Europa: Educadores siguen oponiéndose al CETA

Europa/PrensaIE

Después que el Parlamento Europeo votase a favor del Acuerdo Económico y Comercial Global entre Canadá y la Unión Europea, los educadores continuarán oponiéndose a este tratado que amenaza con erosionar la educación pública.

Aunque el Parlamento Europeo aprobó el 15 de febrero el Acuerdo Económico y Comercial Global (AECG, más conocido como CETA por sus siglas en inglés) entre Canadá y la Unión Europea, el acuerdo aún tendrá que recorrer un tortuoso camino hasta que los 38 parlamentos nacionales o regionales de los Estados miembros se decidan a ratificarlo.

No obstante, pese a que el CETA requiera aún la ratificación de esos parlamentos nacionales y regionales, gran parte del contenido del acuerdo será provisionalmente de aplicación a partir del 1 de abril de 2017.

Preocupaciones sindicales

Las Federaciones Sindicales Europeas, incluido el Comité Sindical Europeo de la Educación (CSEE), región europea de la Internacional de la Educación, habían instado a los miembros del Parlamento Europeo a no ratificar el CETA durante la votación en plenaria el 15 de febrero. Las preocupaciones del movimiento sindical siguen siendo las mismas pese al resultado de la votación:

• Los servicios públicos están incluidos en el CETA, mientras que haría falta que queden explícitamente excluidos del ámbito de aplicación del acuerdo

• El enfoque de ‘lista negativa’ para los compromisos respecto a servicios y la inclusión de mecanismos de ‘moratoria’ y de ‘trinquete’. Estas cláusulas servirán para fijar la liberalización presente y futura, limitando por lo tanto cualquier futuro esfuerzo por parte de los Gobiernos para ampliar la regulación o volver a nacionalizar servicios, incluso en aquellos casos en que las liberalizaciones del pasado hayan demostrado ser un fracaso y cuando redunde en bien del interés público retomar la prestación pública de dichos servicios

• Restricciones en cuanto a las obligaciones de servicio universal en las empresas de servicios públicos, pese a que dichas obligaciones resulten necesarias para garantizar a los ciudadanos el acceso universal a los servicios públicos

• El Sistema de Tribunales de Inversiones contiene disposiciones para la protección de las inversiones de amplio alcance.Los inversores tendrán derechos especiales frente a otros grupos de la sociedad, pudiendo demandar a los Gobiernos por políticas que amenacen sus beneficios o intereses comerciales

• Deficientes disposiciones en cuanto a derechos humanos, incluyendo los derechos de los trabajadores/as.

Las exenciones no están claras

Específicamente en cuanto a los servicios públicos, las Federaciones Sindicales Internacionales subrayan que aunque “los Anexos del CETA incluyen una serie de limitaciones para la salud pública, la educación y otros sectores de los servicios públicos, estas limitaciones solo proporcionan un escudo limitado para los servicios públicos, al estar delimitados por la llamada ‘financiación pública’, un término que no está comprendido en las disposiciones del Tratado de la UE”.

Subrayan que no se establece una línea clara entre los servicios financiados o prestados por instancias públicas o privadas, y sigue sin estar claro hasta qué punto se aplicarían estas excepciones partiendo de dicho término. En su opinión, una excepción adecuada abarcaría los servicios públicos independientemente de cómo estén financiados y suministrados, y debería favorecerse la protección del ‘interés general’.

“La UE y sus Estados miembros están abriendo efectivamente la puerta a los prestadores con fines de lucro extranjeros y están ampliando nuevos derechos a los inversores privados, que van más allá de cualquier compromiso comercial”, recalcan.

Fuente: https://www.ei-ie.org/spa/news/news_details/4285

Imagen tomada de: http://www.commondreams.org/sites/default/files/styles/cd_large/public/views-article/ceta_global_justice.jpg?itok=WKamhEia

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Estados Unidos: Donald Trump llega a un acuerdo millonario para cerrar un caso judicial sobre un proyecto educativo

Estados Unidos/21 de Noviembre de 2016/El País

El presidente electo pagará 25 millones de dólares para poner fin a las demandas por engaño de la Universidad Trump.

Donald Trump ha cambiado de opinión y ha decidido alcanzar un acuerdo económico para acabar con seis años de demandas contra un polémico proyecto educativo suyo. El presidente electo de Estados Unidos ha acordado pagar 25 millones de dólares para cerrar los casos por las acusaciones de negligencia en la Universidad Trump, que operó entre 2004 y 2010, y ofrecía cursos sobre negocios inmobiliarios y habilidades empresariales.

El acuerdo, anunciado este viernes por la Fiscalía de Nueva York, llega 10 días antes de que uno de los casos entrara en la fase de juicio en San Diego. La polémica judicial, que ya persiguió al magnate inmobiliario durante la campaña electoral, amenazaba con eclipsar las primeras semanas de Trump tras ganar las elecciones presidenciales del 8 de noviembre y antes de asumir el cargo el 20 de enero.

El centro educativo, que no tenía licencia universitaria, ofrecía seminarios gratuitos y paquetes de cursos que podían llegar a costar 35.000 dólares. En las demandas, se alega que, mediante agresivas campañas de marketing, los estudiantes alegan que fueron engañados sobre los conocimientos que aprenderían en las clases. Algunos de los extrabajadores de la Universidad Trump han admitido que la operación era una “fachada y una mentira completa”, y la han descrito como un “esquema fraudulento”.

Durante la campaña, Trump atacó a Gonzalo Curiel, el juez que lleva el caso en San Diego, al esgrimir que, pese haber nacido en EE UU, no podía ser imparcial al tener orígenes mexicanos. El republicano dijo que el magistrado podría estar molesto por su promesa electoral de construir un muro fronterizo con México y deportar a los inmigrantes indocumentados que viven en EE UU.

Trump había dicho en las últimas semanas que no estaba asustado por el proceso judicial, que la mayoría de los estudiantes estaban contentos con el funcionamiento de su centro educativo y que, incluso, no descartaba reabrirlo en el futuro.

Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/18/estados_unidos/1479506896_765425.html

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Para imaginar un nuevo Bretton Woods

Yanis Varoufakis

El derrumbe financiero de 2008 dio lugar a varios llamamientos a un sistema financiero global que recortara los desequilibrios comerciales, moderase los flujos especulativos de capital e impidiera un contagio sistémico. Tal era, por supuesto, la meta del sistema inicial de Bretton Woods. Pero ese sistema resultaría hoy tan insostenible como indeseable. Así pues, ¿qué apariencia tendría una alternativa?

La conferencia de Bretton Woods de 1944 presentó la colisión entre dos hombres y sus respectivas visiones: Harry Dexter White, representante del presidente Franklin Roosevelt, y John Maynard Keynes, que representaba a un imperio británico desfalleciente. Como no es de sorprender, prevaleció el programa de White, fundado en el superávit del comercio de postguerra de los EE. UU., que se desplegó para dolarizar Europa y Japón a cambio de su aquiescencia al criterio pleno de la política monetaria para los EE.UU. Y el nuevo sistema de postguerra proporcionó el cimiento de la mejor hora del capitalismo…hasta que Norteamérica perdió su superávit y se vino abajo lo que  White  había dispuesto.

La pregunta que se ha formulado periódicamente durante buena parte de la pasada década es una pregunta directa: ¿habría sido más adecuado para nuestro mundo multipolar posterior a 2008 el plan que se descartó de Keynes?

Zhu Xiaochuan, gobernador del banco central de China, así lo sugirió a principios de  2009, lamentando que Bretton Woods no se hubiera adherido a la propuesta de Keynes. Dos años más tarde, a Dominique Strauss Kahn, entonces Director Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, se le preguntó cuál pensaba que debería ser el papel del FMI posterior a 2008. Su contestación fue: “Hace sesenta años, Keynes ya previó lo que hacía falta, pero era demasiado pronto. Ahora es el momento de realizarlo ¡y creo que estamos listos para llevar eso a cabo!”

A las pocas semanas, Strauss Kahn cayó en desgracia, sin llegar a explicar nunca qué es lo que entendía por “eso”. Pero no resulta difícil delinear qué es lo que “eso” podría ser.

Por encima de todo, el nuevo sistema reflejaría la visión de Keynes de que la estabilidad global se ve socavada por la ingénita tendencia del capitalismo a insertar una cuña entre las economías con superávit y las que tienen déficit. El hiato entre superávits y déficits se agranda hace durante los períodos de mejoría, mientras que, durante la recesión, el peso del ajuste recae de modo desproporcionado sobre los deudores. Lo que trae consigo un proceso de deuda y deflación que echa raíces en las regiones de déficit antes de que disminuya la demanda en todas partes.

A fin de contrarrestar esta tendencia, Keynes abogaba por substituir cualquier sistema en el que “el proceso de ajuste sea obligatorio para el deudor y voluntario para el acreedor” por otro en el que la fuerza del ajuste recaiga simétricamente sobre deudores y acreedores.

La solución de Keynes fue una Unión de Compensación Internacional (UCI) que subscribirían las principales economías. Aunque mantendrían su propia moneda y sus respectivos bancos centrales, sus miembros acordarían la denominación de todos los pagos en una unidad de contabilidad común –que Keynes denominó el “bancor”— y la compensación de todos los pagos internacionales por medio de la UCI.

Inicialmente, a la cuenta de reserva de cada Estado miembro con la UCI se le abonaría una suma de bancores proporcional a su participación en el comercio mundial. A partir de ahí, a cada uno se le abonarían bancores extra en proporción a sus exportaciones netas. Una vez establecida, la UCI gravaría fiscalmente de manera simétrica los superávits y déficits persistentes, a fin de anular el mecanismo de retroalimentación negativo entre flujos de capital desequilibrados, volatilidad, demanda agregada global inadecuada y desempleo innecesario distribuidos de manera desigual alrededor del mundo.

La propuesta de Keynes no carecía de problemas. Contemplaba divisas fijas, lo que requeriría sobregiros limitados para aquellos países que incurren en dáficits crónicos y entrañaría un regateo constante entre los ministros de economía para reajustar los tipos de cambio y de interés. Y los controles financieros rígidos, que dan a los burócratas un poder discrecional desorbitado sobre las transferencias de capital, equivalen a un error fatal.

Pero no hay razón por la que no se pueda diseñar una UCI con tipos de cambio variables y reglas sencillas y automatizadas que minimicen el poder discrecional de políticos y burócratas, a la vez que preservan las ventajas de la idea original de Keynes para mantener bajo control los desequilibrios globales.

Una nueva UCI o NUCI sería tal como Keynes la había contemplado. Pero, en lugar del  bancor abstracto, presentaría una divisa digital común – llamémosla Kosmos – que emitiría y regularía el FMI. El Fondo administraría Kosmos sobre la base de un libro de contabilidad distribuido, digital y transparente, y un algoritmo que ajustaría la oferta  total de una forma acordada previamente al volumen del comercio mundial, permitiendo un componente contracíclico automático que impulse la oferta en momentos de desaceleración general.

Los mercados cambiarios operarían tal como lo hacen hoy, y el tipo de cambio entre Kosmos y diversas divisas variaría del mismo modo que lo hacen los Derechos Especiales de Giro del FMI frente al dólar, el euro, el yen, la libra y el renminbi. La diferencia, por supuesto, consistiría en que, con la NUCI, los estados miembros permitirían que todos los pagos de uno a otro pasaran por la cuenta Kosmos NUCI del banco central.

Para aprovechar todo el potencial del programa para mantener los desequilibrios bajo control, se introducirían dos transferencias estabilizadoras. En primer lugar, se cargaría anualmente un gravamen al desequilibrio comercial en la cuenta de Kosmos de cada banco central, en proporción a su déficit o superávit y se pagaría a un fondo común de la NICU. En segundo lugar, las instituciones financieras privadas pagarían una tarifa al mismo fondo de la NUCI en proporción a cualquier aumento de los flujos de capital que salgan del país, lo que recuerda al aumento de precio que imponen empresas como Uber durante las horas de mayor tráfico.

El gravamen por desequilibrio comercial está destinado a motivar a los gobiernos de los países con superávit a que incrementen el gasto y la inversión internos a la vez que reducen de manera sistemática el poder adquisitivo internacional de los países con déficit. Los mercados cambiarios tomarán esto en consideración, ajustando los tipos de cambio con más rapidez como respuesta a los desequilibrios por cuenta corriente y anularán buena parte de los flujos de capital que hoy sostienen un comercio desequilibrado de manera crónica. De forma semejante, el recargo por “aumento” penalizará automáticamente las entradas y salidas de capital especulativas, como en manada, sin incrementar el poder discrecional de los burócratas o introducir controles de capital inflexibles.

De repente, el mundo habrá adquirido, sin necesidad de subscribir capital, un fondo soberano global de riqueza. Esto permitiría que la transición a un sistema energético bajo en carbono se financiara a escala global, y de modo tal, que estabilice la economía global por medio de inversiones en investigación y desarrollo consagrados a la energía verde y a tecnologías sostenibles.

Keynes era un adelantado a su tiempo: su propuesta precisaba de tecnologías digitales y de mercados de divisas extranjeras que no existían en los años 40. Pero hoy los tenemos, además de tener experiencia institucional con sistemas internacionales de compensación. Necesitamos desesperadamente la transición verde global que crearía automáticamente un Bretton Woods keynesiano. Todo lo que nos hace falta es el proceso político. Y, ciertamente un Roosevelt, convocar a las partes y catalizar el cambio.

Traducción:Lucas Antón

Publicado originalmente por sinpermiso.info

Tomado de: http://www.sinpermiso.info/textos/para-imaginar-un-nuevo-bretton-woods

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