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“El fracaso escolar no es una realidad que se produce de modo instantáneo, sino un proceso paulatino y continuado de “desenganche”.”

España / 1 de julio de 2018 / Autor: Alejandro Tiana Ferrer / Fuente: Asociación Educación Abierta

#CalmarEdu nº94. El fracaso escolar es un fracaso social, no individual. Es esencial, y más eficiente, la potenciación de mecanismos compensadores.

El fracaso escolar es un fenómeno que provoca una indudable preocupación social, y es lógico que así suceda. Constatar que tras una larga etapa de escolaridad básica y obligatoria hay un porcentaje notable de jóvenes que no alcanzan los objetivos formativos previamente establecidos puede y debe legítimamente considerarse un fracaso, no solo de ellos mismos, sino también de nuestro sistema educativo. De hecho, buena parte de las discusiones que tienen lugar en torno a este fenómeno se refieren a la medida en que debe considerarse un problema individual, social o del propio sistema educativo.

Quizás convenga señalar antes de seguir adelante que está lejos de existir un acuerdo general acerca de qué debe entenderse por fracaso escolar. La frecuente utilización mediática del término no hace sino agravar los malentendidos en torno al mismo. Con ánimo de clarificación, cabe distinguir tres fenómenos que suelen englobarse bajo esa denominación. El primero consiste en la ausencia de titulación al finalizar la educación básica, circunstancia que cierra muchos caminos posteriores a quienes la sufren, no solamente en el plano académico sino también en el profesional o en las posibilidades de inserción laboral. El segundo, normalmente denominado abandono escolar temprano, representa la salida del sistema educativo por parte de muchos jóvenes sin haber llegado a obtener una titulación postobligatoria, considerada cada vez más en el ámbito internacional el nivel formativo mínimo que debiera tener cualquier ciudadano. El tercero consiste en la obtención de resultados insuficientes en las pruebas de evaluación del rendimiento llevadas a cabo por organismos nacionales o internacionales.

Como puede apreciarse, no solo son distintos esos tres modos de aproximarse al fracaso escolar, sino que también lo son los instrumentos que se utilizan para cuantificarlos y las cifras resultantes. No debe sorprender, en consecuencia, que el debate social y mediático se centre muchas veces en las distintas facetas del fenómeno y en sus cifras respectivas, lo que suele redundar en una mayor confusión y en la ausencia de un diagnóstico compartido capaz de permitir la búsqueda de soluciones realistas. Y es esa ambigüedad la que además impulsa a que las responsabilidades sean prioritariamente atribuidas al individuo, a la sociedad o al sistema educativo.

En mi opinión, la responsabilidad del fracaso puede atribuirse en proporciones variables a todos y cada uno de ellos. No cabe duda de que hay personas que son parcialmente responsables de su fracaso escolar, si bien hay que reconocer que en su mayor proporción la responsabilidad recae sobre todo en el entorno social y en el propio sistema educativo. Incluso puede atribuirse parte de la responsabilidad del fracaso, por ejemplo, en el caso del abandono escolar temprano, al sistema productivo, por mostrarse incapaz de demandar una mayor formación a los jóvenes e incitarles a abandonarla en etapas tempranas.

No obstante, conviene señalar que el debate en torno a quién tiene la responsabilidad (y cuánta) en la aparición del fracaso escolar es poco productivo y no suele ayudar a resolverlo. Al contrario, muchas veces tiende a enconar las posiciones. Más provechoso resulta buscar vías de solución a los problemas planteados. Es lo que han hecho diversas personas e instituciones, cuyas aportaciones nos han ayudado a enfocar adecuadamente la cuestión. Y a este respecto no me resisto a recomendar la consulta del informe titulado El fracaso escolar en el estado de las autonomías, elaborado por el Colectivo Lorenzo Luzuriaga y coordinado por Manuel de Puelles (Las Rozas, Wolters Kluwer, 2012), que aborda de manera precisa y rigurosa el fenómeno y propone vías para evitarlo.

Si hay algo que sobresale de la lectura de ese informe, es que tras el fenómeno del fracaso escolar en sus diversas acepciones subyacen factores tanto de carácter exógeno como endógeno al sistema educativo. Si los primeros requieren políticas de largo alcance para abordarlos, los segundos deben ser objeto de atención cercana por parte de los educadores y los responsables del sistema educativo. Es en ellos en los que tenemos que centrar nuestra actuación y nuestras políticas escolares.

A este respecto, hay que insistir en que el fracaso escolar no es una realidad que se produce de modo instantáneo, sino un proceso paulatino y continuado de “desenganche”. Los malos estudiantes suelen comenzar por plantear problemas de aprendizaje o de conducta, continúan repitiendo algún curso y terminan abandonando tras superar la edad de escolarización obligatoria, muchas veces sin haber obtenido la titulación correspondiente.

La práctica alternativa a ese proceso de fracaso anunciado e inevitable, que como muchos países han demostrado resulta mucho más eficaz, consiste en esforzarse por detectar los problemas de aprendizaje, de conducta o de cualquier otro tipo tan pronto como se manifiesten, para actuar de manera específica sobre ellos en cuanto haya ocasión. La detección y la recuperación resultan además tanto más eficaces cuanto más tempranas sean, sin esperar a que los problemas se hayan enquistado. Nuestro sistema educativo ha tenido algunas experiencias positivas de programas orientados en esa dirección, como puede ser el caso de los planes de refuerzo, orientación y apoyo que con el nombre de PROA se pusieron en marcha en 2005. La experiencia de éxito escolar que han vivido muchos de sus beneficiarios, puesta de manifiesto en evaluaciones rigurosas del programa, puede contribuir al cambio paulatino de nuestras prácticas de recuperación, todavía insuficientes, para hacerlas más semejantes a las que se llevan a cabo en otros países que experimentan un valioso progreso educativo. Aunque la solución del problema del fracaso también exigiría introducir cambios en algunos otros aspectos, como los relativos al modelo de titulación al final de la ESO, la extensión de la educación infantil en las edades más tempranas, la concepción menos enciclopedista del currículo o la renovación metodológica de los procesos de enseñanza y aprendizaje, no cabe duda de que hacer más hincapié en la detección temprana, la prevención, el refuerzo y la recuperación debería ayudarnos a minimizar un problema que atenaza a nuestro sistema educativo.

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Cómo hacer frente al fracaso escolar

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Cómo eliminar la brecha en educación rural y urbana

Colombia / 1 de julio de 2018 / Autor: Redacción / Fuente: Semana

En Colombia, solo el 10 por ciento de la población rural son bachilleres y el 2 por ciento logra llegar a la universidad.

Las malas condiciones de infraestructura y las largas travesías para llegar a clase, son algunos de los ejemplos de las inequidades de la educación colombiana en el mundo rural campesino. Por años las organizaciones sociales han alzado su voz para concretar estrategias que garanticen una buena cobertura, calidad y pertinencia de la educación desde la primera infancia hasta la educación superior en el campo. Colombia tiene 8.704 sedes de instituciones escolares en zonas urbanas mientras que en zonas rurales permanecen 35,329, según cifras del Ministerio de Educación.

La geografía difícil, la población dispersa y el conflicto armado han incidido sobre el devenir educativo del sector rural y para el Ministerio, estas condiciones no han permitido que el sistema educativo responda con suficiencia en las necesidades de la región, dando como resultado “una baja tasa de cobertura y de calidad en todos los niveles de educación, así como una desarticulación con el sistema productivo regional”, aseguran.

La brecha entre la educación rural y urbana se hace evidente con los indicadores que demuestran que en el 2017 los años promedio de educación para la población mayor de 15 años en zonas rurales fue de 6, mientras que en las zonas urbanas fue de casi 10. Además, cerca del 50% de los establecimientos educativos tienen un desempeño educativo inferior o bajo en las pruebas estandarizadas. Solo el 2,3 por ciento de las personas que viven en la Colombia rural han realizado estudios universitarios, el 10 por ciento son bachilleres y el alfabetismo solo alcanza el 12,13 por ciento en mayores de 15 años.

Para Luis Emiro Ramírez, docente de la Institución Educativa Rural Avenida el Caraño, en Florencia, Caquetá, “la educación rural de calidad solo se logra con trabajo en equipo, los niños rurales tienen muchos sueños, mucha creatividad pero chocan contra el muro de la imposibilidad es hora de articular estado, educación y  entorno, hay que invertir en los jóvenes hay que entregarles capital semilla, hay darles el derecho fundamental como debe ser”.

La eliminación de la brecha entre estos dos sectores se ha trabajado por años, el gobierno saliente exalta que le dejará al nuevo mandato, entre otras cosas, el documento del Plan Especial de Educación Rural (PEER), estrategia que no se logró poner en marcha a pesar de haberse planeado desde la firma del acuerdo de paz, creado con el  propósito “establecer las líneas de acción que se deben desarrollar y se identifican las brechas urbano-rurales, así como las estrategias mediante las cuales se va a promover el acceso, cobertura, permanencia y calidad de la educación en las zonas rurales”.

Sin embargo, existen otras alternativas que se han puesto en marcha y que tienen como plan principal ayudar a la eliminación de la brecha en las escuelas rurales. Una de ellas es Comunidades de Aprendizaje, un programa impulsado por la multinacional brasileña Natura Cosméticos.

Se ha implementado en 105 escuelas ubicadas en los departamentos de Cundinamarca, Antioquia, Santander, Putumayo, Valle de Cauca, Caquetá y Atlántico, beneficiando a más de 25 mil niños y cerca de mil docentes.  Llevando al aula las Actuaciones Educativas de Éxito, que son métodos de formación como tertulias literarias o grupos interactivos, en los que además de la participación de profesores, estudiantes, directivos de instituciones, se fomenta el involucramiento de todos los  miembros de la comunidad como padres de familia y otros voluntarios.

El mexicano Mauricio García, formador encargado del proyecto en Guasca, Cundinamarca, aseguró que su misión es potenciar lo que las escuelas tienen como comunidad y mostrarles que para que haya una transformación no pueden seguir haciendo lo que han hecho por años. “No los vamos a cambiar, vamos a transformarlos y esa transformación implica que el docente cambie su paradigma de cómo ha dado las clases siempre. Que piense: “invierto demasiado en disciplina ahora tengo que invertirlo en aprendizaje””.

El profesor Ramírez explica que “la diferencia entre un docente rural y urbano es  el de trabajo, las condiciones y su material de apoyo, que nos toca volvernos recursivos, que nos toca situar los saberes y nos toca compartir lo poco que tenemos con nuestros alumnos”.

Este tipo de iniciativas busca un cambio del paradigma en la forma de enseñar en la ruralidad y para Katherine Rocha, docente de la Institución Educativa el Carmen en Guasca, una de las escuelas donde se aplica Comunidades de Aprendizaje, “la mejor manera de apropiarse de la iniciativa es comprendiendo que esta propuesta también nos modifica a nosotros, es un cambio que no le corresponde solo a la comunidad y los estudiantes”, y agrega que las posibilidades de que el proyecto logre cambios están en la medida en que cada profesor trabaja con su currículo para cambiar el panorama desde las mismas aulas de clase.

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https://www.semana.com/educacion/articulo/diferencias-entre-la-educacion-rural-y-urbana/572411

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La contienda por las escuelas normales

México / 1 de julio de 2018 / Autor: Carlos Ornelas / Fuente: Excelsior

Las campañas políticas se trasladan a la contienda por la educación. Colegas y el suscrito hemos analizado lo que proponen los candidatos y las respuestas de segmentos sociales. Como en toda lucha política, las posturas de los candidatos trascienden sus filas partidistas, generan incentivos para que individuos y organizaciones pongan por delante sus intereses. Es el caso de grupos de maestros de escuelas normales que intentan posponer la puesta en marcha de la Estrategia de Fortalecimiento de las Escuelas Normales

La iniciativa surgió de docentes de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana, Enrique C. Rébsamen, y de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros. Su argumento es nítido. Acusan que el gobierno —vía la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación— quiere imponer la propuesta curricular para las escuelas normales. Atacan ciertos asuntos que tienen que ver con el currículo en sí, pero —discierno— la verdadera razón obedece a una postura conservadora: no desean cambiar. La demanda principal es que se lance la convocatoria de nuevo ingreso con el plan de estudios de 2012.

En su arenga, los maestros que disienten del gobierno acusan que el cuerpo docente no fue tomado en cuenta, que se trata de asignar muchas horas de inglés, para las que no hay profesores y que la estrategia abandona o reduce materias de historia y filosofía, también de artes y educación física.

Sin embargo, al parecer, los maestros que protestan no han tenido mucho éxito entre sus cofrades. Otro grupo, más numeroso y de bastantes planteles, salió a defender la propuesta de cambios. Arguyen que no es una imposición, que hubo debates intensos, que muchos maestros normalistas de prestigio participaron en el diseño curricular y que sus planteamientos fueron escuchados. No niego que la Secretaría de Educación Pública haya “motivado” a este bando a que se manifestara, pero doy crédito a sus voces. En efecto, el 13 de julio de 2017, el entonces secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, lanzó la convocatoria para elaborar planes y programas de estudio en las normales, acordes a los del nuevo modelo educativo. Además, anunció la creación de una comisión para elaborar un nuevo reglamento para ingreso y promoción de sus maestros. Por supuesto, acentuó el mérito y el respeto a sus derechos laborales. La consulta procedió.

La parte sustantiva de esa estrategia implica cambios en la práctica y mentalidad de los docentes, se resume en seis puntos. 1) Lógico: comprende la transformación pedagógica de acuerdo con el nuevo Modelo. 2) Culturas originarias: propone fortalecer la educación indígena e intercultural. Implica formar suficientes maestros para atender el derecho de los estudiantes indígenas a una educación bicultural, tanto en escuelas indígenas como regulares. Además, sugiere que todos los maestros se formen en la interculturalidad para aprender a valorar la diversidad cultural de México. 3) Apuesta: aprendizaje del inglés. 4) Obvio: profesionalización de la planta docente. 5) Aperturista: sinergias con universidades y centros de investigación. 6) Financiero: apoyo a las normales y estímulos para la excelencia. Se canalizaron dos mil millones de pesos a 134 de las 140 escuelas que concursaron por fondos.

El 18 de mayo, el secretario Otto Granados Roldán lanzó la puesta en marcha de los primeros pasos del nuevo plan. Fue el detonante para que los grupos opositores se lanzaran a la palestra. Vislumbro que sus exaltaciones no son nada más en defensa del plan anterior, sino que se sienten protegidos por las amenazas que se ciernen sobre la Reforma Educativa.

RETAZOS

En Chiapas se pasó de las amenazas a los pactos. Manuel Velasco, gobernador del estado, firmó un acuerdo con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que implica una vuelta de tuerca, un retroceso político. Se comprometió a que su gobierno —e involucró al federal— no ejercerá ninguna acción contra los maestros huelguistas (17 de días de paro). También, en contra de la ley, concede que el sindicato participe en definir ascensos y promociones docentes y que no serán evaluados mientras él sea el gobernador. Además, se comprometió a gestionar 24 plazas para comisionar maestros al servicio del sindicato.

Ese pacto viola la ley e invade esferas de la SEP y del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. ¿Cómo reaccionarán? ¿Permitirán una estocada de ese tamaño contra la Reforma Educativa?

Fuente del Artículo:

http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/la-contienda-por-las-escuelas-normales/1248328

Fuente de la Imagen:

http://www.contralinea.com.mx/archivo/2008/septiembre2/htm/acoso-normal-tiripetio.htm

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Los desafíos del pensamiento crítico en la educación del siglo XXI

 Por: Elena Heredero Rodríguez 

Hace poco Vince Cerf, uno de los creadores de Internet, estuvo en el BID conversando con los empleados y expertos invitados. Fue una charla muy estimulante donde Vince dijo algo que me gustó: “si sólo educáramos a los jóvenes para que tengan pensamiento crítico, ya habríamos logrado mucho”.                

El pensamiento crítico consiste en analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, en especial aquellas afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana. Es decir, es cuestionarse las cosas. Para conseguir esta habilidad es fundamental desarrollar muchas otras como la capacidad de interpretar ideas y situaciones, de análisis y evaluación, sin olvidar la capacidad de autoanalizarse para reconocer y evitar prejuicios.

El pensamiento crítico también forma parte de un selecto grupo de habilidades que se conoce por diversos nombres -habilidades blandas, socioemocionales o del siglo XXI- y que han cobrado una gran relevancia en la última década. El Youth Employment Funders Group las define como el conjunto de habilidades, actitudes, comportamientos y cualidades personales que permite a las personas relacionarse en su contexto, trabajar bien con otras personas y lograr sus metas. Y las agrupan en cinco grupos de habilidades: 1) autoestima o concepto positivo de uno mismo, 2) el autocontrol, 3) la comunicación, 4) las habilidades sociales, y 5) el pensamiento complejo que incluye la resolución de problemas, pensamiento crítico y toma de decisiones.

En principio tenemos muchas oportunidades para desarrollar este tipo de habilidades sea en la familia, escuela o trabajo. Por ejemplo, hablando con los más pequeños en familia sobre algún tema importante, como por qué no podemos alimentarnos sólo de dulces; o en la escuela, cuando el profesor manda trabajar alguna tarea específica en pequeños grupos. El problema es cuando estamos en contextos desfavorecidos, con familias donde los niños están malnutridos o viven en condiciones de violencia e inestabilidad afectando seriamente su desarrollo cerebral, o donde los colegios son de baja calidad con profesores desmotivados y poco preparados, o con familias donde los adultos están desempleados o lo hacen en empleos precarios y poco estimulantes. Es en estos contextos donde hay que intervenir y mucho.

Para implementar este tipo de habilidades socioemocionales, la iniciativa NEO se concentró en dos sectores poblacionales desfavorecidos: 1) los jóvenes que ni estudian ni trabajan y 2) los jóvenes que atienden bachilleratos técnicos, y que por lo general provienen de familias de bajos ingresos. Para ello se están formando a más de 300 facilitadores en más de 200 centros educativos y de capacitación en 12 países de América Latina y el Caribe. La experiencia hasta la fecha está teniendo un gran impacto tanto en los jóvenes como en los mismos docentes.

México es uno de los pocos países de la región que desde la Reforma Integral de la Educación Media Superior y con el Marco Curricular Común, incluye el desarrollo de habilidades socioemocionales y dispone de dos instrumentos para ello. Sin embargo, se observan retos en la aplicación de estas políticas a nivel de los estados, centros educativos, con directores y profesores. Un problema habitual es que los profesores no están preparados para impartir esas habilidades de la mejor manera posible y lograr su aprendizaje efectivo por parte de los jóvenes. Como ejemplo, para inculcar la habilidad de colaboración y de trabajo en equipo, en vez de hacer alguna actividad grupal en la cual se pusiera en práctica la colaboración, se recitaba una charla y se apuntaban conceptos en el pizarrón.

Urabá, Colombia, es una región muy golpeada por el conflicto armado, donde se implementa Pasaporte al Éxito, un programa con metodología de aprendizaje activo que fomenta las habilidades socioemocionales, en colegios, centros de capacitación para el trabajo y centros de empleo. Allí,Qualificar encontró que los retos para su implementación, se referían a la selección y retención de los facilitadores, la conectividad -dado que hay un coaching virtual- y la permanencia de Pasaporte al Éxito en los planes de estudio y por ende, en la política educativa del departamento de Antioquia. Y aunque los retos son importantes, el impacto generado por esta experiencia fue significativo. El Coordinador de la Alianza NEO Colombia, resumía el impacto de la siguiente manera “la capacitación en Pasaporte al Éxito, incluso le ha cambiado la forma de ver la vida a los docentes”.

Estos hallazgos de México y Colombia iluminan un poco más el camino que se debe recorrer para hacer posible que todos los jóvenes de la región puedan desarrollar el pensamiento crítico y otras habilidades socioemocionales esenciales para el siglo XXI.

NEO es una iniciativa liderada por el FOMIN, la División de Mercados Laborales y la International Youth Foundation donde más de 140 socios entre empresas, gobiernos y sociedad civil de 12 países de América Latina y el Caribe se han comprometido a trabajar juntos de forma coordinada para buscar soluciones conjuntas a problemas sociales complejos, como el empleo juvenil.

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Los desafíos del pensamiento crítico en la educación del siglo XXI

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La reforma educativa chilena

Chile / 24 de junio de 2018 / Autor: Beatriz Villarreal / Fuente: El Siglo

Fernando Reimers y Connie Chung investigadores de la Universidad de Harvard y  editores del libro “Enseñanza y Aprendizaje en el siglo XXI” publicado por el Fondo de Cultura Económica en México en el año 2016 incluyeron a Chile como uno de los cinco países seleccionados en la investigación sobre los cambios y procesos educativos a nivel mundial como un país de desarrollo alto y como ejemplo por las particularidades del proceso seguido y  por los resultados obtenidos.

En Chile la reforma educativa se inició en los años noventa del siglo pasado en un contexto histórico donde la empresa privada había estado siempre orientada al mercado, el sector privado tenía y tiene gran importancia. La educación siempre ha estado dividida en privada y pública, aunque la privada sigue siendo la mayoritaria. Con la democracia la educación fue una de las áreas más sacudidas por el movimiento estudiantil para fortalecer la educación pública y la ciudadanía y revertir su tendencia histórica. Lo descentralizado del sistema educativo de este país  se convirtió en un límite para la realización de las directrices del Ministerio de Educación y la preponderancia que continuo teniendo el sector privado educativo. En Chile este proceso de reforma estuvo influenciado por  (ECLAC) la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y por la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura) con la introducción de la teoría de las competencias del siglo XXI.

La conceptualización de la reforma chilena se hizo basada en Informe titulado “Industrialización en América Latina”, donde además de tener acceso al conocimiento y a las habilidades requeridas para participar en la vida pública  así como coadyuvar al desarrollo de la productividad en la sociedad moderna, en educación se requería de formar para una ciudadanía capaz de reflexionar por sí misma, reflexionar sus demandas, integrarse como un cuerpo unitario, responder a un ambiente en perpetuo cambio y resolver problemas complejos. Este fue el corazón de la reforma educativa chilena.

Como segundo aspecto se incluyeron avances sobre la sociedad del conocimiento y la creciente relevancia de las tecnologías de la educación y la comunicación; y ante las demandas del sector privado le incorporan referencias bibliográficas sobre nuevas formas de administración de  negocios y sobre la reestructuración del Estado volcando la balanza hacia la economía, hacia el sector privado y la industria. Sus proponentes trataron de hacer un proyecto con una orientación de diseño para la vida, con una aproximación más práctica hacia la teoría del conocimiento. Su objetivo era educar a los estudiantes para producir conocimiento, no para reproducirlo exacta o mecánicamente. Utilizaron también como punto de referencia los trabajos de  Reich (1991) Murnane y Levy  (1996) de la Comisión Europea (1996) y la OCDE (Organización de cooperación y desarrollo económico) (1994), entre otros.

Lo nuevo consistió en tomar en cuenta la perspectiva de las competencias del siglo XXI en el currículo chileno (21CC). Se utiliza el concepto del aprendizaje definido como el desarrollo de habilidades y actitudes, no como transferencia de conocimiento. El cambio curricular hace énfasis en competencias cognitivas como por ejemplo capacidad para usar el conocimiento, para resolver problemas, para llegar a tener un uso adecuado de procedimientos, para obtener y organizar información relevante y tomar decisiones adecuadas. En  competencias interpersonales: adquirir métodos de trabajo, poder responder a situaciones cambiantes, y en competencias intrapersonales: desarrollar habilidades colaborativas y mostrar actitudes básicas de cooperación, tolerancia y respecto, de acuerdo con el sociólogo chileno J.J. Brunner, 1995.

Tomando en cuenta las teorías educativas de las competencias y el aprendizaje consideran que en el desarrollo de habilidades y actitudes, el conocimiento se define como información,  conceptualización y entendimiento. La información es puesta en relación o contextualizada para integrar marcos explicativos o interpretativos más grandes  y servir de base al discernimiento y al juicio. Superando así la centralidad del contenido y el aprendizaje de memoria y el academicismo. Permitiendo una capacidad analítica y un pensamiento crítico. El Ministerio de Educación proponía desarrollar capacidades de abstracción y generación de conocimientos, pensamiento sistemático y la experimentación como la que hace posible aprender a aprender. Comunicación, trabajo colaborativo, resolución de problemas, manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio, todas vinculadas a las competencias del siglo XXI en el currículo chileno (21CC).

En cuanto a los cambios específicos también fueron hechos en la dirección que proponen los modelos de competencias del siglo XXI en lo referente al lenguaje y a la comunicación incorporaron a las ciencias sociales y crearon un subsector de aprendizaje de medio ambiente y sociedad, y un curso de educación tecnológica desde el primero hasta el décimo grado. La adquisición de una lengua extranjera (inglés) es obligatoria a partir del quinto grado. Estos cambios fueron centrales para aumentar la calidad educativa del país.

Como conclusiones se tiene que el currículo chileno tuvo buenos resultados esperados que hicieron mejorar la calidad educativa nacional con la incorporación de componentes relevantes de las 21CC sobre el aprendizaje. La limitación como se señaló al principio está en el desbalance que provoca el sector privado al seguir favoreciendo las habilidades cognitivas y debilitando a las intrapersonales e interpersonales. Esto no permite observar claramente cómo la introducción de las competencias del siglo XXI a las experiencias educativas cotidianas en los estudiantes ha sido exitosa. Sobre las competencias tecnológicas tampoco está claro que su uso sea positivo para impartir habilidades útiles o para favorecer la integración a una sociedad de la información. Y además los estudiantes no mejoraron sus competencias de ciudadanía pues la preocupación por reformar y priorizar la educación ciudadana fue muy escasa y tardía. Solo un pequeño porcentaje alcanza un alto desempeño en lectura, matemáticas y ciencias.

Los factores que explican la falta de efectividad de la reforma educativa para introducir las 21CC que no fueron efectivos en un cien por ciento pues los medios a través de los cuales se informó acerca de la reforma los maestros no dieron los resultaos esperados.  Esto puso a los maestros en aprietos a la hora de incorporar los nuevos conceptos a las actividades cotidianas de la enseñanza. El ambiente institucional y las ideas asociadas con las 21CC se volvieron irrelevantes para la política educativa ante el poco avance de los estudiantes. Se asumió de nuevo la tradicional prueba del examen como la forma de medición, evaluación y la rendición de cuentas para asegurar la calidad ante las presiones del sector privado. Por lo que las competencias del siglo XXI que en su mayoría  no eran evaluables se descuidaron inevitablemente.  Todo lo cual hace incierto el cambio educativo en Chile si pretenden realizar los procesos necesarios para hacer de la educación un proyecto nacional de desarrollo económico, educativo y sobre todo ciudadano como lo propone la teoría educativa de las competencias. La reforma educativa  debe ser reformulada y diseñado de acuerdo con los objetivos de las competencias educativas si quiere lograr las metas de la educación democrática y de calidad.

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La reforma educativa chilena

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http://www.miningpress.com/nota/272581/aprobacion-de-emblematica-reforma-educacional-en-manos-de-senadores-dc

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Mariátegui y su pensamiento educativo

Perú / 24 de junio de 2018 / Autor: Julian Lacacta / Fuente: lacacta.wordpress.com

José Carlos Mariátegui, es uno de los pensadores más lúcidos de la literatura peruana, que perteneció a la corriente literaria posmodernista, destaco en el siglo XX y aporto con su pensamiento político y educativo. Este mes no solo debemos recordar su nacimiento, un 16 de junio 1894, sino la vigencia de su aporte a la educación. En estos momentos de crisis de la educación peruana, producto del fracaso del sistema, político, económico y social, es necesario revalorar los planteamientos educativos del Amauta.

El sector educativo está en crisis producto de las políticas emprendidas por los gobiernos que defienden el sistema capitalista, por más que se ha incrementado el sueldo mínimo a los docentes a dos mil soles mensuales, desde fines del año 2017, el gobierno no ha logrado mejorar otros aspectos básicos en educación, esto producto de la poca inversión en el sector, en el Perú solo se invierte un 3.7% del Producto Interno Bruto (PBI).

Nuestro sistema educativo esta implementada de acuerdo a la influencia de los grupos de poder económico internacional. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), nuestro modelo obedece al planteamiento de estos organismos, con el objetivo de recibir fondos e implementar sus experimentos educativos en países de tercer mundo y en especial en el Perú por las características geográficas especial que presenta y la diversidad de culturas que existen. Nuestro Currículo Nacional es producto del asesoramiento de esos organismos por ende su fracaso. La educación peruana responde a intereses de los grupos de poder económico, nacional e internacional.

El modelo educativo está diseñado para formar a los niños y adolescentes para que sean sirvientes, para servir a los de arriba, mas no así para ser parte de la dirección de la producción, desde los diferentes niveles educativos, inicial, primaria, secundaria, superior no universitaria y universitaria, se educa para ser obedientes, mas no así ser críticos, ni mucho menor para que vean la realidad y puedan transformarlo.

José Carlos Mariátegui, en su época desde un análisis dialectico, ya había planteado de la injerencia en la educación por parte de la burguesía dominante, que beneficiaba a esa clase y no al pueblo, así mismo mencionó que la educación en la colonia y en la república, tiene carácter elitista y escolástica, que aún se mantienen vigente este análisis en la actualidad, pero con un rostro diferente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Mariátegui, no deja de tener razón cuando menciona que los contenidos educativos tienen una influencia negativa e injerencia española, franceses y la influencia norteamericana. En la actualidad estas mismas influencias en la educación están ocultas tras las corrientes pedagógicas conductista y constructivista, que impera en el desarrollo educativo, plasmados en los documentos educativos que rigen la educación peruana el Currículo Nacional.

El Amauta, dentro de su análisis de la realidad de la educación peruana y problemas de la educación, llega a las conclusiones de que la educación nacional no tiene espíritu nacional, tiene más bien un espíritu colonial y colonizador. No deja de tener razón, el modelo educativo peruano obedece a los grupos de poder, forma a los niños y adolescentes para ser sirvientes y para complacer a los de arriba, se crea las políticas educativas para favorecer a los dominantes y no para favorecer al pueblo.

En la actualidad son vigentes los planteamientos José Carlos Mariátegui, que deben ser revaloradas por los hombres convencidos de su pensamiento. Los cambios en el sector educación, solo se lograrán, modificando las estructuras del sistema político, económico y social. Decía Mariátegui: “No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política”.

Para que se lleve a cabo una mejora de la calidad educativa, se requiere que el proyecto educativo debe estar ligado con un nuevo plan de trasformación social con identidad propia, para llegar a la satisfacción de una nueva educación, debe partir, de nuestra realidad y cumplir con el objetivo de tener una educación gratuita y de calidad para los de abajo, para las grandes mayorías.

El fin supremo de la educación según el pensamiento de Mariátegui, es formar al hombre nuevo pensante y operante, con plena capacidad de interpretar la realidad y transformarla con el esfuerzo de su propio trabajo. El pilar fundamental de la educación, es el trabajo productivo, formar para ser dirección de la producción, debe ser planteado como concepción, como fin y como método.

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+ Mariátegui y su pensamiento educativo

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Inversión educativa, paciencia y expectativas realistas

Uruguay / 24 de junio de 2018 / Autor: Gonzálo Zunino / Fuente: El Observador

Los resultados del sistema educativo uruguayo son similares al desempeño promedio a nivel internacional
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