Por Juan Domingo Farnos
El alumno es el verdadero protagonista, el único responsable de su aprendizaje. Sin embargo, si echamos la vista atrás y tratamos de recordar las diferentes experiencias educativas que hemos tenido a lo largo de nuestra vida, veremos que apenas cumplen esas premisas. Por regla general, la mayor parte de ellas eran monopolizadas por profesores que acaparaban el espectáculo, muchas veces situados en un estrado como símbolo de su autoridad y jerarquía. Cuando estábamos en el colegio, jamás olvidamos que el profesor tenía el poder absoluto de poner las notas y aprobar o suspender a los alumnos.
Tal vez cuando no exista esa relación, les sea más sencillo conectar con los intereses reales de sus clientes, los estudiantes. Su labor consistía en impartir lecciones magistrales, recitar cantidades industriales de datos e información que atravesaban nuestro oído sin pasar por el cerebro y sin dejar huella ni impacto profundo. Por eso, no es que lo hayamos olvidado, es que nunca lo llegamos a aprender. La premisa era: Yo sé, tú no sabes, yo te cuento. Hablaban y hablaban durante horas, durante días, durante años a legiones de alumnos diferentes pero que siempre se comportaban igual. Debe resultar duro saber de antemano que los alumnos que están enfrente no tienen apenas interés en aprender lo que el profesor tiene la obligación de enseñarles.
Hoy el profesor sigue haciendo el 95% del trabajo. El aprendizaje depende demasiado del profesor, y ya hemos comprobado en carne propia que hay profesores buenos y malos. Todavía no se tiene en cuenta la eficiencia de desarrollar una sola vez un contenido de calidad en lugar de que haya miles de profesores impartiendo sus propios cursos una y otra vez, año tras año. Para cerrar el círculo, tratamos de medir el conocimiento de los alumnos a través de exámenes.
Nosotros los alumnos nos limitábamos a escuchar callados durante horas, tratar de no dormirnos, memorizar lo necesario para aprobar el examen y continuar avanzando. Éramos meros asistentes, casi nunca participantes. Nadie nos preguntó jamás por nuestros intereses, por nuestras necesidades, casi nunca se trató de hacerlo entretenido.
Curiosamente el único negocio donde el cliente nunca tiene la razón. Al cabo de pocos meses, habíamos olvidado casi todo lo “aprehendido” y lo poco que recordábamos, éramos incapaces de encontrarle aplicación práctica:
¿Integrales y derivadas?
¿Latín?
¿Trigonometría?
¿las leyes de Mendel?
¿la tabla de los elementos?
Y sin embargo ¿donde aprendemos comunicación, relaciones sociales, a razonar, a hablar en público y presentar y defender nuestras ideas ante otros?
Ese tipo de cosas solo se aprenden con mucha práctica. Pensar que esta labor del profesor es enseñar y esta actividad de alumno es aprender es una ilusión. Y para un profesor vocacional es simplemente frustrante.
Internet ha favorecido el acceso de la información y facilitado su distribución. La educación viene a nosotros. Anytime, anywhere. Genial. Lo grave es que el problema continúa siendo el mismo.
La versión online se limita a virtualizar lo presencial. El alumno sigue siendo el mismo espectador que era antes y además ahora está solo, con un artefacto tecnológico por medio (el ordenador) y las autopistas de la información que rara vez se comportan como tales. Por si fuera poco, la mayor parte de los contenidos dejan mucho que desear, al igual que ocurre con la mayoría de los cursos presenciales.
Ahora la sociedad está sometida a vertiginosos cambios que plantean continuamente nuevas problemáticas, exigiendo a las personas múltiples competencias procedimentales (iniciativa, creatividad, uso de herramientas TIC, estrategias de resolución de problemas, trabajo en equipo…) para crear el conocimiento preciso que les permita afrontarlas con éxito.
Por ello, hoy en día el papel de los formadores no es tanto “enseñar” (explicar-examinar) unos conocimientos que tendrán una vigencia limitada y estarán siempre accesibles, como ayudar a los estudiantes a “aprender a aprender” de manera autónoma en esta cultura del cambio y promover su desarrollo cognitivo y personal mediante actividades críticas y aplicativas que, aprovechando la inmensa información disponible y las potentes herramientas TIC, tengan en cuenta sus características (formación centrada en el alumno) y les exijan un procesamiento activo e interdisciplinario de la información para que construyan su propio conocimiento y no se limiten a realizar una simple recepción pasiva-memorización de la información .
Por otra parte, la diversidad de los estudiantes y de las situaciones educativas que pueden darse, aconseja que los formadores aprovechen los múltiples recursos disponibles (que son muchos, especialmente si se utiliza el ciberespacio) para personalizar la acción docente, y trabajen en colaboración con otros colegas (superando el tradicional aislamiento, propiciado por la misma organización de las escuelas y la distribución del tiempo y del espacio) manteniendo una actitud investigadora en las aulas, compartiendo recursos (por ejemplo a través de las webs docentes), observando y reflexionando sobre la propia acción didáctica y buscando progresivamente mejoras en las actuaciones acordes con las circunstancias (investigación-acción).
Las TIC se han convertido en un eje transversal de toda acción formativa donde casi siempre tendrán una triple función: como instrumento facilitador los procesos de aprendizaje (fuente de información, canal de comunicación entre formadores y estudiantes, recurso didáctico…), como herramienta para el proceso de la información y como contenido implícito de aprendizaje (los estudiantes al utilizar las TIC aprenden sobre ellas, aumentando sus competencias digitales). Así, hoy en día los formadores necesitan utilizar las TIC en muchas de sus actividades profesionales habituales (ver http://dewey.uab.es/pmarques/docentes.htm):
– En la fase PRE-ACTIVA de preparación para la intervención: para buscar información con la que planificar las intervenciones formativas y definir y actualizar los contenidos de los programas formativos; para preparar o seleccionar apuntes, materiales didácticos y actividades formativas para los estudiantes; para buscar páginas web, bibliografía y otros materiales de repaso o ampliación de conocimientos; para documentarse sobre lo que hacen otros colegas y otras instituciones con el fin de mejorar la propia práctica; para elaborar la propia web docente, centro de recursos personal donde cada formador va ordenando los materiales digitales propios y los enlaces de Internet que tienen interés para su trabajos y sus estudiantes; etc…
– En la fase ACTIVA de intervención formativa. Si la formación se imparte on-line, a través de un Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA), las TIC constituyen la infraestructura básica imprescindible, la plataforma tecnológica que facilita los recursos para el aprendizaje y la interacción entre formadores y estudiantes (materiales didácticos, aulas virtuales, foros, tutorías…). Si la formación es presencial, el apoyo de las TIC cada vez resulta más indispensable: utilización de materiales informativos y didácticos digitalizados en las actividades de enseñanza y aprendizaje que se realicen con los estudiantes, utilización de infraestructuras tecnológicas de apoyo didáctico como la pizarra digital y las aulas informáticas, tutorías complementarias on-line, foros de discusión entre formadores y alumnos, asesoramiento a los estudiantes en el uso de las TIC, tal vez ejercicios autocorrectivos y alguna prueba de evaluación on-line, etc.
– Finalmente, en la fase POST-ACTIVA, las TIC facilitan la propuesta de actividades complementarias a realizar, la recepción de trabajos y envío de comentarios y correcciones on-line, la atención de nuevas consultas mediante la tutoría virtual, la realización de algunas gestiones administrativas del formador (entrada de notas…) telemáticamente, etc.
A partir de estas consideraciones, que abarcan un amplio espectro de las actividades del formador, se comprende que para integrar y utilizar con eficiencia y eficacia las TIC el formador necesita una buena formación técnica sobre el manejo de estas herramientas tecnológicas y también una formación didáctica que le proporcione un “buen saber hacer pedagógico” con las TIC. Por las múltiples aplicaciones innovadoras que tiene en todos los ámbitos de nuestra sociedad, el conocimiento y aprovechamiento personal y profesional de los servicios que proporciona Internet constituye la parcela más relevante de las competencias en TIC que deben tener los formadores, sin olvidar el resto de las competencias básicas en TIC que necesita todo ciudadano y otras competencias TIC específicas de su campo profesional, muy especialmente la aplicación de estos instrumentos tecnológicos con fines didácticos para facilitar los aprendizajes de los estudiantes.
En definitiva, y de acuerdo con diversos estudios realizados al respecto (Majó y Marquès, 2002; Tejada, 1999), podemos resumir así las competencias en TIC que deben tener los docentes:
– Tener una actitud positiva hacia las TIC, instrumento de nuestra cultura que conviene saber utilizar y aplicar en muchas actividades domésticas y laborales.
– Conocer los usos de las TIC en el ámbito educativo.
– Conocer el uso de las TIC en el campo de su área de conocimiento.
– Utilizar con destreza las TIC en sus actividades: editor de textos, correo electrónico, navegación por Internet….
– Adquirir el hábito de planificar el currículum integrando las TIC (como medio instrumental en el marco de las actividades propias de su área de conocimiento, como medio didáctico, como mediador para el desarrollo cognitivo)
– Proponer actividades formativas a los alumnos que consideren el uso de TIC
– Evaluar el uso de las TIC
Estas mismas competencias didáctico-digitales para los formadores se recogen de manera más amplia en el siguiente esquema, agrupadas ahora en cuatro dimensiones:
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– COMPETENCIAS TÉCNICAS (INSTRUMENTALES)
Competencias docentes para el siglo XXI. Ana María Cerda from Subsecretaría de Educación Bá on Vimeo.
. Conocimientos básicos de los sistemas informáticos y de las redes: características básicas de los equipos, terminología…
. Gestión del equipo informático. El formador debe ser autónomo en el uso de su equipo: manejo del sistema operativo Windows y de los programas que utiliza habitualmente, gestión de archivos y carpetas en las unidades de almacenamiento, conexión de periféricos, gestión de copias de seguridad y antivirus, instalación y desinstalación de programas, utilización de recursos compartidos en red, mantenimiento básico del equipo…
. Utilizar las ayudas que proporcionan los manuales y los mismos programas.
. Procesador de textos: uso de las funciones básicas, correctores ortográficos, OCR (escaneado de documentos)
. Imagen digital: creación, captura y tratamiento. Uso del escáner y de la cámara y el vídeo digital.
. Navegación en Internet: utilización de los buscadores y captura de todo tipo de datos, búsqueda y selección crítica de información, realización de telegestiones…
. Uso del correo electrónico y de los foros telemáticos (chats, listas, videoconferencias…) utilizando las normas de cortesía habituales.
. Conocimientos básicos de los lenguajes hipermedial (estructuración hipermedial de la información) y audiovisual.
. Elaboración de páginas web y presentaciones multimedia.
. Hojas de cálculo: uso de las funciones elementales y de los gráficos estadísticos sencillos..
. Bases de datos: Consulta de bases de datos y uso básico de un gestor de bases de datos (creación de bases de datos, mantenimiento, consultas, informes).
. Gestión de los sistemas tecnológicos aplicados a la educación: audiovisuales convencionales (retroproyector, vídeo, televisión…), pizarra digital, sistemas de videoconferencia…
. Conocimientos básicos sobre los sistemas de teleformación: estructura, funcionalidades…
. Uso de lenguajes de autor y entornos específicos específicos para la elaboración de materiales didácticos.
– ACTUALIZACIÓN PROFESIONAL
. Conocimiento de las posibilidades de utilización de los recursos en soporte TIC en la docencia y para la organización y gestión de las instituciones formativas.
. Conocimiento de las ventajas e inconvenientes de los entornos virtuales de aprendizaje frente a los sistemas de aprendizaje presencial con apoyo TIC..
. Acceso a las fuentes de información y recursos en soporte TIC (revistas, portales especializados, webs temáticas, foros telemáticos…) dedicadas a las labores de los formadores.
. Conocimiento de las repercusiones de las TIC en el campo de conocimiento que se imparte
. Acceso a las fuentes de información y recursos en soporte TIC sobre las materias que imparte.
. Utilización de los programas informáticos relevantes y específicos de las materias que imparte.
. Acceso a algunas de las múltiples fuentes de formación e información general que proporciona Internet (bibliotecas, cursos, materiales formativos, prensa…).
. Integración de recursos TIC (como instrumento, como recurso didáctico y como contenido de aprendizaje) en los planes docentes y programas formativos.
. Evaluación objetiva de recursos educativos en soporte TIC.
. Selección de recursos TIC y diseño de intervenciones formativas contextualizadas; organización de las clases.
. Aplicación en el aula de nuevas estrategias didácticas que aprovechen los recursos TIC:
-Algunos profesores utilizan recursos TIC relacionados con los contenidos de su asignatura, otros utilizan recursos que no tienen relación específica con la asignatura para realizar actividades innovadoras
– Presentar organizadores previos con buenos conceptos inclusores antes de que hagan las actividades con apoyo TIC.
– Uso de las funcionalidades de la pizarra digital en el aula . Aprovechar los (contenidos, interacción, multimedia, ubicuidad en Internet… motivación) como apoyo a la orientación del aprendizaje, para individualizar los aprendizajes y tratar mejor la diversidad: necesidades formativas, ritmos, preferencias, tiempos y espacios disponibles para el estudio…
– Aprovechar la interactividad de los materiales didácticos multimedia para que los estudiantes realicen prácticas para mejorar los aprendizajes.
– Realización de trabajos de autoaprendizaje a partir de búsquedas en Internet y presentación de los mismos en el aula con apoyos audiovisuales o digitales.
– Realizar investigaciones guiadas tipo Webquest.
– Facilitar a los estudiantes el acceso a diversas fuentes y distintas formas de representar la información. Proporcionar recursos de apoyo y actualización de conocimientos.
– Buscar otras webs de interés para la asignatura.
– Que los estudiantes hagan síntesis de un tema y luego lo pongan en un blog o lo presneten.
– Realización de trabajos grupales en las aulas multiuso e informáticas
– Actividades de aprendizaje basado en proyectos.
– Realización de proyectos colaborativos en soporte TIC a partir de las fuentes informativas de Internet y con la ayuda de los canales comunicativos telemáticos
– Organizar actividades de trabajo colaborativo que relacionen los aprendizajes con la vida cotidiana, para reforzar los aprendizajes significativos con el contraste de opiniones (se integrará todo más con los conocimientos anteriores); de esta manera se pueden compensar las limitaciones (las respuestas son limitadas y preseterminadas, falta de socialización, poca significabilidad de los aprendizajes, dificultades para transferir los aprendizajes…) de muchos programas educativos de corte conductista.
– Buscar otros expertos en Internet (actividades con videoconferencia…)
– Aprovechamiento didáctico de los recursos que proporcionan los “mass media”. Uso de las fuentes de información para conocer problemas reales del mundo.
-Enseñar a los alumnos el autoaprendizaje con la ayuda de las TIC, ya que estos materiales pueden promover su aprendizaje autónomo. Que sepan lo que éstas les pueden aportar y lo que no.
-Elaboración de apuntes, presentaciones y materiales didácticos multimedia de apoyo para los estudiantes (Clic, Hot Potatoes…) y contemplar aspectos de accesibilidad.
-Uso eficiente de las tutorías virtuales y de otras ayudas tecnológicas para la tutoría y la orientación: identificación de las características de los alumnos, seguimiento de sus actividades, informes….. Uso de ayudas TIC para la autoevaluación y la evaluación de los estudiantes y de la propia acción formativa. Hacer que los estudiantes identifiquen y valoren los nuevos aprendizajes y los relacionen con sus conocimientos previos
-Uso de las funcionalidades que proporcionan las intranet y las web de centro (verhttp://dewey.uab.es/pmarques/intranets.htm).
-Confección de la web docente con una selección de recursos de utilidad para los estudiantes (ver http://dewey.uab.es/pmarques/webdocen.htm).
– ACTITUDES
- Actitud abierta y crítica ante la sociedad actual (era Internet, Sociedad de la Información) y las TIC (contenidos, entretenimiento…)
- Estar predispuesto al aprendizaje continuo y a la actualización permanente.
- Actitud abierta a la investigación en el aula para aprovechar al máximo las posibilidades didácticas de los apoyos que proporcionan las TIC.
- Actuar con prudencia en el uso de las TIC (indagar la procedencia de mensajes, evitar el acceso a información conflictiva y/o ilegal, preservar los archivos críticos)
La mejor manera de lograr esta nueva capacitación en TIC del profesorado que ya está en activo es promoviendo la adecuada formación desde el propio centro, incentivando el uso y la integración de las TIC a partir de la consideración de sus necesidades, orientada a la acción práctica (para que no se quede solo en teoría) y, por supuesto, facilitando los adecuados medios tecnológicos y un buen asesoramiento continuo. Por otra parte, esta cada vez más sentida necesidad de formación en TIC por parte del profesorado puede aprovecharse por parte de la administración educativa para promover la no siempre tan sentida, pero a veces igualmente necesaria, actualización didáctica. Un objetivo más difícil aún si cabe.
Hay que tener en cuenta que aún hay muchos docentes que ven con recelo e indiferencia el uso de estos recursos. El origen de estas actitudes negativas por parte de un sector de los docentes suele encontrarse en alguna de las siguientes circunstancias:
– Poco dominio de las TIC, debido a una falta de formación, lo que genera: temor, recelo, impotencia, ansiedad…
– Influencia de estereotipos sociales, por falta de conocimiento sobre las verdaderas aportaciones de las TIC y su importancia para toda la sociedad. Así algunos docentes se identifican con expresiones del tipo: “son caras, sofisticadas y no han demostrado su utilidad”, “son una moda”, “son otro invento para vender”, etc.
– Reticencias sobre sus efectos educativos, por falta de conocimiento buenas prácticas educativas que aprovechen las ventajas que pueden comportar las TIC. De esta manera, y tal vez considerando solamente experiencias puedan conocer en las que se ha hecho un mal uso de estos materiales, algunos profesores creen que deshumanizan, no son útiles, no aportan casi nada importante, tienen efectos negativos, dificultan el trabajo educativo…
– Prejuicios laborales: creencia de que no compensan el tiempo necesario de preparación, temor a que sustituyan a los profesores, etc.
Por ello el profesorado debe ver la necesidad y la utilidad de las TIC en su quehacer docente e investigador, debe descubrir sus ventajas, debe sentirse apoyado en todo momento, porque si no lo ve necesario y factible ¿hasta que punto se le puede forzar a una actualización de competencias tecnológicas sin vulnerar sus derechos, su “libertad de cátedra”?
Los modelos básicos de formación del profesorado se centran en los siguientes aspectos:
a- la adquisición de conocimientos: sobre sus asignatura, sobre Didáctica…
b- el desarrollo de habilidades relacionadas con el rendimiento didáctico.
c- el desarrollo integral del profesorado, su autoconcepto…
d- la investigación en el aula, buscando continuamente nuevas soluciones a los problemas que presenta cada contexto educativo.
Se busca la reflexión sobre la práctica docente, y se utilizan técnicas de investigación-acción.
En cualquier caso, las competencias necesarias para una persona que se dedique a la docencia deben contemplar cuatro dimensiones principales:
- Conocimiento de la materia que imparte, incluyendo el uso específico de las TIC en su campo de conocimiento, y un sólido conocimiento de la cultura actual (competencia cultural).
- Competencias pedagógicas: habilidades didácticas (incluyendo la didáctica digital), mantenimiento de la disciplina (establecer las “reglas de juego” de la clase), tutoría, conocimientos psicológicos y sociales (resolver conflictos, dinamizar grupos, tratar la diversidad…), técnicas de investigación-acción y trabajo docente en equipo (superando el tradicional aislamiento, propiciado por la misma organización de las escuelas y la distribución del tiempo y del espacio). Debe actuar con eficiencia, reaccionando a menudo con rapidez ante situaciones siempre nuevas y con una alta indefinición (una buena imaginación también le será de utilidad) y sabiendo establecer y gestionar con claridad las “reglas de juego” aceptadas por todos.
- Habilidades instrumentales y conocimiento de nuevos lenguajes: tecnologías de la información y la comunicación (TIC), lenguajes audiovisual e hipertextual…
- Características personales. No todas las personas sirven para la docencia, ya que además de las competencias anteriores son necesarias: madurez y seguridad, autoestima y equilibrio emocional, empatía, imaginación…
El profesor debe tener entusiasmo (creer en lo que hace, vivirlo, de manera que transmita el entusiasmo y la pasión de aprender a los estudiantes), optimismo pedagógico (ante las posibilidades de mejora de los estudiantes), liderazgo (que nazca de su actuación abriendo horizontes a los estudiantes y representando la voluntad del grupo, de su dedicación y trato, de su ejemplo y valores…). Debe dar afecto (no por lo que hacen, sino por lo que son) que proporcionará la imprescindible seguridad, y debe dar confianza (creyendo en las posibilidades de todos sus alumnos; las expectativas se suelen cumplir) que reforzará el impulso de los estudiantes para demostrar su capacidad.
Estas competencias, que deberían permitir desarrollar adecuadamente las funciones que señalamos en el apartado anterior, deberían proporcionarlas los estudios específicos que preparan para este ejercicio profesional. Hay que tener en cuenta que, según diversos estudios, después de los factores familiares, la capacidad del profesor es el factor determinante más influyente en el éxito de los estudiantes, con independencia de su nivel socioeconómico.
No obstante, exceptuando al profesorado de enseñanza infantil y primaria (que hacen una carrera específica de tres años), en los demás casos no siempre quedan aseguradas estas competencias pedagógicas (que se obtienen mediante la realización de un curso de capacitación pedagógica. CAP). Por otra parte, los sistemas de selección (al menos los del sector público de la enseñanza), no suelen considerar demasiado las habilidades instrumentales en TIC y tampoco se analizan sistemáticamente las cualidades psicológicas personales.
¿No se debería replantear todo esto?
Por otra parte, muchos de los docentes actualmente en ejercicio recibieron una formación pensada para la escuela de las últimas décadas del siglo XX. Y nuestra sociedad ha cambiado mucho, de manera que la formación permanente que la “sociedad de la información” impone a sus ciudadanos también resulta indispensable para el profesorado de todos los niveles educativos.
En suma, es necesario reconocer e incentivar la competencia y buena labor docente del profesorado, su compromiso y su dedicación real, proporcionándole recursos suficientes, las mejores condiciones de trabajo posible, y la formación inicial y continua y el asesoramiento adecuado.
En este sentido se propone:
-La complejidad de la sociedad actual y la diversidad del alumnado exigen una formación más amplia para los futuros maestros, que se puede articular en unos estudios de licenciatura.
– Itinerarios de capacitación docente en todas las licenciaturas que habilitarían para poder ejercer la docencia en la ESO y los niveles superiores de enseñanza. En los actuales cursos de capacitación pedagógica no se puede aprender todo lo que hoy en día hay que saber para ser un docente y un educador. Las Facultades de Ciencias de la Educación deberían ofrecer asignaturas optativas que permitieran establecer itinerarios de capacitación docente en todas las licenciaturas
– Plan de formación continua para docentes en activo (un 50% tienen más de 45 años) diseñado modularmente en cursos de unas 30 horas a partir de unas competencias básicas que todos deberán acreditar poco a poco, por ejemplo en un plazo de 10 años. Pensamos que la Administración Educativa debería establecer unas competencias básicas que todos los profesores en ejercicio deberían acreditar cada diez años, mediante la realización de un cursillo específico para cada una de ellas. Estos cursillos se podrían ir realizando sin prisas, a un ritmo de uno por año.
Entre estas competencias básicas destacamos:
– Tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
– Lenguaje audiovisual
– Buenas prácticas didácticas
– Didáctica de (la asignatura de cada uno)
– Multiculturalidad
– Tratamiento de la diversidad
– Dinámica de grupos
– Resolución de conflictos
– Las componentes emocionales de la inteligencia
Esta formación continua podrá complementarse a través de comunidades virtuales de profesores, donde los docentes pueden compartir recursos, exponer problemáticas…
En este marco, la formación permanente del profesorado debería enfocarse atendiendo a una triple dimensión:
– Las necesidades de los centros, donde los profesores podrán poner en práctica lo que aprendan.
– Las opciones y preferencias personales, ya que a cada profesor le puede interesar más profundizar en unos temas específicos
– La acreditación de las competencias básicas establecidas por la Administración Educativa.
– Asesoramiento continuo al profesorado. Vía Internet y, si es necesario, también presencial. Cuando un profesor tiene un problema en clase (conductual, de aprendizaje…) debe haber alguien que pueda darle una solución. La Administración Educativa debe disponer de un equipo de especialistas que puedan realizar este asesoramiento al profesorado en activo, al cual además le sugerirán cursos de formación complementaria que pueden ayudarle para afrontar estos conflictos.
– Estancias en el extranjero y en empresas. Conviene facilitar la estancia del profesorado en centros docentes del los países de la Unión Europea y su participación en proyectos de trabajo conjunto. También es necesario que haya una mayor relación entre la escuela y el mundo laboral. Especialmente en los Ciclos Formativos, deberían establecerse mecanismos para que el profesorado pudiera pasar estancias (a tiempo total o parcial) en empresas para actualizar sus conocimientos y adquirir experiencia de su aplicación práctica.
– Nuevos sistemas para la selección del profesorado en los centros públicos. Las oposiciones no pueden basarse solamente en la demostración puntual de unos conocimientos teóricos. Se propone que se tenga en cuenta también: su web docente, un periodo obligatorio de prácticas en un centro (periodo obligatorio de becario…)
– Incentivar la participación del profesorado en proyectos y actividades formativas que fomenten la investigación y el intercambio (jornadas y congresos), En este sentido, lnternet ofrece la posibilidad de crear redes con profesores de otros centros e instituciones, participar en foros, proyectos de investigación y cursos virtuales sin necesidad de abandonar la actividad docente.
¿SERÁ EL FUTURO SOCIAL Y EDUCATIVO EL DE LAS TIC?
Seamos conscientes de que estamos hablando de un cambio drástico y por tanto realmente complicado. Le estamos pidiendo al profesor que ceda su protagonismo, renuncie a su autoridad y desempeñe un rol para el que nadie le ha preparado, incluyendo al mismo tiempo una dolorosa revolución tecnológica. Creo que todos reconocemos que los profesores juegan un papel crucial. Pasan más tiempo con los niños que los propios padres y tienen en sus manos la enorme responsabilidad de co-educarlos. Sin embargo apenas se les dan herramientas y recursos y en la práctica no les reconocemos ese papel esencial.
La conclusión es clara:
No podemos seguir enseñando las mismas cosas y de la misma manera. La educación y la formación son aburridas, demasiado serias y dejan escaso margen al entretenimiento. Los profesores deben jugar un papel diferente, y que será más importante que el que han desempeñado hasta ahora porque la información y conocimiento que antes transmitían, hoy ya están disponibles en múltiples formatos.
En lugar de estar encerrados en un aula, participarán en el diseño de cursos y simulaciones, en la construcción de plataformas, de herramientas de autor, en la tutorización, seguimiento y evaluación de alumnos, en la selección de contenidos, en el diseño de itinerarios formativos y curriculums, en la gestión de conocimiento, en los equipos de desarrollo de productos.
Este panorama tiene también sus peajes.
El tutor tiene que aceptar que efectivamente los alumnos saben más que ellos en algunas cosas y que por tanto en ocasiones los roles se intercambian y ello posibilita una inmejorable oportunidad para aprender. Debe también comprender que se trata de enseñar a las personas a pensar y que para esto tenemos que inducirles objetivos, hacer que fallen las expectativas, ayudarles entender porque y facilitarles herramientas para que corrijan su teoría y aprendan.
En un curso bien diseñado, un alumno habrá tenido éxito, y por tanto un tutor también, si ha aprendido a HACER (desempeño) y no solo a saber (información). Sin perder de vista que lo importante es lo qué necesita saber el alumno y lo qué le interesa, no lo mucho que sepa el profesor. Es una oportunidad única de revalorizar el esencial rol social de los profesores, hoy en día fuertemente desprestigiado y desprotegido.
Creo que no habrá disenso si afirmo que uno de los efectos más notables de las tecnologías digitales es que permiten y facilitan una mayor comunicación entre las personas independientemente de su situación geográfica o temporal.
Las nuevas tecnologías de la comunicación rompen barreras espacio-temporales facilitando la interacción entre personas mediante formas orales (la telefonía), escrita (el correo electrónico) o audiovisual (la videoconferencia). Asimismo esta comunicación puede ser sincrónica – es decir, simultánea en el tiempo- o asincrónica – el mensaje se emite y recibe en un período de tiempo posterior al emitido. En segundo lugar, podemos señalar que las tecnologías permiten el acceso de forma permanente a gran cantidad de información. (…)
Asimismo, las nuevas tecnologías de la información y comunicación están propiciando la superación de una visión estrecha y localista de la realidad. (…) En este sentido, los medios de comunicación y por supuesto las redes telemáticas, están jugando un papel clave en este proceso de creación de una conciencia y perspectiva mundial o planetaria.
En definitiva, las redes telemáticas propician nuevas formas de participación social más allá de los límites territoriales locales. (…) La acción política y organización de los denominados movimientos alternativos o de antiglobalización no sería explicable sin la utilización de las nuevas tecnologías de la comunicación.
La tarea que tenemos por delante es, al mismo tiempo, un reto tentador y una aventura gigantesca. Quiero creer que caminamos hacia una sociedad de hombres más libres, de personas cada vez más autónomas y más capaces de tomar el control de sus vidas. Antes se educaba para aprender a obedecer y luego trabajar en una fábrica/empresa donde seguir obedeciendo. Hoy queremos personas emprendedoras, que piensen por si mismas y para lograrlo hay que enseñarles de otra manera, entregarles todo el poder. Para guiar y controlar su vida no podrán dejar nunca de aprender, no hay garantía alguna de que lo que hoy les sirve mañana siga siendo útil. Pero esto significa que si unos ganan libertad y control, otros la pierden y ya sabemos lo humanamente complicado que resulta renunciar al poder.
Los tomadores de decisiones, las personas que dirigen empresas, sistemas educativos y gobiernos y que lo harán todavía durante bastantes años nacieron, crecieron y se educaron en un modelo tradicional. No tuvieron contacto con un ordenador hasta que empezaron a trabajar y tienen, con honrosas excepciones, un concepto poco innovador y moderno del aprendizaje. Tengamos esto siempre presente para moderar el optimismo que en ocasiones se desborda.
Por último y para no generar falsas expectativas, hay que advertir que no van a aprender gran cosa por leer este artículo. Como mucho, me conformo con que encuentren algunas ideas inspiradoras y otras provocadoras pero poco más. Y las razones son simples.
En pocas semanas se olvidarán de la mayor parte de lo que lean. Además no se aprende en fecha fija sino cuando se necesita para resolver algún problema (just in time). Y lo realmente importante son las preguntas que surjan en sus cabezas cuando lean estás paginas, preguntas que muchas veces quedarán sin respuesta. Por tanto, les recomiendo que recopilen y contrasten tan amplio espectro de opiniones sobre el tema como sea posible en lugar de fiarse de un solo experto, institución, informes…
La sociedad de la tecnología nos engloba, nos une y nos separa a la vez, por eso debemos separar el grano de la paja, procurar que las TIC sean beneficiosas para todos, que todos podamos acceder a ellas y que el amplio espectro que representan significa progreso, libertad, transparencia e independencia de criterio y de utilización, siendo su USABILIDAD, potestat de todos y no de unos cuantos, y que se emplee en una sociedad multidireccional y multicultural, donde los valores inclusivos (respeto a las diferencias) son la base de las TIC, ya que así y gracias a sun indiscutible “potencialidad” podremos hacer un mundo mejor, que al fin y al cabo es de lo que se trata.