SEP: Debatir la noción de competencias educativas

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

 

«En el contenido (lo curricular) de la reforma educativa de la 4T existe un vacío o carencia de un proyecto alternativo…»

 

Una de las preguntas que han surgido en torno a las políticas públicas educativas del gobierno de la 4T, como parte de su tendencia al continuismo y como uno de los elementos de la crisis del reformismo educativo en México, es la siguiente: ¿Por qué no transformar o cambiar la idea de “competencias educativas” como noción y modelo principal que está detrás de los planes y programas de estudio de la educación obligatoria (básica y media superior)?

Los orígenes del concepto de competencias en educación

Aunque Emilio Ribes (1) dice que el primer autor en abordar la noción de “competencias” en la educación fue White durante los años 50, una de las principales influencias en la introducción de este concepto al ámbito de la educación, desde la década de los años 90 del siglo pasado, proviene de la necesidad de sistematizar la evaluación de desempeño de los trabajadores del sector productivo y de los círculos del mercado.

Como lo expuse en un texto publicado en 2013, la noción de competencias constituye un concepto hegemónico y central de las iniciativas que surge de los modelos económicos internacionales y de la agenda educativa confeccionada por sectores dirigentes u organismos de los llamados “países ricos” (OCDE), y cuyas aplicaciones se concretaron, primero, en los sectores productivos de bienes y servicios de las naciones miembros. (2)

Es importante reconocer que el llamado modelo “competencial” o de desarrollo de competencias, que incluye un enfoque particular de planificación didáctica y de diseño de ambientes para el aprendizaje, centrado en el logro, formulado por los expertos de la OCDE, no es el único ni el más completo de los existentes en la literatura internacional de la investigación educativa, pero sí es uno de los más influyentes hoy como soporte técnico-metodológico de los programas indicativos internacionales y nacionales de la educación, así como de las políticas públicas locales, sin que ello necesariamente haya impactado en la transformación de la cultura y las prácticas docentes de las naciones que lo han adoptado, sobre todo en aquellas sociedades donde se han iniciado procesos de reforma de la educación desde el año 2000-2001, aproximadamente, a la fecha, como es el caso de México (SEP, 2009, 2011 y 2017).

Como antecedente, también, hay una referencia al concepto de “competencias”, pero que fue expresada en otro contexto; pienso en la noción propuesta por Chomsky cuando expuso la idea de “competencias lingüísticas”.

Necesidad o no del cambio de paradigma

¿Cuál es el sustento o fundamento teórico-metodológico del modelo educativo que eligió la SEP (es decir, sus especialistas) acerca del diseño curricular “competencial” adoptado en México, y concretado en planes y programas de estudio, durante el período de aplicación de las políticas públicas neoliberales (2000-2018)?

¿Por qué el gobierno de la Cuarta Transformación no ha tocado ni con el pétalo de una rosa dicho modelo “competencial”? ¿Las autoridades, funcionarios y especialistas de la SEP, así como de la Comisión Nacional MejorEdu, consideran que no es necesario cambiarlo, es decir, están de acuerdo con éste? Si dicho modelo se ha conservado durante los últimos tres años ¿ello significa que no existe una intención de discutirlo ni de modificarlo durante el tiempo que resta del sexenio?

Es claro que en esta materia más fina y específica, es decir, en los contenidos (en lo curricular) de la reforma educativa de la 4T, existe un vacío o carencia de un proyecto alternativo.

Acerca del diseño curricular para la educación básica, específicamente, conviene abrir la mirada hacia otros horizontes y establecer, en todo caso, una ruta crítica de discusión para lograr mayor dinamismo y diversidad en la plataforma pedagógica que da lugar a la selección de los contenidos, al abordaje de la enseñanza y a la evaluación de los aprendizajes, ya que una matriz genérica, única o uniforme (basada en el “desarrollo de competencias clave”), agota las opciones creativas y cierra toda posibilidad de flexibilidad que necesita la educación, esto en función de la diversidad cultural, étnica, lingüística, política y económica de las distintas regiones de México.

Para ello, es de suma importancia retomar otros paradigmas o modelos de diseño curricular (en la nota al pie proporciono la referencia de un texto donde expongo algunas propuestas) pero, sobre todo, es necesario escuchar las voces de las figuras educativas: los maestros, las maestras, los directivos escolares, asesores técnicos, etc., por sus conocimientos y experiencia, así como a las figuras o actores sociales que viven los procesos de aprendizaje: los niños, las niñas y los jóvenes, protagonistas centrales del derecho a la educación.

Vemos que con frecuencia se habla del término “desarrollo de competencias clave” (quizá para matizar), que a su vez está relacionado con el concepto de “aprendizajes clave”, y de ahí se ha pasado a los “aprendizajes esperados”. ¿Acaso no requiere cambios este aparato conceptual?

Dice el texto del Modelo Educativo 2016-2017 (elaborado por la SEP del gobierno peñista) que “El currículo nacional debe fomentar el desarrollo de competencias para la vida que son fundamentales. Una competencia clave que estructura a otras es ‘aprender a aprender’, que significa aprender a pensar, a cuestionarse acerca de los diversos fenómenos, sus causas y consecuencias, a controlar los procesos personales de aprendizaje, así como a valorar lo que se aprende en conjunto con otros”… Una segunda competencia clave que está relacionada con el desarrollo de las habilidades socioemocionales de los niños y los adolescentes es “aprender a convivir”, ya que se trata de un fin que en nuestra época debemos enfatizar.” (Nuevo Modelo Educativo, pp. 46-47).

Efectivamente, el desarrollo sistemático de las llamadas “competencias educativas clave” y los aprendizajes que están vinculados a éstas, constituyen piezas centrales en el diseño curricular actual en la educación de las niñas, los niños y los jóvenes, en distintas latitudes del mundo y en México. Pero el problema que presenta esta concepción, (que por cierto, como ya dijimos, no es muy novedosa, ya que la OCDE la propuso desde los años 90, con la idea de las llamadas “key skills”), no es tanto su origen, definición o caracterización, sino su pertinencia y consistencia en relación con las necesidades educativas locales, su consistencia interna y su pretendida “neutralidad ideológica”.

Fuentes consultadas y notas:

(1) Ver entrevista a Emilio Ribes, SDPnoticias (publicada en tres partes en 2018). “El primero que habló de ‘competencias’ fue White en los años 50, no Chomsky… Y lo aplicó al análisis de conducta animal… Es un término del lenguaje ordinario… Desde 1985 hablo del concepto de competencias… Para mí, es un concepto de interfaz entre la teórica básica y el campo interdisciplinario… El concepto de aprendizaje lo podemos articular con la noción de inteligencia, a través del concepto de ‘competencia’. Luego lo abordo con un sentido funcional y desarrollo una clasificación de las competencias: 5 tipos generales de ellas… Después surgieron toda clase de nociones de competencias (con fuerte influencia comercial), sin un sentido, sin una definición en términos de logros (en ese sentido, pienso que es absurdo hablar de competencias como ‘Pensamiento Crítico’, por ejemplo)”.

(2) Ver un análisis más amplio en el texto: “La noción de ‘competencias’ en la Reforma de la Educación Básica en México”, que fue publicado en la Revista Iberoamericana de Educación, 2013, No. 61/4.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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Tecnología: El niño, el verdadero protagonista del cambio de paradigma

Por: Carlota Fominaya

El mundo digital es una realidad para todos los sectores y la educación no podría ser menos.

Robótica educativa, impresoras 3D, pizarras interactivas o tablets son el presente. El mundo digital es una realidad para todos los sectores y la educación no podría ser menos. Las escuelas españolas están viviendo su propia revolución tecnológica para adaptarse a la sociedad digital, con muchas preguntas sobre cómo articular esta transformación en el aula y una sola certeza: que el niño siempre ha de estar en el centro del discurso y del plan de actuación del sistema educativo.

En este nuevo escenario, muchos profesores se preguntan cómo desempeñar su nuevo papel. Para Esteban Lorenzo, director del Área de Productos Educativos del Grupo Edebé, deben comenzar por plantearse varias cuestiones: «Los profesores han de tener en cuenta a los verdaderos protagonistas, los menores que van a educar, y cómo quieren que sean los próximos ciudadanos de la era digital. Estamos de acuerdo en que hay que dominar la tecnología, pero son estudiantes que también deben trabajar mucho la parte ética y de valores para resolver problemas en el futuro». Porque «la tecnología servirá para resolver problemas pero nunca va a sustituir a la condición humana», corrobora Arturo Cavanna, director de Desarrollo Tecnológico y Transformación Digital del grupo Edelvives.

Profesores formados

De hecho, las escuelas y los docentes tienen un reto importante en relación con las nuevas tecnologías más allá de su uso didáctico: «El de enseñar y alfabetizar para su utilización y para que, debido a su poder de influencia, no signifiquen un problema para el desarrollo y el día a día de los niños. Actualmente no hay nada que les llame más la atención que lo que les ofrecen las pantallas, y eso requiere de una gran capacidad crítica», advierte Guillermo Bautista Pérez, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación y director del máster universitario de Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas de la Universidad Oberta De Catalunya (UOC).

Familias comprometidas

También en este nuevo ámbito tecnológico la educación ha de pivotar sobre docentes, alumnos y familias que tienen que ir de la mano. «La educación no se puede dividir en momentos o en niveles. Se educa en todos los sitios y constantemente, y la escuela y la familia deben apoyarse y aprovecharse la una de la otra. Deben compartir la misma visión», insiste el profesor de la UOC. «Es importante que familia y colegio trabajen consensuadamente y en la misma línea», añade Arturo Cavanna. «Tenemos que contar con las familias, y estas tendrán que consensuar con sus hijos que el móvil no es solo para jugar al Fortnite». Lo que está claro, indica Pablo Lara, presidente de Edutech, «es que el debate sobre ‘tecnología sí o no’ hace años que quedó superado. El reto es cómo utilizarla para que sea beneficiosa para la sociedad y, en concreto, en la educación de los más jóvenes. Ese debería ser el camino a seguir de la comunidad educativa, de la administración pública y, en general, del país».

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¿Por qué la educación y la tecnología son aliados inseparables?

América del Sur/ Colombia/ 13-02-2019/ Fuente: www.semana.com.

Hoy más que nunca es importante pensar en cuál es el uso apropiado que se le debe dar a las tecnologías en los procesos de enseñanza.

Hoy en día los más jóvenes se caracterizan por pertenecer a la generación de los nativos digitales, esa parte de la población que nació después de la invención del internet. Es por eso que incorporar la tecnología a la educación aporta una serie de beneficios que ayudan a mejorar la eficiencia y la productividad en el aula, así como aumentar el interés de los niños y adolescentes en las actividades académicas.

Internet y el acceso a dispositivos móviles cada vez más intuitivos ha puesto un cambio de paradigma en el uso de la tecnología. Ese cambio también se evidencia en el ámbito de la educación, en el que cada vez más cosas se pueden hacer, aprovechando la red y sus posibilidades, tanto en el aula de clases como fuera de ella.

Pero no hay que pensar que estos procesos son nuevos. De hecho, la tecnología lleva varios años asistiendo a profesores y estudiantes en su trabajo diario. Los procesadores de texto, las calculadoras, las impresoras y los computadores se han utilizado desde hace décadas para las distintas actividades estudiantiles.

Sin embargo, ahora con internet y la tecnología móvil en auge se incorporan aún más elementos tecnológicos al entorno educativo. Pizarras interactivas, aulas virtuales y un sinfín de recursos electrónicos para llevar a cabo investigaciones o realizar trabajos escolares son algunas de las formas en las que la tecnología digital se ha integrado con las escuelas y universidades.

“Es un momento de grandes oportunidades. Las universidades han usado tecnologías para ampliar el acceso a la educación. Aun así, las instituciones innovadoras de hoy están usando la nube inteligente para escalar experiencias de aprendizaje altamente personalizadas que más allá de la cobertura, mejoren la calidad”, le dijo a Semana Educación Rob Curtin, director mundial de Educación Superior de Microsoft.

Además, la web 2.0 y las redes sociales animan a los estudiantes a expresarse y relacionarse con otros compañeros, lo que permite aprender de forma interactiva. “Las posibilidades de Internet son muy amplias. Gracias a la facilidad para compartir contenidos es posible aprovechar la red para facilitar a los estudiantes libros electrónicos e interactivos para que realicen sus actividades y ejercicios sin necesidad de tener el libro en papel, lo que reduce los costos de producción de los libros y además permite a los estudiantes acceder a libros que no se pueden encontrar en su país sin necesidad de moverse de sus casas”, añade Curtin.

La tecnología en el espacio educativo permite el uso de herramientas más interactivas y que mantienen la atención de los estudiantes con mayor facilidad. Además, las redes sociales y la Web 2.0 implica compartir puntos de vista y debatir sobre las ideas, lo que ayuda a que los niños y adolescentes desarrollen un pensamiento crítico en una época en la que sus cerebros se están desarrollando.

Por otro lado, los profesores pueden beneficiarse mucho de los avances tecnológicos para hacer su trabajo más atractivo y para ser más eficientes. “Muchas actividades de las que forman parte de su rutina diaria se pueden optimizar con la ayuda de aplicaciones y dispositivos informáticos, permitiendo que puedan dedicar más tiempo a su propia formación, lo que a largo plazo no solo les beneficiará a ellos sino a sus estudiantes”, explica el experto.

Así mismo, por su flexibilidad y capacidad de adaptación de cara a que los estudiantes puedan seguir ritmos distintos en su aprendizaje, hace que la tecnología se adapte a los entornos educativos. “Los estudiantes más aventajados pueden tener a su disposición contenidos adicionales y aquellos que necesiten un refuerzo, pueden recurrir a materiales de apoyo para reforzar aquello que aprenden en clases”, dice Curtin.

Ciertamente, usar la tecnología en el entorno académico no es algo nuevo, sin embargo la forma en la que dicha tecnología se utiliza ha cambiado mucho a lo largo de los años, permitiendo mayor flexibilidad, eficiencia y aprovechamiento de los recursos educativos y ofreciendo una formación de mayor calidad a los estudiantes.

Rob Curtin será uno de los líderes presentes en la Cumbre Líderes por la Educación 2017. Para más información siga el siguiente enlace.

Fuente de la noticia: https://www.semana.com/educacion/articulo/uso-de-la-tecnologia-en-la-educacion/539903

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Sumar las voluntades de una tribu para educar a un niño.

Por: Mariángeles Castro Sánchez

El derecho de los menores a la educación está consagrado en diversos instrumentos y normas. Entre ellos, la Convención sobre los Derechos del Niño tradujo un cambio de paradigma y señaló la igualdad de oportunidades como puerta de acceso a su efectivo ejercicio. En los próximos días, en coincidencia con un nuevo aniversario de su adopción por las Naciones Unidas, se desarrollará en Buenos Aires el Congreso Internacional “Vulnerabilidad e Inclusión, Hacia la Resignificación de los Derechos de la Niñez”, organizado por la Universidad Austral. Una buena oportunidad para reflexionar sobre conceptos como igualdad de oportunidades y equidad educativa, que calan hondo en sociedades altamente fragmentadas, como la argentina.

El propósito de la inclusión atraviesa el vínculo que se establece hoy entre los diferentes actores implicados en la educación de nuestros niños. Es por ello que, amén del diseño de políticas macro, debemos favorecer el despliegue de acciones micro, potenciales transformadoras de escenarios y gestoras del cambio. Desde este enfoque, cobran especial relevancia las alianzas educativas que en el seno de las sociedades se tejen, pues está probado que mediante el trabajo coordinado de las diferentes agencias comunitarias es posible revertir situaciones complejas, con la mirada siempre puesta en garantizar una educación inclusiva y de altas expectativas.

Está claro que un entorno vulnerable por pobreza no debe ser sinónimo de baja calidad en los aprendizajes. Y es aquí, justamente, donde la participación de la comunidad juega un papel central. Esto es así porque la trascendencia de la educación para una sociedad supone el compromiso de personas e instituciones que operen como nodos interdependientes, con la clara conciencia de que, como en todo proceso colaborativo, los resultados no pueden ser explicados de manera aislada. La pregunta será cómo lograr implicar a todos en la tarea de educar a las futuras generaciones de argentinos.

Bajo esta visión, escuelas, familias y comunidades locales deben articular esfuerzos, sabiéndose parte de un sistema que, puesto en movimiento, beneficia a todos y cada uno de sus componentes. La labor no es fácil, pero condiciona de tal forma el éxito educativo que merece concentrar ánimos y decisiones. Cuanto más si nos situamos en contextos vulnerables y participamos de colectivos que sufren la exclusión en carne propia.

Lo cierto es que esta lógica es diferente de la imperante, es contracorriente. Estamos en tiempos en los que la ruptura del enlace y de la idea misma de asociación se patentiza. En este marco, sin embargo, las instituciones educativas que generan alianzas estratégicas las instalan como pilares sobre los que descansa la eficacia de su pedagogía.

En todos los casos, es preciso tomar la iniciativa. No dar excusas. Así lo han demostrado experiencias puntuales y valiosas, nacidas espontáneamente del conjunto social: comunidades de aprendizaje, sistemas de tutorías voluntarias, uniones con empresas locales, alternancia pedagógica, son sólo algunos ejemplos de desarrollos exitosos que apuntan a la mejora mediante el empoderamiento de sus miembros.

La consigna es sumar voluntades y para ello se realizará el Congreso Internacional “Vulnerabilidad e Inclusión, Hacia la Resignificación de los Derechos de la Niñez los días 21 y 22 de noviembre.

Hace falta una tribu para educar a un niño, reza un proverbio africano. Sólo la actitud proactiva de los integrantes de cada comunidad posibilitará progresar hacia modelos y configuraciones que amalgamencalidad e inclusión. Haciendo propia una propuesta verdaderamente formativa y a la altura de las nuevas demandas.

Fuente: http://www.eldia.com/nota/2017-11-18-3-50-51-sumar-las-voluntades-de-una-tribu-para-educar-a-un-nino-opinion

Imagen: http://elquiddelacuestion.com.ar/wp-content/uploads/2017/11/1486553720_440045_1487320730_noticia_normal-980×509.jpg

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¿Cómo tener buenas prácticas en el aula de clases con TIC?

Por: Matilde Bolaño García/compartirpalabramaestra.org/22-09-2017

Propuesta que busca propiciar en los docentes en formación la pasión por la investigación, apropiándose de las TIC  para el fortalecimiento de la educación y las posibilidades de acceso al conocimiento mediante su uso.

La siguiente experiencia es fruto de la asignatura Didáctica de la informática, dirigida a docentes en formación de la Universidad del Magdalena.

Durante el desarrollo de las actividades de aula se integró estrategias centradas en despertar la curiosidad, el desarrollo del pensamiento de los participantes, integrando al trabajo herramientas  y trabajo colaborativo, con un enfoque de aprendizaje basado en problemas (ABP), con la finalidad de poder estimular el pensamiento crítico y la investigación.

El proceso fue continuo, en los que durante las 6 unidades temáticas estuvieron mediadas por el sistema de gestión de aprendizaje  (LMS) blackboard 9.1, incorporando actividades de corte b-learning, que permitieron despertar interés, desde la asignatura didáctica de la informática promover las experiencias y aprendizajes, aportando las competencias necesarias para crear ambientes, recursos, condiciones, soluciones pedagógicas, producir aplicaciones TIC, participar en procesos investigativos, atender las diversas necesidades, conscientes para un aprendizaje de calidad.

En tal sentido,  se les manifestó constantemente desde la misma metodología, a los participantes la importancia del desarrollo del pensamiento,  habilidades mentales, cambio de paradigmas y estructuras, citando a muchos autores, pero destacando a Zubiría (2014) donde en cada clase, se generaron  interrogantes, cada temática tratada, evitando dar resuelto las cosas, invitándolos a construir conceptos, donde debieron analizar informaciones, teniendo una postura frente a ellas.

Es por ello, que se retroalimentó con comentarios, recomendaciones para mejorar, desde donde se les insistió en particular  la ortografía, la utilización adecuada la tecnología, evitar plagio de información, entre otras. Como futuros docentes de disciplina informática, estas orientaciones les ayudarán a liderar procesos de apropiación, culturización tecnológica y  enfrentarse con preparación y argumentos en poder favorecer con su atención integral a sus futuros estudiantes.

En cuanto a la metodología, estuvo reflejada en actividades detalladas dentro del microdiseño, pero adicionalmente  a:

  • Lecturas como apoyo para desarrollar temas, mapa mentales y conceptuales
  • Conversatorios, trabajo colaborativo mediado por diversos recursos socializados en clases
  • Evaluaciones cuantitativas dispuestas en la plataforma blackboard
  • Exposiciones referente a temas de actualidad tecnológica e informática

En 25 de mayo de 2017 se realizó un conversatorio dentro del marco de la asignatura, con investigadores internacionales como Lorenzo Agar de Chile, Alicia Escribano de España, y nacionales como Anuar Saker, Jorge Mario Ortega, entre otros docentes, que se sumaron a esta hermosa  causa, para que esos saberes y experiencias trasciendan el aula y se compartan con la comunidad educativa, atendiendo una de las competencias del docente en la actualidad que es “generar y compartir el conocimiento”.

En cada proceso se les solicita a los estudiantes que evalúen al finalizar, para medir el impacto, permitiendo de esta forma generar mejoras. Finalmente se evidencia en los docentes en formación, con esta propuesta, que fortalecen la investigación e implementación de las tecnologías, en un marco de pensamiento crítico y tendencia humanista. Se observó también un profundo análisis de situaciones que obedecen al desarrollo de actividades dentro del aula de clases, así como las herramientas TIC de apoyo que el docente selecciona para elaborar y evaluar actividades que sean innovadoras y fomentar el uso de la tecnología como un medio de comunicación social y educativa.

*Fuente: https://compartirpalabramaestra.org/experiencias/como-tener-buenas-practicas-en-el-aula-de-clases-con-tic

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¿Qué es educación de jóvenes y adultos, hoy?

Por: Rosa Maria Torres
En un evento reciente realizado en Quito con participación de especialistas en educación y personas provenientes de diversas organizaciones sociales del Ecuador, fui la única que mencionó la educación de jóvenes y adultos.
El objetivo del evento era (re)pensar, colectivamente, una agenda educativa nacional pertinente, en momentos en que el país se apresta a elegir un nuevo gobierno.

Con aportes de todos, a lo largo del día, la pared se fue llenando de tarjetas de colores referidas a todos los temas imaginables y a todas los niveles del sistema educativo. Pero no apareció la educación de jóvenes y adultos. Tampoco tuvo destaque la educación inicial (0 a 6 años), que es también y sobre todo educación de adultos, pues implica informar y educar a madres y padres de familia y a cuidadores en la crianza de los niños. Ya es sabido que quienes se ubican en los extremos del sistema educativo – niños pequeños y personas adultas – tienen generalmente escasa visibilidad e importancia en el panorama educativo.

No sucede solo en el Ecuador. El hecho es que, a nivel mundial, la educación de jóvenes y adultos sigue siendo la Cenicienta de las políticas educativas y sigue no estando en la cabeza de la mayoría de personas. Esto, pese a que la expresión ‘aprendizaje a lo largo de la vida’ ha pasado a integrarse de lleno a la retórica educativa contemporánea. Esto, incluso entre los organismos internacionales que promueven el ‘aprendizaje a lo largo de la vida’, y pese a que el objetivo referido a la educación en el marco de los flamantes Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015-2030) habla de «Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos».

Como especialista internacional en el campo de la educación de jóvenes y adultos, y en el paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida, sigue asombrándome:

a) la persistente reducción de educación a infancia, de educación a sistema educativo, de educación a escolarización.

b) la continuada comprensión de la educación de jóvenes y adultos como educación compensatoria, de segunda oportunidad, destinada solamente a personas analfabetas, con poca escolaridad y, en general, afectadas por algún tipo de ‘rezago educativo‘.

c) la continuada asociación de educación de jóvenes y adultos con educación no-formal.

d) la ausencia de políticas y estrategias de educación familiar, educación comunitaria, educación ciudadana, que por su propia naturaleza transcienden las edades y suponen, justamente, enfoques trans-generacionales.

e) el uso de la expresión ‘aprendizaje a lo largo de la vida‘ sin entender y asumir cabalmente sus denotaciones y connotaciones, y sin un compromiso real con el cambio paradigmático que esto implicaría al mundo de la educación.

Aprendizaje a lo largo de la vida significa, literalmente, aprendizaje desde el nacimiento (e incluso desde la gestación) hasta la muerte. Adoptar el Aprendizaje a lo Largo de la Vida como paradigma para la educación en el siglo XXI – como viene proponiendo la UNESCO – implica aceptar y entender que el aprendizaje se inicia en el hogar y en la primera infancia, que la infancia no es la única edad para aprender, que la educación es mucho más amplia que la escolarización, que hay aprendizajes formales, no-formales e informales y que todos ellos son necesarios y se complementan a lo largo de la vida de las personas, que la vida se alarga y con ella la edad adulta, que la educación de jóvenes y adultos es, hoy, elemento fundamental e ineludible de cualquier moderna política educativa.

*Fuente: http://otra-educacion.blogspot.com/
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