Bolivia/Enero de 2018/Fuente: Los Tiempos
Alfredo Carrasco no recuerda cómo perdió la audición. Según lo que comentó su madre, cayó a un pozo profundo a sus dos años. Desde ese momento, escuchar con claridad le fue imposible.
Al poco tiempo, ingresó a la escuela. “No ha sido fácil ese momento, porque hablaban y yo sólo veía y podía escribir. Para mí era algo normal, pero el profesor dijo que tenía que ir a una escuela especial y yo me preguntaba por qué me rechazaban”, dijo él en lengua de señas, mientras su esposa e intérprete relata su historia.
Vivir con sordera es una lucha diaria, entre barreras y continuos rechazos por falta de información y capacitación de profesionales en el área. En Cochabamba, se estima que existen al menos mil personas sordas. Muy pocas acceden a la atención en instituciones y servicios, a una fuente laboral y a la educación superior.
En un recorrido que realizó este medio se constató que la atención para personas sordas en entidades públicas y privadas es prácticamente nula. Si bien existen esfuerzos de aprendizaje de lengua de señas por parte de personal de empresas y otras instituciones, los niveles de entendimiento son básicos y es imposible de sostener una comunicación real.
En cinco entidades bancarias se pudo verificar que carecen de intérpretes de lengua de señas. Los funcionarios aclararon que pasaron cursos básicos de este tipo de lenguaje, pero que les es difícil sostener una conversación fluida.
La Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), si bien exige que el personal pase cursos básicos de lengua de señas, no establece que una persona se dedique a esta atención. Cada vez que una persona sorda llega al banco para ser atendida no encuentra una intérprete a disposición.
“Nosotros cumplimos con todo lo que la ASFI nos pide y nuestro personal sabe los básico pero no hay una intérprete especializada en la atención en lengua de señas”, comentó la subgerente de Recursos Humanos del Banco Nacional de Bolivia (BNB), Diana Eguino.
En el panorama de servicios de salud, la situación es desoladora. “La comunicación es difícil, muchos sordos tenemos problemas de salud y no hay intérprete en los hospitales que pueda atendernos”, dijo la presidente de la Asociación de Sordos de Cochabamba (Asorco), Felicidad Caero, agregó que muchos que asistieron al hospital Viedma no encontraron enfermeras que entiendan en plenitud las dolencias que padecían.
En tanto, la atención en entidades públicas como la Alcaldía tiene ciertos avances pero no llegan a ser suficientes. Por ejemplo, la Alcaldía puso a disposición tres intérpretes en la unidad de desarrollo de personas con discapacidad ubicada en inmediaciones de la plaza Colón. Las personas con sordera son acompañadas a realizar trámites, sin embargo, algunos no llegan a acceder a este servicio por el escaso personal.
Asimismo, la Unidad de Desarrollo habilitó el servicio de enseñanza de lenguas, con 1.250 funcionarios en salud, educación y policía. Este año, el curso no será habilitado.
En tanto, en la Gobernación, si una persona con discapacidad auditiva ingresa, no identifica a ningún intérprete.
Acceso al trabajo
Pasaron más de dos años para que Alfredo pueda encontrar otra fuente laboral, después de renunciar a su último trabajo. “Mandé mi currículo a varias empresas, al programa PAE del Ministerio de Trabajo y nada”, lamentó. Tiempo después, fue contratado en la empresa Coronilla, con todos los beneficios sociales. En este espacio trabajan cinco personas sordas, y Alfredo asegura que existe una “comunicación fluida”. Ésta es una de las pocas empresas que promueve la inclusión social.
En tanto, la Alcaldía logró insertar a 10 personas sordas en el programa de educación vial, según informó la responsable, Ninoska Luján. Apenas 15 personas pudieron ser insertadas laboralmente. Aunque el panorama es adverso, las personas sordas luchan día a día para mejorar la inclusión.
1.000 personas sordas viven aproximadamente en Cochabamba, según datos de la Asociación de Sordos de Cochabamba (Asorco).
OPINIONES
«Nuestro desafío como asociación de sordos es la cuestión de la lengua de señas. No queremos que las personas con discapacidad auditiva estén escondidos, sino que puedan salir, tener acceso a intérpretes en cualquier servicio con independencia. Hace tiempo éramos 2 mil , ahora sólo mil porque muchos se fueron a otros países en busca de oportunidades». Felicidad Caero. Presidenta Asorco
«Estuve casi dos años buscando trabajo y no podía encontrar nada. Para mí no fue nada fácil, presenté mi currículo a diferentes empresas y casi nadie aceptó, hasta en el Ministerio de Trabajo, con su programa de PAE y nada; luego sí pude ser contratado por una empresa. La situación es muy complicada en todo sentido». Alfredo Carrasco. Persona sorda
LOS OBSTÁCULOS EN EL ACCESO A LA EDUCACIÓN
A sus 10 años, Alfredo quien perdió su audición a los dos años en Sucre, llegó a Cochabamba e ingresó a una escuela del sistema regular. Sin embargo, por discordancias con el docente, sufrió un nuevo rechazo y dejó la escuela.
Bajo referencia, acudió al Instituto de Audiología (IDA).
Siguió sus estudios hasta primero medio y no logró continuar con los siguientes cursos. “En ese momento tenía problemas económicos, así que por decisión propia, me puse a trabajar y ayudaba a mi hermano en trabajos de zapatería”, contó. Después de esto y por ciertas barreras, fue difícil retomar sus estudios.
En Cochabamba existen dos opciones para la educación primera y secundaria para sordos: el Instituto de Audiología (IDA) y el Instituto Don Bosco.
La educación superior es prácticamente inexistente para las personas con discapacidad auditiva. “Sin una intérprete no se puede acceder a la educación, algunos padres optan por enseñarles, pero otros que no tienen el interés de aprender, entonces deben pagar un intérprete que no es accesible para todos”, dijo la presidenta de la asociación de sordos Cochabamba.
Fuente: http://www.lostiempos.com/actualidad/cochabamba/20180122/personas-sordas-afrontan-barreras-comunicacion-instituciones