María Jesús Álava Reyes: «Estamos desbordados por los pensamientos que nos han asaltado en la pandemia»

Redacción: 20 Minutos

  • La psicóloga y colaboradora de 20minutos publica ‘Saca partido a tu vida’, una recopilación con sus mejores tuits.
  • «En Twitter intento provocar una reflexión e incluso una pequeña tempestad para que la gente reaccione».

Tras más de tres décadas en la profesión, pocos palos le faltan por tocar a María Jesús Álava Reyes en el mundo de la Psicología. Ha sido elegida una de las ‘Top 100 Mujeres Líderes en España’ en los años 2012 y 2017, es presidenta del centro de psicología que lleva su nombre donde trabajan más de 50 profesionales, colabora en diversos medios de comunicación (entre ellos 20Minutos) y ha publicado un buen puñado de libros de los que se han vendido más de 750.000 ejemplares.

Desde hace tres años comparte a diario en su cuenta de Twitter – que tiene actualmente 40.000 seguidores- numerosas reflexiones que ahora ha decidido recopilar en un libro: Saca partido a tu vida. Tuits positivos para cada emoción y cada día (La Esfera de los Libros, 2020), en el que aborda todo tipo de situaciones de la vida y que se ha editado también en versión audiolibro. Como ella misma lo define: “Pensamientos que intentan provocar una reflexión e incluso en ocasiones una pequeña tempestad para que la gente pueda reaccionar. Hoy en día es fácil manipular las emociones y una de las cosas que intento con este libro es que la gente esté atenta para detectarlo porque el pensamiento propio y no el ajeno es lo que nos hace libres».

Después de tantos libros de psicología a lo largo de su carrera, ¿qué le aporta éste con autora y qué le hace diferente respecto a los anteriores?

En mis anteriores libros he tratado todas las áreas fundamentales de la vida: la educación, los niños, cómo no sufrir inútilmente, cómo estar bien en el trabajo, en el amor, cómo comunicarnos sin dificultad, cómo ser personas más seguras, todo el tema del perdón… Llegó un momento en el cual cuando escribía y me paraba a pensar sobre mis lectores me decía ‘se van a aburrir’ porque de una u otra manera sobre este tema ya he hablado antes. Y fue en ese instante cuando me di cuenta de que quería abordar un libro con reflexiones. Un libro que no va a comprar la gente porque tenga un problema concreto con un hijo o ansiedad o dificultades en el trabajo. Lo que quiero es que hagamos un camino juntos y ayudarle a reflexionar sobre diferentes áreas de su vida. Cuando te acercas a un libro de psicología generalmente lo haces porque te interesa una temática concreta pero no esperando que de repente alguien ponga tu mundo patas arriba y te haga cuestionar casi todo. Y eso es lo que me apetecía. No se trata de hacer un tratado sino de quedarnos un poco con los titulares, que la gente tenga muchas opciones para pensar ‘en este momento de mi vida por dónde quiero ir’ y si no tiene ninguna preocupación concreta que pueda empezar ese camino de cierta reflexión para ver hacia dónde le lleva.

«Cuando te acercas a un libro de psicología lo haces porque te interesa una temática concreta no esperando que de repente alguien ponga tu mundo patas arriba y te haga cuestionar casi todo»

Saca partido a tu vida podría considerarse una especie de libro de cabecera o una enciclopedia de psicología de bolsillo. El lugar donde recurrir cuando te aborda una duda sobre casi cualquier tema.

Sí, en el libro encontrarás pequeñas claves que te ayudan a situarte muy bien y, a partir de ahí, decidir si quieres profundizar más o te quedas tranquilo. Te da la posibilidad de tenerlo a mano, hacer una consulta en un momento determinado, que te dé un poco de luz y luego poder seguir reflexionando y profundizando. Aquí no está todo masticado ni abordamos todo, es solo un principio que va a permitir a cada persona que luego lo termine de hacer propio. Abrir muchas ventanas para que la gente decida por dónde quiere asomarse.

¿Se puede hacer psicología, o dicho de otra manera, se puede ayudar o hacer reflexionar al otro en tan solo 280 caracteres?

Era una de las grandes dudas que yo tenía al principio y por las que no me convencía mucho Twitter. Me parecía que era un espacio bastante limitado para que tú pudieras suscitar algo. Y luego me he dado cuenta que es al contrario, que hay personas que lo que realmente quieren es eso: que tú les digas algo, inicies una reflexión y luego ya deciden ellos sin continúan o no. ¿Pueden dar de si 280 caracteres? Pues claro que sí. Y eso es lo que más me ha llamado la atención. Además, en temas que especialmente le llegan mucho a la gente, en función de esa interacción que tienes con los seguidores y las preguntas que te van haciendo, es ese tuit sigue vivo y lo van completando con otros. Por ejemplo, sobre el tema de la muerte y el duelo hay seis tuits en el libro, ¿al final terminas teniendo una idea más o menos de qué sientes en esa situación y por qué emociones pasas? La respuesta es afirmativa.

«Twitter me parecía un espacio bastante limitado para suscitar algo. Y luego me he dado cuenta que es todo lo contrario»

A la hora de hacer la recopilación de los tuits, ¿qué es lo que ha priorizado?

Ha sido una labor mucho más ardua de lo que pensaba en un principio honestamente. Lo que hice fue elegir tuits desde julio 2017, que fue cuando empecé a ocuparme personalmente del perfil, a diciembre de 2019. Y me salían para tres o cuatro libros. Así que empecé a seleccionar los que personalmente más me gustaban y los que habían suscitado más interés antes, incluso, que controversia. Y una vez seleccionados los fui agrupando por temas.

Haciendo esta recopilación, ¿has encontrado algún tuit que le hubiese gustado borrar? ¿Alguno que habría cambiado?

Como es algo que va a quedar escrito lo suelo pensar mucho antes de subirlo. No me he arrepentido de escribir ninguno pero sí que hay algunos que han creado muchísima polémica o que ha provocado que la gente se enzarce. A veces me pregunto ‘¿por qué me empeño en escribir sobre ciertos temas cuando sé que van a provocar controversia?’. Pero lo volvería a hacer y de hecho lo sigo haciendo porque no se trata de conseguir aplausos sino de hacer reflexiones, que la gente se permita ver otros puntos de vista y cuestionarse muchas creencias que tienen.

¿Y qué ha supuesto Twitter en su extensa carrera como psicóloga? ¿A qué retos le ha hecho enfrentarse?

Encontrarme con un escenario totalmente diferente. Los pacientes o las personas que asisten a mis conferencias o charlas de alguna forma esperan algo de ti y se han esforzado por ir a verte mientras que en Twitter te encuentran. Y, además, te encuentran con expectativas muy diferentes y tienen otro tipo de abordaje contigo. Por otro lado, se crea una comunidad de personas que son de una lealtad y fidelidad asombrosa. Me ha permitido conocer a gente muy diferente, de ámbitos totalmente opuestos, que no han ido y probablemente no irá nunca a un psicólogo pero que pueden sentirse muy fascinados por profundizando poco a poco en las reflexiones que comparto. Personas que esperan diariamente esos tuits que les hacen cuestionarse muchas cosas. Ha sido muy enriquecedor y aunque a veces aparezca alguna persona con agresividad, son los menos.

A causa del confinamiento habrá muchas personas que han tenido tiempo para reflexionar mucho más sobre lo que quizás puede estar fallando o cojeando en sus vidas. ¿Cómo puedes ayudarles este libro?

En el fondo, lo que ha ocurrido es que la gente ha profundizado más pero las emociones que ha sentido estaban ahí en mayor o menor intensidad previamente. En el libro reflexiono sobre áreas de la vida que en este confinamiento se han agudizado y se han hecho más presentes: la agresividad, el odio, la amabilidad, la amistad, las buenas personas, la culpabilidad, la importancia de dialogar, cómo convivir con la enfermedad, justicia e injusticia… Todo se puede aplicar muy bien al momento presente y puede servir de acompañamiento en estos momentos aún de tanta incertidumbre. Va a ayudar a poner mucha luz y sobre todo el foco en aquellas cosas que realmente son importantes porque la gente esta desbordada por la cantidad de pensamientos que se les han venido a la cabeza en este tiempo.

«En el libro reflexiono sobre áreas de la vida que en este confinamiento se han agudizado y se han hecho más presentes: la agresividad, la amistad, la culpabilidad, cómo convivir con la enfermedad…»

Una de las expresiones más repetidas durante la pandemia ha sido ‘saldremos mejores’. ¿Qué tuit le inspira esto?

Cuando te dicen ‘saldremos mejores’ esto es una manipulación clara. Esta es una situación que a algunos les ayudará a crecer, a otros les hundirá en la miseria y para muchísimos tendrá una serie de secuelas. ¿Vamos a salir algo diferentes? Sí. ¿Mejores? No lo tengo tan claro. Porque la persona que tenía ciertas inclinaciones egoístas se ha hecho más egoísta y la persona que es más sensible ha mostrado una gran generosidad. Para mí el tuit sería ‘comparte lo mejor de tu vida para que tú aprendas y facilites el aprendizaje de otros’.

Portada 'Saca partido a tu vida'

Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/4275288/0/maria-jesus-alava-reyes-estamos-desbordados-por-los-pensamientos-que-que-nos-han-asaltado-en-la-pandemia/

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Los niños inmigrantes en R.Unido afrontan con más entusiasmo su educación

Europa/Reino Unido/26 Julio 2018/Fuente: La Vanguardia

Los niños inmigrantes del Reino Unido tienen una actitud más positiva que sus compañeros nativos respecto a su educación, según un estudio elaborado por la Universidad de Bristol y la London School of Economics and Political Science (LSE).

De acuerdo con los investigadores, las personas que emigran tienden a «aspirar a más» y a asumir más riesgos, una conducta que transmiten a sus hijos.

El estudio utilizó datos sobre más de 4.500 jóvenes de entre 15 y 16 años, matriculados en 200 escuelas inglesas.

Y arrojó la conclusión de que los inmigrantes de primera generación -aquellos que nacieron en el extranjero- eran un 60% más optimistas sobre su educación y los beneficios de ésta que sus compañeros nativos.

«Descubrimos que los estudiantes inmigrantes en Inglaterra tienen actitudes más positivas respecto a su educación en comparación con los nativos», destaca el documento, al tiempo que aclara que «la diferencia es generalizada, no depende de colegios concretos».

«Tampoco existe ninguna diferencia entre los inmigrantes de primera y segunda generación», agrega el texto.

Uno de los expertos involucrados en el estudio, el profesor Simon Burgess, de la Universidad de Bristol, explicó los resultados basándose en que «la gente que emigra es más ambiciosa y arriesgada».

«Estas agallas y determinación se transmite de padres a hijos, y con esta investigación hemos visto cómo esto se manifiesta en el ámbito escolar», apostilló Burgess.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20180720/45976710411/los-ninos-inmigrantes-en-runido-afrontan-con-mas-entusiasmo-su-educacion.html

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«La educación no está contribuyendo a desarrollar la inteligencia emocional en los niños»

Entrevista/4 de agosto de 2016/Fuente: abc

La psicóloga María Jesús Álava Reyes reflexiona sobre cuál es la manera para conseguir que niños y adultos sean felices.

Aprender a quererse a uno mismo y, sobre todo, a perdonarse. Esta es una de las bases que, María Jesús Álava Reyes, psicóloga y directora de Apertia Consulting y de la clínica de psicología Álava Reyes, asegura que puede acercar a las personas a la felicidad. Sin embargo, la educación que los padres dan a sus hijos también es clave no solo para alejar a los niños del sufrimiento, sino también a los adultos.

Álava Reyes, autora de varios libros relacionados con su materia, partcipa en Santander en el curso «Cómo mejorar el estado de ánimo y la calidad de vida», organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Durante sus ponencias, trata de acercar a los asistentes al Palacio de la Magdalena a la felicidad, transmitiéndoles las claves para lograr afrontar el sufrimiento.

¿Cómo se puede evitar el sufrimiento?

Siendo conscientes de nuestros pensamientos, de que la mayoría de las veces sufrimos por temas que no son tan importantes, son evitables, y que no son las circunstancias las que condicionan nuestra vida, sino la actitud con la que afrontamos el día a día. Ante circunstancias muy difíciles, hay gente que las vive bien, y hay personas que con una vida regalada son tremendamente infelices.

¿De qué manera se puede controlar esa actitud con la que afrontamos el día a día?

Primero, lo que tenemos que hacer es intentar conocernos mejor, conocernos en profundidad. Y para ello, deberíamos llevar siempre un lápiz o directamente en el móvil, para apuntar, cada vez que nos sentimos mal, qué estamos pensando en ese instante. Y lo mismo cada vez que nos sintamos bien. Al cabo de un par de días veremos que la mayoría de las veces, cuando nos hemos sentido mal, los pensamientos que hemos apuntado no son demasiado racionales, a veces son poco objetivos, a veces incluso distorsionados. En muchas ocasiones son interpretaciones erróneas que hacemos. Pero nuestra mente, nuestro cerebro, se cree fielmente lo que pensamos y es el pensamiento el que produce la emoción, el que produce el sufrimiento. Si nosotros conseguimos modificar esos pensamientos, pararlos cuando están en automático y luego reconvertirlos para que luchemos contra las dificultades y no nos dejamos hundir, cambia nuestra actitud frente a la vida, y con ella nuestro estado emocional. Si controlamos nuestros pensamientos, seremos dueños de nuestras emociones.

¿Y cómo se pueden llegar a controlar esos pensamientos?

Una vez que eres consciente, hay una serie de técnicas que podemos aplicar, que intento detallar mucho en «La inutilidad del sufrimiento», uno de mis libros, que es, cuando nos afecta mucho, tenemos que parar el sufrimiento. Y la mejor forma de pararlo es intentar llevar nuestro pensamiento a otro sitio. Puede ser algo que nos interese mucho, pero que no nos cause tensión, o algo simplemente que nos distraiga. A veces nos podemos hacer incluso pequeñas preguntas mentales, juegos de palabras… etc. Trasladar nuestro pensamiento a otro sitios, nos centramos en la actividad que tengamos en ese momento, dándonos órdenes a nuestro cerebro. Sea la actividad que sea, aunque sea cenando, da igual. Es decir, lo que tenemos que hacer es dar órdenes a nuestro cerebro para que se centre en lo que está haciendo, porque si no le damos órdenes, cuando nos sentimos mal de nuevo va a ir al pensamiento que nos hace causarlo.

Luego hay que tener siempre que podamos una interacción con los demás (preguntar algo a alguien, llamar a alguien por teléfono…) o hacer un poquito de ejercicio. El ejercicio físico produce una modificación en nuestros neurotransmisores que hace que nos sintamos bien. Pero si intentamos hablar con una persona que nos caiga bien, un amigo, normalmente cambia también nuestro estado de ánimo. Y hay un tema que es fundamental: tenemos que aprender a ser nuestros mejores amigos, porque somos las únicas personas que vamos a estar permanentemente a nuestro lado. Y para ser nuestros mejores amigos, una de las cosas que deberíamos hacer, es cada hora, por ejemplo, decirnos algo agradable, porque cuando estamos mal en un espacio de una hora son tantos los pensamientos negativos que nos vienen a la cabeza que tenemos que intentar contrarrestar, tener una actitud de cierta positividad ante la vida, de tal manera que ante las dificultades, veamos que son una oportunidad siempre para aprender. Y cuando fallamos, somos personas y cometemos errores, y eso es algo que tenemos que saber asumir. Para ser felices, tenemos que aprender a perdonarnos. Tenemos que perdonarnos bien, querernos mejor, y coger las riendas de nuestra vida.

En este aspecto, ¿qué papel juega la inseguridad de cada uno?

La inseguridad, como la poca confianza en uno mismo, es un elemento muy perturbador. La inseguridad mina nuestras defensas, nos impide creer en nosotros mismos. Ante cualquier dificultad, inmediatamente la agranda, ve peligros por todas partes, y hace que nuestros pensamientos sean muy inseguros. Siempre decimos que tenemos que empezar por conocernos bien, en profundidad, y cuando tenemos inseguridad, miedo, desconfianza, es lo primero que tenemos que empezar a trabajar. Por eso comentaba que nos tenemos que perdonar, porque hay gente que sienta mal porque tiene un fallo, que a lo mejor hace mucho tiempo pero sigue presente en él, entonces te tienes que aprender a perdonar. Y a partir de ahí realmente dirigir tu vida. Si no, la gente que tiene mucha inseguridad, es muy manipulable, tremendamente manipulable, y esto es una de las cosas más trágicas que puede suceder. Los jóvenes actuales tienen una inseguridad en sí mismos, y cuando hemos analizado por qué, entre otras cosas es producto de una educación donde les hemos sobreprotegido en exceso. Y esa sobreprotección ha hecho que les hayamos impedido enfrentarse a las dificultades, no tienen resistencia ante la frustración. Y ante las primeras dificultades fuertes ante las que se encuentran solos, no tienen recursos para afrontarlas. Y esto es un auténtico drama. Cuanto más insegura es una persona, más débil, más frágil, más vulnerable y más manipulable.

Entonces, ¿cuál es la clave para que unos padres consigan que su hijo sea una persona segura de sí misma?

Siempre es un equilibrio entre una serie de límites que hay que poner clarísimos. Es decir, con los niños hay que empezar desde bebés, tenemos que considerar que en los seis primeros años se forman un poquito las bases de lo que va a ser la personalidad y el carácter. Entonces los padres tienen que saber muy bien, primero qué etapa está atravesando su hijo, y cómo fortalecerle. Cuanto más claros estén los límites, las pautas, las normas que tengan establecidas, más seguro se va a sentir un niño, pero también un adolescente. Hay normas con las que a lo mejor se puede intentar dialogar, pero hay límites que no se deben de mover. Desde pequeños, les tenemos que dar confianza en lo que realmente valen. Los que tienen dificultades, hacer que lo asuman como una parte de su vida, hay que enseñarles cómo es la vida en realidad, con sus dificultades, con sus problemas, con gente maravillosa, con gente tremendamente egoísta, con gente manipuladora y con gente agresiva, para que aprendan a enfrentarse contra ellos. Y saber que cuando algo no sale bien, si seguimos luchando, normalmente terminamos consiguiendo el objetivo. Pero que a veces las cosas no salen como nos gustaría o llegan mucho más tarde, que lo importante es el esfuerzo, no tanto el éxito.

Los padres tienen que saber poner límites y enseñarles a que den valor a las cosas. Los niños empiezan por no dar valor a las cosas y terminan por no dar valor a las personas. Las cosas se consiguen con esfuerzo, lo que se regala realmente ni se valora ni te produce felicidad, y ese esfuerzo es el que ellos tienen que aprender a desarrollar, sabiendo que muchas veces no obtienen lo que van a intentar buscar.

¿Y esa educación que se da hoy en día a los niños provoca que cada generación sea más infeliz que la anterior?

Hay un drama ahí. La educación no está contribuyendo a desarrollar la inteligencia emocional, es decir, los niños, los jóvenes de ahora, son los que tienen más nivel de aprendizaje, han crecido mucho en conocimientos generales, y sin embargo han bajado en inteligencia emocional. Están menos preparados para la vida, valoran menos lo que tienen, tienen menos recursos, menos defensas para enfrentarse a las dificultades, y les hemos educado casi en una insatisfacción permanente. Esto es un error enorme. Hace unos años, quizás dábamos más importancia a ese esfuerzo desde que eran pequeños, ahora mismo es uno de los principales errores que hemos podido cometer.

Es verdad que los niños al principio son muy felices, que a veces cuando llegamos a la adolescencia y a la juventud hay un momento más delicado, y que luego a medida que cumplimos años, a partir de los 55 o así, la gente vuelve a ser más feliz, entre otras cosas porque son capaces de relativizar más las cosas, porque son más tolerantes y mucho más flexibles. Es normal que un adolescente no sea flexible, está en esa etapa. Lo que no tenemos que dejar es que realmente su agresividad traspase todos los límites, y no podemos caer permanentemente en sus provocaciones, o que sea él quien dirija su vida, en una etapa en la que aún no está preparado para ello.

¿La facilidad de acceso de los niños a las nuevas tecnologías puede afectar también a su estado de ánimo?

Las nuevas tecnologías pueden ser un avance fantástico y un peligro brutal. Hay que saberlo dosificar. El problema es que la mayoría de los padres no están controlando el uso y el acceso que tienen los niños ahí. Muchos han perdido completamente la información de lo que hacen sus hijos. Muchas veces nos vienen casos muy dramáticos donde los hijos han tenido vidas en paralelo y los padres no se han enterado en absoluto. Y las nuevas tecnologías en muchos casos producen enormes aislamientos, chicos con dificultades para relacionarse que se pasan la vida delante del ordenador. Y están desarrollando nuevas adicciones difíciles de tratar. Y en este sentido, cuanto antes se detecten mucho mejor.

¿Es necesaria la sobreprotección en este caso?

No, nunca. Cuanto más sobreprotección, más van a hacer los hijos lo que quieren, entre otras estar enganchados todos los días. Los padres, lo que tenemos que hacer, es ir al lado, en paralelo, viendo las dificultades e intentando prepararles para que las puedan afrontar. La sobreprotección en este punto siempre es negativa. Cualquier cambio repentino en nuestros hijos debería ser señal de alarma. Cuanto antes intervengamos, mayores posibilidades de éxito.

¿Y cuál es la actitud que deben tomar los padres ante estos cambios repentinos?

Inmediatamente tienen que dar la señal de alarma, ver si en el resto de las áreas de su vida, como en los estudios, se ha producido algún cambio o modificación, y cuando estén algo perdidos tienen que pedir ayuda psicológica de forma inmediata.

En general, ¿somos mayoritariamente infelices?

No exactamente, pero los españoles, cuando se les hacen encuestas, la mayoría dicen que son muy felices, y hay muchas personas que mienten. Les da miedo reconocer que no son realmente felices. Los niños en general son felices, los adolescentes están en una etapa de crisis en la que les cuesta identificarse con ellos mismos, los jóvenes se encuentran ante un futuro en el que a veces les faltan recursos, y en la madurez el problema es que hay muchas personas adultas que se quedaron en la adolescencia y siguen teniendo una insatisfacción permanente. En términos generales, podríamos decir que además de los niños, son algo más felices los hombres que las mujeres, y si pensáramos por qué, es por dos temas fundamentales: los hombres perdonan bien en general, y a sí mismos, mientras que a las mujeres nos cuesta perdonarnos, y además nos llenamos de responsabilidades hasta un extremo casi imposible. Y hay algo que las mujeres hacemos muy mal, no nos dejamos tiempo para nosotras mismas, no nos dejamos de media una horita al día, cosa que los hombres suelen hacer, y lo hacen bastante bien. A veces a las mujeres nos puede nuestra complejidad. Los hombres en este sentido son más pragmáticos, y tienen un sentido de la vida algo más positivo.Cuando hay una dificultad, intentan afrontarla pero no se enredan dando tantas vueltas.

¿Tan importante es ese tiempo para uno mismo?

Es fundamental. Si no nos lo damos, el esfuerzo del día a día nos va vaciando nuestra hucha emocional. Cada día nos tenemos que buscar ese tiempo, no solo el fin de semana, e ir llenando nuestra hucha emocional. Si no reflexionamos, no aprendemos. Esta es una tragedia que no nos podemos permitir, y para reflexionar tenemos que tener ese espacio de tiempo con nosotros mismos.

¿Considera que le damos la suficiente importancia a nuestra salud mental?

No, desgraciadamente no. Las personas que necesitan ayudan psicológica desde el sistema público de salud tienen el acceso muy restringido. No le estamos dando la importancia que necesita.

Y pese a estas dificultades, ¿hay alguna manera en que nosotros mismos podamos cuidarla?

Primero, yo le diría a la gente que cuando se sienta mal vaya a su centro de salud y pida que le deriven a salud mental, que aunque sea un camino largo, lo haga, que lo intente. Pero podemos hacerlo, protegiéndonos, conociéndonos de verdad y haciéndonos ese traje a medida que nos haría un psicólogo profesional. Viendo dónde están nuestras debilidades, cómo podemos luchar contra ellas, nuestros puntos de mayor vulnerabilidad… y trabajando para que alcancemos la seguridad y la estabilidad emocional que la mayoría necesitamos. Y eso lo podemos hacer. Y yo le diría a la gente que de la misma forma que no le importa ir al médico cuando se ha roto un brazo o cuando tiene un dolor agudo, una infección… que el hábito de empezar a ir al psicólogo sea algo normal en sus vidas, que no esperen a estar muy mal.

Fuente: http://www.abc.es/familia/padres-hijos/abci-educacion-no-esta-contribuyendo-desarrollar-inteligencia-emocional-ninos-201608032107_noticia.html

Imagen: http://www.viu.es/wp-content/uploads/2015/05/iStock_000013091991_Large1-1024×682.jpg

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