Por Julio C Valdez/ Venezuela
Siempre he creído substancial y reconfortante volver la mirada hacia seres humanos extraordinarios. Seres que en su tránsito por esta vida han logrado dejarnos una obra que subvierte nuestro modo de ver el mundo y de vernos a nosotros y nosotras; que nos abren posibilidades de ir más allá de nuestras cotidianas fronteras, de superarnos y participar cada vez más en un estadio vital superior…
Es el caso del maestro Simón Rodríguez. Siguiendo a personas como él podemos dar nuevos sentidos a nuestras vidas, asumir horizontes de pensamiento y acción más amplios y fecundos; asomarnos –desde nuestras limitaciones- a montañas más elevadas, y crear miradas más complejas a la historia que construimos y nos construye.
Así, el propósito de esta conversación es mirar a Simón Rodríguez como un gran creador de significados, de proyectos sociales, de sentidos históricos. Crecer visualizando a un ser que puede ayudarnos a avanzar en caminos de mayor plenitud, de superior vínculo con otros humanos y con la naturaleza…En pocas palabras, como la posibilidad de un mayor desarrollo espiritual.
Pero, ¿no estamos exagerando? ¿Cómo podemos referirnos al desarrollo espiritual al hablar de una persona más bien solitaria, precursora del pensamiento materialista, de alguien que se enfrentó a la iglesia, de alguien que enaltecía el trabajo manual?…
Recordemos que Simón Rodríguez es una persona autopoiética. Es alguien que –dicho en términos modernos- se hizo a sí mismo, mediante un descomunal esfuerzo de disciplina personal. Inició su periplo en Caracas, pasando de ser un niño expósito a un joven maestro reconocido y respetado en diversas clases sociales, con ideas claras para reformar de la educación colonial. Luego, en un viaje iniciático, largo y sostenido, de al menos 20 años, por Estados Unidos, Europa, Rusia, entre otros territorios, aprendió, ensayó posibilidades científicas y educativas, observando, meditando, escribiendo, incubando ideas y propuestas de largo alcance y eventualmente factibles. Y luego en América, bajo el amparo del Libertador Simón Bolívar, intentando realizar su magna obra de educación para la libertad, para el trabajo digno, para la justicia y la inclusión social.
Así, el maestro Rodríguez asumió sus propios hábitos de creador, de pensador profundamente original, de actor consciente y protagónico en la historia de su tiempo, y aún en la historia venidera. Era un hombre de época y de síntesis. Sus escritos nos muestran un mundo que languidece (la Europa monárquica, el pueblo-objeto, obediente) y un mundo con posibilidades emergentes (la América que había librado la Guerra de Independencia)…
Si el poeta alemán Goethe decía que un genio es aquél capaz de encarnar el mundo, Simón Rodríguez vivió en el viejo mundo, lo estudió a fondo, lo sufrió, mientras su voluntad, su extraordinaria visión, sus habilidades se enfocaban hacia posibilidades de crear nuevas alboradas, nuevas sociedades, nuevos espacios vitales para los seres humanos. ¿No hablamos aquí de un sentido profundamente profético?
Si bien fue precursor de la filosofía materialista, en el sentido de que todo proyecto de transformación social debía partir de los seres humanos concretos, de sus necesidades, de sus posibilidades de insertarse en la historia y transformarla, el sentido de su proyecto trasciende el materialismo como tal. Habla del bien común como principio rector para los seres humanos. Habla de sociabilidad, de hermandad, de solidaridad (“piense cada uno en todos para que todos piensen en él”), en un mundo que se iría edificando mediante el trabajo honesto y colaborativo de todas y todos, mediante la producción y distribución compartidas, mediante la creación progresiva de sociedades económicas, hechos que apuntan a un vivir mejor y con mayor satisfacción social.
Así, tenemos a un maestro que curiosamente habla de asuntos materiales pero apuntando a un estado de espiritualidad creciente. Nos referimos a una persona que si bien se enfrentó a sacerdotes amigos de los poderosos, en su obra escrita florecen regularmente las imágenes de “resurrección”, “milagro”, e incluso “reencarnación”, pero no en su sentido literal, sino referidas a estados de ánimo posibles para provocar cambios en los hábitos humanos (costumbres, en sus palabras). De alguien que, en la medida que iba siendo cercado, desacreditado, por las fuerzas de poder de la época, se mantenía en el desarrollo de ensayos sociales y de la escritura que “pinta ideas” para soltar semillas de palabras al viento, buscando terrenos fértiles para florecer…
Búsqueda espiritual, no solitaria, sino en compañía de todos y todas, generando una hermandad creciente… ¿No es esto un auténtico camino espiritual, lejos de dogmas añejos y rutinas languidecientes?
Following the publication of the proposed global indicators – by which governments will measure their efforts to deliver the Sustainable Development Goals – 214 civil society organisations, academics, and education professionals across the world have voiced their concerns that the indicators for education threaten the vision for every child to complete 12 years of free primary and secondary education. Among the signatories are the Malala Fund, the organisation co-founded by education activist and Nobel Peace Prize Laureate Malala Yousafzai; the Kailash Satyarthi Children’s Foundation, founded by child rights activist and Nobel Peace Prize Laureate Kailash Satyarthi; international, regional, national, and grassroots human rights and development organisations; and members of the Global Campaign for Education.
“By 2030, ensure that all girls and boys complete free, equitable and quality primary and secondary education leading to relevant and effective learning outcomes”: this is the first target of the SDG for education, and – crucially – it commits governments to providing free, quality education for 12 years. However, the indicators that have been selected to measure progress on this goal capture neither the importance ofcompletion of primary and secondary education, which obliges countries to attend to the population of out-of-school children, nor that these 12 years must be free. Instead, the proposal is only to measure learning achievement through standardised testing at early grade, end of primary and the end of lower-secondary education. The omission of completion of education, which must be free, significantly alters the nature of the target, and lowers the agenda’s overall ambition.
The inclusion of learning assessments at early grade levels is another cause for concern. Letter signatories, including the World Organisation for Early Childhood Education, expressed that such assessments directed towards small children could negatively impact the development of a child’s personality and of critical thinking, ultimately undermining the wellbeing of children at an early age. These concerns are also well-reflected in General Observation 1 of the Committee on the Rights of the Child.
Camilla Croso, President of the Global Campaign for Education, which coordinated the letter, stated:
“The incredible efforts of governments, UN bodies, and civil society activists – working collectively – resulted in a Sustainable Development Goal for education which we all believed would give every child, adolescent, youth and adult a serious chance to realise their right to free, inclusive, quality education. The unanimous adoption of the SDGs was a moment we celebrated, but today, just six months later, this vision is being threatened. Our demands are not controversial – we simply want an indicator which reflects the goal and targets to which the world has already agreed.”
The indicators, which have been selected by the Inter-Agency and Expert Group (IAEG-SDGs), are being discussed by the UN Statistical Commission this week, 8-11 March, in New York. Following this, the next meeting of the IAEG-SDGs is to be held in Mexico at the end of June. The letter has been addressed to members of both the Commission and the IAEG-SDG in a bid to revise this indicator before they are proposed to UN Member States for final adoption.
The letter and full list of signatories is available here. http://www.campaignforeducation.org/docs/statements/Education_Civil_Society_IAEG_SDGs_FINAL_EN.pdf
Estudiantes de enseñanza media y universitaria, jóvenes investigadores y equipos de científicos graduados podrán presentar trabajos que representen una potencial contribución para el desarrollo científico y tecnológico de la región
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva lanzó este semana su convocatoria para que estudiantes de enseñanza media y universitaria, jóvenes investigadores y equipos de científicos graduados participen del Premio Mercosur. El 29 de abril es la fecha límite para presentar los trabajos.
La iniciativa tiene como objetivo que los jóvenes presenten trabajos que brinden soluciones para problemas concretos de la región. El 29 de abril es la fecha límite para presentar los proyectos.
Bajo el lema «Innovación y emprendedorismo», en esta edición se crearon cuatro categorías: Iniciación científica, Estudiante Universitario, Investigador Senior e Integración. El premio persigue la contribución para el desarrollo científico y tecnológico de la región.
El Premio fue creado por la Reunión Especializada de Ciencia y Tecnología (RECyT) y está auspiciado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil (MCTI/Brasil), el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de Venezuela (ONCTI / Venezuela) y la Confederación Nacional de la Industria (CNI Brasil), con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq/Brasil), el Movimiento Brasil Competitivo (MBC), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología del Paraguay y el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.
TheStructure of WorldHistory: FromModes of Production to Modes of Exchange del filósofo japonés KojinKaratani, presenta una novedosa aproximación a la Historia Mundial y a la historia del desarrollo del capitalismo.
Autor de la Reseña: José Romero, profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
Está obra se pasea por la relectura de los clásicos de la antropología del donpara darle un giro a la forma en la que tradicionalmentehemos entendido al Freud de Tótem y Tabú. Todo ello lo hace desde un riguroso y heterodoxo estudio del pensamiento de Marx y su compresión del metabolismo del capital.
Karatanitransgrede la clásica interpretación que describe la historia de la humanidad como una larga marcha a través de modos de producción, es decir, el relato que va del esclavismo al feudalismo y luego al capitalismo. Recordando que el propio Marx explicaba los procesos de “intercourse” como procesos metabólicos, nos propone pensar la historia desde los modos de intercambio.
La Estructura de la Historia Mundial entendida desde los modos de intercambio implica para el autor ir más allá de la noción metafísica de producción (poiesis), para Karatani la historia no es entendida como sucesiónde modos, sino que implica la existencia simultanea de tres modos de intercambio, el reciproco, el tributario y el modo de intercambio de mercancías. El capitalismo es definido como el sistema social en el que el intercambio de mercancías es el modo dominante, sin embargo, durante todo la obra se insiste que esto no implica la desaparición de los otros dos, sino su transformación y complejización.
En el mundo contemporáneo el modo de intercambio reciproco da cuenta de los lazos de solidaridad expresados en la nación como fraternidad, por su parte el modo de intercambio tributario se expresa en el papel del Estado, mientras que el modo de intercambios de mercancías tiene su realización en el mercado. Karatani propone entonces ampliar la categoría Estado-Nación y presenta al Estado-Nación-Capital, donde la nación complejizaría las relaciones fraternales y la libertad del nómada que vuelven ahora no como el padre represor del Edipo freudiano sino como el retorno de la libertad original del ser humano. La nación sería la respuesta social desde donde se interpela al Estado para garantizar la seguridad de los pueblos frente al vórtice de los flujos del capital.
El filósofo japonés nos propone una mirada en la que busca reconstruir la posibilidad de un futuro donde el modo de intercambio dominante sea nuevamente el de la reciprocidad, pero su apuesta no implica una vuelta (imposible) al pasado, sino pensar una reconfiguración a una escala de mayor complejidad que la actual, una transformación en la que la mercancía deje de regir el metabolismo social.
Quem acompanhou os eventos espantosos da sexta-feira passada, dia 4 de março, talvez tenha reparado no rapaz de blazer escuro, cabelo sem corte e barba preta que em momento algum se afastou de Lula. Era Ricardo Stuckert, fotógrafo oficial de Lula. Na coletiva na sede do PT, não é possível vê-lo pela transmissão da TV dos Trabalhadores, emissora do Sindicato dos Metalúrgicos do ABC. Mas ele aparece na câmera da Globo, que, ao contrário da TVT, mostrou tudo num quadro mais aberto. Stuckert está à esquerda da cena, filmando e fotografando ininterruptamente, às vezes se debruçando sobre Rui Falcão para apoiar a câmera no tampo da mesa, a menos de um metro de Lula. Às cinco da tarde, quando Lula volta para casa e sai do carro ainda na rua, Stuckert se cola a ele e os dois são engolidos pelos militantes. Minutos depois, já no playground do prédio, Lula acena para os simpatizantes enquanto Stuckert se move em todas as direções, num balé agitado. À noite, no Sindicato dos Bancários, Stuckert está na primeira fila do palanque, a um corpo de distância de Lula, câmera fixa nele.
Uma seleção das fotos que Stuckert produziu nesse dia está disponível no site do Instituto Lula. Elas variam de lugar a lugar, mas o motivo se repete: Lula sobre galhadas de braços que se estendem para tocá-lo, como nas romarias. É a retórica do herói do povo, feliz junto aos seus, nos quais busca as energias para a luta política. Sem dúvida um contraponto legítimo à narrativa visual dos veículos da grande imprensa, nos quais Lula em geral aparece isolado (eis um uso político das fotografias e, como se verá, das lentes), seja de cabeça baixa, seja de rosto crispado, a demonstrar raiva, quando não fúria.
A presença de Stuckert no dia 4 é a confirmação de que os que esperavam algum esclarecimento estavam fadados a se frustrar. Eis por que as cenas do fotógrafo colado ao grande líder são tão eloquentes. Lula quis ser fotografado naquele dia. Ora, quem quer ser fotografado quando se sente devedor? Clinton não deve ter pedido a seu fotógrafo oficial que registrasse todos os seus passos durante o processo de impeachment que sofreu. Lula, ao contrário, usou o dia 4 para reafirmar a própria imagem.
Há uma cena extraordinária em ABC da Greve, o filme de Leon Hirszman sobre a greve dos metalúrgicos de 1979. Os operários ocupam a praça à espera da fala do líder. Ele está lá, mas a massa não o vê. Surgirá, todos sabem, no terraço elevado que dá para a praça, espécie de parlatório improvisado onde outros sindicalistas já discursam.
Lula aguarda a hora. Está recuado, a uns dez passos do guarda-corpo, invisível à multidão. A câmera de Adrian Cooper o mostra de corpo inteiro. Veste uma camisa estampada de manga comprida e fuma. Tenso, porque seria irresponsável não estar, e determinado, porque o desenlace dependerá dele, parece ter plena consciência de que este é um momento histórico do qual é ele o protagonista.
Alguém lhe diz qualquer coisa ao pé do ouvido; Lula responde com duas ou três palavras. Outro vem com o braço estendido e o enlaça estreitamente; Lula inclina a cabeça e ouve uma recomendação que logo descarta com um meneio firme, afastando o braço do companheiro. Até o plano terminar, quase um minuto depois, ninguém mais lhe dirá coisa alguma.
Aos 34 anos, Lula exala autoridade, não hierarquia. Num gesto que só pode existir entre iguais, alguém puxa sua mão e acende um cigarro no dele. Lula nem olha. Mantém os olhos fixos na direção de onde chega o rumor da multidão. Todos se agitam à volta dele, satélites sob efeito de seu campo gravitacional. Lula, ele próprio, não sai do lugar. Embora cercado de companheiros, nessa hora grave é um homem sozinho. Nada chama mais atenção do que isso.
A solidão do poder é um lugar-comum. Poucos são os fotógrafos dos poderosos que não se rendem ao cacoete visual da figura solitária encerrada pelo mármore inóspito dos palácios, ou da silhueta de costas que contempla o horizonte pela janela do gabinete presidencial vazio. Mas essa nunca foi a iconografia de Lula. O mundo dele sempre foi gregário e ruidoso, mais arquibancada do que biblioteca, mais churrascaria do que casa de chá. Durante a campanha de 2002, que segui de perto para o documentário Entreatos, Lula nunca esteve só, nem mesmo no sentido da cena deABC da Greve, de isolamento introspectivo. Por isso a cena sobressai. Ao menos na minha memória, ela é o último registro público que se tem de um Lula apartado dos outros e fechado em si mesmo. Lula forma os seus juízos não em silêncio, mas na conversa, quando talvez fale mais do que ouça, um pouco à moda dos tenistas que aprimoram o jogo batendo bola contra uma parede.
Acima de tudo, Lula se revigora no encontro com a multidão, da qual precisa como uma planta de luz. Stuckert sabe disso. Fiel ao personagem retratado, ele produziu um conjunto de imagens públicas de Lula em que o líder está quase sempre cercado pelo povo. O fotógrafo húngaro Robert Capa dizia que é preciso estar próximo do objeto fotografado. Stuckert parece ter aprendido a lição. Ele não usa a teleobjetiva, essa lente que isola o personagem, própria para capturar a solidão, mas a grande-angular, que em termos de efeito ótico opera como um abraço coletivo, a envolver todos os que entram no campo. Tudo que se aproxima de uma grande-angular cresce, e assim também, nas mãos de Stuckert, o ex-presidente. Há política na escolha das lentes. A disciplina exige colar a grande-angular em Lula, para que ele não suma no bolo, e fechar o diafragma, para não negar foco a ninguém. “Aí vem tudo”, no jargão dos fotógrafos – vêm os olhos dos emocionados, o rosto marcado dos que trabalham ao sol, os calos de quem estende a mão, os dentes dos que gritam ou sorriem.
Ojuiz Sergio Moro justificou a condução coercitiva aplicada a Lula dizendo que a medida servia para preservar a ordem pública. Diante da reação que se viu, defendeu-se no dia seguinte: “Cuidados foram tomados para preservar, durante a diligência, a imagem do ex-Presidente”. É uma afirmação na melhor das hipóteses ingênua; na pior delas, cínica. Ainda se decidirá se Moro atropelou a lei, mas, no mínimo, ele cometeu um erro tático. É difícil dissociar o elemento político de um mandado contra Lula. A política é feita de símbolos, e no Brasil ninguém os domina melhor do que Lula. Ao se dirigir ao país na sede do PT, Lula atualizou vários deles.
Em tom, espírito e decibéis a fala de Lula no dia 4 foi em tudo diferente do discurso do mensalão de 2005, quando o então presidente se disse traído e pediu desculpas à nação. É provável que nessa fase Stuckert tenha trabalhado menos. Lá atrás, Lula estava constrangido; agora se disse indignado. A diferença entre os dois discursos é a que existe entre uma coisa e outra. O tom de 2005 era formal e domesticado; o de agora foi improvisado e combativo. Lá o espírito era de recomposição; agora foi de ruptura. Lula falou baixo em 2005 e trovejou em 2016.
Durante a campanha de 2002 e, principalmente, nos anos do primeiro mandato, Lula não se furtava a dizer, sempre em tom galhofeiro, que, ao se tornar um homem influente, os luxos que até então lhe haviam sido negados agora lhe eram oferecidos. Gostava de insistir em como esses privilégios agora eram seus também, e o fazia não por empáfia, mas como sinal de que a classe operária tinha o direito de reivindicar para si os bens da burguesia. Era um velho tema seu que muitos não compreenderam. Havia o elogio dos ternos (“Só gosta de macacão quem nunca usou”) e a frustração que dizia sentir toda vez que o recenseador do IBGE batia à sua porta e não se interessava em registrar que ele tinha “um ventilador, uma tevê e um TL azul-turquesa”. Foi o período em que pretensamente as classes podiam se sentar todas à mesma mesa. Não mais. “Romanée-Conti” e “decantador” foram palavras que saíram de sua boca com desprezo, símbolos do que já não quer, do que será sempre negado a ele e a seus pares. Pobre Marco Aurélio Garcia, que o presenteou com o desgraçado decantador.
Do mesmo modo, quem o acompanhou nos anos de poder testemunhou as incontáveis vezes em que Lula incorporou palavras eruditas e expressões afetadas (chamava-as, com graça, de “chiques”) a seu vocabulário. Por exemplo, em 2009, depois que Caetano Veloso criticou nele um certo desapreço pelo idioma, Lula passou a encaixar sine qua non nos seus discursos, acrescentando sempre, de improviso, uma variante de “Viu, companheiros? Agora eu tô até usando expressões chiques como sine qua non”. Havia zombaria nisso, mas também um tanto de orgulho. Palavras raras, assim como vinhos, deviam e podiam ser experimentadas por todos. Na sexta foi diferente. Mais do que de hábito, Lula carregou na origem popular. Fez questão de demonstrar dificuldade com a expressão “condução coercitiva”, que agora, entenda-se, ele devolvia às elites.
E quando ele rugiu na sede do PT o que se ouviu foi uma voz já parcialmente esquecida, a do Lula pré-2002. No discurso de vitória daquele ano, diante de milhares de pessoas na avenida Paulista, o presidente eleito envolveu seus erres guturais no veludo da conciliação. Foi um discurso tão comovente quanto suave, próprio ao Lulinha Paz & Amor daquela campanha. A cena bonita de ABC da Greve termina com Lula avançando em direção à massa. Ele começa manso e aos poucos se inflama. É quando o espectador de hoje reconhece o orador de ontem. Os erres de 1979 e os de 2016 são os mesmos, rascantes e cheios de pontas; ferem os ouvidos dos adversários e galvanizam os militantes. Lula repôs sua mitologia em circulação.
Acontece que o rio correu. A água, antes cristalina, se turvou com as impurezas dos últimos anos. Resta saber, então, se quando ele avançar a praça estará cheia.
Por João Moreira Sales – documentarista e editor da Piauí
Programa que conta com a participação de 78 mil escolas públicas fará atividades com orientações sobre eliminação de criadouros dos mosquitos, sintomas e tratamentos das doenças
Resumen: Las escuelas públicas también participan en la lucha contra el mosquito Aedes aegypti. A partir de este lunes (7) hasta el 11 de marzo de pasa a la Semana de la Salud en la escuela, que marca el inicio de las acciones del Programa de Salud Escolar. Más de 18 millones de estudiantes en 4.787 municipios participarán en actividades con la comunidad escolar y los equipos de salud en atención primaria, el fortalecimiento de la movilización en el control de vectores. En total, R$ 83 millones serán puestos a disposición de las 78.000 escuelas que forman parte del programa para la iniciativa de este año.
As escolas públicas também estão envolvidas no combate ao mosquito Aedes aegypti. A partir desta segunda-feira (7) até 11 de março acontece a Semana Saúde na Escola, que marca o lançamento das ações do Programa Saúde na Escola. Mais de 18 milhões de educandos em 4.787 municípios estarão envolvidos em atividades com a comunidade escolar e equipes de saúde da Atenção Básica, fortalecendo a mobilização no controle do vetor. Ao todo, será disponibilizado R$ 83 milhões para as 78 mil escolas que fazem parte do Programa manter a iniciativa ao longo deste ano.
“A forma mais eficaz de prevenção e combate a esse vetor é não deixar o mosquito nascer. É muito importante que as crianças e adolescentes, junto com os familiares, possam dedicar 15 minutos por semana para eliminar os criadouros do Aedes aegypti. A mobilização da comunidade escolar é fundamental para enfrentar essa situação de forma permanente”, ressalta o ministro da Saúde, Marcelo Castro.
O objetivo é mobilizar as equipes das escolas e das unidades de saúde, familiares e comunidades, todos que fazem parte da rotina dos educandos. As atividades abrangem desde a educação infantil à Educação de Jovens e Adultos (EJA).
Com o tema “Comunidade Escolar Mobilizada Contra o Aedes aegypti”, a proposta tem como principal motivação a necessidade da comunidade escolar ter acesso às informações necessárias no combate ao mosquito e à adoção de práticas sanitárias e saudáveis para a manutenção do ambiente escolar e residencial, limpos e seguros.
“Diante do quadro epidemiológico atual, fica evidente a necessidade de se trabalhar a temática da prevenção ao mosquito nas escolas, além de informar sobre o vírus Zika e suas consequências mais graves, como o aumento dos casos de microcefalia”, o secretário de Atenção à Saúde do Ministério da Saúde, Alberto Beltrame.
Para intensificar a mobilização e o combate ao mosquito em todo território nacional, há um grande esforço envolvendo diferentes instâncias e esferas do governo e da sociedade. A Diretriz Geral da Sala Nacional de Coordenação e Controle para o Enfrentamento à Microcefalia buscou unir esforços de diferentes áreas para esse enfrentamento, incluindo a Educação como uma das áreas estratégicas de atuação. Todos os municípios brasileiros estão convidados a fazer parte dessa mobilização.
SAÚDE NA ESCOLA – Criado em 2007 pelo governo federal, o Programa Saúde na Escola é uma parceria entre os ministérios da Saúde e da Educação para promover a melhoria da qualidade de vida dos estudantes da rede pública de ensino. A semana abre as ações do Programa Saúde na Escola, que a cada ano, lança um novo tema de mobilização que é trabalhado nas escolas pelas equipes de saúde e de educação durante o ano letivo, fazendo parte no cotidiano da comunidade escolar.
Voltado à promoção da saúde e a prevenção de doenças e agravos, o programa prevê a articulação entre profissionais de saúde e das escolas para acompanhar as condições de saúde dos estudantes e realizar ações de promoção da saúde. Avaliação e orientação nutricional, incluindo o combate à desnutrição e à obesidade infantil, fazem parte do Programa. Em 2015, os temas centrais da Semana Saúde na Escola foram alimentação saudável e práticas corporais.
MOBILIZAÇÃO – A melhor forma de combater o Aedes aegypti é não deixar o mosquito nascer. Por isso, o governo federal convocou um esforço nacional para que todas as casas do país sejam visitadas para eliminação dos criadouros. As visitas domiciliares são essenciais para o combate ao vetor. No contato constante com a população, os agentes de saúde desenvolvem ações com os moradores, relativas aos cuidados permanentes para evitar depósitos de água nas residências.
Desde dezembro, mais de 300 mil agentes de combate às endemias, agentes comunitários de saúde e militares reforçam o combate nas residências. Diversas ações foram organizadas para o enfrentamento ao vetor. Em 13 de fevereiro, as equipes de saúde contaram com apoio de 220 mil militares para as ações de eliminação dos focos do mosquito, e, entre os dias 15 e 18 do mesmo mês, com 55 mil oficiais.
Somam-se a esse esforço a Mobilização Nacional da Educação Zika Zero, realizada nas escolas de todo o país em parceria com os estados e municípios. O objetivo é aproveitar o período de volta às aulas para incluir as comunidades escolares nas ações de combate e prevenção em uma ação continuada que vai envolver 60 milhões de brasileiros entre estudantes, professores e servidores técnicos administrativos e da educação superior em todo o país.
Também foram feitas ações voltadas aos servidores públicos no dia 29 de janeiro, no chamado “Dia da Faxina”, cujo objetivo foi inspecionar e eliminar possíveis focos do mosquito nos prédios dos órgãos federais. A ação aconteceu em ministérios, autarquias, agências e demais órgãos vinculados em todo o Brasil. Foi publicado ainda no Diário Oficial da União, em fevereiro, decreto que determina adoção de medidas rotineiras de prevenção e combate ao vetor em todos os prédios públicos.
Vale lembrar que, desde o dia 1º de fevereiro, o Governo Federal autoriza a entrada forçada de agentes públicos de combate ao Aedes em imóveis públicos ou particulares que estejam abandonados, ou em locais com potencial existência de focos, no caso de ausência de pessoa que possa permitir o acesso ao local.
Venezuela/febrero 2016/Autor: Oscar José Fernández Galindez
Más allá de esa tonta discusión de que la pedagogía es para niños y la andragogía es para adultos, creemos que la pedagogía es el arte de enseñar-me y enseñar-nos. Es decir; es el arte de la auto y coenseñanza que se traduce en auto y coaprendizaje. Todo esto se cruza con la expresión aprender a aprender cuestión que recursivamente se traduce en reconocer-me/reconocer-nos como auto y coenseñantes de un proceso que nunca termina y que supera las escalas académicas. La pedagogía de la pedagogía es en consecuencia la pedagogía de la vida por y para la vida. Sin embargo dicho planteamiento no puede ser tomado a la ligera. No toda pedagogía nos sirve, de hecho lo que hemos denominado pedagogía hasta la fecha no nos ha sido útil, ha sido quizá una anti o una contrapedagogía pero nunca ha sido lo necesario. La pedagogía de la que aquí hablamos se replantea a cada momento y contribuye en la configuración de una nueva perspectiva ante la vida que respeta al cuerpo, a la mente y al espíritu, reconociendo la complejidad e integralidad de estos, tanto dentro como fuera de nosotros. En esta espiral recursiva que llamamos vida, vemos dos expresiones aparentemente antagónicas que se traducen en una misma: “nadie enseña a nadie”, y “todos enseñamos a todos”[1]. Si entendemos esto en profundidad, comprenderemos que lo esencial de la vida va más allá de la mera acumulación de informaciones y que en consecuencia, un niño tiene mucho más que enseñar que un adulto. Sólo reconociéndonos todos como auto y comaestros, podremos avanzar hacia un mundo libre, solidario, corresponsable, armónico, justo y feliz.
Un niño tal vez no esté muy informado y seguramente no poseerá mucha experiencia. Pero su intuición está mucho más viva, más activa que la de un adulto. Es por ello que aquí no proponemos sustituir una cosa con otra. Nuestra propuesta. Nuestra pedagogía de la pedagogía, consiste en apostar por la complementariedad, por la pedagogía del reconocimiento del/la otro(a), por la integración del hacer/sentir/pensar, por respetar todo lo que somos y seremos, en fin respetar esa espiral que llamamos vida.
La metáfora de la vida nos invita a transitar un diálogo que permita establecer puentes de comunicación entre lo que se dice con lo que se hace. Entre lo que se siente y lo que se piensa y entre lo que se intuye y lo que somos.
[1] Esto podría mal entenderse como un todo vale y no es así. Si asumimos que sea la intuición la que llegue primero y luego la razón. No estaremos hablando de un camino aleatorio hacia la iluminación sino de un único camino. Sólo la intuición nos dirá que de ese nadie o de todos debemos aprender, luego nuestra razón se ocupará de buscar el por qué de cada aprendizaje. Allí radica la esencia de esta propuesta y la gran diferencia.
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!