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España: El tamaño de las aulas importa: más alumnos, más burocracia y menos tiempo para aprender

Europa, España, 19 de agosto de 2017.  Fuente: http://www.eldiario.es. Autor: Daniel Sánchez Caballero.

Las clases masificadas provocan que el profesorado pierda tiempo en imponer orden, perjudican a los estudiantes más desfavorecidos y dificultan la individualización de la enseñanza. La situación ha empeorado en los últimos años como consecuencia de los recortes porque el descenso de profesores ha conllevado la subida de alumnos.

Apenas se habla de ello, pero es de lo que más afecta al día a día en clase. Cuántos alumnos hay metidos en un aula o con cuántas personas tiene que lidiar un profesor cada hora. Aunque es la parte más visible de esta variable cuantitativa, no es la única. Hay otras, menos evidentes, pero también importantes: cuántos exámenes debe corregir el maestro de cada tacada o con cuántas familias tiene que relacionarse en cada curso. Las ratios condicionan hasta dónde se puede individualizar la atención a los alumnos.

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha puesto sobre la mesa la cuestión de las ratios, en general por encima de los límites recomendables, durante su campaña electoral. Prometió que las reduciría a 12 alumnos por clase en Primaria de un curso para otro. Su ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, anunció a principios de julio que en una primera fase se realizará en 2.500 clases de colegios de zonas desfavorecidas. La tarea será ardua. En Francia, según datos de la OCDE, las ratios en Primaria están actualmente en 23 alumnos por clase.

En España la situación no está mucho mejor. En Primaria hay 22 alumnos por clase —de media—, mientras en Secundaria la cifra sube hasta los 25. Con estos datos, nuestro país se ubica en la posición número 12 de los 33 países que analiza la OCDE, por encima tanto de la media de estos países como de la media de la Unión Europea de los 21 –países que forman parte de la UE y de la OCDE– , que se sitúa respectivamente en 21 y 20 en Primaria y 23 y 21 en Secundaria.

España se coloca justo por detrás de EEUU y por delante, precisamente, de Francia. China lidera la clasificación por países, con 50 alumnos de media en Secundaria y casi 40 en Primaria, y Letonia la cierra con 15 y 16, respectivamente.

Las ratios de alumno por aula en Europa.
Las ratios de alumno por aula.

Hasta 40 alumnos por clase

Los datos de España hay que cogerlos con cuidado. Son medias y, en muchas ocasiones, se nutren de dos extremos: las grandes ciudades suelen tener muchos más alumnos por aula que los entornos rurales o de pequeñas poblaciones. En las grandes capitales puede llegar a haber hasta 40 alumnos en cada clase en los últimos años de bachillerato.

La situación solo ha empeorado en los últimos años como consecuencia de las decisiones adoptadas por la crisis. El descenso del número de profesores ha conllevado automáticamente la subida de los alumnos por clase, como constató CCOO en un reciente informe. Así, en el periodo entre el curso 2008-2009 y el 2015-16 cada aula de un centro público acoge a un alumno más en Primaria y a uno y medio en Secundaria. En regiones como Madrid  la masificación en las aulas ha llegado a la justicia (la expresidenta, Esperanza Aguirre, permitió subir las ratios un 20% de manera coyuntural, pero nunca se bajaron) y en otras como Cantabria están en máximos europeos.

Con Cifuentes, la Comunidad de Madrid mantiene a más alumnos de los que marca la ley porque apela a un decreto que permitía subir el número ante la reducción de plantilla. Sin embargo, se quedó sin efecto después de que el Gobierno anunciara una tasa de reposición del profesorado del 100%. Así las cosas, el limite legal de ratios marca un máximo de  25 alumnos en Infantil y Primaria; 30 en Secundaria y 35 en Bachillerato.

El tamaño de las aulas importa, explican los expertos. Y no solo en el rendimiento de los alumnos, también en el discurrir de la propia clase o en el gasto educativo. Aunque no hay excesiva literatura específica al respecto, Blanquer sí aludió a «estudios realizados en Francia y en el extranjero» para avalar la propuesta francesa de reducir las ratios.

La OCDE, en su Panorama de la Educación, explica tímidamente que «las clases más pequeñas pueden beneficiar a grupos de estudiantes concretos, como los que proceden de entornos desfavorecidos».

La importancia de la atención individual

Los profesores que están cada día en las aulas confirman estas impresiones y van más allá. «El número de alumnos es una de las cosas más importantes», asegura una profesora de Primaria. «Es la manera de conseguir una atención lo más individualizada posible para cada estudiante. Para mí, en un mundo ideal el máximo razonable son 18-20 y el óptimo, 14-15. Si tienes divididos a los alumnos en grupos de rendimiento (no una división física, está en tu cabeza), puedes centrarte en el que tiene un menor desempeño y el otro trabajará solo. Con tres grupos ya no vas a llegar a todos», explica. Y si en la clase hay alumnos con necesidades educativas especiales, la aseveración anterior redobla su validez e importancia.

Más allá de esto, señala la OCDE, «un mayor tamaño de las clases parece estar asociado a un porcentaje más elevado de estudiantes con problemas de comportamientos y con la necesidad de dedicar más tiempo a mantener el orden, en vez de a la enseñanza y al aprendizaje».

Los datos de la OCDE muestran que en los países con menos alumnos en cada clase (Letonia o Estonia, con casi 15 alumnos), los profesores dedican casi el 85% del tiempo a la enseñanza y el aprendizaje, mientras que en los que más tienen (clases que rondan las 35 personas), este porcentaje cae por debajo del 75%. La media de la OCDE no llega al 80%. En una clara correlación, en los países con las aulas más masificadas el 15% del tiempo se va en mantener el orden en clase, mientras que los que menos alumnos tienen no llegan al 10% de los minutos invertidos en esta tarea.

Además, como recuerda otra maestra, no solo se trata de las horas de clase en sí. Más alumnos significa más exámenes que corregir y, sobre todo, más familias que atender durante el curso. De nuevo, más tiempo dedicado a la burocracia y restado a las tareas puramente académicas que limita esa individualización de la enseñanza a la que apuntan los expertos como el camino a seguir.

En Francia, pionera en la reducción masiva de ratios si mantiene la promesa, tienen tarea por delante. Tanta, que los sindicatos del país creen que no lo van a lograr. Reducir el número de alumnos por aula requiere más clases físicas y más profesores. La parte de los maestros más o menos se puede acometer, es cuestión de dinero. Más dificultades presenta la de las aulas. De momento, como solución temporal, los directores se plantean separar las clases que ya tienen por la mitad con algún recurso coyuntural (una cortina, un muro) o utilizar las aulas informáticas.

Fuente reseña: http://www.eldiario.es/sociedad/importancia-tener-pocos-alumnos-clase_0_670883145.html

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La escuela secundaria de todos, con todos y para todos. Análisis desde la investigación y la estadística educativa

Por Luz Albergucc

La escuela secundaria en la Argentina, como en todo el mundo y particularmente en América latina, viene siendo un tema de debate en todos los ámbitos posibles, desde los ministerios de Educación, los medios masivos de comunicación y la opinión pública. Algunos agoreros del “todo pasado fue mejor” la califican como un nivel en crisis, y suelen utilizar algunos datos duros –estadísticas educativas– para sustentar sus discursos. ¿Es cierto que la escuela secundaria “no puede más”? ¿Debemos volver a aquel pasado para pensar en la escuela secundaria actual?

En las líneas siguientes se hará un recorrido sobre los ejes de inclusión y calidad en la escuela secundaria, utilizando los datos estadísticos disponibles y realizando un recorrido histórico para acercarnos a posibles respuestas a estos interrogantes.

Suele repetirse en el discurso actual político y mediático “todo lo que falta” para cumplir con los objetivos que nos planteamos como país en 2006 con la sanción de la Ley de Educación Nacional (LEN) que hizo obligatorio el nivel secundario y le otorgó al Estado la responsabilidad indelegable de garantizar el derecho a la educación de todos los niños/as, adolescentes, jóvenes y adultos de nuestro país. Sin embargo, pocas veces se discute desde dónde partimos, cuál era nuestra línea de base en 2006 y qué recorrimos hasta el momento. Y este tipo de lecturas catastróficas, que paralizan o espantan, están muy alejadas de la realidad cuando podemos hacer un poco de historia y reflexionamos sobre el camino realizado. Las líneas siguientes buscan también poner en evidencia lo que el Estado, los docentes, los jóvenes y la sociedad en general han avanzado en los últimos años, que está muy lejos de los discursos del ex ministro de Educación y Deportes de la Nación, Esteban Bullrich, quien repetía un diagnóstico desesperanzador, definido en términos de “fraude educativo”, que nos coloca a todos los actores de la escuela secundaria en la paralización que provoca el “pánico”.

Por un lado, no hay dudas de que el cumplimiento de la obligatoriedad del nivel secundario es aún una deuda del Estado y un desafío de la sociedad argentina. Pero no podemos perder de vista que este desafío lo asumimos en diciembre de 2006 con la sanción de la LEN y que, por lo tanto, han pasado solo 10 años de aquel compromiso. Nuestro país demoró 90 años en cumplir con la Ley 1420 (de 1884) que establecía la obligatoriedad del nivel primario. Con esto no decimos que deben pasar 80 años más para lograr lo mismo en el nivel secundario, lo que expresamos es que no puede hacerse análisis sencillos a procesos que son complejos.

A diferencia de aquella época, hoy la sociedad tiene plena convicción de la necesidad de la escuela secundaria, demanda cada vez más y mejor educación obligatoria. Este elemento es definitivamente un factor importantísimo para que los objetivos planteados se cumplan cada vez con mayor rapidez. Otro elemento que motoriza el cumplimiento de la obligatoriedad radica en que, luego de varios años de trabajo con cada una de las jurisdicciones, hoy tenemos escuelas secundarias conformadas en todo el territorio del país. No olvidemos que con la sanción de la LEN debió realizarse un proceso de reconversión y modificación de la escuela –que implicó políticas de infraestructura, modificación de planes curriculares, etc.– para que el viejo tercer ciclo de la educación general básica y el polimodal de la anterior Ley Federal de Educación se constituyan en la escuela secundaria que hoy está en marcha. Y, por último, aún hoy tenemos el desafío de romper con la matriz fundacional de la escuela secundaria, aquella escuela elitista, para privilegiados, para pocos, y convertirla en una escuela de todos, con todos y para todos. Camino que se ha venido construyendo, como veremos más adelante, y que debe profundizarse.

El hecho de constituir una única escuela secundaria, a través de la unificación de las dos instituciones formadas por la normativa anterior, es un elemento estructural de posibilidad para reposicionar a la escuela secundaria que hoy necesitamos. En efecto, desde la sanción de la LEN, las escuelas secundarias completas pasaron de 5.100 a 11.000, con lo que vemos un incremento del 115%. Es decir, se duplicó la cantidad de escuelas secundarias completas mediante la unificación de los ciclos básicos (ex Tercer Ciclo de la EGB) y los ciclos orientados (ex Polimodal), reduciéndose entonces la cantidad de escuelas atomizadas. En 2015 –último dato disponible– sólo quedan 193 escuelas de ciclo orientado, 2.294 escuelas de ciclo básico –principalmente en el ámbito rural–, y las escuelas secundarias completas ascienden a 10.952 (elaboración propia sobre la base de los Relevamientos Anuales de Información educativa 2006 a 2015, Dirección Nacional de Estadística Educativa, Ministerio de Educación y Deportes de la Nación).

Además de esta recomposición estructural de la escuela secundaria, en los últimos años vemos un crecimiento exponencial en la cantidad de adolescentes y jóvenes que acceden a ella. Se incorporan desde 2006 hasta 2015 cerca de 500.000 estudiantes más a la escuela secundaria común, lo que implica un crecimiento de matrícula del 14%. Pero también se evidencia un aumento en la matrícula del nivel secundario de la modalidad de jóvenes y adultos, en un 40%. Por lo tanto, en 9 años se ha logrado la incorporación de más de 500.000 jóvenes a la escuela secundaria, además de los adultos que logran la finalización de sus estudios. Este crecimiento de matrícula secundaria también puede verse plasmado en las tasas de asistencia a la escuela de la población de 12 a 17 años: en 1960 asistía el 53% de la población; en 1980 lo hacía el 68%; en 1991 la asistencia ascendía a 76%; el 87% en el año 2001, y en 2010, el 89%, mientras que en 2014 asciende a 93 por ciento.

En síntesis, se han logrado fortalecer las condiciones estructurales de la escuela secundaria, no sólo a través de la unificación de los ciclos básicos y orientados constituyendo un único establecimiento educativo, sino también con la implementación de múltiples políticas de protección y ampliación de derechos: la Asignación Universal por Hijo o el Progresar, la implementación de los Planes de Mejora de la educación secundaria y las políticas de inclusión tecnológica a través del Programa Conectar-Igualdad, el programa nacional de formación docente, la distribución de libros, los programas socioeducativos, entre otras. Sin dudas, estas políticas impulsaron la escuela secundaria, la dotaron de recursos y colocaron a los sujetos en situaciones de igualdad, elemento primordial para la garantía de derechos y la educación pública de calidad.

Cuando se coloca el foco de análisis en los resultados de la escuela secundaria, suele utilizarse para su análisis la medida de egreso o medidas de rendimiento de los aprendizajes. Es cierto que “los resultados” siempre son una variable a mirar; sin embargo, no puede ser la única cuando lo que se busca es recorrer el camino hacia una escuela secundaria para todos y de calidad. No es posible hablar de “resultados exitosos” si estos son para pocos, por lo que ningún indicador de “resultado” debe leerse sin los indicadores de “acceso” que analizamos anteriormente. Dicho en otros términos, no podemos disociar la inclusión de la calidad.

El egreso del nivel secundario en la Argentina es aún una variable que debemos mejorar, aunque se ha avanzado a pasos agigantados. Cuando se dice “sólo la mitad de los jóvenes terminan el secundario”, se utiliza como medida la “tasa de egreso”. Este indicador estadístico mide la “trayectoria ideal” de los jóvenes –aquellos que empiezan el secundario en la educación común y logran terminarlo sin más de dos repeticiones en la misma educación común–. Es decir, no considera el millón de jóvenes y adultos que lograron su titulación a través del Plan de Finalización de Estudios (FINES) y la modalidad de adultos; tampoco tiene en cuenta el pasaje de estudiantes entre escuelas –común y de adultos– o bien entre los sectores estatal y privado. Sin embargo, incluso con todas estas salvedades, esta misma tasa de egreso era en 2005 de sólo el 36,1%. Con lo cual, tomando esta medida estadística, desde la sanción de la LEN se ha logrado un crecimiento de 10 puntos en la tasa de egreso. Pero además, si miramos la población con título secundario completo –independientemente del tipo de trayectoria educativa que realizó–, encontramos que en 2006 el 62% de la población de 18 a 29 años tenía secundaria completa y en 2013 ascendía a 65% (según elaboración del Instituto Marina Vilte de la Secretaría de Educación de CTERA, en base a los Censos Nacionales de Población y, para 2013, la Encuesta Permanente de Hogares, segundo cuatrimestre). Y en el segmento de población de 25 a 29 años, el 68% tiene secundario completo. Es decir, que 2 de cada 3 jóvenes completan el nivel secundario.

Entonces, si bien es cierto que aún debemos dar grandes pasos para alcanzar una secundaria de todos, con todos y para todos, no menos cierto es que se evidencian avances importantes para alcanzar el cumplimiento de la obligatoriedad de la escuela secundaria.

En la última década se desarrollaron diferentes marcos normativos en el seno del Consejo Federal de Educación (CFE) tendientes a garantizar la educación de calidad, colocando al Estado nacional, a los Estados provinciales, a los docentes y sus organizaciones sindicales como sus promotores activos y protagonistas. En esa línea, se ha valorado a la institución educativa como el ámbito productor de claves para afrontar una realidad compleja y en transformación permanente, como el lugar privilegiado para la inclusión social y la ampliación de derechos, y al docente como productor de conocimiento. Nos interesa desarrollar, a continuación, una experiencia que buscó promover estos procesos de reflexión y autoevaluación en las escuelas a través del Plan Nacional de Educación Obligatoria y Formación Docente –PNEOyFD– (Resolución 188/12, CFE) y el Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela” (Resolución 201/2013, CFE).
El PNEOyFD estipuló objetivos para todos: ampliar y mejorar las condiciones de acceso, permanencia y egreso de todos los jóvenes; fortalecer las trayectorias escolares generando mejores condiciones para la enseñanza y los aprendizajes, y fortalecer la gestión institucional ampliando las estrategias educativas para todos los adolescentes y jóvenes. Junto con ello, se implementaron los Planes de Mejora Jurisdiccionales e Institucionales (PMI) en los que se establecían objetivos específicos para alcanzar aquellas metas macro de la escuela secundaria. Para fortalecer el diseño e implementación de las acciones del PMI, desde el Ministerio de Educación de la Nación se propuso la elaboración de un índice para todas las escuelas de educación secundaria, llamado Índice de Mejora de la Educación Secundaria Argentina (IMESA).

Un “índice” es un indicador estadístico que sirve para recortar y sintetizar en un solo número realidades sociales que son multidimensionales y sumamente complejas. Esta información estadística resulta necesaria para objetivar la realidad, ponerla en valor y poder realizar un seguimiento a lo largo del tiempo, siempre que se mantengan los mismos mecanismos de cálculo y recolección.

Así, el IMESA se presentó como una herramienta de trabajo en el Programa “Nuestra Escuela”, como una apuesta a la inclusión con calidad, en tanto no se concibe una escuela de calidad que no garantice a todos el derecho a todo. El IMESA fue pensado en clave de derechos y de responsabilidades, para que cada escuela pueda mirarse a sí misma, reflexionar e indagarse respecto de su propia historia y contexto y, a partir de allí, planificar sus diversas estrategias en pos del cumplimiento de los objetivos planteados.
El IMESA, como punto de partida y herramienta de evaluación y seguimiento, sintetizaba la relación entre inclusión y calidad a través de sus tres componentes:

* La regularidad de la trayectoria: es deseable que los alumnos realicen su recorrido en la escuela evitando en lo posible repeticiones de año. En general, este aspecto de la trayectoria escolar se mide a través del Tiempo Mediopara completar el nivel. Idealmente, cuando los alumnos no repiten ningún año de estudio, este indicador es igual a la cantidad de años del nivel secundario, y es mayor si los estudiantes demoran más en completar el nivel.

* La finalización de los estudios: es necesario que todos los alumnos que inician el nivel lo completen. La conclusión de los estudios se refleja en la Tasa de Egreso del nivel. Si todos los alumnos logran culminar el nivel, la tasa asume el valor de 100. Su cálculo combina los valores de promoción, repitencia y abandono, e indica el porcentaje de alumnos que se inscriben en primer año y que completarán el nivel si la situación se mantiene constante –con los mismos niveles de promoción, repitencia y abandono–.

* Los resultados de evaluación de desempeño: además de aprobar cada año en el tiempo ideal –Tiempo Medio– y concluir sus estudios –Tasa de Egreso–, otro requisito es que todos se apropien de los conocimientos establecidos para el nivel y los manejen adecuadamente.

Es importante remarcar que un valor de IMESA similar puede indicar desafíos diferentes. Por ejemplo, si una escuela tiene alto rendimiento en las evaluaciones de aprendizaje y una trayectoria de sus alumnos cercana a la ideal, pero no se pudo sostener las trayectorias de los alumnos con mayores dificultades y, por lo tanto, la Tasa de Egreso es muy baja, el índice no llegará a sus valores máximos. Del mismo modo, si un establecimiento promueve a sus alumnos de un año al siguiente y los retiene hasta el egreso, pero los resultados en las pruebas de aprendizaje no son satisfactorios, también obtendría valores más bajos del índice. De este modo, si la primera escuela debía plantearse en su PMI estrategias de retención para que los jóvenes no abandonen la escuela, manteniendo a su vez altos desempeños en las pruebas de aprendizaje; la segunda escuela ejemplificada hubiera necesitado poner el foco en las estrategias de enseñanza, las formas de evaluación y el seguimiento de los contenidos curriculares que se trabajen cotidianamente.

Desde la perspectiva que considera que inclusión y calidad son conceptos intrínsecamente relacionados, indisociables, se combinaron estos indicadores para ponerlos a disposición de los docentes y directores, constructores de conocimiento y actores protagonistas de las acciones de mejora. Por ello, el IMESA fue comunicado y trabajado con los directores de cada escuela secundaria en jornadas específicas, para pensar sobre los desafíos actuales de la educación secundaria y como una primera instancia de reflexión sobre la propia realidad institucional. De este modo, nunca se concibió al IMESA para la constitución de rankings que estigmatizan y descalifican a algunas escuelas en oposición a otras, tampoco como mero instrumento de control. Se trató de una herramienta que, lejos de “señalar”, pretendía “orientar” la reflexión y el planeamiento de estrategias para la mejora, siempre partiendo del contexto real de cada escuela, de sus integrantes y sus modos de trabajo, favoreciendo la reflexión institucional en aras de mejorar las trayectorias educativas y garantizar las condiciones de acceso, permanencia y egreso de todos los jóvenes al nivel secundario.

En la actualidad estos caminos recorridos fueron borrados. El Programa “Nuestra Escuela” tiene hoy una nueva impronta, pensada más en términos instrumentales de enseñanza y de aprendizaje, y centrada en los resultados. Hoy el IMESA tampoco se coloca como herramienta que favorezca los procesos de autoevaluación institucional. De hecho, no se ha calculado el IMESA con los datos del nuevo operativo de evaluación de aprendizajes (APRENDER), y a cambio, se ha construido desde el Ministerio de Educación y Deportes de la Nación un índice que combina resultados de las pruebas APRENDER con indicadores de vulnerabilidad social que se calculan principalmente por el lugar donde está localizada la escuela. Se las llama “escuelas faro”. Un “faro” se coloca para advertir a los navegantes que por allí circulen. Con ello, lejos de ser un instrumento para “orientar” la reflexión en las escuelas, está siendo utilizado para “señalar”. Y no se trata solamente de una cuestión semántica de “índice de mejora” a “escuelas faro”; se trata de la actual negación del docente como sujeto constructor del saber pedagógico institucional, y de las escuelas y las organizaciones sindicales como los ámbitos para realizarlo colectivamente. Se trata de una negación de los espacios colectivos, negación de encuadres político-educativos y pedagógico-didácticos que puedan interpelar las prácticas, recuperando logros y asumiendo desafíos.

 

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¿Estamos preparados para la #GeneraciónZ? Un monográfico sobre los nativos digitales

Europa/España/periodismociudadano

Altruistas, políticamente sensibilizados con el aumento de las desigualdades o el cambio climático, sobrecualificados, hiperconectados, inconformistas. Estas son algunas de las características que definen a la Generación Z,  y que están perfilando cambios sustanciales en el actual panorama sociotecnológico.

Tras el acto de presentación del número 114 de la revista de la Juventud, titulado: Los auténticos nativos digitales: ¿Estamos preparados para la #GeneraciónZ?, ya puedes descargarte este monográfico gratis, en PDF, aquí, a través de la web del Injuve.

Óscar Espiritusanto, coordinador de este monográfico y autor de uno de los capítulos centrado en la creación de contenidos por parte de los usuarios, destacaba la necesidad de no quedarse únicamente en la terminología y profundizar en los cambios que definen a esta nueva generación. Llamémosles Generación Z o Centennials, o JóveneZ, lo importante es prepararnos para los cambios sociales, políticos o económicos que estos jóvenes, nacidos a finales de los noventa están ya introduciendo en nuestra forma de comprender el mundo.

En este acto de presentación hemos podido asomarnos a la radiografía de unos jóvenes que han pasado del anonimato a convertirse en una de las generaciones más observadas y analizadas de todos los tiempos. Los Z se preocupan por cuestiones civicopolíticas, si bien sus intereses políticos no coinciden con el de los políticos. Además, se han hecho más ortodoxos, más formalmente correctos, más proactivos frente a lo comunitario, más implicados en lo común, y mucho más preocupados por el orden y la seguridad.

Javier Dorado, (@JaviDorado), director del Injuve, señalaba como muchas de estas características están relacionadas con dos acontecimientos fundamentales como son los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la crisis que siguió al colpaso de Lehman Brothers de 2007. Este contexto sociopolítico ha influído en esta generación a la hora de entender nuevas formas vinculadas a la economía del compartir, generándo fórmulas como la economía colaborativa. Sus decisiones afectan a los mercados, al ecosistema digital, a los medios de comunicación a través de una generación muy activa, implicada como consumidor/productor de contenido.

Mario Garcés, (@MarioGarcesSan), secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, destacaba en este acto que:

en manos de la Generación Z está el hacer frente a uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad y que es modificar la estructura de nuestra envejecida pirámide poblacional, cuya presión demográfica afecta sobre todo a la distribución por edades.

Estos jóvenes se distinguen marcados por unos claros rasgos de diferenciación, lo que llamamos las 5 íes y las 5 ces: Influencia y Conexión; Inmediatez y Cortoplacismo; Innovación y Creatividad; Irreverencia y Contraste; Inquietud y Cambio, y una C con mayúsculas, la de Compartir.

Si te interesa saber más sobre el tema puedes descargarte este monográfico gratis, en PDF, aquí, a través de la web del Injuve. También puedes descargarte los capítulos de cada autor.

En este trabajo han participado:

1.-Antonio Fumero, (@amfumero ), Ingeniero de Telecomunicación, (@amfumero ). Autor del capítulo: “JóveneZ”.

2.-Raul Magallón, (@raulmagallon), periodista y profesor de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. Autor del capítulo: “El ADN de la Generación Z. Entre la economia colaborativa y la economía disruptiva”.

3.-Marc Parés, (@Marc_Pares) y Joan Subirats, (@subirats9), en el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas y la Universidad Autónoma de Barcelona. Autores del capítulo: “Muy jóvenes, jóvenes y menos jóvenes. El lío de la juventud y la política“.

4.-Inma Aguilar, (@immaaguilar), periodista y Asesora de comunicación política y electoral. Autora del capítulo: “El futuro de la comunicación política: emociones y Generación Z“.

5.- Isabel Lara. Vicepresidenta de Atrevia, (@Atrevia) e Iñaki Ortega. (@InakiOrtega), Director de Deusto Business School. Autores del capítulo: “Los consumidores de la Generación Z impulsan la transformación digital de las empresas“.

6.- Yolanda Rueda, (@ciberyolanda), emprendedora social y actual presidenta de la Fundación Cibervoluntarios. Autora del capítulo: “Hacia un voluntariado abierto, innovador y conectado”.

7.- Pepe Cerezo, (@PepeCerezo ), director de Evoca Media y experto en estrategia y transformación digital. Autor del capítulo: “La Generación Z y la información”.

8.-Óscar Espiritusanto, periodista y profesor de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid.  Autor del capítulo: “Generación Z: Móviles, redes y contenido generado por el usuario “.

9.- Yolanda Quintana. (@y_quintana), Periodista e investigadora UCM, autora de “Ciberactivismo: las nuevas revolu-
ciones de las multitudes conectadas” y “Ciberguerra. Autor del capítulo: “Generación Z: vuelve la preocupación por la transparencia online“.

10.-Paloma Llaneza, (, Abogado y socio de Razona LegalTech. Autora del capítulo: “La Generación Z: incógnitos y privados”.

11.- Sebastián G.Mouret. (@sebasgmouret), estudiante de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. Autor del capítulo: “La Generación Z desde la generación Z”.

Imagen PortadaYacine Petitpretz en Flilckr bajo licencia CC

Fuente: http://www.periodismociudadano.com/2017/07/27/descargate-gratis-lo-nuevo-sobre-la-generacion-z-los-autenticos-nativos-digitales/

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Iniciativa MELQO para mejorar la calidad y el rendimiento del aprendizaje de la primera infancia en conjunto con la UNESCO,el UNICEF, el BM y la Brookings Institution

 Paris, 29 dejulio de 2017. Fuente: UNESCO.

Fundado en 2014, la Iniciativa Medición de la Calidad y de los Resultados del Aprendizaje Preescolar (MELQO, por sus siglas en inglés) tiene como objetivo dar solución a la necesidad de disponer de una medida internacional basada en la demografía, que pueda aplicarse al contexto de los países de ingresos débiles y medianos. La iniciativa MELQO está dirigida conjuntamente por la UNESCO, el UNICEF, el Banco Mundial y la Brookings Institution.

https://gemreportunesco.wordpress.com/2016/10/24/target-4-2-what-is-at-stake-for-monitoring-progress-on-early-childhood-education/La meta del ODS relativa a la educación, la protección y el desarrollo de la primera infancia (meta 4.2) reitera la importancia del desarrollo y del aprendizaje de la primera infancia en aras de su futuro rendimiento escolar, salud y bienestar. Asimismo, constituye un cambio muy importante en la manera de medir el desarrollo de los niños, pues hasta fechas recientes se hacía énfasis sobre todo en los aspectos relacionados con la salud. Hacer hincapié en la primera infancia mediante el programa del ODS 4 constituye un llamamiento a acrecentar los esfuerzos en materia de medición del desarrollo y del aprendizaje de la primera infancia, y a mejorar las fuentes que proporcionan los datos.

Mediante un proceso de consulta de expertos de la primera infancia y de especialistas en evaluaciones de los logros iniciales, la plataforma MELQO ha utilizado las medidas ya existentes en el aprendizaje preescolar para elaborar herramientas de medición a escala internacional integradas tanto por el desarrollo y aprendizaje de la primera infancia (MODEL) como por la calidad de los entornos de aprendizaje (MELE). Dichas herramientas forman parte de un proceso iterativo de pruebas en el terreno en diferentes contextos.

El informe MELQO que acaba de ser publicado describe el enfoque metodológico utilizado y el proceso de concertación que dieron como resultado el desarrollo de los módulos MELQO. También documenta las diferentes fases del proceso de adaptación y evalúa la pertinencia de los resultados de la evaluación según la evolución de las políticas.

En relación con la iniciativa MELQO, los esfuerzos de la UNESCO encaminados en mejorar la calidad y los resultados del aprendizaje preescolar incluyen un taller técnico en el plano regional sobre la medición del aprendizaje de la primeria infancia en África subsahariana que tuvo lugar el año pasado.

Dicho taller movilizó a diversos socios de la sociedad civil, expertos, profesionales y representantes gubernamentales quienes expresaron la necesidad de un compromiso político reforzado y de inversiones en el sector educativo y de protección a la primera infancia.

La UNESCO debe organizar durante el otoño de 2017 un taller regional de reforzamiento de capacidades sobre medición del aprendizaje, en el marco del subgrupo Enseñanza y Aprendizaje: red de docentes para la transformación (TALENT), que forma parte del Grupo de Coordinación Regional sobre ODS 4 de la Agenda 2030 de Educación para África Occidental y Central.

 Consultar las informaciones sobre Educación 2030 Data: Indicador 4.2.2http://uis.unesco.org/en/news/meet-education-2030-data-indicator-4-2-2

http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/advancing_early_learning_quality_and_outcomes/

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Reseña: La educación, función civilizadora

Por Luis Maldonado Venegas*

José Vasconcelos, primer titular de la SEP, fue el gran democratizador de la instrucción

Ciertamente, hubo cierta disparidad de fechas en torno de la creación institucional de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en 1921:

Se constituyó el 25 de julio de ese año, por decreto del presidente Álvaro Obregón, aunque el documento se publicó en el Diario Oficial de la Federación casi nueve semanas después, el 3 de octubre de 1921. En los días que corren, una de las más nobles de nuestras instituciones cumpliría 96 años al servicio de la nación.

En su edición del jueves 13 de octubre de 1921, Excélsior dio cuenta de la toma de protesta (el día anterior) de José Vasconcelos Calderón como primer titular de la SEP, con un escueto pie de foto informativo, a una columna en interiores, y una cabeza sobria también: “Prestó la protesta de ley el Secretario de I. (Instrucción) Pública”. El texto del pie daba cuenta, asimismo, de la designación como subsecretario del maestro guerrerense Francisco Figueroa Mata, exgobernador provisional de su estado natal en 1911 y diputado en el Congreso Constituyente de 1916-1917.

Ambos nombramientos los hizo el Gral. Álvaro Obregón, entonces Presidente de la República.

En ese año, en 1921, había en el país 25 mil 312 maestros de enseñanza primaria; 35 escuelas preparatorias, 12 colegios de abogados, siete de médicos alópatas, una escuela de médicos homeópatas, cuatro de profesores de obstetricia, una de dentistas, seis de ingenieros, cinco de farmacéuticos, 36 de profesores normalistas, tres de enfermeras, dos de notarios, diez de bellas artes y siete de clérigos, de acuerdo con datos consignados en la historia oficial de la SEP.

El desafío que planteaba la época es que buena parte de la enseñanza en todos los niveles se concentraba en la capital de la República. Era necesario democratizarla. Baste señalar que en 1919 en la Ciudad de México estaban abiertas solamente 48 de las 344 escuelas existentes en 1917, según la misma fuente.

Para cumplir con esa democratización, y con los postulados del Artículo 3° Constitucional, no era suficiente declarar la educación gratuita, laica y obligatoria; se necesitaban, además, medidas para hacerla federal.

Un mexicano excepcional hizo buena parte del trabajo organizador: José Vasconcelos Calderón, abogado, pensador, escritor y educador oaxaqueño. Vale decir que este compatriota ilustre ya había sido, en dos ocasiones, titular del Departamento de Instrucción Pública y Bellas Artes, que convirtió en Universidad Nacional a la que legó su lema emblemático: “Por mi raza hablará el espíritu”, y de la que fue su primer rector. Para 1921, Vasconcelos ya merecía el sobrenombre de El maestro de la juventud de América.

No sorprendió, pues, que la exposición de motivos del decreto de Obregón para crear la SEP la escribiera José Vasconcelos. El 28 de febrero de 1921 se discutió el proyecto en el pleno y se aprobó al día siguiente con 142 votos en favor y dos en contra. Tampoco fue sorpresa que Obregón nombrara a José Vasconcelos primer secretario de Educación Pública de México.

Así, el 25 de julio de 1921 apareció el decreto de la creación de la SEP. En él quedó previsto que iniciaría sus funciones hasta que contara con presupuesto, lo que ocurrió una semana después.

Es vastísima la obra literaria, cultural e intelectual de José Vasconcelos. Por hoy, es imprescindible recordar que, en medio de la turbulencia de su vida (inclusive fue candidato presidencial), tuvo la claridad diáfana de aportar talento y previsión al futuro de millones de jóvenes mexicanos, con el establecimiento de una institución federal cuyas “funciones civilizadoras” —escribió— llegarán “no sólo a una porción privilegiada del territorio, no sólo al Distrito Federal, sino a toda la República, necesitada, de un extremo a otro, de la acción del poder público y de la luz de las ideas modernas”.

Honor para el discípulo de Justo Sierra, creador de El Ateneo de la Juventud, impulsor de la cultura, apóstol de la educación rural y constructor de la conciencia hispanoamericana.

*Presidente de la Academia Nacional de Historia y Geografía de la UNAM

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¿John or Jenniffer? Sexismo en la ciencia

Reseña del artículo “Science faculty’s subtle gender biases favor male students.”

Reseña de Paula Bergero
¿Existe en los miembros de las instituciones de ciencia un sesgo en contra de las estudiantes mujeres?

Un grupo interdisciplinar de la Yale University, integrado por  Corinne Moss-Racusin, John Dovidio, Victoria Brescoll, Mark Graham y Jo Handelsman, publicaron en PNAS en el año 2012 un artículo de investigación realizado con el objetivo de relevar de modo experimental si existe en los miembros de las instituciones de ciencia un sesgo en contra de las estudiantes mujeres, que pudiera ser un factor contribuyente a la disparidad de género reconocida en el mundo académico. (1)

Para esto, los investigadores de los Departamentos de Biología, Psicología, Psiquiatría y la Escuela de Management de Yale, seleccionaron 127 personas de los Departamentos de Química, Biología y Física de 6 grandes universidades de Estados Unidos (3 públicas y 3 privadas, distantes geográficamente y con tradición en investigación). La selección fue realizada con el cuidado de que resultara una población representativa y generalizable (Los detalles de los estudios previos y los criterios de selección están en el Material suplementario del trabajo, bajo el título Materials and Methods: Subjects and Recruitment Strategy). A estos participantes se los convocó como evaluadores para considerar la postulación de un estudiante avanzado a un puesto en un dado laboratorio (digamos, extrapolando a nuestro ámbito, como si evaluaran un candidato para una beca doctoral). Los evaluadores creían que estaban evaluando un candidato real y además que participar de la evaluación los proveía de un antecedente para su propio CV. Los antecedentes de los candidatos ficticios fueron preparados por los investigadores en colaboración con un panel de investigadores con gran experiencia en la evaluación de recursos humanos y en la contratación de personal, con éxito tal que ninguno de los evaluadores del experimento manifestaron sospechas de que no se tratara de personas reales. Toda la información de los antecedentes generados fue mantenida constante, de modo de garantizar que cualquier diferencia en la calificación se debiera exclusivamente al género del postulante. Incluso los nombres asignados a los candidatos fueron previamente testeados para ser equivalentes en agrado, e igualmente reconocibles.

Así, los antecedentes de 63 Johns y 64 Jenniffers fueron aleatoriamente asignados (sólo uno por persona) a los evaluadores.   Cada evaluador tuvo que calificar la competencia del postulante, analizar su contratabilidad («hireability»), seleccionar un sueldo anual inicial y especificar el potencial para dirigir a alguien que podría ofrecer el candidato («career mentoring»).

Las conclusiones no son del todo inesperadas, pero aún así, no dejan de sorprender.  Los aplicantes hombres fueron calificados como significativamente más competentes y contratables que su (idéntica) versión femenina. Y se les concedió además más potencial de dirección («willigness to mentor»)

Otro resultado interesante del estudio es que el género de los evaluadores no afectó sus respuestas sobre el postulante: los hombres y mujeres que evaluaron los antecedentes mostraron el mismo sesgo contra Jenniffer (tabla 1). El estudio informa que los miembros evaluadores no exhibieron ninguna hostilidad ni desagrado explícito hacia las mujeres. La existencia de idéntico sesgo en hombres y mujeres en su rol de evaluadores tampoco sorprende, pero ayuda a entender por qué falla la concepción habitual de que la mera presencia de mujeres en los espacios de evaluación garantiza un adecuado equilibrio de género en el resultado final. El estudio reporta además que el campo disciplinar de los evaluadores, su edad y su posición en la universidad tampoco tuvieron efecto en las respuestas sobre el postulante, es decir, el sesgo a favor de los hombres no parece estar limitado a un subgrupo demográfico particular. ¿Qué interpretan los investigadores sobre este hecho? Que el sesgo parece no ser intencional y estaría originado por los estereotipos culturales predominantes más que por una intención consciente de perjudicar a las mujeres.

El sutil sesgo a favor de los hombres que informa el título del artículo ocasionó que en las 6 universidades de USA que participaron del estudio, la hipotética Jenniffer fue menos contratada, con motivo de haber sido percibida como menos competente que su gemelo académico John. Pero ese no fue todo su infortunio: cuando la contrataron, le pagaron del orden de 12% menos

En la tabla 1 los autores presentan los resultados de las evaluaciones en los 4 ítems (competencia, contratabilidad, mentoring y salario), discriminados por género del postulante y del evaluador. Excepto el salario, cada ítem tiene un rango de escala de 1 a 7 puntos. Resulta interesante observar que aún dentro de un mismo grupo (por ejemplo mujeres evaluando a John) existe una SD de alrededor de 1 punto en las puntuaciones otorgadas.

El trabajo de Moss-Racusin y colaboradores es más extenso y complejo que lo que se plasma en esta  breve reseña. La discusión y conclusiones del trabajo merecen una lectura completa; elegimos resaltar aquí un aspecto central: los resultados destacan la importancia de establecer criterios de evaluación y admisión de estudiantes que sean objetivos, transparentes y que los resguarden de la tendencia (no intencional) de usar diferentes estándares para hombres y mujeres.

El trabajo sugiere nuevas preguntas y cuestionamientos. Por ejemplo, la dispersión en las evaluaciones estimada en 1 punto pone en discusión la existencia del criterio objetivo y único de evaluación, basado exclusivamente en méritos académicos, tan frecuentemente esgrimido en nuestro ámbito.

La necesidad que plantean los autores de nuevos mecanismos de evaluación nos da pie para agregar, de modo más general, que si realmente se desea fomentar la presencia de la mujer y la niña en la ciencia, y garantizar la igualdad de oportunidades, entonces es necesario que la comunidad académica se ocupe activamente mediante políticas y recomendaciones concretas, provenientes de una adecuada mirada de género, que permitan irrumpir en la lógica dominante con soluciones creativas.

Paula Jenniffer Bergero

Investigadora Asistente CONICET

INIFTA – UNLP

Fuente: http://www.exactas.unlp.edu.ar/articulo/2017/4/13/john_or_jenniffer__2

Imagen tomada de: http://2.bp.blogspot.com/-dDmok78hr8Y/U5-tFNqWLtI/AAAAAAAAAI4/dJTtKJ4KLWo/s1600/STEM.jpg

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UNESCO: Reducir la pobreza mediante la educación

24/06/2017. Fuente: La Jornada Maya. Autor: UNESCO

«La tasa de pobreza mundial podría reducirse a la mitad si todos los adultos terminaran sus estudios de nivel de secundaria», aseguró este miércoles la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Advirtió que «nuevos datos muestran que prácticamente no ha habido progreso alguno en la reducción de las tasas de las personas no escolarizadas en los años recientes», de acuerdo con el Instituto de Estadística de la organización.

El equipo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo de la Unesco publicó el documento Reducir la pobreza mundial a través de la educación primaria y secundaria universal, que demuestra la importancia de reconocer que la educación es clave para acabar con la pobreza en todas las latitudes, señaló la agencia de las Naciones Unidas en un reporte enviado a La Jornada.

El análisis basado en los efectos promedio de la educación sobre el crecimiento y la reducción de la pobreza en los países en desarrollo de 1965 a 2010, muestra que “cerca de 60 millones de personas podrían escapar de la pobreza si todos los adultos tuvieran tan sólo dos años más de escolaridad.

«Si todos los adultos terminarán la educación secundaria, 420 millones de personas podrían salir de la pobreza, al reducir el número total de personas pobres en más de 50 por ciento a escala mundial y en casi dos tercios en África subsahariana y Asia Meridional», afirma el documento.

Pero a pesar del potencial de la educación para reducir la desigualdad, los nuevos datos del Instituto de Estadística de la Unesco (IEU) revelan que a escala mundial, a 9 por ciento de todos los niños en edad de cursar la primaria todavía se les niega el derecho a la educación, con tasas que alcanzan 16 y hasta 37 por ciento para los jóvenes en edad de acudir a la secundaria inferior y superior, respectivamente, y que en total, 264 millones de niños, adolescentes y jóvenes no asistieron a la escuela en 2015.

África subsahariana es la región con las tasas más elevadas de personas no escolarizadas en todos los grupos etarios. Cincuenta y siete por ciento de los jóvenes de entre 15 y 17 años; 36 por ciento de los adolescentes de entre 12 y 14 años, y 21 por ciento de los niños de entre seis y 11 años no asisten a la escuela, refiere la Unesco.

Etiopía, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán y Sudán son los países que albergan a más de un tercio de los niños que no asisten a la primaria.

«De persistir las tendencias actuales, de los 61 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria que actualmente no lo hacen, 17 millones nunca acudirán a un aula», alertó.

Esto afectaría a uno de cada tres niños no escolarizados en África subsahariana, Asia occidental y África septentrional, y a más de uno de cada cuatro menores en Asia central y Asia meridional.

Las niñas de países pobres aún enfrentan obstáculos para educarse, de acuerdo con datos del IEU. En países de bajos ingresos, más de 11 millones de niñas de edad escolar primaria están fuera de la escuela, en comparación con casi 9 millones de niños. Aunque las niñas que logran comenzar tienden a completar el ciclo primario y continuar en el nivel de secundaria.

Para maximizar sus beneficios y reducir desigualdad de ingresos, la educación debe alcanzar a los más pobres, pero el informe muestra que en los países de ingresos bajos, es ocho veces más probable que los niños de las familias más pobres (menos de 20 por ciento), estén fuera de la escuela, que los niños más ricos (más de 20 por ciento). También que es nueve veces más probable que los niños en edad escolar primaria y secundaria en los países más pobres, estén fuera de la escuela, que sus pares en los países más ricos.

El documento hace hincapié no sólo en mejorar la educación, sino en reducir los costos directos e indirectos de la educación para las familias.

Más información

En otro informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos publicado este miércoles, el organismo afirma que colocar guardería y educación prescolar bajo una misma autoridad y disponer de programas coordinados a partir de un año de edad mejoran la calidad de la enseñanza y puede ayudar a reducir desigualdades.

Fuente noticia: https://www.lajornadamaya.mx/2017-06-22/Reducir-pobreza-mediante-la-educacion

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