México: Magisterio protesta por adeudos desde 2016 son 4 mil mdp

Maestras y maestros integrantes de la Asamblea Estatal Democrática de la Sección 40 del SNTE iniciaron una jornada de lucha que consiste en diversas protestas con la finalidad de exigir el pago de adeudos a docentes de diferentes niveles desde el ciclo 2017-2018.

Armando Falconi Borraz, secretario general de la AED, indicó que se encuentra en el estatus de perseguido político ya que a su domicilio han llegado funcionarios de la Fiscalía General de la República para pedir información personal y al respecto hizo una denuncia por la actitud que han presentado las autoridades hacia su persona.

«Ya llevaron tres citatorios a la casa y no me he presentado por esa condición de que quieren que yo me presente, ya les digo no tengo por qué presentarme porque no soy ningún delincuente, más bien soy un maestro que está luchando por su trabajo, que está luchando por la educación pública, y las conquistas laborales y sindicales».

El magisterio organizado ha realizado constantes manifestaciones aún con la pandemia por COVID-19, por estos adeudos que mantienen las autoridades, también en repudio a las clases en línea, y contra la Reforma Educativa de la pasada administración peñista.

Fuente: https://www.meganoticias.mx/cdmx/noticia/magisterio-protesta-por-adeudos-desde-2016-son-4-mil-mdp/182905

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Los más vulnerables en Beirut tras la explosión: los niños

Asia/Líbano/15 septiembre 2020/elpais.com

Un mes después de la explosión que sacudió la capital del Líbano, numerosas organizaciones internacionales y locales han lanzado campañas de ayuda humanitaria para paliar los efectos de la catástrofe entre los más pequeños

La explosión en el puerto de Beirut dejó 190 muertos, 6.500 heridos y 300.000 personas afectados por la destrucción o daños en sus hogares, y el impacto del desastre sobre los niños ha sido grave. Según los últimos datos de la agencia de Naciones Unidas para la Infancia, entre los fallecidos había cuatro niños y 1.000 heridos, y se estima que unos 100.000 se vieron desplazados de sus hogares. Desde entonces numerosas ONG trabajan en el terreno para dar apoyo humanitario y protección urgente a los más pequeños y sus familias.

“Un mes después de las devastadoras explosiones, las necesidades siguen siendo graves y debemos mirar hacia el futuro”, declaró Yukie Mokuo, representante de Unicef en Líbano, en una rueda de prensa celebrada en Karantina, uno de los barrios más damnificados por la explosión del 4 de agosto, cuando se cumple un mes del trágico suceso.

Tras guardar un minuto de silencio en homenaje y recuerdo de las víctimas de la detonación, la responsable de Unicef en el Líbano ha asegurado que, aunque haya “pasado un mes de la explosión, el corazón de todos está roto. Todo el mundo ha quedado conmocionado después del gran impacto”. Ahora “el bienestar de los niños es nuestra prioridad” y “el futuro del Líbano depende de que los niños crezcan sanos, en un entorno seguro”.

Actualmente, la repuesta de Unicef se centra en mantener seguros a los niños y rehabilitar servicios básicos como el acceso a la atención médica, educación y agua segura. En este sentido, la entidad ha enviado 18 cargamentos de ayuda humanitaria esencial, ha reconectado más de 160 edificios al sistema público de agua, ha instalado alrededor de 870 tanques de agua en hogares afectados, y ha distribuido 4.485 kits de higiene y 462 para bebés entre las familias. Asimismo, Unicef ha proporcionado apoyo psicosocial a 1.406 niños, padres y cuidadores y planea facilitar apoyo para que las familias puedan reconstruir sus casas y medios de vida. Todo ello, junto con la movilización de 2.000 jóvenes que se han echado a las calles para limpiar, hacer pequeñas reparaciones en viviendas y distribuir comidas.

Para cubrir las necesidades más inmediatas de los niños y sus familias durante los próximos tres meses, la agencia de la ONU para la infancia dijo que necesitaba 42 millones de euros y ha lanzado un llamamiento a la comunidad internacional para recaudar estos fondos.

A los esfuerzos de Unicef se suman los de otras organizaciones de la sociedad civil libanesa como la Cruz Roja, que hasta el momento ha podido ofrecer kits de higiene y paquetes de comida a más de 51.000 personas y asistencia médica y psicológica a otras 11.000. Además, ha organizado una campana de donación de sangre en sus centros de transfusion, ha completado alrededor de 11.500 evaluaciones de edificios dañados y reubicado a más de 100 familias que no pueden regresar a sus hogares.

Por su parte, la ONG libanesa Offrejoie respondió rápidamente poniendo en marcha un programa de rehabilitación de emergencia en dos de los vecindarios más golpeados, —Karantina y Mar Mikhael— e iniciando obras de rehabilitación en 44 edificios y pequeñas viviendas. “El objetivo es ayudar a más de 300 familias a volver a su vida normal con dignidad y seguridad antes del invierno”, explica Carla Jreidini, jefa del equipo de comunicación y captación de fondos de Offrejoie. Además, la asociación distribuye diariamente desayunos y almuerzos calientes a unas 80 familias y organiza actividades psicosociales una vez a la semana para decenas de niños de diversos orígenes afectados por la explosión.

Otra de las organizaciones que también está ayudando a paliar las consecuencias de la deflagración es el Banco de Alimentos Libanés (LFB). La entidad ha repartido aproximadamente 100 toneladas de alimentos entre las familias más necesitadas y planea preparar paquetes de alimentos para niños que incluyan dibujos, juguetes y comida infantil, según ha explicado por teléfono Soha Zaiter, directora ejecutiva de LFB.

No obstante, a pesar de la gran cantidad de asistencia facilitada o prometida, algunas personas que se vieron afectadas por la explosión lamentan que la ayuda aún no les ha llegado. Tres familias asiladas sirias que viven en la zona cristiana de Achrafiyeh (otro vecindario muy dañado por la detonación), aseguran a Planeta Futuro que, aunque vino gente de distintas ONG a comprobar cómo estaban y prometieron ayudarles, todavía no han recibido ningún tipo de apoyo. “La ayuda solo la está dando la comunidad local”, afirma Mohammad, padre de una de las familias sirias y cuyo hogar resultó parcialmente destruido por el efecto de la onda expansiva.

El último golpe a un país en crisis

Las secuelas de la apocalíptica explosión en la zona portuaria de Beirut se han entremezclado con los numerosos problemas que arrastra el Líbano desde hace meses. El país de los cedros atraviesa una profunda crisis económica y política, agravada por la pandemia, y que ha provocado que la moneda nacional haya perdido más del 80% de su valor, que los precios de productos básicos se hayan disparado un 60% y que la tasa de paro aumente hasta el 35%; todo ello en un país que con el mayor número de refugiados per cápita del mundo.

Con más de un millón y medio de desplazados sirios, el Líbano alberga a unos 630.000 niños refugiados de entre 3 y 18 años y, además acoge a más de 400.000 de origen palestino y a 20.000 de otras nacionalidades.

Precisamente, la difícil coyuntura que atraviesa el país ha perjudicado, sobre todo, a las familias y niños en contextos más frágiles. Alrededor de 3,3 millones de personas en el Líbano —más de la mitad de la población total— está clasificada como vulnerable, y se estima que 2,7 millones están clasificadas como «pobres». En un estudio publicado a final de julio, Save the Children advirtió que más de 900.000 personas, entre ellos aproximadamente 550.000 niños, no tenían suficiente dinero para comprar productos básicos como alimentos.

Ahora, tras la devastadora explosión en la capital libanesa, los niños y las familias desfavorecidas están más expuestas que nunca. Por ello, organizaciones como Save the Children ha puesto en marcha un fondo de ayuda para la infancia en el Líbano con el que dar respuesta a las necesidades más urgentes de niños y familias vulnerables.

Voluntarios de la ONG libanesa Offrejoie realizan juegos con los niños del barrio de Karantina.
Voluntarios de la ONG libanesa Offrejoie realizan juegos con los niños del barrio de Karantina. OFFREJOIE

Otro factor peligroso para los niños y familias es la interrupción de la atención médica primaria. Por un lado, al menos 16 centros sanitarios de atención primaria, que atienden a 160.000 personas, sufrieron daños. La detonación también dejó totalmente destruida la unidad de cuidados intensivos para recién nacidos del Hospital de Karantina. Igualmente, una decena de contenedores con cientos de miles de guantes, batas y mascarillas fueron destruidos, al igual que cinco de las siete cámaras frigoríficas para vacunas de un almacén de cuyo mantenimiento se encarga Unicef.

Además de los daños materiales en los centros médicos y hospitales, el caos y las aglomeraciones tras el brutal estallido aceleraron la expansión de la covid-19 en el Líbano. En el ultimo mes se ha registrado un aumento significativo de los contagios y, desde el inicio de la pandemia en febrero, se han contabilizado más de 20.426 positivos y 191 muertes, según datos del Ministerio de Salud Pública libanés.

Ante esta situación de emergencia sanitaria, Unicef ha adquirido dos neveras solares nuevas que se instalarán en el Hospital Rafic Harriri y ha suministrado más de 430.000 mascarillas de tela a la población y Equipos de Protección Personal (EPI) a centros de atención primaria. Del mismo modo, la Cruz Roja Libanesa ha estado trabajando las 24 horas del día para dar apoyo en el transporte en ambulancia de casos confirmados y sospechosos de COVID-19 y de tests PCR.

Una vuelta a las aulas marcada por la incertidumbre

La interrupción del año escolar vinculada a las manifestaciones antigubernamentales en octubre-noviembre y, más tarde, al caos económico y al cierre de las escuelas por la pandemia, ha hecho que muchos niños no hayan podido mantenerse al día con su trabajo escolar debido a un aprendizaje remoto inaccesible o inadecuado, revela una encuesta de Save the Children. A esto se añade que, tras la explosión muchas familias han visto reducidos sus ingresos a cero, por lo que sus hijos corren el riesgo de tener que renunciar a su educación.

De nuevo, esto afecta principalmente a los niños y jóvenes en situación de desplazamiento, quienes a menudo ya habían perdido años de educación debido a la guerra y, además, el 70% de ellos viven en hogares bajo el umbral de pobreza. Así, incluso antes de los cierres, más de la mitad de los niños sirios entre 3 y 18 años (el 58%) estaban fuera de la enseñanza formal, de acuerdo con datos de la ONU.

Actividades de juego que organiza la ONG libanesa Offrejoie en el barrio de Karantina.
Actividades de juego que organiza la ONG libanesa Offrejoie en el barrio de Karantina. OFFREJOIE

Por otro lado, la explosión también ha dejado huella en muchas escuelas del Líbano y unos 183 centros educativos están dañados o destruidos, algo que afecta a más de 77.000 niños y adolescentes.

Unicef —actor clave en la provisión de educación en el Líbano— ha recordado que se necesita actuar urgentemente y aumentar la ayuda para garantizar que todos los niños afectados por las explosiones de Beirut puedan tener acceso a la educación cuando a finales de mes cuando comience el nuevo curso escolar.

“Cuando se produce un desastre como este, la educación puede suponer un salvavidas para los niños cuyas vidas se han vuelto del revés, ya que proporciona un espacio seguro si pueden ir a la escuela, y una sensación de normalidad en medio del caos”, expone la representante de Unicef en Líbano, Yukie Mokuo. Por ello el organismo ha pedido a la comunidad internacional que aumente con urgencia su apoyo a la educación de los niños en Beirut y los recursos se están movilizando con rapidez para iniciar la rehabilitación de las instituciones educativas menos dañadas (un 80% de los centros totales) y que puedan estar operativas antes del comienzo del nuevo año escolar en octubre.

Asimismo, la covid-19 es una dificultad añadida y, debido a ella, todas las escuelas planean implementar un enfoque mixto que combine la educación presencial con la online. “Debemos asegurarnos de que los niños estén protegidos contra la infección por la covid-19”, ha incidido Mokuo en la rueda de prensa, haciendo hincapié en que la planificación del “nuevo año escolar con el apoyo de la educación a distancia” es una “prioridad máxima”.

Sin embargo, estos planes también se han complicado debido al impacto de la explosión. Dado que muchas familias perdieron sus hogares y sus medios de subsistencia, ahora se enfrentan a problemas para tener conectividad y adquirir materiales educativos.

“Es fundamental que encontremos soluciones urgentes para que los niños retomen su educación —también en remoto— lo antes posible”, sostiene Mokuo. “Con el tiempo que puede llevar reconstruir y rehabilitar las escuelas dañadas y reemplazar los muebles y el material escolar perdido, urge impulsar alternativas de aprendizaje remoto para los niños afectados”, agrega. Para ello Unicef ha adelantado que durante los próximos tres meses suministrará material escolar y dispositivos electrónicos y proporcionará Internet a los estudiantes, así como capacitación y apoyo a los maestros “para garantizar que los niños, especialmente los de las áreas afectadas más pobres, reciban no solo un aprendizaje remoto de calidad, sino también el nivel de atención psicosocial que necesitan para superar el trauma”, detalla la responsable de Unicef en el Líbano.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/07/planeta_futuro/1599466838_440585.html

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Líbano: Las necesidades humanitarias en Beirut son enormes e inmediatas, alertan las agencias de la ONU

Las necesidades humanitarias en Beirut son enormes e inmediatas, alertan las agencias de la ONU

El Líbano vive una crisis triple: una situación socioeconómica grave, la pandemia de COVID-19 y la explosión de nitrato de amonio ocurrido esta semana. Las Naciones Unidas han liberado 15 millones de dólares de sus fondos de emergencias y piden ayuda a la comunidad internacional para atender la emergencia, donde todavía se están encontrando personas bajo los escombros y cientos de miles más han quedado sin refugio. La ONU también insta a que se esclarezcan los hechos que llevaron a la catástrofe, ya que los ciudadanos merecen explicaciones y justicia.

Las necesidades humanitarias son enormes e inmediatas en todo Líbano tras la explosión del 4 de agosto que destruyó el puerto de la ciudad de Beirut, afirmaron este viernes las agencias de las Naciones Unidas.

Los últimos informes cifran en al menos 150 muertos y miles de heridos el saldo humano del estallido, pero es probable que esa cantidad aumente, ya que los equipos de rescate aún buscan sobrevivientes entre los escombros.

Este viernes el director de la Oficina de Asuntos humanitarios anunció la liberación de seis millones de dólares del Fondo Central para Emergencias de la ONU, ampliando el presupuesto de ayuda de la Organización para la catástrofe a 15 millones (9 millones ya habían sido liberados por la oficina local en el país). El dinero será destinado para la reparación de hogares dañados, operaciones logísticas y apoyo inmediato al sistema de salud.

El portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Christian Lindmeier, dijo que aún hay muchas personas desaparecidas y que los hospitales están desbordados.

Tres de esas instalaciones sanitarias son «no funcionales», dos más han sido parcialmente dañadas, y el desastre dejó un total de 500 camas de hospital fuera de acción.

La gente sigue bajo los escombros.

«El enfoque inmediato ahora está en el cuidado de los heridos y en la búsqueda y rescate, por supuesto, eso es muy importante. Todavía hay cuerpos bajo de los escombros y todavía hay personas vivas atrapadas por lo que podemos ver en los informes de los medios; y esa es la prioridad ahora y, por supuesto, entregar suministros, comida, refugio, medicinas, así como equipo médico para situaciones de trauma y para todas las otras enfermedades que no se pueden tratar ahora en los hospitales”, informó Lindmeier a la prensa en una videoconferencia desde Ginebra.

En medio de las preocupaciones sobre el polvo potencialmente dañino creado por la explosión de unas 2750 toneladas de nitrato de amonio, el portavoz de la OMS señaló que el Ministerio de Salud libanés aseguró que hubo una disminución en el nivel de toxicidad dos horas después de la explosión.

Los niños están en peligro

La prioridad más apremiante de las agencias de la ONU es contar con suministros de asistencia para los más vulnerables, incluidos aquellos que requieren ayuda médica de emergencia de hospitales ya abrumados por pacientes con COVID-19.

Esta tarea se ha vuelto aún más desafiante ya que muchos contenedores de envío con equipo de protección personal necesarios para la respuesta a la pandemia se perdieron en la explosión.

«Lo que sabemos hasta ahora es que diez contenedores de material de protección que fue adquirido por el Ministerio de sSalud Pública han sido destruidos», señaló la portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Marixie Mercado. “Estos contenían cientos de miles de máscaras, guantes, batas, todos críticos para la respuesta. Ya hemos realizado pedidos para reemplazar parte de este material y ahora hemos priorizado la entrega de pedidos preexistentes para el Líbano.”

Mercado afirmó que unos 80.000 niños fueron desplazados por la destrucción de sus casas en la ola expansiva y que muchos hogares que sobrevivieron el impacto se han quedado sin agua ni electricidad.

Existen numerosos informes de niños que han sido separados de los miembros de su familia, algunos de los cuales todavía están desaparecidos. Al menos doce centros de atención primaria de salud, centros maternos, de inmunización y de recién nacidos en Beirut han sufrido daños, lo que ha afectado los servicios de casi 120.000 personas.

Cinco de los siete cuartos refrigerados de almacenamiento de vacunas apoyados por UNICEF fueron destruidos en la explosión, lo que afectará los programas críticos de vacunación.

Además, muchas escuelas han reportado daños en Beirut y sus alrededores, con evaluaciones en curso sobre el nivel del impacto.

Para garantizar la ayuda continua inmediata, la Organización Mundial de la Salud solicitó a la comunidad internacional 15 millones de dólares, y UNICEF, 8,25 millones.

Se disparan los casos de COVID-19

“Los casos de COVID-19 se dispararon con un récord de 255 infecciones registradas el jueves”, detalló Mercado.

Hasta la fecha, Líbano ha visto 70 muertes por COVID-19 y 5672 casos en total. Las áreas alrededor del sitio de la explosión se encuentran entre los grupos de transmisión más activos.

«Es imposible para los afectados practicar el distanciamiento seguro y hay una necesidad desesperada de mascarillas, pero para la mayoría de las personas en este momento el COVID-19 no es lo más importante», indicó la funcionaria de UNICEF.

Ayuda de alimentación

El Programa Mundial de Alimentos anunció que importará harina y granos de trigo para apoyar a Líbano mientras se trabaja para reconstruir el puerto, donde se destruyeron los lugares más grandes de almacenamiento de cereales del país.

Además de llevar a cabo programas de ayuda en efectivo y comida, el PMA también puso a disposición del Gobierno su experiencia en logística y cadenas de suministro.

La explosión empeorará una situación de seguridad alimentaria ya sombría que ha coincidido con una profunda crisis financiera y la pandemia de COVID-19.

“El Líbano exporta el 85% de su comida, el daño al puerto limitará la entrada de alimentos al país, y empujará los precios más allá del alcance de la mayoría de los ciudadanos”, explicó Elisabeth Byrs, portavoz del PMA.

Una oportunidad para atender las quejas del pueblo

La horrible explosión de esta semana en Beirut puso de manifiesto la necesidad de que la comunidad internacional dé un paso adelante y ayude a Líbano y a su gente en este momento de crisis, apuntó este viernes la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.

“Solo una respuesta internacional rápida y un compromiso sostenido evitarán que se pierdan muchas más vidas. Hace cuatro semanas, la Alta Comisionada emitió una severa advertencia de que la situación en Líbano se estaba deteriorando rápidamente. Luego, instó al Gobierno, a los partidos políticos y a los líderes a promulgar reformas urgentes y a abordar necesidades esenciales como refugio, alimentos, electricidad, salud y educación”, expresó Rupert Collvile, portavoz de Michelle Bachelet.

Con grandes extensiones de la ciudad no aptas para vivir, el puerto principal del país casi destruido y el sistema de salud de rodillas, la situación es grave, subrayó el portavoz.

“Se debe escuchar el llamado de las víctimas a la rendición de cuentas, incluso mediante la realización de una investigación imparcial, independiente, exhaustiva y transparente sobre la explosión”, agregó.

Collville dijo que a medida que la ciudad y el país se reconstruyan, la necesidad de proteger los derechos de los más pobres y vulnerables a través de la acción colectiva y la reforma será más importante que nunca.

“Este trágico evento debe ser un punto de inflexión para que los líderes del país superen los estancamientos políticos y aborden las quejas de la población emitidas por primera vez durante las protestas de octubre de 2019”, puntualizó.

Collville aseguró que, aunque se sabe que los orígenes de la explosión tienen que ver con las reservas de nitrato de amonio en un almacén del puesto, todavía hay muchas interrogantes.

“Cómo llegó allí y por qué ha estado en ese almacén durante siete años. Eso es importante y es importante que la investigación satisfaga al público. La ira en las calles de Beirut es comprensible, la situación es tensa y esto se evidenció con el presidente de Francia Emmanuel Macron caminando por las calles y con lo que la gente le decía; así como con lo que la gente dice en general sobre la situación «, concluyó.

Probables víctimas refugiadas

Varios refugiados podrían hacer parte de las víctimas de la explosión, aseguró la Agencia de la ONU que se encarga de protegerlos.

El Líbano alberga a 1,5 millones de personas desplazadas por el conflicto, muchas de ellas de la vecina Siria.

«Algunas de las áreas severamente afectadas por la poderosa explosión incluyeron vecindarios que acogen a refugiados», dijo el portavoz delACNUR, Charlie Yaxley.

“Hemos recibido informes iniciales, aunque no confirmados, de varias muertes entre la comunidad de refugiados. Trabajamos con los equipos de rescate y otros trabajadores humanitarios para ayudar con la identificación y el apoyo a las familias en duelo”, añadió.

Las evaluaciones iniciales muestran que los hogares de cientos de miles de personas se han destruido, creando una necesidad «masiva» de refugio, según la Agencia de la ONU para los Refugiados.

«ACNUR está poniendo a disposición sus existencias en el país de kits de refugio, láminas de plástico, vestíbulos y decenas de miles de otros artículos básicos de socorro, incluidas mantas y colchones para su distribución y uso inmediato», especificó Yaxley.

En un intento por impulsar la respuesta de salud de la ONU al COVID, y ahora ante el desastre del martes, la agencia con sede en Ginebra ha proporcionado suministros y equipos médicos, ventiladores y camas para pacientes.

«Una segunda fase se está acelerando a la luz de la saturación de los hospitales», enfatizó Yaxley. «Este apoyo ayudará a disminuir la presión sobre los hospitales actualmente agobiados y permitirá que más pacientes sean tratados con prontitud».

Fuente de la Información: https://news.un.org/es/story/2020/08/1478552

Fuente de imágenes: UNOCHA

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