Cómo funcionan y qué opciones ofrecen. Las experiencias de otros Estados
El gobernador Ricardo Rosselló anunció en febrero la puesta en marcha de una reforma en Educación, en el que uno de sus pilares es el establecimiento de escuelas chárter. Resistidas por muchos educadores, las escuelas chárter funcionan en 39 estados de Estados Unidos, según el Departamento de Educación federal.
Pero, ¿qué son las escuelas chárter?
“Las escuelas charter son escuelas públicas independientes creadas y dirigidas por padres, educadores, líderes comunitarios, empresarios de educación y otros”, señala del Departamento de Educación de Estados Unidos, que hizo de este sistema una bandera a través de la ley Que Ningún Niño Se Quede Atrás, impulsado por la Administración de George W. Bush, aunque su origen se remonta a los años 90. Aunque dicha ley fue reemplazada por el programa Cada Estudiante Triunfa, bajo el gobierno de Barack Obama, las escuelas chárter se mantuvieron
Según el Departamento de Educación federal, las escuelas chárter operan con un contrato o «carta constitutiva» llamada chárter (de allí su nombre), “concedida por una agencia pública, tal como una agencia de educación local o estatal, una institución de educación superior o una municipalidad”.
Estas deben cumplir con una serie de criterios establecidos en esa carta constitutiva y cuyos incumplimientos pueden llevar al retiro de los permisos para funcionar o la clausura de la escuela.
Por otra parte, explica el sitio Great Schools, “los estudiantes pueden inscribirse en una escuela chárter en lugar de la escuela a la fueron asignados por su distrito escolar local. A diferencia de la mayoría de las escuelas públicas, las escuelas chárter no se limitan a inscribir estudiantes de un solo distrito escolar, sino que pueden reclutar estudiantes de un área más extensa”. Son gratuitas y no tienen examen de ingreso.
Según la National Alliance for Public Charter Schools, en Estados Unidosfuncionan más de 6,900 entidades de este tipo. “Algunas pueden enfocarse en la preparación para la universidad, algunas siguen un plan de estudios Montessori y otras integran las artes en cada materia. La mayoría de las escuelas chárter están ubicadas en áreas urbanas, pero también existen escuelas chárter en áreas suburbanas y rurales. Algunas escuelas chárter requieren uniformes, otras tienen días escolares más largos, y otras enseñan todo su plan de estudios en dos idiomas. Las posibilidades son infinitas”.
Pero para la Asociación de Maestros de Puerto Rico (AMPR), este tipo de establecimientos son simplemente “escuelas privatizadas, financiadas con fondos públicos, pero administrados por empresas privadas”, que no están obligadas a “cumplir con las reglamentaciones de las agencias públicas, pues la administración pasa a ser privada”.
Lo cierto es que las estas escuelas deben cumplir con las normas estatales escolares más importantes, aunque tienen la libertad de no seguir otraslo que les da cierta flexibilidad y agilidad para responder a las necesidades de los estudiantes. ¿Qué tan grande es esa libertad? Depende de lo que decida el Estado en el que funcionen dichas escuelas.
Por ejemplo, los maestros en las escuelas chárter pueden pertenecer a los sindicatos locales o no, dependiendo de lo que haya decidido el Estado. En Georgia, por ejemplo, los educadores trabajan sin afiliación sindical. Allí, funciona una Comisión que es la encargada de regular el funcionamiento de las 33 escuelas chárter de Estados. Según la Georgia Charter School Association para el ciclo 2014-2015 el 71% de los alumnos que asisten son de origen hispano, según el último dato publicado.
Por otra parte, en Kansas es obligatorio que los maestros se encuentren afiliados a una unión. Este sistema funciona allí desde 1994 y para el ciclo 2016-2017 existían 10 centros educativos de este tipo a los que asistieron unos 3,800 alumnos, según la National Alliance for Public Charter Schools.
En tanto, la cantidad de fondos que reciben del Estado dependen de la cantidad de alumnos que tengan estos establecimientos educativos.Pero no siempre es así. En algunos Estados, como California, las escuelas pueden recibir fondos adicionales para el mantenimiento de sus infraestructuras. Otra forma de financiamiento de estas entidades es a través de donaciones.
Respecto a la calidad de la educación de este tipo de escuelas, los Estados que las han implementado la defienden y aseguran que es una alternativa positiva, pero para la AMPR, los “estudiantes de las escuelas chárter no demuestran mejor aprovechamiento académico que los de escuelas públicas”. Y asegura que la deserción escolar en las escuelas chárter es del 36% mientras que el de las escuelas públicas se acerca al 16%, según su sitio web.
La AMPR considera que el hecho de que los maestros que trabajan “en las escuelas chárter no tienen que ser “altamente cualificados” como lo son en las escuelas públicas“ es otro factor que puede afectar la calidad de la educación.