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Banco Mundial: Panorama general de la educación

Fuente Banco Mundial / 9 de junio de 2016

La educación es un factor fundamental que impulsa el desarrollo, además de ser uno de los instrumentos más eficaces para reducir la pobreza y mejorar la salud, así como para lograr la igualdad de género, la paz y la estabilidad. Si bien se han registrado avances notables durante la última década (muchos más niños asisten a la escuela y el acceso a la educación de las niñas ha mejorado marcadamente), todavía 124 millones de niños y niñas no asisten a la escuela primaria y secundaria básica (i) y 250 millones no saben leer ni escribir, aunque muchos de ellos sí han ido a la escuela.

La educación entrega beneficios considerables y sistemáticos en materia de ingresos y contrarresta el aumento de la desigualdad, pero este potencial a menudo no se aprovecha debido a niveles de aprendizaje alarmantemente bajos. Entregar a todos los niños y las niñas una educación de calidad que les ayude a adquirir habilidades necesarias en el mundo del trabajo es clave para poner fin a la pobreza antes de fines de 2030.

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La estafa de los Cereales: ¿qué hay realmente en el desayuno de nuestros niños?

08 junio 2016/ Fuente : Ecoportal

Por Ecoportal.- “Cuando pensamos en el desayuno de los niños y nos influye el marketing, lo asociamos de inmediato a la presencia de cereales, un producto que nos han vendido como “sanísimo”, pero que si miramos sus componentes no siempre resulta así.”

¿Sabemos qué comemos?

Es importante saber qué se esconde exactamente detrás de los componentes de los cereales que les damos a nuestros hijos y los que muchos de nosotros consumimos asiduamente en el desayuno, creyendo erróneamente a veces, que estamos tomando una comida saludable.

Estos son los componentes que debemos cerciorarnos que no estén presentes en los cereales que compramos, por más naturales que nos digan que son. Debemos tomarnos un momento y revisar las etiquetas para saber qué estamos consumiendo.

Muchos cereales tienen un alto contenido de azúcares (de hecho los “inflan” con esta sustancia) y en general cuando en las etiquetas dice “azúcares” el de maíz o fructosa está casi siempre presente. Pero lo que no aclaran es el origen de estos endulzantes ni que muchos de ellos están hechos con maíz  transgénico u OMG; así que a menos que se especifique lo contrario, no hay más remedio que dudar.

Aceites hidrogenados

Este tipo de aceites contienen grasas trans, que están relacionadas con el cáncer, las enfermedades del corazón y los problemas inmunológicos. Los aceites hidrogenados están llenos de grasas saturadas.

Además, algunas empresas etiquetan simplemente «aceites hidrogenados», por lo que no se puede estar seguro de si hay grasas trans en el producto y en general si hay menos de 0.5 gramos de grasas trans por porción, las empresas pueden escribir «0 gramos de grasas trans».

BHA

Este aditivo se ha relacionado con el cáncer en algunos estudios. Los Institutos Nacionales y los Programas Nacionales de Toxicología de la Salud de EEUU han llegado a la conclusión de que «es razonable predecir que el BHA es un carcinógeno humano».

Lecitina de soja

En general es un derivado de la soja transgénica y de acuerdo con el Instituto Cornucopia este aditivo a menudo contiene toxinas. El procesamiento de la lecitina de soja muchas veces implica el uso de hexano del que es posible que queden trazas o residuos y es un elemento que está registrado por la OMS como un carcinógeno potencial y neurotóxico.

Achiote

Este saborizante natural está resultando bastante polémico ya que la WebMD alerta de que puede afectar los niveles de azúcar en la sangre, por lo que no debería ser consumido por personas con diabetes y menos aun si son niños. También se lo ha relacionado con las alergias, la intolerancia, los dolores de cabeza y la irritabilidad.

Procesamiento

La mayoría de los cereales se fabrican utilizando un proceso llamado “de extrusión” que expone a los granos a altos niveles de calor y presión, lo que cambia la naturaleza química de los mismo, convirtiéndolos en alimentos procesados y destruyendo la mayor parte de los nutrientes naturales de los granos. Por esta razón, muchos cereales se fortifican con vitaminas y minerales, aunque la extrusión puede destruir los nutrientes añadidos también.

Alimentos fortificados

Algunos fabricantes de cereales tratan de encubrir su alto contenido de azúcar con la fortificación, es decir la adición de nuevos nutrientes después de hechos, ya que la extrusión puede eliminar estos agregados también.

Otro de los problemas con los alimentos enriquecidos es que algunos pueden contener demasiados nutrientes y acabar siendo tóxicos. Un Grupo de Trabajo Ambiental hizo un estudio de los principales cereales infantiles y encontró que en una porción normal el contenido de cinc, niacina y Vitamina A era mucho mayor que la DDR (dosis diaria recomendada) para un niño.

Colorantes

Muchos cereales utilizan colorantes artificiales de los que a veces solo mencionan una cantidad de números y letras que en realidad es la codificación del mismo, pero en la etiqueta en realidad no dan información fiable de qué es lo que realmente están poniéndole al desayuno de nuestros hijos.

Saborizantes

Con los saborizantes pasa igual que con los colorantes o los aromatizantes (éstos últimos también pueden contener ftalatos y las empresas no están obligadas a mencionar este “detalle” en las etiquetas), solo se pone un código, pero no sabemos los componentes ni el grado de toxicidad que éstos puedan tener.

Una reflexión final

No hay dudas que el desayuno es la comida principal y que debe ser sano, abundante y nutritivo, pero ¿tiene que tener cereales de coloridas cajas y prestigio televisivo? Un desayuno de frutas de temporada, pan integral, mermeladas naturales, jamón o embutidos ecológicos y/o verduras orgánicas, puede contener todos los nutrientes necesarios y ninguno de los elementos que mencionamos antes.

Debemos comenzar a ser conscientes de que no todo lo que sale en la TV es sano porque sus anunciantes lo digan y que como consumidores y compradores tenemos derecho a decidir qué es lo que comemos y qué no. Al fin y al cabo somos nosotros los que pagamos lo que llevamos a nuestra mesa, elijámoslo bien.Ecoportal.net

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Why we must move away from an industrial model of schooling that just grades and sorts students

Fuente TES / 9 mde junio de 2016

An education system focuses on the average is flawed and leaves many unsupported, says former schools minister Jim Knight

Reflecting on a great week in Australia, I detect a new education debate opening up to replace the false dichotomy between knowledge and skills. Across three continents I hear more thought leaders arguing that we should now focus on individualised education rather than standardised schooling.

I spent almost a whole day at the University of Melbourne’s Graduate School of Education. This is the home of Professor John Hattie, and I was the guest of the distinguished dean, Professor Field Rickards. Both were fresh from collaborating on a new series for the Australian Broadcasting Corporation called Revolution School. This is set in a school that has moved from the bottom 10 per cent to the top 10 per cent. It is authentic but hopeful. It shows off the university’s clinical approach to education, with evidence of impact on individual learners rather than a class average.

Professor Field impressed on me that producing impact for every learner demonstrates the complexity and challenge of teaching. It shows the need for professionalism, accepting that every teacher has different strengths and weaknesses and that collaboration is crucial in tackling different effectiveness.

A long way from ‘factory schooling

This approach, based on evidence of individual impact, is a long way from the «factory schooling» promoted in TES by Jonathan Simons (article free to subscribers).

His advocacy of a system that raises standards for the average is logical but flawed, especially in the light of an insightful book I read last week on my travels: The End of Average by Todd Rose. It made me much more hopeful that the approaches of Dame Alison Peacock or the Dalton system, also featured in last week’s TES, are more likely to be enduring.

Todd Rose is the director of the Mind, Brain, and Education programme at the Harvard Graduate School of Education, where he also leads the Laboratory for the Science of the Individual. His book starts by demonstrating that designing for the average person can fail because no one is completely average – we are all unique. Testing, ranking and grading is common to factories, and is convenient for sorting people at a cost to individual talent.

The labour market of the post-industrial world is changing. Technology and globalisation will remove the need for many lower- and medium-skilled jobs and makes the waste of talent in schooling for the average unsustainable. Without factories to utilise the work of those that are failed by factory schooling, how are those people supported? What is more, the attempts to rank people based on qualification, or things like IQ tests, are being abandoned by some employers.

Google, Deloitte and Microsoft have all dropped single-score employee evaluation systems. The correlation between performance in work and grade point average just wasn’t there. Employers are now looking for a more complete picture of candidates, which the data can now start to offer.

Individual focus

The consequences for education are significant if employers stop sifting on the basis of grades or going to the «right» university. The opportunity is for education to focus entirely on helping individuals to develop relative to their own performance rather than their peers. In his report The Problem Solvers, Charles Leadbeater argues that this requires education being more dynamic. This is a «combination of cognitive and non-cognitive skills, hard and soft, explicit and tacit, academic knowledge and entrepreneurial ambition». This in turn will require assessment to «go beyond testing routine recall of facts to test higher-order thinking, problem-solving and creativity; and will deliver qualitative descriptions and expert judgments of how well a student performs, as well as test results and grades».

I also met another Harvard professor while I was in Melbourne. Professor Richard Elmore argued for similar change but warned that there were plenty of vested interests that would try to shout it down. A move from industrial schooling of grading and sorting people is very threatening to some. But I see no alternative as the world changes around us. The challenge is to take measured steps in the right direction of individualised education while we wait for policymakers to catch up.

Jim Knight is chief education adviser to TES’ parent company, TES Global, and a former Labour schools minister. He tweets as @jimpknight

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A poor quality education is almost like no education

Fuente: globalpartnership.org / 9 de junio de 2016

Once children are in school, the next challenge is to ensure that they are learning to read, write and count, and acquire the skills they will need to become productive members of society.

Since 2000 significant gains have been achieved in access to primary education globally, however, the quality of learning remains a major challenge.

According to UNESCO, an estimated 250 million children either don’t make it to grade 4 or reach grade 4 without basic skills in reading, writing and math.

Factors such as poverty and extreme inequality put children at greater risk of not learning the basics. Living in rural areas or in remote parts of a country also reinforces disadvantages.

Schools in remote areas frequently lack trained teachers, and instructional materials are inadequate and often in short supply. These factors make it difficult for children and youth from marginalized groups to develop strong foundational skills in reading, writing and numeracy.

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UCU report: ‘academics work two days a week unpaid’

Fuente Times Higher Education / 9 de junio de 2016

The average academic is working unpaid for the equivalent of two days every week, says a new study on the growth of “unreasonable, unsafe and excessive” workloads.

Academic staff work an average of 50.9 hours per week, according to the latest University and College Union workload survey, Workload is an Education Issue. The study is based on responses from about 12,100 university staff, most of whom work full time.

This means that academics work on average 13.4 hours – almost two days – more than the normal 37.5 hour working week, and work in excess of the 48 hour maximum recommended by the European Working Time Directive.

Senior academic staff work even longer hours on average, says the report, which was published at the UCU’s congress, held in Liverpool from 1 to 3 June.

UCU congress: UCU reps ‘need protected characteristic’ to attend equality event
UCU congress: Prevent: v-cs ‘under pressure’ to stay silent

Professors work 56.1 hours on average and principal research fellows 55.7 hours, although there is also a culture of long hours, often unpaid, among many early career academics, says the report.

One in six academics aged 25 or under work 100 or more hours each week when part-time appointments are adjusted to their full-time equivalent, it adds.

The vast majority of staff (83 per cent) also say that the pace or intensity of workload has increased over the past three years, with only 14 per cent reporting that their workload is not heavier.

Adam Price, professor in the University of Aberdeen’s Institute of Biological and Environmental Sciences, told congress that the UCU’s findings were borne out by studies of official timesheet data at his university compiled by the local branch.

“I work 55 hours a week and began to think ‘this is not normal’, but it is normal,” said Professor Price.

Other delegates said that the introduction of new technology has increased their workload as they are now expected to put together packages of online materials for students in addition to their existing duties.

Ron Mendel, senior lecturer in sociology at the University of Northampton, said the extra work generated by this type of technologically enhanced teaching has a “deleterious effect on workload, professional well-being and [staff’s] professional lives”.

According to the workload survey, some 13 per cent – about one in eight respondents – feel they work “unreasonable, unsafe and excessive hours”, while 29 per cent say their workload is “unmanageable” all or most of the time. Two-thirds (66 per cent) say it is unmanageable at least half the time.

On the activities that now consume much more of their time than three years ago, teaching and research staff most often cite departmental administration (51 per cent), while student-related administration is mentioned by 45 per cent and departmental meetings by 31 per cent.

Some 28 per cent of academics say their marking load has increased significantly, while 26 per cent say they carry out much more pastoral care for students than in 2013.

The long hours culture is far less prevalent among professional and support staff, although the average 42.4 hour working week reported indicates these employees also undertake significant amounts of unpaid overtime, the report suggests.

jack.grove@tesglobal.com

Enlace original:  https://www.timeshighereducation.com/news/ucu-report-academics-work-two-days-week-unpaid

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Colombia: ¿Qué opina el sindicalismo sobre la realidad nacional?

Fuente FECODE / 9 de junio de 2016

Docentes y comunidad educativa han desarrollado varias marchas para denunciar lo que está ocurriendo y exigir soluciones inmediatas. La administración ha hecho caso omiso a sus necesidades.

La tercera Encuesta de Opinión Sindical, contratada por la Escuela Nacional Sindical, evidenció el reconocimiento del gremio con el trabajo de Fecode y su gestión en defensa de los derechos del magisterio, así como el acompañamiento al proceso de paz y las precarias condiciones del derecho a la sindicalización en un estado de derecho como Colombia.

Los sindicalistas del país consideran que los tres temas en los que el gobierno debe centrar su atención son: a) generación de trabajo decente, b) disminución del desempleo y c) las libertades sindicales. La encuesta destacó el trabajo de fecode con un 86.5% por su liderazgo social, político y de restitución de derechos.

Este es un documento visibiliza la opinión de los sindicatos y trabajadores, su quehacer para incidir en la agenda nacional sobre temas estructurales como el trabajo decente, el proceso de paz y la violación al derecho a la sindicalización.

“Nos encontramos que instituciones relacionadas con el mundo laboral, como el caso de los jueces laborales, la Corte Constitucional y la Contraloría General de la Nación, entre otras, tuvieron un porcentaje de desconfianza bastante alto, lo que evidencia que la desconfianza en este tipo de instituciones aumentó. Sin embargo, permanece la percepción que tienen los líderes y lideresas sindicales sobre el maltrato que reciben de instituciones como la ANDI, Fedesarrollo, etc., y el poco reconocimiento que estas mismas les dan a ellos como representantes de organizaciones de los trabajadores”, precisó Carmen Lucía Tangarife, responsable de la temática Trabajo Decente y Mundo Laboral en la ENS.

Un dato tremendamente relevante es que tan solo el 1% de los líderes encuestados tiene entre 25 y 35 años. De ahí la importancia de insistir en la vinculación de jóvenes a las organizaciones, de motivar el derecho a la sindicalización y la reivindicación laboral, que garantice el relevo generacional. La encuesta es una muestra contundente de la importancia del liderazgo sindical y su incidencia real en el diseño y aplicación de políticas públicas y sociales en el país.

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