Educación para la ciudadanía

Por: José Bada.

 

Acaba de cumplir 90 años cuando esto escribo a orillas del Ebro, en Zaragoza, llegado a casa del huerto para hacerlo aquí lo mejor que sepa y él sin duda merece. Nació en Düsseldorf, el 18 de junio del año 1929. Comparto algunos recuerdos, la edad, maestros y esperanzas en curso. Y tengo sobre la mesa su obra preferida o más conocida, al menos, en traducción castellana: Teoría de la acción comunicativa, editada en dos volúmenes por Taurus Ediones SA, en1987. No dudo en absoluto de que muchos de mis lectores saben ya a quien me refiero, pero nunca está de sobras mencionar su nombre. Estoy hablando de Jürgen Habermas, colaborador de Adorno en el Instituto de Investigación Social de Frankfurt y principal representante de la segunda generación de la llamada Teoría Crítica en Alemania.

Es sin duda uno de los pensadores que ha contribuido más a fundamentar racionalmente la democracia, mostrando las condiciones que hacen posible la acción comunicativa orientada al entendimiento en ese campo y en general en cualquier otro mediante el diálogo. Porque los hombres se entienden hablando si quieren y, si no, se muerden hasta matarse como animales. Peor aún, como solo pueden hacerlo los humanos abusando de la razón instrumental. Sea esta la ciencia pura y dura con la que dominamos la naturaleza, la mentira eficaz que corrompe la palabra y la convivencia humana o la estrategia que hace la guerra y no el amor. De modo que la boca que sirve para comer y compartir el pan y la palabra –para besar incluso– asociada a las manos solo sabe hacer ya cosas y deshacerlas según le peta, que viene a ser lo mismo.

La acción comunicativa orientada al entendimiento no ha lugar fuera del mundo de la vida ni es este en su totalidad objeto puesto en cuestión. No es sobre ese mundo sobre el que se habla en la acción comunicativa sino solo en ese mundo sobre aquello que emerge como problema para los participantes que lo habitan. Nadie puede salir del mundo en el que vive y seguir viviendo, es como el río en que nos mojamos y nadamos. Pero entonces, cuando llega el caso, se saca la cabeza para seguir flotando sin salir del agua. Es entonces y en ese mundo –en el nuestro– donde tenemos que entendernos hablando como personas si no queremos ahogarnos como animales irracionales.

Las condiciones de posibilidad de la acción comunicativa son todas y solo las necesarias para llegar a un entendimiento entre personas responsables que se respeten. Por supuesto la libertad de pensamiento y de expresión, la obligación de escuchar a todos, el uso correcto de la lengua y el lenguaje, la argumentación razonada y razonable. La atención debida. Todo lo que, por desgracia, se lleva menos en el mercado donde solo se vende o se va de compra. También en el mercado político, donde los políticos ofrecen lo que desean sus clientes a cambio del voto. Y estos, a cara tapada, piensan en lo suyo cuando les dan el voto. El resultado no es el gobierno del pueblo por el pueblo, sino el gobierno de los gobernantes elegidos por su clientela. Por una mayoría, que sin duda hay que acatar, sin que esto la haga razonable. Los demócratas acatan la mayoría, por supuesto; pero la mayoría de los ciudadanos va a lo suyo y los políticos también. Pero sin demócratas no hay democracia, lo mismo que no hay iglesia si no hay fieles. Ni pueblo sin bien común, o cosa pública: la república.

Con los años se ha consolidado en España un régimen democrático que lo es como cualquier otro. Y por desgracia con unos ciudadanos que también apenas o peor educados como demócratas que en otras naciones europeas. Eso es lo que se echa en falta. No electores, sino demócratas practicantes. Es esa carencia –lo que queda del franquismo como peor herencia– lo que debería preocuparnos. Hay una fanatismo sordo en ambos extremos y una indiferencia pasota que nada tiene que ver con la tolerancia. Una incapacidad para el diálogo y la acción comunicativa. Y un sistema escolar que escolariza, pero no educa. Que prepara apenas para encontrar trabajo, sin formar a los ciudadanos como si no lo fueran. Como si no tuvieran el deber y el derecho de participar en la política que nos concierne y compromete a todos.

Los atenienses llamaban «idiotas» a cuantos ciudadanos no participaban en la política y se dedicaban solo a su negocio. El tener un título y un máster o dos no capacita a los ciudadanos para hacer la política que España necesita. Y en eso se quedan los jóvenes, sin trabajo muchos y demasiados idiotas que pasan de los partidos. Si descontamos una escasa minoría que hacen de ella una profesión, eso es todo. Apenas nada. Y lo poco que hay , la profesión, puede que sea lo peor de todo.

Fuente del artículo: https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/educacion-ciudadania_1371126.html

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Libros para docentes recomendados por otros docentes

Por: ayudaparamaestros.com,

Este post lo escribimos entre todos. Recomienda aquel libro sobre educación que te ha marcado y del que más has aprendido. Puedes hacerlo dejando un comentario y una frase motivadora sobre el libro en el blog o en cualquier red social de Ayuda para maestros. Poco a poco este post empezará a crecer. ¡Empezamos!

1. Juan Dols nos recomienda «EL PAÍS ERRADO» de un gran maestro, Mario Lodi. «Algo más que el día a día de la escuela rural». ¡Gracias, Juan!

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2. José Blas nos recomienda «LA EDUCACIÓN QUE DEJA HUELLA» del gran Salvador Rodríguez Ojaos. Nos comenta lo siguiente sobre Salvador y su libro:
Salvador Rodríguez, @salvaroj, es uno de los autores en abierto (http://www.salvarojeducacion.com/) más prolijos e interesantes del debate educativo en al panorama español actual. Su visión de una nueva educación, sin peros y con muchos porqués, sencilla, directa y posible… es referente sin duda de cualquier maestro en formación, inicial o continua, que se precie. Después de muchos años, ha decidido poner negro sobre blanco… y en papel, sus reflexiones sobre educación. De esta manera, ha editado junto a Mamás de Fábula, el libro que lleva por título: la educación que deja huella.
Se trata de la recopilación de los mejores y más atinados artículos de su blog. A través de ellos valores en el aula, creatividad, cooperación, innovación, papel del docente y papel de las escuelas, van relatándose en un continuo, muy bien encadenado por cierto, hilado a través de su especial y experimentada mirada educativa. Una mirada esencial en un momento en que la ruptura y el cambio de paradigma parecen inevitables para mejorar la educación, en un momento en que atravesamos el histórico momento en que se encuentra la escuela.

Un libro prologado por Manu Velasco, en el que destaca a la acción comunicativa que Salvaroj lleva realizando durante muchos años por medio de su blog.

Es un libro para perseguir «sueños y utopías”, imprescindibles para una auténtica renovación del modelo. Unos textos que nos van guiando en la confianza de que «otra forma de educar (integral, crítica, democrática, de calidad, para todos…), es posible».  En el libro no se soslaya el tema de la innovación que el mundo de Internet ni la cultura digital, ha puesto a nuestro alcance y lo muestra como una oportunidad que debemos aprovechar.
Un libro que recomiendo y que, para animarte a leer, resumo a partir de las notas visuales que realicé durante su lectura.
¡Gracias, José!
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3. Dolores Álvarez recomienda “PEDAGOGÍAS DEL SIGLO XXI. ALTERNATIVAS PARA LA INNOVACIÓN EDUCATIVA» de Jaume Carbonell. Uno de los motivos principales que destaca Dolores es la extensa bibliografía que usa y comenta el autor. ¡Gracias, Dolores!
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4. Pilar G. nos recomienda «MAL DE ESCUELA» de Daniel Pennac. Esto es lo que nos dice:Imprescindible para entender al «torpe», al «fracasado», es decir, al que tiene un tipo de inteligencia diferente. ¡Gracias, Pilar!
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5. Aitor Guillén recomienda «LA PEDAGOGÍA DEL CARACOL» de Gianfranco Zavalloni. Nos comenta que es un libro del que podemos extraer un gran aprendizaje que se resume en este consejo:

¿Son los niños los que tienen que adaptarse a nuestro ritmo? ¿O somos los docentes los que deberíamos adaptarnos al suyo? Es un libro que habla sobre diversidad de personas, diversidad de ritmos… ¡Gracias, Aitor!

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6. José Blas nos recomienda un nuevo libro titulado «TREINTA MILLONES DE PALABRAS. CONSTRUYENDO EL CEREBRO DE LOS NIÑOS» Dana Suskind. José nos comenta lo siguiente sobre el libro:
Escrito de manera excelente, la doctora Dana Suskind habla del desarrollo del cerebro y la plasticidad neuronal de forma rigurosa pero muy divulgativa y amena. Documentada sin academicismos innecesarios.  Habla especialmente de la influencia y de la importancia de las palabras de los padres y las madres a los niños hasta los 3 años y su posterior incidencia en el desarrollo y su capacidad para aprender durante toda su vida. Las considera factor clave para construir la determinación, el autocontrol, la capacidad de liderazgo, la generosidad…. Nos ofrece un ruta a seguir con una sencilla estructura, Las 3 Cs: Conectarse, Conversar más, Compartir turnos.
Recomendado para padres y madres de 0 a 3, maestros, especialmente logopedas. Un libro para seguir aprendiendo sobre neurociencia y sobre la plasticidad del cerebro. ¡Gracias, José!
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7. Dolores Álvarez nos recomienda en esta ocasión el libro «EMPANTALLADOS – CÓMO CONVIVIR CON HIJOS DIGITALES» de Santiago Moll, creador de la web Justifica tu respuesta. Nos lo recomienda por los siguientes motivos: «Este libro muestra una visión desprejuiciada sobre el modo en que afecta la tecnología y las infinitas posibilidades que esta ofrece en el desarrollo, aprendizaje, conducta y relaciones de los niños y jóvenes, y qué pueden hacer y hasta que punto deben intervenir los padres, por un lado, y la comunidad docente, por el otro, para canalizar positivamente el enorme flujo de información y esa hiperconectividad en la que aquellos viven». ¡Gracias, Dolores!
Fuente de la reseña: http://www.ayudaparamaestros.com/2017/07/libros-para-docentes-recomendados-por.html
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El docente y su lenguaje.

Caso Escuela Básica Concentrada N 467. San Rafael de la Colonia.

Por: Dirvia Tahis Montilla Gómez.

El empleo de expresiones propias, frases y la poca atención en la pronunciación de las letras y vocales dentro su entorno social han generado en ellos limitantes comunicacionales, de igual forma, esto viene afectando su forma de escribir e incluso utiliza expresiones que no formar parte del lenguaje formal, en este sentido, la difusión de conocimiento de forma errónea propias de un emisor que proporciona un mensaje sin una codificación de forma correcta utilizando las técnicas adecuadas y formales del lenguaje. Convierte al docente un actor con debilidades que afecta esta intrínsecamente su desempeño en el espacio educativo.

Ante tal situación, es evidente proporcionar en ellos una acción que los sitúa en la competencia comunicativa del lenguaje oral y escrito, aunado a esto, se entiende como la capacidad de los hablantes no sólo para producir oraciones gramaticales bien formadas, sino la capacidad para comunicarse entre sí: se trata de la cabida de generar actos de habla con sentido dentro de determinadas situaciones reales. Sin embargo, la competencia lingüística es un saber universal, cuya capacidad está posibilitada por el hablante en el proceso de socialización.

ANALISIS DE LOS ELEMENTOS TEÓRICOS

La acción comunicativa no tiene como propósito un pensamiento único, sino que las convicciones compartidas vinculan a los participantes en términos de reciprocidad, en este sentido, Habermas (1993), se refiere a como “El concepto de acción comunicativa, fuerza u obliga a considerar a los actores como hablantes y oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan, recíprocamente a este respecto, pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio”(p.493). Para el autor citado sostiene a su vez que; el primer elemento el enunciado que hace es verdadero, como segundo se tiene la acción pretendida es correcta y por último la intención manifiesta del hablante es, en efecto, la que el hablante expresa. Aunado a esto, se apoya en la reciprocidad de la acción y su orientación al entendimiento. Es por ello que, en la acción comunicativa, ineludiblemente se llega a un saber común, fundado en ese acuerdo, aun cuando las conclusiones y decisiones a las que cada uno de los actores llegue sean diferentes.

Ahora bien, Echeverría (2003), cada vez que el hombre habla, declara algo, y lo sostiene a un punto tal que bien se puede decirse que hay un sólo acto lingüístico, la declaración, con cinco maneras de manifestarse: como declaración, juicio, afirmación, pedido y promesa que incluye la oferta. En consecuencia, el hecho de hablar en sí mismo, es más una posibilidad de acción que su certeza, y no necesariamente producirá un determinado efecto en el mundo, ya que éste para ocurrir dependerá, en principio, del contexto en el que ese hablar suceda y de quién sea el que hable e incluso podría no producir efecto alguno. Es por ello, que Stein (2007) “Una acción que, además de naturaleza informativa, tendría una naturaleza comunicativa, dado que el sentido que resulta de la interacción humana es lo que posibilita que en un momento determinado podamos hablar de comunicación” (p.62). Al respecto, la comprensión, de cada persona y la interpretación de lo que significa ser humano, lo concebimos en seres lingüísticos, donde las actividades giran en función del mismo; dicho de otro modo, el lenguaje nos permite intercambiar emociones a través de la comunicación; de tal manera, que pone como eje principal de estudio a las conversaciones, las cuales constituyen y establecen nuestra particular forma de ser.

En ese mismo contexto, el lenguaje es sobre otras cosas lo que hace de los seres humanos el tipo particular de seres que somos. Somos seres que vivimos en el lenguaje. Somos seres sociales. No hay lugar fuera del lenguaje desde el cual podamos observar nuestra existencia. El lenguaje es generativo, nos permite hablar «sobre» las cosas: hace que ellas sucedan. Por lo tanto, el lenguaje es acción, crea realidades. El idioma que hablemos, siempre ejecutamos el mismo número restringido de actos lingüísticos: los seres humanos, al hablar, hacemos declaraciones, afirmaciones, promesas, pedidos, ofertas. Estas acciones son universales. No sólo actuamos de acuerdo con cómo somos también somos según actuamos. La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo con lo que hace.

Al respecto, los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. Al decir lo que decimos, al decirlo de un modo y no de otro, o no diciendo cosa alguna, abrimos o cerramos posibilidades para nosotros mismos y, muchas veces, para otros. Cuando hablamos modelamos el futuro. A partir de lo que dijimos o se nos dijo, a partir de lo que callamos, a partir de lo que escuchamos o no escuchamos de otros, nuestra realidad futura se moldea en un sentido o en otro. Pero además de intervenir en la creación de futuro, los seres humanos modelamos nuestra identidad y la del mundo que vivimos a través del lenguaje.

Por otra parte, es de gran relevancia conocer y utilizar los actos lingüísticos para generar resultados, sea en sociedad o equipos de gestión, es decir, estos requieren de un marco o contexto de interrelación permanente, de dinamismo, ya que comprender cada acto lingüístico como un hecho aislado que genera un movimiento secuencial que solo ocurre al analizar el proceso. A su vez, este elemento es diferente de lo que pasa en el suceder, en esa dinámica en la que todo ocurre a espacios hasta llegar a ser simultáneos. De este modo, el pedir y el prometer como la acción estratégica que se utiliza en el lenguaje para establecer un vehículo que combine el abordaje del conocimiento académico con la praxis de una sociedad cada día más exigente en el entorno a sus demandas en búsqueda de obtención de respuestas en los compas del conocimiento.

Teoría de la Escritura

Para Mosterín (1993) expone que si queremos comunicarnos por escrito unos con otros, si queremos leer y escribir, hemos de aceptar todos el someternos a una normativa común, a una ortografía. Cualquier ortografía, por mala que sea, es preferible a la ausencia de norma común, pues la comunidad del código es una condición imprescindible de la comunicación. En este sentido, es necesario revisar el uso correcto de la escritura como pilar fundamental en el proceso de comunicación.

Ahora bien, sostiene Mosterín (ob.cit), el argumento de la necesidad y de la urgencia: como la ortografía no es perfecta, es necesaria su reforma, que es urgente por dos motivos. Primero, porque “la explosión demográfica del mundo hispanohablante plantea unos problemas pedagógicos-sociales tremendos, que esta reforma puede contribuir a solucionar.” (págs. 229-230). Y segundo, porque “El mundo hispanohablante tiene dos problemas de alfabetización: 1) lograr que la totalidad de la población aprenda a leer y escribir en el plazo más breve posible y con los medios más económicos posibles, y 2) lograr que la totalidad de la población escriba bien, prácticamente sin faltas, de modo que nadie tenga que sentirse inferior ni discriminado por el uso que haga de la escritura.” (pág. 230).

Al respecto, este aporte propuesto por el autor conlleva a empezar desde el docente en el sistema educativo venezolano. Sin embargo, sostiene que la autoridad entre ellos ante la propuestas reformistas de la Academia Argentina, de la de El Salvador y de la de Uruguay al II Congreso de Academias (Madrid, 1956); de la propuesta de la Academia Cubana al III Congreso de Academias (Bogotá, 1960); y de la propuesta de la Academia Filipina al IV Congreso de Academias (Buenos Aires, 1964). De este género son las palabras de J. Casares citadas por Mosterín (1993: 245): “no es lícito considerar como una invitación al desorden ortográfico el intento de señalar los defectos e incongruencias del sistema vigente, a fin de procurar una prudente revisión que lo haga más lógico y sencillo y, por tanto, más asequible a todo el mundo”. Pero de todos los argumentos de autoridad aducidos por Mosterín, el primero y más relevante es el de Andrés Bello “quien en 1823 propuso una reforma racional de la ortografía española, reforma que fue adoptada por el gobierno chileno, que había llamado a Bello para organizar la enseñanza en el país.” (pág. 238). En todo caso, conviene destacar cómo Mosterín sitúa este argumento con precisión calificándolo estrictamente cuando dice a continuación que “La ortografía reformada de Bello estuvo vigente en Chile entre

1844 y 1927, en que se volvió a la ortografía académica, a fin de restablecer la unidad de la ortografía española.” (pág. 238, el destacado en cursiva es nuestro).

En resumidas cuentas, Mosterín (ob.cit) en el cual su escudo argumental en el silogismo siguiente: “casi todas las escrituras actuales tendrán que ser sometidas más tarde o más temprano a una reforma ortográfica con criterios uniformes. Parece oportuno empezar por el español, pues su ortografía necesita ser reformada (por las mencionadas razones sociales, pedagógicas y comunicativas), pero esa reforma se presenta como especialmente fácil y factible en su caso, dado que su escritura no está tan alejada de la lengua como la escritura de otros idiomas de comparable importancia.”

En este orden de idea, para Martínez de Sousa citado por Alcoba (2006) en cual se suma a la propuesta de Mosterín, y recuerda sus principales argumentos y el sentido de la reforma: “Las razones que amparan una propuesta de simplificación y reforma de nuestro sistema ortográfico aparecen, pues, claras: a) introducir coherencia y lógica interna en el sistema; b) rescatar del analfabetismo, en corto tiempo y al menor coste posible, a los millones de hispanohablantes que aún no tienen acceso a los bienes de la cultura; c) facilitar la escritura, con la menor cantidad posible de faltas, a todos, cualquiera que sea su condición social.

En este sentido, la reforma de la ortografía debería consistir en lo siguiente: a) cada fonema (sonido) debe representarse con un grafema (letra) y sólo uno; b) todo grafema que no represente sonido debe desaparecer de la escritura; c) en la grafía de las palabras deben prevalecer el uso y el fonetismo sobre la etimología, especialmente cuando ésta no está bien establecida o se opone al genio del español. La mayor dificultad del escribiente actual radica precisamente en el hecho de que existe inadecuación entre lo pronunciado y lo escrito. Una vez acomodado lo uno a lo otro, el sistema ortográfico será coherente y habrán desaparecido muchas de las causas por las que se cometen faltas de ortografía incluso por personas formadas.”

Más recientemente, García citado por Alcoba (2006) se incorpora a la propuesta, con algunos ejemplos: “Cuando hace un par de años lanzó Gabriel García Márquez su heterodoxo y jocundo discurso contra la ortografía conservadora, no hablaba en el vacío, ni incurría en la mera boutade, como creyeron algunos. Pues esa reforma ortográfica espera al español, antes o después. Uno no cree que su prodigiosa unidad se base en la ortografía solamente; la cultura agraria y, como tal, arcaizante, en la que viven muchos millones de hispanohablantes, es responsable, al menos en igual medida, de la cohesión idiomática.

 Ahora bien, ante esta diversidad de argumentos, es opinable que la cohesión idiomática del español se deba a la cultura agraria en las que se encuentran sumergidos los pobladores en determinados regiones o espacios geográficos.

Para Alcoba (2006), la escritura es un problema fundamental de los seres humanos es por eso, que ocurre Principio Fonémico:

Este principio exige que haya una letra y sólo una para representar cada fonema de la lengua y que un fonema y sólo uno corresponda a cada letra. Dicho en otras palabras, a su vez postula una biyección (o correspondencia biunívoca) entre el conjunto de los fonemas y el de las letras de tal modo que a cada secuencia de fonemas corresponda unívocamente una secuencia de letras (lo que facilita al máximo la escritura) y a cada secuencia de letras corresponda unívocamente una secuencia de fonemas. (pág. 168).

A su vez este autor hace hincapié en las restricción transdialectal: en el cual distingue dos niveles de escritura: la escritura dialectal, que refleja exactamente la estructura fonémica del dialecto en cuestión, y la escritura oficial o estándar, que representa un compromiso entre todas las posibles escrituras dialectales. La escritura dialectal es perfectamente admisible en cartas, peticiones y otros escritos privados y su empleo no debiera ser considerado nunca como una falta. A su vez, la escritura oficial o estándar es la única que debiera emplearse en los documentos oficiales, en los diarios y revistas, en los libros y publicaciones de todo tipo, etc., así como en la enseñanza.

En este sentido, expone Alcoba (ob.cit) lo siguiente;

Una de las razones que pueden justificar que un hablante se desvíe del principio fonémico a la hora de escribir consiste en que el hablante esté dispuesto a complicarse ligeramente la vida (toda desviación del principio fonémico estricto es una complicación suplementaria) en aras de una más fácil, eficaz y barata intercomunicación entre todos los hablantes de los diversos dialectos de su lengua. A esto es a lo que llamamos la restricción transdialectal del principio fonémico. (págs. 174-175).

A su vez Alcoba (2006), brinda un bosquejo en la restricción morfémica: que

consiste en “el desviarse del principio fonémico para unificar la representación gráfica

del    mismo     morfema     está    justificado     en    algunos     casos     (como    los           morfemas

 gramaticales [moler / muelo, nadar / natación] más frecuentes) y es discutible o defendible en todos.” (pág. 181).

En este sentido, a continuación se muestran lo expuesto por el grupo foco.

HALLAZGO

Durante el desarrollo de la investigación los actores participantes enfrentan situaciones complejas como se mencionan a continuación;

Descripción

  • El docente emplea un lenguaje escrito emitiendo un mensaje no claro y preciso.

 Existe confusión a la hora de escribir de forma correcta una palabra.

 A su vez no utilizan la gramática para expresar de forma escrita y oral las

 ideas dentro de su jornada de trabajo, en tal sentido, ocasiona en los receptores una distorsión del mensaje.

Fuente: Montilla (2015).

NUDOS CRÍTICOS E INTERROGANTES

Ahora bien, la incógnita que se desea despejar es: ¿Cómo incide el lenguaje oral y escrito empleado por el docente en su sitio de trabajo?

CONTRIBUCCIONES A LOS CAMBIOS EN LA PRÁCTICA EDUCATIVA.

Descripción

Realizar  un  plan  de  acción  en  los  docentes  para  adiestrarlos  ante  las

diversas técnicas del uso correcto del lenguaje escrito.

Proporciona en los actores educativos el uso de palabras y expresiones de

  • forma correcta que garantice el ejercicio durante el proceso de enseñanza – aprendizaje.
  • Una entidad cuyos docentes manejen las técnicas adecuadas de la comunicación escrita.

Fuente: Montilla (2015).

CONTRIBUCIONES AL DEBATE EN LAS CIENCIAS EDUCATIVAS

Un docente capaz de utilizar el lenguaje oral y escrito dentro de su contexto sin alterar su significado estableciendo el uso comunicacional para alcanzar el éxito dentro y fuera de la institución. En este sentido, Echeverría (2003) que el acto lingüístico básico es la declaración, y todo es una declaración. Hablar es declarar. Cada vez que el hombre habla, declara algo, y lo sostiene a un punto tal que bien puede decirse que hay un sólo acto lingüístico, la declaración, con cinco maneras de manifestarse: como declaración, como juicio, como afirmación, como pedido y como promesa que incluye la oferta. En consecuencia, el hecho de hablar en sí mismo, es más una posibilidad de acción que su certeza, y no necesariamente producirá un determinado efecto en el mundo, ya que éste para ocurrir dependerá, en principio, del contexto en el que ese hablar suceda y de quién sea el que hable. Incluso podría no producir efecto alguno.

En resumidas cuentas, la intención de cada persona al momento de emitir un mensaje y la interpretación por parte del receptor nos conlleva a reflejarnos como seres lingüísticos, por lo tanto, el lenguaje nos permite intercambiar emociones a través de la comunicación oral o escrita, es nuestro deber emplear el uso correcto de las expresiones para establecer un mensaje claro y preciso.

Referencias

Alcoba, S. (2006): “Ortografía y DRAE. Algunos hitos en la fijación léxica y ortográfica de las palabras”, en Español Actual. En prensa disponible en es http://www.ucm.es/info/especulo/numero34/refoorto.html

Habermas, J. (1993). Teoría de la Acción Comunicativa. Tomo 1. Buenos Aires: Editorial Taurus

Habermas, J (2002). Teoría de la acción comunicativa. Tomo I. México, Editorial Taurus: páginas 187-188.

Méndez, A (2015). Proyecto de Tesis Doctoral la Acción comunicativa en la Extensión Universitaria, Caracas – Venezuela.

Montilla, D (2015).  Proyecto de Tesis Doctoral El Director en la Gestión Escolar, Caracas – Venezuela.

Montilla, D (2010). Acciones gerenciales dirigidas a los directivos para la optimización del proceso organizativo en las escuelas bolivarianas del sector nº 4   municipio Guanare, estado portuguesa Venezuela.

Morales, O (2002). El proceso de lectura desde la perspectiva de los lectores. proyecto de investigación por el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) de la Universidad de Los Andes

Vergara, L. (2011). Habermas y la Teoría de la Acción Comunicativa, Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación www.razonypalabra.org.mx

Imagen: https://manuelreyesweb.files.wordpress.com/2016/06/luis-miguel2.jpg?w=648

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El uso del lenguaje oral en la praxi del docente.

Caso Escuela Básica Concentrada 467. San Rafael de la Colonia.

Por: Dirvia Tahis Montilla Gómez.

El lenguaje oral es una actividad inherente al ser humano que logra en él, la constitución de ideas, pensamientos y emociones a través de la interacción de información acorde con el nivel de aprendizaje, que conlleva a una comunicación interpersonal, logrando la socialización y desarrollo de competencias. Bajo esta premisa, el educador como actor principal del proceso de enseñanza – aprendizaje debe enaltecer la conducción de ciertos elementos que propicien en él todo proceso de comunicación en los espacios educativo. En este sentido, el empleo de expresiones propias, frases y la poca atención en la pronunciación de las letras y vocales dentro su entorno social han generado en ellos limitantes comunicacionales, como la difusión de conocimiento de forma errónea propias de un emisor que proporciona un mensaje sin una codificación de forma correcta utilizando las técnicas adecuadas y formales del lenguaje oral.

Dentro de este orden de ideas, la praxis del docente esta intrínsecamente en el espacio educativo, proporcionando en ellos una acción que los sitúa en la competencia comunicativa, aunado a esto, se entiende como la capacidad de los hablantes no sólo para producir oraciones gramaticales bien formadas, sino la capacidad para comunicarse entre sí: se trata de la cabida de generar actos de habla con sentido dentro de determinadas situaciones reales. Sin embargo, la competencia lingüística es un saber universal, cuyo aforo está posibilitado por la internacionalización de las normas públicas del lenguaje llevado a cabo por el hablante en el proceso de socialización.

Al respecto, todo acto de habla posee necesariamente una dimensión interactiva en el que los individuos hablan entre sí. Por consiguiente; los pedagogos durante el desarrollo de sus actividades incurren en expresiones como las mencionan a continuación; ay, hay, haiga, estabanos, baja para bajo, sale para afuera, verdad etc. En resumidas cuentas, el docente a través de ejercicios de lectura va a consolidar hábitos que promuevan en ellos el interés en aflorar los elementos propios de este proceso complejo.

ANALISIS DE LOS ELEMENTOS TEÓRICOS

La acción comunicativa no tiene como propósito un pensamiento único, sino que las convicciones compartidas vinculan a los participantes en términos de reciprocidad, en este sentido, Habermas (1993), se refiere a “El concepto de acción comunicativa, fuerza u obliga a considerar a los actores como hablantes y oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan, recíprocamente a este respecto, pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio”(p.493). Para el autor citado sostiene a su vez que; el primer elemento el enunciado que hace es verdadero, como segundo se tiene la acción pretendida es correcta y por último la intención manifiesta del hablante es, en efecto, la que el hablante expresa. Aunado a esto, se apoya en la reciprocidad de la acción y su orientación al entendimiento. Es por ello que, en la acción comunicativa, ineludiblemente se llega a un saber común, fundado en ese acuerdo, aun cuando las conclusiones y decisiones a las que cada uno de los actores llegue sean diferentes.

Dentro de esta perspectiva, se interpreta entonces de forma estrictamente como las acciones que permiten a los actores dilucidar de una nueva manera su contexto. Y sobre esa interpretación cada uno puede tomar sus decisiones. Al respecto, el concepto de acción comunicativa implica una relación seria y profunda de la fuerza de como los hablantes y oyentes que se refieren al mundo. De este modo, Pasquali (2005), sostiene que la acción comunicativa surge del Emisor-Medio de Comunicación-Perceptor. Ello sirve como base para sustentar que el avance tecnológico de los medios de comunicación no han sido el motor impulsor causante de problemas comunicacionales que existían previamente, pero sí que han venido a ampliar la capacidad inherente del ser humano de comunicarse, pero no a «engrendarla» (p.36). Bajo esta concepción, el eje vertebral de la dialéctica de del autor se ubica en pilares de Kant para aproximarse al origen propio de la comunicación, los mismo se dividen en categorías como; la Cantidad, la Cualidad, de la Relación y de la Modalidad, teniendo en cuenta, no obstante, que cuando al ser humano se le representa algo, el primer paso que se produce es su ubicación en espacio y tiempo.

Cabe señalar que, Pasquali (ob. cit.), considera que la comunicación es la relación comunitaria humana consistente en la emisión-recepción de mensajes entre interlocutores en estado de total reciprocidad, siendo por ello, un agente esencial de convivencia y un elemento determinante de las formas que asume la sociabilidad del hombre. En efecto, Ambos consideran indispensable la interacción que refleja Pasquali, la reciprocidad Habermas entre los actores o transmisores-receptores de acción comunicativa. Creo que es evidente, que los autores antes citados establecen de entrada la validez de las diferencias entre los actores de la comunicación, así como la necesidad de confrontar sus propios valores y pretensiones. No obstante, para Paoli (1994), La comunicación es establecer la conciencia profunda del mutuo respeto, y dar respeto es dar valor. Al reconocer lo que de verdaderamente valioso tiene el ser humano. Estas razones, permite que la comunicación implica entonces considerarse recíprocamente valiosos en tanto seres humanos.

Ahora bien, Echeverría (2003), cada vez que el hombre habla, declara algo, y lo sostiene a un punto tal que bien se puede decirse que hay un sólo acto lingüístico, la declaración, con cinco maneras de manifestarse: como declaración, juicio, afirmación, pedido y promesa que incluye la oferta. En consecuencia, el hecho de hablar en sí mismo, es más una posibilidad de acción que su certeza, y no necesariamente producirá un determinado efecto en el mundo, ya que éste para ocurrir dependerá, en principio, del contexto en el que ese hablar suceda y de quién sea el que hable e incluso podría no producir efecto alguno. Es por ello, que Stein (2007) “Una acción que, además de naturaleza informativa, tendría una naturaleza comunicativa, dado que el sentido que resulta de la interacción humana es lo que posibilita que en un momento determinado podamos hablar de comunicación” (p.62). Al respecto, la comprensión, de cada persona y la interpretación de lo que significa ser humano, lo concebimos en seres lingüísticos, donde las actividades giran en función del mismo; dicho de otro modo, el lenguaje nos permite intercambiar emociones a través de la comunicación; de tal manera, que pone como eje principal de estudio a las conversaciones, las cuales constituyen y establecen nuestra particular forma de ser.

En ese mismo contexto, el lenguaje es sobre otras cosas lo que hace de los seres humanos el tipo particular de seres que somos. Somos seres que vivimos en el lenguaje. Somos seres sociales. No hay lugar fuera del lenguaje desde el cual podamos observar nuestra existencia. El lenguaje es generativo, nos permite hablar «sobre» las cosas: hace que ellas sucedan. Por lo tanto, el lenguaje es acción, crea realidades. El idioma que hablemos, siempre ejecutamos el mismo número restringido de actos lingüísticos: los seres humanos, al hablar, hacemos declaraciones, afirmaciones, promesas, pedidos, ofertas. Estas acciones son universales. No sólo actuamos de acuerdo con cómo somos también somos según actuamos. La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo con lo que hace.

Sin embargo, los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. Al decir lo que decimos, al decirlo de un modo y no de otro, o no diciendo cosa alguna, abrimos o cerramos posibilidades para nosotros mismos y, muchas veces, para otros. Cuando hablamos modelamos el futuro. A partir de lo que dijimos o se nos dijo, a partir de lo que callamos, a partir de lo que escuchamos o no escuchamos de otros, nuestra realidad futura se moldea en un sentido o en otro. Pero además de intervenir en la creación de futuro, los seres humanos modelamos nuestra identidad y la del mundo que vivimos a través del lenguaje.

Por otra parte, es de gran relevancia conocer y utilizar los actos lingüísticos para generar resultados, sea en sociedad o equipos de gestión, es decir, estos requieren de un marco o contexto de interrelación permanente, de dinamismo, ya que comprender cada acto lingüístico como un hecho aislado que genera un movimiento secuencial que solo ocurre al analizar el proceso. A su vez, este elemento es diferente de lo que pasa en el suceder, en esa dinámica en la que todo ocurre a espacios hasta llegar a ser simultáneos. De este modo, el pedir y el prometer como la acción estratégica que se utiliza en el lenguaje para establecer un vehículo que combine el abordaje del conocimiento académico con la praxis de una sociedad cada día más exigente en el entorno a sus demandas en búsqueda de obtención de respuestas en los compas del conocimiento. En este orden de ideas, nos conlleva al quiebre de la acción comunicativa como un concepto que brinda la posibilidad de tener un discernimiento más profundo de nuestros procesos lingüísticos, de nuestro juicios y comportamientos, así brindar un nuevo concepto de transparencia, como la forma primaria que devenimos en este mundo que prioriza al concepto de la acción, el cual lo atribuye a una respuesta ante un quiebre. Es decir, la importancia a escuchar, y a las habilidades de este elemento para comprender las inquietudes, para aprender a comprometernos con ella y ocuparnos de las expectaciones de otros. Ahora bien, frente a estos conceptos analizados, con otra perspectiva lo que implica las conversaciones, tanto internas como externas, los tipos de estás, con la intención de crear un observador que nos permita tomar conciencia de ellas proporcionado así un mayor nivel de competencias lingüísticas y por ende comunicacionales, que aumentan nuestras eficacia y eficiencia en acciones estratégicas.

Para Rosenblatt citado por Morales (2002). Sostiene que el lector y el texto como términos genéricos no existen; existen sólo posibles lectores y posibles textos. Una persona se hace lector sólo cuando se establece la transacción con el texto. En este sentido, la autora descarta la polaridad lector-texto como participantes en el proceso de lectura. Por el contrario, define la lectura como un evento en el que ocurre una transacción, una fusión entre el lector y el texto en un momento y un contexto determinado para construir significado.

En este sentido, el significado no existe de antemano en el texto o en el lector, sino que surge en la transacción; por lo tanto, el lector y el texto son esenciales e igualmente importantes en la lectura. Bajo este enfoque, la lectura procede a través de un proceso de atención selectiva, en el que el lector selecciona algunas pistas pertinentes que le ofrecen el texto e información de sus esquemas, para producir el significado. Ella sostiene que el lector se puede ubicar en un continuo de dos posturas frente a la lectura: desde una postura predominantemente estética hasta una postura predominantemente eferente.

En este sentido, Goodman citado por Morales (ob.cit), la comprensión es el único objetivo de la lectura. Para lograrla, el lector se vale de una serie de estrategias que ocurren simultáneamente y no secuencialmente: Selecciona las pistas gráficas que le ofrece el texto guiado por selecciones anteriores, sus conocimientos previos y su competencia, utiliza las pistas del texto para formar imágenes y anticipar lo que vendrá, relaciona lo que encuentra con lo que ya conoce, hace predicciones a partir de la información gráfica. Sin embargo, Smith (1978/1990, 1997) concibe la lectura como un proceso psicolingüístico que implica una interacción entre el pensamiento y el lenguaje. En este proceso las marcas impresas en el texto activan los conocimientos relevantes con los que cuenta el lector, para construir significados, para darle sentido al texto. En este sentido, el significado no reside en el texto sino que lo aporta el lector. Según el autor, la lectura consiste en formular preguntas al texto y a través de la comprensión de éste irlas respondiendo. Para que esto ocurra, la lectura debe presentarse como una experiencia real, significativa similar a otras que vivimos a diario. Esta experiencia nos permite involucrarnos con la realidad que nos ofrece el texto, vivirla para darle sentido.

Al respecto sostiene Smith citado por Morales (2002), ésta es la única forma posible de lectura; una vez vivida la experiencia, el aprendizaje vendrá por añadidura. Concibe Eco (1981), bajo un enfoque semiótico, la lectura es un proceso en el que el lector, valiéndose de su competencia circunstancial y su enciclopedia, actualiza el contenido del texto, es decir, completa los espacios en blanco que encuentra en el texto. El texto está plagado de elementos no dichos, no manifiestos en la superficie, en el plano de la expresión, los cuales deben ser actualizados. Este proceso de actualización afecta al lector: contribuye a la formación de su competencia.

En este proceso, el lector va desarrollando una serie de competencias relativas a los distintos tipos de textos, lo cual le permitirá trasaccionar con el texto, construir un texto con coherencia, significativo, o le generará obstáculos y dificultades al enfrentarse a algún tipo de texto. En este proyecto el autor trabajó con textos expositivos de distintos tipos: literarios, religiosos, políticos, periodísticos, entre otros, lo cual le ha permitido realizar una adecuada descripción semio-discursiva, al estudiar la producción de resúmenes de textos expositivos realizados por escolares.

HALLAZGO

Durante el desarrollo de la investigación los actores participantes enfrentan situaciones complejas como se mencionan a continuación;

Descripción

  • El docente emplean un lenguaje oral que no se relaciona con el entorno, emitiendo un mensaje que puede alterar su significado
  • La atención por parte del docente en expresar sus ideas que afecta sus acciones, han generado en estos actores sociales una discrepancia en su lenguaje oral y su acción.
  • En reiteradas ocasiones estos expresan una acción de forma incorrecta. Fuente:

NUDOS CRÍTICOS E INTERROGANTES

Ahora  bien,  la  incógnita  que  se  desea  despejar  es:  ¿Cómo  incide  la  acción

Comunicativa en la praxis del docente en educación primaria?

En el adiestramiento de los docentes ante las diversas técnicas que promueven en el uso correcto del lenguaje oral y el empleo de expresiones de forma educada. 

  • Proporciona en los actores sociales el uso de palabras y expresiones que mejoren su lenguaje oral y así el desempeño durante el proceso de enseñanza – aprendizaje, garantizando de este modo un talento humano con facultades para enfrentar el devenir del día a día.
  • Una institución cuyos docentes logren alcanzar un poder en el desarrollo del lenguaje oral.

  CONTRIBUCIONES AL DEBATE EN LAS CIENCIAS EDUCATIVAS

Un docente capaz de utilizar el lenguaje oral dentro de su contexto sin alterar su significado, logrando a grueso modo un ser humano integral con poder en el uso de esta herramienta comunicacional que proporcione el dominio necesario en el desempeño de sus actividades y su entorno social. En este sentido, la acción comunicativa de Habermas (1987), quien manifiesta «utilizo el término acción comunicativa para aquellas expresiones (lingüísticas y no-lingüísticas) con las que sujetos capaces de habla y acción asumen relaciones con intención de entenderse acerca de algo y coordinar así sus actividades. Estas actividades coordinadas comunicativamente pueden constar por su lado de acciones comunicativas o no-comunicativas» (p.180).

En este orden de ideas, la experiencia comunicativa; viene a ser una interpretación de la realidad, la cual consiste primariamente en la definición del contenido o significado manifiesto de una emisión simbólica; para Habermas distingue en los objetos simbólicos entre estructuras superficiales y estructuras profundas en un sentido similar a como se hace en los fenómenos observables. Sin embargo, los seres humanos poseen capacidades cognitivas que les permiten no sólo moverse en un mundo previamente significado, sino transformarlo en sus procesos cotidianos de interacción y comunicación.

Dentro de esta perspectiva, Sostiene Echeverría que el acto lingüístico básico es la declaración, y todo es una declaración. Hablar es declarar. Cada vez que el hombre habla, declara algo, y lo sostiene a un punto tal que bien puede decirse que hay un sólo acto lingüístico, la declaración, con cinco maneras de manifestarse: como declaración, como juicio, como afirmación, como pedido y como promesa que incluye la oferta. En consecuencia, el hecho de hablar en sí mismo, es más una posibilidad de acción que su certeza, y no necesariamente producirá un determinado efecto en el mundo, ya que éste para ocurrir dependerá, en principio, del contexto en el que ese hablar suceda y de quién sea el que hable. Incluso podría no producir efecto alguno.

En resumidas cuentas, la comprensión de cada persona y la interpretación de lo que significa ser humano, lo concebimos en seres lingüísticos, donde las actividades giran en función del mismo; por lo tanto, el lenguaje nos permite intercambiar emociones a través de la comunicación; de tal manera, que pone como eje principal de estudio a las conversaciones, las cuales constituyen y establecen nuestra particular forma de ser.

Referencias

Eco, U. (1981). El lector modelo. En Lector in fábula (pp.73-95). España: Ediciones Lumen.

Habermas, J. (1993). Teoría de la Acción Comunicativa. Tomo 1. Buenos Aires: Editorial Taurus

Habermas, J. (1998). Conciencia Moral y Acción Comunicativa. 5ta edición. España: Ediciones Península.

Habermas, J. (2000). La Lógica de las Ciencias Sociales. Madrid: Editorial Tecnos.

Habermas, J (2002). Teoría de la acción comunicativa. Tomo I. México, Editorial Taurus: páginas 187-188.

Méndez, A (2015). Proyecto de Tesis Doctoral la Acción comunicativa en la Extensión Universitaria, Caracas – Venezuela.

Montilla, D (2015).  Proyecto de Tesis Doctoral El Director en la Gestión Escolar, Caracas – Venezuela.

Montilla, D (2010). Acciones gerenciales dirigidas a los directivos para la optimización del proceso organizativo en las Escuelas Bolivarianas del sector nº 4   municipio Guanare, estado portuguesa Venezuela.

Morales, O (2002). El proceso de lectura desde la perspectiva de los lectores. proyecto de investigación por el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) de la Universidad de Los Andes

Pascual, A. (1990). Comprender la comunicación (4ª ed.). Caracas, Venezuela: Monte Avila Latinoamericana.

Smith, F. (1990). Para darle sentido a la lectura (2º ed., J. Collyer, Trad.). Madrid: Visor (Trabajo original publicado en 1978).

Smith, F. (1997). Between hope and havoc. Postmouth, NH: Heinemann.

Vergara, L. (2011). Habermas y la Teoría de la Acción Comunicativa, Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación www.razonypalabra.org.mx.

Imagen: http://4.bp.blogspot.com/_NVzPnvvYuLg/S_JyrlutHGI/AAAAAAAACJM/tnLvd7jiAhE/s1600/docente.jpg

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La Acción Comunicativa en la Diplomacia Digital.

Por: Alonso José Méndez Hernández.

 La presente investigación tiene un enfoque documental, siendo su temática la diplomacia digital, en este sentido, para Gómez (2014) se refiere a un proceso de transformación, de migración y de mejora al empleo de nuevas herramientas de comunicación. Es un puente que permite mantener nuestras buenas relaciones con el exterior y de cerrar cada día más las brechas marcadas por las fronteras geográficas.

Las investigación es previas de algunos autores citados en el presente trabajo han forjado su interés en las estrategias de programas informáticos, redes sociales como las siguientes; Facebook, tweet, instagran etc. Obviando de alguno modo el lenguaje como herramienta de la comunicación y su acción y como estos incide dentro del ejercicio de la diplomacia.

     Sin embargo, la utilización de estos medios de comunicación son de gran relevancia para extrapolar la misión de estos funcionarios en el exterior, es por eso, que la emisión de un mensaje codificado que pueda ser descifrado por un receptor apropiándose de las herramientas necesarias como lo sostiene Habermas que las condiciones universales del entendimiento posible, el cual se manifiesta desde la perspectiva de analizar las condiciones de posibilidad de un acuerdo logrado a través del lenguaje.

     De esta manera, la competencia comunicativa es aquella capacidad de los hablantes no sólo para producir oraciones gramaticales bien formadas, sino la capacidad para comunicarse entre sí: se trata de la cabida de generar actos de habla con sentido dentro de determinadas situaciones reales. Sin embargo, la competencia lingüística es un saber universal, cuyo aforo está posibilitado por la internacionalización de las normas públicas del lenguaje llevado a cabo por el hablante en el proceso de socialización. Todo acto de habla posee necesariamente una dimensión interactiva en el que los individuos hablan entre sí. 

     En este orden de idea, Echeverría expone que la forma tradicional  en que se concibe el lenguaje como algo fundamentalmente pasivo y descriptivo, sin embargo, la manera en que actúan los seres humanos, dando  forma a la comunicación y la utilización de éste como un instrumento al servicio de la conciencia que permite; expresar, transmitir y comunicar,  lo que percibe en el complejo mundo que nos rodea.

     La presente investigación, busca esbozar, desde el ámbito del paradigma crítico, la acción comunicativa llevada a cabo en la diplomacia digital de algunos estados en cuantos a sus relaciones internacionales. La misma se estructura de la manera siguiente; introducción, investigaciones previas y argumentaciones de teorías y puntos de vistas que conllevan a la importancia del lenguaje en la utilización de un medio de comunicación, a su vez esto permite fundamentar la investigación, seguidamente las conclusiones y por último las referencias.

Antecedentes de la Investigación

Para El Hage  (2011) obtuvo como resultado de su investigación la ejecución de un sistema de información mucho más eficaz y eficiente, con el objetivo de lograr satisfacer las necesidades requeridas por la misión diplomática francesa en Venezuela para la gestión y la buena atención de sus solicitantes.

En este sentido, esta forma de utilizar los medios de comunicación para llevar la información a los ciudadanos  de un estado sobre su ejecución en otro, cabe destacar que, Sánchez (2014) se refiere que afecta al periodismo, a la participación ciudadana y a la alta política. Se han abierto nuevos retos (trilema de la diplomacia) y se han generado nuevas oportunidades. Los países están en proceso de innovar y transformar su acción exterior, pero aún no existe un corpus sólido de buenas prácticas.

Ante tal situación concluyo que: la diplomacia digital está aún en unos primeros estadios. Estamos aún en una fase de aprendizaje. No se ha pensado una estrategia integral o propia, sino que se emplean las herramientas para consolidar los objetivos de la política exterior. Pocos países se atreven verdaderamente a innovar, esto es, a transformar los recursos, los procesos y los valores de la diplomacia. Francia quiere extender la francofonía. Suecia utiliza la diplomacia digital para apalancar más influencia de la que tiene. Estados Unidos invierte en distintos programas en el proceso más claro de innovación o por precisar de intentos de innovación. Mientras que el Servicio Europeo sufre las carencias de una estrategia diplomática europea, por lo que el entorno digital apenas le reporta beneficios. Sin embargo, esta aseveración conlleva a precisar la competencia que tiene los gobiernos en la temática digital.

Para el autor antes citado, se refiere al término digital en esta temática que no desaparece. Se transforma. Por eso, me resisto a aceptar que existe una “vieja diplomacia” frente a una “nueva diplomacia”. La diplomacia en red es incremental y, precisamente por ello, la conectividad es un valor en alza. El acceso a la red física (Internet y nuevos medios) es solo primer en la redistribución del poder en el siglo XXI. A partir de ahí, serán los diplomáticos quienes adapten su profesión a las nuevas necesidades y demandas. La misión diplomática del futuro será aquella que integre de forma natural las tecnologías simples y concretas, adecuadas al “negocio” de la diplomacia, al tiempo que aprenda a navegar en la incertidumbre de la red.

Por último, sostiene el autor antes citado, que la diplomacia digital se aventura como una idea, un desiderátum de transformación digital. La diplomacia se hace pública, esto es, se convierte en un elemento de la conversación y la lógica ciudadana. Como propuesta de valor, la diplomacia digital es una oportunidad para la participación política, el activismo y la agenda pública de intereses.

El antecedente muestra que los gobiernos han iniciado una asevera carrera en la digitalización de los servicios diplomáticos obviando de algún modo la acción comunicativa a la hora de emprender la utilización de las redes sociales propiciando de algún modo comentarios entre los ciudadanos por el mensaje.

En este orden de ideas, Gómez (2015). Un mensaje mal escrito u ofensivo de parte de alguna autoridad genera condena internacional inmediata, de allí la importancia de tener sumo cuidado y una estrategia puntual en el uso de estos medios de comunicación. A su vez, los Estados modernos a través de sus gobiernos están no solamente participando sino siendo proactivos en esta era de la diplomacia digital. 

Ahora bien, es de relevancia para esta investigación las potencialidades del lenguaje a la hora de emplearse como elemento de comunicación en la era digital, interesándose por un emisor preocupado por éste capaz de emitir un mensaje que logre ser decodificado por un emisor, sin generar mal entendidos o una  matriz de opinión que coloquen a estos funcionarios o al estado que representan en un altercado con otro país.

Sustento Teórico

La palabra diplomacia se deriva del vocablo griego «díplóo», que significa plegar. Sin embargo, algunos autores sostienen que en tiempos del Imperio Romano todos los pasaportes, pases para circular por los caminos de esta, así como los salvoconductos, estaban estampados sobre placas dobles de metal, plegadas y cosidas entre sí; tales permisos metálicos, se llamaban diplomas.

Ahora bien, el uso de la palabra diploma, se amplió para nombrar con ellas a otros documentos oficiales; aunque no tuvieran exactamente las mismas características de aquellas placas metálicas plegadizas. Sin embargo,  a los documentos se les designaba diplomas; de esta manera se les llamaba a los documentos que contenían acuerdos con extranjeros. Se fueron incrementando lo que propicio el escenario para designar funcionarios para clasificarlos, descifrarlos y conservarlos; a estas personas se les conoció como «cosa diplomática».

En estos sentidos algunos autores definen este término como se expresan a continuación:

Cuadro 1: Definiciones sobre diplomacia

AUTOR DEFINICIÓN DE DIPLOMACIA
Flassan G., autor de la obra «Historia de la Diplomacia Francesa», publicada en 1811: Diplomacia es la ciencia de las relaciones exteriores de los Estados, que tiene por base los diplomas o actos escritos procedentes de los soberanos
Andrés Bello, en su obra titulada «Derecho Internacional Público» Rd. Librería de Garnier Hermanos, París,
1882, pp. 305-306
La parte diplomática era solo el arte de conocer y distinguir los diplomas, esto es, las escrituras públicas emanadas de un soberano; pero habiéndose dado aquella denominación a los embajadores o legalos, que los soberanos se acreditan mutuamente. Hoy se llama también diplomática o diplomacia la ciencia que trata de los derechos y funciones de los ministros; aunque el uso propio y autorizado, es decir, diplomática en el primer sentido y diplomacia en el segundo.
Diccionario de Oxford Diplomacia es el manejo de las Relaciones Internacionales mediante la negociación; el método merced al cual se ajustan y manejan esas relaciones por medio de embajadores y enviados; es el oficio o arte del diplomático
Manfred Lachs La diplomacia es la habilidad para lograr acuerdos en cuestiones de toda categoría, mediante el reconocimiento de intereses recíprocos
Philippe Cahier Es la manera de conducir los asuntos exteriores de un sujeto de Derecho Internacional, utilizando medios pacíficos y principalmente la negociación

Nota: protocolo.org/ceremonial/protocolo_diplomatico/que_es_la_diplomacia.html.

     En resumidas cuentas, la diplomacia es un arte de conocer las técnicas adecuadas para relacionarse en los términos del respecto entre los representantes de un estado a otro, sin embargo, esto se ve influenciado por el lenguaje y como este es utilizado al expresar una idea, en este sentido, Habermas, al estudiar a la sociedad como un conglomerado de sistema complejos, estructurado donde el actor social, desaparece transformado en procesos, estos a su vez permite asumir la comunicación en la era digital como relevante en un discurso que garantice la negocio y el acuerdo sin incurrir en comentarios que distorsionen las relaciones entre los funcionarios de un estado a otro.

     Al respecto, Reyes (2008). Es necesario entender  las bondades o limitaciones de la llamada “era digital”, primero debemos plantearnos el significado de su aparición dentro del mundo contemporáneo, los esquemas que sostienen a estas “otras” tecnologías dentro un sistema cerrado de valores y sobre todo, observar cuidadosamente el camino por medio del cual lo digital se ha insertado en las relaciones laborales como mecanismo de comunicación y difusión de la información.

     Ahora bien, la comunicación es un elemento que incide en cualquier misión diplomática y de funcionario al servicio consular, es por eso, que para Rosas citados por Marcos y Sánchez (2007). A comunicación es hacerlo sobre algo muy amplio, según los últimos informes de la CEPAL,  “los acelerados cambios que impone la sociedad de la información en el ámbito productivo y comunicacional, obliga a los nuevos medios a una rápida y ágil adaptación para la transmisión de conocimientos, la comunicación a distancia y el uso de información”. Aunque deberíamos preguntarnos si la comunicación es sólo esto o es más, yo creo que es algo más. Sin embargo, este proceso no solo consiste en la transmisión de mensajes, como algunas teorías de la comunicación lo han dicho o confirmado; la comunicación es conocimiento, aprendizaje, es cultura en sí, es arte. El arte de comunicar va más allá de sólo dar noticias por los medios masivos de comunicación, que puede ser desde dar  notas de calidad, hasta aquellas de carácter superficial que no dicen nada.

     En este orden de ideas, la transmisión de pensamiento, sentimientos  conllevan a los funcionarios diplomáticos a expresar sus ideas en las redes sociales, no cabe duda que al utilizar el lenguaje obviando la  acción que esto genera y su impacto en los ciudadanos de forma positiva o negativa, es necesario conocer la ontología del lenguaje y la teorización de Habermas con la acción comunicativa.

     Al respecto, la acción comunicativa no tiene como propósito un pensamiento único, sino que las convicciones compartidas vinculan a los participantes en términos de reciprocidad, en este sentido, para Habermas (1993), se refiere a  como “El concepto de acción comunicativa, fuerza u obliga a considerar a los actores como hablantes y oyentes que se refieren a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el mundo subjetivo, y se entablan, recíprocamente a este respecto, pretensiones de validez que pueden ser aceptadas o ponerse en tela de juicio”(p.493).

    En este sentido, Habermas (ob.cit),  sostiene a su vez que; el primer elemento el enunciado que hace es verdadero, como segundo se tiene la acción pretendida es correcta y por último la intención manifiesta del hablante es, en efecto, la que el  hablante expresa. Aunado a esto, se apoya en la reciprocidad de la acción y su orientación al entendimiento. Es por ello que, en la acción comunicativa, ineludiblemente se llega a un saber común, fundado en ese acuerdo, aun cuando las conclusiones y decisiones a las que cada uno de los actores llegue sean diferentes.

    Dentro de esta perspectiva, se interpreta entonces de forma estrictamente como las acciones que permiten a los actores dilucidar de una nueva manera su contexto. Y sobre esa interpretación cada uno puede tomar sus decisiones. Al respecto, el concepto de acción comunicativa implica una relación seria y profunda de la fuerza de como los hablantes y oyentes que se refieren al mundo. 

    De este modo, Pasquali (2005), sostiene que la acción comunicativa surge del Emisor-Medio de Comunicación-Perceptor. Ello sirve como base para sustentar que el avance tecnológico de los medios de comunicación no han sido el motor impulsor causante de problemas comunicacionales que existían previamente, pero sí que han venido a ampliar la capacidad inherente del ser humano de comunicarse, pero no a «engrendarla» (p.36). Bajo esta concepción, el eje vertebral de la dialéctica de del autor se ubica en  pilares de Kant para aproximarse al origen propio de la comunicación, los mismo se dividen en categorías como; la Cantidad, la Cualidad, de la Relación y de la Modalidad, teniendo en cuenta, no obstante, que cuando al ser humano se le representa algo, el primer paso que se produce es su ubicación en espacio y tiempo.

    Cabe señalar que,  Pasquali (ob. cit.), considera que la comunicación es la relación comunitaria humana consistente en la emisión-recepción de mensajes entre interlocutores en estado de total reciprocidad, siendo por ello, un agente esencial de convivencia y un elemento determinante de las formas que asume la sociabilidad del hombre. En efecto, Ambos consideran indispensable la interacción que refleja Pasquali, la reciprocidad Habermas entre los actores o transmisores-receptores de acción comunicativa.

     Creo que es evidente, que los autores antes citados establecen de entrada la validez de las diferencias entre los actores de la comunicación, así como la necesidad de confrontar sus propios valores y pretensiones. No obstante, para Paoli (1994), La comunicación es establecer la conciencia profunda del mutuo respeto, y dar respeto es dar valor. Al reconocer lo que de verdaderamente valioso tiene el ser humano. Estas razones, permite que la comunicación implica entonces considerarse recíprocamente valiosos en tanto seres humanos. Por supuesto, con respecto y un mensaje claro, con este enfoque es necesario velar una comunicación que alcance las expectativas en el accionar de la era de la diplomacia digital.

    Ahora bien, Echeverría (ob.cit),  cada vez que el hombre habla, declara algo, y lo sostiene a un punto tal que bien se puede decirse que hay un sólo acto lingüístico, la declaración, con cinco maneras de manifestarse: como declaración, juicio, afirmación, pedido y promesa que incluye la oferta. En consecuencia, el hecho de hablar en sí mismo, es más una posibilidad de acción que su certeza, y no necesariamente producirá un determinado efecto en el mundo, ya que éste para ocurrir dependerá, en principio, del contexto en el que ese hablar suceda y de quién sea el que hable e incluso podría no producir efecto alguno.

    Es por ello, que Stein (2007) “Una acción que, además de naturaleza informativa, tendría una naturaleza comunicativa, dado que el sentido que resulta de la interacción humana es lo que posibilita que en un momento determinado podamos hablar de comunicación” (p.62). Al  respecto, la  comprensión, de cada persona  y  la interpretación de lo que significa ser humano, lo concebimos en seres lingüísticos, donde las  actividades giran en función del mismo; dicho de otro modo, el lenguaje nos permite intercambiar emociones a través de la comunicación; de tal manera, que pone como eje principal  de estudio a las conversaciones, las cuales constituyen y establecen nuestra particular forma de ser.

    En ese mismo contexto, el lenguaje  es sobre otras cosas lo que hace de los seres humanos el tipo particular de seres que somos. Somos seres que vivimos en el lenguaje. Somos seres sociales. No hay lugar fuera del lenguaje desde el cual podamos observar nuestra existencia. El lenguaje es generativo,  nos permite hablar «sobre» las cosas: hace que ellas sucedan. Por lo tanto, el lenguaje es acción, crea realidades. El idioma que hablemos, siempre ejecutamos el mismo número restringido de actos lingüísticos: los seres humanos, al hablar, hacemos declaraciones, afirmaciones, promesas, pedidos, ofertas. Estas acciones son universales. No sólo actuamos de acuerdo con cómo somos también somos según actuamos. La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo con lo que hace.

    Sin embargo, los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. Al decir lo que decimos, al decirlo de un modo y no de otro, o no diciendo cosa alguna, abrimos o cerramos posibilidades para nosotros mismos y, muchas veces, para otros. Cuando hablamos modelamos el futuro. A partir de lo que dijimos o se nos dijo, a partir de lo que callamos, a partir de lo que escuchamos o no escuchamos de otros, nuestra realidad futura se moldea en un sentido o en otro. Pero además de intervenir en la creación de futuro, los seres humanos modelamos nuestra identidad y la del mundo que vivimos a través del lenguaje.

    Dentro de esta perspectiva, el concepto de lenguaje descriptivo y generativo será bien simple conocer anticipadamente de cuales conversaciones se generará acción y de cuales se obtendrá una descripción que con lleve a una acción estratégica. Así la ontología sostiene que el lenguaje genera realidad. Desde el punto de vista del hablante, el lenguaje es una posibilidad y el hombre otra con aptitud para utilizar el habla como herramienta para generar acción, y de acuerdo a las distinciones que ese hombre tenga sobre el lenguaje es que alineará su hablar hacia la consecución de su propósito  con mayor o menor efectividad.

     Cabe señalar que, esto representa que el hombre en su progreso aparece en el lenguaje y a su vez el lenguaje es producto de la evolución del mismo. Sin Embargo, la capacidad creativa del hombre parece razonable considerarlo creador del lenguaje – acción que luego evoluciona junto con él. Es por eso, que al  interpretarse que el lenguaje permite al hombre extrapolar su manera de crear, potenciándola, ya que al suceder fuera de él puede observarla depositando sus ideas en un espacio diferente del que ejerce para pensarlas, y ese lugar de interacción es el lenguaje. El hombre se observa en el lenguaje que propicia una  acción comunicativa.

Conclusión

     En resumidas la diplomacia digital es un instrumento que tiene los funcionarios de estos servicios para difundir sus pensamientos, claro estas sin afectar las buenas relaciones entre ambos estados. Es por eso, que la comunicación juega un papel de gran relevancia en las acciones que se generan al utilizar el lenguaje, como sostiene Echeverría el acto lingüístico básico es la declaración, y todo es una declaración. Hablar es declarar. Cada vez que el hombre habla, declara algo, y lo sostiene a un punto tal que bien puede decirse que hay un sólo acto lingüístico, la declaración, con cinco maneras de manifestarse: como declaración, como juicio, como afirmación, como pedido y como promesa que incluye la oferta.

     En consecuencia, el hecho de hablar en sí mismo, es más una posibilidad de acción que su certeza, y no necesariamente producirá un determinado efecto en el mundo, ya que éste para ocurrir dependerá, en principio, del contexto en el que ese hablar suceda y de quién sea el que hable. Incluso podría no producir efecto alguno.

     La  comprensión, de cada persona  y a la interpretación de lo que significa ser humano, lo concebimos  en seres lingüísticos, donde las  actividades giran en función del mismo; por lo tanto, el lenguaje nos permite intercambiar emociones a través de la comunicación; de tal manera, que pone como eje principal  de estudio a las conversaciones, las cuales constituyen y establecen nuestra particular forma de ser.

    Es por ello  que, si se pretende saber cómo somos, y porque somos de este modo, sustraemos parte de esa información, del análisis de las conversaciones. Es importante dejar claro que, las conversaciones son la clave para discernir en el alma humana. Por lo tanto, ubicar en el centro de la mirada a las conversaciones, involucra situar tanto al lenguaje como a las emociones, puesto que toda conversación, articula lenguaje y emoción.

     La ontología del lenguaje, nos lleva a hacer referencia a nuestra comprensión genérica, a nuestra vida diaria y al trabajo, ya que todos ellos, se sustentan en una manera particular de interpretar el fenómeno humano.

     El lenguaje  es sobre otras cosas lo que hace de los seres humanos el tipo particular de seres que somos. Somos seres que vivimos en el lenguaje. Somos seres sociales. No hay lugar fuera del lenguaje desde el cual podamos observar nuestra existencia. El lenguaje es generativo,  nos permite hablar «sobre» las cosas: hace que ellas sucedan. Por lo tanto, el lenguaje es acción, crea realidades. El idioma que hablemos, siempre ejecutamos el mismo número restringido de actos lingüísticos: los seres humanos, al hablar, hacemos declaraciones, afirmaciones, promesas, pedidos, ofertas. Estas acciones son universales. No sólo actuamos de acuerdo con cómo somos también somos según actuamos. La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo con lo que hace.

     Sin embargo, los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. Al decir lo que decimos, al decirlo de un modo y no de otro, o no diciendo cosa alguna, abrimos o cerramos posibilidades para nosotros mismos y, muchas veces, para otros. Cuando hablamos modelamos el futuro. A partir de lo que dijimos o se nos dijo, a partir de lo que callamos, a partir de lo que escuchamos o no escuchamos de otros, nuestra realidad futura se moldea en un sentido o en otro. Pero además de intervenir en la creación de futuro, los seres humanos modelamos nuestra identidad y la del mundo que vivimos a través del lenguaje.

    En este sentido, el concepto de lenguaje descriptivo y generativo será bien simple conocer anticipadamente de cuales conversaciones se generará acción y de cuales se obtendrá una descripción. A modo de ejemplo sobre una conversación de queja se obtendrá una descripción sobre lo que sucede y no le gusta al hablante, y si se transforma en una conversación de propuesta se obtendrá una posibilidad de cambiar eso que no le gusta. Así la ontología sostiene que el lenguaje genera realidad. Desde el punto de vista del hablante, el lenguaje es una posibilidad y el hombre otra con aptitud para utilizar el habla como herramienta para generar acción, y de acuerdo a las distinciones que ese hombre tenga sobre el lenguaje es que alineará su hablar hacia la consecución de su propósito  con mayor o menor efectividad.

     Cabe señalar que, esto representa que el hombre en su progreso aparece en el lenguaje y a su vez el lenguaje es producto de la evolución del hombre. Legitimando la capacidad creativa del hombre parece razonable considerarlo creador del lenguaje que luego evoluciona junto con él. Puede interpretarse que el lenguaje permite al hombre extrapolar su manera de crear, potenciándola, ya que al suceder fuera de él puede observarla depositando sus ideas en un espacio diferente del que ejerce para pensarlas, y ese lugar de interacción es el lenguaje. El hombre se observa en el lenguaje.

     De este modo, será el lenguaje, como fenómeno social, una herramienta al servicio de la efectividad de lo que se quiera lograr o crear grupalmente o en equipo. La coordinación de acciones en funcionamiento será testigo de lo que pueda permitir el lenguaje como generador de acción común en ese equipo.

     En relación con lo anterior, el espacio para que ese lenguaje tenga donde ocurrir, determinará la capacidad de creación de resultados en una proporción equivalente al tamaño de la relación. Dicho de otro modo a mayor relación mayor capacidad de acción coordinada, vale decir que, según dice Elena Espinal, el tamaño de la relación influirá directamente en el tamaño del resultado factible de lograr. El lenguaje se identifica en relación con otros seres, o sea que existe porque en su momento hubo un otro con quién hacer, con quién coordinar acciones, alguien a quién expresarle algo. Es, y ha sido, la herramienta para crecer, para bajar del árbol, para evolucionar.

     Por otra parte conocer y utilizar los actos lingüísticos para generar resultados, sea en sociedad o equipos de gestión, requiere de un marco o contexto de interrelación permanente, de dinamismo, ya que comprender cada acto lingüístico como un hecho aislado genera un movimiento secuencial que solo ocurre al analizar el proceso. Diferente es lo que pasa en el suceder, en esa dinámica en la que todo ocurre a espacios que bien hasta pueden ser simultáneos. Es poco alentador esperar o exigir a otro que analice, responda o piense en la parte del proceso destinada a ello o en el momento en que a cada uno le toque; muy por el contrario eso ocurre caóticamente, de un modo vital, irreverente, admirable.

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