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INDIA Barreras ocultas para la participación equitativa en las conferencias de Educación Superior

Asia/India/Universityworldsnews/Nidhi S Sabharwal

Las conferencias son reconocidas internacionalmente como espacios importantes de aprendizaje y producción de conocimiento para la profesión académica. Es importante destacar que participar en conferencias disminuye el aislamiento académico al facilitar las interacciones y el intercambio de ideas entre los miembros de la facultad.

En India, la participación en conferencias también está vinculada a la política nacional para el desarrollo profesional de los académicos, para su avance profesional y para su crecimiento académico. En un sistema académico de enseñanza y aprendizaje en evolución como India, el segundo más grande del mundo con 37,4 millones de estudiantes, es imprescindible contar con una provisión institucional adecuada para asistir a conferencias y apoyar el acceso equitativo a las oportunidades de conferencias.

Desafortunadamente, la evidencia empírica publicada recientemente en un número especial de la revista de género y educación sobre género y conferencias muestra que las oportunidades de asistencia a conferencias están distribuidas de manera desigual entre académicos de diferentes grupos sociales en la India.

Exclusión injusta

Si bien en India se han implementado políticas de acción afirmativa durante varias décadas para mejorar la representación de académicos de grupos socialmente excluidos, la evidencia empírica de nuestro estudio sugiere que las barreras institucionales resultan en la exclusión injusta de los miembros de la facultad, como las mujeres, las castas programadas ( antiguos intocables), tribus programadas (grupos indígenas) y otras clases atrasadas (OBC) de la participación en conferencias.

Creemos que, aunque la evidencia empírica presentada aquí proviene de un estudio a gran escala de métodos mixtos realizado en el Centro de Investigación de Políticas en Educación Superior sobre aspectos de diversidad e inclusión en instituciones de educación superior ubicadas en seis estados de un país ( India), lo que presentamos aquí es importante para la academia en otros contextos de países.

Desigualdades en el acceso a conferencias

Se considera que la participación en la conferencia en India ayuda a los miembros de la facultad a mantenerse al día con los nuevos desarrollos en su campo de investigación y en relación con las pedagogías de la enseñanza y el aprendizaje.

Sin embargo, las acciones institucionales que facilitan el acceso equitativo a las oportunidades de desarrollo profesional (como conferencias) son, según argumentamos, insuficientemente reconocidas como un elemento importante para desarrollar todo el potencial de los miembros de la facultad de los grupos socialmente excluidos y, a su vez, de las instituciones que emplean miembros de estos grupos

La evidencia empírica de nuestro estudio sugiere la existencia de una cultura institucional que está conformada por relaciones sociales basadas en el género y la casta, y que provoca la exclusión de los miembros de la facultad de grupos sociales desfavorecidos de participar en conferencias.

En toda la gama disciplinaria, nuestro estudio indicó un acceso reducido a conferencias para mujeres y miembros de la facultad de los grupos sociales desfavorecidos, a diferencia de los hombres y académicos de grupos más privilegiados.

En nuestro estudio, los académicos masculinos de una institución en particular asistieron a 473 conferencias más que las mujeres durante un período de cuatro años, lo que equivale a aproximadamente dos conferencias más por académico masculino. En la misma institución, también se revelaron diferencias de casta, con 192 conferencias más atendidas por el grupo de castas más privilegiado que el grupo de casta programado (SC), lo que equivale a casi una conferencia menos por cada académico de SC.

Prácticas institucionales sin apoyo.

Nuestro estudio demostró que las prácticas institucionales sin apoyo planteaban barreras para todos los miembros de la facultad para acceder a las oportunidades de la conferencia, independientemente de su origen social.

A nivel institucional, las restricciones en los días para tomar un permiso académico para asistir a conferencias, la ausencia de información y orientación y la vigilancia de los académicos por parte de otros académicos reflejaban un estímulo limitado de las instituciones para el desarrollo profesional y el crecimiento académico. Sin embargo, las mujeres y los miembros de la facultad de los grupos socialmente excluidos sufrieron más que el resto.

Ser más propensos a estar subrepresentados como miembros de la facultad, ubicarse más abajo en la jerarquía académica (una mayor proporción de mujeres y grupos socialmente excluidos se encuentran en los niveles inferiores de la estructura de la carrera académica), la naturaleza contractual del empleo y el acceso limitado a Las redes sociales ( jaan-pehchaan en hindi) actuaron como el canal de exclusión para que las mujeres miembros de la facultad y las de los grupos de ‘castas inferiores’ tuvieran acceso a oportunidades para asistir a conferencias.

De nuestras entrevistas con los participantes, se descubrió que los procesos institucionales estaban abiertos a la exclusión social, lo que resultó en una atmósfera social poco agradable, micropolíticas negativas y una cultura institucional que tendía a promover los intereses de los hombres, marginando aún más a las mujeres y los miembros de la facultad. grupos socialmente excluidos.

Los miembros de la facultad de los grupos marginados compartieron historias de favoritismo basado en castas por parte de sus colegas de castas superiores y jefes de departamento sobre el intercambio desigual de información y apoyo sobre oportunidades de participación en la conferencia.

Y las mujeres sintieron que los hombres probablemente tendrían un mayor acceso a tales oportunidades a través de sus redes informales, así como las interacciones sociales durante una ‘taza de té’ con la administración durante o después del horario de oficina. Tales interacciones sociales informales pueden ser mal vistas y la reputación de una mujer en juego si se ve que transgrede los códigos de propiedad sexual.

Para las mujeres profesoras, además de las barreras institucionales y la exclusión de las interacciones sociales, las normas patriarcales que rigen los espacios domésticos combinados con condiciones institucionales similares restringen el acceso a las oportunidades de conferencias.

Esto tomó la forma de mujeres cargadas con responsabilidades de cuidado, deberes domésticos, restricciones de las familias para viajar fuera de la ciudad y falta de aliento para asistir a conferencias, ya que la participación era considerada como una ‘excursión’ por los miembros de la familia en lugar de una obligación profesional. La forma en que estos temas se cruzan con las normas institucionales requiere más investigación.

Instituciones como facilitadores, no guardianes

Utilizando la evidencia de nuestro estudio, esperamos influir en las prácticas institucionales para que los empleadores tengan en cuenta las barreras para el acceso a la conferencia. Abogamos por acciones institucionales que garanticen el acceso igualitario y no discriminatorio a las oportunidades de participación en la conferencia.

Es importante que las instituciones reconozcan su papel como facilitadores que potencialmente pueden promover (y no restringir) la creación de espacios abiertos y diversos de producción de conocimiento, fortalecer los procesos de enseñanza y aprendizaje y mantener altos estándares de excelencia en la investigación entre todos los miembros de la facultad.

Nidhi S Sabharwal es profesor asociado en el Centro de Investigación de Políticas en Educación Superior (CPRHE), Instituto Nacional de Planificación y Administración Educativa (NIEPA), Nueva Delhi, India; Emily F Henderson es profesora asociada en el departamento de estudios de educación de la Universidad de Warwick, Coventry, Reino Unido; Roma S Joseph es profesora asociada en Isabella Thoburn College, Lucknow, Uttar Pradesh, India. El estudio al que se hace referencia en este artículo sobre las desigualdades sociales en el acceso a las oportunidades de conferencias se publica aquí: Nidhi S Sabharwal, Emily F Henderson y Roma Smart Joseph (2020) «Exclusión social oculta en la academia india: género, casta y participación en la conferencia», Género y Educación , 32: 1, 27-42, DOI: 10 .1080 / 09540253 .2019 .1685657 .

Fuente:https://www.universityworldnews.com/post.php?story=20200217091759282

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Mujeres y niñas en la ciencia: víctimas de la desigualdad de género en pleno siglo XXI

Por ONU NOTICIAS

Los prejuicios y los estereotipos de género que se arrastran desde hace mucho tiempo continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de los sectores relacionados con la ciencia. Las niñas y las mujeres tienen hoy cuatro veces menos de probabilidades que los hombres de adquirir las competencias digitales básicas, que serán esenciales en el futuro.

Menos del 30% de los investigadores del mundo en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son mujeres. Un porcentaje que ,además, está peor pagado por sus investigaciones y que no avanza tanto en sus carreras en comparación con los hombres, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Aunque cada vez hay más niñas y adolescentes en la escuela, los prejuicios y las normas sociales inciden en la calidad de la educación que reciben, especialmente en ciencia y tecnología.

Para hacer frente a los inmensos desafíos del siglo XXI, el mundo no puede privarse del potencial, la inteligencia y la creatividad de miles de mujeres.

“La plena igualdad de las mujeres sería la señal más segura de la civilización y duplicaría las fuerzas intelectuales del género humano”, asegura la directora de esa Organización, Audrey Azoulay, citando a al escritor francés Henri Beyle, más conocido por su seudónimo Stendhal, quien pronunció la frase hace más de dos siglos.

En su mensaje oficial con motivo del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, Azoulay aseguró que hay que admitir que desde el siglo XIX se han logrado muchos progresos, pero las desigualdades de género siguen estando muy presentes en el mundo en general y en la vida científica en particular.

“Las niñas y las mujeres tienen hoy cuatro veces menos de probabilidades que los hombres de adquirir las competencias digitales básicas, que serán esenciales en el futuro. Estas desigualdades persistentes deben ser motivo de gran preocupación”, añadió, diciendo que para hacer frente a los inmensos desafíos del siglo XXI entre los que se encuentra el cambio climático, hace falta toda la ciencia y energía necesaria por lo que el mundo no puede privarse del potencial, la inteligencia y la creatividad de miles de mujeres.

La directora de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, también hizo un llamado a derribar los estereotipos de género que vinculan la ciencia con la masculinidad y a brindar a las generaciones jóvenes ejemplos positivos; ingenieras, astronautas e investigadoras mujeres.

“Necesitamos una estrategia dedicada no sólo a aumentar la representación de las mujeres en la cartera de talentos para trabajos en ciencia y tecnología, sino también a asegurarnos de que ellas prosperen, incentivándolas a permanecer en estos trabajos bien remunerados y diseñando culturas organizativas en las instituciones que permitan a las mujeres avanzar en estos campos”, dijo en un mensaje oficial.

Por su parte, el Secretario General, aseguró que el hecho de que las profesiones tecnológicas continúen siendo parte de una cultura dominada por hombres una tendencia preocupante.

Corremos el riesgo de que las relaciones de poder entre hombres y las mujeres se inviertan nuevamente.

«Si no revertimos esta tendencia y si no tenemos una paridad real en mujeres y hombres definiendo y diseñando las tecnologías del futuro, corremos el riesgo de que las relaciones de poder entre hombres y las mujeres se inviertan nuevamente. La educación de las niñas en las áreas de ciencia y tecnología es absolutamente esencial desde el punto de vista de la igualdad de género en el futuro», dijo durante un evento para conmemorar el Día Internacional en la sede de la ONU en Nueva York.

PNUD India
Mujeres en la India estudian la ingeniería del plástico.

En América Latina hay más científicas, pero aún hay obstáculos

Según la UNESCO, el 45% de los investigadores en América Latina son mujeres, una cifra que supera con creces la tasa mundial del 28%.

Asimismo, la investigación en el ámbito de la ciencia y la tecnología se ha incrementado y se han puesto en marcha la elaboración y aplicación de políticas y reglamentaciones en las universidades y los centros de investigación con el objetivo de prevenir la discriminación y la violencia basadas en las cuestiones de género.

“Además, numerosas ONG y redes de mujeres científicas y técnicas de la región llevan a cabo actividades con miras a sensibilizar a las personas acerca de las desigualdades de género recordando las contribuciones de mujeres científicas que han sido olvidadas. Iniciativas como esta han incitado a las instituciones a recopilar datos desglosados por sexo, una información clave para definir y promover los cambios necesarios en las políticas institucionales”, asegura Gloria Bonder, coordinadora de la Cátedra Regional de la UNESCO sobre la mujer, la ciencia y la tecnología en América Latina.

UNICEF/Dusko Miljanic
Una joven sentada frente a una computadora portátil tapándose la cara con las manos en Podgorica, Montenegro.

La importancia de la academia

Bonder agrega que se deben reexaminar los planes de estudio para poder cuestionar los prejuicios sexistas, y además se deben poner en marcha prácticas mixtas innovadoras con miras a estimular la curiosidad, la colaboración, la reflexión crítica y la experimentación.

La colaboración con los docentes es esencial. Se debe integrar  los programas de formación inicial y continua de los docentes, a todos los niveles, una enseñanza que respete la igualdad de género. También, los docentes deben recibir apoyo mediante orientaciones o tutorías con miras a guiarlos en la revisión de sus conocimientos, prejuicios, actitudes y competencias relativas a la educación”, dijo.

En el todo el mundo, la matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), con un tres por ciento; ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, con un cinco por ciento, y en ingeniería, manufactura y construcción, con un ocho por ciento.

El mundo dibujado en la pantalla no dista mucho del mundo real. Un estudio realizado en 2015 por el Instituto Geena Davis titulado “Gender Bias Without Borders” (Prejuicios de género sin fronteras) muestra que la representación en las grandes pantallas de mujeres que trabajan en el campo de las ciencias se limita solo a 12%.

Para lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y además para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar en 2016 el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

ONU-Habitat
Niñas de un taller donde el usuario puede crear su propio mundo virtual usando bloques de diferentes materiales diseñan mejoras para su vecindario

Mujeres en el espacio

Este martes la Oficina de las Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre lanzó el sitio web para su proyecto Space4Women. La página ayuda a conectar a niñas y mujeres con oportunidades profesionales en el sector espacial y en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas  de manera más amplia.

Space4Women es un proyecto que alienta a las mujeres y las niñas a seguir una educación  y crea conciencia sobre las oportunidades de carrera para las mujeres y la importancia de la igualdad de género en el sector espacial.

A través de la platafoirma, la ONU proporcionará datos, investigación y asesoramiento de políticas basadas en evidencia a instituciones y gobiernos para aumentar las oportunidades para las mujeres en los sectores STEM y espaciales, y para reconocer las contribuciones de las mujeres en estos campos. El sitio web también alberga un foro de discusión y presenta noticias y eventos sobre estos temas.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2020/02/1469451

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¿Cómo están ayudando la filantropía a poner fin al desequilibrio de género en la ciencia?

UNESCO

Muchos países, generalmente los más pobres, aún están lejos del objetivo de paridad en la matrícula de educación primaria y secundaria, y mucho menos del objetivo más ambicioso de no discriminación en todos los aspectos del sistema educativo. Por lo tanto, la educación de las niñas sigue siendo un área prioritaria para muchos actores del desarrollo internacional. Pero, ¿cómo abordan los donantes las principales prioridades?

Al preparar nuestro Informe de Género en el período previo a la Reunión Ministerial del G7 sobre Educación y Desarrollo el año pasado, el equipo del Informe GEM y la UNESCO enviaron un cuestionario a las agencias de ayuda de los países del G7, organizaciones internacionales seleccionadas y ONG, pidiéndoles que presenten proyectos para abordar 12 prioridades en la educación de las niñas. Hoy, el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia , describimos cuán grande es el problema y resumimos las respuestas seleccionadas al tema.

Las brechas de género persisten en la elección del tema

Hay un día internacional para las niñas y las mujeres en la ciencia porque las brechas de género en la elección de asignaturas dicen mucho sobre el grado de parcialidad en el sistema. A pesar de ser la mayoría de los graduados universitarios, las mujeres están muy poco representadas en ciertos programas. En más de 120 países, las mujeres representan poco más del 25% de los estudiantes en programas de ingeniería terciaria, fabricación y construcción y en tecnología de la información y la comunicación (TIC). Los países donde las mujeres representan la menor proporción de graduados de estos dos programas se encuentran principalmente en África occidental (Benin, Ghana, Malí) y Europa occidental (Bélgica, Países Bajos, Suiza).

La paridad es posible, como lo demuestra el hecho de que hay países que tienen un número casi igual de hombres y mujeres que se gradúan, incluso en Argelia, Marruecos y Túnez. Las tablas estadísticas en nuestro último Informe de género le dan los porcentajes por país de mujeres entre los graduados en ingeniería y ciencias.

figura 8 Las materias que los estudiantes eligen están estrechamente relacionadas con las aspiraciones laborales futuras que tengan. En los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por ejemplo, entre los jóvenes de 15 años, los niños tienen más del doble de probabilidades que las niñas de trabajar como ingenieros, científicos o arquitectos, y tienen diez años. veces más probabilidades de querer trabajar que los profesionales de las TIC. En Finlandia, el 6.2% de los niños esperan trabajar como ingenieros, científicos o arquitectos, cuatro veces más que el porcentaje de niñas con aspiraciones similares (1.4%).

¿Cómo intentan los donantes corregir el saldo?

ADDA (8)

© UNICEF / UNI279362 / Moving Minds

Un factor importante para motivar a las niñas a inscribirse en los programas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) es ayudarlas a superar la ansiedad y ganar confianza en sus habilidades. Para ayudar a las niñas a sentirse seguras a la hora de elegir, los sistemas educativos deben mejorar los servicios de orientación profesional y orientación y promover modelos a seguir.

En Sudáfrica, el programa TechnoGirl de UNICEF , en asociación con el Departamento de Educación, ha abordado la inequidad de género en STEM desde 2005. Las niñas de 15 a 18 años de escuelas urbanas y rurales desfavorecidas que tienen buenos resultados académicos son colocadas en mentoría corporativa y desarrollo de habilidades. iniciativas Esto les ayuda a ganar confianza y vincular sus lecciones escolares con las habilidades que necesitan para tener éxito en el mercado laboral. Reciben ayuda para tomar decisiones profesionales informadas, con énfasis en ciencia, tecnología e ingeniería. Además, más de 5,000 mujeres jóvenes han recibido becas universitarias o universitarias. Ahora hay iniciativas de TechnoGirl en las nueve provincias, que ayudan a construir un cuadro de futuros líderes. Sin embargo, una evaluación del proyecto encontró que solo el 11% de los participantes informaron que probablemente habrían seguido una carrera profesional diferente si no hubiera sido por el proyecto, lo que significa que hay un margen significativo para mejorar la focalización.

El proyecto de educación STEM de calidad con perspectiva de género, financiado por Japón, se dirige a países africanos francófonos, incluidos Burkina Faso, Burundi, Camerún, Chad, Comoras, Costa de Marfil, la República Democrática del Congo, Yibuti, Madagascar, Malí, Níger y Senegal. El programa proporciona capacitación para maestros, formadores de maestros, administradores escolares y socios gubernamentales. Cubre los factores habilitadores y prohibitivos para la educación de las niñas en STEM, así como el papel de los administradores escolares, los jefes de los colegios de capacitación docente y los representantes de los departamentos técnicos ministeriales para proporcionar liderazgo para crear un ambiente escolar propicio para la participación equitativa de género en STEM . Los participantes aprenden sobre la pedagogía sensible al género, analizan críticamente los recursos educativos y reciben instrucciones sobre cómo usar las TIC para mejorar la participación de las niñas en STEM.

¿Qué estás haciendo para ayudar a terminar con el desequilibrio de género en la ciencia? Ayude a compartir sus experiencias para que otros aprendan a través de la sección de comentarios de este blog.

Fuente; https://gemreportunesco.wordpress.com/2020/02/11/how-are-donors-helping-to-end-the-gender-imbalance-in-science/

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Ramón Grosfoguel: «Las mujeres no forman parte del canon de la universidad occidentalizada».

Este seminario tuvo lugar en la Facultad de Sociología de la Universidade da Coruña (www.udc.es) el martes, 21 de Mayo de 2013. La clase forma parte de la docencia del Máster Oficial de Migraciones Internacionales (MOMI) de la Universidade da Coruña. Este evento estuvo organizado por el Equipo de Sociología de las Migraciones Internacionales (ESOMI).

Toda la información puedes encontrarla en la página web: www.esomi.es

Fuente: https://www.youtube.com/watch?time_continue=1250&v=FOHBLmFHl5E&feature=emb_logo

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Leila Mohammadi: «Las mujeres iraníes hoy trabajan más que los hombres en la investigación y en la docencia universitaria»

Por Àngels Doñate

Leila Mohammadi es un torrente de vida. Alegre y cosmopolita, se graduó en Traducción y Literatura Inglesa en Irán. En 2012 llegó a Barcelona, con treinta años, para cursar un máster. Hoy habla un español sorprendentemente fluido. Defendió su tesis el pasado 16 de septiembre en la UOC y actualmente es investigadora del grupo GAME. Mohammadi, hija de matemáticos y con experiencia profesional en el mundo de la publicidad, es la graduada escogida para hacer el discurso de su promoción el 30 de noviembre en L’Auditori de Barcelona. Habla con pasión de su Irán, al que ama, aunque afirma que volver no es una opción; también de sus investigaciones sobre temas que afectan a las mujeres y de la fuerza de las nuevas generaciones, con las que se encuentra cada semana en el aula como profesora de Negocios Internacionales.

¿Qué estudios cursaste en la universidad en Irán?

Empecé estudios de negocios, pero descubrí que necesitaba dedicarme a algo más social. Entonces me pasé a Sociología, pero también duré un año, era demasiado estructurada para mí. Pensé que lo que quería era estudiar en el extranjero y que necesitaría el inglés, y finalmente cursé Traducción y Literatura Inglesa. Pero no emigré inmediatamente, antes trabajé en una agencia de publicidad como creativa. En 2012, con treinta años, vine a Barcelona.

¿Siempre quisiste salir de tu país?

La idea era estudiar en el extranjero. Salir y volver, no quedarme fuera a vivir. Estudiar fuera está muy de moda. Ya en la época de mi madre o de mis abuelos, los iraníes iban a Francia o a Estados Unidos por un tiempo. Más de la mitad de los profesores que enseñan en la universidad han estudiado en el extranjero. Desde pequeño lo piensas, porque tienes la familia que sale y al volver ves que tienen una situación laboral mejor. El año que salí empezó la sanción de Estados Unidos y ya no pude volver. Cuando vine a Barcelona, un euro equivalía a mil tumanes. En tres meses, subió cinco veces. Y más y más, hoy ya llevamos trece subidas. Los que pueden, emigran.

¿Por qué elegiste nuestra ciudad? ¿Qué querías estudiar aquí?

Mi novio era arquitecto y quería hacer un doctorado en la tierra de Gaudí. Me propuso venir, busqué Barcelona por internet y, solo por las fotos, me enamoré de la ciudad. El problema era el idioma, pero descubrí que aquí la gente sabía inglés. De hecho, hasta hace un año, que me fui a la Universidad de Chile para una estancia de doctorado, no conversaba en español. Estuve tres meses porque quería una mención internacional. En Barcelona primero cursé un máster de Administración de Empresas en la Universitat Autònoma de Barcelona y, posteriormente, un máster de Comunicación Social, enfocado a publicidad y marketing.

No paraste y empezaste un doctorado…

Sí, comencé en la Universidad Pompeu Fabra, pero en segundo curso me cambié a la UOC. El grupo GAME me dijo que el tema de mi tesis, Study of the Social Egg Freezing Applying Theories of Raming and Social Domains: From the Communicative Treatment to the Perception, entraba en su línea y podía hacerla con ellos. Analiza las estrategias de comunicación que utilizan las clínicas de fertilidad para convencer a las mujeres para que congelen sus óvulos por razones sociales. No explican las contraindicaciones ni los problemas, y cuando lo hacen, tratan de convencer a las mujeres de que apuesten por esta vía. ¡Si no lo hacen, casi las hacen sentir mal!

¿Cómo definirías tu experiencia en la UOC?

Ha sido increíble, desde el primer día he estado en contacto con profesionales que me podían ayudar, del grupo de investigación GAME o de otros grupos. Cada año la UOC da una beca a diez o quince estudiantes de doctorado de campos diferentes, los cuales, aunque no pueden darte una ayuda directa en tu campo, sí que se convierten en un apoyo imprescindible emocional y personalmente. En esta universidad, acceder a la gente es muy fácil. Escribes un correo electrónico o llamas por teléfono y te contestan. Así estableces otro tipo de relación con los profesores, más cercana.

Y hoy eres investigadora…

Leí mi tesis el 16 de septiembre y obtuve un cum laude. En la UOC, si tienes cum laude puedes solicitar un cuarto año. Estoy trabajando en dos proyectos grandes de GAME. Son muy interesantes, aunque no he entrado aún a fondo. Uno está relacionado con las mujeres, lo que me encanta, y trata de la asistencia a mujeres en situaciones peligrosas. El otro es sobre educación y medios para los jóvenes.

¿Te planteas volver a Irán?

Al final de este año tengo que buscar otras oportunidades. Volver a Irán no es una opción. Estoy pensando en solicitar la beca Juan de la Cierva para seguir investigando. O en ser profesora. Estoy dando un curso en la Universidad Pompeu Fabra, en la Escuela de Estudios Internacionales. Es genial estar con otra generación y aprender de ellos. Es una sensación muy buena cuando enseñas lo que sabes a los que vienen después. Es un intercambio fructífero.

¿Cómo es el nivel de educación en tu país?

Es muy alto, tanto en la escuela como en la universidad, pero centrado solo en la teoría. Se aprenden pocas cosas prácticas. Lo único que importa es estudiar todo el tiempo y muy intensamente. Si no tienes la habilidad de hacer eso, te quedas fuera, eres un fracasado o acabas con depresión. Pero no todo el mundo es así, hay gente a la que le cuesta más o quizás es más creativa o prefiere algo más práctico. Allí estudiar es algo muy serio. La gente no se ríe. Parece que estén haciendo un trabajo tan importante… Eso no me gusta. Lo más prestigioso es ser ingeniero o médico.

¿Es fácil acceder a la educación?

Sí. La escuela es gratis. Y en cuanto a la universidad, tenemos tres tipos: la pública, con un examen de entrada muy difícil y para el que te presionan mucho; es gratis y además te pagan todos tus gastos de manutención. Luego está la privada, en la que la competición no es por entrar pero sí por obtener plaza en lo que tú quieras; entrar, entra todo el mundo. Y luego existe un tercer tipo, de colaboración público-privada, tiene más prestigio y el certificado vale más que el de la privada.

¿Y para las mujeres?

Hoy pueden acceder a cualquier carrera. Antiguamente, en la época de mi madre, no podían hacer algunas, como la especialidad de mecánica o la de electricidad de ingeniería, porque luego no podían trabajar en ese campo. Ahora pueden trabajar en cualquiera. Pueden, pero puede ser que no quieran, la sociedad a veces… Así que algunas iraníes estudian ingeniería y se van a otro país a trabajar, lo hacen con amigos o montan su propio negocio. Trabajar en una gran empresa con cientos de hombres o en una empresa pública no resulta cómodo.

¿Cuál es su presencia en la universidad?

Las mujeres hoy trabajan más que los hombres en la investigación y en la docencia universitaria. También hay más mujeres estudiantes en estos campos. La situación económica es difícil y los hombres se van al mercado laboral. Piensa que, legalmente, el hombre es el que debe asumir los gastos. Aún hoy una mujer puede trabajar y ganar dinero, pero ese dinero es para ella. Si quiere se lo gasta en comer o en la familia, pero si no quiere, no. Es cierto que últimamente hay que sumar dos salarios para vivir.

¿Crees que tenemos cosas en común?

¡Sí! Al principio lo que pensé fue que como España tuvo tanta relación con la cultura árabe, que en Irán está también presente desde hace muchos siglos… pensé que encontraría una influencia común entre las dos culturas. Y así ha sido. La gente es más cálida y acogedora que en otros países. El pueblo iraní también lo es, aunque por cuestiones de religión y política ahora algunas cosas han cambiado. Muchas cosas están prohibidas o no están bien vistas culturalmente. Vivimos en una república islámica: una mujer no habla con un hombre al que no conoce, tienes que cubrir tu pelo y tu cuerpo, no puedes beber. Somos parecidos a la gente de aquí, aunque hoy en día en nuestra sociedad uno no se puede comportar de modo diferente a como dictan. Sin embargo, hay un grupo muy grande de personas que no quieren vivir así.

¿Se puede vivir al margen?

En Irán, como muchas cosas están prohibidas en público, todo sucede en privado. En casa vivimos igual que aquí. Al menos el grupo de gente con el que yo me muevo. Yo salgo a la calle, pero cubro mi pelo solo con un pañuelo y de colores, como otras amigas o familiares. Así mostramos que somos distintas, pero dentro del marco de derecho porque cumplimos lo mínimo estrictamente. Otras mujeres salen completamente cubiertas. Hay un grupo, de no pocas personas, que incluye gente diferente. ¡Y la comida me fascina! No la tenemos en común, excepto la paella sin cerdo, pero ¡qué rico es todo! ¿Sabías que el azafrán se cultiva en Irán?

Fuente: https://www.uoc.edu/portal/es/news/entrevistes/2019/043-leila-mohammadi.html

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Uruguay: Las mujeres tienen 7% menos de probabilidades de ingresar en el Sistema Nacional de Investigadores que los hombres

El 1º de abril el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) celebró sus diez años. En un acto en el auditorio de la Facultad de Ingeniería, investigadores e investigadoras reflexionaron sobre la importancia de este programa de investigación, innovación y desarrollo, recordaron algunos de sus logros y plantearon desafíos futuros. Uno de los temas sobre los que se habló fue el de las inequidades de género dentro del sistema, sobre todo en los niveles más altos. Es que, a pesar de que en Uruguay más de la mitad de las personas que se dedican a la ciencia son mujeres, las investigadoras enfrentan más obstáculos para alcanzar puestos de decisión y de alta jerarquía en la academia e instituciones dedicadas a la investigación científica.

Este fenómeno se conoce como techo de cristal: una barrera invisible que se sustenta en normas informales y valores implícitos que subyacen en la sociedad y se interponen al ascenso de las mujeres en sus trabajos. Los investigadores y economistas Daniel Bukstein y Néstor Gandelman se percataron de este fenómeno y en 2016 elaboraron el estudio “Techos de cristal en la investigación: evidencia de un programa nacional en Uruguay”, que recientemente fue publicado en la revista Research Policy.

La plataforma

El SNI se creó en 2007 y durante 2008 se recibieron las primeras postulaciones, que comenzaron a trabajar en el sistema en 2009. Para ingresar, los postulantes son evaluados por un comité en cada una de las seis áreas de investigación: ciencias exactas y naturales, ciencias médicas y de la salud humana, ciencias agro-veterinarias, humanidades, ciencias sociales, e ingeniería y tecnología, y distribuidos en cuatro niveles (nivel inicial, nivel I, II y III) de acuerdo a su producción académico-científica, el impacto de esos estudios a nivel regional e internacional y los recursos humanos.

Bukstein y Gandelman, ambos de la Universidad ORT, trabajaron sobre los datos de los currículums de 6.751 postulaciones correspondientes a 3.196 investigadores que se presentaron entre 2008 y 2014. En ese período, alrededor de 56% de los investigadores fueron aceptados. Las solicitudes presentadas por mujeres tuvieron éxito en 53,2% de los casos, mientras que los hombres tuvieron éxito en 60,3%. Por lo tanto, las mujeres fueron más rechazadas que los hombres (1.597 contra 1.362).

Asimismo, los economistas encontraron que en un total de 1.438 investigadores activos en 2015, las mujeres representaban 53,8% en el nivel inicial y 47,4% en el primer nivel, frente a 46,2% y 52,6% de hombres respectivamente. En cambio, en los niveles más altos la participación femenina disminuyó a 35,1% (nivel II) y 12,1% (nivel III), mientras que la cantidad de hombres ascendió a 54,9% y 87,9% respectivamente. También observaron que las mujeres se concentran más en las áreas ciencias exactas y naturales, ciencias médicas y de la salud humana y Humanidades. Por contrapartida, hay más hombres en las ciencias sociales y en ingeniería y tecnología.

La barrera enemiga

Los economistas encontraron que las mujeres tienen 7,1% menos probabilidades que los hombres de ser aceptadas en el SNI. La mayor parte de esa brecha (5,2%), según los autores del trabajo, puede explicarse por “características observables”. Se trata de los “indicadores de productividad”, explica Gandelman: la cantidad de artículos publicados y sus impactos, las actividades de enseñanza y las aplicaciones anteriores al SNI, entre otros. “Entender por qué sucede esto es una pregunta distinta. ¿Es la licencia maternal? ¿Es el rol que da la sociedad a la mujer que no le permite ser? No sabemos, pero objetivamente las mujeres, en la academia, tienen menores indicadores de productividad que los hombres”, plantea el investigador, y agrega que este fenómeno se denomina gender productivity gap (diferencia de productividad por género) y sucede en todo el mundo.

¿Alcanzan estas diferencias objetivas para justificar por qué hay pocas mujeres en los niveles más altos del SNI?, se preguntan los investigadores y ambos responden con un rotundo no. Aun “teniendo en cuenta todos esos indicadores que podemos observar, hay un trato desfavorable para las mujeres”, dice Bukstein, que se refiere al 1,9% restante de la brecha que no se puede explicar y que atribuyen a la discriminación de género.

A su vez, Gandelman apunta que el aspecto “más interesante” del estudio es que demostró que la brecha entre hombres y mujeres aumenta hacia los niveles más altos del sistema. Es más, los investigadores plantean que en los niveles más bajos del sistema “no hay un trato desigual para las mujeres”. Por lo tanto, “el problema no es entrar a ser investigador”, sino que el asunto “es la trayectoria”, dice Gandelman, que es enfático al afirmar que “el problema de discriminación se da en el crecimiento profesional de los investigadores dentro del sistema”.

Bukstein y Gandelman señalan en su estudio que si no existiera la brecha de género en la probabilidad de ingreso “habría aproximadamente el doble de mujeres en el nivel más alto del SNI”. En 2018 el SNI repartió seis millones de dólares. Con la distribución de género actual, 70% de ese presupuesto fue asignado a investigadores hombres y 30% a investigadoras mujeres. Asumiendo la ausencia de discriminación, debería haberse destinado 60% del presupuesto a investigadores y 40% a investigadoras. “Nuestra distribución justa de fondos no es de 50y 50, es de 60 y 40, porque hay objetiva y verificablemente una mayor productividad de los investigadores hombres”, subraya Gandelman.

El pecado original

Con este marco, Bukstein y Gandelman definieron cuatro hipótesis para aventurar una explicación a esta discriminación sobre las mujeres. A la primera la llamaron “el pecado original”. El planteo refiere a la organización inicial del SNI: cuando se creó el sistema, se organizó de arriba hacia abajo. Comisiones internacionales evaluaron a los investigadores “más prestigiosos” para integrar la Comisión Honoraria y las Comisiones Evaluadoras, cuenta Gandelman, investigadores que ingresaron todos en lo niveles más altos. De 39 investigadores seleccionados, 35 eran hombres y sólo cuatro, mujeres.

“Esto podría generar, por inercia, que hoy tengamos un sistema desbalanceado”, señala Gandelman, y agrega que si este fuera el tema principal de fondo sería “un problema menor”, porque quienes hoy ocupan altos puestos se jubilarán y “al final el sistema de por sí se va a regenerar en salud”. Pero no es tan sencillo.

La segunda hipótesis que trabajaron los investigadores fue la influencia del techo de cristal. “Si los que estamos en los comités somos todos hombres, capaz que se introduce algún tipo de sesgo sobre quiénes entran al sistema”, dice Gandelman, y explica que efectivamente hay una sobrerrepresentación masculina en esos órganos, aunque señala que esa situación “fue cambiando”. “Al principio sólo 5 % de los integrantes de los comités de evaluación eran mujeres, y esto fue aumentando hasta llegar a 34%, aunque luego se estancó. Este estancamiento puede llegar a tener un tipo de relación con la cantidad de mujeres que están en los niveles más altos del sistema”, explica. Sin embargo, estas primeras hipótesis tienen poco poder cuantitativo para explicar el techo de cristal, dicen los investigadores.

En tercer lugar, los economistas investigaron si las mujeres ven limitado su ingreso porque pretenden entrar en áreas con barreras más altas para los postulantes. “Imaginá que hay un área a la que van mayormente las mujeres y otra a la que van mayormente los hombres, y en el área a la que van las mujeres la comisión evaluadora puso una barrera muy elevada para todos: por ejemplo, humanidades. En cambio, en ingeniería, donde están sobrerrepresentados los hombres, pusieron una vara baja y entran todos. Entonces, en realidad dentro de ingeniería y humanidades a los hombres y a las mujeres los tratan igual, pero cuando mirás la imagen en conjunto encontramos que las mujeres no entran. ¿Por qué? Porque van a las áreas donde las varas son muy altas”, explica Gandelman. Sin embargo, el economista afirma que “esto empíricamente tampoco se da”.

Por último, la cuarta hipótesis que se plantearon los investigadores fue que quizás la discriminación a las mujeres “no sea un problema de todo el sistema, sino de alguna área en particular y sea un fenómeno tan fuerte como para afectar la imagen global del SNI”, señala el economista. “Encontramos evidencia sólida de techos de cristal en las tres áreas donde las mujeres son más activas: ciencias relacionadas con la salud, ciencias naturales y humanidades. Por otro lado, no encontramos tales efectos en las ciencias sociales, ciencias agrícolas o ingeniería”, establece el documento.

En el tiempo que transcurrió desde la publicación de la investigación, Bukstein y Gandelman continuaron trabajando en el tema y consideraron otra hipótesis que pudiera explicar este fenómeno, que refiere a “cómo impactan las diferencias en las redes de cooperación en las probabilidades de los investigadores de ser rankeados en los niveles superiores”. En ese sentido, tomaron en cuenta “cuántas coautorías desarrollan los hombres y cuántas las mujeres” y “qué tan cercanos son esos coautores a los nodos de decisión de las diferentes áreas”. Ambos autores aclaran que esta tesis aún no tiene resultados definitivos.

Lo que nos perdemos

En su artículo, los economistas plantean que la existencia del techo de cristal sobre las investigadoras tiene “implicaciones para la producción de conocimiento y la innovación, y a través de eso afecta el crecimiento y desarrollo de los países”, por lo tanto, “abordar la brecha de género en el mundo académico en los países en desarrollo es importante por razones morales y también por razones de eficiencia, ya que puede ser un canal para fomentar el desarrollo social y económico”.

Al respecto, Gandelman señala que no es posible definir en cifras cuáles son las pérdidas producidas por la brecha de género en el SNI. No obstante, señala que encontraron “personas más capaces que otras que no están en los topes de la jerarquía de investigación”, y eso implica que “estamos desaprovechando personas de excelencia que podrían estar dirigiendo y generando nuevos proyectos”. Esas personas suelen ser, en su mayoría, mujeres.

Otra consecuencia de la desproporción entre hombres y mujeres en el sistema son los role models que se generan. “Los niños y niñas miran a los adultos y sus roles. Si las niñas se sienten potencialmente reflejadas en las madres, tías o conocidas y no ven esos roles más protagónicos, esto podría estar afectando las decisiones de educación que tomen después”. Así, podríamos estar “perdiendo, de nuevo, algunas mentes brillantes que se dedicarían a la innovación e investigación”.

Romper el cristal

Los investigadores destacan que el documento ha sido citado y referenciado en varias publicaciones, y resaltan sus presentaciones en varios seminarios y charlas en institutos educativos. “Pusimos sobre la mesa muchos elementos que se intuían, comentaban y hablaban, pero ahora podemos decir que sí pasa y dónde pasa más, por lo tanto dónde se debería poner más el ojo”, dice Gandelman. No obstante, no les consta que se haya tomado una medida específica para paliar la discriminación sobre las mujeres en el SNI.

Los autores del trabajo proponen un tipo de preevaluación “ciega de género” de los solicitantes mediante un sistema automático para calificar a los investigadores e investigadoras según sus logros académicos y demás recursos sin tener en cuenta su género. Esta primera evaluación podría servir a la comisión evaluadora como “insumo en el proceso de decisión”, apuntan los investigadores. Asimismo, destacan que la próxima Comisión Honoraria, que asumirá en breve y cuya integración ya es conocida, por primera vez en la historia del SNI estará conformada en su mayoría por mujeres. Actualmente, entre los cinco integrantes hay sólo una mujer. “La comisión va a tener en su cabeza una integración femenina más fuerte por méritos propios, no es que las pusieron ahí por ser mujeres”.

Por su parte, Bukstein resalta que su trabajo arroja visibilidad y conciencia sobre la existencia de discriminación de género en situaciones cotidianas. “Lo que está interesante de nuestro trabajo es que con estos resultados se plantea una situación que día a día en ámbitos de trabajo quizás no se ve”, dice.

Sobre si falta conciencia de género entre investigadores hombres, los economistas subrayan que pertenecen a las ciencias sociales, donde la discriminación de género “no es un problema, según nuestro estudio”. “Me acuerdo de haber hablando con mujeres y hombres cuando empezamos a trabajar en esto, y me dijeron que esto no es problema”, dice Gandelman. Bukstein añade que dentro de su área “uno no tendría que prestar tanta atención” para ayudar a las mujeres a llegar a puestos altos porque lo logran, pero “quizás hay otras áreas donde hay un predominio de hombres en los ámbitos de decisión” y en las que los nuevos investigadores “deberían prestar más atención”. Los números están en negro sobre blanco. Ya es tiempo de hacerlos cambiar.

Artículo: “Glass ceilings in research: Evidence from a national program in Uruguay”

Publicación: Research Policy (03/2019)

Autores: Daniel Bukstein, Néstor Gandelman.

Fuente: https://ciencia.ladiaria.com.uy/articulo/2019/4/las-mujeres-tienen-7-menos-de-probabilidades-de-ingresar-en-el-sistema-nacional-de-investigadores-que-los-hombres/
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México: Atomx Education, proyecto del INP y la UNAM para acercar a mujeres a la ciencia

América del Norte/CIUDAD DE MÉXICO/www.proceso.com.mx

A raíz de la inquietud de cuatro  alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ante la brecha de género en la ciencia, se  creó el proyecto Atomx Education, que busca acercar a niños y jóvenes, especialmente del género femenino, a la ciencia a través de “Nuestras niñas del mañana”.

El proyecto es una donadora que invita a todo aquel que esté interesado en la ciencia a apoyar a otros, y a su vez conocer Atomx Education.

Lo anterior nació a raíz de datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), donde se afirma que en México sólo un 33% de los investigadores son mujeres.

“Todo comenzó por una problemática que todos vimos en nuestras universidades. En mi caso, la brecha de género existente es muy notoria en la universidad, puesto que en Física se ve mucho que existen veinte alumnos y tres alumnas”.

Y a decir de la estudiante, uno de los objetivos de Atomx es acercar a los niños a la ciencia mediante el método STEM —Science, Technology, Engineering, and Mathematics, término que adoptó la  National Science Foundation  para agrupar las cuatro áreas del conocimiento en el que trabajan científicos e ingenieros-, pues en México hay niveles muy bajos de personas que deciden acceder a una educación en el ramo de la ciencia.

“Nosotros vemos a STEM como una escalera: primero están las matemáticas; después la ciencia que estudia la naturaleza, ve su comportamiento y lo modela; después la ingeniería, la cual toma la ciencia y la aplica; las nuevas aplicaciones crean tecnología, y la tecnología crea nuevos empleos y ayuda a crecer la economía nacional”, señaló Jaramillo Morales.

Hasta ahora Atomx Education ha participado en diferentes actividades para motivar a los jóvenes y niños, como talleres, conferencias y cursos.

“Nosotros sabemos que la ciencia es divertida y es lo que queremos transmitir”, refirió la estudiante de la UNAM.

En un año esperan impactar a 10 mil jóvenes en el país.

Los interesados en el proyecto  pueden seguirlos y/o contactarlos a través de @ATOMX_STEM y ‏facebook.com/ATOMX.STEM/

Fuente: https://www.proceso.com.mx/578155/atomx-education-proyecto-del-inp-y-la-unam-para-acercar-a-mujeres-a-la-ciencia

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