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Financiación y equidad

Por: Francisco Cajiao

A nadie se le ocurre que la calidad es secundaria. Educación superior de mala calidad es una estafa.

A veces no es claro lo que pretende el Gobierno con respecto a la educación superior. Por eso vale la pena traer a cuento algunos datos que permitan retomar la discusión con una perspectiva que supere la inmediatez y el mal hábito de pensar con el deseo sin dar tiempo para que la realidad avance al ritmo que necesita.

En 1990, la cobertura de la educación superior estaba en 8,1 % y se requirió una década para llegar al 13,82 % en 2000. En este año la matrícula oficial era apenas del 36,6 %, con 322.231 estudiantes, mientras en el sector privado se atendía a 555.943 jóvenes, 63,7 % de la población universitaria.

Para conseguir este incremento se crearon en el período 69 instituciones, de las cuales solo 27 fueron oficiales (39 %). Las 42 restantes fueron iniciativas privadas, respondiendo a una demanda que superaba en un 85 % la capacidad instalada en el país. Tal vez algunos vieron una oportunidad de negocio, otros presintieron que era una valiosa plataforma política y, sin duda, hubo grandes esfuerzos de liderazgo regional para mejorar las condiciones productivas de ciudades y departamentos.

Esto significa, en primer lugar, que la gran contribución a la expansión de la educación superior se hizo por causa de los ingresos salariales de las familias, pues más del 70 % de los ingresos de las universidades privadas provinieron de la matrícula. Pero también hay que destacar que esto hubiera sido imposible sin el aporte del Icetex al financiar ese gasto privado. En la década se beneficiaron por créditos directos y fondos en administración más de 650.000 jóvenes que de otra forma no hubieran podido asistir ni a las instituciones privadas ni a las públicas.

Buena calidad puede lograrse si los jóvenes tienen cómo acudir a las universidades con apoyo financiero y formas razonables de amortización.

Hoy se muestra con orgullo que hemos superado el 50 % de cobertura, aunque ese porcentaje implique una distorsión importante al incorporar la formación tecnológica del Sena, que representa algo más del 20 %. A pesar de esto, la matrícula privada representa el 50 % y el 72 % de las instituciones, sostenidas principalmente con los ingresos de matrícula que paga una población de bajos ingresos.

La población de estratos 4, 5 y 6 constituye el 9,1 % de la población y hace mucho accede a la universidad, no solo porque tiene recursos, sino porque sabe la importancia de la educación para progresar. Aun así, familias con dos o más hijos tienen que recurrir al crédito. Pero la nueva población universitaria que acude a la educación privada proviene de los estratos 2 y 3, que constituyen el 68,3 % de la población.

Pues bien, a alguien se le ocurrió que para ser el país más educado de América Latina este grupo social debía exprimir sus bolsillos para que las universidades a las que van sus hijos contraten doctores, hagan investigación, internacionalización y publicaciones en revistas científicas inaccesibles. Además, en el Plan de Desarrollo limitó los créditos de Icetex a las universidades acreditadas, que son apenas el 15 %.

Por fortuna, hay en curso proyectos de ley que echan abajo semejante esperpento, y el Icetex ha entendido con claridad que si el Estado no tiene con qué ampliar la cobertura pública, que es lo que debería hacer, no puede seguir orientando todos los recursos hacia las universidades ya consolidadas deteniendo, por vía de bloqueo económico, el desarrollo de todas las que tuvieron que crearse para facilitar el progreso gradual del nivel educativo del país.

A nadie se le ocurre pensar que la calidad es secundaria. Educación superior de mala calidad es una estafa. Pero buena calidad puede lograrse si los jóvenes tienen cómo acudir a las universidades con apoyo financiero y formas razonables de amortización, como las que están discutiéndose en el Congreso. El Ministerio debe entender que el exceso de control no siempre es garantía de progreso: hacer las cosas cada vez más difíciles no estimula la innovación, la eficiencia ni la equidad.

FRANCISCO CAJIAO
fcajiao11@gmail.com

Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/francisco-cajiao/financiacion-y-equidad-educacion-superior-en-colombia-132088

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Colombia: Fecode y el Ministerio de Educación exponen sus puntos de vista sobre calidad en educación

Colombia/18 septiembre 2017/Fuente: El Espectador

Se refieren al ranquin de colegios publicado por la Fundación Alberto Merani, donde se mide cuál es la velocidad de mejoramiento de los colegios públicos y privados de Colombia en los últimos cinco años.

La calidad educativa y las garantías laborales han sido los dos problemas en los que la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) y el Ministerio de Educación parecen no ponerse de acuerdo.

Carlos Enrique Rivas, presidente de Fecode, acepta que sí ha habido avances en la calidad educativa en los últimos años, pero que falta mucho por hacer. “Siempre hemos insistido en tener instalaciones adecuadas para atender a los estudiantes sin que estén en hacinamiento. De igual manera, que exista un acompañamiento a los docentes, porque los problemas de calidad en la educación se resuelven a medida que se resuelven problemas de alimentación, de transporte…”, expone Rivas.

Asimismo, asegura que se debe reducir el número de estudiantes por docente, porque sólo de esa manera pueden generar espacios de discusión, diálogo y seguimiento, vitales para una educación de calidad. “Si uno tuviera la oportunidad de tener 20 y no 40 estudiantes por aula le aseguro que la educación se modificaría”, añade.

En este punto, el Ministerio de Educación resalta que en los últimos siete años se han invertido $212 billones en educación, dándoles mayor importancia a tres aspectos: acceso, calidad e infraestructura. Programas como Gratuidad educativa, Jornada Única, Plan Nacional de Infraestructura Educativa, Becas para la Excelencia Docente y Colombia Bilingüe serían prueba de ello.

“Falta más”

El presidente de Fecode explica que a pesar de los esfuerzos, no es suficiente. “Aunque se ha aumentado la cobertura de educación, todavía hay miles de niños fuera del sistema. Un segundo problema tiene que ver con la canasta educativa (infraestructura, transporte, alimentación…)m que está desfinanciada. Por otro lado, está la brecha relacionada con la jornada única, la cual es una equivocación, porque no se trata de mantener por dos horas lo mismo, se trata de implementar más música, ciencia, deporte…”, concluye Rivas.

Por su parte, el Ministerio de Educación asegura que son temas en los que están trabajando. “En materia de cobertura para que ningún niño, sin importar sus condiciones económicas, se quede sin estudiar, desde el año 2011 se estableció la gratuidad educativa para todos los grados”, señaló la entidad.

Y como ejemplo de que la educación pública mejora, resaltan que en las más recientes pruebas Saber, los colegios oficiales tuvieron un crecimiento considerable, mientras que los privados se mantuvieron estables.

Por ejemplo, en el grado noveno para el área de matemáticas (escala de 100 a 500), los colegios oficiales urbanos obtuvieron un puntaje promedio de 306, con un aumento de 19 puntos. Mientras que los privados tuvieron un puntaje de 356, con un aumento de seis puntos.

Con esto, Mineducación trata de dar un parte de tranquilidad a los papás que se preocupan porque su hijo no reciba una educación que lo forme adecuadamente para su futuro. Sin embargo, aseveran que “es necesario que los padres también se involucren en el apoyo y acompañamiento necesarios para el desarrollo personal y académico de sus hijos”.

Pero, ¿qué hacer con esos colegios que definitivamente no mejoran?

Para Fecode, en voz de su presidente, “no importa qué medidas tomen los profes en las aulas de clase, si no se cuenta con la infraestructura adecuada, con las condiciones necesarias para que el niño se sienta feliz, no valdrá la pena. Se necesita el financiamiento por parte del Estado”.

Minrducación, por su parte, planteó el programa Todos a Aprender, una iniciativa dirigida a docentes de los establecimientos educativos con más bajos resultados en todo el país en las pruebas Saber 3° y 5° en las áreas de matemáticas y lenguaje.

En 2016, el programa llegó a 4.476 establecimientos educativos y 15.460 sedes en 914 municipios del país, según cifras del Ministerio.

Fuente: http://www.elespectador.com/noticias/educacion/fecode-y-el-ministerio-de-educacion-exponen-sus-puntos-de-vista-sobre-calidad-en-educacion-articulo-713451

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Educación superior: un proyecto que necesita rehacerse íntegramente

Chile / 17 de septiembre de 2017 / Autor: José Joaquín Brunner / Fuente: El Líbero

El mayor problema de la reforma de la educación superior impulsada por el gobierno es la inexistencia de un diagnóstico serio del sistema que considere todos los elementos indispensables, y la ausencia por ende de una agenda de problemas necesarios de abordar. Hasta ahora, la reforma anunciada, y el proyecto de ley enviado al Congreso para materializarla, carecen de una fundamentación racional.

Ante todo, deseo llamar la atención sobre el carácter y desempeño de nuestra educación terciaria (ET), cuya legislación más fundamental estamos tratando de cambiar. En efecto, cualquiera modificación de la legislación que la rige, sobre todo si pretende ser de fondo, debe partir por un conocimiento fundado del sistema que se busca cambiar.

 

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Carácter. Dentro de la clasificación de regímenes de economía política de los sistemas nacionales según el carácter público/privado de la provisión y el financiamiento del sistema, el de Chile se caracteriza —en comparación con el promedio de los países de la OCDE— por tener en ambas dimensiones una presencia preponderante de matrícula y recursos privados. En esta misma categoría, aunque con perfiles diferentes de preponderancia privada, se encuentran además Brasil, Corea, Gran Bretaña, Israel, Indonesia, Japón, Perú y otros.

Un tipo diametralmente opuesto de economía política es aquel donde predominan la provisión y el financiamiento estatales, como ocurre —en diversos grados— en la mayoría de los países de Europa Occidental y también en Argentina, Cuba y Uruguay, por ejemplo.

Un tercer tipo de régimen es aquel en que predomina la provisión estatal, pero con financiamiento mayoritariamente privado (economía política estatal de costos compartidos), como poseen Australia, Canadá y Estados Unidos, entre otros.

Por último, hay sistemas cuyo régimen combina provisión mayoritaria por instituciones privadas (“de vocación pública”) con gestión independiente y financiamiento predominantemente fiscal (economía política de tercer sector), como ocurre en Bélgica, Finlandia, Estonia y Honduras, por ejemplo.

Nótese que si bien Chile se sitúa en el cuadrante de provisión y financiamiento predominantemente privados, sin embargo posee universidades que corresponden a  tres de los tipos de regímenes de economía política descritos: universidades estales financiadas mayormente con recursos privados agrupadas en el CUECH;  universidades privadas cofinanciadas con aportes directos del Estado (las del G9); y universidades privadas cuyo financiamiento principal —aunque no exclusivo— proviene de fuentes privadas.

 

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Desempeño. ¿Qué rendimiento posee nuestro sistema de ET en las dimensiones básicas de su desempeño? A continuación se presentan resumidamente los datos más relevantes (con base en OECD, Education at a Glance 2016, a menos que se indique una fuente diferente).

  1. Participación. La participación neta, sobre el grupo de edad de 20 a 29 años, alcanza en Chile a un 27%, mientras que en el promedio de la OCDE se sitúa en torno a un 22%. La participación bruta medida por la UNESCO en relación a la cohorte de edad pertinente es de 89%, trece puntos porcentuales por encima de los países de Europa Occidental y América del Norte y casi el doble de la tasa promedio de América Latina (46,3%). En breve, Chile cuenta con un sistema de ET de amplia cobertura, con acceso casi universal, lo que representa un logro notable, pero crea nuevos y más complejos desafíos, como veremos más adelante.
  2. Acceso. La tasa de primer ingreso a la ET (proporción de personas que puede esperarse ingresará a algún programa de ET en el curso de su vida), índice que ofrece una idea general sobre la accesibilidad a este nivel, es de 87% en Chile, frente a un 68% en el promedio de la OCDE. La ET dejó, pues, de ser un privilegio y hoy es un derecho que las familias reconocen frecuentemente como una obligación para sus hijos.
  3. Matrícula por niveles. La distribución de la matrícula por niveles de la Clasificación Internacional Normalizada de Educación (CINE 2011) es la siguiente en Chile: Nivel 5 (carreras de ciclo corto), 29%; Nivel 6 (programas de licenciatura o equivalentes), 63,1%; Nivel 7 (programas de maestría o equivalentes), 7,1%; y Nivel 8 (programas de doctorado o equivalentes), 0,4%. En los países de Europa Occidental y América del a Norte, las cifras correspondientes son: 24,2%; 53,5%; 19,4%; 2,8%, respectivamente (UNESCO Institute for Statistics, 2017).
  4. Equidad de la matrícula. En América Latina,Chile posee la mayor tasa de participación neta del quintil 1 (más pobre), que alcanza a un 27,4%. Asimismo, tiene el segundo índice más bajo de desigualdad 20:20 después de Bolivia; el valor para Chile es 2,3, el de Bolivia 1,8 y el índice 20:20 promedio para América Latina es 7,0. (SEDLAC, 2017). Un reciente estudio del Banco Mundial destaca que Chile ha sido uno de los países más exitosos en términos de reducir la desigualdad en el acceso a la educación superior” (The World Bank, At a Crossroads: Higher Education in Latin America and the Caribbean, 2017, p. 88).
  5. Eficiencia interna. Hay dos maneras de medir el grado de eficiencia interna del sistema de ET. (A) La tasa de 1a graduación de la ET (sin incluir estudiantes extranjeros) —que estima el porcentaje de una cohorte de edad que se espera se gradúe durante el largo de su vida— es 51% en Chile, mientras en el promedio de la OCDE es 45%. En las carreras de ciclo corto las cifras correspondientes son 22% y 11%; en el nivel de licenciatura o equivalente, 34% y 38%; en el nivel de maestría o equivalente, 9% y 18%; y en el de doctorado o equivalente, 0,2% y 1,7%, respectivamente. De modo que no sólo ha aumentado notablemente la cobertura, sino también las expectativas de graduación, calculadas en base al patrón actual de titulación en la ET. (B) La tasa de conclusión de estudios universitarios por cohorte ingresada en un determinado año no cuenta en Chile con datos confiables que pudiesen ser comparados internacionalmente. Para el promedio de los países de la OCDE es 45% de graduación en tiempo oportuno y 69% medida dentro de los tres años siguientes a la duración nominal de los correspondientes programas. Suele estimarse que en Chile esta última cifra sería significativamente inferior, existiendo además una demora para graduarse en relación con la duración nominal de los estudios.
  6. Eficiencia externa, vinculada con el empleo y la remuneración de las personas con ET. (A) La tasa de empleo de personas con ET por área de educacional, hombres y mujeres, aparece como altamente satisfactoria en la comparación internacional. Para el año 2015, se situó en Chile en un 90% en el promedio de todas las áreas. Los países de la OCDE, para los años 2012 a 2015, alcanzan una tasa algo inferior, de 85% en el promedio de los países miembros. (OECD, Survey of Adult Skills, PIAAC). (B) El diferencial del ingreso recibido por las personas con ET en relación con el ingreso promedio de las personas con educación secundaria superior (=100) es en general alto comparado con el promedio OCDE, en todos los niveles. En el nivel 6 asciende a 282 frente a 148 en la OCDE. Y en el Nivel 7, la comparación es de 444 versus 191, respectivamente. Sin embargo, se observa en Chile una creciente dispersión de las remuneraciones de los graduados; por ejemplo, en el caso de Derecho, durante el primer año después de la graduación, el 10% superior tiene una remuneración alrededor de 10 veces mayor al 10% inferior ($3,4 millones versus $344 mil pesos) (Mi Futuro, 2017). Asimismo, un reciente estudio del Banco Mundial estima que un 7% de los estudiantes que comenzó sus estudios de ET en 2012 podría haberse matriculado en programas que tendrían tasas negativas de retorno (The World Bank, At a Crossroads: Higher Education in Latin America and the Caribbean, 2017, cap. 3 de Sergion Urzúa).
  7. Calidad. Es la dimensión más difícil de medir cuantitativamente. A continuación presentamos tres indicadores.
    • Según el porcentaje de estudiantes en universidades acreditadas, menos de un 10% de los estudiantes se halla matriculado durante los últimos años en universidades no-acreditadas. Un 31% de la matrícula total de las universidades se encuentra en instituciones con el máximo de las cinco áreas acreditadas, mientras que un 14% de los estudiantes de pregrado está matriculado en universidades con acreditación solo en las dos áreas obligatorias. Considerando la matrícula de los IP y CFT, un 87,3% de la matrícula del sector técnico profesional corresponde a instituciones con dos o más áreas de acreditación y un 13% a instituciones sin acreditación. En breve, la gran mayoría de los estudiantes cursa sus estudios en instituciones que la agencia oficial del Estado califica como de un nivel satisfactorio.
    • Según el número universidades de excelencia registradas entre las mil universidades top del ranking global del Times Higher Education aparecido hace pocos días, el sistema chileno cuenta con 13 universidades de calidad internacional, una por cada 1,4 millón de habitantes, seguido de Costa Rica con una x cada 4,9 millones de habitantes, Brasil, una x cada 9,2 millón y Colombia una x 9,8 millones. Más atrás aparecen Venezuela, Perú, México y Argentina. Nótese que las mil primeras universidades corresponden a menos del 4% del total mundial de universidades registradas por Webometrics (26.368 en 2017).
    • Según el desempeño de las personas con ET en el examen PIACC de comprensión lectora (literacy), Chile muestra una baja calidad de resultados: 240 puntos en promedio, que representa un nivel elemental de literacy, frente a un promedio de 275 puntos para los países de la OCDE. La puntuación obtenida por las personas con ET en Chile es menor que el puntaje alcanzado por las personas con educación secundaria superior de la OCDE (260) y supera apenas por cinco puntos el puntaje promedio OCDE de las personas con educación inferior al nivel secundario superior (235 puntos).

Una hipótesis plausible es suponer que la baja puntuación obtenida en Chile por las personas con ET, se debe a los bajísimos niveles alcanzados previamente por las personas con menos que educación secundaria superior (186 puntos) y con educación secundaria superior (219 puntos). Dicho en otras palabras, el pobre desempeño de la ET en literacy, sería el resultado acumulativo de las desventajas de la cuna y de la pobre calidad de la educación primaria y secundaria que recibe una mayoría de los niños y jóvenes provenientes de los hogares correspondientes a los deciles de menor ingreso.

  1. Financiamiento. El gasto en ET (incluyendo I&D) medido como porcentaje del PIB —indicador del esfuerzo relativo que los países realizan en este ámbito— es en Chile netamente superior al promedio de la OCDE; de hecho, es uno de los mayores del mundo. Se caracteriza además por una fuerte participación de la financiación privada.

(A) Según niveles de la CINE 2011 alcanza en Chile a un 0.4% en el Nivel 5; a un 2.0% en los Niveles 6 a 8; en total, 2.3% del PIB. En el promedio de la OCDE, las cifras correspondientes son 0.2%, 1.4% y 1.6%, respectivamente.

(B) Según el carácter estatal o privado de las fuentes de recursos, en Chile la composición del gasto es: 1.0% estatal; 1.4% privado; total, 2.3%, respectivamente. En el caso de la OECD: 1.1% estatal; 0.5% privado; total, 1.6%.

(C) Según el monto del gasto por estudiante, la distribución en Chile  es la siguiente (expresada en USD ppc,  incluyendo gasto en I&D): Nivel 5, USD 4.079; Niveles 6 a 8, USD 9.084; total, USD 7.642 (USD 364 en I&D). En comparación, el gasto promedio de la OCDE es USD10.107, USD 16.199, 15.772 (USD  4.837 en I&D), respectivamente. En suma, Chile realiza un significativo esfuerzo de gasto en la ET en relación con el PIB, pero sostiene este esfuerzo mediante un esquema de gasto compartido. Aun así, el gasto en el Nivel 5 es comparativamente bajo para el gasto en los niveles superiores, y el gasto en I&D es ínfimo.

  1. Evaluación de sistemas nacionales. El único ranking de sistemas nacionales de universidades, realizado por Universitas 21, ubica a Chile en el lugar 34 entre 50 países, el primero de los cuatro sistemas latinoamericanos evaluados, seguido de Argentina, Brasil y México. Este ranking considera recursos, ambiente académico, conectividad y output de investigación y docencia.

 

En suma, una visión respaldada por datos sobre el desempeño comparado del sistema chileno arroja un balance positivo con una sólida performance en el contexto no sólo latinoamericano, sino también —en varias dimensiones— en relación con el promedio de la OCDE. Además, revela dónde se hallan los principales desafíos que el sistema enfrenta en la actual etapa de su desarrollo: (i) baja calidad del logro en la adquisición de competencias fundamentales; (ii) necesidad de focalizar los esfuerzos de la instancia de acreditación en cubrir a todas las instituciones, exigiendo y fomentando una mayor efectividad de los procesos de enseñanza y aprendizaje; (iii) necesidad de un constante monitoreo de la empleabilidad de los graduados, especialmente la evolución de la franja de personas con tasa negativa de retorno; (iv) preocupación por la deserción y duración tanto nominal como real de las carreras universitarias y necesidad de apoyar a los estudiantes vulnerables; (v) reducido gasto en I&D y en la enseñanza técnica de ciclo corto.

 

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Visto el positivo desarrollo de nuestra educación superior y su estado actual, cualquier cambio que se desee introducir —sobre todo si es de cierta magnitud— debe ser seriamente fundado y técnicamente bien diseñado. El mayor problema de la reforma de la educación superior impulsada por el gobierno es la inexistencia de un diagnóstico serio del sistema que considere todos los elementos resumidos más arriba, y la ausencia por ende de una agenda de problemas necesarios de abordar. Hasta ahora, la reforma anunciada, y el proyecto de ley enviado al Congreso para materializarla, carecen de una fundamentación racional.

Tampoco ha definido los principios axiales que deberían orientar la reforma, en relación con aspectos cruciales tales como la naturaleza del sistema y su  economía política; el balance estatal/privado respecto de la provisión y el financiamiento; la mantención o no de un esquema de costos compartidos; la definición y el carácter de las instituciones; cómo ha de entenderse lo público de acuerdo a la evolución histórica del sistema y su institucionalidad; vínculo de las instituciones con el Estado (igualdad de trato o diferenciación, cuándo, cómo, en qué aspectos, etc.); la autonomía de las universidades; la identidad de sus proyectos educacionales; los esquemas de apoyo para los estudiantes, etc. En breve, la reforma carece de norte; no explícita sus objetivos ni aparece dotada de una racionalidad de valores.

Tampoco propone una estrategia sustentable de desarrollo de la ET que sirva como marco para las modificaciones legislativas y que responda a un diagnóstico fundado, incorpore los principios axiales y defina metas y medios para su implementación. Discutimos en el aire, lo que dificulta la comprensión de los asuntos discutidos e inhibe una deliberación racional.

En cuanto a la gobernanza del sistema propuesta en el proyecto, ella es orgánicamente débil y confusa en el vértice superior. En efecto, se discute en paralelo crear una Subsecretaría de Educación Superior y un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Esta dualidad no se justifica y debilita a ambas partes en vez de fortalecerlas.

Funcionalmente, el esquema propuesto es centralizado, controlista, excesivamente burocrática y parece obedecer a un generalizado sentimiento de desconfianza de las autoridades hacia las instituciones. Establece un control estatal panóptico a través del manejo de la admisión; la determinación de vacantes; la definición de estándares y la regulación curricular a través de un marco nacional de cualificaciones rígidamente concebido; el trato preferente a un grupo de universidades que recibirían el monopolio sobre el carácter público de la ET; una categorización y segmentación de las universidades; la supervisión concebida con criterios de mera contabilidad de la gestión y uso de recursos; la fijación del precio de los aranceles; y, en última instancia, la dependencia de todas las instituciones de la voluntad oficial una vez que el financiamiento del sistema se halle exclusivamente en manos del Estado.

En breve, parece haberse diseñado una gobernanza para el control del sistema, no para guiarlo en beneficio del interés común. Más que estimular la iniciativa de las instituciones, parece que la opción es sujetarlas a una administración jerárquica que operaría por medio de reglas y controles.

Tampoco se prevé  una adecuada coordinación entre los varios componentes de la gobernanza, como ministerios, agencias públicas relevantes, los actores del sistema y las partes interesadas externas de la sociedad civil. La interlocución del gobierno con los actores internos del sistema se mantiene bloqueada a favor del CRUCH, organismo que se ha vuelto disfuncional y cada vez menos representativo del conjunto de universidades acreditadas. Igualmente, se excluye la participación institucionalizada de partes interesadas externas en la formulación de las políticas para el sector, salvo en el caso de las instituciones no-universitarias.

 

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Por último, conviene anotar que toda esta discusión sobre una reforma de la ET se lleva a cabo sin atender a los desafíos que el sistema deberá enfrentar durante las próximas décadas. Menciono, por vía de ejemplo, tres órdenes de estos desafíos.

  1. Perspectivas de desarrollo de la docencia, su arquitectura, homologación con las tendencias internacionales a nivel de pregrado y posgrado, el aprendizaje de competencias claves para este siglo, el uso intensivo de las nuevas tecnologías digitales, etc. No hay una efectiva preocupación por los temas de deserción y titulación oportuna; la contención de la espiral de costos docentes; el financiamiento de los estudiantes y las instituciones; la administración de la gratuidad parcial y focalizada que se ha instaurado por medio de glosas del presupuesto de la nación; el mejoramiento continuo de los programas; el financiamiento del esquema de becas y créditos, etc.
  2. La investigación en los diferentes campos del saber y las áreas interdisciplinarias de especial interés para Chile; la concentración o dispersión de la inversión en ciencia y tecnología; cómo combinar las dimensiones global-nacional-locales; el financiamiento de I&D; los nuevos modos de producción de conocimiento; la triple hélice entre universidades, empresas y gobierno, etc; la vinculación de la ET con el desarrollo regional y las comunidades; la forma de estimular la investigación en las nuevas universidades más meritorias.
  3. Gobierno de las instituciones. Hay una escasa reflexión sobre esta crucial materia, como queda en evidencia con la discusión sobre el gobierno de las universidades estatales, asunto que se trata separadamente en otro proyecto de ley. No nos formulamos la pregunta clave, cual es, ¿cómo han de organizarse gobiernos de universidades que posean a la vez legitimidad académica, eficacia de conducción y liderazgo de cambio? Tampoco aparecen en el horizonte del debate cómo fortalecer el pluralismo dentro del sistema, la diversidad de instituciones y un trato igualitario de ellas basado en criterios de desempeño, mérito y sujeción a un marco público de regulaciones.

En suma, el actual proyecto de reforma de la ET no está a la altura de la complejidad ni de los desafíos que enfrenta nuestro sistema. Requiere ser repensado desde la base y rediseñado con criterios más contemporáneos, aprovechando sus numerosas fortalezas y ventajas, e identificando correctamente los problemas que se deben abordar.

 

José Joaquín Brunner, #ForoLíbero

 

(Versión revisada de la presentación realizada ante la Comisión de Educación y Cultura del Hon. Senado, 11 de septiembre de 2017)

 

Fuente del Artículo:

Educación superior: un proyecto que necesita rehacerse íntegramente

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Todos podemos hablar de educación, pero no todos podemos hablar de pedagogía

Colombia / 17 de septiembre de 2017 / Autor: Yesid González Perdomo / Fuente: La Silla Vacía

La institución escolar no deja de ser un escenario conservador y negado al cambio, así lo hacen saber las diferentes corrientes pedagógicas que, desarrolladas en el pasado, siguen tan vigentes como en el momento en que fueron postuladas.

El proceso educativo inicia con el nacimiento y termina con la muerte, por eso todas las personas pueden hablar de educación, mas no de pedagogía.

En una sociedad donde las redes sociales y los medios masivos de comunicación tienen una influencia descomunal sobre el conjunto de la sociedad, es de vital importancia revindicar la escuela como un escenario indispensable para desarrollar el pensamiento analítico y crítico, más an, cuando las relaciones educativas y escolarizadas son sujeto de diversas reflexiones, influencias e interpretaciones a través del tiempo.

Como lo plantea el maestro Estanislao Zuletala educación es un campo de combate en disputa por las diferentes fuerzas sociales[1]. Lo extraño, es que son los maestros/as los que hablan menos de educación y pedagogía y estamos perdiendo la batalla con los periodistas, sociólogos, abogados, economistas y  empresarios que investidos por el poder político de turno, deciden el futuro de la institución educativa; es un deber moral ganar o volver al protagonismo que el  maestro/a  tiene como intelectual.

Es primordial para el futuro docente entender la importancia del saber pedagógico en el desarrollo profesional de su práctica cotidiana. Es una gran posibilidad para abrir caminos que conduzcan hacia la dignificación de la carrera docente, encontrando los elementos conceptuales necesarios para entablar un diálogo no subordinado con las ciencias de la educación.

Es evidente que la crisis de la escuela parte de alguna manera de la “despedagogización” de la misma, la inserción de modelos empresariales a través de indicadores de calidad y mapas de procesos, pueden dar cuenta de un sofisma renombrado como calidad de la educación[2]; es indiscutible, son la tendencia en el ámbito escolar de la actualidad, modelos como el ISO o el EFQM, son tan solo la punta del iceberg de la Escuela- Empresa.

Estos modelos erróneamente limitan la escuela a los resultados en pruebas censales, someten la pedagogía al entrenamiento burdo de exámenes, produciendo el fracaso con honores del pensamiento crítico y el espíritu liberador de la misma. En este escenario, es preciso construir modelos alternativos que respondan a los intereses de la comunidad educativa sin excederse en la tendencia paidocentrista, será la búsqueda de una nueva escuela que exprese las necesidades de una sociedad diferente, donde la injusticia y exclusión sean la excepción y no la regla.

Ahora bien, no hay que desconocer que la institución escolar no deja de ser un escenario conservador y negado al cambio, así lo hacen saber las diferentes corrientes pedagógicas que, desarrolladas en el pasado, siguen tan vigentes como en el momento en que fueron postuladas. No han dejado por un instante en ser revolucionarias, debido a que son pocas las escuelas que se piensan el cambio. Por ejemplo, un médico del siglo XVIII no podría ejercer hoy con la instrumentación actual, mientras que un maestro en las mismas condiciones encontraría un tablero, unos pupitres y unos infantes indispuestos por no estar en su recreo.

Poner a punto la escuela para los retos que la sociedad global nos impone, solo será posible con licenciados comprometidos con la pedagogía, la escuela y la sociedad. Arrancar de raíz la educación bancaria e instrumental dependerá en gran medida de quienes se enfrenten a los retos de estudiar una licenciatura, de allí, que insistir en  el maestro como intelectual de la cultura, capaz de poder pensarse su labor, sus contenidos, su espacio de trabajo, su evaluación y hasta la formulación de la política pública en educación, es un reto de enormes dimensiones.

Para finalizar, es claro que pensarse  la educación desde la escuela y por un profesional docente fuera del despacho del MEN o la SED, es un sacrilegio de considerables proporciones, debemos construir una propuesta colectiva de país en torno a un nuevo sistema educativo, uno que abarque todos los aspectos que nos han negado por falta de financiación:  un estatuto docente que garantice una vida digna para todos los licenciados, un modelo pedagógico propio que no niegue los aportes de los clásicos pensadores pedagógicos, pero que al tiempo, pueda responder a nuestras particularidades como sociedad, ofrecer la infraestructura necesaria que permita cerrar las brechas de la educación entre ricos y pobres, la gratuidad y universalización de todos los ciclos educativos, incluyendo la universidad, garantizar los elementos básicos de la canasta educativa (uniformes, útiles, refrigerios, rutas, acceso a museos, etc.), si logramos estas condiciones, estaremos pagando la deuda eterna que la Violencia y la corrupción nos han impuesto por años.


[1] ZULETA, Estanislao. Educación y democracia. Hombre Nuevo Editores. IX edición, Medellín,2009.

[2] VEGA, Renán. Doctoritis Crónica. Simulación, Política y Academia en Colombia. Editado por ASPU-UPN, Bogotá, 2016.

Fuente del Artículo:

http://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-educacion/historia/todos-podemos-hablar-de-educacion-pero-no-todos-podemos

Fuente de la Imagen:

Anarquismo, Educación y Pedagogía

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Vietnam mejora calidad de educación mediante aumento de colaboración entre universidades y empresas

Asia/Vietnam/16 septiembre 2017/Fuente: Vietnam plus

La conferencia titulada “Construir la alianza Universidad-Industria mediante innovación y tecnología (BUILD-IT)” fue celebrada en esta ciudad sudvietnamita por la Universidad de Can Tho y la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos.

Foto de ilustración. (VNA)

El objetivo del programa es impulsar la cooperación entre el gobierno y empresas con universidades para enlazar planes de estudio sobre ciencia, tecnología, técnica y matemática de los centros docentes con las demandas de las compañías.

El proyecto se origina sobre la base del Programa de Alianza para la Educación Superior en Ingeniería que busca elaborar métodos de enseñanza cercanos a las necesidades de la sociedad.

Kathy Wigal, directora de BUILD-IT, señaló que la construcción de una alianza entre universidades y la industria mediante innovación y tecnología demanda que los colegios adopten un plan de estudios más práctico.

En la actualidad, las empresas piden estándares de salida para los estudiantes y suministran equipos de práctica a la Universidad de Can Tho, mientras que por su parte, la escuela formula programas de estudio acordes para satisfacer las demandas.

Fuente: http://es.vietnamplus.vn/vietnam-mejora-calidad-de-educacion-mediante-aumento-de-colaboracion-entre-universidades-y-empresas/77852.vnp

 

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Apoyan maestros de Ecuador reforma a ley de educación intercultural

América del sur/Ecuador/16 Septiembre 2017/Fuente: Prensa Latina

La Red de Maestros de Ecuador reunió 186 mil 614 firmas en respaldo a propuestas de reformas a la Ley Orgánica de Educación Intercultural Bilingue, que busca hoy, entre otras cosas, incrementos salariales y capacitación para los docentes.
Las rúbricas fueron entregadas en la Asamblea Nacional, desde donde el coordinador de la instancia, Wilmer Santacruz, aseguró que la finalidad de la iniciativa es procurar una educación de calidad y remuneración justa para maestros con más de 20 años de servicio.

El directivo precisó que la Comisión de Educación, con el respaldo del 99 por ciento de sus miembros, remitió el documento al Consejo de Administración Legislativa (CAL) para su calificación.

Por su parte Augusto Espinosa, presidente de la mesa de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, celebró la gestión de la Red en la definición de las posibles reformas a la Ley, enriquecida desde los territorios. Según precisó, la regulación sobre educación intercultural cuenta con el respaldo de 10 de los 11 miembros de la Comisión.

‘Vamos a priorizar el trámite de la iniciativa, tomando en cuenta que tiene el apoyo de la comunidad educativa’, afirmó de su lado Carlos Bergmann, segundo vicepresidente de la Asamblea Nacional.

En el borrador de la propuesta, que llevó un intenso análisis y debate en talleres durante tres meses, en varias provincias del país, participaron activamente docentes, padres de familia y estudiantes.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=115403&SEO=apoyan-maestros-de-ecuador-reforma-a-ley-de-educacion-intercultural

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