Por: Sara Montero.
- «En España el alumnado resiliente es bajo, es decir, son pocos los niños que sacan mejores notas teniendo una situación socioeconómica baja».
- Segregar por sexos, el gran peso de la concertada o el sistema bilingüe en Madrid son instrumentos que dejan fuera al alumnado con más necesidades.
La Educación es una de las vías de integración más importante de un país y tiene capacidad transformadora. Por eso, siempre es una batalla entre gobiernos de distinto signo de un mismo país y, como prueba, las sucesivas leyes educativas que no han logrado darle un marco estable en España. Aunque la Constitución consagra que “todos tienen el derecho a la educación” y a una enseñanza básica “obligatoria y gratuita”, hay muchos mecanismos que obstaculizan la igualdad de oportunidades entre el alumnado que debe garantizar la enseñanza pública y ralentizan (cuando no paran) el ascenso social.
Los movimientos sociales y laborales, como la Marea verde, llevan años denunciando que los gobiernos han adelgazado la enseñanza pública con los recortes durante la crisis, pero estos activistas también están vigilantes sobre cómo se desvía el dinero público a la empresa privada o cómo se segrega a los alumnos dejando al margen a los que tienen una mayor necesidad de atención por parte de las administraciones autonómicas que ostentan esta competencia.
Son muchos los factores que hacen que los alumnos vayan peor o mejor en el colegio, con el origen socioeconómico como uno de los que más pesan. Los conocimientos que se aprenden en el colegio se refuerzan en casa y, por tanto, la situación de las familias es determinante. Tampoco es lo mismo poder pagar profesores particulares y actividades extraescolares que no poder hacerlo. “En España el alumnado resiliente es muy bajo, es decir, son pocos los niños que sacan mejores notas teniendo una situación socioeconómica baja” explica Alonso Gutiérrez, de la secretaría de Política Educativa de la Federación de Enseñanza de CCOO.
Aunque la Constitución consagra que “todos tienen el derecho a la educación” y a una enseñanza básica “obligatoria y gratuita”, Gutiérrez recuerda que la ola de neoliberalismo busca subterfugios para debilitar lo público. “Si pones exenciones fiscales a ciertos colegios no haces uso directo del dinero público, pero la administración deja de ingresar dinero que luego irá a los colegios públicos”, explica. También recela de medidas como el cheque escolar. “Si no se acompaña de una política de creación de centros públicos, al final se favorece a la empresa privada”. Todas las modulaciones de las comunidades autónomas hacen que se den fenómenos como el de la Comunidad de Madrid, que siendo una de las regiones más ricas de España tiene uno de los modelos más segregadores, según las conclusiones de un estudio publicado en la Revista de Sociología de la Educación.
Para descubrir en qué pisos educativos se para este ascensor, charlamos con dos personas que pelean por la pública desde dos trincheras diferentes: Gutierrez, de CCOO, y Miguel Guerrero, activista de Marea Verde. Unas veces estas modificaciones tienen un fin ideológico, otras motivos de clase y otras puramente económicas: “Si el mercado de la escuela pública se liberalizara, su valor valdría millones de euros”, explica el miembro de CCOO sobre el jugoso mercado que supone privatizar. Para los defensores de estos modelos dan libertad a los padres para escoger la educación de sus hijos. Para sus detractores, es una manera de segregar.
Separar niños y niñas
La cuestionada Ley orgánica de mejora de la calidad educativa (Lomce), aprobada por el PP, decreta que la educación “diferenciada por sexo”, no constituye discriminación y no debe suponer “una desventaja” a la hora de “suscribir conciertos con las Administraciones educativas”. La revista Science publicó en 2011 el artículo ‘La seudociencia de la escolarización por sexos’, en el se asegura que las afirmaciones que sustentan este tipo de enseñanza son científicamente débiles. Por tanto, para los entrevistados separar a niños y niñas no tiene más sentido que el puramente ideológico.
Aún así, cuando el PSOE presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional, éste avaló la financiación pública de estos centros en una sentencia que reavivó la polémica. “No hay evidencias científicas ni pedagógicas. No es que hombres y mujeres aprendan de manera diferente, es que todos lo hacemos. La diversidad es propia del ser humano, pero financiar este tipo de enseñanza es un retroceso”, explica este miembro de CCOO.
Es el modelo educativo intermedio entre la escuela privada y la pública. La administración es privada, pero los centros reciben dinero público, aunque puedan pedir cuotas voluntarias a los padres. Su presencia en España es muy significativa, ya que un 25,9 % del alumnado español se matricula en esta enseñanza, algo que Gutiérrez califica de “excepción” en Europa: “Su presencia corresponde a un momento histórico concreto, los 80, en el que se incorporaron grandes cantidades de alumnos al sistema y esto supuso que no hubiera centros públicos suficientes para este alumnado. Por tanto, se planteó concertar con otros centros, sobre todo, con la Iglesia católica. Pero esa necesidad tenía que haber desaparecido. Los conciertos han sido avalados por distintas leyes y ahora es complicado revertir la situación”, argumenta Alonso Gutiérrez. El País Vasco y la Comunidad de Madrid son las dos áreas en las que cuenta con mayor presencia.
Pero financiar con dinero público centros privados tiene un componente de clase muy claro para Miguel Guerrero, que afirma que hay zonas de Madrid donde solo 1 de cada 4 plazas pertenece a una escuela pública, por lo que los hijos de las familias con menos recursos van a los mismos colegios, provocando una segregación socioeconómica: “Hay un mal entendido prestigio social en la concertada para la gente que se cree clase media sin serlo y que no se puede pagar una privada porque es muy cara”. Para este padre y activista, la concertada “cambia el sistema” aplicando las leyes del mercado a un bien público como es la enseñanza universal.
El sistema bilingüe
El bilingüismo está implantado de manera muy irregular en cada comunidad autónoma. Por eso, hay que analizar cada caso. El Gobierno de la Comunidad de Madrid es uno de los ejecutivos que con más intensidad ha apostado por este sistema y, además, presume de buenas estadísticas. “En Marea verde no estamos en contra de que se implemente un sistema para que los alumnos aprendan inglés, pero
no estamos de acuerdo con este modelo“, asegura Guerrero, que ve dos problemas importantes. El primero,
la segregación que supone para el alumnado. Cuando llegan al instituto, los alumnos que tienen un nivel de inglés adecuado van a sección y los que no, a programa. Esto relega a la misma aula, no solo a los que optan por no cursar en bilingüe, sino también
a los que tienen más dificultades para aprender o los que sufren fracaso escolar.
Guerrero también apela a una segunda cuestión más abstracta: el bilingüismo como herramienta para laminar el sentido crítico. Este activista asegura, además, las clases en inglés se convierten en memorización de vocabulario y los alumnos no profundizan en el conocimiento de la temática en favor del conocimiento de la lengua.
Los recortes y la falta de recursos
El desvío de dinero público a los concertados y los recortes que se perpetraron con la crisis hacen que aún sigan faltando recursos.”Todos los centros escolares no pueden ser tratados de la misma manera. Quizá habría que plantearse que los que están en contextos más desfavorecidos tengan ratios más bajos”, explica el sindicalista sobre la importancia de más profesores y orientadores por alumno cuando tienen más dificultades. También propone incentivar al profesorado para que los mejores vayan a los centros más complicados.
Ningún padre piensa el primer día que su hijo pisa el colegio que pueda tener problemas en su aprendizaje. Pero a veces ocurre. En ese momento, tener recursos a su alcance que le den un empujón en su desarrollo se vuelve vital.
Fuente del artículo: https://www.cuartopoder.es/espana/2019/01/14/cinco-formas-de-segregar-a-los-alumnos-en-las-escuelas-y-parar-el-ascensor-social/