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México: El trato del Legislativo a los padres y madres de Ayotzinapa.

América del Norte/México/13.12.2016/Autor y Fuente: https://desinformemonos.org

Desde abril de este año, los papás y mamás de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa solicitaron formalmente su comparecencia en la alta tribuna del país, para ser escuchados por quienes dicen representar los intereses más sentidos del pueblo mexicano. Como siempre sucede con los formalismos jurídicos, no hubo respuesta a la solicitud planteada. Este desdén del Congreso federal hacia los papás y mamás, los obligó a tomar una postura más firme. Se plantaron en la entrada de la Cámara para emplazar a los diputados a dar una respuesta. Fue la Comisión Especial para el caso Ayotzinapa la que se encargó de hacer las gestiones necesarias ante la Junta de Coordinación Política del Congreso para atender la solicitud de los familiares, quienes del 24 al 28 de octubre se instalaron en la entrada del Palacio Legislativo de San Lázaro.

Los papás y mamás que permanecieron día y noche plantados sopesaron la falta de compromiso y sensibilidad de la totalidad de los diputados y diputadas. Ninguno de ellos ni de ellas se apropiaron de su causa, fue más bien la presión social que ejercieron la que pudo abrir un resquicio para la interlocución. Esta forma de hacer pública la protesta causó molestia entre los representantes de los grupos empresariales que llegaban presurosos al Congreso. Para este sector pudiente, la carpa que albergaba a los papás y mamás en la entrada principal del Palacio era un estorbo en su trabajo de cabildeo político. Se trataba de momentos claves, porque estaba en discusión el presupuesto de 2017. Infinidad de asesores de corporativos y representantes de organizaciones hacían largas filas para entrar al Congreso y establecer contacto con diputados afines a sus intereses económicos.

Eran muy evidentes los contrastes sociales en un espacio donde se entrecruzaban diversidad de actores sociales, políticos y empresariales, llevando consigo intereses antagónicos. La gran mayoría de personajes encorbatados se mostraban ajenos a lo que planteaban los padres y madres de los 43. Todos y todas expresaban su molestia por la demora de sus citas. Llamaban a sus contactos por sus celulares y de diferente manera hacían sentir su desprecio y coraje a quienes desde hace más de dos años luchan incansablemente por encontrar a sus hijos. La aglomeración de gente que estaba ansiosa de entrar frustraba cualquier intento de burlar la fila y llegar directo a la ventanilla.

El porte sencillo de los papás y mamás y sus palabras claras y directas contra los diputados y diputadas que no los atendían, contrastaba con la arrogancia y suntuosidad de la clase pudiente amafiada con los líderes de las fracciones parlamentarias o presidentes de comisiones estratégicas encargadas de elaborar la propuesta del presupuesto para el 2017. El plantón no era para arrancar dinero, ni para exigir alguna partida presupuestal. Era para obligar a los representantes populares a brindar atención digna a quienes dicen representar y defender sus intereses. A las familias que han sido vilipendiadas por el Ejecutivo federal y por las instituciones encargadas de proteger los derechos de las víctimas y de investigar los delitos. Su lucha, a diferencia de quienes hacían fila para negociar partidas presupuestales con los diputados, es por lo más elemental: ser escuchados por los representantes del Poder Legislativo. Comparecer en el salón de plenos para presentar el caso Ayotzinapa, que ha cimbrado a México y obligar a que la Cámara de Diputados asuma el compromiso de velar por los derechos de las víctimas; de ser garantes para que se haga una investigación acorde con los estándares internacionales de derechos humanos, plasmados como ley interna en la misma Constitución. Su lucha es por el piso básico que exige todo ciudadano y ciudadana: proteger la vida y garantizar justicia y verdad.

La exigencia tuvo sus frutos, obligó a que la Comisión para el Caso Ayotzinapa se pusiera a trabajar, que hicieran llegar el sentir de los papás y mamás a los integrantes de la Junta de Coordinación Política y obligaron a que las fracciones parlamentarias fijaran su postura sobre cómo atender la demanda de las familias víctimas de desaparición de sus 43 hijos, que plantearon su comparecencia ante el pleno.  Se logró que en las fechas  previas sesionara la Comisión Especial para asumir una postura en torno a la presencia de los padres de Ayotzinapa. El jaloneo no se hizo esperar, las fracciones del PRI, PAN y Verde Ecologista cerraron filas para oponerse a que los papás y mamás estuvieran presentes para hablar del caso de sus 43 hijos desaparecidos en el salón de plenos. Las demás fracciones impulsaron la propuesta de las familias. La propuesta que logró tener consenso por parte de todas las fracciones parlamentarias fue recibir a los papás y mamás de los 43 estudiantes en la sala de sesiones de la Comisión Permanente, conocido como salón verde. 

Fue el tesón mostrado por los padres y madres, que en todo momento luchan con el corazón por delante, para romper con las inercias, burocratismos y cerrazón de las autoridades, lo que logró ahora abrir las puertas del Palacio Legislativo, para que todas las fracciones parlamentarias escucharan, el pasado 23 de noviembre,  el dolor de México condensado en el movimiento por los 43

A diferencia de la comparecencia de una delegación del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y otra delegación del Congreso Nacional Indígena, que en la voz de la Comandanta Esther dirigieron su mensaje central a la nación en el salón de plenos, el 28 de marzo de 2001, la participación de los padres y madres de los 43 estudiantes desparecidos, se dio en la sala de sesiones de la Comisión Permanente. Su comparecencia se enmarca dentro de un contexto sumamente adverso y doloroso, por los miles de casos de personas desaparecidas y asesinadas, situación que ha generado gran preocupación en los organismos internacionales que en sus visitas han corroborado la grave crisis de derechos humanos en que se encuentra sumido nuestro país. En sus informes,  han documentado que la práctica de la tortura es sistemática y que las mismas desapariciones de personas es un fenómeno recurrente, a causa de un sistema de justicia impune que protege a los agentes estatales que violan los derechos humanos de las víctimas.

Entre las mismas fracciones parlamentarias existió el jaloneo político. Varios diputados y diputadas se opusieron a que los padres y madres de los 43 hayan ocupado la tribuna legislativa.  Fue evidente su negativa y cerrazón a escuchar y conocer la realidad de las víctimas de este sexenio, de las graves violaciones de derechos humanos que van a la alza y de las estrategia fallida implementada por el Ejecutivo federal, para contener la avalancha delincuencial. Este rejuego de fuerzas políticas y de intereses facciosos deja entrever cómo los poderes públicos supeditan los intereses de la población pobre que sufre y que carga con el dolor de sus hijos desaparecidos, a los intereses macroeconómicos, pero sobre todo, a mantener las estructuras que son causa de la tragedia que vivimos, porque es un sistema que protege a los perpetradores, que se confabula con el crimen organizado y que se niega a atender las recomendaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), quienes han elaborado varias recomendaciones orientadas a redireccionar las investigaciones realizadas por la PGR y a atender planteamientos centrales para la búsqueda de los estudiantes y garantizar la atención apropiada a las víctimas.

Los padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos comparecieron en el Congreso Federal para emplazar al Poder Ejecutivo a que asuma un papel más proactivo en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos. Se requiere un contrapeso político ante los otros poderes, que esté del lado de las víctimas, que haga eco a sus reclamos, que impulse el mecanismo especial de seguimiento de la CIDH y que monitoree el cumplimiento de las recomendaciones emitidas por el GIEI en sus dos informes.

Es un momento propicio para poner a prueba el compromiso de los representantes populares que se han acostumbrado a sobrellevar sin sobresaltos una agenda afín a la clase empresarial interesada en consumar las reformas estructurales que requiere el modelo neoliberal. Han evadido su responsabilidad de defender con ahínco los derechos de la población que increpa al sistema dominante que la ha dejado en total indefensión y la ha transformado en víctima de la violencia y del despojo perpetrado por el mismo gobierno impune.

Fuente: https://desinformemonos.org/trato-del-legislativo-los-padres-madres-ayotzinapa-2/

Imagen: https://desinformemonos.org/wp-content/uploads/2016/11/ayotzi-congreso-1-copia.jpg

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Ayotzinapa: padres de los 43 normalistas exigen al gobierno facilitar labores de la CIDH.

América del Norte/México/01.11.2016/Autor y Fuente:http://www.nodal.am/

Padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos desde hace 25 meses, emplazaron a la Cámara de Diputados a emitir un exhorto al Gobierno federal para permitir las labores de los integrantes del Mecanismo de Seguimiento, implementado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para supervisar las indagatorias abiertas por este caso.

“Pedimos que la Cámara de Diputados pueda exigir al Gobierno Federal y a la PGR que brinden las facilidades para que el Mecanismo de Seguimiento pueda de una vez por todas realizar su trabajo”, indicó Vidulfo Rosales, abogado de los familiares.

El litigante resaltó que el protocolo, diseñado por la CIDH, es una aportación de los padres para “revertir la impunidad histórica, que prevalece en nuestro país”.

Durante su discurso pronunciado durante un mitin en el Antimonumento a las más de 43 víctimas de desaparición forzada, Rosales Sierra adelantó que el próximo 23 de noviembre los padres asistirán al salón Verde de la Cámara de Diputados para externar sus propuestas.

Por último resaltó que el cambio en la titularidad de la Procuraduría General de la República es un intento por ocultar la verdad, no obstante, dijo “esta llegará más tarde que temprano”.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/10/ayotzinapa-padres-de-los-43-normalistas-exigen-al-gobierno-facilitar-labores-de-la-cidh/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/10/5451869fa205416e1704a662-600×350.jpg

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Añoranzas normalistas … No solo era el,nos faltan 43.

Por :Adolfo del Ángel Rodríguez.

La placidez de su sueño era envidiable a esa hora de la noche, cuando se cuelan hasta los huesos los sueños que han de cobrar vida poco a poco durante las horas en que el cuerpo se relaja, yendo y viniendo a placer, aunque al recordar solo un poco de ellos quedará en la conciencia. Ni siquiera se molestaba en moverse, pero su madre seguía ahí, a su lado, velando su bienestar, cumpliendo su deber, protegiendo de lo que fuera a su retoño, a ese pedazo de ella que yacía ahí, tumbado, recuperando energías para enfrentar al mundo de nuevo, para salir a dar la batalla diaria que podría cambiar el mundo en el que había vivido su madre.

Lo acomodó de nuevo y le besaba el pelo con el cariño que solo una madre profesa, canturreando una tonada de cuna, como cuando era un bebé, como cuando comenzaba a angustiarle el haberlo traído al mundo y quería aislarlo de él, pero sabía que él era de esa otra clase, de los que encararían de frente, de los que no buscarían las comodidades para sí solo, ni las cosas fáciles, ni los beneficios propios, que es lo que se vende en la televisión, sino que él sería recto y de miras amplias para sus vecinos, paisanos y para su familia. Llegaba a su fin el candil que había dispuesto para permanecer a su lado, se recostó un poco, pero al recuperar un poco de fuerzas se incorporó para buscar más petróleo buscando darle más vida al candil que perdía poco a poco su animosidad de hacía un par de horas.

De pronto las náuseas la atormentaron, un dolor de cabeza insoportable y unas voces que revoloteaban por su cabeza no la dejaban avanzar, así que se dejó caer en la silla más cercana, se tapó los ojos con ambas manos pero era imposible deshacerse de esas voces, que cada vez estaban más cerca, que se aclaraban cada vez más y de las que poco a poco iba comprendiendo algunas frases. Se tomó completamente la cara con ambas manos; se calmó un poco, respiró hondo, poco a poco fue retirándose las manos del rostro: no era el lugar en donde momentos antes había estado: ahora gente por todos lados, rodeándola, tratando de agarrarla, algunos echándole aire, otros dándole ánimos. Estaba atónita, no sabía de qué se trataba y para cuando se dio cuenta que yacía en medio de mucha gente ya algunas personas la levantaban de los brazos con mucha dificultad. Gente vestida de negro, agotada, ojerosa. Corrieron algunos familiares a abrazarla. Ella no sabía de qué se trataba. Quería zafarse de ellos y correr de nuevo al lecho de su hijo, a cuidar su sueño y comenzó a pedir que apagaran las luces y guardaran silencio; es más, lo exigió.

No entendía de qué se trataba y al ver que nadie hacía caso se dirigió hacia ellos para pedir que se fueran, que dejaran el lugar, que no sabía qué pasaba ahí: le pidieron calma, pero los mandó al carajo, fue entonces cuando se le abalanzaron dos tipos desconocidos, la sujetaron y le inyectaron un calmante; ella los maldijo, pero sus fuerzas menguaron rápido. La colocaron en un sillón en donde dormía plácidamente. Pero despertó de súbito. Y el candil nuevamente ardía y alumbrara a su hijo, pensando ella que debía descansar lo suficiente, pues mañana sería otro día, otra batalla, así que procuró no hacer ruido para que su sueño fuero lo suficientemente reparador.

Preocupados, quienes la veían dormir pensaban en cómo explicarle de nuevo el suceso, de cómo adentrarla de nuevo en la realidad, pues el dolor la mantenía alejada de todo lo que le había sucedido recientemente. En su despertar no había visto el féretro, donde su hijo, víctima de la injusticia y la impunidad yacía desde hacía unas horas, en donde reposaba después de que le avisaron de la terrible noticia que se negaba a asimilar. No habría más escuela. No habría profesor en la familia. No habría quien enfrentara al mundo el día del mañana para bienestar de ella y de los demás. Ya no habría nada. Ahora, de nuevo habría que platicar de nuevo: quién de los suyos le diría de la tragedia y decirle: no solo es él, nos faltan 43.

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A los 43.

 Por: Pedro Miguel

Abel, Abelardo, Adán Abraján, Alexander, Antonio, Benjamín, Bernardo, Carlos Iván, Carlos Lorenzo, César Manuel, Christian Alfonso, Christian Tomás, Cutberto, Dorian, Emiliano Alen, Everardo, Felipe, Giovanni, Israel Caballero, Israel Jacinto, Jesús Jovany, Jonás, Jorge Álvarez, Jorge Aníbal, Jorge Antonio, Jorge Luis, José Ángel Campos, José Ángel Navarrete, José Eduardo, José Luis, Jhosivani, Julio César, Leonel, Luis Ángel Abarca, Luis Ángel Francisco, Magdaleno Rubén, Marcial, Marco Antonio, Martín Getsemany, Mauricio, Miguel Ángel Hernández, Miguel Ángel Mendoza y Saúl:

Están por cumplirse dos años sin ustedes. Bueno, no: en estos 24 meses ustedes han estado más presentes de lo que habían estado nunca. Nos hemos aprendido sus nombres y sus caras, nos hemos enterado de sus edades, sus lugares de origen, sus gustos y los nombres de sus padres. Sus papás, sus mamás y demás familiares, sus compañeros y sus amigos, han despertado cada mañana pensando en ustedes y se han ido a dormir –cuando pueden dormir– con la angustia de un día más acumulado sin saber qué les hicieron, dónde los tienen y por qué nos ocultan ambas cosas. Millones en México y en el mundo hemos compartido y acompañado esa angustia. Y ustedes han estado al frente de miles de manifestaciones y protestas en cientos de ciudades de muchos países y le han dado una voz definida a los infinitos murmullos que han dejado tras de sí las decenas de miles de desapariciones perpetradas antes y después de la de ustedes en el territorio mexicano.

No han estado ausentes, pues, pero se nos ha impedido verlos desde el 26 de septiembre de 2014. Sabemos que ese día ustedes salieron de Ayotzinapa con rumbo a Chilpancingo, que en el camino cambiaron de idea y se dirigieron a Iguala, que allí tomaron unos autobuses y que después se desencadenó una agresión oficial y brutal en contra de ustedes, de sus compañeros y de personas que ni siquiera los conocían. Sabemos que las fuerzas gubernamentales mataron a Julio César Mondragón y a Julio César Ramírez, a Daniel y a David, también alumnos de la Normal rural Raúl Isidro Burgos; a David Josué, un joven futbolista; a Victor Manuel, chofer de autobús, y a Blanca, que viajaba en un taxi. Sabemos que los agresores hirieron de gravedad a Aldo y a Édgar. Sabemos que muchos fueron maltratados por las corporaciones policiales y por personal del Ejército y sabemos que ustedes fueron capturados y que desde entonces no aparecen.

Sabemos también que por medio del centro de comunicaciones que enlazaba a las policías municipal, estatal y federal, a los mandos castrenses y al Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional, las más altas instancias del gobierno de Guerrero y del gobierno federal estuvieron al tanto, con detalle, de todo lo que ocurrió en Iguala esa noche y la madrugada siguiente. Más aun: conocieron cada uno de sus movimientos desde que ustedes salieron de Tixtla. Sabemos que, a pesar de ello, ninguna autoridad civil ni militar del país hizo nada por impedir la agresión.

Sabemos que en estos dos años el gobierno federal ha torcido las investigaciones, ha fabricado culpables, ha ocultado algunas evidencias e inventado otras y ha urdido episodios que jamás ocurrieron; que ha pretendido engañar al Equipo Argentino de Antropología Forense y a personal de la ONU y que se ha negado a permitir la comparecencia de altos mandos policiales y militares ante la justicia e incluso ante instancias de coadyuvancia internacionales como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes. Sabemos que de los celulares de ustedes se hicieron llamadas con fechas muy posteriores al 27 de septiembre y que ninguna instancia oficial ha querido investigar ese dato.

Sabemos que el gobierno tiene los instrumentos, los recursos y la plena capacidad para conocer el paradero de ustedes. Sabemos que lo conoce. Pero seguimos sin saber a ciencia cierta por qué perpetró o ayudó en esa barbarie, o por qué se quedó cruzado de brazos, y por qué sigue negándose a informar dónde están ustedes y a decir la verdad sobre las razones que motivaron la agresión.

¿Fue una acción de terrorismo de Estado dirigida a escarmentar al conjunto de las normales rurales y de los movimientos populares? ¿Fue una acción orientada a encubrir intereses delictivos que habrían podido quedar casualmente al descubierto con la presencia de ustedes en Iguala? ¿Se trató de un ajuste de cuentas dentro del grupo en el poder para favorecer a algunos funcionarios y perjudicar a otros? ¿Fue un paso de una política deliberada de desestabilización en la zona en beneficio de grupos empresariales y/o criminales? ¿Fue una combinación de dos o más de esas razones?

En estos dos años el gobierno no ha podido evitar que salgan a relucir algunos rasgos de su insensibilidad, su torpeza, su crueldad y su podredumbre, pero es evidente que aún tiene mucho que ocultar y que por eso se ha negado a decir dónde están ustedes. Se ha empecinado en ello, aun a costa de perder la credibilidad que le quedaba, asistir al derrumbe de la imagen internacional que tanto dinero y esfuerzos le había costado construir y convertirse en objeto del odio y el desprecio de millones de personas en el país y en el planeta.

Muy honda ha de ser la sentina de oscuridad y de inmundicia desde la que se urdió la agresión contra ustedes, chavos de Ayotzinapa, como para que este régimen siga decidido a ocultarla al precio que sea. Es estremecedor pensar que los personeros del peñato inventan episodios horribles, como la pira del basurero de Cocula, con tal de mantener en secreto realidades que deben ser mucho más aterradoras; que asumen públicamente una supuesta incapacidad para impedir 43 desapariciones forzadas a fin de encubrir lo que verdaderamente son capaces de hacer y han hecho.

Pero el apabullante manto de sombras que este cúmulo de poderes antropófagos ha lanzado sobre ustedes, muchachos normalistas cargados de sueños, activistas y por ende generosos, terminará por desgarrarse. En estos más de setecientos días, ustedes y sus familias, en primer lugar, han estado trabajando para ello y han logrado congregar en la tarea a incontables personas de buena voluntad que no van a resignarse. Más temprano que tarde sabremos dónde están y por qué se los llevaron y los culpables de su ausencia pagarán sus delitos.

Abel, Abelardo, Adán Abraján, Alexander, Antonio, Benjamín, Bernardo, Carlos Iván, Carlos Lorenzo, César Manuel, Christian Alfonso, Christian Tomás, Cutberto, Dorian, Emiliano Alen, Everardo, Felipe, Giovanni, Israel Caballero, Israel Jacinto, Jesús Jovany, Jonás, Jorge Álvarez, Jorge Aníbal, Jorge Antonio, Jorge Luis, José Ángel Campos, José Ángel Navarrete, José Eduardo, José Luis, Jhosivani, Julio César, Leonel, Luis Ángel Abarca, Luis Ángel Francisco, Magdaleno Rubén, Marcial, Marco Antonio, Martín Getsemany, Mauricio, Miguel Ángel Hernández, Miguel Ángel Mendoza y Saúl: nos hacen falta. Los queremos mucho.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/a-los-43/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/09/jornada.unam_3.jpg

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PGR de México asegura «justicia plena» para caso Ayotzinapa.

Pese a que la versión presentada por la PGR de México sobre la desaparición de los 43 normalistas ha sido contradicha por diversas investigaciones, el organismo asegura que alcanzará la «justicia plena».

América del Norte/México/27.09.2016/Autor y Fuente:http://www.telesurtv.net/

La Procuraduría General de la República (PGR) de México aseguró este sábado que se mantendrá abierta la investigación del caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa para garantizar “la obtención de información suficiente y apta para saber su paradero, así como lograr el esclarecimiento total de lo acontecido” y lograr la “justicia plena al respecto”.

El ente emitió un comunicado en la víspera de cumplirse dos años de la desaparición de los normalistas, sin que aún haya certezas sobre lo ocurrido entre el 26 y 27 de septiembre de 2014.

El dato: El trabajo publicado por la revista Science sostiene que no hay manera alguna en la que los cuerpos de esa cantidad de personas hayan podido ser calcinados en el basurero de Cocula, Guerrero, como lo plantea la versión oficial de la PGR.

Pese a las inconsistencias de la versión presentada por la PGR, el organismo mexicano aseguró que la prioridad es “mantener una línea de investigación amplia que contemple todas las pesquisas al respecto», así como el “fortalecimiento de las acciones de búsqueda” de los jóvenes.

Asimismo, aclaró que cualquier controversia “por diferencias de criterios técnicos”, serán aclaradas “en su momento”, luego de llegar a un acuerdo con los familiares directos de los 43 normalistas y “mediante los mecanismos legales aplicables”.

“Los recursos, esfuerzos y energías institucionales se destinan en la actualidad y en lo siguiente, de manera prioritaria, al desarrollo de nuevas líneas de investigación, atendiendo en todo momento los planteamientos, propuestas y peticiones de los familiares de las víctimas directas, de la coadyuvancia y de los organismos nacionales e internacionales que han venido dando seguimiento al caso”, reza el comunicado.

En contexto

El 26 de septiembre de 2014, un grupo de alumnos de Ayotzinapa tomaron varios autobuses comerciales para viajar a una manifestación en la ciudad de México. Según la declaración de los miembros del cártel Guerreros Unidos, integrantes de esta célula delictiva, incitados por la policía local, emboscaron a los estudiantes y posiblemente los confundieron con miembros de un cártel rival. Algunos estudiantes fueron asesinados con armas de fuego, otros escaparon y 43 fueron secuestrados y, según se afirma, ejecutados.

Los miembros del cártel indicaron que incineraron los cuerpos en un basurero municipal, en las afueras del pueblo de Cocula. Seis semanas más tarde, los investigadores federales anunciaron que encontraron bolsas con restos humanos, convertidos en cenizas, tanto en el basurero como en un río cercano.

Casi dos años después del secuestro y asesinato de los estudiantes no hay condena judicial ni tampoco consenso. La herida abierta aquella noche del 26 al 27 de septiembre aún está lejos de cerrarse.

Los padres de las víctimas rechazan la versión oficial y el GIE arrojó serias dudas sobre el proceder de los investigadores mexicanos.

Fuente:

http://www.telesurtv.net/news/PGR-de-Mexico-asegura-justicia-plena-para-caso-Ayotzinapa-20160924-0047.html

Imagen: http://www.telesurtv.net/__export/1474768656390/sites/telesur/img/multimedia/2016/09/24/636101722214942747w.jpg_1718483346.jpg

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