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Venezuela: Bachilleres en Zulia pasan de estudiar a ser buhoneros, colectores o pimpineros

Redacción: Crónica Uno

La deserción de maestros y profesores alcanza 55 % en el estado Zulia. La mayor deficiencia de profesionales de educación está en las asignaturas de Matemática, Química y Biología. Los egresados de educación media prefieren trabajar para comer que continuar estudios universitarios.

Maracaibo. “Prefiero comer que estudiar”, así comenzó su relato Reinaldo José Castillo, un joven bachiller zuliano de apenas 16 años de edad.

“Perdí la cuenta de las veces que fui con el estómago vacío para el liceo. Ni siquiera pude pagar mi paquete de grado porque somos muy pobres. Fui a la Universidad del Zulia, porque quiero ser ingeniero, pero cuando vi que las condiciones eran iguales allá que en el liceo, todo feo, sucio y casi no dan clases, me puse a trabajar”, añadió.

Para él, las posibilidades de cumplir su sueño de hacer una carrera universitaria se desvanecen entre las necesidades más urgentes: ayudar a resolver dentro de su grupo familiar: “Llevar dinero a casa para la comida”.

Igual que “Chúo”, como es conocido el joven por sus cercanos, 15.000 jóvenes egresaron como bachilleres este año escolar 2018-2019 en el estado Zulia. De estos, se calcula que solo 10 % ingresó a la educación superior, de acuerdo con cifras del Sindicato Unitario de Magisterio del Estado Zulia (Suma); el resto cambió los cuadernos y la expectativa de una nueva etapa para “crecer de golpe”.

“Ya no soy un niño. Ahora debo ser responsable y ayudar a mis padres. Me cuesta mucho contar el dinero porque casi no vi Matemática. En el liceo no hay profesores, pero mi papá me va enseñando”, dijo el joven trigueño antes de guindarse de un tubo que sostiene el techo improvisado de una camionetica que hace viajes en la línea avenida La Limpia-Centro en Maracaibo, y que es conducida por su padre.

Gualberto Mas y Rubi, presidente del Suma, mostró su preocupación por las deficiencias con las que se están graduando los bachilleres actualmente.

El problema no está resuelto por otorgar un título. El problema que tenemos es la calidad de egresados que estamos formando (…) Los alumnos tienen en promedio de entre 11 y 13 puntos en Matemática en el ámbito regional, porque no hay profesores para esta asignatura. Los muchachos están saliendo mal preparados”, señaló.

Educación en decadencia

Las fallas en la calidad de la educación en el estado petrolero de Venezuela obedecen a varios “elementos distractores de la educación”, según Mas y Rubi.

La falta de maestros y profesores, las condiciones de insalubridad en los planteles y la infraestructura, los robos, la falta de agua y de electricidad y la eliminación del Programa de Alimentación Escolar (PAE) son algunos de los problemas que contribuyen a la escasa calidad de la educación.

Para el inicio del período escolar 2019, el Zulia contaba con 35.000 docentes, actualmente la diáspora se calcula en 55 %, es decir, que apenas 18.000 profesionales de la educación se incorporaron a sus lugares de trabajo.

En el caso de los estudiantes, las cifras son “alarmantes”, según el presidente del Suma, y aunque aclaró que no ha culminado el informe de deserción escolar para el período que recién termina, aseguró que hasta ahora 60 % de los estudiantes no se inscribieron.

Además, advirtió que el turno de la tarde desapareció en 90 % de los planteles, y el restante 10 % de planteles cerró en su totalidad, según las cifras recolectadas hasta ahora por el magisterio.

“La educación venezolana se caracterizaba por el doble turno, pero ya en el Zulia eso está a punto de desaparecer. En total hay 525 escuelas que pertenecen a la gobernación, de las cuales en 450 cerraron el turno de la tarde. En el caso del ministerio, que tiene 1.750 planteles, 1.400 cerraron el turno de tarde. Nos falta precisar cuántos cerraron completamente, porque hay mucho hermetismo e incluso nos niegan el paso al plantel”, manifestó.

Se quedan solo con el bachillerato

La incorporación de los jóvenes egresados de bachillerato al campo universitario es casi nula. Según Fetramagisterio, las cifras de la Universidad del Zulia son “espeluznantes”.

Nos ha llegado información de que los salones de las facultades de Humanidades, Educación, Derecho y Nutrición y Dietética no llegan a seis alumnos. Están desapareciendo escuelas en la Universidad del Zulia. Lo que es lamentable, porque otrora las universidades privadas no tenían nada que envidiarle”, lamentó.

Cada vez hay más jóvenes dedicados a la venta ilegal de combustible, verduras y plátanos, peluquería informal, colectores en unidades de transporte, entre otros oficios.

Zulia
Los bachilleres se dedican a vender y no optan por los estudios formales. Foto: Mariela Nava

Víctor se graduó este año de bachiller y tampoco pudo ingresar a la universidad. Hoy se dedica a la venta de combustible de manera ilegal. “Hay que buscar qué comer. Yo sé que esto es un delito, pero es lo que da ahorita un poco más de plata. Si busco un trabajo normal, me van a pagar una miseria, en cambio con esto me gano hasta 50 dólares diarios. Ya no quiero estudiar más, no vale la pena”, indicó.

Para Mas y Rubi es injusto que la educación de los jóvenes del país llegue de manera “forzada” hasta el bachillerato y que de ahí en adelante no tengan más opción en el campo educativo.

“Vemos con preocupación cómo los jóvenes se incorporan al buhonerismo, a la venta de artículos para el consumo. Lo único que no hace el joven de la clase social baja es estudiar, o está trabajando o lo están sosteniendo medianamente en su casa”, expresó.

El presidente de Suma aseguró que en algunos municipios, como Machiques y La Villa del Rosario, los bachilleres son sometidos por grupos guerrilleros.

En el caso de Machiques y La Villa del Rosario, nos llegó información alarmante. La guerrilla está reclutando estudiantes de bachillerato para llevárselos a la montaña para cultivar, y los devuelven al liceo entre miércoles y jueves. Y eso lo debe investigar la autoridad venezolana. ¿Qué está haciendo ese muchacho en tres o cuatro días fuera del liceo? Y se aparecen los viernes a buscar objetivos, cuando uno perfectamente sabe que ese muchacho no va a avanzar porque ha perdido gran parte de la asistencia a clase”, advirtió.

Sin embargo, no solo los jóvenes renuncian a continuar sus estudios universitarios por trabajar, los maestros y profesores también lo hacen para obtener ingresos superiores.

“En este momento, más que irse del país, los maestros se han convertido en trabajadores de oficio. Hemos conseguido a nuestros colegas trabajando de choferes de taxi o carros por puesto, peluqueras, buhoneros; en algunas casas montan una escuelita, entonces esos oficios les da más ingreso que trabajar para un colegio”, aseguró Mas y Rubi.

El PAEZ desapareció del Zulia

En los pupitres del Zulia hace más de dos años no se sirve comida. El Programa de Alimentación Escolar del Estado Zulia (PAEZ) desapareció en 90% de los planteles. Hoy la frecuencia ha bajado a una vez al mes, y solo despachan granos y arroz.

“Yo recuerdo que antes nos daban desayuno y almuerzo. Yo llegaba a mi casa lleno; ahora no. A veces nos dan caraotas con arepa o con pasta, y piden colaboración para el cubito y la sal. Casi siempre tengo hambre”, dijo un alumno de tercer año de bachillerato en un liceo del oeste de Maracaibo.

Bachillerato Zulia
La opción de alimentarse a través del PAEZ ya no satisface a los estudiantes. Foto: José Núñez

La directora del mismo plantel, que prefirió no identificarse, dijo que ha visto cómo los alumnos pequeños y grandes se desmayan en los salones porque no comen.

“A uno le da impotencia porque no podemos hacer nada. Aquí hace tres años que no traen comida del Ministerio de Educación. Por eso, los muchachos que graduamos no siguen estudiando, porque ya no quieren pasar hambre. Muchos sienten la obligación de aportar en casa; por aquí por el barrio hay muchos que se tiraron a la calle a trabajar, porque lamentablemente no hay opciones en este país para la educación”, manifestó.

Datos
  • Escuela Especial Idelfonso Vásquez, parroquia Santa Lucía. Cerró por falta de matrícula.
  • Liceo Rafael María Baralt, en su mejor momento llegó a tener 3.000 alumnos, hoy solo tiene 135 alumnos y 14 docentes, de los cuales ocho están activos y seis no volvieron o están suspendidos.
  • Liceo Udón Pérez, uno de los íconos de la educación secundaria en el Zulia, tiene cerrados los dos pisos inferiores, las puertas de los salones fueron selladas con soldadura y hay un cementerio de pupitres. Una sola sala sanitaria para todos, y menos de 200 alumnos inscritos, y 21 docentes.
Fuente: https://cronica.uno/bachilleres-en-zulia-pasan-de-estudiar-a-ser-buhoneros-colectores-o-pimpineros/01
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Por qué estallan protestas en todo el mundo.

En los últimos meses se ha producido un aumento aparentemente enorme de protestas en el mundo. Desde las calles de Hong Kong hasta La Paz, Quito, Barcelona, Beirut y Santiago de Chile, hemos presenciado una gigantesca marea de personas que toman las calles para ejercer su derecho a protestar y exigir el cambio a quienes están en el poder.

Por desgracia, una característica común de estas protestas es la enorme dureza de la respuesta del Estado, que en muchos casos equivale a violaciones graves de los derechos humanos.

Amnistía Internacional ha documentado en octubre, hasta la fecha, indicios de abusos y violaciones de derechos en protestas en BoliviaLíbanoChileEspañaIrakGuineaHong Kongy Reino UnidoEcuadorCamerún y Egipto.

https://twitter.com/i/status/1187413446582767618

En algunos lugares, como Hong Kong, las protestas se están prolongando mucho tiempo a pesar de la enérgica actuación de la policía, mientras que en otros países, las manifestaciones fueron reprimidas rápidamente mediante tácticas como las detenciones masivas. En Egipto, más de 2.300 personas fueron detenidas por participar en manifestaciones este mes de septiembre. Si son enviadas a juicio, sería el caso penal relacionado con protestas más grande de la historia de Egipto.

En Amnistía Internacional siempre hemos dejado claro que protestar no es un delito, sino un derecho humano. La forma en que los gobiernos en general han decidido responder a estas protestas es enormemente desproporcionada, injustificada y, por tanto, ilegítima.

Quienes protestan están ejerciendo sus derechos humanos y debe permitirse que lo hagan. Pero lo que es igual de importante es que las razones por las que las personas están tomando las calles están muchas veces ligadas a cuestiones de derechos humanos.

Video insertado

Presentamos a continuación algunos de los factores comunes que inducen a las personas a protestar.

Corrupción

Las acusaciones de corrupción en el gobierno han contribuido a desencadenar oleadas masivas de protestas en Chile, Egipto y Líbano.

A finales de septiembre, miles de personas se manifestaron en todo Egipto. Muchas se reunieron en la plaza Tahrir de El Cairo, famosa por las protestas de 2011 que derrocaron al anterior jefe del Estado, Hosni Mubarak. Las protestas fueron desencadenadas por una serie de vídeos que se hicieron virales en los que se denunciaba la enorme corrupción imperante en las fuerzas armadas egipcias.

Y, en Líbano, uno de los abrumadores factores que impulsan los llamamientos a la dimisión del gobierno —y, más en general, al cambio del poder político— es la corrupción percibida en éste y la ausencia de derechos sociales y económicos fundamentales. Es significativo que la ciudadanía pida que todos los ministros y altos cargos públicos rindan cuentas de lo que consideran fondos públicos robados.

El abuso de los fondos públicos a través de la corrupción no es sólo un motivo de preocupación penal, sino también un problema de derechos humanos, pues a menudo hace que se desvíen fondos destinados a servicios esenciales. En virtud del derecho de los derechos humanos, los gobiernos deben hacer un uso óptimo de los recursos para garantizar que la ciudadanía vive con dignidad.

Coste de la vida

Allí donde la corrupción es un problema, también lo es el coste de la vida. En Chile, fue el

estudiantado el que inició las manifestaciones después de que el gobierno anunciara la subida de los precios del transporte en Santiago de Chile, la capital.

Desde entonces, las protestas se han multiplicado hasta abarcar el enorme número de medidas gubernamentales que han afectado a los derechos económicos, sociales y culturales de las personas corrientes de todo Chile. La preocupación de la ciudadanía por la desigualdad queda de manifiesto en el hecho de que Chile tiene uno de los peores índices de desigualdad de ingresos del mundo.

La legítima preocupación de la ciudadanía por el aumento del coste de la vida se ha agravado debido a que muchos gobiernos, como los de Egipto y Ecuador, imponen también duras medidas de austeridad económica.

En Ecuador la decisión del gobierno de poner fin a los subsidios a los combustibles desencadenó protestas multitudinarias por un polémico paquete de medidas de austeridad que las autoridades se han visto obligadas ya a cancelar.

Sin embargo, el impacto de estas medidas en la ciudadanía sólo puede empeorar. Un informe pronostica que, en 2021, dos tercios de los países del mundo se verán afectados por las medidas de austeridad, es decir, casi 6.000 millones de personas. Se calcula que el coste humano de estas medidas incluirá la pérdida de empleo de millones de personas, que tendrán pocas posibilidades de encontrar un trabajo alternativo.

Justicia climática

Las candentes injusticias del cambio climático y la degradación medioambiental se convirtieron cada vez más en el foco de las protestas del año pasado. Desde los y las activistas indígenas que lideran la respuesta a la degradación medioambiental, hasta el surgimiento de los grupos que propugnan la desobediencia civil que han acaparado los titulares de prensa en Reino Unido, pasando por las protestas multitudinarias por la gestión gubernamental de los incendios forestales en Bolivia, cada vez son más las personas que toman las calles para expresar su preocupación por la forma en que abordan esta crisis las autoridades.

Pero uno de los momentos destacados llegó en septiembre, cuando más de 7,6 millones de personas participaron en una semana de huelgas por el clima en 185 países. Las protestas fueron organizadas por Viernes por el Futuro, un movimiento juvenil iniciado por la activista sueca Greta Thunberg, que empezó a hacer una huelga frente al Parlamento de su país hace apenas un año.

Amnistía Internacional concedió este año al movimiento Viernes por el Futuro su más alta distinción, el premio Embajador/a de Conciencia. Al aceptar el galardón, Greta Thunberg declaró: “Este premio es para todos esos millones de personas, de jóvenes en todo el mundo que, juntos, forman el movimiento Viernes por el Futuro; todos estos jóvenes valientes que luchan por su futuro. Un futuro que deberían poder dar por hecho, Pero, según parece actualmente, no pueden”.

Libertad política

Este mes ha habido movilizaciones y manifestaciones masivas en Barcelona y el resto de Cataluña tras hacerse pública la sentencia del Tribunal Supremo contra 12 dirigentes y activistas políticos catalanes.

Y, en India, ha habido protestas después de la decisión unilateral del gobierno indio de revocar el artículo 370 de la Constitución india, que garantizaba una autonomía especial a Jammu y Cachemira, y dividir el estado en dos territorios distintos de la unión. Todas estas modificaciones y cambios se hicieron en medio de un apagón de las comunicaciones, toques de queda y restricciones a la circulación, y detenciones masivas de dirigentes y activistas políticos en la región.

Hong Kong es escenario de lo que posiblemente es una de las mayores y más prolongadas protestas ligadas a las libertades políticas de este año. Las protestas empezaron en abril de 2019, después de que el gobierno de Hong Kong presentara un proyecto de ley que habría permitido las extradiciones a China continental.

La ciudadanía ha tomado las calles en un número sin precedentes. Aunque el gobierno retiró finalmente su plan de introducir el proyecto de ley, las protestas se han convertido en un llamamiento mucho más general al cambio, que incluye la petición de una revisión exhaustiva de la respuesta policial y reformas políticas que permitan que sea la propia ciudadanía la que elija a los y las dirigentes de Hong Kong.

Fuente de la Información: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2019/10/protests-around-the-world-explained/

 

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[VIDEO] «No podemos permitir que nos vengan a zarpar el futuro». Argentina

Redacción: La Izquierda Diario

Dos estudiantes terciarias, integrantes de la corriente juvenil de Nico del Caño, denunciaron en un video la devaluación y la situación que están viviendo los jóvenes precarizados. Además, invitaron a movilizarse mañana contra el ajuste y los despidos junto a sectores de trabajadores en lucha, desocupados, estudiantes y comisiones de mujeres en lucha.

«¿No te pasa que tu sueldo no te alcanza para nada? Que tenés dos o tres laburos para poder comer todos los días, bancarte los estudios, ayudar a tu familia?

Yo soy Agustina, tengo 20 años y soy trabajadora de call center y estudiante terciaria de Lengua y Literatura. Y yo soy Lucia, me quedé sin laburo y ahora estoy saliendo con el Uber para poder llegar a fin de mes.

Lo poco que ganamos, se devaluó un 25% la semana pasada con la corrida del dólar, el golpe de los mercados. Macri ni nombró a la juventud cuando anunció medidas económicas, migajas Alberto Fernandez dice que el dólar a 60 está bien. Mientras los precios se van a la mierda, y no se puede estirar más el sueldo. Nos están robando en la cara.

Nos quieren vender el chamuyo de que cuando cambie el gobierno, la situación va a mejorar. Pero la precarización laboral en la juventud cada vez peor el 60% de los menores de 24 años estamos precarizados, sin obra social, ni ART, ni vacaciones, con contratos basura. ¿Y cuántos son los que no encuentran laburo?

Para los empresarios y sus políticos somos descartables. Ni hablar de los nenes y jubilados que hoy ya están en la indigencia. Los quieren matar de hambre.

No vamos a permitir que nos vengan a zarpar el futuro. Hay que pelear ya,

no se puede esperar. Hay que pelear por el pase a planta de todos los trabajadores, el reparto de las horas de trabajo y un sueldo que alcance para vivir. Y por el boleto educativo y becas integrales para que nuestros compañeros no dejen de cursar.

Este jueves, junto al Frente de Izquierda con Nico del Caño vamos a marchar del Obelisco a Plaza de Mayo. Con los movimientos desocupados, los trabajadores que están enfrentando los despidos, las mujeres que defendemos nuestros derechos y las comisiones internas combativas. Sumate a enfrentar el ajuste, acá los pibes no vamos a permitir que nos roben e futuro».

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/VIDEO-No-podemos-permitir-que-nos-vengan-a-zarpar-el-futuro

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España: Paraíso de la desigualdad social

España/22 de Enero de 2018/El Periódico

Uno: el 28% de la población de España está en riesgo de pobreza, tasa solo superada en la UE por Bulgaria, Rumanía, Grecia, Lituania, Croacia y Letonia. Dos: tanto la OCDE como la Comisión Europea alertan de la escasez y la ineficacia de las políticas españolas para proteger a los más vulnerables, no digamos ya para redistribuir la riqueza. El resultado es una sociedad muy desigual, y creciendo. EL PERIÓDICO analiza los efectos de la desigualdad en la educación, la salud y la vivienda.

Carne de cañón desde el inicio de la vida

El poder de un abrazo es balsámico, reconfortante, mágico. Y si quien recibe ese abrazo es un niño pequeño poco acostumbrado a las muestras de afecto -porque sus padres tienen prioridades más urgentes (el trabajo precario, el dinero para pagar las facturas básicas, la hipoteca, la comida)-, los efectos se multiplican. Esta es la razón por la que las maestras de las escuelas situadas en las barriadas más castigadas por la crisis son tan dadas a abrazar a sus alumnos. Cuando un niño se siente querido, explican las docentes, crece en autoestima, gana en motivación y su aprendizaje mejora.

La primera infancia, el periodo que va entre los cero y los seis años (la llamada etapa 0-6), «es clave, porque es cuando se adquiere el mayor número de conocimientos y habilidades, cuando se conforman las estructuras neuronales de una persona», reflexiona el sociólogo Jordi Collet, profesor en la Universitat de Vic (UVic-UCC), especialista en educación.

El problema, prosigue Collet, es cuando un niño crece en un entorno vulnerable. «¿Qué familia puede estar pendiente de los abrazos que le da a su hijo cuando sabe que, por ejemplo, le van a desahuciar y echar de casa en un plazo breve?», cuestiona el profesor de la UVic. En los últimos años, no es extraño encontrarse, en esas guarderías de alta complejidad socioeconómica, con pequeños con retrasos motrices y del lenguaje, que presentan problemas de infraestimulación y que, por tanto, empiezan con desventaja su recorrido por la vida.

La esuela infantil Quatre Torres, en el barrio barcelonés del Bon Pastor. / ELISENDA PONS

Que un chaval deje los estudios sin terminar, o que prefiera quedarse con el título básico pelado (el abandono temprano), no es algo que ocurra de un día para otro. «En un hogar con un déficit de capital económico muchas veces habrá también déficit de capital educativo o cultural. Son hogares con padres menos capaces de estimular las capacidades de los niños en edades tempranas, de reconocer los talentos de los niños y cultivarlos», asegura Pau Marí-Klose, profesor de Sociología de la Universidad de Zaragoza en una entrevista publicada esta semana en ‘El diario de la educación’. «Cuando los niños desfavorecidos llegan a la educación obligatoria -agrega-, lo hacen con desventajas que les impiden progresar en la misma medida que sus compañeros«.

Y se convierten en carne de cañón para el fracaso escolar. «A los 15 años, en España ha repetido un 53% de los estudiantes del segmento más desfavorecido de la población, mientras que solo lo ha hecho un 8% de los hijos de familias acomodadas», afirma Marí-Klose. El porcentaje de alumnos en riesgo de fracaso escolar, aseguran analistas del Informe PISA, es casi seis veces superior entre los chicos con nivel socioeconómico bajo que entre los estudiantes pertenecientes a familias ricas.

Eso significa, según puso de manifiesto recientemente un estudio de la fundación Jaume Bofill, «que el sistema educativo en España no logra neutralizar las diferencias sociales durante el proceso educativo y distribuir los resultados con independencia del origen familiar».

Ante esta constatación, algunas guarderías de Barcelona han puesto en marcha programas de choque para atajar las desigualdades entre alumnos desde el minuto cero de vida. El plan consiste no solo en mejorar las condiciones de aprendizaje de sus alumnos, sino también en dar herramientas a los progenitores. «No se trata de decirles cómo han de criar a sus hijos, sino de acompañarles, de compartir con ellos experiencias», explica Janet Nolla, directora de la escuela infantil Quatre Torres, en el barrio del Bon Pastor de la capital catalana e impulsora del programa Compartiendo Conocimientos.

«El trabajo con las familias y con la comunidad es fundamental para reducir las desigualdades de salida», subraya Emília Andreu, gerente del Instituto Municipal de Educación de Barcelona. En pocos años, gracias en buena medida a ese programa, el Quatre Torres ha pasado de ser un centro que las familias escogían en segunda o tercera opción a tener listas de espera de alumnos.

Hay varios puntos críticos, a lo largo de la trayectoria escolar de un alumno, en los que las desigualdades pueden ampliarse (o no), avisa Jordi Collet. «El primero de ellos, son las transiciones, el paso, por ejemplo, de la escuela infantil a la de primaria o el de primaria a la ESO, que es donde se pierde a los más débiles, y el otro, las actividades extraescolares, que según el modelo actual solo realizan quienes pueden pagarlas», lamenta.

El altísimo coste en la salud de la pobreza

El factor socioeconómico pasa factura médica. Las personas con menos ingresos acuden cuatro veces más al médico de cabecera, presentan más riesgo de ciertas enfermedades, desde mentales a cardiovasculares o tienen mayor tasa de suicidio. Incluso acortan su esperanza de vida. Una desigualdad en salud que existe desde siempre pero que ha visto ahondada la brecha desde la crisis económica, y que se ha convertido, según algunos científicos, en la principal «enfermedad» del siglo XXI.

Los médicos Antonio Hernández, Cristina Ramírez y Antonio Ayala, en el centro de salud Las Albarizas, en Marbella. / JESÚS DOMÍNGUEZ

En el caso de España, no se trata de desigualdad en el acceso a la salud, sino más bien que «los problemas sociales se derivan a problemas médicos», explica Ildefonso Hernández, miembro de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas)A menos ingresos se corresponde peor calidad de vida: alimentación más deficitaria, sedentarismo, dificultad para acceder a determinados tratamientos (especialmente dentistas o fisioterapeutas), y sobre todo problemas de depresión y ansiedad.

La salud mental fue la primera en evidenciar los efectos de la crisis, destaca Hernández. Y es que muchas veces, tras un dolor muscular o un ataque de ansiedad subyace un problema familiar o de inseguridad laboral «que no se soluciona solo con pastillas». De ahí que reclame una atención más integral, como recoge la Estrategia Nacional de Equidad en la Salud, presentada por el Ministerio de Sanidad en el2008 pero paralizada, asegura, tras la llegada del gobierno del PP.

Las personas con menos ingresos acuden seis veces al año al médico de cabecera, mientras que aquellos con más recursos lo hacen solo dos, según un informe del Centro de Estudios Andaluces del 2017. También influye en la percepción de la enfermedad: uno de cada tres andaluces con menos ingresos reporta mala salud, cifra que no llega a uno de cada 10 entre aquellos con ingresos más altos. Se nota incluso en la sensación de tristeza que afecta al 18,8 por ciento de los más desfavorecidos y solo al 1,4 por ciento de los pudientes.

En el centro de salud de Las Albarizas, en Marbella, tienen claro que a menos recursos, más frecuencia de visitas. «Es el acceso más cercano que tienen» justifican al unísono Cristina Ramírez, epidemióloga del Distrito Sanitario Costa del Sol y Antonio Hernández, médico de atención primaria, su principal red de apoyo, dado que además hay una atención social que enlaza con programas de ayudas.

Este médico atribuye también esa frecuentación a una menor cultura sanitaria, muy vinculada al nivel educativo. Les cuesta concebir que la forma de vida sea causa de sus enfermedades. «No tienen conciencia de que zamparse dos bolsas de patatas fritas sentados en un sofá, sin actividad física alguna, condiciona su salud». Los efectos, señala, son claros. La población con menos recursos se medica más, y es más propensa a dolencias cardiovasculares porque se cuida menos. En contraste, durante los años más duros de la crisis, se pedían menos bajas médicas, «existía un cierto miedo al despido» que ahora se ha relajado un poco.

En su experiencia, más que prevalencias de ciertas dolencias, se trata más bien de «más dificultad de control». La pobreza también está relacionada con una reducción de la esperanza de vida de más de dos años entre los 40 y los 85 años, una cifra mayor que por el consumo de alcohol, la obesidad o la hipertensión. Los estudios señalan que vivir en un barrio u otro puede suponer recorte de entre 3 y 8 años en la esperanza de vida.

La ecuación diabólica de la vivienda

Una ecuación diabólica que resume por qué el acceso a la vivienda se está convirtiendo en uno de los factores clave del aumento de la desigualdad social en España. Mientras los salarios de la gran mayoría permanecen estancados tras años de caída libre, el precio de la vivienda, sobre todo la de alquiler, se dispara, generando una nueva burbuja. El año pasado creció un 18%, según el portal Idealista, y ya supera las cifras anteriores a la burbuja inmobiliaria precrisis.

«Los costes de acceso a la vivienda son proporcionalmente mucho más elevados en las familias de rentas más bajas, que se ven obligadas a destinar una mayor parte de sus ingresos a la adquisión o alquiler de un piso, lo que profundiza aún más la desigualdad social», resume Carme Trilla, presidenta de la entidad social Habitat3.

Eurostat proporcionaba el pasado junio una comparación reveladora. España es uno de los cuatro países de la UE, junto a Rumanía, Estonia y Grecia, donde se supera el llamado índice de sobreesfuerzo 40/40 para los inquilinos. El 43,3% de los arrendatarios españoles destinan más del 40% de sus ingresos a pagar el alquiler, cuando la media europea es del 27% y en países como Francia y Alemania es tan solo del 14,9% y del 22,8% respectivamente. «Y en ambos países los gobiernos están preocupados porque creen que el porcentaje es alto», apunta Trilla.

Una de las consecuencias de esta situación es que el número de deshaucios de inquilinos sigue aumentando y supera ya el 60% del total de lanzamientos. Durante el tercer trimestre del 2017 se produjeron 6.969 en toda España, muy por encima de los 4.063 ejecutados sobre viviendas de propiedad, según los últimos datos públicados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

María Ángeles Oeo, en Madrid. / JOSÉ LUIS ROCA

Tras la frialdad de las cifras se esconden dramas humanos como el de María Ángeles Oeo, a quien el pasado lunes el ‘fondo buitre’ Blackstone echó a la calle pese a tener a su cuidado a dos hijos, el mayor de los cuales, de 16 años, sufre una minusvalía del 40%. María Ángeles vivía en el barrio madrileño de Vallecas en una de las 1.800 viviendas sociales que la anterior alcaldesa vendió a los inversores estadounidenses, pero desde el lunes está realojada provisionalemnte en un hostal por los servicios sociales del ayuntamiento.

«Vinieron 11 furgonetas de los antidisturbios para dejasolojar a una madre y sus dos hijos. Vergüenza les tendría que dar», lamenta María Ángeles, que ve el futuro muy negro. «En dos meses se me acaba la renta mínima de inserción, los 430 euros que daban para ir sobreviviendo, y no se cómo acabará todo», se queja. Ahora pasa los días en el hospital Doce de Octubre porque el padre de sus hijos, con el que ya no convive pero mantiene buena relación, ha sufrido un infarto «a consecuencia de toda la movida».

También las clases medias están afectadas por la burbuja del alquiler. La dificultad cada vez mayor de acceder a la vivienda por parte de la clase media es descrita con precisión por la periodista Anna Minton en un libro aparecido el pasado julio, ‘Gran Capital: para quién es Londres’. Minton explica cómo «multimillonarios de todo el mundo adquirieron mansiones en los barrios más adinerados, obligando a los millonarios, ante el aumento de precio, a mudarse a las zonas de clase alta. Esta se desplazó hacia los espacios de la clase media alta, y así sucesivamente. El resultado fue que los precios subieron en todas partes, y de forma sustancial. Todos acabaron pagando más por pisos peores y peor situados. Y todo al mismo tiempo en que el número de viviendas protegidas decaía». ¿Les suena?

En España el orígen del fenómeno se sitúa en el desembarco de grupos inversores al calor de la alta rentabilidad que garantiza la compra en las zonas más cotizadas que luego destinarán a residencias de lujo, oficinas de alto estánding o apartamentos para turistas.

«Con la crisis se cortó en seco la promoción de viviendas públicas y asequibles y ahora cuesta mucho volver a ponerla en marcha. Nunca debió cortarse», explica Trilla.

España es uno de los países de la UE con el porcentaje de vivienda social más bajo: un 1,1% frente al 32% de Holanda; el 23% de Austria; el 18% del Reino Unido o el 17% de Francia, según el informe de Amnistía Internacional ‘España: la vivienda, un derecho hipotecado’.

«A diferencia de otros países europeos, no existe una ley estatal de vivienda que desarrolle el derecho a la vivienda recogido en la Constitución y ponga las medidas para que este sea reconocido de verdad», razona el abogado Javier Rubio, que lleva muchos casos como el de María Ángeles Oeo y denuncia que solo existen leyes parciales como la hipotecaria, «pensada para los bancos», o la ley de arrendamientos urbanos que «da todas las facilidades al propietario y agiliza los procesos de deshaucio».

Vidas a media luz

En la casa que habita Sandra C. en una localidad del Baix Penedès, en Catalunya, la vulnerabilidad es un inquilino más. La desigualdad tiene todas sus aristas: la económica, la laboral y la emocional. Hubo un día que en su hogar entraban 2.000 euros mensuales, pero de la noche a la mañana todo dio un giro y la vida familiar se desgajó. Perdió el piso, se quedó sin trabajo, su pareja se esfumó y ella se quedó con dos niños. «Nunca imaginé que eso me podía pasar a mí, pero tenía claro que no quería perder mi dignidad ni mis derechos».

Sandra es uno de los rostros de la pobreza energética, pero como ella hay otros 5,1 millones de españoles, según los últimos datos de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA). En total, el 11% de los hogares. La pobreza energética es una realidad con numerosos ejemplos. «Tengo la mitad de la casa sin luz. He quitado las bombillas», afirma Sandra. En el resto de la casa toca apretarse el cinturón. Cocina con la luz que proporciona del extractor de humos, en el baño ha eliminado una de las dos bombillas que tenía y en el comedor la luz eléctrica solo se enciende cuando no hay otro remedio. Y añade. «Cenamos sin luz. La televisión nos ilumina y tenemos la suerte de tener una farola en la calle que proporciona claridad al comedor». Esa es su vida a media luz.

A Sandra le trae de cabeza la deuda de 2.300 euros que tiene con Endesa: «La tengo atravesada. ¡Yo que nunca había debido nada a nadie!» Pero a la vez tiene claro que «las compañías tienen que hacerse responsables de la situación de las familias vulnerables». Este problema afecta, según ACA, al 8% de los españoles. Más de 4 millones de personas se retrasan en el pago de las facturas domésticas. Sandra, que es una madre monoparental, sentencia que «vivir indignamente cuando quieres vivir dignamente es triste y duro».

Alba S., sabe lo que es vivir sin luz en pleno siglo XXI, se la han cortado dos veces, la última estuvo cinco días a oscuras. Fue una jornada fatídica: tenía orden de desahucio que impidieron los vecinos. La alegría duró poco porque en cuestión de horas la compañía le cortó la luz. Esta madre, también monoparental y con tres pequeños a su cargo de 10, 7 y 2 años, cuenta sus vivencias en esos días sin luz. «Me pasaba el día en la calle. Guisaba con la linterna del móvil que cargaba en casa de una amiga y menos mal que la cocina es de gas», recuerda. La solidaridad vecinal le permitió recuperar la luz en su vivienda ocupada y lo único que pretende es que las eléctricas le hagan un contrato para pagar el suministro.

Sin embargo, como recuerda María Campuzano, portavoz de la Alianza contra la Pobreza Energética (APE), las empresas no quieren reconocer el fenómeno de la ocupación y para poner un contador exigen «un justo título» o, lo que es lo mismo, contrato de alquiler o la escritura de propiedad. Campuzano pide, al menos, que el contador se coloque mientras la Administración realoja a esas familias o les proporciona un alquiler social. Las compañías de agua ya aplican esta fórmula.

Cecilia, en su vivienda en Nou Barris, en Barcelona. / CARLOS MONTAÑÉS

R.Z., de 56 años y con una invalidez del 53% ha sufrido ataques de ansiedad por el temor a quedarse sin luz. Tiene un expediente de exclusión residencial de los servicios sociales. «Quiero pagar mis facturas y que no me corten la luz cuando ellos quieran», aclara.

Cecilia C., vecina de Nou Barris, en Barcelona, adeuda 1.500 euros a Gas Natural que no puede abonar aunque quiera porque cobra un subsidio de 420 euros y el alquiler le absorbe la prestación. «Necesito comer», exclama. Las cifras son elocuentes. El 15% de los hogares españoles destinan más del 10% de los ingresos anuales a pagar suministros.

Fuente: http://www.elperiodico.com/es/sociedad/20180120/espana-paraiso-de-la-desigualdad-social-6564891

 

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Protests Against War and Economic Hardship in South Sudan

South Sudan/May 15, 2017/Allafrica

Resumen: Estudiantes de la Universidad de Juba de Sudán del Sur salieron a las calles el lunes para protestar contra el empeoramiento de la crisis económica y la rebelión que asola el país.

Students from South Sudan’s University of Juba took to the streets Monday to protest against the worsening economic crisis and the rebellion ravaging the country.

The students slammed President Salva Kiir for failing to stop the conflict and tame the high cost of living.

They said the government had failed and was on the verge of collapse.

The students marched out the university campus to the National Parliament to deliver their petition to the lawmakers.

Official comment

However, police spokesman Daniel Justin denied knowledge of the matter when contacted for official comment.

 South Sudan has been in a crisis since it got independence in 2011, following secession from Sudan.
A major fallout between President Kiir and his former deputy Riek Machar first occurred in 2013, sparking a war that has mostly taken the character of an ethnic conflict.

Denied the allegations

The president had accused Dr Machar and his 10 affiliates of attempting a coup d’état.

Dr Machar denied the allegations and fled, calling for President Kiir to resign.

Months of negotiations under the regional Igad bloc, saw the two protagonists sign a peace agreement in late August 2015.

The deal saw Dr Machar resume his number two position, only for the two to fallout again in July 2016, opening another round of conflict.

President Kiir has announced that he will seek a new term in next year’s election.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201705090063.html

 

 

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