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América Latina: “Niñas, no madres”: cuando el embarazo acaba con la infancia

Redacción: DW

América Latina es la única región del mundo en que el embarazo de niñas va en aumento. Una campaña llama a proteger a las menores ante la violencia sexual y las secuelas de la maternidad infantil.

Si el embarazo adolescente ya es una realidad preocupante en América Latina, donde se registra la segunda mayor tasa a nivel mundial, en el caso de las niñas representa una situación aún más grave. Esta es la única región en que los partos en menores de 10 a 14 años tienen una tendencia ascendente.

«Es un problema creciente que atañe tanto a la salud pública como a los derechos humanos”, dice a DW Ximena Casas, de Planned Parenthood Global (PPG). El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) calcula que el 2% de las mujeres latinoamericanas en edad fértil tuvieron su primer parto antes de los 15 años.

Los últimos casos, como el de la niña argentina de 11 años, embarazada tras ser violada reiteradamente por la pareja de su abuela, han destapado un problema que pasa generalmente inadvertido. Mainunby, la pequeña de 9 años de Paraguay, embarazada por su padrastro, o la chica peruana de iniciales L.C., de 13, quien al enterarse de que estaba encinta intentó suicidarse lanzándose de un tejado, no son situaciones aisladas.

El embarazo a esta edad es casi siempre producto de la violencia sexual y constituye una realidad invisibilizada, que las políticas públicas no están abordando. «Cuando empezamos a ver todos estos casos tan alarmantes de niñas de 9, 10 y 11 años, nos dimos cuenta de que ninguna de las intervenciones enfocadas a disminuir el embarazo no deseado en la adolescencia está pensada para estas nenas tan pequeñas”, dice a DW Fernanda Doz Costa, de Amnistía Internacional (AI)

Una campaña por las niñas

La campaña «Niñas, no madres”, iniciada por AI, PPG, la ONG mexicana Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) y el Consorcio Latinoamericano Contra el Aborto Inseguro (CLACAI), busca crear conciencia sobre esta situación y alertar sobre los riesgos de la maternidad a estas edades. «Buscamos que las niñas puedan vivir una infancia plena y realmente puedan ser niñas”, dice Ximena Casas.

Muchas voces y organizaciones se han sumado a la iniciativa, cuyo mensaje apareció fuerte en las manifestaciones del pasado 8 de marzo. «Es un llamado a la ciudadanía para cambiar los patrones socioculturales de una región bastante patriarcal”, agrega.

Aktion „Niñas no madres („Mädchen, nicht Mütter“) in Lateinamerika (Niñas no madres )

Las cifras hablan por sí solas. Según el estudio «Vidas Robadas”, realizado por PPG en niñas de 9 a 14 años de cuatro países latinoamericanos, el embarazo en niñas subió un 74% en el último decenio en Ecuador, hasta llegar a unos 3.800 casos en 2010. En Perú dieron a luz en 2013 unas 1.100 menores de 12 y 13 años.

De acuerdo con datos de la campaña «Niñas, no madres”, en Argentina, cada tres horas una chica de entre 10 y 14 años tiene un parto. En Perú, cada día cinco menores de 15 dan a luz. En Ecuador, 17.448 menores de 14, víctimas de violencia sexual, tuvieron un parto entre 2009 y 2016.

En Guatemala, cada día, nueve niñas menores de 15 años resultan embarazadas. En 2017 se registraron 2.356 alumbramientos en menores de 15. En Paraguay, 634 chicas entre 10 y 14 dieron a luz en 2016.

Aktion „Niñas no madres („Mädchen, nicht Mütter“) in Lateinamerika (Niñas no madres )

Maternidad peligrosa

El embarazo a tan corta edad implica una serie de riesgos físicos, que incluyen rotura del piso pélvico, preeclampsia y parto prematuro. «También hay efectos en la salud mental y social, es decir, en el proyecto de vida de las niñas que han sido forzadas a una maternidad producto de un acto delictual, como es la violencia sexual. En algunos países de la región, la segunda causa de mortalidad materna en estas edades es el suicidio”, afirma Casas.

Abandonan la escuela y tienen más probabilidades de tener empleos mal remunerados y mayores niveles de violencia. «La maternidad perpetúa ese ciclo de discriminación y pobreza”, subraya Casas. Según datos de «Niñas, no madres”, en Perú el 60% de las menores de 15 años tuvo complicaciones durante el embarazo. En Argentina, seis de cada 10 niñas embarazadas dejan la escuela.

«Es una situación extremadamente grave. En Perú, las muertes en menores de 15 años por razones de la maternidad cuadruplican las de mujeres adultas”, indica Susana Chávez, del Centro de Promoción y Defensa de Derechos Sexuales y Reproductivos (PROMSEX), de Perú.

Obligadas a ser madres

«Niñas, no madres” es también una alerta contra la maternidad forzada, esto es, cuando a las menores se les niega o dificulta la interrupción del embarazo. Ximena Casas advierte que «a pesar de que en la mayoría de los países latinoamericanos, excepto seis, hay aborto legal por alguna causal, estas niñas víctimas de la violencia sexual no están accediendo a ello”.

Ya sea por la causal de violación o por ser un embarazo de alto riesgo para la madre, el aborto está legalmente permitido en gran parte de la región. Sin embargo, lo obstaculizan desde razones de conciencia hasta judiciales, pasando por el temor o la negativa de los padres que ejercen de tutores legales.

„Niñas no madres („Mädchen, nicht Mütter“) in Lateinamerika (Niñas no madres )

«Ninguna niña debiera estar embarazada. La mayoría son víctimas de violación y ninguna debería ser obligada a llevar un embarazo”, sostiene Chávez. «Obligar a una niña a llevar adelante un embarazo que es producto de una violación califica en el derecho internacional como tortura”, afirma Doz Costa.

«El llamado a los Estados es que garanticen que las niñas víctimas de violencia sexual reciban una atención integral, y se tenga en cuenta la afectación que genera un embarazo en la salud física, mental y el proyecto de vida”, dice Casas. Esto incluye, indica la experta, respetar el principio de autonomía reproductiva.

También mejorar el acceso a la justicia, acelerar los procesos, y entregar una mejor educación sexual: «El 90% de los casos de violencia sexual en niñas menores de 15 ocurren en su entorno familiar. Cuando tienen acceso a una educación sexual integral son capaces de entender cuándo ciertas caricias y tocamientos son indebidos y pueden alejarse o avisar a tiempo”, subraya Casas.

Organismos de derechos humanos reiteran que la jurisprudencia avala el derecho de las niñas. L.C., hoy de 22 años, ganó una demanda contra el Estado peruano ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw) de la ONU, por no haber sido operada de la lesión a la médula espinal a tiempo, como pedía la familia. El hospital privilegió proteger al hijo que esperaba. Semanas más tarde la chica tuvo un aborto espontáneo y perdió al bebé. Hoy está parapléjica de por vida.

 Fuente: https://www.dw.com/es/ni%C3%B1as-no-madres-cuando-el-embarazo-acaba-con-la-infancia/a-48086258
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África, esclava de la intolerancia

Por: Geraldo Elorriaga

La corrupción política, la ignorancia social y el fanatismo religioso impiden al continente avanzar en el respeto a los derechos humanos. Los tímidos progresos de Sudáfrica aportan un rayo de esperanza

Lo llaman derechos humanos, pero suele ser una cuestión de mera supervivencia. Las calles africanas se llenan de individuos que protestan, fundamentalmente, por medidas que amenazan la subsistencia de la población. Las marchas semanales que amenazan al Gobierno sudanés estuvieron motivadas, en su inicio, por la subida de la barra de pan de una a tres libras, unos seis céntimos de euro, mientras que las revueltas sociales en Zimbabue remiten a una subida del carburante y el aceite doméstico. No olvidemos que la requisa de las mercancías de un vendedor ambulante desencadenó la caída del régimen tunecino y el fenómeno de la Primavera Árabe.

La precariedad condiciona tanto la conducta de las masas como de sus dirigentes. La última reforma del Código Penal en Angola, recientemente aprobada, acaba de despenalizar la homosexualidad y ampliar los supuestos necesarios para acceder al aborto legal, incluyendo la violación. El cambio político de la antigua colonia portuguesa evidencia algo más que un talante progresista. El rumbo del nuevo presidente Joao Lourenço parece íntimamente ligado a su necesidad de acceder a las líneas de crédito de los países occidentales.

La lucha por las libertades civiles goza de mayor recorrido allí donde las condiciones económicas y educativas han impulsado el tejido social. Las clases medias han impulsado las demandas políticas y, a menudo, han liderado y reconducido protestas populares que, como en el caso de Sudán, han surgido como respuesta inmediata a medidas impopulares.

Tras la democracia formal de muchas repúblicas impera el autoritarismo de una élite corrupta

La realidad política africana es convulsa porque, a menudo, la fachada institucional tan sólo maquilla un escenario complejo. La democracia formal de muchos de sus Estados no se corresponde con realidades autoritarias donde una elite acapara el poder y se resiste a compartirlo. En este sistema, las reformas legislativas se convierten en papel mojado ante la escasa capacidad para hacerlas efectivas. La corrupción, la falta de una Administración que llegue hasta el ciudadano, las trabas de la burocracia y la ignorancia lastran su plasmación efectiva y el progreso.

Excluidos de la educación

El aborto, la despenalización de las relaciones homosexuales o la equidad de género, además, se enfrentan a la animadversión de la opinión pública, que los considera valores occidentales ajenos a su cultura e, incluso, los rechaza abiertamente. El conservadurismo social se ha convertido en una herramienta de enganche para cultos de procedencia cristiana y musulmana, que suelen condenar a quienes se enfrentan a la corriente mayoritaria. Las minorías religiosas, tribales o sexuales suelen ser las víctimas de esta falta de tolerancia, tan útil para las clases dirigentes.

La educación resulta la clave para la transformación social. Unos noventa millones de jóvenes -la mitad de los menores africanos- no asisten a una escuela, según datos del Banco Mundial, y otros 40 millones la abandonarán en próxima década. La falta de formación mediatizará no sólo su futuro personal, sino también el de los Estados que habitan. Su escasa capacidad crítica no facilitará el cambio de mentalidad y la demanda de un sistema mejor de derechos y libertades.

La mutilación genital femenina es ilegal en Egipto, pero afecta al 90% de las mujeres

El análisis de la situación en seis países nos muestra las lacras y carencias habituales en todo el continente. Algunas son específicas, relacionadas con su turbulento pasado, pero otras son compartidas y hablan del mantenimiento de la violencia como instrumento de dominación, la intolerancia y el sometimiento de la mujer.

Costa de Marfil: Cicatrices abiertas

El crecimiento económico favorece la cicatrización de las heridas de la guerra y aplaca la sed de justicia que aún experimenta Costa de Marfil. Porque el país del golfo de Guinea, uno de los más prósperos de la región, ejemplifica la incapacidad de muchos Estados africanos para dar respuesta a las violaciones de los derechos humanos que causa un conflicto interno. No se han dirimido responsabilidades por la guerra civil de 2011, que provocó masacres y desplazamiento de civiles. Las consecuencias, además, se proyectan en la actualidad, con la proliferación de bandas armadas que extorsionan a la población.

El país también es un modelo de desarrollo legislativo ineficaz, con medias contra la violencia sexual que no resultan prácticas por la pervivencia del estigma social y el difícil acceso a los tribunales. La modernidad de esta potencia emergente también contrasta con la pervivencia de tradiciones como la mutilación genital femenina, que afecta al 88% de las mujeres de la zona septentrional, la poligamia, soportada por el 28% de las esposas, y el matrimonio levirato, que implica el casamiento forzado de la viuda con el hermano del difunto.

Mauritania: La tiranía de la ‘zina’

Los caminos de la justicia mauritana son inescrutables y una mujer de aquel país que denuncie una violación corre el riesgo de acabar en prisión. Esta república islámica prohíbe las relaciones sexuales fuera del matrimonio y una interpretación restrictiva de este delito, conocido como ‘zina’, puede convertir a la víctima en culpable. Existe un proyecto de ley contra la violencia y el acoso, pero aún se halla pendiente de aprobación parlamentaria.

A este país, donde convergen poblaciones de origen árabe y otras subsaharianas, se le achaca un importante déficit en el capítulo de los derechos humanos. A la discriminación social, económica y política de las comunidades de origen meridional y piel oscura se suma la pervivencia de formas de esclavitud, derogadas por la ley, pero que permanecen vigentes y afectan a decenas de miles de personas. Además, las prácticas homosexuales, la blasfemia, el sacrilegio y la apostasía son merecedoras de la pena capital. El bloguero Mohammed Mkhaitir permanece en prisión desde hace cinco años tras criticar el uso que, a su juicio, realiza el Gobierno islámico para discriminar a las minorías.

Egipto: La primavera marchita

La Primavera Árabe supuso un soplo de libertad en un país hasta entonces férreamente controlado por el Ejército, un poderoso aparato político, social y económico. Pero la apertura no cristalizó. El triunfo de los islamistas provocó la reacción militar y el golpe del general Al Sisi se tradujo en un regreso a las viejas fórmulas. Amnistía Internacional denuncia prácticas frecuentas como la detención arbitraria, la tortura, las desapariciones y ejecuciones extrajudiciales.

La población sufre la presión de los cuerpos de seguridad y la no menos violenta del Estado Islámico, responsable de matanzas de policías y civiles. Junto a los problemas políticos, existen otros de tipo social ampliamente arraigados. Los problemas de seguridad se ceban con las mujeres; no en vano El Cairo es considerada la capital mundial del acoso sexual. La Administración ha llegado a culpabilizar a las víctimas, acusándolas de provocar su propia desdicha. La mutilación genital femenina es ilegal, pero su índice del 90% de afectadas tan solo resulta superado por Guinea y Somalia. La falta de libertad religiosa se ceba con la minoría cristiana copta, objetivo de terroristas y de la discriminación de una Constitución que confiere al islam la condición de religión de Estado.

Kenia: La excusa yihadista

La potencia de África Oriental, dotada con una variedad de culturas e importante desarrollo asociativo, no escapa a las carencias habituales. La presión del yihadismo radical coarta la libertad de prensa, sometida a la censura por motivos de seguridad, y acentúa la autonomía de los cuerpos policiales, sospechosos de perpetrar todo tipo de abusos con absoluta impunidad. Oscar Kamau y John Paul Oulu, dos activistas de los derechos humanos empeñados en dar a conocer esta guerra sucia, fueron asesinados en 2009, y tales crímenes aún no han sido resueltos. El derecho a la vida aparece condicionado por la frágil situación de las comunidades del norte, afectadas por la sequía y el hambre. Uno de cada tres kenianos sufre desnutrición. Este escenario resulta ideal para que Uhuru Kenyatta, su presidente, arguya que la abolición de la ley que penaliza el sexo gay no constituye una cuestión de derechos humanos. Al parecer, la emergencia humanitaria también impide que él mismo y su partido sean juzgados por las atrocidades cometidas tras las elecciones de 2007.

Uganda: La homofobia más feroz

La celebración de elecciones periódicas y la concurrencia de partidos suele dar lugar a una democracia formal, que no necesariamente implica ser real. Uganda mantiene ese carácter y, al mismo tiempo, mantiene limitaciones a la libertad de prensa, y las fuerzas de seguridad son criticadas por acosar a la oposición. La república ribereña de los Grandes Lagos también sufre problemas comunes a buena parte del continente, como el trabajo infantil, lacra que afecta al 36% de los niños entre 5 y 14 años.

El espíritu conservador de la sociedad, a menudo rentabilizado por las sectas carismáticas, se manifiesta en iniciativas políticas como una ley contra la homosexualidad, aprobada en 2014, que criminalizaba tanto estas relaciones sexuales como a las ONG que apoyaran al colectivo. Estados Unidos y varios países europeos amenazaron con retirar sus ayudas y el Tribunal Constitucional invalidó la norma. Pero la homofobia se ha exacerbado en el país y los medios locales han llegado a publicar cientos de fotos de presuntos gais.

Sudáfrica: Salir del ‘apartheid’

El país más rico del continente es también el más avanzado en materia de protección del individuo, con una regulación excepcional dentro del continente. La Constitución, aprobada en 1994, incluye una Comisión de Derechos Humanos, obligada a abordar todas las denuncias en este ámbito y establecer reparaciones, pero también a investigar de forma proactiva cualquier tipo de atentado contra la libertad y llevar a cabo una acción educativa.

El fin del régimen del ‘apartheid’, que discriminaba en función del color de la piel, dio lugar a un nuevo marco normativo con talante progresista. Sudáfrica es el único país del continente que ha legalizado el matrimonio gay. Pero el país del arco iris tampoco escapa a males comunes, como son la inseguridad ciudadana, la brutalidad policial y el clientelismo o la capacidad de la burocracia para distribuir subvenciones en función de afinidades políticas. Además, la violencia sexual adquiere dimensiones alarmantes. Uno de cada cuatro varones adultos reconoce haber cometido abusos contra mujeres, incluida la habitual ‘violación correctiva’ de lesbianas.

Fuente: https://www.laverdad.es/sociedad/africa-esclava-intolerancia-20190411120142-ntvo.html

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ESI: voces en contra de la educación sexual en Argentina

Redacción: Noticias

La medida, que data de 2006, supone la obligatoriedad de que las escuelas primarias y secundarias impartan un programa integral para sus alumnos.

El debate por el aborto en 2018 abrió una grieta que alcanzó lo menos pensado: la ley de Educación Sexual Integral (ESI). La medida, que data de 2006, supone la obligatoriedad de que las escuelas primarias y secundarias de todo el país, de gestión privada y estatal, impartan un programa integral de educación sexual para sus alumnos.

El año pasado surgió un proyecto para reformarla: declararla de orden público, (lo que les quita a las provincias la arbitrariedad de aplicarla), anular la posibilidad de que las escuelas la adapten a sus idearios y promover la inclusión de temas vinculados al matrimonio igualitario y a la identidad de género.

Ante esta iniciativa, los grupos religiosos y Provida realizaron numerosas marchas frente al Congreso bajo el lema “Con mis hijos no te metas”, contra lo que ellos consideran un avance de la “ideología de género”.

El proyecto de reforma, que logró dictamen positivo en las comisiones de Educación y de Mujer, podría debatirse este año en la Cámara de Diputados.

Fuente: https://noticias.perfil.com/2019/02/21/esi-voces-en-contra-de-la-educacion-sexual/

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ESI: Educación Sexual vía Internet

Redacción: Pagina 12

Aborto, diversidad, fobias, enfermedades y tabúes: la serie éxito de Netflix condensa problemáticas de riesgo para jóvenes.

La industria del entretenimiento mueve montañas y, lejos de tener algún afán pedagógico, persigue su negocio. Pero a veces una cosa puede mezclarse con la otra y es lo que pasa en Sex Education, la serie británica que Netflix sacó a la luz a principios de 2019. En la época en que reinan las series, en ese universo basto colmado de historias de época, narcos simpáticos o personas normales volviéndose criminales por casualidad y deseperación, puede surgir un héroe a la altura: Otis Milburn (Asa Butterfield).

Adolescente, virgen, con una madre terapeuta sexual (Gillian Anderson, ex agente Scully en los X Files) y un padre ausente, traumado sexualmente en su infancia, el pobre Otis no puede ni masturbarse, pero descubre que es un genio de la sexualidad. De la sexualidad ajena. Y emprende un consultorio sexual para ayudar a sus compañeres –incluso quienes lo detestan y toman por tonto– a mejorar sus caóticas experiencias sexuales. ¿Y cómo llegan allí? Como pueden, consumiendo ese porno que impone modelos alejados de la realidad, probando, errando. Como en la vida real: aunque infinidad de voces conservadoras se levanten para protestar contra la educación sexual en las escuelas –la discusión local con la ESI es solo un dato más de un contexto global–, les jóvenes exigen un cambio.

Sex Education se ha vuelto un éxito en poco más de un mes, es lo más visto en la plataforma y ya ha logrado que anuncien una segunda temporada. Diarios y revistas del mundo entero hablan de la serie e invocan problemas locales en relación a la educación sexual. Otis, muñido de un poco de empatía, un amigo gay y Maeve (Emma Mackey encarna una contrafigura rebelde, sexualmente decidida, feminista, culta y pobre) acaba por encarnar la educación sexual que la familia y la escuela no proveen. Que, incluso, pueden obturar. Otis, entonces, acaba siendo en la serie lo mismo que la serie puede hacer en la vida real: ante la falta de discusión o conocimiento, una porción de entretenimiento acaba cumpliendo un rol educativo. ¿Pero se le puede exigir que esté a la altura de tamaña responsabilidad?

No hace falta ser muy puntillosos para mezclar Sex Education, una de esas series-livianas-pero-no-tanto que agradan a cualquier público, con la actualidad nuestra de cada día: mientras se estrenaba, una nena de 12 años acudía en pedido de un aborto en Jujuy con un embarazo en curso producto de una violación. Una niña (y una familia) que no habían sabido reconocer la posibilidad cierta del embarazo aún a sabiendas de la violación que lo provocó. ¿Qué hubiera pasado si esa chica hubiera tenido ESI vigente y funcionando? Ni hablar de si se cumplían los protocolos para aplicar el aborto no punible, claro. Pero el asunto es la educación, que es incluso un paso previo que debería ser garantizado por el Estado y celebrado por los supuestos adoradores de la vida intrauterina.

La educación sexual global es un problema, y el patriarcado no perdona. Esta serie engloba varias aristas: mecha el discurso de época sin buscar ser un manual ni tener afán pedagógico, y siembra la denuncia sin buscarlo. Les pibes necesitan conocimiento. Que no es no. Cómo manejar contenido sexual que se viraliza, con el sexting a la orden del día. La homofobia como discurso perimido y oxidado, pero con palizas a las sexualidades diversas incluidas. La sombra de la virginidad. La masturbación como tabú. Los estigmas. La sororidad. El feminismo. Y el aborto. Todos los tópicos todos en una ensalada de ocho capítulos que se vuelan en un fin de semana.

No es casual: Laurie Nunn, la autora de la serie, escribió hace tres años un corto (Pregnant Pause) sobre la maternidad deseada o no deseada. Aunque en ese caso se trata de una pareja establecida de adultos que dudan acerca de continuar o no con un embarazo no esperado, la sola mención a la posibilidad del aborto y de la duda sobre el deseo de la maternidad hablan de un cambio de discurso y de época. Ese empoderamiento y esa presencia están durante toda la serie en Sex Education.

Y no es menor la mención. Según datos del Banco Mundial, las Naciones Unidas, Unicef y demás, en Argentina hay alrededor de 100 mil embarazos adolescentes al año. De esos, al menos un 70 por ciento son no deseados. En ese territorio es en donde aún hoy, pleno 2019, se discute si Educación Sexual Integral sí o Educación Sexual Integral no. Bienvenida entonces la serie que alerte a los dinosaurios sobre su inevitable extinción.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/175029-esi-educacion-sexual-via-internet

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Christina Dalcher: ‘VOZ’, el nuevo Gilead que pone un bozal de 100 palabras a las mujeres

Redacción: El Diario

La escritora y lingüista Christina Dalcher publica una distopía ambientada en una nación fundamentalista que controla las mujeres a través de un brazalete que cuenta sus palabras.

Aunque lo comparan con El cuento de la criada, la autora insiste en que su libro trata sobre el valor de un lenguaje que damos por sentado y qué pasaría si nos lo quitaran

Margaret Atwood escribió El cuento de la criada con una banda sonora de estallidos provocados por las fuerzas aéreas de la Alemania Oriental. Cada vez que visitaba los países del otro lado del Telón de Acero, tenía la sensación de convertirse en objeto de espionaje y le invadía la necesidad de mantener la boca cerrada. Era 1984. La autora canadiense se inspiró en el tablero político del Berlín que la acogió para crear Gilead y, en aquel momento, parecía imposible encontrar un escenario más apropiado.

Sin embargo, llegó 2016 y con él la elección del actual presidente de Estados Unidos. La república teocrática y feudal que trataba a las mujeres como vasijas sin derechos recuperó su vigencia treinta años después y un productor televisivo la convirtió en la serie de éxito que es actualmente.

Ha llegado un momento en el que no está muy claro qué inspira a quién. ¿Es Donald Trump el acicate de la adaptación de El cuento de la criada? A veces parece que son los propios políticos quienes toman ideas de estas ficciones aterradoras para lanzar según qué discursos. En el caso deVOZ (Roca Editorial), de Christina Dalcher, es una mezcla de ambas.

Portada de VOX

En medio del auge del populismo sexista de Trump, pero antes del despertar del Me Too y el renacer de la novela de Atwood, la escritora y lingüista empezó a crear una nación en la que a las mujeres solo se les permitiese pronunciar 100 palabras al día.

«Me gustó esta hipótesis porque es una opresión muy verosímil, solo tenemos que retrotraernos a los años 50 para encontrar esa cultura doméstica y del silencio en el seno del hogar», cuenta Dalcher a eldiario.es.

Aún así, entre una distopía feminista y un thriller sobre el lenguaje, a la escritora le gustaría quedarse con la segunda etiqueta. «Soy mujer y tengo una opinión sobre la igualdad. Pero lo primero de todo y lo que soy en esencia, es lingüista. Así que es un poco lo opuesto: hay feminismo en mi libro sobre lingüística», asegura. El amor de la autora por el lenguaje y la aterradora posibilidad de perderlo, es el verdadero motor del libro.

Lo cataliza a través de la figura de Jane, madre de cuatro hijos que se ve obligada a renunciar a su carrera como investigadora sobre la afasia o la pérdida del lenguaje. Dalcher se sitúa en el mismo extremo que Atwood para presentar un Estados Unidos controlado por una cúpula fundamentalista que confina a las mujeres en las casas y las controla a través de un brazalete que cuenta sus palabras. El bolígrafo y el papel son elementos prohibidos, y la lengua de signos es punible. No tienen más opción de comunicarse que dosificando ese centenar de vocablos.

«El número 100 es completamente arbitrario. Pero es que, como media, las personas hablamos 16.000 palabras al día (en inglés)», explica la autora. «Es como dar un vaso de agua a un hombre que acaba de cruzar el desierto. No sacia tu sed. 100 es casi más diabólico que no poder hablar en absoluto».

Además de la protagonista, hay dos hijos que plantean algunas cuestiones espinosas. La primera es Sonya, la pequeña de la familia, que con seis años crece privada de un derecho fundamental: la libre expresión. Dalcher se inspiró en el caso real de Genie, una niña salvaje que en 1973, a los 14 años, fue rescatada de una infancia de abusos y encierro en la que no pudo adquirir ninguna aptitud comunicativa.

«En mi mente, el verdadero horror viene de pensar en la próxima generación. ¿Qué pasará con estas niñas que no están aprendiendo el idioma a tiempo?». Un límite de 100 palabras para alguien que ya puede hablar «no le quita la facultad de idioma, ni le quita la capacidad de pensar, de racionalizar ni de procesar información», expresa. En cambio, «cuando las mujeres mayores mueran y queden las jóvenes, ¿que será de ellas aparte de convertirse en mascotas del poder?».

La escritora y lingüista Christina Dalcher
La escritora y lingüista Christina Dalcher

La otra figura controvertida toma forma en el hijo mayor, Steven, interceptado por los poderosos para convertirse en un esbirro de los fundamentalistas. Los defiende con vehemencia e incluso fantasea con la dictadura machista a la que piensa someter a su prometida con apenas 17 años. Dalcher, para este caso, se fijó en las juventudes que se siguen afiliando a formaciones con ideas extremistas y neonazis, aún más en la llamada «era de la desinformación».

Da igual cuántos libros alerten al respecto, porque «tú y yo leemos distopías como 1984Farenheit 451 o Brave New World. Pero, ¿crees que os chavales que ondean las banderas con esvásticas también las leen? En absoluto. Son movimientos difíciles de parar, a veces ni siquiera los vemos venir, por eso uno de los mensajes de Voz es que tenemos que seguir prestando atención y no bajar la guardia», dice como reflexión.

En relación al lenguaje como herramienta del feminismo para implantar un cambio en la sociedad, Christina Dalcher se muestra escéptica. «Mi especialidad no es la sociolinguistica, pero sin duda hay muchos estudios que analizan la relación entre el lenguaje, el poder y las relaciones de género entre hombres y mujeres. Sin embargo, creo que también hay muchos tipos de feministas», comienza. «En los últimos años las mujeres han expresado en alto lo que opinan, y eso es buenísimo, pero también es inevitable que otra persona, en otro lugar, te rebata. En eso consiste el lenguaje».

Por último, aunque se declara seguidora de Atwood y de su manuscrito original (no así de la serie), duda que Voz sea visto como una reinterpretación moderna de El cuento de la criada«Me encantaría que el lector se lleve algo de lo valioso que es el lenguaje y cómo lo damos por sentado. No hablo solo de la libertad de expresión o el derecho a salir y manifestarse. Me gustaría que los lectores reflexionen sobre cuánto dependemos de nuestra facultad del habla y qué nos pasaría si nos la quitaran».

Fuente: https://www.eldiario.es/cultura/libros/VOX-nuevo-Gilead-palabras-mujeres_0_865463688.html

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Cuando la educación sexual está en la pantalla

Redacción: La Voz

  • La serie de Netflix “Sex Education” es un fenómeno entre adolescentes.
  • Cómo es su enfoque sobre la sexualidad.
  • Qué piensan ellos de estos discursos sin tabúes y cómo los relacionan con las charlas en casa y en la escuela.
  • Además, opinan expertos en la materia.

Difícil precisar si las series populares de Netflix son las que instalan temas en la discusión pública o si los temas que son relevantes en las sociedades son fuente de inspiración para ficciones de la plataforma. Lo cierto es que, así como hace unos meses la serie 13 Reasons Why puso sobre la mesa el tema del bullying, los roles de género y el acoso entre adolescentes, ahora es Sex Education la que está dando que hablar sobre otro eje: la educación sexual.

Con ocho episodios, Sex Education revuelve y reversiona al highschool comedy, ese género que creció en las décadas de 1980 y 1990 en Estados Unidos y que importó a la cultura global estereotipos de adolescentes (el “nerd” versus el “popular”) y temáticas relacionadas con el despertar sexual (con ideas propias del lenguaje metafórico del inglés americano, como “llegar a segunda base”).

Pero Sex Education es una serie inglesa, del siglo 21. Y tiene muchas diferencias con sus predecesoras. Los jóvenes protagonistas no tienen los típicos tabúes con el sexo, casi ninguno es virgen, están al tanto de los métodos anticonceptivos y salir del clóset no es un problema (“La homofobia pasó de moda”, dice uno de sus personajes).

La serie plantea otros problemas, interesantes para discutir y sobre los que en varios países, incluida la Argentina, se viene hablando hace tiempo: si bien están al tanto de cuestiones “técnicas” referidas al sexo, estos jóvenes enfrentan otras incertidumbres y problemas de maduración, más relacionados con la sexualidad y sus emociones. Uno de los ejes de la serie es que educación sexual y educación sentimental no pueden ir por separado.

Qué opinan los chicos

“La serie está buena porque no muchas abarcan estos temas. Es importante que nosotros sepamos todo esto. Y si lo ves en una serie es más fácil y atractivo que, por ejemplo, en un manual. No es la mejor serie del mundo, pero es útil y no juzga”, comenta Yaco (17 años), quien, como sus amigos, ya terminó la primera temporada.

Entre las situaciones que viven los chicos de esta ficción, hay desde un pibe cuya madre es terapeuta sexual y padece esa sobreinformación, hasta una chica que no puede encender la luz porque está incómoda con su cuerpo, otro que indaga por qué no puede sostener una erección, una pareja de chicas que no logran satisfacción y un chico gay que no consigue la atención del que le gusta. Y más.

Julieta (17 años) es otra de las jóvenes espectadoras que maratoneó Sex Education. Para ella, lo mejor de la serie es la manera en la que habla sin vueltas. “No se pueden esconder esos temas como si no pasaran; tampoco suavizarlos”, dice.

Y sobre por qué la ficción da en la tecla, agrega: “Muestra las inseguridades de los adolescentes en la sexualidad. Además, habla de aborto, homosexualidad, mensajes en redes sociales, cómo manejar la desesperación de querer tener relaciones sólo para contar que no se es virgen. Me enseñó más que todo lo que aprendí en la secundaria”.

Fuente: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/cuando-educacion-sexual-esta-en-pantalla

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Desde Panamá: El papa Francisco apoya la educación sexual en las escuelas pero sin imponer «ideologías»

Redacción: rpp.pe

El Papa señaló que la educación sexual tiene que estar libre de colonizaciones ideológicas porque estas «destruyen a la persona». También dijo que es importante elegir bien los maestros que se escogen para enseñar este tema y que lo ideal es que la educación sexual «empiece en casa».

El papa Francisco apoyó que se imparta educación sexual en las escuelas, pero anotó que tiene que quedar libre de «las colonizaciones ideológicas», durante la rueda de prensa en el avión de regreso de Panamá, donde participó en la Jornada Mundial de la Juventud.

El papa defendió la importancia de la educación sexual, al contestar a una pregunta de los 70 periodistas a bordo del avión sobre los numerosos embarazos de adolescentes en algunos países de Centroamérica y la falta de que se imparta esta materia en las escuelas de Panamá

«El sexo es un don de Dios. No es el ‘cuco'(un monstruo con el que asustar). Es el don de Dios para amar. Que algunos lo usen para ganar plata o explotar a otros, es otro problema. Pero hay que dar educación sexual, objetiva, tal y como es», explicó.

Aunque, puntualizó, que la educación sexual tiene que estar libre de colonizaciones ideológicas porque estas «destruyen a la persona», en referencia, como ya ha dicho en otras ocasiones, a la llamada teología de genero, entre otras.

También dijo que es importante elegir bien los maestros que se escogen para enseñar este tema y que la educación sexual, «lo ideal es que empiece en casa», aunque a veces no es posible porque las familias no saben cómo afrontarlo y la «escuela tiene que suplirlo».

Se pronunció sobre el aborto

El papa también habló del aborto cuando se le preguntó si no le parecía dura la postura de la Iglesia contra las mujeres que interrumpen su embarazo.

Francisco dijo que «la misericordia es para todos» y que «Dios siempre perdona» y que por ello autorizó «absolver el aborto por misericordia».

El problema, explicó, «no es dar el perdón sino saber acompañar a las mujeres que han tomado consciencia de haber abortado».

Aseguró que cuando una mujer piensa en lo que ha hecho es un «drama terrible» y que «hay que dar consolación y no atacar».

Señaló que a las mujeres que sienten esa angustia por haber abortado les aconseja que hablen con el hijo que no tuvieron y le canten la nana que no le pudieron cantar.

«Para entender bien el drama del aborto, hace falta estar en un confesionario. Es terrible», aseveró.

Fuente: https://rpp.pe/mundo/actualidad/el-papa-francisco-apoya-la-educacion-sexual-en-las-escuelas-sin-colonizaciones-ideologicas-noticia-1177573

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