España: Los Salarios Perdieron El 5,6% De Su Poder Adquisitivo En 2022, El Peor Dato Desde 1985

Los Salarios Perdieron El 5,6% De Su Poder Adquisitivo En 2022, El Peor Dato Desde 1985

Los sueldos pactados en convenio, la inmensa mayoría firmados por CCOO y UGT con la patronal, subieron el 2,8% en el año 2022, tres veces menos que la inflación media del año, que fue del 8,4%.

Los datos sobre los incrementos salariales que reflejan los convenios firmados en 2022 no pueden ser más desastrosos para la clase trabajadora. Se trata del peor año desde el 1985, que es tanto como decir el peor dato de la serie histórica, puesto que no fue hasta 1985 cuando el Ministerio de Trabajo empezó a registrar las estadísticas sobre convenios colectivos firmados.  En  2022, los salarios pactados entre patronales y sindicatos (CCOO y UGT fundamentalmente) a través de la negociación colectiva cerraron el ejercicio con un incremento del 2,8%, una cifra tres veces inferior a la inflación media del 2022 (8,4%). Incluso tomando como referencia el último dato del IPC de diciembre, el 5,8%, los salarios reales habrían crecido menos de la mitad  que la inflación oficial en ese mes.

Como ocurre siempre en períodos de crísis del sistema capitalista como el presente con la mayor inflación desde los años 80, son los salarios, y por lo tanto la clase trabajadora, las principales víctimas de una crisis de precios originada por los mecanismos de funcionamiento del propio sistema.

En el caso de la clase trabajadora española los salarios ya llevaban una década de estancamiento. La crisis de precios actual, con los precios de la energía disparada y los alimentos por las nubes, golpea a la clase trabajadora mientras los beneficios de las grandes corporaciones del Ibex 35 han crecido ocho veces más que los salarios desde la irrupción del covid.

Las pensiones, no obstante, sí que mantendrán el poder adquisitivo (se incrementarán en un 8’5%), sin duda como resultado del proceso movilizador, de verdadera resistencia organizada, de un movimiento pensionista que ha dado ejemplo en los últimos años de organización y lucha, frente a la política colaboracionista y desmovilizadora de la izquierda intitucional y del sindicalismo burocrático.

Los empleados públicos, por su parte, también perderán poder adquisitivo: sus salarios subieron en 2022 un 3,5%, es decir, perdieron cinco puntos de salario real. Una reducción semejantes sufrieron los trabajadores que perciben el SMI, que creció un 3’6% en 2022.

Por sectores es precisamente en aquellos cuyos datos de beneficios batían récords donde CCOO y UGT pactaron peores condiciones salariales en 2022. Es el caso de la banca y las energéticas, que con un 1,2% y un 1,9%, se sitúan en la cola de los incrementos salariales pactados en convenio.

Una situación que se produce, además, en el marco de un gobierno que se autodenomina como “el más progresista de la historia” y que no aplica la actualización salarial según el IPC, única garantía de mantenimiento del poder adquisitivo, ni siquiera con aquellos trabajadores cuyos salarios dependen directamente de él.

Comprobada pues y nuevamente la vergonzosa capitulación de la casta dirigente de los llamados ‘sindicatos mayoritarios’ y el nefasto papel de un gobierno propatronal, firmando unos convenios contra los intereses de aquellos a quienes dicen representar y legislando los otros en favor de la clase empresarial, urge sin duda construir una alternativa verdaderamente de clase, levantada desde abajo y basada en la democracia directa y la fuerza movilizadora de la clase trabajadora. Una tarea en que tanto el sindicalismo alternativo como algunos movimientos sociales de resistencia (vivienda, antirepresivo, pensionista…) andan empeñados y que sólo se construirá con espíritu movilizador unitario y en dura lucha contra las políticas y la acción de los agentes políticos y sindicales de la patronal.

 

 

 

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