México / 27 de enero de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias
Leo el discurso de Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública, (6 de diciembre, 2018) durante la presentación de los resultados de la Consulta Nacional por una Educación de Calidad con Equidad, esta última realizada entre agosto y noviembre del año que termina, en distintas ciudades del país. Encuentro lugares comunes; palabras que se repiten. Un orden del discurso que no rompe filas. Una lista de frases que no marcan diferencias con el pasado inmediato. En síntesis, no encuentro una ruptura paradigmática en las ideas expresadas por el secretario Moctezuma, sobre “lo educativo”. Por ello, planteo algunas dudas de inicio (y no en plan de “novatada”): ¿Cuál será el contenido del discurso de las autoridades educativas federales (de la 4T) cuando se refieran al cambio verdadero en el ámbito de la educación pública? ¿En qué consistirá una eventual ruptura paradigmática de la cosa pública sobre la educación en México?
En la pieza oratoria de Moctezuma reaparecen términos (como “revaloración del magisterio nacional”), que fueron utilizadas en coyunturas anteriores (hay que recordar los términos del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica”, de 1992), y que nos evocan ciertos significados contrarios al espíritu que, al parecer, contiene el movimiento hacia la Cuarta Transformación, en el sentido de combatir la corrupción; en la idea de regenerar la vida pública de la nación. Tal como nos lo recuerda Carlos Ornelas: “A él (se refiere a Moctezuma) le atañó negociar con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de Elba Esther Gordillo el Acuerdo para la Modernización de la Educación Básica (en 1992); también con los gobernadores de los estados, aunque, en realidad, con ellos no convino, el gobierno central se los impuso. Uno de los puntos de aquel acuerdo era la revaloración social del magisterio, que, en la práctica, devino en la Carrera Magisterial, un sistema de incentivos que pronto manejaron los fieles del SNTE y lo cubrieron bajo el manto opaco de la corrupción.” (“Esteban Moctezuma: El futuro inmediato” (I). Excélsior, 11 de julio, 2018)
Por otra parte, según el comunicado oficial de la SEP, “el secretario de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán, dijo que los maestros están de acuerdo con la evaluación, pero diagnóstica, no punitiva, y consideró que al evaluar se debe considerar la diversidad regional.” Nuevamente pregunto: ¿Entonces no habrá un cambio de raíz en la normatividad asociada con la problemática de la evaluación a las figuras educativas (docentes, directivos escolares y asesores técnicos)? ¿Solo habrá cambios superficiales; de forma, pero no de contenido?
Ornelas Navarro, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, advirtió desde julio pasado, en uno de los escenarios propuestos en su texto sobre políticas públicas educativas, sobre la eventual toma de decisión de Moctezuma al respecto de las evaluaciones al magisterio: “…Entonces, ¿dónde sí puede echar reversa?: suavizar la evaluación docente, reducir el concepto de mérito para el ingreso y la promoción y echar para atrás el nuevo modelo educativo. Las consultas anunciadas van por ese camino.”… En síntesis (-dice Ornelas-), preveo que permanecerán constantes los aparatos que implican poder, pero concederá en asuntos pedagógicos. Tal vez logre la reunificación del SNTE bajo un nuevo tipo de corporativismo…” (Esteban Moctezuma: El futuro inmediato (II). Excélsior, 15 de julio, 2018)
Como parte de una hipótesis propia, afirmo que Esteban Moctezuma y su equipo cercano de colaboradores no están dispuestos a dar un giro radical en materia de políticas públicas educativas. No hay intención por parte de los responsables de la SEP (2018-2024), para provocar una ruptura del paradigma educativo dominante centrado, entre otras cosas, en “alcanzar la calidad de la educación” (2). Para ello, pongo sobre la mesa algunos argumentos, valiéndome de una analogía relacionada con el estudio socio histórico de las revoluciones científicas. Parto específicamente de las ideas sugeridas por Thomas S. Kuhn, autor del célebre libro: “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, en el que éste aborda la noción de “paradigmas”.
A decir del creador de la Epistemología Social de la Ciencia, (1) “La ciencia avanza, más bien, en zig-zag. Su evolución (semejante a la Biología) presenta momentos de discontinuidad, callejones sin salida, o verdaderas revoluciones, en las que a la luz de un nuevo descubrimiento o de una nueva teoría parece desplomarse el edificio de la ciencia hasta entonces vigente (ciencia normal), y reedificarse desde sus cimientos en un nuevo estilo (cambio de paradigma o matriz disciplinar, y paso a la “ciencia extraordinaria”).” Aunque, más adelante, el mismo Kuhn propone ciertos matices en el análisis del tejido social de la ciencia: “Una revolución es, para mí, un tipo especial de cambio que entraña un determinado tipo de reestructuración de los acuerdos de grupo. Pero no es necesario que sea un gran cambio, ni se requiere que parezca revolucionario a aquellos que están fuera de una particular comunidad… Es precisamente debido a que este tipo de cambio… aparece tan regularmente en esta pequeña escala, por lo que dicho cambio revolucionario, como opuesto al mero (cambio) acumulativo (de conocimientos y teorías) necesita ser entendido.” Por el momento, el sentido del discurso del titular de la SEP es “reformista”, es decir, de “acumulaciones”, de estabilidad, pero no revolucionario, en el sentido kuhniano del término. ¿Qué busca Moctezuma, si seguimos la analogía, “ciencia normal” o “ciencia extraordinaria”?
Regreso a la presentación de los resultados de la “Consulta Nacional por una Educación de Calidad con Equidad”, pues ahí Moctezuma Barragán expresó que “la política educativa será política de Estado, consensuada y respetuosa del derecho de los maestros para hacer realidad el derecho a la educación.”… “Explicó que con base a esto se diseña el Acuerdo Educativo Nacional que guiará la política del sector en este gobierno, y señaló la importancia de escuchar a representantes de la sociedad, para conocer sus propuestas, como lo planteó el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador… Ratificó que la semana próxima, el Ejecutivo Federal presentará la iniciativa para abrogar la Reforma Educativa, a fin de sentar las bases de una nueva escuela mexicana.” ¿En qué consistirá esa propuesta de “nueva escuela mexicana”? ¿Será “reformista” o se arriesgará a provocar una ruptura paradigmática sobre la cosa pública de “lo educativo”?
El comunicado de la SEP también informa sobre otros temas de la agenda de políticas educativas definidas por el actual gobierno, como: “…la importancia de considerar la diversidad cultural del país en planes y programas educativos, (el rescate) de la educación indígena y especial, además de que se elaborará un modelo para la educación multigrado, en beneficio de la población más pobre de México.” EMB “…externó que los representantes del magisterio propusieron la construcción de la escuela mexicana, y en este sentido plantearon la importancia de contar con más planteles de tiempo completo; establecer un esquema de entrega de recursos directamente a los planteles, e impulsar escuelas con infraestructura y conectividad a internet, y servicio de alimentación, para dignificar los planteles públicos de México.” ¿Lo cual significa que el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (ETC) no solo no desaparecerá, sino que se fortalecerá?
“Planteó que se impulsa una mayor equidad, y que para beneficiar a los jóvenes que no estudian ni trabajan, se construirán 100 universidades, además de que se otorgarán 10 millones de becas, y se apoyará a 300 mil jóvenes que están en situación de pobreza.” Con respecto a este punto, considero que es necesario realizar varios estudios a profundidad para decidir acerca de la creación de nuevas universidades públicas (estudios de necesidades, impacto y factibilidad), pues la propia capacidad instalada actual de instituciones de educación superior (IES), se encuentra en una situación financiera adversa. ¿Vamos a descuidar a nuestras instituciones de educación superior públicas existentes para atender, a cualquier costo, la falta de cobertura en este nivel educativo? En este sentido, aplica bien la frase-pregunta popular: “¿Vamos a descobijar la cabeza para cubrir los pies?”
Cierro este comentario como lo afirma Ornelas Navarro, en lo cual coincido (de hecho ésta es una idea que sostiene la Sociología crítica de la Educación): “El sistema escolar tiene una estructura robusta, fincada en décadas de funcionamiento, con reglas de actuación que no siempre están en la norma, pero sí en los juegos del poder, tradiciones culturales y rutinas burocráticas. En pocas palabras, es resistente al cambio.” (Esteban Moctezuma: El futuro inmediato (II). Excélsior, 15 de julio, 2018)
Quizá contra ello habrá de luchar el nuevo régimen y la sociedad en su conjunto. Seguramente sobre eso tendremos que pensar los mexicanos para provocar una verdadera ruptura paradigmática en la cosa pública de “lo educativo”.
Fuente consultada:
(1) Mardones, J.M. y N. Ursúa. (1982) Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales. Fontamara. Barcelona (pp. 123-129).
(2) Sugiero retomar el debate público sobre qué entiende el Estado mexicano por “calidad educativa”.
Fuente del Artículo:
https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/12/07/la-ruptura-paradigmatica-de-lo-educativo
ove/mahv