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La Ley para la educación en India: estandarización y contextualización tienen que ir de la mano

India/19 junio 2017/Fuente:Educación Futura

En la lucha internacional por el acceso universal y equitativo a la educación de calidad, varios países le han apostado a políticas de estandarización para acotar intereses de grupo y garantizar mínimos educativos para todos los niños.

Sus experiencias han hecho cada vez más evidente la necesidad de forjar mecanismos que permitan ajustar ese tipo de políticas de forma efectiva, según sus distintos contextos de implementación, como requisito imprescindible para lograr su objetivo de asegurar que cada niño goce del derecho y oportunidad real de recibir una educación de calidad. Facilitar su contextualización les evitará además convertirse, como ya ha sucedido en muchos casos, en importantes obstáculos para el logro de sus propios objetivos.

En este sentido, el 16 de junio de 2016 publiqué aquí en Educación Futura un artículo relatando cómo el examen único de acceso a la educación superior en China (el Gaokao), con miras a asegurar equidad de oportunidades, ha forzado la adaptación del sistema educativo entero a una versión reducida de lo que significa la excelencia educativa. Ello ha sofocado las posibilidades para muchos sectores de recibir una educación relevante a su contexto socio-económico y cultural y ha terminado por acentuar muchas desigualdades sociales.

Hoy me gustaría contar sobre otro caso, esta vez en India, que demuestra la importancia de incorporar a las políticas públicas en materia de educación — y de cualquier área del desarrollo en realidad — más y mejores mecanismos financieros, políticos y administrativos de ajuste, que faciliten su adaptación pertinente a distintos contextos y con ello su efectividad. Se trata de la Ley sobre el derecho de los niños a la educación gratuita y obligatoria (la Ley), una norma francamente revolucionaria que ha incentivado un proceso de transformación profunda en el sistema educativo de India: un país en donde, según cifras de UNICEF de 2008, a la fecha de la promulgación de la Ley poco menos del 40% de su población era analfabeta (!), 8 millones de niños no tenían acceso a la educación, y según ASER Centre India, aquellos que sí tenían acceso mostraban al menos dos años de retraso en sus resultados de aprendizaje.

La Ley representa el primer instrumento legal en el país que ha logrado hacer del acceso equitativo a la educación de calidad un derecho jurídicamente vinculante y lo ha llevado a nivel constitucional. Con ese fin, hace obligatorias la educación primaria y secundaria. Obliga al Estado a garantizar escuelas vecinales para todos los niños, es decir, a máximo 1 kilómetro de distancia en el caso de las primarias y 3 kilómetros en el caso de secundarias. Exige a todas las escuelas que reserven una cuarta parte de sus lugares para niños desfavorecidos con el acuerdo de que el Estado les reembolsará el equivalente a sus cuotas de matriculación. Prohíbe rechazar la admisión a cualquier niño y no permite ni la reprobación ni la expulsión de éstos hasta que terminen su educación básica. Más aún, la Ley establece que las escuelas tienen que formar comités de gestión y que entre sus miembros tiene que estar representado un porcentaje equivalente al de los niños 2 desfavorecidos incorporados y que al menos la mitad deben ser mujeres.

Finalmente, pero crucial, la Ley exige a las escuelas privadas contar con un reconocimiento oficial (o permiso) que sólo les será entregado, o en su caso renovado, a condición de que cumplan con una serie de requisitos de calidad relativos a mínimos en horas de instrucción anuales (200-220 días, 800-1000 horas), infraestructura escolar (patio, biblioteca, bebederos, baños separados, barda, etc.), cualificaciones de los maestros, radios (número de niños por maestro), entre otros. Conseguir el reconocimiento oficial exige a las escuelas el cumplimiento de estos estándares de calidad estipulados en la Ley. Operar sin dicho reconocimiento las hace susceptibles primero de multas y, si persisten, de ser cerradas.

Buena parte de los principios de la Ley, además de ser vanguardistas al buscar la inclusión de los grupos menos privilegiados a un sistema educativo que los ha excluido sistemáticamente, están respaldados por sólidas investigaciones educativas respecto a los facilitadores de la calidad y de la equidad. Se sabe, por ejemplo, que entre menos estudiantes haya por maestro, más efectivo será el aprendizaje de los alumnos. Se ha demostrado también que la inclusión de los sectores más desfavorecidos al sistema educativo puede ayudar a reducir desigualdades en otras áreas. Existe evidencia de sobra respecto a la importancia del rol de los maestros en el proceso educativo y por ello la necesidad de que estén bien preparados. Se sabe que los grupos más desfavorecidos requieren del establecimiento de medidas diferenciadas.

Se sabe también que la participación de las comunidades es central para hacer la experiencia educativa más sensible a las necesidades locales. Sin embargo, también se sabe que dichos facilitadores de la calidad y de la equidad tienen significados e implicaciones distintos según el contexto de cada país, de cada región, de cada escuela, de cada niño, pues en cada uno de éstos ámbitos intervienen actores, relaciones de poder, recursos, condiciones ambientales, políticas, socio-económicas diferentes. Y es la forma distinta en que interactúan estos factores y actores en cada contexto la que determina la pertinencia de dichos facilitadores, y la capacidad de los agentes educativos para hacerlos efectivos. Es por ello que lograr un balance entre los mecanismos de estandarización y los de contextualización de las políticas educativas resulta tan crucial para asegurar la equidad de oportunidades en el acceso a la educación de calidad para todos los niños. En este respecto, la experiencia que India ha tenido en estos años de implementación de la Ley ha sido variada.

Por un lado, la Ley ha empujado al Estado a redoblar sus esfuerzos para mejorar el sistema educativo. Y lo ha hecho creando un sinnúmero de instituciones, programas, presupuestos especiales para tal fin. También ha servido para dificultar la operación de aquellas instituciones privadas que han venido haciendo negocio con la educación sin garantizar una oferta de calidad. Desafortunada e irónicamente, el carácter estandarizado de la Ley, su enfoque punitivo, y la falta de mecanismos suficientes para asegurar su apropiada contextualización a distintos medios también han causado la exclusión escolar de muchos de los niños a quienes ha tratado de beneficiar, esto es, los más desfavorecidos. Existen varias razones para ello: En primer lugar, las sanciones estipuladas por la Ley por falta de cumplimiento a sus criterios de calidad sólo aplican a las escuelas privadas, a pesar de que el 70% de la oferta educativa está a cargo del sector público.

Además, la Ley no contempla medidas diferenciadas entre las escuelas privadas con ánimo de lucro y aquellas organizaciones civiles sin ánimo de lucro que han venido apoyando al Estado en su obligación de asegurar el acceso a la educación a los sectores menos privilegiados. Esto ha tenido como consecuencia el cierre de muchas de estas últimas escuelas y con ello, la exclusión de miles de niños de la oportunidad educativa.

En primer lugar, porque buena parte de éstas suele padecer 3 severas presiones económicas y no cuenta con los recursos necesarios para cumplir con todos los criterios de calidad de la Ley: en cuanto a infraestructura, contratación de personal, etc. En segundo lugar, porque el éxito que muchas de estas escuelas han tenido en allegar a los niños más desfavorecidos que el Estado no había logrado atraer ha sido resultado de su capacidad de adaptarse a las condiciones de éstos y de sus familias: ofreciendo calendarios flexibles para niños migrantes, capacitando a actores locales como maestros para asegurar que la educación que imparten a los niños sea relevante al idioma y las condiciones culturales locales, etc. Para estas escuelas, ajustar el calendario escolar a las exigencias mínimas de la Ley, o contratar a maestros cualificados (que tendrían que venir de fuera de las comunidades), por ejemplo, implica renunciar a la oferta diferenciada que les ha permitido atraer y atender a estas poblaciones vulnerables.

No realizar dichos ajustes, por el contrario, les pone en riesgo de clausura. En otras palabras, para muchas de las escuelas que trabajan con grupos vulnerables el cumplir con algunos de los estándares de calidad de la Ley vulnera su capacidad de asegurar a estas poblaciones el acceso a una educación de calidad. A razón de esto último, y/o de las barreras financieras antes mencionadas, muchas escuelas del sector privado que han venido apoyando la labor de incorporar al sistema educativo a las poblaciones más desfavorecidas de India, no han podido cumplir con las estipulaciones de calidad de la Ley y, al no conseguir el reconocimiento oficial, han sido cerradas junto con decenas de miles de escuelas privadas de otra índole por todo el país.

Este fenómeno que ha dejado a tantos niños sin escuela ha ocurrido de forma más frecuente en unos estados del país que en otros, pues la Ley no especifica ningún proceso para su implementación y por ello, cada estado ha gozado de cierto margen de libertad para definir los criterios para ponerla en práctica. Mientras que hay estados que han optado por evaluar los criterios de calidad de la Ley al pie de la letra, otros han sido más sensibles a la situación de las escuelas que no tienen, por alguna de las razones arriba descritas, la capacidad de cumplirlos. Así, estados como Gujarat han decidido apoyar estas escuelas y evaluarlas en función de su rendimiento y proceso de mejora según las necesidades específicas de su contexto de desarrollo.

Por el otro lado, ha crecido la tendencia de las autoridades educativas a fusionar sus escuelas para eficientar el uso de recursos y cumplir con las estipulaciones de la Ley. En el estado de Rajastán por ejemplo, se calcula la fusión de alrededor de una cuarta parte de las escuelas con sus pares aledañas. Aunque autoridades estatales han argumentado que esto ha elevado los índices de matriculación, maestros y autoridades locales han llamado la atención a los medios para denunciar cómo dicha tendencia ha estado causando, más bien, el abandono de muchos estudiantes desfavorecidos del sistema educativo: las razones que se han documentado han sido el cambio de idioma, de dieta, de población (en un país en donde barreras culturales y raciales impiden a muchas familias convivir con otros grupos), de atención (ahora hay más alumnos por maestro lo que significa una atención menos personalizada para cada uno de ellos), y, sobre todo, dificultades para el desplazamiento por las características de las rutas a los nuevos recintos, lo que ha afectado principalmente a niñas y a los más pequeños. Las resistencias a las fusiones por parte de las familias han sido muchas, en algunas escuelas se reporta la deserción de hasta el 100% de los alumnos (!) y algunas han tenido que echar para atrás la medida.

Todo lo anterior demuestra la importancia de seguir buscando cómo mejorar los mecanismos para asegurar que los legítimos objetivos de la Ley puedan ser cumplidos en sus distintos ámbitos de implementación. 4 El argumento aquí no es que no se hayan diseñado instrumentos para facilitar la contextualización de la política, sino que son insuficientes. Los estados por ejemplo, están facultados para definir estándares y normas más concretos para implementar la Ley según sus contextos locales. El problema con ello es que no todos los estados han tenido la actitud de Gujarat mencionada anteriormente, y por ello la flexibilidad no ha sido la misma para las distintas escuelas del país y en muchos estados ha prevalecido el enfoque punitivo más que cooperativo con el sector privado que trabaja con poblaciones desfavorecidas. Por el otro lado, se han aprobado presupuestos especiales para promover intervenciones diferenciadas dirigidas a grupos desfavorecidos: programas para apoyar la infraestructura, becas, capacitaciones especiales, programas puente, etc. El problema con éstos es que suelen tener un enfoque transitorio que en última instancia busca incorporar a estas poblaciones al sistema público sin realmente resolver las causas multifactoriales (malnutrición, pobreza, barreras culturales, etc) que alejaron a estas familias de la escuela en primer lugar. Además, se han creado varias instituciones tanto públicas como privadas para monitorear la implementación de la Ley y se han formado comisiones a nivel tanto local como nacional para recibir y lidiar con quejas ciudadanas.

A la Comisión Nacional para la Protección de los Derechos del Niño se le otorgaron incluso poderes judiciales especiales para resolver controversias. Ahí uno de los retos han sido las muchas lagunas legales que han permitido a varios grupos pelear su exención de responsabilidades por motivos muchas veces contrarios al espíritu de la Ley. Hace unos años, por ejemplo, las llamadas “escuelas de minorías que no reciben apoyo estatal” ganaron un amparo que les exime de reservar la cuarta parte de sus asientos para niños desfavorecidos e impide se les revoque el reconocimiento oficial. Como el concepto de “minoría” no está bien definido en la legislación, muchas escuelas han tratado de ser reconocidas con este estatus para hacerse beneficiarias de estas estipulaciones especiales. Lamentablemente, algunas de estas escuelas lo buscan porque a las familias con las que trabajan no les da la gana convivir con grupos de estratos más bajos a causa de prejuicios meramente culturales. Pero también están aquellas escuelas que argumentan que lo que el Estado les reembolsa por reemplazar al 25% de sus alumnos por niños desfavorecidos no les alcanza para mantener la calidad de sus servicios. Hay incluso quejas de que el término “escuela de minorías” incluye a minorías con gran capacidad económica para quienes no se justifican las deferencias.

En conclusión, hay mucho trabajo por hacer para refinar los mecanismos de contextualización de una Ley ambiciosa pero, en su esencia, deseable. Propuestas hay muchas desde todos los sectores del sistema: Las autoridades educativas debieron efectuar extensos y variados programas piloto antes de implementar la Ley a nivel nacional. Todavía se pueden hacer para su perfeccionamiento. También hay voces que piden a las autoridades y escuelas mismas que efectúen estudios serios y otras medidas preparatorias antes de tomar decisiones, que en casos como el de las fusiones habrían evitado, al menos en parte, el lamentable abandono escolar de tantos niños. Otros abogan por fortalecer las alianzas público-privadas y promover enfoques de apoyo (en lugar de coercitivos) como lo ha hecho Gujarat, de manera que el sistema educativo en su conjunto mejore su capacidad para atender a la diversidad de poblaciones que le componen.

A todo esto hay que añadir tres cuestiones fundamentales que se tendrían que tomar en cuenta, a mi parecer, para reforzar los mecanismos existentes y crear nuevos para contrarrestar los efectos dañinos de la estandarización, en aras de controlar los intereses de grupo y asegurar la equidad de oportunidades en el acceso a una educación de calidad. Primero, reconocer el problema: algunas políticas estandarizadas buscan dar rigidez al sistema en su capacidad de promover temas que se consideran prioritarios, como asegurar educación de calidad para todos. Pero, si su diseño no reconoce la diversidad de factores que definen el mismo significado de “calidad” en la educación y si carecen de instrumentos apropiados que garanticen la flexibilidad necesaria para su contextualización a las distintas realidades del país, de sus escuelas y agentes, dichas políticas causan inequidad. Segundo, las escuelas operan en contextos de desarrollo complejos, que si no se atienden poco pueden hacer para efectuar cambios sustanciales. Esto exige que el Estado refuerce el trabajo intersecretarial e intersectorial coordinado, pues sólo así podrá cumplir con su responsabilidad de garantizar educación de calidad para cada uno de sus niños.

Tercero, la negociación equitativa entre los distintos agentes que intervienen en la realidad educativa y el 5 reconocimiento de su responsabilidad compartida en el proceso son cruciales no sólo por cuestiones de justicia sino porque la atención integral de las problemáticas educativas exige evitar respuestas reduccionistas que, como dice Amartya Sen “no resuelven el problema, y sólo lo evaden”. Lo anterior es relevante para los procesos de reforma que están en curso en todos los países y para aquellos que se avecinan con el impulso de la agenda global para el desarrollo sustentable 2030. Es relevante por ello para México, pues la implementación de la recién aprobada reforma educativa va a requerir de serios esfuerzos de adaptación para efectivamente asegurar el acceso a la educación de calidad a todos los niños mexicanos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-ley-para-la-educacion-en-india-estandarizacion-y-contextualizacion-tienen-que-ir-de-la-mano/

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Brasil: La guerra se cuela en las escuelas de Río de Janeiro

Brasil/19 junio 2017/Fuente: El País

Decenas de miles de niños estudian cercados por tiroteos.

Este año solo hubo siete días de paz en los que ningún colegio tuvo que cerrar.

Desde su pupitre, Renan, de 13 años, no consigue enumerar más de tres países sin trabarse –“Brasil, eh… Argentina, México, ehhh….”–, pero recita de carrerilla nueve tipos de armas: “Snipe, Ak-47, 7.65, AR-15, Bazuca, calibre .50, calibre 12, Glock, ametralladora giratoria…” En la clase de al lado, Guilherme, de 14 años, es capaz además de imitar el sonido de los tiros: la ráfaga interrumpida del AK-47, el eco seco de la pistola, el estruendo de un lanzagranadas. “Es lo que oímos todos los días”, se justifican. Los dos, chicos negros y pobres, son alumnos de una escuela municipal de Río de Janeiro enclavada en un complejo de favelas dividido por un río fétido, una línea de tren y la guerra entre tres facciones de narcotraficantes, a 36 kilómetros del Cristo Redentor.

Decenas de miles de niños en Río estudian en colegios en áreas de conflicto, dominadas por los narcos y sometidas a las frecuentes incursiones de la policía. Son barrios en guerra. Hay tiroteos casi diarios, muertos, balas perdidas y los chavales crecen aprendiendo protocolos para sobrevivir, en casa, pero también en clase. La crisis económica que atraviesa Río ha recrudecido casi todos los índices de violencia, la policía sufre con falta de recursos y el narcotráfico ha intensificado sus actividades criminales y sus disputas. El cole ya no es un lugar seguro. En los primeros 82 días lectivos de 2017, solo hubo siete días de paz en los que ninguna de las más de 1.500 escuelas municipales tuvo que cerrar sus puertas, fueron casi 120.000 niños sin cole.

Cuando el fuego cruzado sorprende a los pequeños en clase los profesores ya saben qué hacer. Todos corren hacia los pasillos y se tumban en el suelo esperando que vuelva el silencio. Fue lo que ocurrió el pasado 31 de marzo en la escuela de Renan y Guilherme cuando la policía irrumpió en la calle del colegio en pleno horario escolar. Dos traficantes fueron abatidos y después ejecutados frente al muro de la escuela y Maria Eduarda, de 13 años, que estaba en clase de educación física en el patio, no tuvo tiempo de esconderse. Varios tiros de fusil la alcanzaron mientras bebía agua y, por lo menos, uno de ellos partió del arma de un policía. “Murió delante de todos. Acababa de decirnos cuánto nos amaba. Es inhumano”, solloza Fabio, de 15 años, amigo de Maria Eduarda.

El muro del colegio, con más de 20 perforaciones de fusil, era la imagen de la barbarie. Tras casi un mes sin clase, dedicado a la atención psicológica de alumnos y profesores, la escuela volvió a su rutina y, además de recuperar el contenido atrasado, intenta borrar las marcas de la tragedia. El muro ya no es blanco y las marcas de la pericia policial que rodeó con rotulador cada impacto de tiro se han sustituido por un mural de un cielo azul en el que vuelan pájaros y peces de colores, crecen plantas y un electrocardiograma con 23 corazones intercalados recorre la pared. Uno por cada bala. Al doblar la esquina, sin embargo, sigue ahí un punto de venta de drogas protegido por adolescentes con fusiles al hombro y si se pregunta en una de las salas de aula cuántos ya han perdido un familiar por culpa de la violencia, 17 de 22 alumnos levantarán la mano.

Durante los tiroteos, los niños se agachan en el lugar más seguro, los pasillos del cole
Durante los tiroteos, los niños se agachan en el lugar más seguro, los pasillos del cole

La subdirectora de un colegio con las paredes, pizarras y puertas llenas de balazos, guarda en una bolsa de supermercado todos los casquillos encontrados en la escuela en el último año. “Gasto más en sustituir los cristales de las ventanas que en material didáctico”, lamenta y pide que ni ella ni la escuela sean identificadas por miedo a represalias. El colegio, con cerca de 500 niños de cinco a 14 años, es uno de las que se encuentran en la llamada Franja de Gaza, una calle estrecha que divide los dominios de dos facciones criminales en el complejo de favelas de Maré, ocupado temporalmente por las Fuerzas Armadas en las vísperas del Mundial de 2014. Ese territorio se disputa a tiros y los colegios, que sirven de trinchera, se desangran. “Perdemos alumnos que se pasan al narcotráfico, a otros los matan, otros se mudan con sus familias a un lugar más tranquilo y otros tienen que abandonar porque viven dos calles más allá y la facción rival no les permite atravesar”, lamenta la subdirectora.

Los tiroteos han obligado a cerrar las puertas de esta escuela 12 días en lo cinco meses que han pasado desde el comienzo del año escolar. Gabriel tiene cinco años y cuenta para el resto de la clase que cada vez que escucha un disparo se queda sin aire. “Mi madre me pone a jugar a la consola a todo volumen, así se me pasa, pero mi sueño es tener una casa lejos de aquí”, explica. Luisa, de seis años, no sabe contar hasta el número de veces que ella y toda su familia han tenido que esconderse en el baño de casa para refugiarse de las balas perdidas y Marcos recuerda que un proyectil atravesó la pared y mató a su tío de un disparo mientras dormía. Los pequeños, con nombres también ficticios, dicen que pasan las madrugadas en vela bajo la lluvia de balas. Llegan al colegio sin dormir.

Los directores de los colegios guardan los casquillos y proyectiles encontrados en sus pasillos.
Los directores de los colegios guardan los casquillos y proyectiles encontrados en sus pasillos. M.M.

“La violencia tiene un impacto terrible en su educación y acaba creando una competencia desleal con otros alumnos. Son muchos días sin clase por año, sin contar los días que se pierden cuando el tiroteo nos sorprende dentro de la escuela”, afirma la responsable. El colegio, así como el de los niños especialistas en armas, no alcanza el aprobado en el Índice de Desarrollo de la Educación Básica que mide el desempeño de las escuelas públicas en Brasil. “Ese índice no tiene en cuenta el contexto de escuelas en conflicto. Nosotros no conseguimos cumplir los contenidos, no conseguimos alfabetizar en condiciones, el aprendizaje necesita una frecuencia”, suspira la subdirectora.

A pocas calles de distancia, la favela mantiene su frenética actividad de barrio, vecinos yendo al trabajo, vendedores ambulantes anunciando su mercancía, el repartidor de gas entregando las bombonas y, en las esquinas, los jóvenes soldados del tráfico de drogas armados hasta los dientes. Es justo lo que representó un grupo de niños de 10 años de otra escuela del barrio cuando la profesora les entregó unos cuantos rollos de papel higiénico, cartones de leche y tapones de botellas para hacer una maqueta de dónde vivían. “Los niños construyeron un punto de venta de droga!”, exclama la directora de ese centro, que también pide anonimato. “Representaron hasta la cocaína dentro de bolsitas con los restos de una goma de borrar! Nos hemos habituado a esto, pero tenemos que dejar de pensar que es normal”.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/16/america/1497616238_902747.html

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Venezuela: UNESR graduó a 88 licenciados en administración y educación

Venezuela/19 unio 2017/Fuente: Diario La Region

De las manos de las autoridades rectorales de la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez”, núcleo Los Teques 88 nuevas licenciadas y licenciados recibieron sus respectivos títulos universitarios al culminar la formación en administración y educación, en las diferentes especialidades.

De acuerdo con lo indicado por el director del núcleo de Los Teques, Miguel López a nivel nacional están graduando a más de 4 mil licenciados en diferentes menciones de los 24 núcleos y 17 extensiones presentes en todo el país.

Apuntó que gracias a los logros educativos de la revolución bolivariana, se ha podido fortalecer el sistema de enseñanza superior y dar oportunidades a todos los venezolanos por igual.

Señaló que actualmente están debatiendo la constituyente, “mientras otros están destruyendo al país con violencia, nosotros estamos construyendo y avanzando por el camino de la paz”.

Puntualizó que hace dos meses inauguraron un aula virtual, al igual están proporcionando de manera gratuita consultas de odontología, ginecología y medicina general para todos los estudiantes. Además están prestando el servicio de transporte en los tres turnos, desde el núcleo hasta el Terminal de Las Tejerías en Aragua.

Señaló que están realizando el proceso de inscripción de manera manual, debido a fallas en el sistema automatizado, indicó que para alumnos regulares será hasta el lunes 19 de junio, mientras para los nuevos ingresos de la Opsu que estiman estén entre 1500 y 2000 comenzará el 21 de junio para culminar el 30 de junio. Las clases del semestre 2017-II comenzarán el próximo 3 de julio.

Fuente: http://www.diariolaregion.net/2017/06/17/unesr-graduo-a-88-licenciados-en-administracion-y-educacion/

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El Salvador: Remando entre pantanos por la educación

El Salvador/Junio de 2017/Autor: Oscar Iraheta/Fuente: El Salvador.com

Lissette sueña con ser policía; Ingrid, doctora; Carlos, periodista, y Rosemberg, maestro. Lo expresan con mucha seguridad, a pesar de que para lograrlo cada día se enfrentan a un arduo y complicado camino para tener acceso a la educación primaria.

De lunes a viernes a las 5:00 de la mañana, los niños se suben a los botes de madera y se deslizan por las aguas fangosas de los pantanos que pertenecen a la bocana del caserío El Chino, en Garita Palmera, Ahuachapán. Antes de salir a la escuela, deben ayudar en lo que puedan a sus padres. Se levantan a las 4:00 a.m. Lissette casi siempre dirige la lancha por ser la mayor, tiene 13 años y estudia sexto grado.

Lissette ayuda a su madre en la cocina cuando regresa de sus estudios. Foto/Marlon Hernández

Tiene la responsabilidad de llevar a sus hermanos a la escuela. Pero cuando entra el invierno y el nivel del agua sube, es su hermano mayor el que los lleva, por lo complicado del viaje. Lissette rema 45 minutos a un ritmo lento, al compás del movimiento que dan sus frágiles brazos y calculando que la vara de dos metros que sirve como remo no se quiebre. Si eso pasa, debe cortar alguna del manglar y seguir.

Durante la travesía los estudiantes están a merced de los cocodrilos o animales que los ataquen. No tienen miedo, ya están acostumbrados a esa realidad. A pocos metros de su casa, salen en otro bote sus dos vecinos y se suman a la “aventura”.

Ante la falta de espacios, los niños estudian en hamacas y en los pisos de tierra. Foto/Marlon Hernández

En el trayecto se divierten, hacen competencias con las chalupas, toman atajos y juegan a que sus pequeñas embarcaciones son carros dentro de los laberintos formados por los manglares. Al llegar a tierra, dejan el bote frente a la casa de un vecino y caminan más de 20 minutos para llegar al Centro Escolar Caserío El Chino, del referido municipio. En la escuela sólo funcionan dos salones en el turno de la mañana.

Mirna Lissette García rema el cayuco más grande donde transporta a sus hermanos. Foto/Marlon Hernández

La educación de Rosemberg, Ingrid y Carlos es normal. Cada uno asiste a sus grados de acuerdo con sus edades . Pero la de Lissette no: estudia en el mismo salón de clases donde están los niños de primero a cuarto grado. Su maestro le enseña con guías didácticas de acuerdo con su nivel académico y trata de llevarla al mismo ritmo de educación que lo hacen alumnos de sexto grado que estudian en el turno de tarde.

Lissette estudia así porque es la encargada de llevar a sus hermanos en la lancha. Así es el pantanoso camino para superarse de Lissette, Ingrid, Carlos y Rosemberg, quienes están convencidos que el único camino para superarse y salir de la pobreza es la educación.

Fuente: http://www.elsalvador.com/noticias/nacional/363581/remando-entre-pantanos-por-la-educacion/

 

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Canberra Refugee Support education scholarships help refugees to a bright future

Europa/Asia/África/Oceania, 17 de junio de 2017.  Fuente:

A new computer for studying and education fees for a semester are just two things refugees will purchase with the money from a scholarship from Canberra Refugee Support.

Others will buy joggers, and some will pay school fees.Muzhgan Gafoori is receiving a scholarship from Canberra Refugee Support to further her studies in accounting.

The 53 recipients of the money will each receive a cheque of up to $1000 to help shape the rest of their lives.

The candidates have been chosen for their hard work and dedication to their education, and for their commitment to making their lives and their family’s lives better.

Muzhgan Gafoori, 23, arrived in Canberra in 2013. She didn’t speak English, but spent a year and a half learning the language.

 She was born in Afghanistan and sought refuge in Australia with her parents and two younger siblings.
Ms Gafoori said her family came to Australia to feel safe.

«If you compare here to Afghanistan, it’s more safe here. But you can’t even compare it. At the moment in Afghanistan it’s all war. Every day there are bomb blasts.»

In the years since her arrival, Ms Gafoori has worked full time to support her family while also studying full time. She hopes to pursue a career in accounting, and is undertaking her diploma at CIT.

«It will help me pay for my diploma, and it will help me save for my advanced diploma next year,» Ms Gafoori said of the scholarship.

Her dream is to finish her accounting degree, become an Australian citizen and get a good job.

«You can do whatever you want here, but you need to work hard for it,» she said.

Mother-of-four Viola Oshan will be paying for a variety of things with her scholarship, putting it towards a new computer, her own education fees and her children’s school fees.

Ms Oshan is from Luo ethnic group from South Sudan, but lived in North Sudan due to the war. She arrived in Australia in 2005.

«We moved from North Sudan to Egypt and I was in Egypt for four years and then from Egypt we came to Australia in 2004,» Ms Oshan said. She was pregnant with her first son when she arrived, and her daughter was four years old.

Her son is now 12, and her daughter 17.

Ms Oshan works part time in a childcare to support her family both in Australia and overseas. She is also studying for her diploma in Early Childhood Education at CIT.

She also volunteers with a playground for children from the South Sudanese community. Ms Oshan said the transition to living in Australia was difficult, particularly the language barrier, but she was grateful for the help of Canberra Refugee Support.

«It’s very hard, it means a lot,» she said of the scholarship.

Canberra Refugee Support vice-president Brian Calder said the money was a recognition of achievement and effort the recipients were making in their education.

«They’ve come to Australia and they’ve really realised how education is a pathway to not only employment but to active involvement and contribution to their new community,» he said.

Canberra Refugee Support is a Canberra-region not-for-profit organisation with a purpose to be a good neighbour to refugees and asylum-seekers.

Fuente: http://education.einnews.com/article/387401136/cVE0ykZ3cQmPCCT3?lcf=ZdFIsVy5FNL1d6BCqG9muZ1ThG_8NrDelJyazu0BSuo%3D

Photo: Dion Georgopoulos

 

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Save the children: “Perú invierte muy poco en garantizar derechos de niños”

América del Sur/Perú/17 Junio 2017/Fuente: La República

Al conocerse que el 33,5% de menores entre 5 y 14 años trabajan, la ONG Save the Children exhorta al gobierno a destinar más recursos para proteger a la infancia del país.

Un niño o niña sin acceso a la educación está condenado a vivir en pobreza, más aún si el tiempo destinado a su etapa escolar es reemplazado para que este se dedique a trabajar. Para la ONG Save the Children “el Perú invierte muy poco en garantizar los derechos de la infancia”, a propósito de conmemorarse ayer el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil.

“Afirmamos esto porque el Perú cuenta con un Plan Nacional de Acción por la Infancia, que tiene carácter de ley y que garantiza los derechos de la infancia a nivel multisectorial, pero el año pasado no se le ha asignado una partida para su aplicación”, afirma María Villalobos, directora de Save the Children-Perú.

Si bien hay esfuerzos a nivel del Estado por erradicar problemas como la desnutrición crónica o lograr mayor cobertura de educación inicial, que los niños crezcan en medio de una ola de violencia amenazante para su desarrollo no ayudará a lograr los objetivos de protección.

Niños trabajadores

De acuerdo con el último informe de Save the Children “En deuda con la niñez”, el cual determina en qué países existe el mayor y el menor número de niños y niñas que se están perdiendo esa etapa de sus vidas, los países que ocupan los últimos lugares tienen las puntuaciones más bajas en cuanto al estado de salud, educación y la protección de la infancia.

Así, el Perú quedó por debajo de varios países de la región como Paraguay, Panamá, Ecuador, México, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile.

Con una puntuación de 788, Perú ocupa un preocupante puesto 103. El primer lugar lo ocupa Eslovenia (985 puntos) y termina con Nigeria en el puesto 172 (384 puntos).

El informe señala también que en el Perú, el 7,6% de niñas y niños en edad de educación primaria y secundaria no van a la escuela. Además, el porcentaje de los niños y niñas de entre 5 y 14 años en situación de trabajo infantil es de 33,5%.

Hasta ahora ningún ministerio ha demostrado que está haciendo una inversión presupuestal en el plan. “El único que ha realizado una inversión mínima es el Ministerio de Salud, destinando cinco soles por adolescente para la lucha contra el embarazo en esta etapa de vida”, sostiene la directora de Save the Children.

La observación de esta ONG se refuerza más aún con los resultados arrojados por la última encuesta Endes-2016 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que revelan que el 43,6% de la población comprendida entre los seis meses y tres años presenta anemia. En los últimos cinco años, la anemia aumentó 2%, al pasar de 41,6% en el 2011, a 43,6% en el 2016.

Registro del MTPE

Por su parte, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) dio a conocer que está en marcha la implementación del Sistema de Registro de Trabajo Infantil en los distritos de Carabayllo y Comas (Lima), Santa María del Valle (Huánuco) y Ciudad Nueva (Tacna), a fin de contribuir en la prevención y eliminación de esta problemática.

En estos distritos han sido identificados aproximadamente 4 mil niños y adolescentes en riesgo o realizando una actividad económica.

Más educación

En el marco de esta fecha, diversas actividades se realizaron para generar conciencia sobre el trabajo infantil. Una de ellas fue la muestra fotográfica promovida por Fundación Telefónica. “La falta de acceso a la escuela está directamente relacionada con la pobreza. Queremos más niños en las escuelas y menos en las calles”, dijo Elizabeth Galdo, directora de la fundación.

Fuente: http://larepublica.pe/impresa/sociedad/885442-peru-invierte-muy-poco-en-garantizar-derechos-de-ninos

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México: Una lucha histórica por el derecho a la educación.

Por: La Jornada. 16/06/2017

Existe una deuda histórica con las escuelas normales rurales de nuestro país, que después de la revolución mexicana fueron concebidas como un proyecto encaminado a generar actores clave para relación entre el gobierno y el sector campesino. Constantemente en pie de lucha debido a los condicionamientos de recursos (basta con comparar la infraestructura y equipamiento de cualquier universidad o instituto tecnológico con las escuelas normales), las y los estudiantes reclaman entre otras cosas: las malas condiciones de las escuelas, la insuficiencia de sus becas y los topes a la matrícula. Adicionalmente, cargan con el estigma social que se les ha creado por levantar la voz, denostando su capacidad y la legitimidad de sus peticiones.

 Lo que ha sucedido en los días recientes contra las estudiantes de la Escuela Normal Justo Sierra Méndez en la exhacienda de Cañada Honda en nuestro estado, no es la excepción. Militantes de partidos políticos e integrantes de medios masivos de comunicación y gran cantidad de gente en las redes sociales han expresado opiniones hostiles que las descalifican, vilifican y agreden; se les amenaza con violencia sexual y destrucción; se les describe como seres que sobran en la sociedad. Se circulan infografías y datos descontextualizados sobre el presupuesto destinado a la Escuela, pareciera con el ánimo de exaltar la opinión social en contra de las normalistas, sin hacer un análisis completo  de la situación compleja en el origen, función e impacto que esta escuela normal ha representado para las comunidades rurales en las que sus egresadas se han insertado.

Por  otro  lado,  el  gobierno  estatal  quiere  imponer  la  medida  de  hacer  la  Escuela Normal mixta, haciendo una mala interpretación de la equidad de género y sin considerar las razones de fondo por las cuales es conveniente que este plantel permanezca  como  una  opción  educativa  específica  para  mujeres.  Esta  escuela funciona  como  un  internado  en  el  que  las  estudiantes,  mujeres  jóvenes  rurales, cuentan con pocos o nulos recursos para acceder a otras modalidades educativas fuera de su comunidad.   Esta medida vertical   y no   consensuada, sin considerar el contexto y características de las estudiantes, no puede ser bienvenida.

 Las normalistas de Cañada Honda hoy requieren de la sociedad de Aguascalientes un juicio más justo, una atención más empática, una mirada más abierta, una actitud más  imparcial, de la que en los últimos días se ha manifestado en medios de comunicación,  redes   sociales   y   declaraciones   gubernamentales.   Bloqueos,   marchas,   pintas   y presencia de normalistas de otras entidades son la respuesta a la falta de escucha social en general y a la falta de receptividad y habilidades de negociación del gobierno en particular.  Son la reacción -quizá no la más afortunada, sobre todo la del bloqueo de las vías de comunicación‐ de un sector de las comunidades rurales, que busca defender una   opción formativa y laboral que   ha representado para sus familias la posibilidad de mejorar generacionalmente sus condiciones de vida.

Lamentable e históricamente también, la estrategia del gobierno ha sido cortar los suministros  cuando están en paro, ya que conocen las condiciones tan limitadas de sobrevivencia con las que cuentan, además de amenazar con medidas impositivas no contextualizadas, sin resolver las condiciones de origen.

El enfoque de las normales rurales se ha fortalecido en medio de la adversidad, del clasismo y del desprestigio, formando líderes, personas autónomas, responsables y con autonomía, jóvenes que son observadoras de las necesidades del medio rural. El recuerdo presente de Ayotzinapa, debe servir para que repudiemos cualquier respuesta  violenta  del  estado,  que  tiene     la  obligación  de  elevar  su  nivel  de negociación para resguardar ante todo la integridad física y psicológica de las jóvenes, con pleno respeto a sus derechos humanos, demostrando su comprensión histórica y social de la situación de las normalistas de Cañada Honda.

Exigimos un gobierno que esté a la altura de ello,  demostrando su capacidad de conciliar por vía pacífica. Lo contrario significaría un agravio a la ciudadanía de Aguascalientes y dejará en entredicho su habilidad para gobernar ante los retos que se le presentan sin la tentación del uso desproporcionado de la fuerza pública.

Todas y todos estaremos observando.

Fuente: http://www.lja.mx/2017/06/una-lucha-historica-derecho-a-la-educacion/

Fotografía: La Jornada

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