Contra los ataques de Milei, preparemos una gran lucha de todo el pueblo en defensa de la escuela pública argentina

El gobierno de Javier Milei corta el envío de fondos educativos a las provincias, luego de sufrir su primera derrota política con el fracaso de ley ómnibus. Los gobernadores le quitaron apoyo para no hacerse cargo de los costos del ajuste: luego del paro nacional, y de las movilizaciones en las calles protagonizadas por las asambleas barriales, sindicatos combativos y la izquierda, quienes fueron un factor decisivo en el desenlace de esta primera batalla. A la educación pública hay que defenderla con esta fuerza y esta unidad.

A pocos días del comienzo de clases, el Gobierno nacional confirmó que no transferirá a las provincias el dinero del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID). Salarios devaluados, escuelas con enormes problemas de infraestructura, comedores con comida insuficiente y poco nutritiva y aún sin confirmar su continuidad, niveles altísimos de pobreza en niños, niñas y adolescentes.

 

Está en marcha un profundo ajuste a todo el pueblo trabajador. Este miércoles la justicia confirmó algo evidente: la huelga es un derecho constitucional. La educación no es un servicio, es un derecho. La CTERA viene denunciando esta situación, pero no alcanza. Es necesario debatir en asambleas en todas las escuelas, junto a la comunidad, en todo el país cómo enfrentar este plan.

 

El pasado 9 de febrero los ministros de Educación provinciales- quienes vienen siendo los garantes del ajuste en cada una de sus provincias- dirigieron una carta al secretario de Educación, Carlos Torrendell. Allí le expresaron la “preocupación” por la falta de transferencia del Fondo de Compensación Salarial Docente, que lo cobran las provincias de Catamarca, Chubut, Corrientes, Jujuy, La Rioja, Misiones y Santiago del Estero.

 

Se trata del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), los ítems salariales de Conectividad y Material Didáctico, pero también por los programas educativos nacionales (incluyendo la extensión de la jornada escolar) y el Fondo de Infraestructura. En la carta, los ministros lamentaron “la falta de certeza sobre el escenario presente y futuro respecto a la continuidad en las transferencias de los fondos referidos, de modo tal de poder delinear seriamente la política educativa en nuestras jurisdicciones”.

 

Los gobernadores de diferentes colores políticos quieren transferir la responsabilidad sobre el Gobierno nacional, pero son las provincias centralmente las que pagan el salario docente, por el esquema legal de las leyes educativas heredadas de los años ’90, de descentralización, que ningún gobierno, de ningún signo político cambió.

 

Mientras esos mismos gobernadores están aprestos de seguir pujando por grandes ganancias para sus propios empresarios del campo, del agropower, de la industria petrolera, pesquera y minera, vitivinícola o azucarera, etc. -como ya se demostró durante toda las negociaciones de la fracasa ley ómnibus- lamentan que no haya fondos para los salarios y el presupuesto educativo. Es una pelea que tendremos que dar desde cada escuela, cada comunidad, porque mucho no podremos esperar de estos funcionarios.

 

El FONID representa un porcentaje del salario que cobran más de 1,65 millón de docentes de todo el país en el sistema educativo formal, desde el nivel inicial hasta el nivel terciario no universitario. Según un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, este fondo representaba el 14,16% del presupuesto educativo nacional en 2023 (prorrogado para 2024). Presupuestos congelados por parte del presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputto a pedido del FMI, que ya venían por debajo de la inflación durante el gobierno de Alberto Fernández, Sergio Massa y Cristina Kirchner. Son montos ampliamente superados tras las devaluaciones que repercutirán, por ejemplo, en las universidades nacionales que no tendrán para pagar salarios.

 

La falta de envíos de fondos educativos a las provincias se da en un contexto donde el gobierno de Milei sufrió su primera derrota. La ley Ómnibus cayó sin los votos en el Congreso. Los gobernadores le quitaron el apoyo para no hacerse cargo de los costos del ajuste luego del paro nacional, y de las movilizaciones en las calles protagonizadas por las asambleas barriales, sindicatos combativos y la izquierda, quienes fueron un factor decisivo en el desenlace de esta primera batalla. Este mismo gobierno quiere revancha con más ataques al pueblo trabajador. A la educación pública hay que defenderla con esta fuerza y esta unidad.

 

Con la ley ómnibus derrotada y el capítulo laboral del DNU suspendido por una medida cautelar, el ataque que implicaba declarar a la educación como servicio esencial está parado. Pero Milei busca por todos los intersticios seguir avanzando hacia un modelo educativo al servicio del mercado, meritocrático e individualista y con sus trabajadores y trabajadoras sin derechos laborales, como proponen los organismos de créditos internacionales y las grandes patronales.

 

La esencialidad no significa para estos gobiernos que la educación tenga más presupuesto, que chicos y chicas coman todos los días, que haya salarios que cubran la canasta básica, que haya escuelas en condiciones, sino un ataque directo al derecho a huelga. Y, para sumar, en el último documento, luego de un largo silencio de Cristina Fernández de Kirchner, se realiza la misma sugerencia, sumándose a la campaña contra el derecho a huelga.

 

La realidad es que las escuelas que se siguen cayendo a pedazos, los salarios están devaluados, mientras hay que afrontar aumentos en las tarifas de transporte de alrededor del 250%, se vienen los tarifazos de la luz, gas, agua y una canasta escolar imposible y prohibitiva para la mayoría de las familias trabajadoras, que ven como el salario se licúa día a día.

 

Hay provincias en que el salario docente está apoyado en la línea de indigencia, garantizado por una cláusula de garantía atrasadísima. En este contexto no puede haber ninguna normalidad en el inicio del ciclo lectivo.

 

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El escenario en las provincias

En algunas provincias los trabajadores y trabajadoras de la educación ya han votado medidas de lucha y paros.

 

En Santa Fe donde el gobernador Pullaro, en febrero, no pagó el 36% correspondiente a la inflación de noviembre y diciembre. Hay mucha bronca en la base docente que lo votó masivamente. En este contexto, está planteado un paro para el 26 de febrero, día en el cual se iniciaría el ciclo lectivo.

 

En Tucumán, a un mes del inicio de clases se había planteado un paro de 72 hs por la reapertura de la negociación paritaria a partir del 16 de febrero pero se acató la conciliación obligatoria dispuesta por el gobierno.

 

En Córdoba, desde UEPC Capital impulsa instancias deliberativas y de colaboración de mandatos y acciones de movilización desde las escuelas para el 15 y 16 que se regresa a las escuelas con talleres institucionales.

 

En Jujuy, desde el Cedems se impulsaron asambleas de los profesores de nivel medio y superior. Decenas de docentes debatieron sobre el pedido paritario y remarcaron la falsedad del discurso del Gobierno provincial de que “no hay plata”. En contraposición lanzaron una campaña de “plata hay”.

 

En CABA, las y los docentes, quienes vienen participando activamente de las asambleas barriales, están impulsando una asamblea del sindicato Ademys para el próximo jueves.

 

En Mendoza ya se regresó a las escuelas. La provincia, con uno de los salarios más bajos del país, debate una propuesta salarial del gobierno de Cornejo, que deja a decenas de miles en la línea de indigencia. La conducción del SUTE aceptó bajar la propuesta a las escuelas. Pero la situación puede ser más difícil con el recorte de las partidas a las provincias. El Ítem Aula y los protocolos represivos -que Juntos por el Cambio y la La Libertad Avanza pretenden nacionalizar- son una enorme presión antihuelga. Hace falta un fondo de lucha para poder recobrar la confianza y la fuerza para construir un paro y pelear por la recomposición salarial, presupuestaria y en defensa de la educación pública.

 

En Neuquén hay firmado un acuerdo por IPC trimestral, pero como el Gobierno aumentó los aportes previsionales y asistenciales por cargo, esto significó pérdida del salario de bolsillo. Desde ATEN Capital junto a la Multisectorial se participó activamente en las acciones en las calles desde el 20 de diciembre y hay convocado un plenario de delegados para el día 20.

 

En la Provincia de Buenos Aires, la Lista Multicolor impulsa asambleas y reuniones de delegados en los distritos, como en Tigre y La Plata y le exige a la conducción de Suteba que convoque a asambleas y plan de lucha. El gobernador Kicillof aún no realizó ninguna oferta salarial en la paritaria.

 

Como vemos, estamos ante una realidad compleja y diversa, pero que enfrenta un ataque de conjunto a la clase trabajadora. Hay que poner en pie una fuerza que derrote estos planes. ¿Y los sindicatos? Es necesario impulsar un plan de lucha nacional en defensa de la educación pública.

 

La CTERA publicó una exigencia al Gobierno nacional para que envíen los fondos y llamen a la paritaria nacional. Además nos enteramos por los medios de la conferencia de prensa en la que anunciaron los pasos a seguir. No es la manera. Ya se demostró en los calientes días de enero que lo que sirve es debatir en asambleas, pelear por la unidad y ganar las calles.

 

El 22 se convocó a un Congreso Extraordinario de la entidad. Es urgente que la Ctera y todos los sindicatos provinciales salgan convoquen a asambleas, se abra un proceso de amplio debate, de organización, de diálogo con la comunidad, para construir la fuerza para esta pelea.

 

Pero no sólo eso. Tanto la CGT que dijo «sin paritaria nacional no comenzarán las clases», como ambas CTA y sus gremios de base, que después del paro del 24E dejaron la calle en los días de debate en el Congreso contra la ley Omnibus (jornadas en que las asambleas barriales fueron protagonistas) tienen que ser parte de la impulsar la lucha, con asambleas de base, de sector, de rama y preparar en serio las medidas para enfrentar este ajuste brutal contra la educación pública.

 

Hay fuerzas para enfrentar a Milei y derrotar su política y eso quedó demostrado en un primer “round” en el paro del 24E y las movilizaciones contra la ley Omníbus que desafiaron el protocolo represivo de Bullrich.

 

Para ello, es imprescindible organizar a cientos de miles de docentes de todo el país y las familias desde las escuelas uniéndonos y coordinando con otros trabajadores, mujeres y jóvenes en las asambleas barriales para construir un plan de lucha nacional que enfrente los ataques de Milei, el DNU y el Protocolo represivo de Bullrich.

 

Frente al plan “licuadora” y “motosierra”, es necesario levantar un programa para que la crisis la pague el poder económico y el capital financiero. Plata hay, pero se la llevan los grandes empresarios (que remarcan a más no poder todos los días) y el FMI, que organiza toda la economía para que se junten los dólares para pagar la deuda a costa del hambre del pueblo y con recortes en salud, educación, salarios, jubilaciones y asistencia social.

 

Los trabajadores y trabajadoras de la educación, que estamos en cada barrio, localidad, municipio, región, provincia, conocemos de primera mano la realidad, conocemos las comunidades, y podemos ser una fuerza poderosa para organizar y aglutinar la fuerza para pelear contra estos planes del gobierno.

 

Fuente: https://www.laizquierdadiario.cl/Contra-los-ataques-de-Milei-preparemos-una-gran-lucha-de-todo-el-pueblo-en-defensa-de-la-escuela

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Mujeres en los movimientos sociales africanos

Redacción: El Salto Diario

Tres mujeres explican su visión como activistas dentro de los movimientos sociales Y’en a Marre, LUCHA y Balai Citoyen.

Tres mujeres, tres países, tres contextos muy diferentes y tres maneras de entender el activismo. Todas ellas firmemente involucradas en el cambio social y político en sus países. Una de ellas es Denise Sow, nacida en Kaolack (Senegal), cofundadora del movimiento social senegalés “Y’en a Marre” (¡Ya estamos hartos!). La segunda es Rebecca Kabugho, nacida en Goma (RD Congo), militante del movimiento congoleño LUCHA (acrónimo de “Lutte pour le Changement”). La última de ellas es Stéphanie Bationo, nacida en Ouagadougou y residente en París desde los 12 años, militante del movimiento burkinés “Le Balai citoyen” (la escoba ciudadana).

Ellas hablarán sobre sus respectivos movimientos sociales, en qué contexto nacieron y qué buscan conseguir a través de sus acciones. Asimismo compartirán sus experiencias y reflexiones sobre el camino hacia la transformación social y democrática de sus países. Pero sobre todo lo harán sobre qué significa ser mujer y activista dentro de un movimiento social africano, qué dificultades han experimentado por serlo, y cómo ven su presente y futuro en la lucha.

UNA SOCIEDAD MOVILIZADA: Y’EN A MARRE, LUCHA Y BALAI CITOYEN

Y’en a Marre nace en 2011 en Dakar, Senegal. Se formó gracias a periodistas, raperos y graffiteros, cansados de la situación política y económica de su país. Sus denuncias empezaron tras los recurrentes cortes de luz, pero sus reivindicaciones pasaron rápidamente a tratar temas como el desempleo juvenil, el ineficaz sistema sanitario, los problemas de la educación pública y la corrupción.

Denise Sow, militante del movimiento desde su formación, comenta que querían crear algo que uniera a los senegaleses para combatir conjuntamente. Este “era el momento de tomar el destino en nuestras manos y cambiar las cosas”, añade. Su primer contacto con la política fue a través de Y’en a Marre, ya que “el resto de movimientos y partidos políticos no me representaban, siempre repetían los mismos discursos y nunca cambiaba nada”.

El primer contacto con la política de Denise Sow fue a través de Y’en a Marre: “el resto de movimientos y partidos no me representaban, siempre repetían los mismos discursos y nunca cambiaba nada”

El 18 de enero de 2011 Y’en a Marre se presentaba en público en la plaza del Souvenir, en Dakar. Sow señala que “fue el día de su creación cuando me convencí de que ese era mi sitio, junto con periodistas y artistas comprometidos”. Asegura que no lo hizo tanto por sí misma sino por las generaciones futuras, ya que “no quería que ellos viviesen lo mismo que yo he vivido: más de 30 años sin que nada cambiase, siempre con los mismos problemas y sin ninguna solución”.

En los últimos meses, Y’en a Marre ha creado un observatorio de la democracia y de la nueva gobernanza, donde quieren atraer a jóvenes a la política. También han organizado talleres de formación para ayudarlos a crear sus propias asociaciones y garantizar su autonomía económica.

Otro de los movimientos sociales más activos en África es LUCHA, nacido en 2012 en Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte. Se definen como un movimiento ciudadano, no violento y no partidista que lucha por el cambio social y político en la República Democrática del Congo.

Sus primeras acciones se centran en la denuncia por la falta de agua y de electricidad en Goma. Rebecca Kabugho, militante de LUCHA desde que tenía 19 años, define su país como un lugar donde ‘‘no hay justicia, no hay libertad de expresión; no tenemos ni agua ni electricidad”. Y eso a pesar de que “la RD Congo es un país rico con lagos, cascadas y recursos naturales’’, añade la activista. En este contexto, LUCHA nace de las manos de un grupo de jóvenes indignados, que buscaban otras mecanismos para exigir cambios y poder expresarse libremente.

En la actualidad, LUCHA centra sus esfuerzos en conseguir la gratuidad de la educación primaria o en mejorar la condiciones del servicio de telefonía móvil.

Rebecca Kabugho LUCHA

Rebecca Kabugho del colectivo LUCHA  ARNAU QUINQUILLÀ

Balai Citoyen se fundó en 2013 en Ouagadougou, capital de Burkina Faso, por parte de dos artistas, el cantante de reggae Sams’K The Jah y el rapero Serge Bambara («Smockey»). Pero no fue hasta 2014 que tomó vuelo como movimiento. Su principal objetivo era evitar la reforma del Art. 37 de la Constitución, que permitiría al por aquel entonces presidente Blaise Compaoré presentarse a su reelección.

Stéphanie Bationo explica que Balai Citoyen fue creado para garantizar la alternancia política ya que “estábamos hartas, llevábamos 27 años con el mismo presidente en el poder”. Y añade que después de todos estos años el país “se encuentra en un estado lamentable. No hay justicia social, y la escuela es un desastre. Por no hablar del sistema sanitario”.

Estando en París decidió unirse a Balai Citoyen, donde difundían la realidad política del movimiento y de Burkina Faso a Francia y al resto del mundo. Desde la diáspora las redes sociales ocupan un papel fundamental, y según la activista “la insurrección funcionó porque había redes sociales y gente movilizada para difundir la información”.

Actualmente sus esfuerzos están enfocados de cara a las elecciones de 2020: “Desde París queremos sensibilizar y concienciar a la gente para que vote” comenta Bationo, y añade que “tenemos que votar bien, no podemos volver atrás”.

SER ACTIVISTA Y MUJER EN EL CONTEXTO AFRICANO

Cuando se les pregunta sobre el significado de ser activista y mujer en un movimiento social africano las voces se vuelven disonantes. Por un lado, Bationo cree que el hecho de ser mujer dificulta en gran medida la práctica política, que considera muy masculinizada. Pero eso no significa que las mujeres estén apartadas del debate político, sino todo lo contrario: la mujer burkinesa ocupa el centro de la vida en todas sus formas. “Ellas lo hacen todo: son las que trabajan, las que van al mercado, las que cuidan a los niños, etc. Sin embargo, siempre han estado involucradas políticamente. Es el marido el que da la cara, pero es la mujer la que habla”, afirma. Esto conlleva que las mujeres que toman la palabra en el contexto burkinés lo hagan excepcionalmente y las que son portavoces acostumbran a tener personalidades fuertes.

Bationo reconoce que la realidad en Francia es muy diferente, allí tiene menos dificultades para hablar en público. No obstante, su condición de mujer negra en la diáspora tampoco es fácil: “por un lado ser activista y mujer ya es especial, pero el hecho de ser mujer, negra y activista es mucho más complicado.”

Partiendo de un contexto y visión muy diferentes, Denise Sow (Y’en a Marre) considera que la mujer senegalesa goza de igualdad de género en la mayoría de ámbitos, también en el movimiento social que integra. Sow es miembro del noyau dur (núcleo duro, en francés), espacio donde se debaten y organizan las acciones futuras. Sow afirma que en el noyau dur siempre se ha tenido en cuenta su punto de vista, así como el del resto de mujeres que lo conforman. De hecho, el movimiento lo constituyen un buen número de mujeres que lo representan dentro y fuera del país. En definitiva, la activista no duda en que “el hombre no es superior a la mujer en el movimiento, todos estamos en pie de igualdad: no hay distinción entre mujeres y hombres”.

Stéphanie Bationo - Balai Citoyen

Stéphanie Bationo de Balai Citoyen PEPA ROSELLÓ

Sow no duda que su organización no es una excepción dentro de la sociedad senegalesa, ya que esta es “sinónimo de igualdad en todos los sentidos”, y añade: “Quizás hubo una época en que la mujer se quedaba cuidando del hogar, sin poder trabajar. Pero hoy en día no es así: la mujer senegalesa es siempre respetada”. Para la activista la lucha feminista es una cuestión superada: “No veo ninguna razón para ser feminista ya que no puedo reclamar los derechos que ya tengo”. “La mujer ya tiene la palabra, la mujer ya tiene sus derechos garantizados, la mujer ya tiene su igualdad y paridad garantizada”, puntualiza.

Más alineada con Bationo, Kabugho de LUCHA considera que la situación de las mujeres activistas en la RD Congo es muy complicada, en que ambos sustantivos tienen un gran peso y juntos multiplican las dificultades. Por un lado, cualquier activista en la RD Congo tiene que hacer frente a “la presión familiar, a las amenazas de los servicios de seguridad, a la represión violenta, a las detenciones arbitrarias y a la tortura física y psicológica”. Por el otro lado, las mujeres que se unen al movimiento reciben “las amenazas relacionadas con el género, la percepción cultural errónea de que las mujeres tienen su lugar en la cocina y el énfasis en que las mujeres aporten en la cama y no en cambiar su país”.

Respecto a las acciones que organizan cada movimiento en defensa de la mujer, Sow señala que desde Ye’n a Marre no se realiza ninguna lucha específica “sino que nos centramos en las luchas de todos, sean mujeres, hombres o niños”.

Bationo comenta que mientras desde París no hacen acciones específicas en defensa de los derechos de las mujeres, en Burkina Faso se llevan a cabo pequeñas acciones para apoyarlas en su vida diaria.

A pesar de las dificultades que experimentan las mujeres burkinesas cuando ocupan el espacio político, ellas fueron las primeras en salir a protestar durante las manifestaciones del 2014

A pesar de las dificultades que experimentan las mujeres burkinesas cuando ocupan el espacio político, ellas fueron las primeras en salir a protestar durante las manifestaciones del 2014. Marcharon con su spatula —un utensilio básico en cualquier cocina burkinesa— que representa “un símbolo fuerte del poder de las mujeres, ya que si te tocan con él ya no eres hombres en absoluto”—explica Bationo. Muchos jóvenes se unieron al movimiento al ver a sus madres protestar.

Kabugho explica que en LUCHA la mayoría de acciones por la liberación de la mujer se dirigen a romper estereotipos sobre ellas. En Goma, su ciudad, se centran también en garantizar su seguridad ya que “muchas mujeres son víctimas de abusos y violaciones cuando van lejos en busca del agua”. Kabugho ve como una prioridad personal “defender los derechos de las mujeres, en particular las que están en prisión”.

Sobre la importancia de la participación de las mujeres en la lucha, Sow envía un mensaje claro: “nosotras haremos nuestros deberes recordándote que vives en este presente y que debes decidir: tomar el destino con tus manos o dejar que tus hijos vivan en la pobreza”. Bationo, por su lado, anima a sus compañeras a salir y les recuerda que no tengan miedo, que “aunque estemos equivocadas, salgamos a luchar… Por lo menos aprenderemos juntas”.

Kabugho cree que las mujeres son esenciales en la lucha y les anima a que participen no solo desde la calle, sino también desde el arte o la música. Ella piensa que las mujeres y los hombres cambiarán juntos la RD Congo, y añade que “los dos tenemos puntos fuertes y débiles, juntos nos complementamos y somos más fuertes”.

Juntas o por sí mismas las mujeres juegan (y jugarán) un papel fundamental en el cambio social y político del África, en este largo camino que hay que andar. Y es que el cambio es un proceso largo y necesario, como nos lo recuerda Sow: “Cuando se planta un baobab se necesita tiempo para que crezca y dé frutos. Pero no seremos nosotros quienes los comamos, sino nuestros hijos: depende de nosotros que nos sacrifiquemos por ello”.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/africa/mujeres-en-los-movimientos-sociales-africanos#

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