Tlapa, Guerrero. Estudiantes del Instituto Tecnológico Superior de la Montaña (TECNM) continúan el paro de labores que inició el pasado 16 de marzo debido al acoso por parte de docentes. Los jóvenes denuncian que hay “personas ajenas al movimiento que intentan amedrentarlos e ingresar al campamento que mantienen afuera del campus, además de que un vehículo de marca Aveo Blanco sin placas se abalanzó contra compañeros encargados de la seguridad”.
Según testimonios anónimos, varios estudiantes que participan en el movimiento han sido blanco de agresiones, lo que les ha hecho temer por su integridad física y de que sus vidas corran peligro. Además, afirman haber recibido “amenazas para desistir, además de que la Institución educativa no brindó el respaldo y apoyo que solicitaron desde un principio y han puesto trabas ante todo acercamiento hacia las instancias correspondientes.”
Desde hace dos semanas la comunidad estudiantil se ha manifestado por ser víctima de situaciones que vulnera y violenta sus derechos, lo que los condujo a tomar las instalaciones educativas y realizar una marcha el pasado 20 de marzo para alzar la voz. Sus denuncias son contra el acoso sexual que han padecido por parte de profesores, así como contra irregularidades de faltas administrativas y docentes. “La comunidad estudiantil ya está cansada del abuso y hay docentes que piensan que están por encima de los estudiantes, es un problema que existe desde hace tiempo, pero nadie se atrevía a denunciar”, comentaron durante su manifestación.
Entre sus exigencias están la destitución de todo el personal que ha acosado sexualmente y/o agredido de forma física, psicológica y verbal a estudiantes, así como la destitución de la actual directora, Fredislinda Vázquez Paz, y de todo el personal que haya encubierto estos actos.
A pesar de los atropellos, los estudiantes sostienen que su movimiento “defiende a las y los compañeros que han sido víctimas de todos estos altercados, contando firmemente con el respaldo y apoyo de los padres de familia y personas que han atendido al llamado de la comunidad estudiantil del TECNM Campus Montaña aportando algunos insumos”. Asimismo, afirman que sus exigencias continuarán hasta ser atendidas y hasta que tengan garantías de no más acoso sexual en sus aulas.
El Secretario General de la UMSS dijo que desconoce las denuncias.
Este martes, estudiantes de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) realizaron una marcha de protesta hasta puertas del Rectorado de esta casa de estudios superiores de lucha contra la violencia a la mujer.
Las jóvenes denuncian que hay varios hechos de acoso sexual e incluso violencia sexual por parte de docentes de varias carreras, estudiantes y administrativos, pero no hubo sanciones. Exigen que autoridades universitarias fiscalicen los casos y se haga el seguimiento legal.
«Estamos presentes estudiantes autoconvocadas de todas las facultades de la Universidad Mayor de San Simón para exigir una adecuada fiscalización y seguimiento a los casos de violencia, acoso sexual y violaciones que se han realizado dentro de nuestra universidad», expresó una de las jóvenes.
Con letreros como «Atrévete, sé valiente y denuncia al agresor», «Mi silencio no me protegió, tu silencio no te protegerá», «No a la violencia, sí a la paz. Rompe el silencio», «Que ser mujer no nos cueste la vida», «No defiendas al violador, no defiendas al agresor», «Con ropa o sin ropa, mi cuerpo no se toca» y otros, las universitarias piden acciones ante estos hechos.
Por su parte, el Secretario General de la UMSS dijo que desconoce las denuncias y «esa clase de comportamiento».
«No tenemos conocimiento oficial de que haya esa clase de comportamientos dentro de la universidad. Oficialmente no lo sabemos», afirmó Eduardo Lavayen Panoso.
También señaló que existe una oficina dentro del campus para atender estos temas. Aseguró que, en caso de comprobarse las denuncias, aplicarán todo el rigor de la ley.
«La unidad que está encargada de conocer esta clase de demandas y, además, de resolverlas, si es el caso, es la Oficina de Protección de los Derechos de la Mujer en la Universidad ¿Cómo va a enfrentar la Universidad esta clase de actitudes? si es que hubieran; vamos a aplicar con todo el rigor de la ley lo que manda nuestro ordenamiento jurídico en protección a las mujeres especialmente», complementó.
Estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria 8 “Miguel E. Schulz” tuvieron que ser desalojados luego de que un grupo de encapuchado tomara las instalaciones.
De acuerdo con algunos medios, el motivo del cierre de las instalaciones podría ser como exigencia a la demanda de solución a presuntos casos de acoso sexual que se presentan en la institución.
Fue la misma dirección de la ENP 8 quien informó a través de un comunicado que los encapuchados habían tomado las instalaciones alrededor de las 11.00 horas. Así mismo, confirmó que las actividades académicas quedaban suspendidas por el resto del día.
“Se informa que el día de hoy varios estudiantes embozados decidieron tomar las instalaciones del plantel a las 11:00 hrs. Por tal motivo se suspenden las clases del turno vespertino”, se lee en el comunicado.
Así mismo, aseguraron que extenderán una mesa de diálogo para conversar con el grupo de personas que tomaron las instalaciones y así conocer sus peticiones.
América Central/El Salvador/19-08-2022/Autor@s: E. Chacón/ Iliana Ávila y Fuente: www.elsalvador.com
Sin clases están los 70 alumnos del centro educativo del caserío La Ringlera. El portón de la escuelita está cerrado. Y sobre todos los docentes está pendiente una orden de traslado.
La situación al interior del Centro Escolar Caserío La Ringlera, deJucuarán, es compleja, delicada y hay más de una versión de lo que ocurre. Y es tan delicado, que muchos de los habitantes del caserío no quieren hablar con extraños sobre el asunto, el cual llegó este martes a los medios de comunicación.
Mientras en San Salvador, los líderes de Bases Magisteriales exponían un lado de la situación, señalando que personal de la municipalidad cerró con candado la escuelita y que el personal docente se siente acosado laboralmente; una comitiva con representantes del Ministerio de Educación y miembros del Consejo Directivo Escolar (CDE) realizaban una auditoria al interior del centro educativo, en el cantón el Jícaro, del municipio de Jucuarán, en el departamento de Usulután.
Entre los hallazgos encontrados durante la auditoria están unos 20 uniformes deportivos nuevos, así como 40 uniformes de uso diario e igual número de pares de zapatos, todos localizados en la dirección del centro de estudios, de acuerdo con personas que participaron en esa inspección.
Desde el sindicato.
El sindicato de docentes Bases Magisteriales denunció en conferencia de prensa, “la toma del Centro Escolar Caserío la Ringlera” y señaló públicamente que fue el jefe de catastro de la municipalidad, junto a otras personas, quienes pusieron la cadena y el candado al portón de la escuela rural.
“El motivo es que a juicio del alcalde de dicho municipio, el síndico, el secretario y el presidente de la Adesco consideran que en dicho centro escolar hay maltrato al alumnado”, denunciaron.
El sindicato expusó que de ser cierta la acusación “debieron denunciar a los docentes en la Junta de la Carrera Docente respectiva, al Conna o a Derechos Humanos. Los funcionarios del Concejo Municipal no son la policía educativa; ese concejo debe dedicarse a sus funciones tales como recolección de basura, reparación de calles, mercados”.
De acuerdo con los dirigentes sindicales las personas que cerraron la escuela cometieron un delito tipificado en el artículo 345 -B del Código Penal, que se refiere a ocupación violenta de espacios comunales, habitacionales o de trabajo. Bases Magisteriales informó que acudirá a la Procuraduría de Derechos Humanos para denunciar la situación del centro educativo.
Alcaldía sin ahondar en el tema
Se buscó conocer la versión del alcalde de Álvaro Rodríguez, pero, la llamada telefónica era enviada a buzón de voz.
Personal de Comunicaciones, dijo no estar autorizado para hablar sobre el tema y que como institución se mantenían al margen de esa situación, “es la comunidad y la Adesco que están actuando al respecto, se encontraban compañeros (de trabajo) que tienen hijos y que viven en la comunidad” fue el único comentario hecho.
“Ellos (trabajadores de la alcaldía) se presentaron porque son personas de acá que trabajan en la alcaldía que tienen alumnos, estuvieron ellos, adesco y la comunidad. El el jefe de catastro pasó y vio a la gente y se bajó a preguntar”, comentó Joel García, presidente de la Adesco.
Lo que dicen el CDE
Ninguno de los 70 niños matriculados en la escuelita está asistiendo a clases desde el lunes, cuando pusieron la cadena y el candado al portón.
Pero la acción para los miembros del Consejo Directivo Escolar (CDE) es válida y tiene una justificación.
Ellos alegan que hay señalamientos que van desde acoso sexual, amenazas a padres, expulsión injustificada, robo de alimento, maltrato a los niños, pérdida de implementos escolares como computadoras e incumplimiento al horario laboral.
“Esta escuela está en abandono como que no vinieran los niños. Todo no sirve. El año pasado que se aprobó (presupuesto) dijeron que era para reparaciones leves; preguntamos qué se iba hacer con esos $300, se construyó la acera. Acá no se celebra el Día de la Madre ni del Padre, acá los niños de parvularia nunca han tenido una graduación”, comentó la madre de un alumno y miembro del CDE.
Joel García, en su calidad de presidente de la ADESCO, expusó que envió una carta a la Departamental de Educación de Usulután exponiendo el malestar de la comunidad con la administración del centro educativo.
La carta fue enviada el 10 de mayo. El 17 de ese mismo mes, el Director departamental llegó hasta el centro educativo y ordenó el traslado del matrimonio de docentes, narró García.
“Pensaron que éramos una comunidad de gente tonta, por eso no los dejamos que entraran (el pasado lunes). Dijimos que abriríamos el portón hasta que llegara el director departamental, porque él dijo que (los profesores) ya tenían su traslado. Tuvo que venir el MINED de San Salvador y les quitaron las llaves (al director)”, narró García, en referencia a lo ocurrido a inicios de esta semana.
Antecedentes. En voz del sindicato
Los representantes sindicales, basados en la comunicación que enviaron los profesores, narraron que el 13 de mayo pasado, a las 10:00 de la mañana llegó a la escuela del caserío el director departamental de educación y su equipo de trabajo. Uno de los miembros de esa comitiva entró a una de las aulas, en donde se impartían clases e interrogó a los alumnos si eran maltratados y cuál era su horario de clases. Similar situación se repitió en otras aulas.
Añaden en el relató que se les ordenó a los docentes que despacharan a los alumnos . Luego los profesores fueron reunidos a las 11:30 de la mañana. A esa reunión llegó el alcalde y el síndico municipal de la localidad, quienes dijeron a los maestros que también llegaría el presidente de la Adesco a esa reunión.
Continúan la narración de hechos diciendo que los educadores desconocían el motivo de la reunión. Fue ahí donde les dijeron que había una denuncia de maltrato hacía el alumnado, de acuerdo con lo expuesto por el presidente de la Adesco al alcalde.
“El alcalde junto al de la Adesco le piden al director departamental el traslado de los 3 docentes inmediatamente. Una de las dos maestras no soportó el acoso de tantas personas y dijo que estaba de acuerdo que los trasladaran. La otra docente respondió algunas preguntas luego se le subió la presión y se puso a llorar. Luego levantaron acta en el libro de visitas donde ellos dejaron los acuerdos de traslado, la cual aprovechándose de la confusión de los hechos que nos estaban acusando, nos dijeron que firmamos a continuación de ellos, esa acta no cuenta con sello de los visitantes porque dijeron que no lo andaban”, se expone en el comunicado donde se exponen los hechos.
Sobre acoso. Versión CDE
Los miembros del CDE manejan información de un caso, de hace algunos años, de acoso dentro de la institución.
Unos de los casos, aseguran, llegó hasta la oficina Departamental de Educación en Usulután, de acuerdo a miembros de la comunidad educativa. La madre interpuso la denuncia respectiva pero posteriormente salió junto a su hija rumbo a Estados Unidos, “él llegó hasta la casa de la persona que lo denunció y la testigo, las amenazó”, aseguró el presidente de la Adesco.
Al interior de la escuela.
El centro escolar del caserío La Ringlera atiende a 70 alumnos, en dos jornadas. Por la mañana atienden parvularia integrada, tercero y cuarto grado integrado, quinto y sexto grado integrado; y por la tarde primero y segundo grado integrado. El alumnado es atendido por tres profesoras y un director.
La llegada de una de las maestra al centro escolar fue hace unos 30 años, luego llegó su esposo. Ambos están, ahora, a un lapso de jubilarse y en discordia con parte de la comunidad.
“Ya es mucho, si no hubiera sido malos que se jubilaran y pasaran todos sus años acá, pero que hubieran trabajado bien, han sacado muchos maestros como no estaban de acuerdo como trabajan ellos”, dijo este martes la madre de un alumno.
Situación actual. Versión CDE
A los ojos de los miembros del CDE la infraestructura escolar está dañada. No hay mejoras pese a tener un presupuesto escolar mensual de $1,500, según los miembros del CDE.
Mabel Romero es la tesorera del CDE del centro escolar y recuerda que durante las reuniones, el director solicitaba dinero para diversas reparaciones o compras que se tenían que realizar, pero poco de eso se ejecutaba; incluso dice que hay señalamientos de solicitar a las personas que ejercían como tesoreros firmarán cheques en blanco.
“Hace un mes llegó a la casa y me dijo que le firmara un cheque, vaya le dije y le hice ver que el cheque estaba en blanco. Él me dijo: ¿ pero por qué desconfías Mabelita? ¿yo qué te voy hacer? y luego me dijo fírmame este otro por si se equivocan, y los firme. Uno se atemoriza y da miedo, porque cuando uno no cae bien, pagan los niños”.
Romero dijo que siente temor de que existan represalias judiciales en su contra y en otros miembros de la comunidad.
“Yo tengo temor por firmar esos cheques, y se lo dije a la gente del ministerio porque uno lo hace inocentemente, porque uno confía en ellos, porque todos estos años atrás han sido otros tesoreros e igual siempre los hacen firmar cheques y la firma de la secretaria que era la maestra”, declaró.
Versión desde el sindicato “Todo esto lo vemos con tintes políticos porque hablan de una denuncia , la cual no se encuentra en ninguna de las entidades respectivas. Nosotros nos sentimos acosados laboralmente”, exponen los docentes a través de Bases Magisteriales.
A través del sindicato también sacan a luz pública que el 12 de agosto, el director de dicho centro escolar recibió órdenes para que “siguiendo los acuerdos de la visita del 13 de mayo subutilice a las 2 maestras”, sin embargo “el director respondió que no estaba de acuerdo en ser trasladados a otras instituciones”.
Bases Magisteriales señaló que existe un proceso para el traslado de docentes, pero que ese no ha sido realizad en el caso de la escuela rural en mención.
Pero la acción realizada el lunes 15 de agosto no ha dado más alternativa a los maestros que retirarse del centro educativo.
García agregó que entre este miércoles o jueves se podrían presentarse los maestros interinos.
“Solo queremos que les enseñen a los niños; si no se portan bien igualmente ellos van a recibir estos mensajes, nos vamos a reunir el CED y la directiva y les vamos a decir que se porten bien y si no van para afuera”, declaró García.
Mientras, los dirigentes de Bases Magisteriales dijeron ayer que ellos se reunirían, el martes por la tarde, con autoridades del Ministerio de Educación para tratar el caso;también que llevarían la denuncia ante la Fiscalía y Derechos Humanos.
Fuente e Imagen: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/escuela-en-caserio-jucuaran-alcaldia/988157/2022/
Carta de FECODE al MEN para que se tomen medidas ante denuncias de violencia sexual en colegios
Ante los sucesos recientes en instituciones educativas, relacionados con denuncias de violencia y acoso sexual y de género, FECODE envió una carta al Mineducacion para que se tomen de manera prioritaria medidas para la prevención, atención y seguimiento en estos casos.
Fuente de la Información: https://www.fecode.edu.co/index.php/carta-de-fecode-al-men-para-que-se-tomen-medidas-ante-denuncias-de-violencia-sexual-en-colegios.html
Manuela D ́Avila explica el feminismo actual para quien todavía no lo conoce o comprende. Con ella es posible entender que el feminismo es un asunto de todas y de todos. Es un libro dedicado especialmente a mujeres jóvenes que se quieren comprometer o quieren saber más y no se animan a preguntar. Es, también, una conversación, un abrazo y un punto de apoyo para reflexionar sobre la maternidad y la sororidad, las diferencias y la igualdad, la deconstrucción y la libertad, la violencia doméstica y el miedo, en definitiva: todo aquello por lo que luchamos. La autora sugiere pero también interactúa con las lectoras, incita a la reunión, la cofradía y la escucha para asegurarse (y asegurarnos) de que las mujeres no estaremos nunca más solas. Autora: Manuela D’Ávila
Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2413&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1598
Ángela Bernardo publica ‘Acoso’, una obra pionera con testimonios de víctimas y datos sobre el acoso que sufren las científicas en universidades y centros de investigación españoles.
Cuando Beatriz sufrió tocamientos por parte de su jefe, arrinconada en una esquina del laboratorio y sin testigos, se quedó petrificada. Aquel día se había quedado trabajando hasta tarde y quería presentarle unos resultados, pero él tenía otro tipo de intenciones. Durante mucho tiempo, había ido incrementando su acoso hacia ella de forma gradual, pero la víctima no se dio cuenta hasta que se encontró ante ese abismo y se sintió culpable por no haberlo visto venir. A pesar del ‘shock’, ese día consiguió salir corriendo del centro de investigación, pero su vida ya se había convertido en una pesadilla. El director de su tesis doctoral, lejos de disculparse, comenzó a desprestigiarla ante el resto de compañeros, llamándola inmadura. Aunque el CSIC inició un expediente, lo archivó sin ningún tipo de sanción y la joven investigadora renunció a denunciar ante los tribunales. Al final, consiguió terminar su doctorado y abandonó la ciencia.
Este caso, paradigmático, es uno de los que recoge el libro ‘Acoso. #MeToo en la ciencia española‘, editado por Next Door Publishers, que sale a la venta el próximo 27 de octubre. En poco más de 200 páginas, Ángela Bernardo Álvarez (León, 1988), biotecnóloga y periodista de Civio, recoge testimonios, habla con especialistas en acoso sexual y recopila los datos que hay en España sobre este problema. La autora va desgranando cómo las universidades y los centros de investigación españoles, como sucede en otros países, mantienen una estructura de poder y un grado de precariedad que hacen muy difícil que las investigadoras identifiquen si son víctimas de un acoso sexual o un acoso por razón de sexo (ambos atentan contra la dignidad, pero el primero es de índole sexual y el segundo tiene que ver con la discriminación por género), lo denuncien y encuentren apoyo.
El escándalo de Harvey Weinstein, el productor de Hollywood que a partir de 2017 acumuló decenas de acusaciones de acoso, abuso y violaciones en la industria del cine, dio alas al movimiento #MeToo (“yo también”) en muchos ámbitos, incluido el científico, e invitó a las mujeres a denunciar situaciones similares. De hecho, Beatriz, la investigadora del CSIC que aparece en el libro de Ángela Bernardo, asegura que en aquella época se sintió liberada al ver que no estaba sola, justo cuando intentaba acabar la tesis y dejar atrás lo sucedido.
¿Hasta qué punto es relevante el acoso en el ámbito de la investigación? Por un lado, el mundo científico y académico es parte de la sociedad y, por lo tanto, es susceptible de sufrir los mismos problemas. “La ciencia no es una burbuja aparte, aunque pueda parecer que tiene un halo de pureza y neutralidad, la investigación la hacen personas, así que los problemas que ocurren en la sociedad también se pueden dar en las universidades y en los centros de investigación”, explica Bernardo en conversación con Teknautas.
Por otro lado, el ámbito científico presenta algunas particularidades que incluso lo hacen más propenso a este tipo de conductas. En particular, el hecho de ser un sistema muy jerárquico, donde un jefe puede acumular bastante poder; y la precariedad, que afecta especialmente a las personas más jóvenes que lo integran. “Algunos metaanálisis publicados en EEUU plantean que las instituciones académicas, precisamente por su estructura jerárquica, pueden ser un lugar idóneo para que se den estas conductas de acoso”, comenta la autora. Además, “hay que tener en cuenta que el acoso sexual y el acoso por razón de género son fruto de un abuso de poder”.
A esto hay que añadir que las situaciones de precariedad laboral no solo fomentan la aparición de estos problemas, sino “que no se puedan prevenir, identificar o denunciar”. Las mujeres que se encuentran en una situación vulnerable desde el punto de vista laboral o económico tienen menos herramientas: eso es así en todos los ámbitos. Sin embargo, el libro deja entrever que es muy probable que se vean más atrapadas en las universidades y en los centros de investigación que en las empresas privadas, donde la movilidad laboral es más factible. Tal y como está configurado el sistema científico, con grupos de investigación hiperespecializados en estudios muy concretos, no es tan fácil abandonar un laboratorio y continuar una carrera científica en otra parte. “Cuando leí la tesis me sentí más libre”, confiesa Beatriz en sus conversaciones con la periodista.
Lo llamativo es que dentro de las mismas instituciones una científica corre más riesgo que otra mujer con otro tipo de trabajo. Al menos así se desprende de un informe, también citado en el libro, elaborado por el grupo de Esperanza Bosch, psicóloga y profesora de la Universidad de las Islas Baleares que es una de las mayores expertas españolas en acoso sexual. Al realizar un análisis sobre este problema en el ámbito de las universidades, comprobó que entre el personal de administración y servicios se detectan de forma más rápida estas situaciones. Una de las razones puede ser que disfrutan de mayor formación en prevención de riesgos laborales, donde se incluye esta cuestión.
Desconocimiento
“A todos nos suena el acoso sexual y el acoso por razón de género, pero los estudios indican que en realidad no identificamos muy bien en qué consisten”, comenta Bernardo. En una encuesta interna del CSIC, cuyos datos recoge la autora, un 1,9% de las personas encuestadas decían haber padecido estos comportamientos cuando se les pregunta por este concepto de forma genérica. Es decir, de 6.284 participantes, 119 (105 mujeres y 14 hombres) afirmaron ser víctimas, lo que se denomina “acoso sexual declarado”. En cambio, “cuando les preguntaban por conductas específicas, el porcentaje pasaba del 10%”, destaca. Esto muestra que hay un “’gap’ perceptivo”, es decir, que cuesta identificar ciertas experiencias personales como acoso. Por eso, “resulta fundamental poner ejemplos concretos para que sea más fácil para todos señalar y denunciar”.
Otra de las mujeres con las que habla la periodista, Julia (en este caso, un nombre falso) fue víctima de ciberacoso. Durante años recibió correos electrónicos que, en aquel momento, ella no supo interpretar como acoso sexual, pero que le obligaron a modificar su día a día para intentar no encontrarse con el profesor que se los enviaba en su camino al laboratorio. No obstante, incluso cuando las víctimas intuyen que viven una situación anormal, la vergüenza, el miedo a las represalias, el desconocimiento de que la misma persona puede estar acosando a otras víctimas y la falta de apoyo evitan que muchos atosigamientos salgan a la luz.
De hecho, la mayoría de la comunidad universitaria (un 92% de las estudiantes, según otro estudio) no saben si disponen de servicios de atención en los campus y, en cualquier caso, desconfían de si les van a atender bien o les van a resolver el problema. Y todo ello a pesar de que las universidades se han puesto las pilas antes que otros centros que se dedican exclusivamente a la investigación. La mayoría de los centros universitarios cuentan con unidades de igualdad y protocolos contra el acoso sexual, medidas que deberían haber implantado de acuerdo con la Ley de Igualdad de 2007, pero que no se cumple en todas (menos en las privadas, según el libro). Sin embargo, la situación es peor en los organismos públicos de investigación. Así, mientras que la mayor parte de las universidades recogen denuncias y ofrecen datos, en otros centros “o no se producen denuncias o no las han registrado”, lamenta la autora. “Evidentemente, estamos mejor que hace 10 años”, opina Bernardo, pero aún “lejos de una situación óptima ni deseable”.
La periodista reconoce que le costó localizar testimonios como los de Beatriz y Julia. “Fue difícil encontrarlas, recabar los testimonios y conseguir que hablaran, así que se lo agradezco mucho, porque creo que puede ayudar a otras investigadoras que pasen por situaciones parecidas para identificarlas mejor”, comenta. Pese a que han pasado años, “son situaciones dolorosas y resulta difícil volver a hablar de ello, pero una vez terminado el libro, al comentar con otras personas del trabajo que estaba realizando, me llamó la atención que mucha gente cercana a la ciencia me habló de casos que conocían”. La ley del silencio se impone incluso cuando han salido a la luz algunos comportamientos. Incluso en el ámbito judicial es complicado obtener estadísticas que ayuden a ver la dimensión del problema.
En busca de un revulsivo
¿El libro ‘Acoso’ será un revulsivo en la ciencia española? “Ojalá que pueda ayudar a sensibilizar y a dar a conocer estos problemas y que todas las personas que forman parte de la comunidad universitaria o de organismos públicos de investigación se conciencien, porque todos tenemos sesgos o podemos pensar que no tenemos el suficiente poder para actuar o para intervenir en determinadas situaciones”, explica. Aunque los protocolos o las unidades de apoyo son imprescindibles, “también es importante actuar sobre el conjunto de la comunidad académica e investigadora, sobre todo porque los potenciales testigos pueden intervenir”.
Curiosamente, el colectivo encargado de realizar estudios científicos al servicio de la sociedad ha investigado muy poco sobre el acoso sexual, según la autora, “pero todavía menos sobre las personas que acosan”. Muy poco se sabe acerca de su perfil, aparte de que suelen ser hombres y estar en un puesto con cierta influencia y poder. “Cuando hablo con responsables de unidades de igualdad de género lo que comentan es que, en realidad, puede ser cualquiera”, pero tener más datos ayudaría a intervenir o a tratar de que evitar que las personas que han perpetrado estas conductas reincidan.
En general, en EEUU existe una mayor concienciación sobre el problema y quizá por eso está un poco mejor estudiado. En 2020 un artículo en la revista ‘JAMA’ recopiló casos de “conductas sexuales inadecuadas” en el ámbito de la investigación biomédica, hallando más de un centenar de casos en el que los acosadores (97,6% eran hombres) atosigaron a unas 2.000 víctimas (91,5%, mujeres). Los datos de este y otros estudios revelan que también hay acosadoras femeninas, aunque su porcentaje es muy bajo. Además, los ambientes más masculinos (por ejemplo, los centros de investigación relacionados con la astronomía, donde tres cuartas partes de los científicos son hombres) son más propensos a estos casos. Asimismo, la orientación sexual y la identidad de género también son factores de riesgo, de manera que el colectivo LGTBIQ+ es más propenso a sufrir estas conductas.
Necesidad de crítica en la ciencia
Si la investigación científica va por delante de la sociedad en muchos aspectos, ¿va por detrás en cuestiones sociales que afectan a sus propios miembros? “Hace falta ser críticos con la ciencia, con el trabajo que se hace y con los problemas que tiene. Es evidente que la ciencia ayuda a generar conocimiento y nos ayuda a desarrollar bienes y servicios como las vacunas frente al covid, pero también hay problemas dentro de ese mundo y es importante poner la lupa en ellos, que salgan a la luz y esto sea un revulsivo para el propio sistema científico”, destaca Bernardo.
De hecho, muchos científicos lamentan que el mundo de la ciencia parece ser muy tolerante ante otros problemas, como la precariedad laboral. De hecho, en nombre de la vocación y del esfuerzo, muchas veces se premian o se ensalzan actitudes que no serían aceptables en otros ámbitos, como trabajar sin remuneración o pasar un número de horas ingente en el laboratorio. “Todo esto es, precisamente, un caldo de cultivo para que surjan estos problemas”, apunta Bernardo. Si ya de por sí sería importante evitar esas situaciones, aún lo es más considerando que “propician que existan otros problemas como el acoso sexual, que es un delito”.
Fuente e Imagen: https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2021-10-21/acoso-sexual-ciencia-espana-angela-bernardo-csic_3310165/?utm_source=pocket_mylist
OtrasVocesenEducacion.org existe gracias al esfuerzo voluntario e independiente de un pequeño grupo de docentes que decidimos soñar con un espacio abierto de intercambio y debate.
¡Ayúdanos a mantener abiertas las puertas de esta aula!