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OECD report calls for increased support and investment in teachers

16 Febrero / Internacional de la Eduación

 Resumen: La noticia informa sobre el reporte recientemente publicado por la OCDE  sobre el conocimiento de los maestros, la autonomía en la toma de decisiones y la participación en redes de pares como distintivos de la profesionalidad docente, asi como las observaciones que la Internacional de la Educación tiene al respecto

The report, Supporting Teacher Professionalism, from the Organisation for Economic Cooperation and Development (OECD), finds a gap between teachers in high-needs schools and those in schools that are better off when it comes to their level of professional autonomy. A lack of support for teachers in high-needs schools raises questions about equity, the report says. Adequate support also plays an important role in ensuring that teachers feel satisfied on the job, making increased support for teacher professionalism one of the best investments that schools can make.

Investment in teachers

The report, based on the Teaching and Learning International Survey (TALIS) 2013, a survey of teachers and principals in 34 countries and economies around the world, states that investing in teachers’ professionalism is one way that education systems can help teachers face these challenges and, by doing so, ensure that all students receive the high-quality teaching they need to succeed.

Examining the nature of teacher professionalism around the world, the report focuses on teachers’ knowledge, autonomy in decision making, and engagement in peer networks as hallmarks of teacher professionalism.

Report’s recommendations

The report shows that, overall, higher levels of teacher professionalism are beneficial for teachers, and suggests that policies should consider: requiring teachers to participate in pre-service formal teacher education programmes that expose teachers to pedagogy and provide opportunities for practice teaching; expanding induction and mentoring programmes; supporting teachers in conducting classroom-based individual or collaborative research; and encouraging teachers’ participation in networks of other teachers for information exchange.

Teacher professionalism at the heart of EI’s efforts

“Education International (EI) welcomes the release of the OECD report and its recommendation to enhance teacher professionalism through training, professional development and support,” said EI General Secretary Fred van Leeuven.

However, in response to some of the report’s findings, EI reaffirms that:

–          professionalism cannot be imposed from outside, but must defined by the professionals, i.e. teachers, themselves; there is more support by teachers for pre-service than in service education, because it is free;

–          supporting teachers in high needs schools to be autonomous professionals takes internal and external professional learning and development (PLD);

–          all teachers need PLD to grow professionally and it should be provided by the state to teachers free; countries who explicitly plan for, provide time for and resource with external expertise teacher collaboration do better with all students, but especially with high needs students;

–          and professional autonomy goes hand-in-hand with social dialogue; with teacher unions being in partnership shaping education policy at national and a local levels.

Teacher professionalism is at the heart of EI’s efforts to improve the status of teachers and teaching as a profession, van Leeuven stressed. In 2004, EI adopted its Declaration on Professional Ethics, which reflects the individual and collective commitment by teachers and other education personnel to their students, colleagues, parents and the community. Education International is also in the process of consolidating its efforts to enhance teacher professionalism and status by developing international guidelines on professional teaching standards.

The OECD report can be found here

Fuente: Source: OECD report calls for increased support and investment in teachers

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Pedagogía, significación

Pedagogía de la significación – apuntes necesarios

Pedagogía de la significación – apuntes necesarios

“Somos el significado que nos construimos.”

¿Quién soy? Soy quien ‘siento’ que soy. Soy mi auto-estima personal, profesional. Soy Universo, soy territorio, soy comunidad, soy persona. Soy acorde al ‘significado’ que me doy.

¿Quiénes somos? Somos Universo, somos territorio, somos comunidad, somos personas. Somos acorde al ‘significado’ que nos construimos entre todas y todos.

Aquí está el enfoque ‘EcoPerSocial’, significando la unidad en la diversidad: el universo en la persona y en la comunidad; la comunidad en el universo y en la persona, la persona en la comunidad y en el universo.

Cada quien, desde su contexto – singular como persona; particular como comunidad; universal como territorio y como universo – construye significados que se expresan en su auto-visión, su auto-conocimiento, su autoestima. Este proceso de significación hacia su propio ser (pedagogía de SER – caminos hacia un bienSER) es permanente y se caracteriza por una re-significación dinámica de todo lo que nos llega, todo lo que buscamos, todo lo que expresamos, todo lo que hacemos.

La búsqueda desde el SER constituye un proceso constructivo de significados. Cada significado se construye desde nuestro propio contexto EcoPerSocial.

La construcción de significados ocurre en todos los niveles y tanto consciente como inconscientemente:

  1. En nuestro diario quehacer. Toda expresión, en un diálogo, la interpretamos intuitivamente. Esta interpretación puede acercarse a lo que la otra persona quiere decir o puede – justo lo contrario – más bien alejarse de la intención oculta. Un ejemplo claro donde se demuestra que es muy importante expresarnos con claridad, así como verificar nuestra interpretación, expresándola y compartiéndola para su validación. No menos importante son la ESCUCHA ACTIVA, la habilidad de INTERPRETAR, con la intención de COMPRENDER a la otra persona desde su punto de vista y no solo el mío propio.
  1. En nuestros contextos laborales. Cuando alguien no llega a una reunión acordada, o lo interpretamos (significamos) considerando que seguramente tuvo algún problema serio que le impidió llegar, o más bien lo contrario y nos molestamos por su actitud irresponsable. En ambos casos, la significación ocurre basándonos en la intuición y la experiencia previa que hemos compartido con esta persona. En muy pocas ocasiones esperamos para ‘significar’ un fenómeno hasta que tengamos los datos suficientes para poder construir un significado más bien ‘compartido’.
  1. En el contexto académico. Para el estudio de un determinado tema, nos referimos, con frecuencia a la búsqueda de ‘información’, sin embargo se nos olvida que lo que podemos encontrar son ‘DATOS’. Todas las fuentes que consultamos (internet, libros, personas,…) nos ofrecen DATOS. Es al interpretar estos datos, al construir significados a los datos, que estos se convierten en información. La información es un dato al cual le he otorgado un sentido, un significado acorde al contexto propio de mi estudio. Por lo mismo debemos estar conscientes que los datos se recolectan mientras que la información se construye. Igual se trata de términos relativos porque lo que puede ser información para alguien (por ejemplo para la autora del libro) será un dato para otra persona (quien lee el libro, mientras que no le da significado, desde su propio contexto, a lo que lee, entonces seguirá siendo un DATO). La significación suele ser un proceso espontáneo que ocurre desde el primer contacto con el dato. En contextos académicos pretendemos bajar el nivel de ‘espontaneidad’ y aumentar / mejorar el nivel de sistematicidad, tal que distinguimos entre: recolectar datos, ordenar los datos, depurar los datos, analizar e interpretar los datos basándonos en categorías determinadas cuidadosamente, etc.

Una pedagogía de la significación nos permite ir construyendo conciencia de todos estos procesos de ‘significación’ y ‘re-significación’.

En  la medida que estamos conscientes que cada quien significa y re-significa acorde a sus propios contextos, también construiremos conciencia de la importancia (la voluntad) de COMPARTIR y nos decidiremos por el diálogo sincero y el encuentro profundo, los cuales implican un COMPROMISO, también de carácter ‘EcoPerSocial’.

La pedagogía de la significación me permite ampliar la visión de INTEGRACIÓN, ya que solo no soy, soy un nadie, porque soy gracias a las y los demás…

Al profundizar sobre una Pedagogía de la Significación, en las palabras anteriores, han ido apareciendo los 6 pilares, que – desde ABACOenRed (www.abacoenred.com) – hemos planteado de una cooperación genuina.

Una ‘cooperación genuina’ se fundamenta en (1) el arte de escuchar, (2) la habilidad de interpretar, (3) la intención de comprender, (4) la voluntad de compartir, (5) la decisión del compromiso, y (6) la visión de integración.

Al mismo tiempo, esta ‘cooperación genuina’ se expresa en 6 ejes: (1) una participación activa y productiva, (2) la experienciación que implica ‘vivir la experiencia y aprender de ella’, (3) la sistematización de la experiencia, (4) la concienciación que es la construcción de la propia conciencia, (5) la comunicación que implica el compartir a través del diálogo sincero y el encuentro profundo, y (6) la integración, porque – igual – solo no puedo.

Una pedagogía de la significación nos permite construir conciencia que todo significado es relativo, tal que aprendemos, no solo a respetar la diversidad, sino también a DISFRUTARLA, estando consciente que cada persona es también autora – y no solo actora – en el proceso de construcción de significados y por ende su conciencia. Es en este proceso que la cooperación genuina, como actitud esencial ante la vida y en el quehacer, ya sea diario, laboral, académico o cualquier otro, constituye una concreción de una pedagogía de la significación.

Herman Van de Velde, ABACOenRed

Herman Van de Velde

Marzo 2016 (herman@abacoenred.com)

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Rechazamos el avance de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio Mercosur-Unión Europea

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Publicado por cadtm.org Marzo 2016

Desde ATTAC Argentina, integrantes de la Red CADTM – AYNA, manifestamos nuestro rechazo a las negociaciones para firmar un Tratado de Libre Comercio entre los países del Mercosur y la Unión Europea, recientemente relanzadas por el gobierno de Mauricio Macri.

En la reciente visita del presidente francés François Hollande, que llegó al país con una comitiva de 30 empresarios, un punto de la agenda bilateral fue el pedido argentino para que Francia destrabe las negociaciones del tratado, frenadas desde el año 2004. En ese entonces, tanto Brasil como Argentina, entre otros países del Sur, exigían la apertura del sector agrícola de los países europeos a cambio de abrir el sector de servicios y de manufacturas que pretenden los países del Norte. El actual pedido es que el gobierno francés intervenga para destrabar las negociaciones, con el fin de firmar el acuerdo.

Esta postura del gobierno argentino no nos toma por sorpresa. Desde la campaña presidencial del frente Cambiemos se hablaba abiertamente de que Argentina debía “ingresar en el siglo XXI e intercambiar economía y cultura”. De allí el impulso del nuevo gobierno para converger hacia acuerdos regionales como la Alianza del Pacífico, establecer acuerdos bilaterales con los Estados Unidos y profundizar las relaciones comerciales con la Unión Europea.

La firma de TLC con la UE no es nueva en América Latina. El bloque europeo ya ha firmado tratados con México, Perú, Colombia, Chile y Ecuador, además de varios países centroamericanos. En todos los casos, las negociaciones se realizaron sin permitir la participación de la sociedad civil y del poder legislativo, negando cualquier acceso a los borradores de negociación. Una vez firmados los acuerdos y dados a publicidad, se hace evidente porqué se produce esta total falta de transparencia: los tratados firmados generaron resultados negativos considerables, mientras que muchos de los beneficios prometidos nunca se han materializado. Para los países latinoamericanos, los acuerdos implicaron dejar de lado cualquier protección de las cadenas productivas nacionales, de su industria y sus pequeñas y medianas empresas, así como abandonar la posibilidad de existencia de empresas estatales que garanticen la provisión de, por ejemplo, servicios públicos como educación y salud. Asimismo,los efectos sobre las y los trabajadores han sido altamente negativos, teniendo en cuenta la pérdida de empleos y la ampliación de una economía de servicios que deja a miles afuera del acceso al empleo. En estos tratados no se tiene en cuenta las grandes asimetrías que estos países tienen con respecto a la UE, partiendo de que ésta es considerada a nivel global como la principal potencia comercial.

Los TLC en general se basan en la premisa de que el libre comercio por sí solo es motor de desarrollo económico y social. Pero así como hace 10 años denunciamos el significado del ALCA, también hoy debemos hacerlo con otras variantes de libre comercio, como los TLC impulsados por la Unión Europea. Por ello, exigimos el retiro del gobierno argentino de la mesa de negociaciones para este acuerdo.

Desde ATTAC declaramos nuestra oposición al avance librecambista en la región, y llamamos a discutir y avanzar en formas de organización autónoma y democráticapara la construcción de propuestas alternativas de integración regional que favorezcan los intereses de los pueblos.
¡NO a los TLC!
¡No al Tratado de libre comercio Mercosur – Union europea!
¡SÍ a la integración de los pueblos!
¡El mundo no es una mercancía!

Contactos:
Luciana Ghiotto (011) 15 4023-9677 / luciana.ghiotto chez gmail.com
Javier Echaide (011) 15 4023 9299 / jechaide chez hotmail.com

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Familia de Lady Gaga supo del abuso sexual que ella sufrió tras su actuación en los Oscar

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¡Bienvenidas a luchar para construir la educación que soñamos!

A tan solo unos días del inicio de un nuevo semestre académico en la Universidad Nacional de Colombia, queremos extenderles una fuerte bienvenida a todas aquellas nuevas estudiantes que llenarán de aquí en adelante de ideas-fuerza nuestra ciudad blanca. Hace un tiempo nosotras sentimos al igual que ustedes esa inmensa felicidad al sabernos parte de la Universidad Nacional y de las inconmensurables experiencias que ofrece, pero creemos que se hace urgente reflexionar sobre la situación actual de la nacho y de la educación superior pública del país, para poder compartir esta alegría que sentimos con más y más compañeras, a la vez que construimos un nuevo proyecto educativo que no excluya a la amplia mayoría de jóvenes del país y que se construya al servicio de las de abajo.

Breve diagnóstico de la situación universitaria 

La Universidad Nacional vive hoy una de las más duras crisis financieras que viene de la mano de la consolidación de un modelo de desfinanciación que por más de 20 años ha dejado al grueso de las universidades públicas del país sin soporte financiero para su buen funcionamiento, empujando así a la búsqueda de alternativas de consecución de recursos por vía de venta de “servicios educativos”, alianzas público-privadas, y formas de apalancamiento financiero vía deuda, que se posibilitó el año pasado a través de la famosa “Ley Estampilla pro-UN” que en teoría respaldaría un crédito asumido con la FINDETER por $200mil millones de pesos, destinados supuestamente a solucionar la crisis de infraestructura en la U’ ¡TAPAR LA CRISIS CON DEUDA!

El escenario empeora con la corrupción que hace menos de dos meses devela sus proporciones con la denuncia hecha por la Contraloría respecto a la malversación de alrededor de 14.000 millones de pesos para contratación en la construcción de la sede en el Cesar de la Universidad Nacional, donde se encontraron además materiales de mala calidad, como concreto vencido y acero oxidado, e irregularidades en la planeación.

Pero el caso de nuestra universidad no es único ni aislado y viene a formar parte de las proyecciones que en materia educativa ha hecho el Gobierno Nacional, esta vez con el derrotero del demagógico “Acuerdo por lo Superior 2034” impulsado desde el Consejo Nacional de Educación Superior (CESU) y el Ministerio de Educación Nacional (MEN), que lejos de atender la crisis universitaria, pretende profundizar el modelo universidad-empresa que excluye hoy a millones de personas de la posibilidad de ser parte de una formación profesional de carácter público. La continuidad, en su segunda fase, del Plan “Ser Pilo Paga” es hoy el referente en materia educativa: un modelo de competencia entre aspirantes a la Educación Superior con una financiación focalizada meritocráticamente por parte del Estado.

El escenario se completa con la patencia de un gobierno universitario antidemocrático que excluye a la comunidad universitaria de los asuntos urgentes e importantes de la institución, relegando las iniciativas estudiantiles y criminalizando y despreciando potencial transformador de la organización y movilización estudiantil.

La propuesta: Organizarnos y luchar

Desde hace un tiempo hemos venido impulsando y creando junto a varias compañeras, iniciativas que desde abajo posibilitan espacios para que el debate abierto y la construcción colectiva se hagan presentes.

Los Consejos Estudiantiles por carrera y por matriculas se han convertido en una alternativa creada directamente por las estudiantes para avanzar en la profundización radical de la democracia universitaria, comprendiendo que esta tarea lejos de ser parte de un petitorio que presentar a las directivas, debe ser una tarea que desde la cotidianidad de nuestros espacios de estudios vamos construyendo.

Los Consejos han logrado estimular la acción colectiva a partir de la deliberación, la diferencia y la búsqueda de consensos, impulsando así la generación de una fuerza estudiantil cada vez más amplia y diversa con perspectiva de transformación. Además ha permitido estimular iniciativas académicas, como revistas indexadas o congresos académicos, culturales y de acción política, todo bajo la premisa de construir una fuerza común de las estudiantes.

Aún quedan retos que como estudiantes libertarias ubicamos como objetivos a construir: Espacios de coordinación a través de Consejos por Facultades y Sedes, en vía de construir una organización gremial y unitaria de las estudiantes, levantado sobre principios de democracia de base y el federalismo de abajo hacia arriba; la importancia de ir posicionando banderas como la construcción de unaeducación no sexista, que pasa por transformar dinámicas internas del movimiento estudiantil; apuntar al diálogo constante con profesoras y trabajadoras que nos permitan avanzar en la construcción de un cogobierno triestamentario; o la profundización de una perspectiva multisectorial que promueva el contacto universidad-sociedad a partir de la promoción del ejercicio de solidaridad y lucha junto a las trabajadoras y el pueblo en general.

Como ven, los retos que se aproximan son bastantes y se hace urgente seguir organizándonos para ir abriendo y delineando caminos nuevos y de mayor creatividad que nos permitan seguir construyendo un proyecto educativo al servicio del pueblo.

¡Arriba las que luchan!

Acción Libertaria Estudiantil (ALE)
Universidad Nacional sede Bogotá

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Fascism in Donald Trump’s United States

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Henry Giroux

Donald Trump’s blatant appeal to fascist ideology and policy considerations took a more barefaced and dangerous turn this week when he released a statement calling for «a total and complete shutdown of Muslims entering the United States.» Trump qualified this racist appeal to voters’ fears about Muslims by stating that such a ban is necessary «until our country’s representatives can figure out what is going on.»

When Trump proposed the ban at a rally at the USS Yorktown in South Carolina, his plan drew loud cheers from the crowd. Many critics have responded by making clear that Trump’s attempts to place a religious test on immigration and travel are unconstitutional. Others have expressed shock in the face of a proposal that violates the democratic ideals that have shaped US history. Fellow Republican Jeb Bush called Trump «unhinged.»

Trump’s call to do «the unthinkable» is a fundamental principle of any notion of totalitarianism.

What almost none of the presidential candidates or mainstream political pundits have admitted, however, is not only that Trump’s comments form a discourse of hate, bigotry and exclusion, but also that such expressions of racism and fascism are resonating deeply in a landscape of US culture and politics crafted by 40 years of conservative counterrevolution. One of the few politicians to respond to Trump’s incendiary comments was former Maryland Gov. Martin O’Malley (D), who stated rightly that Donald Trump is a «fascist demagogue.»

This overtly fascistic turn also revealed itself in November when Trump mocked Serge Kovaleski, a New York Times investigative reporter living with a disability, at a rally in South Carolina. This contemptuous reference to Kovaleski’s physical disability was morally odious and painful to observe, but not in the least surprising: Trump is consistently a hatemonger and spreads his message without apology in almost every public encounter in which he finds himself. In this loathsome instance, Trump simply expanded his hate-filled discourse in a new direction, after having already established the deeply ingrained racism and sexism at the heart of his candidacy.

To read more articles by Henry A. Giroux and other authors in the Public Intellectual Project, click here.

Trump’s mockery of Kovaleski and his blatantly discriminatory policy proposals against Muslims are of a piece with his portrayal of Mexican immigrants as violent rapists and drug dealers, and with his calls for the United States to put Syrian refugees in detention centers and create a database to control them. These comments sound eerily close to SS leader Heinrich Himmler’s call for camps that held prisoners under orders of what the Nazis euphemistically called «protective custody.» This fascist parallel only gains currency with Trump’s latest efforts to ban Muslims from the United States. To quote the Holocaust Encyclopedia:

In the earliest years of the Third Reich, various central, regional, and local authorities in Germany established concentration camps to detain political opponents of the regime, including German Communists, Socialists, trade unionists, and others from left and liberal political circles. In the spring of 1933, the SS established Dachau concentration camp, which came to serve as a model for an expanding and centralized concentration camp system under SS management.

Moreover, Trump’s hateful attitude toward people with disabilities points to an earlier element of Hitler’s program of genocide in which people with physical and mental disabilities were viewed as disposable because they allegedly undermined the Nazi notion of the «master race.» The demonization, objectification and pathologizing of people with disabilities was the first step in developing the foundation for the Nazis’ euthanasia program aimed at those declared unworthy of life. This lesson seems to be lost on the mainstream media, who largely viewed Trump’s despicable remarks toward people with disabilities as simply insulting.

What is truly alarming is how many corporate media figures and intellectuals are defending Trump, not realizing that his candidacy is rooted in the brutal seeds of totalitarianism being cultivated in US society. Trump represents more than the anti-democratic practices and antics of Joseph McCarthy; he illustrates how totalitarianism can take different forms in specific historical moments. Rather than being dismissed as a wild card in US politics, as «careless and undisciplined,» as some of his conservative supporters claim, or not a true member of the Republican Party as Ross Douthat has written in The New York Times, it is crucial to recognize that Trump’s popularity represents what Victor Wallis has described as a dangerous «political space … in both the wider culture and in recent history.» This is evident not only in his race-baiting, his crude comments about women and his call to round up and deport 11 million immigrants, but also in his increasing support for violenceagainst protesters at his rallies.

There is a disturbing totalitarian message in his call to «make American great again» by any means necessary. The degree to which Trump expresses his support of violence, racism and the violation of civil liberties, visibly and without apology, is unprecedented in recent national political races. But the ideas he espouses have always been present under the surface of US politics, which is perhaps why the public and media on the whole seem unperturbed by such comments as: «We’re going to have to do things that we never did before. And some people are going to be upset about it, but I think that now everybody is feeling that security is going to rule … And so we’re going to have to do certain things that were frankly unthinkable a year ago.» Trump’s call to do «the unthinkable» is a fundamental principle of any notion of totalitarianism, regardless of the form it takes.

We heard this same hatred in the words of Hitler, Mussolini, Pinochet and other demagogic orators.

The roots of totalitarianism are not frozen in history. They may find a different expression in the present, but they are connected in all kinds of ways to the past. For instance, Trump’s demagoguery bears a close resemblance to the discourse characteristic of other fascist leaders. There are traces of fascism’s past most particularly in what has been called by Patrick Healy and Maggie Haberman, Trump’s «dark power of words.» As Healy and Haberman point out in a recent New York Times article, Trump’s use of fearmongering and bombastic language is characterized by «divisive phrases, harsh words and violent imagery» characteristic of demagogues of the past. Moreover, Trump, like many past demagogues, presents himself as a prophet incapable of being wrong, disdains any sense of nuance and uses a militarized discourse populated by words such as «kill,» «destroy,» «attack» and «fight,» all of which display his infatuation with violence and deep disdain for dialogue, thoughtfulness and democracy itself. Trump is an anti-intellectual who distorts the truth even when proven wrong, and his appeals are emotive rather than based on facts, reason and evidence.

Trump and his ilk merge a hypernationalism, racism, economic fundamentalism and religious bigotry with a flagrant sense of lawlessness. His hate-filled speech is matched by an unsettling embrace of violence against immigrants and other oppositional voices issued by his supporters at many of his rallies. This type of lawlessness does more than encourage hate and violent mob mentalities; it also legitimates the kind of inflammatory rhetoric that gives credibility to acts of violence against others. There has been an eerie silence from Trump and other Republican Party presidential candidates in the face of the killing of three people at a Planned Parenthood clinic in Colorado, the shooting of Black Lives Matter protesters by white supremacists in Minneapolis, the increasing attacks on mosques throughout the United States, and the alarming number of shootings of Black men and youth by white police officers, not to mention the recent shooting in San Bernardino, California.

Trump and his fellow right-wing extremists rail against Mexican immigrants, Syrian refugees and young people protesting police violence but said nothing about the police officer who shot Laquan McDonald, a Black 17-year-old, 16 times, or about the Chicago Police Department’s refusal to make public a year-old squad-car video of the incident. And Trump’s camp has remained silent about the threat of white supremacists groups in the United States, the US drone strikes that killed members of a wedding party in Afghanistan and the illegal targeted assassination of alleged terrorists.

This is not simply the behavior of moral and political cowards; it is the toxic affirmation of the machineries of death we associate with fascism. Such acts point to a large climate of lawlessness in US society that makes it all the easier to ignore human rights, justice and democracy itself. There are historical precedents for this type of violence and for the hate-filled racist speech of the politicians who create the climate that legitimates it. We heard this same hatred in the words of Hitler, Mussolini, Pinochet and other demagogic orators who have ranted against Jews, communists and others alleged «infidels.»

Totalitarianism lives on in new forms and it is just as terrifying and dangerous today as it was in the past.

Trump’s recent call to bring back waterboarding and to support a torture regime far exceeds what might be called an act of stupidity or ignorance. Torture in this instance becomes a means of exacting revenge on those whom the right considers to be «other,» un-American and inferior – principally Muslims, immigrants and activists taking part in the movement for Black lives. We have heard this discourse before during the totalitarian regimes of the 1930s and later during the dictatorships in Latin America in the 1970s. Heather Digby Parton is right when she writes that Donald Trump «may be the first openly fascistic frontrunner for the Republican presidential nomination but the ground was prepared and the seeds of his success sowed over the course of many years. We’ve had fascism flowing through the American political bloodstream for quite some time.» (1)

This is a discourse that betrays dark and treacherous secrets not simply about Trump, but also about the state of US culture and politics. Trump’s brutal racism, cruelty and Nazi-style policy recommendations are more than shocking; they are emblematic of totalitarianism’s hatred of liberalism, its call for racial purity, its mythic celebration of nationalism, its embrace of violence, its disdain for weakness and its anti-intellectualism. This is the discourse of total terror. These elements of totalitarianism have become the new American normal. The conditions that produced the torture chambers, intolerable violence, extermination camps and the squelching of dissent are still with us. Totalitarianism is not simply a relic of the past. It lives on in new forms and it is just as terrifying and dangerous today as it was in the past. (2)

Trump gives legitimacy to a number of fascist policies through his appeal to hypernationalism and disdain of human rights, his portrayal of Muslims and immigrants as a racial and religious threat, a rampant sexism, his obsession with national security, his aggressive mobilization of a culture of fear, his targeting of dissent and individual groups, his endorsement of human rights abuses such as torture, his support for the ongoing militarization of public life, his invocation of an external enemy as a threat to «our way of life,» his call for the creation of a detention system as part of a state of emergency, support for a blind patriotism, his calls for the suspension of the rule of law, his affirmation of a belligerent masculinity, and his support for an aggressive imperial policy.

Mark Summer is right in arguing that the ghost of fascism runs through US society, indicating that fascist sympathies never went away and that the threat of fascism has to be taken seriously. Summer writes that fascism didn’t win on the battlefield, but it won ideologically:

It won because the same fears, the same greed, the same hatred that fueled its growth in the first part of the twentieth century never went away. The symbols of fascism became anathema, but the causes … went deep. And gradually, slowly, one step at a time, all those vices became first tolerated, then treated as virtues, and then as the only acceptable view…. [For instance,] our long, stumbling lurch to the right; the building force of corporate power; the relentless need for war; a police whose power of enforcement is divorced from law; a preening nationalism that rewards the full rights of citizenship only to those who fit an ever-narrower mold … I’m not saying we’re moving toward fascism. I’m saying we started that drift a long time ago, and now we’re well across the line.

Trump is not just an ethically dead aberration. Rather, he is the successor of a long line of fascists who shut down public debate, attempt to humiliate their opponents, endorse violence as a response to dissent and criticize any public display of democratic principles. The United States has reached its endpoint with Trump, and his presence should be viewed as a stern warning of the nightmare to come. Trump is not an isolated figure in US politics; he is simply the most visible and popular expression of a number of extremists in the Republican Party who now view democracy as a liability. Ben Carson, Ted Cruz and Marco Rubio all support an ideology that reduces certain human beings «to anonymous beings.» Think about their prevailing attacks on Mexican immigrants, Black people and Syrian refugees. Primo Levi, the great writer and survivor of Auschwitz, called this use of dehumanizing abstractions one of the core principles of Nazi barbarism. Fast forward to Trump’s endorsement of violence at his rallies, coupled with his overt racism, his call for mass surveillance, his discourse of mass hatred and his embrace of politics as an extension of war.

This is not the discourse of Kafka, but of those extremists who have become cheerleaders for totalitarianism. Trump is not a straight talker, as some writers have claimed, or merely entertaining. As David L. Clark pointed out in a personal correspondence, the frankness of Trump’s call for violence coupled with his unapologetic thirst for injustice position him as the «latest expression of a fascism that has poisoned political life throughout modernity. He is unabashedly vicious because he is both an agent and a symptom of a barren political landscape in which viciousness goes insolently unhidden.» (3) Trump is a monster without a conscience, a politician with a toxic set of policies. He is the product of a form of finance capitalism and a long legacy of racism and violence in which conscience is put to sleep, democracy withers and public values are extinguished. This is truly a time of monsters and Trump is simply the most visible and certainly one of the most despicable.

What must be acknowledged is that Trump is the most extreme visible expression of a new form of authoritarianism identified by the late political theorist, Sheldon Wolin. According to Wolin, all the elements are in place today for a contemporary form of authoritarianism, which he calls «inverted totalitarianism.» Wolin writes:

Thus the elements are in place: a weak legislative body, a legal system that is both compliant and repressive, a party system in which one part, whether in opposition or in the majority, is bent upon reconstituting the existing system so as to permanently favor a ruling class of the wealthy, the well-connected and the corporate, while leaving the poorer citizens with a sense of helplessness and political despair, and, at the same time, keeping the middle classes dangling between fear of unemployment and expectations of fantastic rewards once the new economy recovers. That scheme is abetted by a sycophantic and increasingly concentrated media; by the integration of universities with their corporate benefactors; by a propaganda machine institutionalized in well-funded think tanks and conservative foundations; by the increasingly closer cooperation between local police and national law enforcement agencies aimed at identifying terrorists, suspicious aliens, and domestic dissidents. (4)

Totalitarianism destroys everything that makes politics possible. It is both an ideological poison and a brutal mode of governance and control. It puts reason to sleep and destroys any viable elements of democracy. Trump reminds us of totalitarianism’s addiction to tyranny, its attachments to the machineries of death and its moral emptiness. What is crucial to acknowledge is that the stories, legacies and violence that are part of totalitarianism’s history must be told over and over again so that it becomes possible to recognize how it appears in new forms, replicated under the banner of terror and insecurity by design, and endlessly legitimated by the image-making of the corporate disimagination machines. The call to safety in authoritarian societies is code for illicit spying, treating people as criminals, militarizing the police, constructing a surveillance state, allowing the killing of Black people as acts of domestic terrorism, and ultimately making disappear those individuals and groups that we dehumanize or consider threatening. The extremist fervor that Trump has stirred up should be a rallying cry for a struggle not simply against a crude and reactionary populism, but also against the tyranny of totalitarianism in its new and proto-fascist forms.

Note: This article was adapted from a much shorter article that appeared previously on CounterPunch.

Footnotes

1. Heather Digby Parton, «The Unprecedented Nightmare of Donald Trump: He’s Actually a Fascist,» AlterNet, [November 25, 2015]. Online:http://www.alternet.org/news-amp-politics/unprecedented-nightmare-donald-trump-hes-actually-fascist. It is interesting to note that John Kasich released an ad directly connecting Donald Trump to the Nazis. Hopefully, the corporate media will wake up and do the same thing. See TrueBlueMontaineer, «Kasich’s new Trump ad goes full on Godwin and it’s a doozy,» Daily Kos (November 24, 2015). Online:http://www.dailykos.com/stories/2015/11/24/1454059/-Kasich-s-new-Trump-ad-goes-full-Godwin-and-it-s-a-doozy?detail=email

2. See, especially, Hannah Arendt, The Origins of Totalitarianism, (Houghton Mifflin Harcourt, New York: 2001).

3. Personal correspondence with David L. Clark. November 30, 2015.

4. Ibid., 14-15.

Copyright, Truthout. May not be reprinted without permission of the author.

 

 

 

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Venezuela: Fe y Alegría sigue rompiendo paradigmas en la educación venezolana

fe y alegria

El entorno inteligente / 5 de Marzo de 2016

El sueño del padre José María Vélaz se mantiene vivo Fe y Alegría sigue rompiendo paradigmas en la educación venezolana Este 5 de marzo se conmemoran 61 años de la fundación de la primera escuela privada en un barrio pobre, con educación cristiana pero conducida por laicos, y que impartía clases en un mismo salón a hembras y varones, algo nunca visto en la Venezuela de 1955 Prensa Unidad Venezuela (Caracas, 5 de marzo 2016).- «La educación de los pobres no puede ser una pobre educación». Esta frase del ideario del sacerdote jesuita José María Vélaz (1910-1985), define el apostolado con el cual abrazó su magna obra, Fe y Alegría, visionaria allá por 1955, cuando, en el domicilio de un humilde albañil, se instituyó en Caracas la primera escuela: una fructífera cruzada que trascendió la geografía nacional hasta otros países de América Latina y África.»Nuestro fundador siempre dijo que no podíamos quedarnos en chiquito porque si somos poquitos nadie nos escucha, pero si somos muchos nos tienen que escuchar, y ese ha sido el empeño en crecer. Fe y Alegría es una sexagenaria recién nacida: ante nuevos problemas buscamos nuevas soluciones» Quien así se expresa es la educadora Luisa Pernalete, con cuatro décadas de labor en Fe y Alegría.»Yo estuve 25 años en Zulia y después 15 en Bolívar; y ahora soy itinerante en el Centro de Formación, instancia de asesoría y de investigación?, dijo. Especial efemérides la de este 5 de marzo, que rememora 61 años de gestión por la enseñanza popular integral y la promoción social, con una propuesta de educación pública y administración privada. Con 13 mil trabajadores enVenezuela, se ubica en más de setecientos puntos geográficos y un millar de servicios, repartidos entre planteles y colegios universitarios, el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA), junto con los Centros de Capacitación Laboral (Cecal) y otras unidades no formales. La pedagoga recuerda cuando le correspondió coinstaurar un plantel al noroeste del país, calificándolo como una muestra de la capacidad de resiliencia, de nacer, crecer y reinventarse en los entornos violentos, de pobreza extrema, en medio de una gran soledad.»Una escuelita que ayudamos a fundar en 1992, con los wayúu de la Alta Guajira, en pleno desierto. Ahí nacimos con 4to, 5to y 6to grados?, evocó. Ante la amenaza del pensamiento único, la profesional indicó que Fe y Alegría auspicia la diversidad.»Tenemos escuelas hasta con siete pueblos indígenas y eso no es un problema, eso es una complejidad y un valor. Si revisamos el tema de las garantías, se observa que hubo sociedades que privilegiaron los derechos políticos, otros los derechos económicos y sociales; nosotros decidimos que los derechos humanos son interdependientes y se necesitan todos?, dijo.»Los muchachos deben conocer de todo: yo propongo que se seleccione a 10 premios Nobel que estudien la situación que les tocó enfrentar, y que nos beneficiemos de esas experiencias de diferentes personalidades, religiones y posturas?, dictaminó. En el aire con buen espíritu»En este conflicto político y en esta realidad económica, Fe y Alegría tiene la premisa de saber leer de cara al futuro: no vivir de los 60 años pasados sino que tenemos el reto de identificar cuál es el rol social, educativo y hasta político que hoy tenemos que jugar ante la nueva realidad del país. La Fe y Alegría del futuro pasa por tender puentes entre diferentes sectores» Tal es la posición del docente y comunicador Gerardo Lombardi, director del Instituto Radiofónico Fe y Alegría, con 25 frecuencias operativas en el aire,? emisoras muy grandes»  Guadualito, Maracaibo, El Tigre, Caracas, Puerto Ordaz», y unas más pequeñas» en la frontera zuliana con Colombia, contamos con una en la Guajira, y otra en la sierra de Perijá además, en Tucupita, en Delta Amacuro»»»Estas últimas tres emisoras prestan un servicio intercultural bilingüe, con programación en lengua indígena. Tenemos cartillas de alfabetización en guajiro y en warao, y el proyecto de hacerlas también en yukpa, barí y kariña?, informó. Con 33 años activo en la institución, recordó que Fe y Alegría surgió, durante la dictadura perezjimenista, para romper paradigmas en la educación, entre ellos el del sistema de enseñanza dividido en público y privado.»Este último destinado solo a quienes podían pagarlo, con colegios para varones y colegios para hembras, y los colegios religiosos generalmente para las clases altas»»Entonces, nos convertimos en la primera escuela católica, de educación cristiana, en un barrio, privada y mixta, destacando que» salvo el padre Vélaz – no era conducida por sacerdotes sino por los laicos y la propia comunidad?, precisó. Expresó que Fe y Alegría se sostiene con lo que recibe del Estado» gracias al convenio de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec) -, además de donaciones de la empresa privada y el aporte de la colectividad.»Y, por supuesto, trabajar en Fe y Alegría»no es de tiempo completo sino repleto?: muchos, además de sus horas, cumplen trabajo comunitario y complementario que no es pagado» Y es que, recogiendo palabras del padre Vélaz, en la Fe y Alegría que se inició hace más de seis decenios, comenzando donde terminaba el asfalto y la ciudad perdía su nombre; en la Fe y Alegría que cada día cobra mayor vigencia gracias a los Hombres de Activa Esperanza, quienes siguen los pasos que vislumbró el fundador de la obra, se encuentra, ciertamente, la Venezuelaposible, con la que él soñó despierto. — Más información en: www.unidadvenezuela.org Para contacto: 0414.685.73.78 Twitter: @unidadvenezuela FanPage: Unidad Venezuela Youtube: UnidadVenezuela Instagram: Unidad Venezuela — Más información en: www.unidadvenezuela.org Para contacto: 0414.685.73.78 Twitter: @unidadvenezuela FanPage: Unidad Venezuela Youtube: UnidadVenezuela Instagram: Unidad Venezuela — Has recibido este mensaje porque estás suscrito al grupo «GRUPO PRENSA UNIDAD VENEZUELA» de Grupos de Google. 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Fe y Alegría, visionaria allá por 1955, cuando, en el domicilio de un humilde albañil, se instituyó en Caracas la primera escuela: una fructífera cruzada que trascendió la geografía nacional hasta otros países de América Latina y África.

«Nuestro fundador siempre dijo que no podíamos quedarnos en chiquito porque si somos poquitos nadie nos escucha, pero si somos muchos nos tienen que escuchar, y ese ha sido el empeño en crecer. Fe y Alegría es una sexagenaria recién nacida: ante nuevos problemas buscamos nuevas soluciones»

Quien así se expresa es la educadora Luisa Pernalete, con cuatro décadas de labor en Fe y Alegría.»Yo estuve 25 años en Zulia y después 15 en Bolívar; y ahora soy itinerante en el Centro de Formación, instancia de asesoría y de investigación?, dijo.

Especial efemérides la de este 5 de marzo, que rememora 61 años de gestión por la enseñanza popular integral y la promoción social, con una propuesta de educación pública y administración privada. Con 13 mil trabajadores en Venezuela, se ubica en más de setecientos puntos geográficos y un millar de servicios, repartidos entre planteles y colegios universitarios, el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA), junto con los Centros de Capacitación Laboral (Cecal) y otras unidades no formales.

La pedagoga recuerda cuando le correspondió coinstaurar un plantel al noroeste del país, calificándolo como una muestra de la capacidad de resiliencia, de nacer, crecer y reinventarse en los entornos violentos, de pobreza extrema, en medio de una gran soledad.»Una escuelita que ayudamos a fundar en 1992, con los wayúu de la Alta Guajira, en pleno desierto. Ahí nacimos con 4to, 5to y 6to grados?, evocó.

Ante la amenaza del pensamiento único, la profesional indicó que Fe y Alegría auspicia la diversidad.»Tenemos escuelas hasta con siete pueblos indígenas y eso no es un problema, eso es una complejidad y un valor. Si revisamos el tema de las garantías, se observa que hubo sociedades que privilegiaron los derechos políticos, otros los derechos económicos y sociales; nosotros decidimos que los derechos humanos son interdependientes y se necesitan todos?, dijo.

«Los muchachos deben conocer de todo: yo propongo que se seleccione a 10 premios Nobel que estudien la situación que les tocó enfrentar, y que nos beneficiemos de esas experiencias de diferentes personalidades, religiones y posturas?, dictaminó.

En el aire con buen espíritu

«En este conflicto político y en esta realidad económica, Fe y Alegría tiene la premisa de saber leer de cara al futuro: no vivir de los 60 años pasados sino que tenemos el reto de identificar cuál es el rol social, educativo y hasta político que hoy tenemos que jugar ante la nueva realidad del país. La Fe y Alegría del futuro pasa por tender puentes entre diferentes sectores»

Tal es la posición del docente y comunicador Gerardo Lombardi, director del Instituto Radiofónico Fe y Alegría, con 25 frecuencias operativas en el aire,? emisoras muy grandes»  Guadualito, Maracaibo, El Tigre, Caracas, Puerto Ordaz», y unas más pequeñas» en la frontera zuliana con Colombia, contamos con una en la Guajira, y otra en la sierra de Perijá además, en Tucupita, en Delta Amacuro»»

«Estas últimas tres emisoras prestan un servicio intercultural bilingüe, con programación en lengua indígena. Tenemos cartillas de alfabetización en guajiro y en warao, y el proyecto de hacerlas también en yukpa, barí y kariña?, informó.

Con 33 años activo en la institución, recordó que Fe y Alegría surgió, durante la dictadura perezjimenista, para romper paradigmas en la educación, entre ellos el del sistema de enseñanza dividido en público y privado.»Este último destinado solo a quienes podían pagarlo, con colegios para varones y colegios para hembras, y los colegios religiosos generalmente para las clases altas»

«Entonces, nos convertimos en la primera escuela católica, de educación cristiana, en un barrio, privada y mixta, destacando que» salvo el padre Vélaz – no era conducida por sacerdotes sino por los laicos y la propia comunidad?, precisó.

Expresó que Fe y Alegría se sostiene con lo que recibe del Estado» gracias al convenio de la Asociación Venezolana de Educación Católica (Avec) -, además de donaciones de la empresa privada y el aporte de la colectividad.»Y, por supuesto, trabajar en Fe y Alegría»no es de tiempo completo sino repleto?: muchos, además de sus horas, cumplen trabajo comunitario y complementario que no es pagado»

Y es que, recogiendo palabras del padre Vélaz, en la Fe y Alegría que se inició hace más de seis decenios, comenzando donde terminaba el asfalto y la ciudad perdía su nombre; en la Fe y Alegría que cada día cobra mayor vigencia gracias a los Hombres de Activa Esperanza, quienes siguen los pasos que vislumbró el fundador de la obra, se encuentra, ciertamente, la Venezuela posible, con la que él soñó despierto.

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