Por: Luciana Echevarría
ataque de Macri y Vidal contra los docentes se vio magnificado el sábado 1º en Clarín, con la columna de Jorge Lanata. Allí se pretende “abordar” el ausentismo, pero en una nota que se suma a la campaña de falacias y lugares comunes con que el gobierno intenta descalificar a los educadores y responsabilizarlos por la situación que atraviesa la escuela
pública estatal. La utilización del ausentismo con infundados y falsos argumentos oficiales, es reproducida y exagerada en Clarín. Por eso, con distintos aportes y propuestas, nos escriben dirigentes de Alternativa Docente y el MST. Publicamos aquí dos de esas notas.
Para debatir sobre estos temas, analizar de dónde venimos y hacia dónde vamos con el conflicto docente; sobre calidad educativa y capitalismo; escuela y proyecto de país o nuestra propuesta de izquierda pedagógica y educadores para el cambio social, invitamos a participar de la Charla que haremos este viernes 7 a las 18hs en el local de la calle Perú Nº 439 (entre Av. Belgrano y Venezuela) en la Ciudad de Buenos Aires, ¡te esperamos!
Las licencias docentes, Lanata y la gobernadora
En su columna de los sábados, Lanata suele ser crítico de la docencia. Ahora embate con desdén y animosidad contra maestras y profesores al hablar del ausentismo. En su nota “El derecho a cobrar y el derecho a no ir”, coloca supuestos porcentajes y “razones” de las inasistencias docentes. Es llamativo ver cómo el multimedios y periodistas que posan de “veraces”, necesitan operar contra los que damos pelea por la educación pública, estatal, libre, gratuita y de calidad para borrar esa lucha con una pluma cargada.
Las mentiras a las que apelan para sostener la campaña contra el conflicto docente son cada vez más vergonzosas. En el programa con Mirtha, el propio Macri dio la señal al decir la primera burrada: que los docentes bonaerenses tendríamos un ausentismo mayor al 25%… Luego y sin aclarar que desmentían al presidente, los ministros de Vidal “redujeron” ese supuesto ausentismo al 17%, mostrando que tiran datos sin comprobación, sólo para atacar a quienes estamos frente al aula.
Antes había sido el ministro de Educación, Esteban Bullrich, al tirar otra barbaridad cuando menciona “el curro en el control médico” para decir que “hay que cambiar” el sistema porque -según él-, se arreglarían licencias “a cambio de plata…”. Es muy grave que un ministro lo diga sin accionar contra las empresas privadas que dan las licencias en la inmensa mayoría de las provincias, con excepción de Capital.
Igual que Lanata, están faltos de argumentos y desconocen lo que significa la salud docente en esta época. Nuestra profesión se complejizó a medida que la crisis económica y social se agudizó, entrando a las escuelas y dejándonos solos con ella y sin recursos. Además, la constante negativa a pagar sueldos dignos, nos obliga a sumar horas y cargos. Cuando la labor docente es, de por sí, una labor de sobreesfuerzo físico, mental y afectivo.
Nuestra tarea nada tiene que ver con “los locutores que hablan seis horas corridas, todos los días y no tienen esos problemas de garganta” como quiso endilgarnos Lanata. Estos profesionales del micrófono se han formado en “colocar la voz”, ejercitan para ello y lo hacen en un ambiente adecuado, casi sin ruidos, sin las presiones de un aula ni las violencias que se cuelan. Los docentes, en cambio, sufrimos nuestra voz en aulas superpobladas, patios llenos de chicos y situaciones críticas que nada tienen que ver con el estudio cerrado y silencioso de una radio.
Así, nuestra salud se halla en una “cuerda” floja, compuesta por condiciones de trabajo y un sistema de salud pública en decadencia, una obra social como IOMA ajena a las necesidades de sus afiliados y una ART que persigue el lucro. Cuando debieran prevenir o atender nuestra salud, pero están en la picota por actos de corrupción, por “vaciamiento” o por los designios de los distintos gobiernos.
Nunca han planificado acciones de prevención ni tratamientos acordes con el deterioro y desgaste fundamentado en los estudios sobre nuestra profesión (ver: “Salud y trabajo docente, tramas del malestar en la escuela” por Martínez Deolidia, Valles, Kohen, 1997. “Estudio para evaluar el síndrome de quemarse por el trabajo – burnout” por Marucco Mariana Andrea, Flamenco Eduardo, Ragazzoli Nora, 2006).
El control de inasistencias está privatizado hace años
Un capítulo aparte merece el control mismos de las inasistencias, privatizado desde setiembre 2009 bajo el gobierno de Scioli, en una oscura contratación directa en lugar de llamar a licitación, cosa que Vidal nunca revisó. Control a cargo de una empresa amiga del poder de turno, Dienst Consulting S.A., que factura muchísimo dinero.
El 28 de marzo, en la paritaria, al plantear el tema del ausentismo como supuesta forma de aumentar salarios, ante la consulta de los gremios, los funcionarios de Vidal dijeron “no saber” cuál es el costo de este verdadero curro. Los sindicatos calculan que se embolsa casi $ 150 millones.
Una prestataria contra la que venimos peleando hace años y tenido muchos encontronazos, por los maltratos a lxs trabajadores y las irregularidades con que prestan su “servicio”, en un sentido opuesto al “facilismo” que describe el periodista.
Respecto a las inasistencias originadas por estudios, perfeccionamientos, carreras, etc., son mayormente negados también. Y lo que no dicen es que, en un avance a la mercantilización, los cursos avalados por la DGCyE están en manos de editoriales que cobran altos aranceles, son truchos y sólo sirven para “comprar puntaje”. Además se reconocen muy pocos días para rendir examen en las universidades.
Gobierno y periodistas difaman ya que quien quiere realizar cursos, actualizaciones, etc. debe hacerlo fuera de la actividad escolar. Para defender la calidad educativa, nosotros seguimos peleando por la capacitación gratuita y en servicio, los docentes somos los únicos que podemos generar teoría para mejorar las cosas, pero se nos despoja incluso de ese derecho.
Algunas propuestas
Por todo esto, desde Alternativa Docente (MST en Izquierda al Frente) venimos dando la pelea para proponer una salida integral al problema de la continuidad de los aprendizajes por las “inasistencias”:
- Salario acorde a la canasta familiar para que nuestra labor se centre en un sólo grupo de niños y jóvenes con no más de 20 alumnos, en lugar de tener que sumar más cargos u horas para vivir. Garantizar horas para la preparación de las clases, esparcimiento cultural, estudio.
- Sistema de salud basado en la prevención y atención permanente de las patologías propias de la profesión y el deterioro físico, mental y afectivo.
- Directorio de IOMA (obra social) con mayoría de representantes de afiliados, trabajadores y representantes gremiales, electos en asambleas.
- Reestatizar la prestataria para que vuelva a la órbita de la Dirección de Reconocimientos Médicos provincial. Con “control de las inasistencias” en los hospitales públicos y zonales como fue hace tiempo porque allí los profesionales tienen, no sólo los conocimientos, sino el ámbito acorde con las revisaciones y análisis de las patologías que nos afectan. Destinar todos los recursos y profesionales necesarios para atender las miles de situaciones de enfermedad que padecemos en las escuelas.
- Capacitación en servicio: facilitar mecanismos para que los docentes que quieren seguir estudiando, puedan sin tener que hacerlo fuera del horario de trabajo.
Hablemos de ausentismo…
El periodista Jorge Lanata publicó su columna habitual de opinión en el diario Clarín el pasado sábado, titulada “Maestros: el derecho a cobrar y el derecho a no ir”. Lanata termina preguntando si esa “es una columna contra los docentes” y concluye que no. Pero lo hace a pesar de las falsedades, generalizaciones y ataques sin demostración ni fundamento que hace contra los educadores.
No deja de sorprender que, hasta el día de hoy, alguien que alguna vez supo representar cierto pensamiento crítico, se haya transformado en un periodista a sueldo, al que le dan la nefasta tarea de intentar defenestrar un reclamo justo como es el docente. Y sea justamente él quien acuse a los docentes de “cínicos” y “cobardes” porque “su ideología llega hasta donde los dejan…”, como arbitrariamente afirma.
En la gira por los medios que hizo la gobernadora María Eugenia Vidal, habló en varias oportunidades sobre que ella “no quería poner más parches”. Sería una expresión alentadora, sino fuera dolorosamente cínica; no sólo porque habla del ausentismo de los docentes cuando ella misma faltó a más del 65% de las sesiones cuando presidía la Legislatura porteña como vice Jefa de Gobierno, sino porque está claro que el gobierno macrista no quiere resolver de fondo la crisis educativa, sino profundizarla.
Los primeros preocupados por la calidad de la educación pública somos los docentes. Por eso luchamos por los salarios, pero también por las condiciones materiales y pedagógicas en las cuales se enseña y se aprende hoy.
A los gobiernos, a los medios y periodistas que le sirven, les “aterra” el supuesto alto nivel de ausentismo docente y lo utilizan como argumento para deslegitimar nuestro reclamo y para responsabilizarnos de la situación crítica de la educación. Pero las carpetas médicas, tareas pasivas y pedidos de licencias son las evidencias de un problema de fondo, sobre el cual, ellos no quieren hablar.
Ausentismo: ¿causa o consecuencia de las problemas en educación?
Es hora de que el ausentismo deje de ser considerado como la causa de todos los males de la educación, para considerarse una de las tantas consecuencias de las pésimas condiciones en las que trabajamos y de las más variadas problemáticas sociales con las que nos enfrentamos cada día: falta de presupuesto, pobreza, violencia social que se expresa en las escuelas, crisis de autoridad, adicciones, discriminación, desigualdad de oportunidades, ausencia de proyecto de vida, etcétera.
Desde hace varios años se vienen realizando estudios que indican que los docentes constituyen uno de los colectivos profesionales más afectados por la depresión, la fatiga psíquica, el stress y malestares como el “burnout” y el “moobing”, además de otras enfermedades físicas.
Estos síntomas se presentan en un contexto en el cual la función de la escuela ha sufrido fuertes cambios, teniendo que ampliar su rol socio-pedagógico a roles como el asistencial, administrativo y laboral. La situación de crisis socio-económica, el retroceso en el papel del Estado como garante del derecho a la educación y la falta de políticas sociales efectivas, explican este cambio de funciones.
Cómo abordar el ausentismo y mejorar la calidad educativa
Al gobierno de Macri (y a Lanata) les preocupan la cantidad de días de clases, pero poco les importan los problemas que atravesamos en cada uno de esos días. Si las escuelas -que son nuestros ambientes de trabajo- se tornaron insalubres, no fue producto de la fatalidad, sino resultado de una lógica de mercado aplicada por los sucesivos gobiernos, que implica considerar a la educación pública como un gasto que permanentemente hay que bajar.
Para lograr la tan ansiada “calidad educativa”, no hace falta ser tan creativos… Con salarios dignos que permitan trabajar en un solo cargo; mayor presupuesto; aulas con 20 alumnos como máximo; capacitación y cuidado de la salud y las condiciones de trabajo; acceso gratuito a la formación; adecuadas condiciones edilicias; ámbitos democráticos de debate y decisión de las políticas públicas de educación, además de medidas de emergencia para resolver la crisis socio-económica que afecta a los niños, las familias y las escuelas, vamos a estar mucho más cerca.
Fuente: http://mst.org.ar/2017/04/03/ausentismo-conflicto-docente-lanata-vidal-i/