Defensora de la premisa que plantea que «hacer matemática básica es una capacidad inherente al ser humano, como hablar», la argentina Alicia Dickenstein, ganadora del premio «L’Oréal-Unesco Por las Mujeres en la Ciencia», aseguró que «las personas somos más instintivas que lo racionales que nos creemos» y señaló que, frente a eso, «el entrenamiento matemático» permite desarrollar un pensamiento crítico.
Doctora en Ciencias Matemáticas, investigadora superior del Conicet, especialista en geometría algebraica y profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Dickenstein es la novena argentina en recibir este premio y la primera matemática del país.
Reconocida durante su trayectoria en numerosos premios y distinciones – entre los que se destaca su cargo de vicepresidenta de la Unión Matemática Internacional (IMU) hasta 2018-, la científica también se dedicó a la elaboración de libros para transmitir la disciplina a niñas y niños luego de comprender que, «muchas veces, el problema por el que no se comprende la matemática está en el lenguaje».
Apasionada por su hacer, feliz por este reconocimiento y preocupada por que «la matemática la pueda disfrutar cualquiera», Dickenstein compartió con Télam una extensa charla en la que recorrió su historia y sus ideas.
-Télam: ¿Por qué elegiste ser matemática?
-Alicia Dickenstein: La matemática me resultó fácil desde chica y me divertía. Pero nunca pensé que había una carrera de matemática. Me enteré de esto gracias a una psicóloga con la que hice un test vocacional y me sugirió que siguiera esta carrera porque tenía mucha ‘inteligencia abstracta’. Por eso es tan importante que se haga público y que las personas jóvenes, en particular las chicas, sepan que se puede vivir muy contenta y muy apasionada siendo matemática, aunque sé que no es el imaginario que se tiene.
«Hay dos problemas sociales: por un lado, las tareas de cuidado que siguen estando más a cargo de las mujeres; y por el otro, en el caso de la matemática, hay una autocensura y un estereotipo social de lo que debe ser ‘un matemático»
T: ¿Cómo era en aquellos años estudiar matemática siendo mujer?
A.D: Creo que cuando ingresé éramos más mujeres que lo que hubo después. En 1974 echaron a muchas y muchos jóvenes de la carrera. Entonces, cuando yo y mis compañeras llegamos a concursar por cargos, no teníamos tanta competencia y, siendo jóvenes, ya éramos de las más viejas. Con los años comenzó a haber más competencia y se puso más difícil para las mujeres.
T: ¿Cómo ves hoy la realidad de las mujeres en la ciencia?
A.D: Hace unos cinco años observé que, en general, las mujeres tardan mucho más tiempo en ascender de categoría que los varones, lo mismo en el cargo de profesora. En la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA -que es donde yo conozco- es muy difícil para las jóvenes acceder a los primeros cargos porque se evalúan los últimos cinco años y coincide con la edad en la que en general se tiene hijos, teniendo en cuenta que las mujeres tenemos un margen de tiempo limitado si queremos ser madres. Los varones también son padres en esta época, pero no les afecta del mismo modo su rendimiento profesional.
T: ¿Por qué pensás que se da esto?
A.D: Hay dos problemas sociales: por un lado, las tareas de cuidado que siguen estando más a cargo de las mujeres; y por el otro, en el caso de la matemática, hay una autocensura y un estereotipo social de lo que debe ser ‘un matemático’.
En las olimpiadas matemáticas de Brasil me contaban que hasta los 10 u 11 años hay paridad de género pero después empieza a haber menos chicas, y parte de esto también tiene que ver con que no está socialmente bien visto que las chicas sean «nerd».
En Chile estudiaron que a las jóvenes, sobre todo de los hogares más humildes, les va muy bien en las pruebas de sus escuelas pero cuando son interescolares les va peor y lo que vieron era que la expectativa de la familia era que le fuera peor y que eso incidía sobre su rendimiento.
Es decir, que hay algunos prejuicios que están muy metidos en la sociedad, que son muy sutiles y que nos va a llevar tiempo desarmarlos, aunque creo que se está intentando.
En este sentido, tuve suerte porque nunca pensé que las mujeres podíamos hacer menos que los hombres; tal vez por eso pude hacer todo lo que hice (risas).
La científica premiada es la novena argentina en recibir este premio y la primera matemática del país.
T: En una entrevista decías que las matemáticas pueden dar placer, ¿por qué pensás que eso no pasa en general?
A.D: Cuando uno logra entender algo da mucho placer. El tema es que la disciplina tiene un lenguaje y muchas veces la obstrucción está en la comunicación. Yo me di cuenta de esto a partir de una situación en la que una sobrina que me estaba escuchando hablar con una colega me preguntó: «Tía, ¿en qué idioma estás hablando?».
A raíz de esto, escribí un libro de matemáticas para chicos (Matemax), que se acaba de reeditar en una edición bilingüe, y coordiné tres libros de la entonces editorial Estrada.
Al escribir estos libros me di cuenta de que pensábamos la matemática más o menos fácilmente, pero después el trabajo que llevaba escribir los problemas era enorme. Esto pasa porque, cuando uno cuando piensa, tiene construidos atajos en su cerebro pero, a la hora de explicar, uno tiene que tener en cuenta que el otro o la otra no tiene esos atajos.
La maravilla del lenguaje matemático es que, cuando uno lo logra traspasarlo, lleva al pensamiento.
«Tuve suerte porque nunca pensé que las mujeres podíamos hacer menos que los hombres; tal vez por eso pude hacer todo lo que hice»
T: También has hecho hincapié en que cualquiera puede entender las matemáticas…
A.D: Por supuesto, así como los seres humanos tenemos la capacidad de hablar tenemos la capacidad de hacer matemática básica en el cerebro.
T: Y esa capacidad de pensar en términos matemáticos ¿puede desarrollar un pensamiento crítico en otros ámbitos?
A.D: Seguro, porque lo que hace un matemático es entender la estructura, sacar lo accesorio y entender lo fundamental de las relaciones porque así vamos a poder prever lo que sucede después dentro de la estructura matemática.
Hace unos años estaba en un instituto en Río de Janeiro y un colega hablaba de surf con una persona que le decía que había una playa que no era peligrosa porque el porcentaje de accidentes era bajo. Mi colega le respondió que su razonamiento era equivocado porque a esa playa iban surfers con mucha experiencia, entonces en la hipótesis de que «no era peligrosa porque tenía pocos accidentes» había una variable que faltaba que era que ese porcentaje se daba entre muy buenos surfistas, no en un público general.
Esa pregunta frente a un porcentaje, pensar cuál es la hipótesis, saber que la relación causa-efecto no siempre es a la inversa, son razonamientos que parten del entrenamiento matemático; los seres humanos creemos que somos muy racionales, pero la mayor parte de las veces somos más instintivos que racionales. La matemática nos entrena para estar más atentos.
El físico uruguayo Rafael Porto estudia lo que pudo haber ocurrido en la primera fracción de segundo después de que nuestro universo comenzara a existir.
Porto, egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República en Uruguay y doctor en física de la Universidad Carnegie Mellon en EE.UU., es el más reciente ganador del Premio Buchalter de Cosmología, que entrega la Sociedad Astronómica de Estados Unidos.
Este prestigioso premio reconoce cada año ideas o descubrimientos que tengan el potencial de genear grandes avances en la comprensión del origen, la estructura y la evolución del universo.
Porto trabaja como científico líder en el Deutsches Elektronen-Synchrotron (DESY, por su nombre en alemán), uno de los aceleradores de partículas más importantes de Europa.
Desde su oficina en Alemania conversamos vía Zoom con Porto, para entender de qué se trata su descubrimiento y cómo nos ayuda a entender mejor el universo que habitamos.
En busca de la semilla
Porto ganó el Premio Buchalter de Cosmología junto a su colega Daniel Green, por el artículo «Señales de un universo cuántico».
En su investigación, Porto y Green plantean un nuevo método para averiguar si las gigantes estructuras del universo, como las galaxias, tuvieron un origen cuántico, es decir, de partículas subatómicas.
«Hoy no hay ni una teoría que nos diga de dónde salieron las galaxias», dice Porto.
Lo que propone su investigación es una manera de encontrar la «semilla» que dio origen a esas megastructuras del cosmos.
El estudio de Porto plantea la posibilidad de que esas galaxias que hoy podemos observar sean el resultado de la fluctuación de partículas subatómicas que surgieron en el vacío durante los primeros instantes del universo.
La gran pregunta, sin embargo, es si algún día lograremos probar que esas megaestructuras macroscópicas surgieron de partículas microscópicas.
Inflación y vacío
Para comprender la propuesta de Porto debemos tener claros dos conceptos.
El primero es la inflación.
Según los modelos vigentes, durante los primeros instantes después del Big Bang el universo tuvo una expansión ultrarrápida.
Durante esta inflación el cosmos aumentó cientos de miles de millones su tamañooriginal.
Por otra parte, tenemos la mecánica cuántica, que nos dice que es posible que parejas de partículas pueden surgir espontáneamente en el vacío.
Usualmente estas partículas son efímeras, y se aniquilan entre ellas después de una brevísima existencia.
Durante la rápida inflación, sin embargo, es posible que esas partículas se hayan separado unas de otras antes de que tuvieran tiempo de aniquilarse.
Así, esas partículas sobrevivientes que comenzaron a rondar por el espacio pudieron ser las semillas que dieron origen a las galaxias.
En ese caso, habrían pasado de existir en el reino cuántico a exisitir en el mundo clásico, que es como los científicos llaman al mundo macroscópico.
Sherlock Holmes
El origen de las galaxias a partir de un vacío cuántico, sin embargo, es solo una de las posibilidades.
Pudieron crearse, por ejemplo, a partir de partículas clásicas.
Así, lo que Porto hizo fue un trabajo «al estilo Sherlock Holmes», en el que se dedicó a descartar todas las posibles explicaciones para quedarse con la que mejor le ayudara a resolver el misterio.
Su reto consistió en buscar patrones de cómo la inflación ayudó a formar las grandes estructuras, y cómo por ejemplo, cómo se creaban los cúmulos de galaxias.
Su investigación se basa en que si las galaxias fueron creadas, por ejemplo, por partículas «reales» del mundo clásico, y no por partículas «virtuales» del mundo cuántico, esas huellas podrían verse en la configuración actual de las galaxias.
Si al realizar sondeos cosmológicos no encuentran esas señales o perturbaciones que pudieron crear unas partículas reales, entonces, por descarte, la explicación más razonable es que las estructuras se crearon por partículas cuánticas.
De la teoría a la práctica
Porto advierte que su trabajo no prueba que las galaxias se hayan formado a partir de partículas cuánticas en el vacío.
«Eso sería ciencia ficción», advierte.
Lo que su estudio propone es el método para responder esa pregunta. Permitirá saber, por ejemplo, si esas fluctuaciones eran de partículas cuánticas en el vacío o fueron de partículas clásicas.
El trabajo de Porto es teórico, pero tiene una aplicación práctica.
La nueva generación de satélites para mediciones astronómicas, como el Euclides de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), o el SPHEREx de la NASA, podrían analizar las correlaciones entre cúmulos de galaxias, en busca de señales que puedan dar muestra de patrones que descarten la posibilidad de un origen cuántico de las galaxias.
Si los astrónomos no logran observar que ciertos patrones o huellas entre las galaxias se repiten más allá de lo que permitiría el azar, entonces la estructura a gran escala del universo no podría explicarse con un origen de partículas clásicas.
Como diría Sherlock Holmes: «cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, aunque improbable, debe ser verdad«.
En este caso, eso improbable sería el origen cuántico de las estructuras del universo.
Ciencia para todos
El trabajo de Porto implica complejos cálculos de física y matemáticas, pero su interés por la ciencia va mucho más allá.
«Es una forma de pensar», dice.
«Es una forma de encarar las cosas desde lo abstracto que yo creo que está buena para todos, para cualquier área».
«Mi mamá siempre me decía: ‘Sos un boludo pensante, porque hablás del universo y no me sirve para nada‘», recuerda Porto en tono de broma.
El físico, sin embargo, está convencido de que compartir los hallazgos y los métodos de la ciencia, puede servir para inspirar y motivar a personas que incluso trabajen en otras áreas.
«Me interesa el tema de la educación, me interesa que los gobiernos den dinero a la educación, que le den dinero a la ciencia, pero no solamente a pelotudos como yo«.
Durante miles de millones de años, la vida se ha abierto camino en todos y cada uno de los rincones existentes en el planeta Tierra. Vida en continuo cambio, no solo proliferando sino adaptándose a todo tipo de condiciones, con diferentes formas de alimentarse, reproducirse y crecer.
Pero la historia humana no es sino una entre miles, tantas como ramas en las que se diversifica el árbol de la vida en la Tierra. Grande es la fuerza de los conocimientos y, pertrechados con ellos el hombre es invencible. Pero ¿nos son asequibles los conocimientos?
Es obvio que nuestra especie está sometida a los mismos mecanismos de cambio y selección que el resto de los organismos que pueblan nuestro hábitat, nuestro medio ambiente y para entender hacia donde nos dirigimos debemos comprender cómo hemos llegado hasta aquí.
El Covid-19 no cae del cielo, sino que es consecuencia de un sistema capitalista patriarcal, productivista y devastador, que ha alterado el equilibrio de los ecosistemas, incluyendo virus y bacterias. El urbanismo y la deforestación asociada al desarrollo capitalista está obligando a muchos de estos animales a migrar e instalarse cerca de los humanos, lo que multiplica las probabilidades de que microbios, que para estas especies son benignas, pasen a las personas y muten en patógenos.
Los apologistas del capitalismo sostienen que no hay razones para cuestionarlo. Pero cuando ocurre una crisis como ésta, la gente se da cuenta de que el sistema no funciona y que tenemos que contenerlo, e incluso quizás superarlo. Pero el problema es que hoy no parece que mucha gente sea capaz de establecer una conexión entre el virus y el capitalismo.
La enfermedad sigue siendo percibida como un evento aleatorio, algo que ha ocurrido sin más, como un relámpago o la caída de un meteorito. Apenas hay discusión sobre cómo el capitalismo produce pandemias a pesar de que haya una considerable base científica al respecto.
¿Covid-19 como oportunidad?
La crisis del coronavirus pone en evidencia las limitaciones y riesgos, a nivel humano y social, pero también económico, del sistema capitalista. Nos pone frente al espejo de lo que puede ser el futuro en un marco de emergencia climática.
En un escenario de crecientes fenómenos climáticos extremos, solo un estado del bienestar fuerte, sistemas de protección social suficientes y un tejido comunitario y socioeconómico resiliente nos permitirá hacer frente a la creciente vulnerabilidad.
La economía de mercado muestra, en momentos como el actual, el sinsentido de un sistema financiero especulativo y volátil. Se hace evidente que el capitalismo financiarizado y globalizado es incapaz para hacer frente a situaciones de crisis humanitaria como la que plantea la pandemia del Covid19 o la actual emergencia climática.
Los problemas se contagian rápidamente, la incertidumbre se convierte en histeria colectiva en los mercados financieros, las dependencias de importaciones y exportaciones se vuelven vulnerables y la deuda insostenible se convierte en un peso imposible de seguir cargando.
Ante estas evidencias, seria recomendable, como resaltan algunos economistas poner en valor los beneficios de una nueva economía de circuito corto, que produzca bienes y servicios que respondan a las necesidades de las personas y no a las posibilidades de rentabilidad de la inversión.
La verdad es la luz de la razón
Creemos que en una crisis como la del Covid 19, la economía debe sostenerse en el saber, pero “el saber se mercantiliza y al mismo tiempo se privatiza”. Al transformarse el estatus del ser humano en relación al saber, convirtiéndose en “proveedor” y “usuario” se facilita la conversión de este en un objeto de valor.
De modo que es fácilmente asimilable al ciclo de producción/consumo que define a los distintos objetos que se ponen a disposición en el mercado, (ergo) el saber se convierte en una mercancía más, que se vende, se compra y se consume, deja de ser un “valor de uso” para transformarse en un “valor de cambio”.
En plena pandemia, nos aprestamos a un nuevo ejercicio dialéctico, donde las derivas comerciales, estarán nuevamente presentes, en efecto grupos de investigadores, laboratorios, empresas farmacéuticas están en la actualidad lanzados en la comercialización de la vacuna.
Apenas diez meses después la gente ya está siendo vacunada contra la Covid-19, a pesar de que, al comienzo de la pandemia, nos advirtieron que se necesitan años para desarrollar una vacuna.
Nos encontramos, por tanto, ante una situación de ¿falta de legitimidad de la ciencia, al estar enmarcada en el ciclo de valorización capitalista, el cual intenta hacer pasar como “saber” lo que es interés económico; por lo tanto, el saber vale como forma de obtención de plusvalía?.
Sublime realidad, capitalista, que precede un asunto de feroz competencia entre los Estados-nación, quienes, además, entran en conflicto con las grandes multinacionales, que también desean poseer ese saber para reforzar sus posiciones, además de establecer sutilmente un marco ideológico con las vacunas chinas y rusas.
En este marco el saber ya no es apreciado por su valor epistemológico (todo nuevo saber es positivo) para distribuirse públicamente (todo el mundo tiene derecho al saber) sino por su valor monetario/económico (se investiga aquello de lo que se extraiga rentabilidad), de modo que se controlan los flujos de información según intereses comerciales (al conocimiento tendrá acceso solo quienes puedan pagarlo).
En esta situación, el saber cómo “búsqueda de lo verdadero” pierde relevancia en favor de otra perspectiva guiada sustancialmente por la rentabilidad económica, lo que comporta el problema de su pérdida de legitimidad. ¿Cómo confiar en un saber dirigido por intereses espurios?
¿Quién puso el dinero?
Debido a la urgente necesidad de la vacuna, los gobiernos y los donantes han invertido miles de millones de dólares en proyectos para crearlas y probarlas. Organizaciones «filantrópicas» -como la Fundación Gates- respaldaron la búsqueda, así como celebridades de todo tipo y organizaciones sin fines de lucro, que han otorgado casi 1.900 millones de dólares. En total, los gobiernos han proporcionado 8.600 millones de dólares, según la empresa de análisis de datos científicos Airfinity.
Solo 3.400 millones de dólares provienen de la propia inversión de las empresas, y muchas de ellas dependen en gran medida de la financiación externa.
Vacunas contra la covid-19: ¿a qué se debe el secretismo?
La pandemia hace que la demanda mundial de vacunas sea superior a la oferta. El mundo entero se disputa una plaza para recibir la vacuna contra el coronavirus, un bien todavía demasiado escaso y producido por pocos laboratorios farmacéuticos.
Los gobiernos firman contratos con las compañías que han desarrollado esas vacunas en tiempo récord y, sin embargo, información crítica de esos acuerdos permanece oculta para el gran público debido a estrictas cláusulas de confidencialidad. Cuánto cuestan o cómo se distribuirán son detalles que en la mayoría de los casos la ciudadanía desconoce, porque así lo exigen los acuerdos firmados.
El problema es mundial
En respuesta a una petición de información del Parlamento Europeo a mediados de noviembre, la comisaria de Salud, Estela Kiriakides, afirmó que “Debido a la naturaleza altamente competitiva de este mercado, la Comisión está legalmente imposibilitada para desvelar la información que contienen estos contratos”.
La ministra belga de Presupuesto, Eva de Bleeker, tuvo que retirar, poco después de publicarlo, un mensaje en Twitter en el que recogía la lista de precios de los laboratorios con los que había negociado la Unión Europea (UE).
A las quejas por el incumplimiento de los compromisos adquiridos por algunos fabricantes de vacunas se suman ahora las voces que exigen mayor transparencia en un asunto de salud pública vital. La polémica sigue subiendo de tono, sobre todo en la UE, enojada después de que los laboratorios Pfizer y AstraZeneca le comunicarán que no estarán en condiciones de suministrarle al bloque la cantidad de dosis iniciales acordadas.
Ello ha llevado a que, según fuentes de la UE citadas por la agencia Reuters, desde Bruselas se les exija a las farmacéuticas que hagan públicos los términos de los contratos y amenace con controlar las exportaciones de las vacunas producidas en Europa.
¿Por qué tanto secreto?
Según Jonathan García, experto en salud pública en la Universidad de Harvard, en EEUU., “esto no es nada nuevo; es frecuente que en los contratos entre los sistemas de salud de los países y las farmacéuticas se incluyan cláusulas de confidencialidad”. “Los laboratorios buscan fraccionar el mercado para poder negociar precios distintos con los diferentes países”, añade.
Esto les permite negociar con los países en función de sus recursos, ofreciéndoles precios más bajos a las naciones pobres o en desarrollo y exigiendo cantidades más altas a los más ricos.
La compañía AstraZeneca ha revelado que la vacuna que ha desarrollado en colaboración con la Universidad de Oxford tendrá un coste aproximado entre 3 y 4 dólares por dosis (se requiere de dos). Pero el suyo es, por ahora, un caso excepcional. Además de los precios, se mantienen muchas veces en secreto la información relativa a la producción y logística, y las conocidas cláusulas de responsabilidad.
En ellas se estipulan límites a la responsabilidad de los laboratorios en el caso de posibles efectos adversos de los medicamentos y se indica que si hay diferencias no las resolverán los tribunales nacionales, sino unas cortes especiales de arbitraje internacional.
Las voces que reclaman mayor transparencia alertan de que la urgencia por el desarrollo de una vacuna, para una enfermedad que se ha cobrado ya más de dos millones de vidas en todo el mundo, ha podido llevar a los gobiernos a aceptar limitaciones de responsabilidad aún mayores.
En la Estrategia para la Adquisición de Vacunas que hizo pública la Comisión Europea se decía que “la responsabilidad por el desarrollo y el uso de la vacuna, incluida cualquier indemnización específica requerida, recaerá sobre los estados miembros que la adquieran”.
No obstante, estamos hablando de una emergencia sanitaria global, de algo que sucede cada 100 años, ante lo que uno esperaría que el sistema utilizara mecanismos mucho más transparentes y buscara un esquema más cooperativo. En cambio, vemos que se sigue buscando un mercado monopólico y mantener ventajas en los precios.
Las diferencias en el acceso a las vacunas han llevado al mundo a un riesgo de “fracaso moral catastrófico”, como definió el director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, el hecho de que los países más necesitados vayan a tener que esperar años para inmunizar a su población.
La historia de las epidemias muestra que no sería la primera vez. Ya sucedió con la poliomielitis y la viruela, enfermedades erradicadas mucho antes en los países más avanzados. O con el VIH, que todavía diezma a muchas poblaciones africanas cuando los pacientes en el llamado primer mundo han visto prolongada significativamente su esperanza de vida gracias al desarrollo de los tratamientos antirretrovirales.
Como resultado, los analistas de inversiones pronostican que al menos dos de estas compañías, la empresa estadounidense de biotecnología Moderna y la alemana BioNTech con su socio, el gigante estadounidense Pfizer, probablemente ganarán miles de millones de dólares.
La Gaceta Oficial de la República de Cuba publicó un decreto del Consejo de Ministros para la creación de la Fundación de la Universidad de La Habana como institución, sin fines de lucro, para la gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación.
En su edición, 91, informó que uno de los articulados de la decisión ministerial persigue el propósito de que la nueva sociedad sirva de interface entre la universidad con entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación, productivas y de servicios, y otras instituciones, al igual que las personas naturales y jurídicas relacionada.
Aclaró que se dedicará al desarrollo de la ciencia y la innovación, de carácter público, no gubernamental, sin ánimo de lucro, autofinanciada, con capacidad y personalidad jurídica, patrimonio propio, sujeto de derechos y obligaciones.
Citó el caso de entre sus fines están su actuación como espacio de interacción entre la universidad, empresas, gobierno y otras entidades para gestionar el conocimiento a favor de proyectos académicos, de investigación e innovación.
También la transferencia de tecnologías, activos e incubación de empresas de base tecnológica, así como la realización de consultorías y asesorías asociadas a los proyectos.
Además, la comercialización de productos, servicios académicos, científicos y profesionales, y otros intangibles, la promoción, organización, comercialización y desarrollo de eventos científicos nacionales e internacionales, y otras actividades de similar naturaleza.
Precisó que la Fundación se constituye con los objetivos de Impulsar proyectos sostenibles de alto impacto en el desarrollo socioeconómico del país, transferir conocimiento a través de alianzas Universidad-Empresa para fomentar nuevos productos, tecnologías y servicios, así como empresas de base científico tecnológica, transferir tecnologías, en especial cesiones y licencias de derechos sobre bienes intangibles, incluido el Know-how.
Incluye, fortalecer los vínculos institucionales con otras universidades y centros académicos y de investigación e innovación, fomentar la incubación de activos y empresas tales como laboratorios Universidad-Empresa, nuevos emprendimientos (Star tup) y empresas o sociedades mercantiles de base tecnológica (Spin off).
Contempla el mejorar la infraestructura y las condiciones materiales y tecnológicas para la realización de los proyectos de investigación, desarrollo e innovación en la Universidad de La Habana.
Igualmente, movilizar el potencial científico e innovador de la Universidad de La Habana, a través de mayores incentivos profesionales y materiales para profesores, investigadores y estudiantes, garantizar la sostenibilidad económica de la Fundación y generalizar buenas prácticas de gestión del conocimiento y la información para elevar la cultura y capacidades de innovación.
Especificó que su formación correspondió a una solicitud del Ministerio de Educación Superior, su órgano de relación, con personalidad jurídica
De acuerdo con el citado texto, la Universidad de La Habana dispone de capacidades para fomentar el vínculo con el sector empresarial y gestionar el conocimiento, así como participar en numerosas redes nacionales e internacionales.
Posee condiciones para desarrollar múltiples proyectos de investigación e innovación en colaboración con centros de investigación, sector empresarial, u otras entidades nacionales y extranjeras, en líneas de vital importancia para el país como las ciencias básicas, biomateriales, biotecnología, biomedicina, nanociencias y nanotecnologías, energía renovable, seguridad alimentaria y nutrición, medio ambiente, entre otras.
Mucho antes del Coronavirus, científicos y académicos alrededor del mundo ya consideraban dejar sus áreas, pero la pandemia ha hecho la situación mucho peor.
La deserción en la academia no es nueva ni resultado de la pandemia. Desde hace unos años, los científicos están abandonando el trabajo en la academia a un ritmo sin precedentes. La incertidumbre laboral debido al creciente número de graduados y los pocos puestos de planta en universidades, la cultura del “publicar o morir”, el burnout y una crisis de salud mental en la academia, son solo algunos de los factores que han llevado a que cada vez más científicos dejen la ciencia.
En el 2018 se publicó una investigación sobre el cambio demográfico de las carreras científicas, específicamente en los campos de astronomía, ecología y robótica. Según sus descubrimientos, en la década de los sesenta, la vida laboral de un científico duraba 35 años, en comparación, para el 2010 la carrera científica promedio era de cinco años.
Para Staša Milojević, profesora asociada de la Escuela de Informática, Computación e Ingeniería de la Universidad de Indiana y autora del estudio, el cambio se debe en parte a la creación de puestos postdoctorales o “permadocs” ya que son trabajos supuestamente temporales de los que depende cada vez más la investigación académica. Muchos de estos puestos de apoyo eran pensados para estudiantes graduados y duraban de tres a cinco años; ahora se ha vuelto una especie de prerrequisito para puestos permanentes que muchas veces ni siquiera se les da. «La existencia del puesto de posdoctorado definitivamente ha cambiado la dinámica del laboratorio […] Ha permitido que las personas permanezcan más tiempo en el campo con la esperanza de conseguir un puesto más permanente. Creo que la existencia de tantos puestos de posdoctorado está conduciendo al cuadro de deserción que estamos viendo», dijo Milojević.
Además, Milojević y sus compañeros señalan en el estudio que la producción científica actual se ha caracterizado por un crecimiento exponencial de profesionales y publicaciones, el trabajo en equipo, lo cual ha sido impulsado por distintos factores como la necesidad de más técnicos y científicos de planta.
“La existencia de tantos puestos de posdoctorado está conduciendo al cuadro de deserción que estamos viendo”.
Ellos consideran que este trabajo en conjunto ha provocado que cada vez sean menos el número de científicos que son primeros autores en publicaciones. También han aumentado los títulos de doctorado pero el número de puestos no ha crecido a la par, generando falta de oportunidades. Por si fuera poco, aquellos académicos con experiencia tienen mayor posibilidad de encontrar trabajos más lucrativos en el sector privado. Por ejemplo, debido a la gran cantidad de aplicaciones de consumo, el área de científicos expertos en robótica tuvo una de las tasas de deserción más altas. Lo opuesto sucedió con los astrónomos, que son más propensos a quedarse en el mundo académico, según el estudio.
La academia y la pandemia
Aunque es muy temprano para conocer el impacto del COVID-19 en la academia, muchos investigadores están buscando un plan de salida. Este éxodo se debe a que la pandemia los ha hecho reevaluar sus oportunidades de obtener un empleo permanente en una institución. A medida que las universidades alrededor del mundo buscan adaptarse a los retos que ha traído el coronavirus, muchas instituciones han optado por congelar contrataciones o dan poca esperanza de ofrecer una carrera estable en la academia. Esto ha orillado a muchas científicas y académicos a buscar trabajo en el gobierno o el sector privado, enfrentándose a una dura competencia.
Además, muchos de los estudiantes de posgrado tienen un futuro incierto. Según el estudio, The Quiet Crisis of PhDs and COVID-19: Reaching the financial tipping point, se espera que cerca de un 45 % de estudiantes de posgrado desistan de sus investigaciones. Parte del problema es que han sido excluidos de laboratorios y bibliotecas por seguridad durante la pandemia, esto causó que ya no recibieron su pago ya que no tienen donde trabajar, a diferencia de aquellos que cuentan con un contrato permanente en las instituciones.
Debido al coronavirus, estos estudiantes se enfrentan a la necesidad de parar sus estudios ya que no tienen acceso a sus lugares de trabajo o, si su universidad lo permite, arriesgarse a contagiarse al ir al campus. Ante esta disyuntiva, muchas científicas y académicos han intentado seguir adelante con sus estudios y experimentos desde casa. Este último punto es viable para muy pocos ya que no cuentan con los medios ni para llevar a cabo las investigaciones ni para sobrevivir, ya que el sueldo de muchos se ve limitado por recortes de la universidad o porque no son empleados permanentes de las instituciones así que no cuentan con apoyos de emergencia para enfrentar esta situación.
Por otro lado, ante las cancelaciones de conferencias, eventos presenciales y los cierres de fronteras, se han perdido pasantías, colaboraciones internacionales, posibilidades de hacer networking y presentaciones, lo que ha complicado los medios de financiación.
Factores como la falta de apoyo económico, opciones laborales, motivación y problemas personales por la pandemia resultan en la deserción de la academia, correr el riesgo de presentar una tesis de menor calidad o no publicar nada durante estos meses de pandemia. Con cada vez más graduados y menos oportunidades laborales, esto perjudica sus posibilidades de tener un buen futuro en el área. Cada vez es menor el número de científicos que encuentran un empleo permanente y bien remunerado.
Preocupaciones globales: el caso de Australia
Un informe titulado “Impacto de la pandemia en la fuerza laboral investigadora de Australia”, reportó que cerca de 21 mil empleados universitarios están en riesgo de perder su trabajo debido a la pandemia. Esto ha dejado preocupados a aquellos investigadores con contratos a corto plazo o que están iniciando su carrera. Por otro lado, en una encuesta realizada por el “Foro Investigador de Carrera Temprana y Media de Australia” (EMCR por sus siglas en inglés), se preguntó a 333 investigadores australianos en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y la medicina (STEM por sus siglas en inglés). En el reporte se descubrió que el impacto de la pandemia ha sido terrible, especialmente en su productividad y salud mental. Esto ha resultado en que consideren renunciar a la academia.
Los encuestados compartieron que su ansiedad ha aumentado y no sólo debido a la pandemia, sino también debido a la incertidumbre en su situación laboral. También temen por la pérdida de ingresos universitarios, además de recortes de empleos y salarios. Al igual que con los estudiantes de posgrado, muchos científicos han tenido que poner sus investigaciones en pausa o pasarlo a un segundo plano, ya que enfrentan mayor carga en sus trabajos de docencia y labores administrativas, además de cumplir con tareas personales como apoyar en la educación de sus hijos.
En el caso de la investigación científica, muchas veces el éxito profesional va acompañado de la acumulación constante de indicadores de desempeño como publicaciones, premios, ponencias o citas. Esto se ha convertido en un reto para los nuevos investigadores o los menos establecidos en el área, limitando sus medios de obtener financiación en el futuro o estabilidad laboral.
Cada investigador es el producto de más de diez años de educación y capacitación continua. Es una lástima que cada vez más investigadores no puedan asegurar un futuro estable en la academia, sea a corto o largo plazo. El apoyo a científicas y académicos y la creación de oportunidades es fundamental ya que podría llevar generaciones recuperar la fuga de talento que ha habido en los últimos años.
El estatus de «postdoc» debería de durar solo unos 3-5 años pero ahora se extienden cada vez más. Esto, en parte, es porque las universidades buscan producir un mayor número de artículos científicos y es más barato hacerlo a través de contrataciones temporales. Además, como se ve desde el 2018 con el estudio de Staša Milojević, cada vez se promueve más la producción científica en equipo, reduciendo la posibilidad de que académicos jóvenes puedan ser primeros autores, destacar, y avanzar en su carrera.
Para combatir esta problemática mundial se requiere una cooperación entre el gobierno, las universidades, los organismos de financiación y los propios investigadores para crear más empleos permanentes, dar más apoyo a los estudiantes de posgrado. Se necesita apoyar no sólo de manera económica pero dando el material para seguir con las investigaciones incluso en cuarentena, dar claridad sobre el futuro de aquellos que interrumpieron sus investigaciones, ya sea en fecha de presentaciones, financiamiento, solicitudes o evaluaciones. Después de todo, fue gracias al esfuerzo de un sinfín de científicos e investigadores alrededor del mundo que se logró desarrollar la vacuna contra el COVID-19 en tiempo récord.
Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/exodo-investigadores-academia
Por: Aleida Rueda, Fabiola Torres, Juan Ugarte / Salud con Lupa
La ciencia ya ha ofrecido suficientes pruebas de la ineficacia y perjuicio de algunos medicamentos usados en la lucha contra la pandemia, promovidos incluso por algunos gobiernos. Éste es un análisis con las pruebas científicas existentes sobre su efectividad
En el ondulante camino por contener al covid-19, los médicos de todo el mundo han usado desde antiinflamatorios y antivirales hasta plasma sanguíneo y células madre. A pesar de que la ciencia ya ha ofrecido suficientes pruebas sobre la ineficacia o perjuicio de algunos de ellos, ciertos gobiernos de América Latina insisten en mantenerlos en sus tratamientos oficiales. Medicamentos como la hidroxicloroquina o la azitromicina ya no deberían aplicarse en los hospitales, sin embargo países como Perú, Brasil o México continúan ofreciéndolos sin atender a las advertencias de la comunidad científica internacional.
En este especial, con la colaboración de la Fundación Epistemonikos, hemos analizado la evidencia disponible para algunos de los tratamientos y medicamentos más usados contra el coronavirus. Luego hemos elaborado una clasificación de siete niveles (desde “altamente efectivo” hasta “la ciencia no lo avala”) que describe la utilidad de estas terapias. La clasificación se actualiza cada semana de acuerdo a la nueva evidencia disponible.
¿Por qué es relevante para covid-19?
La dexametasona es un corticoide que disminuye la inflamación (efecto antiinflamatorio) y reduce o suprime la respuesta inmune de nuestro organismo (efecto inmunosupresor). Estos efectos son los que se busca controlar en los casos más graves de covid-19 porque hay inflamación del pulmón y otros órganos, además de una respuesta inmune «exagerada» de nuestro organismo.
Tipo de medicamento
Antiinflamatorios
Tipo de pacientes
¿En qué casos se propone su uso?
El uso de corticoides, como la dexametasona, se ha propuesto principalmente en pacientes graves que requieren atención en unidades de cuidados críticos, en especial en aquellos que requieren apoyo de un ventilador mecánico.
¿Se propone su uso en otros casos?
No, en los pacientes de menor gravedad aún no se propone su uso, aunque se está investigando si tienen algún rol. Otros tipos de corticoides, por vía inhalada, se están evaluando para la prevención de covid-19.
¿Qué dice la evidencia?
Conocemos los resultados de tres ensayos aleatorizados (en los que participaron más de 6000 pacientes) que muestran que la dexametasona disminuye el riesgo de muerte en los casos graves de covid-19, además de otros beneficios.
Aún falta conocer los resultados de otros ensayos. Con ellos podremos confirmar lo que sabemos e, idealmente, determinar si la dexametasona es mejor que otros corticoides, cuál es la mejor forma de administrarla y cuál es el rol que cumple en casos de menor gravedad, como los pacientes hospitalizados fuera de unidades de cuidados intensivos.
En el caso de las personas con síntomas leves que no requieren hospitalización, la dexametasona no tiene beneficios. Tampoco juega un rol en la prevención del contagio.
Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Corticosteroids for covid-19
Evidencia actualizada al 28/01/2021.
Los principales estudios:
Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: RECOVERY (Reino Unido), DEXA-covid19 (internacional) y CoDEX (Brasil).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Ya se usa para pacientes hospitalizados por covid-19 en Brasil, Colombia, México y Perú.
Patentes: Genérico
Fabricantes principales: Kern Pharma (España)
Postura de la OMS:
La OMS recomienda el uso de corticoides para el tratamiento de pacientes con covid-19 en estado grave y crítico. No sugiere usarlos en casos leves, ya que los estudios no reportaron beneficios en estos casos y podría resultar perjudicial. La terapia debe estar bajo la supervisión de un médico.
Posibles efectos adversos:
Los corticoides tienen múltiples efectos adversos, en especial en quienes los utilizan por tiempo prolongado. Sin embargo, en el tratamiento de pacientes con covid-19 grave, el único efecto adverso importante es el aumento del nivel de glucosa sanguínea, que es controlable y no tiene consecuencias a largo plazo.
¿Por qué es relevante para covid-19?
La ivermectina es un antiparasitario con efectos probados en animales y seres humanos en el tratamiento contra algunos parásitos intestinales o externos, como la pediculosis.
Tipo de medicamento
Antiparasitarios
Tipo de pacientes
¿En qué casos se está investigando?
La ivermectina se está investigando tanto para la prevención como para el tratamiento de covid-19 en etapas iniciales.
¿Qué dice la evidencia?
La semana pasada un equipo internacional dio a conocer los resultados de varios ensayos, con lo cual ya contamos con 22 ensayos que evalúan el rol de la ivermectina en la prevención o el tratamiento de covid-19.
La mayoría de estos ensayos son pequeños y tienen limitaciones importantes. A pesar de ello, al combinar todos los resultados concluimos que el uso de ivermectina podría resultar en una evolución más favorable de los pacientes con covid-19 y que incluso podría disminuir la mortalidad. Por esta razón, la ivermectina sube a la categoría de «prometedora» en nuestro ranking.
Ahora bien, que la ivermectina sea «prometedora» no significa que esté lista para su uso. Para que la ivermectina esté «lista» es importante seguir evaluándola en nuevos ensayos aleatorizados con un número mayor de pacientes reclutados y un mejor diseño metodológico.
Por otra parte, la evolución de la evidencia sobre la ivermectina nos recuerda la importancia de contar con los resultados de todos los ensayos que se han llevado a cabo, incluidos los que son desalentadores. Aparentemente, durante la pandemia se ha exacerbado el «sesgo de publicación». Este sesgo es un problema habitual en la ciencia y consiste en la publicación selectiva de los ensayos con resultados «positivos», dejando sin publicar los «negativos». Cuando esto ocurre, la evidencia queda incompleta y las conclusiones basadas en ella puedan estar equivocadas. En el caso de la ivermectina, sabemos que el ensayo colombiano EPIC no observó beneficio. Se trata del ensayo más grande realizado hasta ahora con ivermectina y los resultados se anunciaron en una conferencia de prensa el 30 de diciembre. Sin embargo, al día de hoy EPIC aún no ha dado conocer la totalidad de la información, con lo cual no es posible integrar sus datos al conjunto de la evidencia existente.
Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Ivermectin for covid-19
Evidencia actualizada al 28/01/2021.
Los principales estudios:
Los ensayos que han reportado datos totales o parciales son: IVE-COV (Pakistán), Raad H et al (Irak y el Líbano), ERC-DMC/ECC/2020/117 (Bangladesh), Rezai y colaboradores (Irán), RIVET-COV (India), Okumuş y colaboradores (Turquía), Spoorthi y colaboradores (India), ZU-IRB#6150 (Egipto), Chachar y colaboradores (Pakistán), Mohiuddin y colaboradores (Bangladesh), SAINT (España), Kirti y colaboradores (India), IVERcovid (Nigeria), IVERCAR-TUC (Argentina), EPIC (Colombia), Chachar y colaboradores (Pakistán), Ahmed y colaboradores (Bangladesh), Niaee y colaboradores (Irán), Elgazzar y colaboradores (Egipto), Krolewiecki y colaboradores (Argentina), IVM-DOX (Irak), Podder y colaboradores (Bangladesh).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Guatemala, Bolivia, Perú, Honduras, Brasil y México (ensayos clínicos)
Patentes:
Genérico
Fabricantes principales:
–
Postura de la OMS:
No recomendado como tratamiento para covid-19
Posibles efectos adversos:
Lesiones en la piel como llagas y úlceras profundas (si se aplica de forma subcutánea); posible toxicidad si se combina con otros medicamentos; además hay evidencia de una vulnerabilidad en el sistema inmune.
¿Por qué es relevante para covid-19?
El ibuprofeno es un antiinflamatorio no esteroidal ampliamente utilizado en infecciones y otras enfermedades para el control de síntomas como la fiebre y el dolor. Además de ser relevante por su rol en el manejo sintomático, cobró importancia al comienzo de la pandemia porque algunos científicos advirtieron de posibles efectos perjudiciales en pacientes con covid-19 que utilizaban ibuprofeno. Actualmente, se está investigando un posible rol como tratamiento en ciertos casos de covid-19.
Tipo de medicamento
Antiinflamatorios
Tipo de pacientes
¿En qué casos se está investigando?
El ibuprofeno se está investigando en pacientes con covid-19 que desarrollan una forma grave de daño pulmonar llamada síndrome de distrés respiratorio agudo.
¿Qué dice la evidencia?
Varias decenas de estudios no aleatorizados han despejado bastante las dudas iniciales sobre la posibilidad de que el ibuprofeno causara un agravamiento de la enfermedad.
Ahora, dejando atrás esa polémica, algunos investigadores han planteado que el ibuprofeno podría tener un efecto curativo en ciertas etapas de la enfermedad. Existe un ensayo en curso para evaluar esta hipótesis, pero todavía no contamos con resultados que permitan sacar conclusiones. Es decir, no sabemos si el ibuprofeno tiene un rol en el tratamiento del covid-19.
Aún no hay ensayos aleatorizados finalizados. El más importante que se encuentra en curso es el ensayo LIBERATE (Reino Unido).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Disponible en farmacias: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Patentes:
Genérico
Fabricantes principales:
–
Postura de la OMS:
Aceptado como tratamiento para síntomas leves.
Posibles efectos adversos:
No produce efectos adversos importantes en las dosis recomendadas.
¿Por qué es relevante para covid-19?
La vitamina D tiene múltiples funciones en nuestro organismo. Actualmente se le atribuyen innumerables propiedades, entre ellas, ayudar a prevenir o acelerar la recuperación de infecciones virales, como el covid-19.
Tipo de medicamento
Suplementos nutricionales
Tipo de pacientes
¿En qué casos se está investigando?
La vitamina D se está investigando tanto en la prevención como en el tratamiento del covid-19.
¿Qué dice la evidencia?
El ensayo aleatorizado más importante sobre el efecto de la vitamina D en el tratamiento de covid-19 se publicó la tercera semana de noviembre de 2020. El resultado fue desalentador. Si bien la terapia incrementó los niveles de vitamina D de los pacientes, esto no se tradujo en ningún beneficio clínico.
Antes de esta publicación, otros estudios mostraron resultados alentadores. Muchos sugirieron que las personas con niveles bajos de vitamina D podrían tener mayor riesgo de contraer covid-19, y que las personas que se contagian podrían tener una peor evolución. Luego, dos ensayos aleatorizados que usaron vitamina D para tratar a pacientes con covid-19 hospitalizados mostraron una importante reducción en los riesgos de que su estado se agravara. Se trata, sin embargo, de ensayos pequeños, con múltiples limitaciones metodológicas, que requerían confirmación. Finalmente, el uso aparentemente exitoso de vitamina D para tratar al presidente de EE.UU., Donald Trump, no redujo la incertidumbre, aunque sí contribuyó a aumentar las expectativas sobre el desempeño de este medicamento.
La comunidad científica esperaba, entonces, la confirmación de la efectividad de la vitamina D en covid-19. Al agregar la nueva evidencia al conjunto, la conclusión es, lamentablemente, que la vitamina D ha dejado de ser un tratamiento prometedor.
Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Vitamin D for covid-19
Evidencia actualizada al 28/01/2021.
Los principales estudios:
El principal ensayo reportado es el de Murai y colaboradores (Brasil; Universidad de Sao Paulo). Otros ensayos reportados son covidIOL (España) y SHADE (India). Existen decenas de ensayos en desarrollo.
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
–
Patentes:
Genérico
Fabricantes principales:
–
Postura de la OMS:
No indicado como tratamiento para covid-19.
Posibles efectos adversos:
Consumir demasiada vitamina D (conocida como toxicidad por vitamina D) puede ser perjudicial. Los signos de toxicidad incluyen náuseas, vómitos, falta de apetito, estreñimiento, debilidad y pérdida de peso.
¿Por qué es relevante para covid-19?
El paracetamol es un fármaco ampliamente utilizado para el control de la fiebre, el dolor y otros síntomas que se observan en las personas con covid-19.
Tipo de medicamento
Analgésicos
Tipo de pacientes
¿En qué casos se está investigando?
El paracetamol no se está investigando activamente en covid-19.
¿Qué dice la evidencia?
Posiblemente, el paracetamol es lo primero que se receta en pacientes con síntomas de covid-19. Sin embargo, hasta ahora no existen estudios que evalúen su efectividad en personas con esta enfermedad. Se ha planteado como alternativa a los antiinflamatorios no esteroidales, que sí han sido objeto de una intensa investigación.
No hay ensayos en ninguna etapa que evalúen este medicamento, aunque es razonable extrapolar lo que sabemos sobre su eficacia y seguridad en otras enfermedades.
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Disponible en farmacias de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela
Patentes:
Genérico
Fabricantes principales:
–
Postura de la OMS:
Recomendado para los primeros síntomas: dolor y fiebre.
Posibles efectos adversos:
Ninguno, siempre y cuando no se superen los 4 gramos diarios
¿Por qué es relevante para covid-19?
El remdesivir es un antiviral de amplio espectro que fue utilizado sin éxito para el tratamiento de la hepatitis C, Ébola, MERS y SARS. En estudios de laboratorio mostró actividad importante contra el SARS-CoV-2, por lo que se transformó en uno de los fármacos más investigados durante la pandemia.
Tipo de medicamento
Antivirales
Tipo de pacientes
¿En qué casos se propone su uso?
El uso de remdesivir se ha propuesto principalmente en pacientes hospitalizados con gravedad moderada.
¿Se está investigando su uso en otros casos?
Sí, su uso se está investigando en todo tipo de pacientes con covid-19. A diferencia de otros antivirales, no se está investigando su uso en la prevención de la enfermedad.
¿Qué dice la evidencia?
La polémica por el remdesivir se encuentra en un punto álgido con distintas organizaciones que dan recomendaciones discordantes sobre cuándo usar este medicamento y cuándo no. Por un lado, en octubre la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) aprobaron el uso del remdesivir en pacientes con covid-19. Esto permitió que la farmacéutica Gilead cerrara tratos de venta multimillonarios. Por otro lado, hay variadas acusaciones de irregularidades en esos procesos de aprobación. Se sospecha, por ejemplo, que las aprobaciones fueron aceleradas para evitar hacerse cargo de los resultados del ensayo SOLIDARITY, de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estos resultados fueron difundidos el 15 de octubre y mostraron que remdesivir no tendría ningún beneficio. En consecuencia, el 20 de noviembre la OMS publicó la recomendación de no utilizar remdesivir en pacientes con covid-19, cualquiera sea la severidad de la enfermedad.
Polémica aparte, hasta ahora se han publicado cinco ensayos aleatorizados que evalúan el efecto de sumar remdesivir al tratamiento de pacientes con covid-19 y ninguno ha logrado demostrar un efecto sobre la tasa de mortalidad ni sobre el número de pacientes conectados a ventiladores mecánicos.
Aún falta aclarar cuáles pueden ser las razones detrás de las diferencias que se observan en los distintos ensayos. También falta evaluar la información de los múltiples ensayos en curso, que seguramente darán más luces sobre el rol del remdesivir. De hecho, aún no se puede descartar que remdesivir tenga un beneficio pequeño, aunque sea a un costo alto. Por lo tanto, es demasiado pronto para decir si remdesivir está listo para ser abandonado. En base a la información existente, sigue tratándose de un medicamento poco prometedor.
Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Remdesivir for covid-19
Evidencia actualizada al 28/01/2021.
Los principales estudios:
Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: SOLIDARITY (OMS, internacional), CAP-China remdesivir 1 y CAP-China remdesivir 2 (China), ACTT-1 (internacional) y SIMPLE 2 (internacional).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Venezuela, Brasil, Colombia y México (en ensayos clínicos)
Patentes:
Gilead Sciences tiene la patente exclusiva de fabricación hasta el 2037.
Fabricantes principales:
Gilead Sciences (Estados Unidos)
Postura de la OMS:
No lo recomienda para el tratamiento de covid-19 en ninguna etapa.
Posibles efectos adversos:
Aparentemente es un fármaco seguro, aunque aún se requieren más datos para descartar si fue la causa de daño en el hígado, daño renal e hiperglicemia en algunos pacientes que lo recibieron en los estudios.
¿Por qué es relevante para covid-19?
Se ha planteado que las células madre tendrían una gran variedad de propiedades terapéuticas. Entre ellas, su supuesto efecto antiinflamatorio las haría potencialmente útiles en el tratamiento del covid-19. Las células madre (o troncales) se llaman así por su capacidad de dividirse y luego transformarse en cualquier tipo de tejido. Es decir, pueden ‘procrear’ múltiples células.
Tipo de medicamento
Terapias celulares
Tipo de pacientes
¿En qué casos se está investigando?
Las células madre se están investigando para el tratamiento de covid-19 en etapas graves.
¿Qué dice la evidencia?
Hasta ahora, sólo se han completado pequeños ensayos aleatorizados con este tratamiento. Estos no permiten afirmar si las células madre son o no efectivas. Además, se trata de un tipo de tratamiento de alto costo.
Los ensayos que han reportado resultados son: Shi L y colaboradores (China) y Shu L y colaboradores (China) y Lanzoni y colaboradores (Estados Unidos). Hay más de 50 ensayos en curso que están probando diferentes tipos de células y técnicas.
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Brasil y México (estudios clínicos)
Patentes:
–
Fabricantes principales:
–
Postura de la OMS:
No hay información disponible.
Posibles efectos adversos:
En experimentación
¿Por qué es relevante para covid-19?
Un estudio no aleatorizado que tuvo gran repercusión mediática al comienzo de la pandemia puso la azitromicina entre los tratamientos más utilizados contra el covid-19. Sin embargo, se trata de un antibiótico usado frecuentemente en enfermedades causadas por bacterias, mientras que el covid-19 es una infección viral. Las teorías que justificarían su uso como terapia para el covid-19 no están del todo probadas.
Tipo de medicamento
Antibióticos
Tipo de pacientes
¿En qué casos se propuso su uso?
La azitromicina se propuso para prevenir el covid-19, pero también se postuló como tratamiento contra la enfermedad en diferentes etapas.
¿Qué dice la evidencia?
La publicación de los resultados del ensayo RECOVERY, basado en datos de más de 7 mil pacientes, no hizo más que confirmar lo que ya sabíamos gracias a otros ensayos: azitromicina no tiene ningún beneficio en el tratamiento de covid-19.
Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Azithromycin for covid-19
Evidencia actualizada al 28/01/2021.
Los principales estudios:
Los ensayos que han reportado datos son el RECOVERY (Reino Unido), COALITION I y COALITION II (Brasil) y Sekhavati y colaboradores (Irán).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, Venezuela
Patentes:
Genérico
Fabricantes principales:
Fabricante de Zithromax: Pfizer (Estados Unidos)
Postura de la OMS:
No recomendado como tratamiento para covid-19.
Posibles efectos adversos:
Es un antibiótico, lo que conlleva los riesgos personales y poblacionales del uso innecesario de antibióticos.
Plasma convaleciente
¿Por qué es relevante para covid-19?
Los pacientes que se han recuperado de cuadros infecciosos poseen anticuerpos en su sangre que los protegen de futuras enfermedades producidas por el mismo agente. Estos anticuerpos pueden obtenerse desde el plasma de la sangre, que en este contexto pasa a llamarse plasma convaleciente.
Tipo de medicamento
Productos sanguíneos
Tipo de pacientes
¿En qué casos se está investigando?
El plasma convaleciente se está investigando para el tratamiento de covid-19 en etapas graves.
¿Qué dice la evidencia?
El 15 de enero se conocieron preliminarmente los resultados del ensayo RECOVERY, que confirmó lo que habían mostrado la inmensa mayoría de los 11 ensayos aleatorizados cuyos datos ya conocíamos: el plasma convaleciente no otorga ningún beneficio en el tratamiento del covid-19.
A pesar de la reciente aprobación para su uso por la FDA y de tratarse de una de las intervenciones terapéuticas que más interés suscitaba en todo el mundo, la evidencia ya es abrumadoramente desfavorable para esta terapia.
Aún persiste una pequeña duda sobre si podría existir beneficio al utilizar cierto tipo de plasma en un subconjunto específico de pacientes. Sin embargo, el interés en seguir investigando esta intervención tan poco prometedora, de alto costo y complicada logística, probablemente irá decayendo.
Desafortunadamente, en base al conjunto de información con la que contamos, el plasma convaleciente se encuentra en la categoría de «poco prometedor» en nuestro ranking.
Los ensayos reportados hasta ahora son PLACID (India), PlasmAr (Argentina), RECOVERY (Reino Unido), Li L y colaboradores (China), CONcovid (Países Bajos), Rasheed AM y colaboradores (Irak), ConPlas-19 (España), Balcells ME y colaboradores (Chile), ILBS-covid-02 (India) y Bandopadhyay y colaboradores (India), PlasmAr (Argentina) y FundacionINFANT-Plasma (España).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Se hacen ensayos clínicos en Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia, Panamá, Costa Rica, Paraguay. En Venezuela, Bolivia y El Salvador se usa como protocolo de emergencia.
Patentes:
–
Fabricantes principales:
–
Postura de la OMS:
Autorizado bajo condiciones experimentales y dentro del marco regulatorio de cada país.
Posibles efectos adversos:
En experimentación
Tipo de medicamento
Pseudociencia
Tipo de pacientes
¿En qué casos se ha planteado su uso o investigado?
No se ha planteado su uso para ningún tipo de pacientes, pero se ha extendido la falsa noticia de que podría prevenir el contagio del covid-19. Tampoco se han iniciado investigaciones sobre este producto.
¿Qué dice la evidencia?
Probablemente el dióxido de cloro nunca será evaluado en estudios clínicos porque existe información suficiente que advierte de sus riesgos para la salud. Más aún, no hay investigación de laboratorio o de ningún otro tipo que haga suponer que tendría un beneficio. Se trata más bien de un caso típico de “terapia” cuyo estatus no responde a razones científicas.
Evidencia actualizada al 28/01/2021.
¿Por qué es relevante para covid-19?
Al comienzo de la pandemia, un estudio no aleatorizado que tuvo gran repercusión mediática puso la hidroxicloroquina y la cloroquina entre los tratamientos más utilizados contra el covid-19. La recomendación de utilizarla que hizo una guía china (sin haber publicado los datos que la sustentaban) y la promoción realizada por los presidentes Donald Trump y Jair Bolsonaro (sin base científica) también contribuyeron a su popularidad.
Tipo de medicamento
Antimaláricos
Tipo de pacientes
¿En qué casos se propuso su uso?
La hidroxicloroquina y la cloroquina se propusieron para prácticamente todo el espectro de casos posibles, tanto de prevención como de tratamiento del covid-19.
¿Qué dice la evidencia?
La evidencia sobre el rol de la cloroquina y la hidroxicloroquina en el tratamiento del covid-19 es categórica: no son efectivos. Se trata de evidencia que proviene de más de 40 ensayos que ya han reportado datos de más de 15 mil pacientes.
En cuanto al rol de estos fármacos en la prevención del covid-19, la evidencia también es desalentadora. Todos los ensayos aleatorizados sobre prevención con los que contamos han reportado que no se observó ningún efecto beneficioso. A pesar de ello, a principios de octubre se reactivó la controversia cuando dos grupos de investigadores afirmaron que al combinar todos estos estudios sí se observaría un beneficio. Lamentablemente, estas afirmaciones están basadas en revisiones muy poco rigurosas de los datos. Lo más razonable es ignorarlas hasta que contemos con los análisis más completos, que estarán disponibles muy pronto.
El 17 de diciembre la OMS publicó la recomendación de no utilizar hidroxicloroquina o cloroquina en pacientes con covid-19, cualquiera sea la severidad de la enfermedad.
Estos ensayos son algunos de los principales que han reportado resultados: RECOVERY (Reino Unido), SOLIDARITY (OMS/internacional), covid-19 PREP/PEP/PET (3 estudios en Estados Unidos), BCN PEP CoV-2 (2 estudios en España), COALITION I (Brasil), Kamran y colaboradores (Pakistán), Tang y colaboradores (China), Tang y colaboradores (China), Chen ZW y colaboradores (China), Chen L y colaboradores (China), Chen PC y colaboradores (Taiwán), HC-nCoV (China), Huang M y colaboradores (China), Abd-Elsalam S y colaboradores (Egipto), Mohiuddin y colaboradores (Bangladesh), NO covid-19 (Noruega) y ORCHID (Estados Unidos).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú, Uruguay Venezuela
Patentes:
Genérico
Fabricantes principales:
–
Postura de la OMS:
No recomendado como tratamiento para covid-19.
Posibles efectos adversos:
Arritmias y otros problemas cardiacos, bajos niveles de azúcar en la sangre, anemias, y algunos problemas neurológicos y de visión.
Lopinavir/Ritonavir
¿Por qué es relevante para covid-19?
El lopinavir/ritonavir es una combinación de antivirales que se utiliza para tratar el VIH y que se comercializa como Kaletra®. Como es un fármaco con relativamente pocos efectos adversos y que se encuentra disponible en casi todos los países, apenas comenzó la pandemia se iniciaron múltiples ensayos para evaluar su efectividad.
Tipo de medicamento
Antivirales
Tipo de pacientes
¿En qué casos se propuso su uso?
La combinación de lopinavir y ritonavir se propuso para prevenir el covid-19, pero especialmente se postuló como tratamiento contra la enfermedad en diferentes etapas.
¿Qué dice la evidencia?
De los múltiples ensayos realizados para evaluar la efectividad del lopinavir/ritonavir, cinco tienen datos que permiten concluir que este fármaco no tiene ningún beneficio para los pacientes con covid-19.
El 8 de octubre se conocieron los resultados del ensayo RECOVERY que indicaron que no mostró beneficios. Una semana después, el 15 de octubre, se difundieron los de SOLIDARITY y se confirmó la ausencia de eficacia. Ambos ensayos son los más grandes realizados hasta la fecha.
El 17 de diciembre la OMS publicó la recomendación de no utilizar lopinavir/ritonavir en pacientes con covid-19, cualquiera sea la severidad de la enfermedad.
Dónde acceder a la evidencia y mantenerse actualizado sobre esta intervención: Lopinavir for covid-19
Evidencia actualizada al 28/01/2021.
Los principales estudios:
Los principales ensayos que han reportado datos totales o parciales son: RECOVERY (Reino Unido), SOLIDARITY (OMS/internacional), LOTUS (China), ELACOI (China), Chen YK y colaboradores (China), y Zheng F y colaboradores (China).
Países de América Latina que lo usan contra el covid-19:
Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, México, Uruguay, Venezuela
Patentes:
Fabricantes principales:
AbbVie (Estados Unidos)
Postura de la OMS:
No recomendado como tratamiento para covid-19.
Posibles efectos adversos:
Trastornos del hígado, inflamación del páncreas, así como reacciones alérgicas graves.
Aunque no se puede fotografiar a un microorganismo, expertos de la empresa austríaca Nanographics y de centros universitarios de China y Arabia Saudí, usaron la técnica de tomografía crioelectrónica para obtener la imagen.
No es una foto (no se puede fotografiar a un virus), pero tampoco en un modelo computerizado. Lo que un equipo de investigadores en tres países ha logrado es la primera imagen real y en tres dimensiones del SARS-CoV-2, un avance que puede ayudar a los científicos a luchar contra él.
“Es lo más cercano a mostrar la apariencia real del virus que hemos logrado hasta ahora. Con la tecnología actual, no se puede mostrar una imagen más real”, resume para Efe Peter Mindek, director de tecnología de Nanographics, la empresa austríaca que ha creado la imagen, junto a centros universitarios de China y Arabia Saudí.
Para obtener la imagen, un objeto esférico del que surgen las famosas espículas, se usó la técnica de tomografía crioelectrónica, en el que la muestra congelada se va escaneando desde distintos ángulos usando un microscopio electrónico.
Los datos obtenidos se transforman en imágenes tridimensionales usando algoritmos.
Desde china hasta Viena
La tomografía se realizó en la Universidad Tsinghua, en China, y los datos obtenidos fueron segmentados luego por expertos de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá.
Finalmente, Nanographics, fundada por científicos de la Universidad Técnica de Viena, eliminó el ruido de la imagen original, la renderizó y le asignó propiedades ópticas y colores.
Mindek recuerda que un virus es más pequeño que la longitud de onda de la luz visible, por lo que, por ejemplo, ni siquiera tiene color.
Color falso pero forma real
Por eso, los tonos rosas y azules usados en la imagen son, como él dice, “falsos”, con el propósito de ayudar a representar mejor la forma y las distintas partes del virus.
Lo que sí es real, es la forma del virus, algo que tiene mucha importancia para los científicos que buscan formas de combatirlo.
“Los científicos que investigan vacunas y curas necesitan saber la forma de las moléculas. Si lo ven en 3D, es más fácil saber cómo funcionan”, explica Mindek.
Ayuda para las vacunas
Este experto en visualización de datos recuerda que el funcionamiento de las vacunas se basa en la interacción entre moléculas: “Cuando encajan físicamente, por su forma, pueden interactuar”.
Pero Mindek destaca que tan importante como eso es la tarea de divulgación científica que supone mostrar al público cómo es el virus que está afectando a sus vidas.
“Todas las imágenes que aparecen en los medios son modelos. Queríamos llevar al público una imagen real del virus en 3D“, cuenta.
Mindek compara esta imagen, que insiste es real y no una recreación, con la presentada de un agujero negro en abril de 2019, y que, como en este caso se realizó utilizando algoritmos para reconstruir los datos aportados, en ese caso, por varios telescopios.
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