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República Dominicana: Ex presidente Leonel propone universidades con base de datos científicos

Caribe Insular/República Dominicana/

El expresidente Fernández manifestó que uno de los retos a los que se enfrenta la educación superior en el país, es mejorar la calidad con la que salen los estudiantes.

Como un mecanismo para ampliar los conocimientos de los estudiantes e incentivarlos a tener un pensamiento crítico, el expresidente Leonel Fernández propuso al Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCyT), habilitar todas las universidades del país de bases de datos científicas a las que los alumnos tengan acceso.

“Yo propongo que todas las universidades de República Dominicana tengan acceso a las distintas bases de datos científicas que existen en el mundo, para que ayuden a los estudiantes a tener una consulta permanente de las diferentes áreas del saber”, expresó Fernández. Durante la cátedra magistral ofrecida por Fernández en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), titulada “La Reforma Universitaria de Córdoba y el Futuro de la Educación Superior”, dijo que a través de las bases de datos científicas los estudiantes pueden acceder a revistas de medicina, arquitectura, ingeniería y otras áreas. “Para poder acceder se necesita una identificación y por eso es la necesidad de este consorcio universitario para poder acceder a esta revolución científica de la información a través de las bases de datos”, explicó.

Durante la conferencia, el expresidente expresó que los factores de la educación superior son masificación, globalización y revolución digital. La masificación se ha producido en la educación superior por el crecimiento de la población, el desarrollo humano, el incremento de la matrícula a nivel global. Fernández indicó que en el 2010 la cantidad de personas matriculadas en el nivel superior era de 150 millones. Indicó que los desafíos de la masificación son los nuevos patrones de financiamiento, el aumento del número de universidades privadas, la diversidad de la oferta académica con instituciones post-secundaria, técnica-vocacional, centros de adiestramiento para empleos y disminución de los estándares académicos. Tendencias de la educación

El expresidente dijo que en América Latina hay más de 20 millones de estudiantes en el nivel superior, diez mil instituciones de educación superior y el mayor índice de alumnos es de 18 a 24 años. Añadió que en el país la universidad del futuro se postura como un lugar donde no se transmiten conocimientos, sino que se crean.

Fuente; https://www.listindiario.com/la-republica/2018/06/21/520737/leonel-propone-universidades-con-base-de-datos-cientificos

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Desde Argentina Ciencia abierta: el movimiento para que todos sean científicos

Proponen “democratizar la construcción del conocimiento”, poniendo a disposición de cualquiera la información para instrumental científico.

Terminar con la dependencia del instrumental científico costoso y que sólo puede conseguirse en el exterior, para pasar a disponer de diseños que permitan elaborarlo localmente y así hacer más accesible la ciencia a cualquier persona.

En resumidas cuentas, esa es la idea del movimiento mundial que aboga por promover el hardware científico abierto que tiene referentes en Mendoza y que hoy tendrá su primer encuentro formal en nuestra provincia.

Fernando Castro, docente responsable del Laboratorio de Fabricación Digital (LabFD) de la UTN Mendoza, es uno de los miembros de GOSH (Gathering for Open Science Hardware),como se conoce a esta iniciativa que se ha extendido por todo el planeta. Él es uno de los referentes que disertará en el evento.

“La idea es poder empezar a juntar gente acá para que vea en el hardware abierto una oportunidad”, comenzó a explicar Castro. Para él se trata de una necesidad, sobre todo en el contexto local: “Porque nosotros estamos siempre dependiendo de instrumental, que hay que comprar afuera y es caro”.

Para el ingeniero, el hardware abierto viene a resolver esta dependencia material y habilita la construcción de conocimiento para cualquiera que esté interesado.

“Saca del ámbito de los expertos a la ciencia, cada uno puede investigar lo que quiere. En definitiva, democratizar la construcción del conocimiento”, remarcó Castro y aseguró que este movimiento tiene una pata ética y una política: “No escinde la ciencia de lo político, lo reconoce y toma posición”.

Concretamente, lo que estimula este movimiento es a la creación de repositorios digitales en los que las personas comparten sus diseños, listas de materiales e instrucciones para armar determinados instrumentos científicos.

Así, cualquiera puede replicarlos, modificarlos e incluso hacerles aportes. “Son licencias y se reconoce quién lo ha hecho, pero yo estoy librado para remixarlos, adaptarlos a mis necesidades concretas y a mis posibilidades de investigación”, precisó el experto.

La iniciativa se contrapone al modelo actual de venta de instrumental científico a altos costos. “Esto es así porque se trata de desarrollos cerrados que se basan en patentes. Lo que en definitiva cobran es el cercamiento del conocimiento”, explicó Castro, asegurando que se trata de un monopolio que de alguna manera detiene la generación de la innovación.

A través del hardware libre pueden crearse microscopios, espectrómetros, colorímetros, instrumental de monitoreo de plantas, agua, aire y suelo, entre otros elementos, a un 10% del costo de mercado, tal como precisó el ingeniero.

Lo que en un futuro cercano -y con necesario apoyo- podría dar vida a un “laboratorio ciudadano” que fomente la investigación fuera del ámbito de la academia. “Es un movimiento incipiente en la provincia que requiere de política pública que lo quiera favorecer”, reconoció.

Movida mundial 

El movimiento GOSH, que reúne a más de 100 representantes del ámbito científico, educativo y de organizaciones sociales, además de artistas y profesionales independientes de 30 países, tuvo su primer encuentro en 2016 en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), en Suiza (donde está el famoso colisionador de hadrones conocido como “máquina de Dios”), y se volvió a reunir el año pasado en la Universidad Católica de Chile.

Castro tuvo la oportunidad de participar de este segundo evento, aunque ya desde 2013 venía investigando al respecto.“Estuve haciendo mi doctorado en la UTN y me encontré con ese problema: no encontraba el equipo que necesitaba”, recordó.

En ese entonces, junto a Pablo Cremades de la Facultad de Ciencias Exactas de la UN Cuyo, empezaron a desarrollar un monitor abierto de calidad de aire con sensores de bajo costo.

“Ahí comencé a entrar a ese mundo y me di cuenta que es muy amplio y que hay mucho que se puede tomar para aplicar a necesidades locales”, señaló.

Actualmente ambos construyen instrumentos para laboratorios de física bajo este mismo concepto.

Jornada en Ciencias Agrarias

Hoy se desarrollará en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCuyo un encuentro con referentes del movimiento por el libre acceso a herramientas científicas.

Estarán presentes Benjamin Paffhausen y André Chagas, de Alemania, y los mendocinos Fernán Federici y Fernando Castro, integrantes del movimiento GOSH (Gathering for Open Science Hardware).

A las 9 en el Aula Magna se realizará una charla para el público en general y a partir de las 10 comenzará un taller con inscripción previa.

“Hay seleccionadas 18 personas de distintas unidades académicas que se van a instalar a desarrollar medidores de nitrato y microscopios ópticos”, precisó Silvia Van Den Bosh, secretaria de Extensión de Ciencias Agrarias.

Y adelantó que los instrumentos que se desarrollen quedarán funcionando en la facultad, otros se le entregarán a la UTN y los restantes a organizaciones que les den uso cotidiano.

“En el ambiente rural nuestros egresados tienen un tope tecnológico porque los instrumentos son muy caros, por lo que queremos quede funcionando en la facultad un grupo que cree herramientas de medición de acuerdo a las necesidades”, explicó.

Y reconoció que este movimiento viene a “patear ciertas estructuras” y poner la ciencia al servicio ciudadano.

Disertantes 

André Chagas. De la Universidad de Tübingen (Alemania), TReND in Africa y Prometheus Science.

Benjamin Paffhausen. Del departamento de Biología de la Universidad de Berlín (Alemania).

Fernán Federici. De la Universidad de Cambridge, profesor asistente de la Universidad Católica de Chile e investigador en el International Research Fellow at OpenPlant Centre.

Fernando Castro. Responsable del Laboratorio de Fabricación Digital (LabFD) de la UTN Mendoza.

Fuente: https://losandes.com.ar/article/view?slug=ciencia-abierta-el-movimiento-para-que-todos-sean-cientificos

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El libre acceso al conocimiento: ¿alternativa para una sociedad post-capitalista?

Santiago José Roca P.

Rebelión

Introducción

La situación económica mundial muestra características negativas que hoy día son bien conocidas, como la ineficiencia de la utilización de recursos para la satisfacción de necesidades sociales y la sobre-explotación del ambiente, aspectos que dan cuenta del agotamiento de un modelo de crecimiento y origina una crítica que ha fructificado en conceptos como “post-extractivismo” y “post-capitalismo“. En la medida en que el extractivismo y el industrialismo se vinculan con el modelo de desarrollo socioeconómico, resulta congruente revisar cómo la intervención de dinámicas tecnológicas / productivas diferentes puede contribuir con modelos de crecimiento sustentables.

En razón de estas premisas se ha extendido la preocupación por definir un modo de producción de bienes y servicios cuyos eslabones (conocimiento, trabajo, infraestructura, etc.) se encuentran distribuidos pero son gestionados de forma colectiva. Pero si bien la producción distribuida puede ser importante para la formación de modos de producción de bienes y servicios más acordes con un modelo de desarrollo sustentable, también es necesario reconocer que el desarrollo tecnológico es resultado de numerosos contextos de decisión. Por tanto resulta pertinente explorar el trasfondo filosófico-político de la producción distribuida, contexto en el que términos como “conocimiento libre” y “tecnologías libres” resultan pertinentes.

Las tecnologías libres se conciben como parte de una matriz productiva de procesos y productos abiertos (como la producción peer-to-peer y el software libre respectivamente), con presencia de entidades de gestión comunitaria (como Wikimedia Foundation) y formas de licenciamiento (como Creative Commons) que procuran la conservación de los flujos de creación de valor. El énfasis en la “comunidad” implica que los recursos son concebidos como bienes comunes, por lo que se manejan de acuerdo con normas consensuadas que abarcan la mutualización de recursos y la complementariedad de las actividades de producción y consumo. Adicionalmente, este cuadro requiere el ordenamiento de ciertas pautas de gobernanza colaborativa que contribuyan a impulsarlo en un contexto socioeconómico esencialmente antagónico.

Finalmente, esta perspectiva se plantea describir un modo de gestión del conocimiento del cual se puede derivar el diseño de encadenamientos productivos y de modelos de servicio para responder a la satisfacción de necesidades básicas y secundarias. Para ello investigaremos también el trasfondo de las prácticas de “economía y consumo colaborativo” y su relación con el acceso al conocimiento.

Economía del conocimiento y economía colaborativa

En los países de la periferia del capitalismo, la baja de los ingresos petroleros -como crisis recurrente del rentismo petrolero- ha causado dificultades para mantener el nivel de importación de insumos para las actividades productivas. Esta coyuntura puede representar una oportunidad para explorar formas endógenas de responder a las necesidades sociales sin recurrir preferentemente a la renta petrolera. En este sentido, el campo del “conocimiento”, que integra todos los elementos relacionados con su generación y puesta en circulación (contenidos, talento humano, infraestructura, etc.), puede ser un factor importante para crear dinámicas virtuosas que sirvan para explotar variables latentes y visualizar oportunidades de creación de valor social y de mercado.

Resulta pertinente indagar sobre las posibilidades de esquemas distribuidos en el aprovechamiento de recursos tangibles e intangibles que contribuyan con la generación de complementariedades productivas basadas en el conocimiento y la tecnología. Los conceptos de economía y consumo colaborativo (“sharing economy” y “collaborative consumption”) pueden ser claves en este planteamiento. La economía colaborativa se distingue por la activación de dos ventajas: (a) es posible compartir / intercambiar recursos y tareas a partir de bienes sub-utilizados y oportunidades latentes; y (b) las tecnologías de información y comunicación tienen un papel central en la optimización de procesos como la coordinación de oferta y demanda. A partir de estos dos elementos se engranan todo tipo de experiencias de economía colaborativa, y las diferencias surgen cuando se organiza la creación de valor de acuerdo con un determinado esquema de gestión de la “empresa”.

La perspectiva de integrar recursos subutilizados en iniciativas de trabajo colaborativo resulta atractiva no sólo desde una visión corporativa sino también desde una visión comunitaria. Desde esta perspectiva, “ comunitari o significa todo tipo de esfuerzo asociativo o cooperativo que contrasta con un modelo centralizado y propietario de concentración de capitales. Por lo tanto existe un a diferenciación entre los modos de gestión del conocimiento: corporativo (privativo / centralizado ) , asociativo (colaborativo / distribuido) y mixto s . En razón de este contraste intentaremos comprender el aporte del conocimiento y las tecnologías libres a una economía del conocimiento post-petrolera.

Entonces tenemos dos escenarios. Por un lado, la economía colaborativa (abierta y comunitaria) puede contribuir con la diversificación y sustentabilidad de las actividades de I+D para dar cabida a actores públicos, privados, comunitarios y mixtos en diversas actividades asociadas con proyectos de tecnologías de información y comunicación (Roca 2017) . Pero este esquema también puede apuntalar frentes tecnológicos como la manufactura y la producción agroalimentaria a través de la implementación de iniciativas que permitan el acceso a recursos compartidos (repositorios de saberes, fabricación distribuida, licencias de reciprocidad, etc.) y puede ayudar a superar modelos cerrados que generan dependencia. De tal forma que el planeamiento de cadenas abiertas y participativas hace énfasis en fortalezas que se ocultan con una lógica privativa .

Conocimientos y tecnologías como bienes comunes

Es claro que en una economía del conocimiento orientada por valores colaborativos, el conocimiento y la tecnología libre pueden tener un papel importante como fuerzas dinamizadoras del proceso de producción. Convencionalmente, c onocimiento y tecnología “libre” son conceptos que se refiere n a creaciones intelectuales que se encuentran protegidas por contratos de propiedad intelectual que favorecen el acceso y la reutilización de las fuentes. D esde la perspectiva de la ingeniería de procesos socioproductivos el conocimiento y las tecnologías libres se caracterizan también por que fomentan procesos participativos de generación de productos abiertos. L a manera en que las comunidades de software libre se organizan para crear productos de programación es un buen ejemplo de esta aproximación.

Si queremos estudiar este esquema de producción en contexto, no podemos pasar por alto que las experiencias de conocimiento libre se encuentran acompañadas por la presencia de organizaciones “sin fines de lucro” que procuran la supervivencia del proyecto ( p or ejemplo, Wikimedia Foundation y Mozilla son organizaciones que gestionan la financiación y concreción de varios proyectos de conocimiento libre ). Estas organizaciones implementan prácticas para que los recursos y las relaciones entre productores y usuarios se mantengan en el ámbito del procomún ( tales como pautas de gobernanza y licencias libres como General Public License y Creative Commons ) .

En resumen la producción basada en conocimiento y tecnologías libres, o en el conocimiento como procomún, se identifica por que genera dos tipos de bienes:

  • Bien producido: existe información disponible sobre las fuentes del producto (sea el código del programa informático, las fuentes del documentos o los planos de un diseño) y se conceden permisos para su reutilización. Los resultados del proceso de producción suelen considerarse parte de un banco de recursos y se establecen contratos – o “licencias”- que norman las relaciones entre los co-productores y los usuarios de tales productos.
  • Bien organizacional: se practican formas de producción abiertas ( p.e. peer-to-peer ) que garantizan el acceso a recursos distribuidos (bases de conocimiento, infraestructura, etc.) (Bauwens 2006; Benkler 2003) . L os productos se identifican con un grupo o asociación que los mantiene como bien común, sea una comunidad difusa (p.e. los desarrolladores de software) o una organización concreta (p.e. una fundación).

L a creación de conocimiento libre requiere la existencia de procesos de producción participativos, productos abiertos y reutilizables , asociaciones de gestión y formas de contrato que procuren la conservación de esta forma de producción . A su vez, este esquema puede genera r diferentes experiencias en razón de que repose sobre un modo de gestión privativo, asociativo o mixto. Esta forma de integración puede asemejarse a la que utilizan algunas organizaciones de gestión de bienes comunes, basados en la creación de prácticas de gobernanza colectiva y la gestión de recursos compartid os ( Hess y Ostrom 2016 ) .

El problema de la “creación de valor”

Si nos enfocamos en la manera en que el conocimiento y las tecnologías libres presentan una oportunidad para estructurar los procesos de producción, no resulta difícil encontrar afinidades con la economía colaborativa dado que, como en ésta , las tecnologías libres ofrecen formas de compartir recursos y colaborar en tareas comunes. Pero entonces nos interesa responder cómo este tipo de experiencia puede generar valor social ( resultado directo o externalidades positivas) y valor de mercado ( monetario o no monetario ).

El punto de partida es el modelo de gestión de l conocimiento como factor productivo. De acuerdo con estudiosos en la materia, hablamos de “bien es com u n es ” si existen recursos que son compartidos de acuerdos con ciertas normas que establece una comunidad más o menos definida ( Hess y Ostrom 2016 ) . Pero no se trata só l o de un problema de acceso y regulación sino que, d ados estos elementos, es necesario identificar los sujetos y los medios de capitalizar el valor generado por los participantes , lo cual se relaciona con la propiedad y el manejo de factores productivos. Por lo tanto a este esquema de tres elementos le agregamos el factor de la base económica y sus pautas de funcionamiento .

Resulta necesario explorar los modelos de sostenibilidad de experiencias comunitarias de economía colaborativa y conocimiento libre, de manera que podamos sintetizar las propiedades del esquema para destacar s us ventajas y desventajas. Es claro que en las economías actuales es necesario definir cómo las actividades orientadas al procomún pueden beneficiarse de las ventajas de la colaboración y retribuir a los participantes con incentivos económicos y sociales en concordancia con su esfuerzo. La ventaja de esta perspectiva es que no reduce la actividad económica a la obtención de ingresos y reconoce la importancia de generar capital social.

Por ejemplo, Bauwens y Niaros (2016) se enfocan en la delimitación de un modo de intercambio y producción que integre conocimiento compartido, mutualización de infraestructuras, distribución equitativa de valor y armonía con el ecosistema. Para ello revisan algunas experiencias de emprendimientos basados en e l procomún, que valoran en razón de su vinculación con el mercado, y elaboran conceptos como “soberanía del valor”, que identifica el interés en mantener el régimen de valor protegido de fuerzas privativas. También podemos considerar como referencia el caso de la Telefonía Celular Comunitaria de Oaxaca, México, donde la integración de comunidades, pautas regulatorias y recursos permite la gestión comunitaria de una empresa tecnológica con un modelo de negocios adaptado a sus fines sociales (Huerta y Lawrence 2016). En este campo, el foco de atención podrían ser las interconexiones entre la orientación al mercado y al procomún, considerando las diferentes prácticas de mercado como expresión económica -parcial- de la segunda.

Horizontes y alternativas

Ahora bien, la producción basada en el conocimiento como procomún no se identifica estrictamente con actividades relacionadas con las tecnologías de comunicación e información, aunque haya tomado auge en este campo. La producción de bienes básicos puede beneficiarse de la disponibilidad distribuida de activos como el conocimiento y las maquinarias. Tomemos por caso un proyecto de producción de harinas en el que nos encontramos como alternativa la fabricación de maquinarias y equipos para la satisfacción de mercados locales. Una mirada convencional -en el contexto rentista- hará énfasis en la responsabilidad del Estado en la compra y distribución de tales equipos. Desde una perspectiva no centralizada -pero coordinada- este proyecto podría potenciarse a través de dinámicas como las siguientes:

  • Bases de conocimiento: pueden usarse plataformas abiertas (git) para alojar el diseño de los equipos y mejorarlos de forma colaborativa. Además los repositorios y las páginas de edición colaborativa (wiki) pueden ayudar a registrar las necesidades de fabricación de piezas y la ubicación de los recursos y talentos disponibles. Así mismo es posible que se incorporen iniciativas de diferentes países.
  • Diseño abierto: los diseños compartidos a través de estos medios serían estudiados por comunidades de tecnólogos y contarían con licencias que fomenten la reciprocidad. Podrían darse dinámicas en las que se resuelven problemas de forma colaborativa y se generan productos intelectuales ajustados a necesidades específicas. Un ejemplo puede encontrarse en la web: http://opensourceecology.org/gvcs/.
  • Infraestructuras compartidas: la mutualización de infraestructura implica la utilización de equipos que se encuentran subutilizados de acuerdo con ciertas pautas de responsabilidad compartida. Ciertas iniciativas de préstamo / alquiler pueden facilitar que la provisión de herramientas y equipos se mejore con aportes de los productores.
  • Fabricación distribuida: puede aprovecharse este tipo de relaciones para la fabricación de partes d e forma colaborativa, lo que además podría ayudar a crear un mercado de piezas y equipos. Un ejemplo de este punto puede encontrarse en el movimiento “ maker ” (http://hacedores.com/movimientomaker/).
  • Sustentación colaborativa: los proyectos pueden obtener recursos financieros si permiten a la participación de ciertos interesados en sus actividades, para lo cual existen plataformas que facilitan la recaudación de fondos provenientes de crowdfunding ( https://www.goteo.org/ ). También existe la opción de los bancos de tiempo (http://www.bdtonline.org/), en los cuales se ofrecen o se intercambian servicios.
  • Entidades de gestión y comunidades de productores asociados : las dinámicas de construcción colaborativa requieren la presencia de comunidades de productores y de asociaciones que c analicen los esfuerzos y les brinden permanencia. Estas organizaciones deciden las pautas de operación técnica y las normas de gobernanza de los proyectos, además de que facilitan la representación de los productores y la creación de instrumentos jurídicos coherentes con los fines propuestos.
  • Producción y valor social: el proyecto podría generar beneficios tangibles como la disponibilidad de maquinarias y la posibilidad de satisfacer la demanda de alimentos a nivel local, así como también beneficios intangibles, como nuevas oportunidades de educación y ocupación laboral. La creación de lazos de confianza y la conformación de una cultura política basada en la colaboración y el acceso a la información pueden ser beneficios adicionales.

El prototipo de un emprendimiento productivo prioritario como el equipo de procesamiento de alimentos del ejemplo puede integrarse en este modelo para favorecer su producción descentralizada. Así mismo, el enfoque asociativo y desconcentrado puede ser coordinado por un nodo central para atender tareas complejas como el desarrollo de emprendimientos para el escalamiento de fábricas de partes. El objetivo sería la activación e integración de recursos productivos y talentos que ya se encuentran disponibles y la superación de esquemas centralizados e ineficaces.

Tecnologías libres y política del conocimiento

Como cierre, es necesario recordar la importancia de la filosofía política en la formulación de propuestas de visión geopolítica, ecológica, de género o de clase. En un campo donde colindan y se confunden el liberalismo de Benkler, el comunitarismo de Lessig o el libertarianismo de Stallman, no está de más pensar en las bases filosóficas de una aproximación sociopolítica al conocimiento libre (Quintero y Roca 2017). Por ejemplo, tomando en cuenta la permanencia de fenómenos como el colonialismo y el extractivismo en los países del Sur , planteamos e n otro trabajo que un diálogo entre las tecnologías libres y la geopolítica del conocimiento es posible a partir de una posición filosófica que incorpore críticamente el papel de las comunidades de conocimiento libre en la formulación de una perspectiva del “desarrollo” (Roca 2018) .

Un punto de referencia puede ser la reinterpretación de conceptos como “comunalidad” y “desarrollo”. Para Arturo Escobar (2014), el cuestionamiento del concepto de “desarrollo” y el protagonismo de referentes como “Buen Vivir” y “post-extractivismo” ha permitido la incorporación del tema de la “comunalidad”. Los teóricos de la colonialidad conjugan con la crítica a la noción convencional de “desarrollo” con el planteamiento de la “ de-colonialidad del poder”, la cual, de acuerdo con Aníbal Quijano (2012) , se encuentra representada en prácticas de reciprocidad en la organización del trabajo, la redistribución equitativa de los recursos tangibles e intangibles, y la orientación hacia la organización comunal en escala local y global. Por otro lado, de acuerdo con García Linera la comunalidad puede proporcionar “una nueva forma social a la intercomunicación e interdependencia mundializada de los productores (…) [y] a ciertas cualidades de la forma del desarrollo científico-tecnológico” ( 2009, 367 ) . Estas perspectivas pueden considerarse aportes a la idea de “asociatividad” como base de un sistema de gobernanza colaborativa.

En síntesis, existen elementos suficientes para pensar en la producción abierta y comunitaria con una perspectiva que proporcione identidad propia a los esfuerzos que se realizan desde los movimientos sociales. El reto está en reinterpretar los valores de la producción abierta en el marco de los proyectos de vida de las comunidades cívicas que participan en la arena política. Aunque tomamos como referencia el problema de la colonialidad, es claro que una agenda cívica puede incluir temas diversos como la perspectiva de género o la adecuación ambiental, entre tantos otros.

Conclusiones

En este texto estamos tratando sobre perspectivas que dialogan con las prácticas del mercado convencional de modo similar a las alternativas de economía social. No obstante, la producción abierta presenta una oportunidad de democratizar el acceso a los activos productivos, y las tecnologías libres presentan una plataforma importante para ello. Por lo tanto, podríamos plantear algunas líneas de un esquema basado en la economía del conocimiento con orientación asociativa. Un mapa general del tema evidencia que se requiere:

  • Fomentar el crecimiento de un ecosistema de productores de bienes y servicios en tecnologías libres en toda área donde la posibilidad de compartir y colaborar contribuya a sustentar iniciativas productivas. Los bancos de recursos pueden ser la base de prácticas productivas donde la reciprocidad y la complementariedad sean valores del ecosistema de producción. Adicionalmente es posible conservar la perspectiva de que las actividades económicas pueden generar valor social y de mercado.
  • Impulsar prácticas y aplicaciones de economía colaborativa y conocimiento libre para ayudar a crear una cultura en la cual la cooperación sea motor de la creación de valor. Los contratos (licencias, p.e.) pueden estar basados en la reciprocidad y la mutualización de recursos como una forma de proteger al conjunto de prácticas orientadas a la privatización del valor. La monetización de las actividades productivas y la vinculación con el mercado se mantienen como preocupaciones en este esquema.
  • Diseñar y poner en práctica coaliciones que favorezcan el surgimiento de iniciativas económicas colaborativas y de otras formas de asociatividad basadas en la gobernanza de los bienes comunes. Así mismo se requiere trabajar en la conformación de entidades de representación para la aprobación de regulaciones que favorezcan el protagonismo de los productores.

Si una sociedad extractivista es aquella en la cual la principal palanca de integración con los mercados internacionales es la oferta de materia prima (con las consecuencias conocidas para el aparato productivo, las instituciones y la cultura del trabajo); para avanzar a una sociedad post-extractivista se requiere crear condiciones de desarrollo no-dependiente que permitan la activación de factores productivos ganados anteriormente (por ejemplo, talento humano e infraestructura) y la creación de beneficios en determinados circuitos de producción, de manera que las iniciativas logren sustentarse y generar resultados como la satisfacción de necesidades básicas y nuevas oportunidades de emprendimiento.

El esquema corporativo puede parecer promisorio pero genera fuerte dependencia con respecto a los propietarios de los fondos de inversión y otros activos. En cambio, la perspectiva de compartir activos sub-utilizados puede proporcionar una alternativa a algunos sectores para participar en la generación total de ingresos a partir de actividades basadas en factores como el conocimiento. En este sentido, el esquema asociativo puede abrir oportunidades para la producción de bienes y servicios a partir de la exploración del mercado laboral o de bienes de capital. El mayor reto sería la introducción de procesos relativamente novedosos en encadenamientos productivos de pequeña y mediana escala.

Referencias.

Bauwens, M. (2006). “The political economy of peer production”. CTheory: 12 (1). Disponible en: http://www.ctheory.net/articles.aspx?id=499

Bauwens, M. y Niaros, V. (2016). Value in the Commons Economy: Developments in Open and Contributory Value Accounting. Heinrich Böll Stiftung.

Benkler, Y. (2003) “La economía política del procomún”. Novática, 163, Mayo-Junio. España.

Escobar, A. (2014). Sentipensar con la tierra. Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. Medellín: Ediciones UNAULA.

García Linera, A. (2009). Forma valor y forma comunidad. Aproximación teórica-abstracta a los fundamentos civilizatorios que preceden al Ayllu Universal. Bolivia: CLACSO.

Hess, Ch. y Ostrom, E. (2016). “Un marco de análisis de los bienes comunes del conocimiento”. Hess, Ch. y Ostrom, E. (Eds). Los bienes comunes del conocimiento. Madrid: Traficantes de Sueños.

Quijano, A. (2012). “’Bien vivir’: entre el ‘desarrollo’ y la des/colonialidad del poder”. Viento Sur. Número 122; pp. 46-56.

Quintero, D. y Roca, S. (2017). “Economía del Conocimiento: del Capitalismo Cognitivo a la Economía del Procomún”. Revista Conocimiento Libre y Licenciamiento. N° 16 (8). Mérida: CENDITEL.

Roca, S. (2017). “La producción abierta y comunal basada en el conocimiento libre como forma de creación de valor social ” . “II Congreso Internacional: Ciencia, Tecnología e Innovación desde la perspectiva del Desarrollo Económico y Social de Latinoamérica y el Caribe”. Zulia: Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt.

Roca, S. (2018). “ Tecnologías Libres: aportes para una Geopolítica del Conocimiento del Sur” . En proceso de publicación. Biblioteca Digital Latinoamericana de Antropologías. Mérida: Red de Antropologías del Sur.

Tomado de: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237152&titular=el-libre-acceso-al-conocimiento:-%BFalternativa-para-una-sociedad-post-capitalista?-

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La regla de las cinco horas a la semana: el hábito cotidiano que conduce al éxito

Por: Hector G. Barnés

Benjamin Franklin, inventor y uno de los Padres fundadores de Estados Unidos, solía levantarse todos los días muy temprano, antes que el resto de su familia. Dedicaba ese tiempo arañado al reloj –una hora al día, los cinco días de la semana– a leer y estudiar, a fijar unas metas de aprendizaje y a reflexionar sobre lo que había aprendido, una costumbre que muchos otros innovadores han copiado durante los últimos dos siglos y medio. Aunque no siempre le era posible, este hábito le ayudó a convertirse, entre otras cosas, en el inventor del pararrayos y en uno de los colaboradores en la redacción de la Declaración de Independencia de EEUU. No está mal.

Durante los últimos tiempos, la regla de las cinco horas se ha convertido en uno de los lugares comunes de la literatura de crecimiento personal y éxito empresarial. Al fin y al cabo, es una fórmula sencilla y útil. En ‘Inc’, por ejemplo, el fundador de Empact y autor de ‘The Student Success Manifesto’ Michael Simmons invoca de nuevo a Franklin para recordar que se trata de “una estrategia para el éxito que todos podemos usar, y que de hecho, nos veremos obligados a emplear”. No solo porque espoleará nuestra creatividad, nos hará más felices o nos ayudará a desarrollarnos como personas, sino sobre todo porque terminará marcando la diferencia entre aquellos que consigan salir adelante y los que no.

 Nos pasamos el día corriendo porque pensamos que eso es lo que mide nuestro éxito, pero no es lo mejor que podemos hacer

Hay que hacer tiempo aunque parezca que no lo tenemos, recuerda Simmons en una entrada personal en ‘Medium’, pues incluso personas tremendamente atareadas como Bill GatesElon Musk o Warren Buffett lo han hecho. Es notorio que el oráculo de Omaha, por ejemplo, puede llegar a dedicar hasta un 80% de su jornada diaria a leer. Simple y llanamente, leer. Se puede argumentar que tan solo unos privilegiados pueden hacerlo, pero Simmons insiste en que cualquiera debería ser capaz. Tan solo hay que planificarlo.

“Muchas personas miden su jornada laboral en función de cuánto consiguen hacer”, explica el autor. “Como resultado, pasan todo el día corriendo pero cada vez mejoran de forma más lenta”. El éxito en el día a día suele medirse por la productividad inmediata, pero el experto en desarrollo personal recuerda que es un triunfo ilusorio, ya que resulta muy poco rentable a largo plazo, puesto que apenas deja poso. Por el contrario, aprender cosas nuevas, poco a poco, es mucho más inteligente. A largo plazo, es lo que nos diferenciará de nuestros competidores.

¿Cómo hacerlo?

“Aprender es la mejor inversión que podemos realizar en nuestra vida”, explica. “Es algo fundamental en nuestra economía del conocimiento, aunque pocas personas se han dado cuenta”. Por eso mismo, aprovechando esa oportunidad que tan solo conocen los lectores de Michael Simmons (y, desde ahora, de este artículo), podemos diferenciarnos del resto con apenas una hora de trabajo al día. Decirlo es fácil, objetarán algunos, pero mucho más difícil es hacerlo. Por eso el propio autor proporciona unas pautas.

Quizá leer un libro de historia sobre la Guerra de Secesión americana nos pueda ayudar a resolver un problema en nuestra empresa

Aprender no es simplemente leer y memorizar, aunque este sea un interesante punto de partida. La mayor parte del aprendizaje autodidacta comienza por la lectura. “¿Qué tal coger un libro para empezar?”, propone Simmons. Si te resulta difícil, recuerda que Bill Gates lee un libro a la semana, algo que le ayuda no solo a expandir sus horizontes, sino también a encontrar soluciones imprevistas a problemas cotidianos. La lectura es, por lo tanto, una manera de abandonar el marco mental cotidiano en el que estamos presos.

Pero no debemos quedarnos ahí. La reflexión y el pensamiento son esenciales, tanto sobre aquello que acabamos de leer como sobre otros temas que nos preocupen. Debemos tener cuidado con no caer en los pensamientos obsesivos, que nos pueden asaltar una y otra vez y conseguir que esa hora de reflexión se convierta en otro momento más para estresarnos. Más bien, deberíamos centrarnos en algo muy diferente a lo que nos consume: quizá leer un libro de historia sobre la Guerra de Secesión americana nos pueda ayudar a resolver un problema en nuestra empresa.

Benjamin Franklin por Joseph Duplessis.
Benjamin Franklin por Joseph Duplessis.

¿Habría podido Ben Franklin inventar el pararrayos si no hubiese unido un esqueleto de metal a una cometa y la hubiese hecho volar un día de tormenta? La experimentación es otro paso esencial de nuestro proceso de aprendizaje, aunque no hace falta que sea tan espectacular. Basta con probar, fracasar y fracasar mejor (como diría Beckett) o tener éxito. Es una manera de aplicar el conocimiento que hemos adquirido a la vida real. Como recuerda Simmons, “más que hacer las cosas automáticamente y no mejorar, podemos aplicar los principios de la práctica deliberada para seguir mejorando”. Es decir, debemos centrarnos en aquellas habilidades en las que tenemos un amplio margen de mejora.

El conocimiento no se devalúa

Una buena estrategia a la hora de profundizar en este proceso de reflexión es caminar, algo que han hecho a menudo los grandes pensadores. Es una manera sencilla (¡y saludable!) de recibir estímulos que nos ayuden a elaborar nuestro pensamiento y que contribuyen a que broten de manera aparentemente espontánea nuevas ideas. Otra buena opción es conversar con un amigo, un familiar o, mejor aún, un desconocido. Todo lo que alimente nuestra maquinaria cognitiva puede ser útil.

Lo peor que puedes hacer es trabajar sin parar y no sacar tiempo para ti mismo y aprender cosas nuevas, porque te sitúa en el grupo “de riesgo”

La tesis de Simmons tiene un objetivo claro (y no, no es únicamente promocionar su seminario). Vivimos en la sociedad del conocimiento, de acuerdo, pero también en la que el futurólogo tecnológico Peter Diamandisllamó de la “rápida desmonetización”, en la que productos que hasta hace no mucho tiempo eran muy caros se están abaratando sensiblemente y algunos, de hecho, pueden adquirirse de manera gratuita. De esa manera, una gran cantidad de productos que se pueden comprar con dinero se devalúan rápidamente.

El conocimiento, sin embargo, no lo hace. Como el autor recuerda, “a la gente en los peldaños de abajo de la escalera económica se le estruja más y se le compensa menos, mientas que los que se encuentran arriba tienen más oportunidades y ganan más”. ¿Lo peor que puedes hacer? “Aquellos que trabajen realmente duro a lo largo de su carrera y no saquen un poco de tiempo libre para seguir aprendiendo serán el nuevo grupo ‘de riesgo’”, cree Simmons. Un nuevo estado de las cosas en el que el esfuerzo ya no es lo importante, sino seguir aprendiendo. Nosotros somos los robots que, de no reciclarnos, podemos quedar obsoletos en cualquier momento.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-01-08/regla-cinco-horas-semana_1478127/

 

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México: Otorgan capacitación a personas privadas de su libertad

16 Diciembre 2017/Fuente y Autor: Kaspersky

Con la finalidad de dotar a las personas privadas de su libertad, de herramientas que a mediano y largo plazo les permita emprender un negocio, el Centro de Reinserción Social de Colima en coordinación con la delegación federal de la Secretaría del Trabajo y la iniciativa privada, celebró la caravana de fortalecimiento a la empleabilidad de las personas privadas de su libertad.

En el área de convivencia de la institución, la Secretaría de Desarrollo Social de Colima, la Delegación de la Secretaría del Trabajo, el Punto México Conectado y la empresa Más Celular, presentaron a las personas privadas de su libertad que próximamente dejarán el Cereso, los programas con los que cuentan para obtener el respaldo de las dependencias e instituciones, así como las estrategias que puede adoptar para no dejar de ayudar a sus familiares.

En su intervención, el director General de Reinserción Social de la Secretaría de Seguridad Pública, José Abel Saucedo Romero, señaló que estas acciones responden a lo que establece el artículo 18 constitucional, que indica que los centros de reclusión tienen como objetivo corregir y preparar la reinserción social, partiendo de la promoción de la educación, capacitación y el empleo.

“La obligación de nosotros es que cuando ustedes salgan tengan oportunidades y fuentes de empleo, que les permitan junto con su familia enfrentar nuevos retos dentro de la sociedad”, añadió Saucedo Romero.

El funcionario estatal, recordó que a la fecha tiene convenio con cinco empresas, las cuales, están en condiciones de admitir a personas con antecedentes penales que sean egresadas de un Cereso, siempre y cuando hayan pasado por algunos de los programas de desintoxicación y haberse capacitado para algún oficio.

Estuvieron presentes, el director del Centro de Reinserción Social, José Alfredo Lara Guerrero; el delegado Federal del Trabajo, Juan Roberto Barbosa López; el encargado del Punto México Conectado de la SCT, Ángel Adrián Cuevas  Domínguez y el jefe de Reclutamiento, Selección y Capacitación de la Empresa Más Celular, Alejandro Castillo Velasco.

Fuente de la noticia: http://www.colimanoticias.com/otorgan-capacitacion-a-personas-privadas-de-su-libertad-ssp/

Fuente de la imagen: http://www.colimanoticias.com/wp-content/uploads/2017/12/Otorgan-capacitación-a-personas-privadas-de-su-libertad-SSP-69

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Libro: 10 Mitos sobre la Cultura Libre y el Acceso Abierto al Conocimiento

Santiago García Gago

Detalles del libro:

CATEGORÍA
Año: 2014
Editor: RadiosLibres.net
Páginas: 32 páginas
Idioma: español
Desde: 16/10/2014
Tamaño: 1.81 MB
Licencia: Pendiente de revisión

Contenido:

Hay quienes dicen que el movimiento de la Cultura Libre favorece la piratería. Otros lo acusan de matar de hambre a quienes hace arte y cultura y no falta quien lo culpa de la escasez de creaciones culturales en este siglo. Todos son mitos. Solo eso, mitos que impiden el acceso a la cultura y al conocimiento de forma libre y abierta. Ninguno es cierto e iremos desmitificando, uno por uno, hasta completar los 10 más repetidos.

Esperamos que al final de esta guía te sumes, como persona, como organización o como medio de comunicación, a esta revolución que tiene como objetivo democratizar el acceso al conocimiento.

Y como también le apostamos a la revolución de las palabras y a hacer del castellano un idioma más inclusivo, en esta guía usaremos la expresión “der echo autoral” para referirnos al tradicional “der echo de autor”. Porque en el mundo hay autores y autoras y ellos no son los únicos que tienen derechos.

Derechos: https://openlibra.com/es/book/download/10-mitos-sobre-la-cultura-libre-y-el-acceso-abierto-al-conocimiento

Fuente:https://openlibra.com/es/book/10-mitos-sobre-la-cultura-libre-y-el-acceso-abierto-al-conocimiento

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