quienes se les niega el trabajo, o las personas sin techo o en situación de grave marginación social.

Estados Unidos, el país más poderoso de la tierra, el país que produce un tercio de la riqueza mundial, es también uno de los 27 países más adelantados en ampliar las desigualdades. Cerca de una de cada diez familias es pobre, uno de cada cinco habitantes es analfabeto funcional y los servicios de salud de gran parte de la población están hechos añicos: casi 44 millones de personas (8,5 millones de niños), el 15% de la población del país, no tienen seguro médico. Algunos condados del estado de Dakota del Sur tienen, en promedio, 12 años menos de esperanza de vida en los hombres y 17 en las mujeres que en Minneapolis o Utah[7]. Si las tasas de mortalidad de la población de raza negra durante la década de los noventa hubieran sido iguales a las de raza blanca se hubieran evitado cerca de 900.000 muertes. En el barrio de Harlem, en el norte de Manhattan (Nueva York), viven alrededor de 115.000 personas, un 40% de las cuales son pobres, y la mayoría son negros. La peor salud de los habitantes de Harlem ha sido estudiada desde hace tiempo. Hace más de una década dos médicos del Harlem Hospital señalaron que las tasas de mortalidad de los jóvenes de Harlem sextuplicaban a las del promedio de los jóvenes de Estados Unidos y mostraron que es menos probable que los negros de Harlem llegaran a los 65 años que los habitantes de un país tan pobre como Bangladesh[8]. Es revelador constatar que ser pobre y vivir en una zona rica puede ser más dañino para la salud que ser aún más pobre pero vivir en una zona pobre. Aunque menos visibles que la pobreza medida en valor absoluto, las desigualdades sociales dañan profundamente nuestra salud.

La desigualdad en salud tiene varias caras 

Desde muy antiguo sabemos que la pobreza afecta a nuestra vida y a nuestra salud. Los pobres enferman en mayor proporción y mueren antes que quienes son más ricos. No obstante, en otros casos no tan extremos, las cosas no parecen tan evidentes. Por ejemplo, ¿qué ocurre con la salud de quienes solo son «un poco» pobres?, ¿cuál es la salud de los ciudadanos que poseen un nivel de riqueza y bienestar material medio en comparación con quienes poseen el nivel más elevado? Para contestar a esas preguntas no basta el sentido común. Comprender las relaciones existentes entre la desigualdad social y la desigualdad en la salud es algo mucho más complejo que el simple hecho de constatar la enorme diferencia en la riqueza o la muerte existente entre los individuos y grupos que están en los extremos de la escala social, o entre las naciones o áreas geográficas muy ricas o muy pobres. Tres décadas de abundante investigación científica han permitido sacar a la luz cinco elementos clave de la desigualdad en la salud: las desigualdades son enormes, graduales, crecientes, adaptativas e históricas.

La salud de quienes están mejor socioeconómicamente y quienes viven en las áreas más privilegiadas de los países o las ciudades es mucho mejor que la de la población más desfavorecida. De hecho, las diferencias en la probabilidad de morir entre las clases sociales extremas son tan grandes que superan en magnitud a las producidas por el tabaquismo, el factor de riesgo para la salud más estudiado durante la segunda mitad del siglo XX[9]. En Gran Bretaña, un número muy amplio de estudios ha mostrado las desigualdades entre clases sociales. Por ejemplo, los profesionales y directivos tienen casi diez años más de esperanza de vida al nacer que los trabajadores manuales[10]. Si las clases sociales británicas más pobres tuvieran las mismas tasas de mortalidad de las más ricas cada año podrían evitarse 42.000 muertes en el grupo de población de 16 a 74 años[11].

Las desigualdades se extienden a lo largo de toda la escala social. A medida que descendemos en la escala social, en el nivel de riqueza o en la educación, la salud de las personas también empeora progresivamente. Las implicaciones sociales y políticas de este descubrimiento son muy importantes. En realidad, a mayores ventajas socioeconómicas, mayor esperanza de vida y mayores niveles de salud. En Estados Unidos, un estudio que analizó 300.000 hombres de raza blanca según su nivel de ingresos familiar, mostró un gradiente en el nivel de mortalidad en 11 de 12 categorías estudiadas: a menor renta, mayor mortalidad[12]. El mismo gradiente se ha apreciado también en la apreciación de nuestra propia salud (estado de salud autopercibido), la obesidad, el nivel de colesterol y de glucosa en sangre, o en la exposición a factores de estrés existentes en el medio laboral como la realización de un trabajo poco variado o tener un bajo control en el lugar de trabajo[13]. Así pues, personas sin grandes necesidades materiales o personales y sin especiales riesgos para la salud mueren antes y enferman más que aquellas que están situadas inmediatamente por encima en la escala social. Aunque la investigación científica no ha logrado aclarar aún con detalle sus causas últimas, hay acuerdo en una cosa: existe algo intrínseco en la jerarquía y en la desigualdad social que daña la salud[14].

Si todo el planeta alcanzase el nivel de mortalidad infantil que hoy tiene Islandia (el más bajo del mundo en 2002), cada año podría evitarse la muerte de más de 11 millones de niños

Aunque durante el siglo XX las tasas de mortalidad de los países (especialmente la de los ricos) se redujeron notablemente, las desigualdades en mortalidad por clase social entre los países y entre las clases sociales han aumentado[15]. Por ejemplo, al comparar hombres de mediana edad de las clases manual y no manual en Finlandia, el riesgo de morir creció desde 1,6 (60% mayor) en 1980-84 hasta casi 2 (el doble) en 1990-94. La sociedad cambia, las enfermedades varían y los servicios sanitarios mejoran, pero el gradiente en diferencias de salud injustas y evitables persiste o aumenta[16].

Los grupos sociales más privilegiados se benefician antes y en mayor proporción de las acciones e intervenciones sociales y sanitarias dirigidas a mejorar la salud. Ya sea en el uso de los servicios de planificación familiar, en las pruebas de detección precoz del cáncer de mama o en el uso de los servicios sanitarios. Es más, con frecuencia funciona la llamada «ley inversa de atención sanitaria». Es decir, el uso y calidad de la asistencia sanitaria varía en sentido inverso a las necesidades de la población[17]. A mayores necesidades, menor y peor atención. Un ejemplo de esa ley es la exportación del tabaquismo desde los países ricos hacia los países más pobres y el trasvase de esa adicción hacia los estratos más bajos en la escala social. Las agresivas campañas de las empresas tabacaleras, aunque con frecuencia sutiles, con su promoción en los países pobres, y la defensa de la «libertad individual» en los países ricos, han ayudado a descubrir y mantener el hábito de fumar a los más de 1.100 millones de fumadores del planeta. Mientras que en los últimos 40 años el consumo de tabaco se ha reducido a la mitad en los países ricos, en los países pobres, con China a la cabeza, el consumo se ha duplicado. Hoy el 80% de fumadores vive en los países pobres.

La historia nos ayuda a entender que la aparición de la desigualdad en salud no es fija ni inevitable. La esperanza de vida al nacer ha aumentado durante el siglo XX debido sobre todo a un rápido descenso de las tasas de mortalidad materno-infantil, la infancia y la primera etapa de la edad adulta. Los principales determinantes de esa mejora hay que buscarlos en el desarrollo económico, la mejora en las condiciones de vida, y la puesta en práctica de medidas de salud pública.

La Comisión de Determinantes Sociales de la Salud 

A principios del 2005, la Organización Mundial de la Salud (OMS) creó la Comisión sobre Determinantes Sociales de la Salud (CSDH), con el propósito de recoger y resumir la información científica disponible sobre cómo factores sociales como las relaciones de empleo, la globalización, los servicios sanitarios, la exclusión social, el género, el ambiente urbano, o el desarrollo infantil generan desigualdades de salud en el mundo entero y generar recomendaciones políticas para su reducción.

Dirigida por el epidemiólogo británico de origen australiano Michael Marmot, la comisión se constituyó a partir de científicos, políticos, expertos y miembros de la sociedad civil. Junto a un amplio grupo de comisionados del mundo de la política y la ciencia, entre los que se incluye el expresidente de Chile Ricardo Lagos, el senador italiano Giovanni Berlinguer y el Premio Nobel de Economía Amartya Sen, en el proceso de generación de información, jugaron un papel muy importante las redes de conocimiento o grupos de investigación que realizaron el trabajo de resumir el conocimiento científico disponible (como las relaciones de empleo y trabajo, la globalización, los servicios sanitarios, la exclusión social, el género, el ambiente urbano, o el desarrollo infantil). En agosto de 2008 se publicó el informe «Reducir la Desigualdad en una generación: equidad en salud a través de la acción sobre los determinantes sociales de la salud», donde se reflejan las principales conclusiones y recomendaciones políticas de la comisión.

En el informe se documenta ampliamente el hecho de que la desigualdad en salud es la principal «enfermedad» que asola nuestro planeta y también muestra con claridad cómo los países más ricos tampoco están libres de la desigualdad en salud. Además, destaca también el hecho de que las causas fundamentales de la desigualdad en salud no se encuentran en factores biológicos o genéticos, los «estilos de vida», los servicios de salud o, incluso, en la riqueza general del país.

Hay muy pocas enfermedades «puramente» genéticas y estas afectan a un porcentaje de población muy pequeño. La predisposición genética casi nunca produce efectos inevitables. Además, los factores biológicos interactúan constantemente con el ambiente y una desventaja inicial genética puede ser habitualmente compensada mediante un cambio social.

Las conductas relacionadas con la salud o los mal llamados «estilos de vida» no provienen de elecciones puramente personales y «libres»

Las conductas relacionadas con la salud o los mal llamados «estilos de vida» no provienen de elecciones puramente personales y «libres». Tres cuartas partes de la humanidad (unos 4.500 millones de seres humanos) no disponen de la opción de elegir libremente factores fundamentales para la salud como seguir una alimentación adecuada, vivir en un ambiente saludable o tener un trabajo gratificante que no sea nocivo para la salud. Así pues, la salud no la elige quien quiere sino quien puede.

Aunque importantes, tampoco los servicios sanitarios constituyen el factor fundamental que genera desigualdades en salud. Se ha podido documentar, por ejemplo que, desde mediados del siglo XIX la mortalidad en Inglaterra y Gales disminuyó debido, sobre todo, al control de enfermedades infecciosas mediante intervenciones sanitarias y personales como la mejora de la nutrición, el control higiénico del agua y los alimentos, y la limitación en el crecimiento de la población debido a los cambios en las prácticas reproductivas[18][19]. Ello ocurrió décadas antes de que existieran tratamientos médicos o vacunas efectivas.

Los múltiples estudios científicos recogidos por la Comisión muestran como, en comparación con las personas que tienen más riqueza, educación y poder, las personas de las clases sociales más pobres y explotadas son quienes tienen a la vez los peores perfiles de exposición a factores biológicos, conductuales, y servicios de salud que, finalmente, se manifiestan en un peor estado de salud. Entre los factores sociales la Comisión destaca las malas condiciones de empleo con una mayor precariedad laboral, el no poseer una vivienda digna y bien acondicionada, el no disponer de agua limpia, la falta de protección y servicios sociales, o el no tener los recursos económicos, educativos y las oportunidades necesarias para llevar una vida saludable como tienen las personas en mejor situación económica, cultural o política. La combinación «tóxica» de factores sociales daña la salud de las personas en peor situación social y empeora también otros factores de riesgo que a su vez dañan la biología, generan enfermedad y aumentan el riesgo de fallecer. Así pues, el origen de la desigualdad en salud deriva del conjunto de determinantes sociales, económicos y políticos que anteceden a la generación de causas como las citadas entre y dentro de los países. Es lo que la Comisión ha denominado, las «causas de las causas» de la enfermedad y la desigualdad. Es decir, de la desigual distribución en el poder económico y social existente entre y dentro de los países que condiciona las políticas sociales y económicas que a su vez influye en la salud de las personas.

La Comisión y la publicación de los distintos trabajos que se han realizado suponen un importante paso para la salud pública global, comparable a los primeros documentos de la OMS sobre los efectos nocivos del tabaco o la conferencia de Alma Ata sobre salud primaria. El informe de la Comisión representa una oportunidad única para lograr que muchos millones de personas conozcan por vez primera este tema y que salgan a la luz tres puntos esenciales: que existe un fenómeno de salud pública muy importante llamado «desigualdad en salud»; que este se produce fundamentalmente por causas económicas y políticas; y que podemos actuar políticamente para cambiar esa realidad. No obstante, el informe no cubre temas de tanta importancia como adentrarse en los problemas del capitalismo neoliberal, la desigualdad de clase como motor del crecimiento capitalista, el papel del imperialismo, o las alternativas socialistas en América Latina, entre otras ausencias notables.

La combinación «tóxica» de factores sociales daña la salud de las personas en peor situación social y empeora también otros factores de riesgo que a su vez dañan la biología

La Comisión plantea oportunidades estratégicas para generar una agenda local y global que ayude a formular, planificar y poner en marcha políticas y programas sobre los principales determinantes sociales relacionados con la salud a corto, medio y largo plazo. Hay que aumentar la igualdad social con un reparto más equitativo de la riqueza y una redistribución más igualitaria del poder internacional. Las intervenciones tienen que ver con la mejora de las condiciones de empleo y trabajo, la situación de los inmigrantes, las condiciones que afectan al desarrollo infantil, las desigualdades de género, o los problemas de vivienda y exclusión social, entre otros. También se requiere disponer de políticas fiscales que redistribuyan la riqueza de forma mucho más igualitaria, de políticas sociales que disminuyan drásticamente el desempleo, la precariedad laboral y la exclusión social y, también, políticas que incrementen el acceso y calidad de la educación, la vivienda, y los servicios sanitarios entre quienes más lo necesitan. Sin embargo, dado que las desigualdades de la salud persisten incluso en aquellas sociedades que poseen la menor desigualdad de renta, la mejor educación pública, y el más elevado nivel de salud pública y de servicios sanitarios, todo hace a pensar que sin transformar la estructura económica y política a nivel nacional e internacional, es decir las desigualdades de poder y de recursos económicos que atenazan al planeta, no parece que sea posible reducir las desigualdades en salud.

La reducción de la desigualdad en salud debería constituir una prioridad en la agenda política de cualquier gobierno y administración pública. Para lograrlo habrá que cambiar drásticamente muchas de las prioridades políticas y económicas actuales e, inevitablemente, hacer frente a los poderosos intereses que hoy generan la desigualdad social.

La red de condiciones de empleo y trabajo

Entre los factores más importantes que conforman la posición social se deben considerar las condiciones de trabajo y empleo. El trabajo es el medio de subsistencia de las personas. Las personas trabajan dentro o fuera de sus casas, con o sin contrato laboral y en condiciones saludables o peligrosas. Los factores relacionados con las condiciones de trabajo, es decir las tareas y funciones que los trabajadores realizan en un determinado puesto de trabajo o bien los aspectos materiales del trabajo, las condiciones físicas, químicas, biológicas y ergonómicas y los factores psicosociales, han recibido una gran atención y se reconocen como determinantes sociales de la salud y de las desigualdades en salud. Sin embargo, no se puede decir lo mismo en el caso de las condiciones de empleo. Esto ocurre principalmente por la confusión entre los conceptos de trabajo y empleo. Para distinguir bien estos dos conceptos, se puede pensar en el siguiente ejemplo: dos personas pueden realizar el mismo trabajo en la misma empresa, compartir las mismas condiciones de trabajo, pero no obstante, trabajar bajo distintas condiciones de empleo. El primer trabajador puede ser un empleado directo y permanente de la empresa, mientras que el segundo es un trabajador temporal contratado por un empleador externo. En este caso, existen tres diferencias potenciales en cuanto a las condiciones de empleo. Primero, el primer trabajador tiene un contrato permanente mientras que el segundo tiene un contrato temporal o ningún tipo de contrato. Segundo, el primer trabajador puede estar cubierto por el sistema de la seguridad social, con derecho a baja laboral, subsidio de desempleo y cotización para la jubilación, mientras que el segundo recibe una cobertura parcial o nula. Finalmente, el primer trabajador puede formar parte de un sindicato, mientras que el segundo no tiene ninguna opción de ser representado o participar activamente en él.

Para tratar estos temas, a petición de la Comisión de Determinantes Sociales de la Salud, se creó la red de conocimiento en condiciones de empleo (EMCONET), con el objetivo de ayudar a desarrollar modelos y medidas para esclarecer cómo diferentes condiciones de empleo y trabajo afectan a la salud de los trabajadores. En el informe, que se encuentra disponible en Internet y que en breve será publicado y actualizado en un libro, se ofrece una descripción global y el análisis de las condiciones de empleo y las desigualdades en salud. Además, se identifican políticas e intervenciones a nivel comunitario, efectivas para reducir las desigualdades en salud.

El primer resultado de EMCONET se resume en un glosario donde se definen una serie de términos que ayudan a entender las diferentes condiciones de empleo y ejes de desigualdad. Como se comentó anteriormente, las condiciones de empleo, se entienden como aquellas condiciones o circunstancias en que la persona se ve envuelta en su trabajo u ocupación y normalmente tiene que ver con el acuerdo o la relación entre empleado y empleador. En este sentido se consideran las siguientes condiciones de empleo: empleo estándar, permanente o a tiempo completo, desempleo, empleo precario, empleo informal, trabajo infantil, y esclavitud. Se define también el término de empleo justo que engloba una perspectiva de salud pública en la que las relaciones justas de empleo son un prerrequisito para reducir pobreza, mejorar la salud y reducir las desigualdades en salud. Este implica libertad de coerción, seguridad del trabajo, salario justo, protección del trabajo y beneficios sociales, respeto y dignidad en el trabajo, participación en el trabajo, enriquecimiento y falta de alienación. Estos términos se analizan a través de lo que se denomina ejes de desigualdad, que permiten hacer visible la desigualdad en cada una de las condiciones de empleo consideradas. Se consideran ejes de desigualdad el género, la edad, la etnia, el estado migratorio, la clase social y la localización geográfica.

Los niños trabajadores de la Costa de Marfil, los desarmadores de barcos en el sur de Asia o las maquiladoras de centro América, los pescadores del lago Tanzania, son algunos ejemplos de la situación de precariedad en la viven y trabajan millones de personas en el mundo. Y las cifras que se derivan son realmente alarmantes. Por ejemplo, que, en la actualidad, 190 millones de personas en el mundo (alrededor del 30% en los países en desarrollo y de 4 a 12% en los países desarrollados) están desempleados y que las mujeres, los jóvenes, los de menor educación y los trabajadores manuales son los más probables a ser desempleados. Por otro lado, alrededor de 550 millones de personas trabajan en situación de precariedad. La precariedad se manifiesta en cifras extremadamente altas en los países subsaharianos, por ejemplo, Sierra Leona, Liberia o Uganda presentan más del 80% de trabajadores en situación de precariedad. Por otro lado, se estima que el 25% de la población trabaja en situación de informalidad. La economía informal en países pobres afecta al 50-75% de los trabajadores, excluyendo aquellos que están empleados en la agricultura. Una cifra que tampoco puede pasar desapercibida es que 218 millones de niños en el mundo trabajan y 126 se ven envueltos en trabajos de riesgo. Alrededor de 2,5 millones se encuentran en países desarrollados, mientras que en países en vías de desarrollo el porcentaje de niños trabajadores oscila entre el 4% y el 67%. Igualmente alarmantes son los datos relacionados con distintas formas de trabajo esclavo o forzado que persisten en la actualidad: entre 12-28 millones de personas en el mundo trabajan en condiciones de esclavitud (alrededor de un 20% se relaciona con el tráfico de personas). Las mujeres y niñas son las víctimas más frecuentes del trabajo esclavo (56%) y de la explotación sexual (98%).

Estas cifras reclaman acciones inmediatas para mejorar la vida de millones de personas. EMCONET recoge en su libro algunos ejemplos de intervenciones para mejorar las condiciones de empleo y reducir las desigualdades en salud, principalmente a nivel político. Se describen también algunas alternativas, como la creación de cooperativas en Venezuela, Argentina y Brasil. En este sentido es importante destacar la participación de los movimientos sociales.

A modo de conclusión

La desigualdad social daña nuestra salud en forma desigual. Hemos visto cómo la desigualdad en salud es el resultado de la acumulación de efectos producidos por las condiciones políticas, económicas y sociales que afectan a la población.

Un determinante fundamental de la equidad de la salud es tener mayor justicia. Y para ello hace falta aumentar la igualdad social con un reparto equitativo de la riqueza y una redistribución igualitaria de los beneficios que favorezca a quienes menos tienen. No es posible reducir las desigualdades en salud sin transformar la organización, la estructura socio-política y las desigualdades de poder que atenazan al planeta.

La actual globalización capitalista ha ensanchado las desigualdades sociales y de salud hasta extremos jamás conocidos en la historia. Hoy en día, se estima que entre un 10% y un 20% de la población mundial vive con un nivel material muy elevado y un gasto de recursos excesivo, para lo cual deben a la vez explotarse y protegerse de quienes no tienen o tienen muy poco. Un poder tan desigual beneficia o daña muy desigualmente la salud de las gentes de modo que el bienestar y la salud de unos pocos se alimenta del sufrimiento y la mala salud de la mayoría. Detrás de la actual globalización neoliberal lo que está en juego es la salud y el bienestar de las personas.

En el siglo XXI, es preciso un compromiso real, personal y colectivo, con el derecho a la prevención de la enfermedad, y a la protección y promoción de la salud que deben tener todos los habitantes del planeta. Ello requerirá hacer frente a intereses muy poderosos, cambiar de forma drástica las prioridades sociales y económicas e incluso cambiar los sistemas políticos y económicos actuales. Nos vale en ello la salud de todos.

Texto publicado conjuntamente con Montse Vergara y Carles Muntaner en la revista Papeles Ecosociales. 2008, N° 103:29-40.

Notas:

1. Jorge Riechmann, Todo tiene un límite. Ecología y transformación social, Debate, Madrid, 2001.

2. Eduardo Galeano, Patas arriba. La escuela del mundo al revés, Siglo XXI, Madrid, 1998.

3. CSDH, «Closing the gap in a generation. Health equity through action on the social determinants of health». Final Report of the Comission on Social Determinants of Health, World Health Organization, Ginebra, 2008.

4. Martin Bobak, Michael Marmot, «East-West mortality divide and its potential explanations: proposed research agenda», BMJ, 312, 1996, pp. 421-425.

5. Banco Mundial, Informe sobre el desarrollo mundial, Banco Mundial, Madrid, 1993.

6. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre desarrollo humano, Ediciones Mundi-Prensa, Barcelona, 2000.

7. Cristopher J. L. Murray, Catherine M. Michaud, Matthew T. McKenna, James S. Marks, U.S. Patterns of Mortality by County and Race: 1965-1994, U.S. Burden of Disease and Injury Monograph Series, Harvard School of Public Health and Centers for Disease Control and Prevention, Cambridge and Atlanta, 1998.

8. Colin McCord, Harold P. Freeman, «Excess Mortality in Harlem», New Engl J Med, 1990, 322, pp. 173-177.

9. Marcia Angell. «Privilege and health – What is the connection?», N Engl J Med, 1993, 329, 2, pp.126-127.

10. Lin Hattersley, «Trends in life expectancy by social class: an update», World Health Stat Q, 1999, 2, pp.17-24.

11. Íbidem.

12. George Davey Smith, James D. Neaton, Deborah Wentworth, Rose Stamler, Jeremiah Stamler, «Socioeconomic differentials in mortality risk among men screened for the Multiple Risk Factor Intervention Trial. I. White men», Am J Public Health, 1996, 86, pp. 486-496.

13. Michael Marmot, George Davey Smith, Stephen Stansfeld S, et al., «Health inequalities among British Civil Servants: The Whitehall II study», Lancet, 1991, 337, 1387-1393.

14. Robert G. Evans, Morris L. Barer, Theodore R. Marmor (coord.), Why are some people healthy and others not?, Aldine De Gruyer, New York, 1994.

15. Michael Marmot, Martin Bobak, George Davey Smith. «Explanations for Social Inequalities in Health», en Benjamin C. Amick III, Sol Levine, Alvin R. Tarlov, Diana Chapman (coord.): Society & Health, Oxford University Press, New York, 1995.

16. Zosia Kmietowicz, «Gap between classes in life expectancy is widening», BMJ, 2003, 327, p. 68.

17. Julian Tudor Hart, «The Inverse Care Law», Lancet, 1971, i, pp. 405-412.

18. Thomas McKeown, R. G. Record, R. D. Turner, «An interpretation of the decline in mortality in England and Wales during the twentieth century», Population Studies, 1975, 29, pp. 391-422.

19.  René Dubos, El espejismo de la salud, Fondo de Cultura Económica, México, 1959 (Traducción de José Ramón Pérez).

Fuente: https://rebelion.org/una-nina-recien-nacida-en-suecia-puede-vivir-43-anos-mas-que-una-nacida-en-sierra-leona/

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«Farmacoop» (poesía)

Autor: Manuel Chaile
Las puertas se abren.
Y los sueños ingresan tímidamente
como brisa que preludia el otoño.
Recorren la antesala
de años de lucha,
hasta que se sientan.
Los bancos están dispuestos
como herradura
¡Pucha que errar es duro!
Pero no intentarlo es un suicidio lento.
El autor escribe para el Portal Otras Voces en Educación
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