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Entrevista a Alfredo Caro: Desarrollismo en la propaganda científica y relaciones parasociales

Por: Álvaro Lorite

Entrevistamos a Alfredo Caro, miembro de La Paradoja de Jevons, acerca de una divulgación científica poco crítica. Aurora nos habla de las relaciones parasociales que desarrollamos con streamers

Año 2038

Fin de semana de desconexión. Junto con las pastillas es la terapia más recomendada. Jose tiene muchas adicciones con las que convivir y para ello necesita desenchufarse de la máquina algunos findes. Adicción a las pantallas, al trabajo, al alcohol, a las relaciones sociales efímeras.

Jose tiene la suerte de que sus bisabuelos, antes de migrar a Madrid, vivían en una pequeña calle del pueblo de Cañaveral, en Cáceres. Según acaba la jornada de 8 horas este viernes monta en su coche eléctrico, que está cargando en el parking de la empresa para poder hacer las tres horas de camino sin repostar.

No habla con nadie del pueblo. Va allí a lo que va por prescripción terapéutica; construir un templo de aislamiento y soledad entre esas paredes de cal blanca que parecen eternas. Según el ritual, se levanta por las mañanas con algo de resaca. Toma un reconstituyente y se va a comprar churros a uno de los  únicos dos bares del pueblo para acompañar el café y la lectura del cómic que ha seleccionado de su biblioteca para purgar a los demonios que invocó la noche anterior.

Altera el paseo para ver su coche y, como esperaba, tiene las ruedas pinchadas, le falta un retrovisor y los cristales están rotos. En todos los pueblos de la comarca pasa lo mismo. Por las noches la chavalada sale los fines de semana a reventar los coches eléctricos de quienes vienen de fuera.

Hay voces que se susurran alrededor del hule de las mesas durante las comidas, estrategias que se organizan, poco a poco, durante años, en la cola del mercado. Son los adultos quienes han venido enseñando e instruyendo estos juegos a la juventud. Jose esquiva sus miradas, si no lo hiciera, vería el rencor de quienes conocieron aquellas tierras antes de convertirse en páramos por culpa de las minas de litio.

Ciudades un poco más limpias, atestadas de coches y aquel antiguo paraíso perdido al final de la Vía de la Plata devastado. Ahora vivían sobre una cicatriz en la tierra que trataban de sanar a base de cooperativas.

Jose envía un mensaje al seguro. Paga y sabe que en dos horas llegarán operarios de la compañía para arreglarlo en el momento, como todos los fines de semana. Es un buen pellizco, pero un lujo que puede permitirse, para eso trabaja 40 horas a la semana.

Año 2025

Crónica de una estafa anunciada. “Extremadura es una potencia que tiene litio para abastecer al 10% de litio necesario para Europa”. La realidad es que apenas estaba dando ni para cubrir un 10% de la demanda del Estado español. Ana acaba de finalizar el máster en “Procesamiento y transformación de litio para baterías” en la universidad pública de Extremadura. Quienes estaban detrás de todo aquello, habían hecho lo mismo con el grafeno años anteriores. El timo del vendedor de crecepelo 2.0.

Para Ana, el máster había sido un total fracaso que solo había dejado un regusto a pérdida de tiempo y de dinero, de sentirse estúpida. Los profesores eran un puñado de empresarios y técnicos que venían de la empresa Phi4Tec, responsable de la explotación del valioso material tras su extracción en todas las minas extremeñas.

Las consecuencias de la minería empezaban a verse: los socios locales habían quedado fuera de los tratos, tenían un papel consultivo subsidiario. Las puertas a la reclamación hacia las instituciones europeas solo devolvían silencio. Movimientos de población no deseados ni advertidos que muchas veces se resolvían con la policía echando a golpes a la gente de sus pueblos. La agricultura y la ganadería tradicionales arruinadas por el envenenamiento del agua ya que apenas estaba habiendo control de residuos. Ni los propios habitantes podían beberla y tenían que comprarla en botellas hasta para cocinar.

Los tipos del máster les ofrecían puestos de prácticas en países de África y otras periferias de Europa. Pero Ana se encabronó. Se arropó con el rencor acumulado de estos años y dijo, de aquí no me movéis, y pienso criar a mis hijos para que se coman a los vuestros putos pijos.

Quincuagésimo cuarto programa de Post Apocalipsis Nau, emitido en directo desde el cuartito de la Villana para Radio Vallekas el jueves 22 de abril a las 21:00.

Arrancamos con un FnC plagado de las cagadas de Tesla, como el túnel rave de Las Vegas o coches autónomos que se estrellan.

“El periodismo crítico con la ciencia nunca se ha atrevido a preguntar los efectos de la precariedad sobre los propios resultados científicos. ¿Es robusta una investigación científica con estos niveles de precariedad y acoso?”, pregunta Alfredo Caro

Para hablar de divulgación en ciencia y desarrollismo tenemos con nosotros de nuevo a Alfredo Caro, Ciencia Mundana en redes, y miembro del colectivo La paradoja de Jevons. Nos deja reflexiones como estas en la entrevista:

“Adoptar desde la ciencia un discurso contra las teorías negacionistas de las vacunas deja de lado las preguntas críticas pertinentes como ¿quién las hace? ¿quién las vende?, que hablemos de las patentes y las propiedades de las vacunas”.

“Naukas empieza como un club de divulgadores que empieza a ser subvencionado y que empieza a hacer un evento anual en Bilbao y crece hasta dar espectáculos para miles de personas. Es la estructura de comunicación científica del PNV y la patronal vasca. Es la que está detrás de la forma hegemónica de ver la ciencia”.

“El periodismo crítico con la ciencia nunca se ha atrevido a preguntar los efectos de la precariedad sobre los propios resultados científicos. ¿Es robusta una investigación científica con estos niveles de precariedad y acoso?”

“¿Cuando no te salen los resultados esperados por tener a gente investigando en precario que haces? Falseas los resultados. El fraude científico es enorme y no es por la falta de financiación, sino por la estructura piramidal de manejo de presupuestos”

En este episodio Comportamientos Digitales y Memética Avanzada se fusionan a ritmo de drill. Aurora nos habla sobre las relaciones parasociales. Relaciones que creamos con los personajes de ficción, y cómo algunas redes sociales han construido un modelo de negocio en torno a este fenómeno, como ocurre con Twitch.

“Las fan fiction son una forma sana de relación parasocial. Pasaba mucho con Star Trek, pero también con Harry Potter. Cuando las minorías no se veían representadas en esos universos, los reescribían y dejaban de pertenecer a sus autoras”

“Las redes sociales van asociadas a emociones. Parece que Facebook es la necesidad de conectarse, de estar ahí y hacer amigos. Tinder es la del sexo y el amor. Linkedin es la necesidad de encontrar un sustento. Twitch es la de la soledad, el algoritmo premia que la gente pase muchas horas seguidas dentro”.

El Alemán Impasible nos habla sobre un fenómeno en TikTok en el que varias personas jóvenes afirman entrar en trances largos y pasar meses viviendo mentalmente en Hogwarts a través de técnicas de supuesta autohipnosis.

Fuente: https://rebelion.org/post-apocalipsis-nau-54-desarrollismo-en-la-propaganda-cientifica-y-relaciones-parasociales/

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Unesco destaca los avances de género en el acceso a la educación en Latinoamérica

El informe titulado «Una nueva generación: 25 años de esfuerzos en favor de la igualdad de género en la educación» muestra que desde 1995 se han matriculado 180 millones más de niñas en la enseñanza primaria y secundaria alrededor del mundo.

Un informe de la oficina regional de la Unesco indica que en América latina y el Caribe se registró “un progreso significativo” en la matriculación de las niñas y que se acerca a la universalización en el nivel primario, pero aun persisten barreras en el acceso para sectores vulnerables en Guatemala, Haití, Surinam, Honduras, Uruguay y Nicaragua.

El informe titulado “Una nueva generación: 25 años de esfuerzos en favor de la igualdad de género en la educación” muestra que desde 1995 se han matriculado 180 millones más de niñas en la enseñanza primaria y secundaria alrededor del mundo.

El reporte destaca que en la región “se ha registrado un progreso significativo en la educación de las niñas, acercándose a la universalidad en el acceso a la educación primaria”.

Y da como ejemplo a Guatemala donde la tasa de finalización de primaria de las niñas más pobres “ha aumentado más del doble en tan solo 15 años, prácticamente eliminando la brecha con los niños”.

También destaca el caso de México en cuyo segundo ciclo de secundaria “el porcentaje de niñas matriculadas pasó del 38% en 1995 al 84% en 2018”, mientras que en Costa Rica pasó de un 38% en 1995 al acceso universal en el 2018.

No obstante destaca que en Haití, Guatemala, Surinam, Honduras, Uruguay y Nicaragua, “persisten grandes disparidades de género en el acceso a la educación, en particular entre el alumnado más vulnerable”.

En Belice, por ejemplo, “casi ninguna joven pobre de zonas rurales finalizó el segundo ciclo de escuela secundaria”.

Asimismo, son los hombres jóvenes de la región quienes tienen más probabilidades de desvincularse de la educación y abandonar la escuela antes de tiempo.

A nivel mundial, el informe destaca que hay tres veces más mujeres matriculadas en las universidades que hace dos décadas.

Mientras que en la región esa diferencia a favor de las mujeres se evidencia en casi todos los países latinoamericanos.

“El mundo ha cambiado significativamente en los últimos 25 años, cuando las niñas luchaban por hacer realidad su derecho a la educación. Hoy en día, hay más niñas que niños matriculados en las escuelas y universidades”, dijo Manos Antoninis, director del Informe.

Y agregó: “Una agenda de igualdad de género para los próximos 25 años requiere un nuevo enfoque en todo el mundo, incluida América Latina y el Caribe”.

Por su parte Claudia Uribe, directora de la OREALC/UNESCO Santiago afirmó: “Veinticinco años después de la histórica Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, las niñas enfrentan muchas menos barreras para acceder a la escuela”.

Pero indicó que “hay otros factores que las alejan de alcanzar su potencial, como son algunas normas culturales que establecen bajas expectativas para ellas en materia educativa”.

El informe de UNESCO destaca que el lento progreso en los avances en materia de igualdad de género en la educación “se debe a la persistencia de normas de género negativas en la educación”.

En las zonas rurales de muchos países de ingresos bajos y medios, “a menudo se espera que las niñas se casen y asuman funciones domésticas, lo que actúa como una barrera para su educación, como ocurre entre las niñas indígenas de Guatemala y México”, precisa el reporte.

Fuente: https://www.elperiodista.cl/2021/05/unesco-destaca-los-avances-de-genero-en-el-acceso-a-la-educacion-en-latinoamerica/

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México: Cuatro estudiantes mexicanos destacan en el Concurso Latinoamericano de Ensayo sobre Acceso Abierto 2020

América del Norte/México/14-05-2021/Autor(a) y Fuente: es.unesco.org

Los estudiantes de México tuvieron un papel destacado en el Concurso Latinoamericano de Ensayo sobre Acceso Abierto 2020 organizado por la UNESCO, el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc) y la iniciativa AmeliCA, en el marco de la Semana de Acceso Abierto.

Juan García Hernández, estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, obtuvo el primer lugar en la Categoría La ciencia pública o privada: reflexiones hacia la equidad y participación; Esther Bravo Govea y Alan Francisco Colín Arce de la Universidad Nacional Autónoma de México, consiguieron el primer y segundo lugar en las categorías de Acceso a la información e inclusión de grupos vulnerables y Los estudiantes, los académicos y el Acceso Abierto, respectivamente. Por su parte, Juan Alfonso Cruz Vázquez, de la Universidad de Guadalajara, obtuvo el tercer lugar en la categoría Políticas de Acceso Abierto en las universidades.

El Concurso Latinoamericano de Ensayo sobre Acceso Abierto 2020 brindó una oportunidad para que académicos e investigadores jóvenes escribieran sobre el papel del Acceso Abierto en distintos ámbitos, así como sobre los mecanismos que se podrían implementar para hacer más equitativa y participativa la ciencia en Latinoamérica. Los temas que se abordaron dentro de los trabajos se dividieron en seis categorías temáticas.

En total se recibieron 68 trabajos desde 13 países distintos. México, envió 22, mientras que Colombia envió 9 y Argentina envió 8. El comité evaluador estuvo conformado por los Miembros del Grupo Trabajo CLACSO Conocimiento Abierto como Bien Común.

La UNESCO, CLACSO y la Universidad Autónoma del Estado de México, a través de Redalyc y AmeliCA, realizarán el evento de premiación del Concurso Latinoamericano de Ensayo sobre Acceso Abierto 2020, donde se reconocerá a los ganadores de cada categoría, el próximo 28 de mayo.

La Semana del Acceso Abierto es un evento anual de comunicación académica sobre cuestiones relacionadas con el Acceso Abierto a la información, el cual brinda la oportunidad de reflexionar y discutir sobre los beneficios de la ciencia abierta, así como proponer, desde la academia y los interesados, nuevos mecanismos para garantizar el acceso público a la información.  En el 2020, el evento se celebró de manera virtual el día 23 de octubre. Se realizaron debates y jornadas de reflexión sobre el Acceso Abierto y cómo emprender acciones para construir equidad e inclusión en la ciencia.

Consulte la lista completa de ganadores del concurso de ensayo

Fuente: https://es.unesco.org/news/cuatro-estudiantes-mexicanos-destacan-concurso-latinoamericano-ensayo-acceso-abierto-2020

Imagen: https://www.clacso.org/concurso-latinoamericano-de-ensayo-sobre-acceso-abierto-2020/

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¿Qué es la replicabilidad y por qué está en crisis?

Por: Sofía García-Bullé

Además de reforzar los criterios para el control de calidad y honestidad académica, es necesario considerar la comunicación en artículos académicos.

Los manuscritos científicos prefabricados que provienen de paper mills (fábricas de manuscritos) han generado una situación desfavorable en la academia. Ha debilitado la calidad de los artículos así como puesto en riesgo su credibilidad. De la misma forma, ha orillado a científicos a prácticas perjudiciales como dividir artículos en entregas más pequeñas e incompletas para mantener un ritmo de publicación determinado. Pero existe una consecuencia que está afectando la base de la producción científica: la crisis de la replicabilidad.

El término, también conocido como reproducibilidad o replicación, se refiere a la capacidad de repetir un experimento en diferentes situaciones, con diferentes sujetos e investigadores. Esto con el fin de comprobar la seguridad de los hallazgos del primer experimento y comprobar su viabilidad.

La razón por la que los artículos académicos prefabricados amenazan la replicabilidad de estudios, trabajos de investigación y experimentos es porque no se realizan dentro de una estructura operacional para producir conocimiento, sino de una para crear productos para académicos que están tratando de llenar una cuota de publicación. Los datos provenientes de un paper mill pueden ser producto de plagio, estar incompletos, alterados, manipulados o sesgados con la intención de respaldar la tesis de quien ordena el trabajo.

Ciencia sin comprobación

¿Podemos hablar de conocimientos válidos cuando la comprobación como paso del método científico está inhabilitada? La pregunta ha inquietado a académicos desde hace por al menos una década ante la alarmante realidad de una ciencia sin vías de fiabilidad. La producción científica ha tenido problemas con la comprobación desde antes de que los manuscritos prefabricados tuvieran su periodo de auge.

Alvaro de Menard, investigador académico de ciencias sociales y participante del proyecto de mercados de la replicación a cargo de la Agencia de Proyectos de Investigación y Defensa Avanzada (DARPA por sus siglas en inglés), ofrece una perspectiva precisa pero desalentadora con respecto al estado de la replicación en las ciencias.sociales. Los procesos que llevan a resultados poco fiables son rutinarios, están bien entendidos dentro de la comunidad académica, son predecibles y fáciles de evitar, sostiene de Menard, y a pesar de esto el rigor de la investigación científica no ha mejorado.

La conversación sobre estos aspectos de la producción científica se han discutido ampliamente, pero no ha generado aún una estructura para la producción y divulgación más rigurosa, que facilite el ejercicio de la comprobación. La ciencia falible sigue publicándose en diarios científicos.

El papel de la revisión por pares

La comunidad académica tiene mucha confianza en la última instancia de validación antes de publicar un artículo. La revisión por pares ha sido el bastión para defender la calidad técnica de los trabajos de investigación y el sistema ético sobre el cual basan la credibilidad del conocimiento producido. Sin embargo, no ha sido del todo efectiva para separar a los contenidos replicables, de los que no lo son.

Sería fácil pensar que los monitores académicos tendrían la capacidad de realizar esta labor sin problema, pero un estudio de la Universidad del Noroeste, en Evanston Illinois, comprueba lo contrario. La investigación realizada por los profesores Yang Yang, Wu Youyou y Brian Uzzi encontró que no existe correlación entre la replicabilidad de un estudio, su publicación y cuántas veces sería citado. De acuerdo con los autores, los artículos falibles circulan tanto como los comprobables.

No basta con solo rigor

La mayoría de las conversaciones acerca de la crisis de replicabilidad giran en torno a protocolos. Se considera principalmente qué medidas tomar para controlar la proliferación de artículos apresurados, prefabricados o con un proceso de revisión de pares que no detectó su falibilidad.

Ante esta priorización, un aspecto clave para garantizar la replicabilidad queda desatendido: la comunicación. Las probabilidades de repetir determinado experimento disminuye exponencialmente cuando se está trabajando con descripciones vagas o instrucciones difíciles de comprender, el problema se vuelve más grave cuando se trata de reproducir un experimento escrito en otro idioma.

Con esta problemática en mente, la prensa Nacional de las Academias, en Estados Unidos, publicó una serie de recomendaciones para facilitar la lectura de manuscritos de investigación y experimentos. El organismo recomienda a los investigadores incluir una descripción clara de cómo alcanzaron sus resultados. Los reportes deberán incluir detalles sobre el tipo adecuado de investigación, que deberán cubrir:

  • Descripción completa y concisa de todos los métodos, instrumentos, materiales, procedimientos, mediciones y demás variantes utilizadas para el estudio.

  • Un desglose claro del análisis de datos y decisiones para la exclusión de determinados datos y la exclusión de otros.

  • Para resultados que dependan de una inferencia estadística. Una explicación de las decisiones analíticas correspondientes, cuándo fueron tomadas esas decisiones y si el estudio a realizar era con fines exploratorios o de confirmación.

  • Una discusión sobre las restricciones generales, tales como qué aspectos metodológicos los autores consideran que podrían ser cambiados sin alterar el resultado, el cual debe permanecer constante.

  • Un reporte de la precisión de las estadísticas empleadas.

  • Una discusión acerca de la incertidumbre de las mediciones, resultados e inferencias.

A pesar del complicado panorama, algunos académicos pronostican un periodo de mejora consecuente al problema de la baja reproducibilidad, pero para esto es necesario hacer el trabajo y cubrir las áreas de oportunidad que esta problemática plantea. ¿Eres académico? ¿Te has topado con estudios que no son replicables? ¿Cuáles son tus impresiones? ¿Qué sugerirías para mitigar esta situación dentro de la academia? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e imagen: observatorio.tec

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Investigación y neoliberalismo progresista: sobre la modificación de la ley de ciencia

Fuentes: El salto [Foto: Manifestación de la marea roja por la ciencia en Madrid en septiembre de 2016. ÁLVARO MINGUITO]

El 30 de marzo, el Consejo de Ministros dio luz verde al proceso de tramitación de la modificación de la Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

En rueda de prensa Pedro Duque, ministro de Ciencia, presentó las líneas básicas de la reforma. Con el objeto de disimular la falta de publicidad previa del anteproyecto (que tan solo había pasado por una consulta pública a finales del año pasado), el ministerio anunció la creación de una subcomisión en el Congreso de los Diputados, en la que se convocará a diversas asociaciones científicas, universitarias y del ámbito de la salud, así como a las Comunidades autónomas y los agentes sociales. Las modificaciones propuestas serán sometidas a audiencia pública antes de retornar al Consejo de Ministros para su aprobación.

En los días previos a la comparecencia ya se habían producido reacciones críticas, como las cartas enviadas desde los sindicatos CGT y CC.OO. al ministro. Además, saltó la noticia según la cual el Ministerio de Trabajo, encabezado por Yolanda Díaz, había bloqueado el anteproyecto debido a la vulneración de derechos laborales y al posible carácter inconstitucional del texto. La rueda de prensa confirmó las informaciones que durante las últimas semanas habían circulado en torno al anteproyecto. Este profundiza la precarización de la carrera investigadora. El anteproyecto refuerza el marco de excepcionalidad laboral que acompaña a las figuras contractuales vigentes en los Organismos Públicos de Investigación (OPIs) e impulsa fórmulas que permiten incrementar el trasvase de fondos públicos para investigación a manos privadas. Por ese motivo, sindicatos y colectivos de investigadores se manifestaron el pasado miércoles a través de las redes sociales mediante una campaña de twitter.

El modo de actuar del ministerio redunda en la ausencia de transparencia que suele acompañar a las modificaciones y propuestas legales que afectan al mundo de la investigación. En realidad, aquí lo procedimental se entremezcla con la orientación ideológica de lo legislado. La opacidad en los modos de deliberación privatiza asuntos que deberían responder a la negociación colectiva, al tiempo que las propuestas, lejos de redefinir el sentido social de la investigación como un bien público, responden ante todo a la privatización más o menos encubierta del sistema científico. Esta tendencia se sitúa en la línea marcada por el Pacto por la ciencia, un documento que, pese a su sedicente carácter consensual, muestra una importante presencia de empresas privadas.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

         El “progresismo” del anteproyecto defiende el modo en que la modificación de la ley facilitará la estabilización de los investigadores post-doctorales, como si se tratara de una alternativa real al encadenamiento de contratos temporales, precarios y tremendamente competitivos que caracteriza en la actualidad a la carrera investigadora. El anteproyecto, lejos de atajar esa dinámica, la consolida, al proponer como alternativa a las figuras funcionariales de estabilización del trabajo investigador (como la de Científico-Titular), una nueva modalidad de contrato, conocida como Tenure-Track. Este contrato, de cuatro años de duración, facilitaría sobre el papel la incorporación a los OPI del personal investigador posdoctoral, reduciendo el tiempo medio transcurrido desde la lectura de la tesis de trece a nueve años.

Pese a tratarse de un contrato indefinido con una apariencia cool (el ministro, de modo vergonzoso, afirmó lo atractivo de la denominación anglosajona del contrato), esta fórmula revalida la temporalidad en el sector científico y consolida el marco de inseguridad jurídica de los trabajadores, al situarse “fuera de convenio”. El Tenure Track que propone el ministerio estaría sujeto a evaluación por parte de agencias externas (cuyos baremos de puntuación habitualmente responden a criterios determinados por las empresas y las corporaciones de las publicaciones científicas) y la estabilización del personal investigador dependería en última instancia del OPI en que se radicara, que podría proceder a la resolución de la relación laboral de acuerdo a “causas objetivas”.

Pero incluso si los investigadores se convierten en personal laboral estable, las condiciones en que lo harían serían igualmente cuestionables. Además de ver perjudicados sus intereses, pues al convertirse en personal laboral no podrían obtener el reconocimiento de antigüedad (quinquenios y sexenios) de los funcionarios, esos trabajadores se encontrarían mucho más expuestos a un posible despido, o a sufrir en carne propia las consecuencias de los recortes estructurales futuros. Esto reduciría la autonomía de su trabajo de investigación debido a dos factores. En primer lugar, por su mayor sometimiento a las lógicas de la productividad dictadas por la captación empresarial de la ciencia. En segundo lugar, por su supeditación a la elite de los funcionarios de carrera (mucho más reducida al desaparecer la figura de los Científicos Titulares), cuyo poder de mando y capacidad de explotación del personal subalterno se verían reforzados.

En este sentido, el discurso de la excelencia y la calidad científica, que legitima ideológicamente el anteproyecto, corre el riesgo de convertirse en una forma de meritocracia invertida, al consolidar la posición de científicos que no siempre acreditan una carrera investigadora más sólida que la de los investigadores más jóvenes. Aquellos simplemente se estabilizaron antes, lo que les permite manejar los espacios de la ciencia a su antojo, con un grado de nepotismo y arbitrariedad normalizado internamente, pero que no por ello deja de representar una expresión de corrupción institucional. Frente a este modelo, sería conveniente apostar por una democratización del sistema científico que empodere al conjunto de los investigadores y equipare trabajos y salarios.

Todo ello resulta especialmente inquietante si tenemos en cuenta que la modificación de la ley no especifica con claridad ni los criterios de evaluación, ni las condiciones de contratación, ni las partidas presupuestarias que deberían acompañar la extensión de esta controvertida modalidad contractual. Se trata de una estrategia típica del marketing neoliberal, tendente a presentar una carcasa atractiva con un contenido que vacía los derechos de los trabajadores. Sería preferible que el ministerio pensara en algo más seductor que convertir la carrera investigadora en una start-up permanente.

Como sucede en otros ámbitos de las políticas públicas, el problema del sistema científico español no reside tanto en su diseño (que, por supuesto, es mejorable), como en su falta de financiación. El anteproyecto de ley, con su apuesta por la desfuncionarización de la carrera de la carrera investigadora, representa un paso más en el desmantelamiento del sistema público de ciencia y universidades. Al contrario de lo que nos quiere hacer creer el ministro, esta reforma no persigue asimilar el sistema científico español a los “punteros” estándares de la Unión Europea, sino consolidar el carácter periférico de la ciencia española en ese espacio geopolítico (no existe un modelo de carrera investigadora como el aquí descrito en otros países del entorno), así como su valor secundario dentro de un modelo productivo basado en los servicios y el turismo.

         Por otra parte, el anteproyecto relaja el régimen de incompatibilidades en la transferencia de los conocimientos financiados con fondos públicos al sector privado. Así, la Ley 53/ 1984 de incompatibilidades de los empleados públicos no sería aplicable “al personal investigador que preste sus servicios en las sociedades o empresas innovadoras de base tecnológica”. Una vez más el lenguaje de la innovación y la transferencia actúa como pantalla cosmética de la apropiación por parte del sector privado del trabajo y los conocimientos procedentes de la investigación pública, en la medida en que no se establecen limitaciones precisas entre los intereses, a menudo contrapuestos, de ambos sectores.

El borrador tampoco contempla planes específicos en relación al personal técnico y de gestión, cuyo trabajo es esencial para el desarrollo de los proyectos de investigación. Con frecuencia, las figuras contractuales técnicas enmascaran la precarización y la falta de reconocimiento de un trabajo de investigación que desborda ampliamente lo técnico. En cuanto al ámbito de la gestión, el colapso y la demora en la tramitación burocrática de muchos proyectos no se relaciona con la falta de cualificación de los empleados, sino con la inestabilidad y la escasa cantidad de personal contratado para realizar de forma digna esas tareas. Este es un aspecto especialmente crítico en un país como España, uno de los más ineficaces históricamente en la ejecución de los fondos procedentes de la Unión Europea, lo que supone un hándicap ante la necesidad de disponer de ese personal para canalizar las ayudas a la investigación en el contexto post-pandemia. Para concluir, el anteproyecto tampoco se hace eco de las demandas relativas a la necesidad de contemplar indemnizaciones por finalización de los contratos predoctorales de Formación del Profesorado Universitario y de otras convocatorias del ministerio.

         Dada la dinámica de recortes a los que ha estado sometido el trabajo investigador durante las últimas décadas, es obvio que esta propuesta profundizará la sensación de inestabilidad que ha afectado a los trabajadores del sector. Esa inestabilidad genera una fuerte supeditación laboral de los investigadores, cuyo grado de sindicalización es bajísimo y cuya capacidad de movilización se ve dificultada por las estructuras jerárquicas (en algunos casos, neo-feudales) que priman en los centros de investigación. Es necesario promover aquellas movilizaciones destinadas a contener la hipocresía de las políticas públicas en el campo de la investigación. Si bien desde los espacios mediáticos nuestros gobernantes recalcan una y otra vez la importancia de la ciencia como semilla de un nuevo modelo productivo, en la práctica sus decisiones intensifican la explotación de los investigadores, quienes a menudo experimentan las consecuencias físicas y mentales de esta situación con impotencia y en soledad.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

Para hacer buena ciencia, en definitiva. El binomio ciencia-capital no es garantía ni de innovación ni de calidad, sino de cooptación del trabajo cooperativo por los intereses especulativos del sector privado. Si los trabajadores de la ciencia están mejor organizados, su intelecto general será más potente y repercutirá más adecuadamente en el bienestar común del conjunto de la sociedad. En este sentido, desde la CGT apostamos por una defensa de los derechos del personal investigador que no sea meramente corporativa, sino que refuerce la concepción del sistema científico como un bien público y que fomente la igualdad de acceso a los frutos de la producción de conocimiento.

Jaime Vindel. Militante de CGT.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/alkimia/investigacion-y-neoliberalismo-progresista-sobre-la-modificacion-de-la-ley-de-ciencia

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Mundo: La vacuna como arma de reconstrucción masiva, el nuevo poder del siglo XXI

Los planes de recuperación están ligados a contar con inmunidad y quienes tienen dosis pueden utilizarlas o cooperar.

Quien cuenta con vacunas tiene el poder. La pandemia ha dado un giro de 180 grados a la geopolítica. La competición ya no se libra en el terreno de las armas sino en el de la ciencia. Las potencias con laboratorios que han creado el antídoto contra el nuevo coronavirus tienen a su alcance la inmunización de sus ciudadanos, y con ello la reactivación de sus economías. Además, pueden usar las vacunas como una nueva moneda de curso real en la diplomacia global.

Son muy pocos los países que han producido una vacuna propia: China, Rusia, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. India tiene gran capacidad para producirla y cuenta con una vacuna autóctona, la Covaxin de Bharat Biotech. Su desarrollo es reciente, y todavía no cuenta con validación científica internacional y no tiene el mismo alcance que los fármacos rusos y chinos.

Israel, con la mayor tasa de población vacunada del mundo, se ha dado cuenta de su gran valor y la ha adquirido masivamente para ganar la batalla de la vacunación. Este país habrá vacunado a toda su población a finales de marzo. Sin embargo, ha dejado de lado a la población palestina, aunque dedica dosis a otros países aliados.

Mientras tanto, decenas de países ni la pueden producir ni adquirir. Dependen de la cooperación internacional. A su favor juega que no estaremos salvados hasta que todo el mundo esté a salvo. Así la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto a la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Pandemias (CEPI) y la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi), han puesto en marcha el programa Covax para acelerar el acceso a «las herramientas contra la Covid-19».

Si hace un año nos hubieran dicho que íbamos a tener varias vacunas en la primavera de 2021, ni los científicos más optimistas lo habrían dado por hecho. Ahora hay más de 300 vacunas candidatas para prevenir el coronavirus en todo el mundo. De estas, cuatro vacunas basadas en el virus inactivado, tres basadas en vectores virales no replicantes, dos basadas en ARN y una basada en subunidades proteicas se están ya aplicando.

El país con mayor número de medicamentos y vacunas en desarrollo es Estados Unidos, que también es el que más financiación dedica a investigación y desarrollo. La vacuna que produce la compañía biotecnológica estadounidense Moderna fue aprobada en diciembre de 2020 en su país de origen.

Rusia y su Sputnik V

Rusia fue el primer país en anunciar que registraba una vacuna, Sputnik V, en agosto de 2020. Es el mismo nombre del primer satélite puesto en órbita por la URSS hace seis décadas.

Sputnik V se anunció con una eficacia del 92%, según las autoridades rusas, pero no había datos expuestos en revistas internacionales. Está desarrollada por el estatal Instituto de Investigación Gamaleya, estatal, y el Ministerio de Salud de la Federación de Rusia. La financiación corre a cargo del Fondo de la Riqueza Soberana de Rusia. Es decir, el presidente ruso, Vladimir Putin, decide a quién entregarla.

En la actualidad la vacuna rusa ha ganado prestigio científico, al lograr la certificación de la revista The Lancet. Moscú acaba de presentar la modalidad monodosis, llamada Sputnik light. Las vacunas rusas han llegado a países aliados de Moscú como Argentina o México. Ahora también son vistas con buenos ojos incluso desde la UE, como quedó claro en la reciente y polémica visita del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

De hecho, Rusia está colocando dosis en países como Hungría, miembro de la Unión Europea, que aún no ha aprobado la vacuna rusa. Está claro el objetivo de dañar la línea de flotación europea por su flanco oriental.

También Serbia ha recibido la Sputnik V. Su presidente, Aleksander Vucic, llegó a decir que hoy por hoy era «más difícil conseguir una vacuna que una cabeza nuclear». A Serbia también están llegado dosis de Sinopharm, de fabricación estatal china. En China otro consorcio que las fabrica es Sinovac.

Rusia está actuando hábilmente en América Latina, una de las regiones donde ni se han creado ni se producen vacunas. Países como Argentina y México han recibido dosis de Sputnik V al tiempo que multiplicaban sus parabienes hacia Putin.

La UE, vacunación y cooperación

La primera vacuna contra el coronavirus autorizada en la Unión Europea fue la desarrollada por una empresa alemana, BioNTech, obra de una pareja de inmigrantes turcos, y el gigante estadounidense Pfizer. Otra con sello europeo es la de la británica Oxford y la sueca AstraZeneca.

Como explica Virginia Rodríguez, responsable de Incidencia de ISGlobal, «la Unión Europea ha tenido un doble posicionamiento: contribuye a los esfuerzos globales para que puedan acceder otros países y a la vez hay una estrategia europea de vacunación que permite a la Comisión Europea adquirir dosis. España está alineada con esta estrategia de la UE».

En el caso de la UE no está claro qué se hará con el excedente de dosis: si cada país puede disponer de las sobrantes o se actuará de forma conjunta. Lo que hacen Rusia y China, es decir, utilizar la vacuna como una divisa que puede permitirles ampliar su área de influencia, difícilmente se entendería en el caso europeo. ¿Puede España utilizar dosis sobrantes para mejorar sus relaciones con Marruecos y lograr una mayor cooperación sobre la cuestión migratoria? ¿Se entendería si lo hace la UE?

«Hemos pasado de la diplomacia de las mascarillas a la geopolítica de la vacuna. Es el elemento que tiene mayor incidencia sobre las dinámicas de cooperación y conflicto a nivel internacional. La pandemia ha sido un elemento tan central con una capacidad de condicionarlo todo, así que cualquier cosa vinculada con ella tiene un peso brutal. Cualquier plan de recuperación económica está sujeto a que las vacunas funcionen», afirma Eduard Soler i Lecha, investigador senior de CIDOB y coordinador de geopolítica global y de seguridad.

El que tiene la tecnología tiene estatus y prestigio. Estar o no entre los que tienen la vacuna condiciona tu papel dentro del orden postpandémico»

EDUARDO SOLER, CIDOB

«Como ha pasado siempre, cuando algo depende de una tecnología, hay una competición por tener esa tecnología. El que la tiene tiene estatus y prestigio. Son muy pocos los países que han podido producir una vacuna propia. En otros se produce una vacuna pensada en otros lugares. Estar o no condiciona el papel dentro del orden pospandémico. Se juzga en función de la vacuna tu capacidad tecnológica», añade Eduard Soler.

Los países que hoy están sentados en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho a veto son cinco: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia. Son potencias nucleares. De ellos, Francia no tiene vacuna propia. La grandeur se empequeñece. Sin embargo, sí la tiene Alemania, y la India la produce masivamente. Curiosamente dos países que aspiraban a hacerse un hueco en el club de las superpotencias.

La expansión china, ruta de la seda y de la dosis

China intenta combinar la vacunación de su población con el uso del antídoto como arma diplomática. La exportación de los productos de Sinopharm y Sinovac ha llegado a países de Asia, África y América Latina. Bolivia, Guinea Ecuatorial, Zimbabue, Irak, Pakistán, Camboya y Laos figuran entre los destinos de aviones cargados de las preciadas dosis del fármaco.

Pekín defiende que concibe la vacuna como «un bien público global», pero son muchos los que ven que trata de ampliar su área de influencia y de conseguir oportunidades de negocios. Es soft power a la pequinesa y los chinos son maestros en este arte.

China aspira a superar un 6% de crecimiento en 2021, según el plan expuesto el primer ministro, Li Keqiang, en la Asamblea Popular Nacional, que se está reuniendo esos días en la capital china. Es el único país que terminó 2020 de vuelta al crecimiento. Es el primero donde se manifestaron casos del nuevo coronavirus, concretamente en Wuhan.

Sin embargo, solo están vacunados unos 52 millones de chinos, menos del 4% de la población. El objetivo es llegar a los 1.400 millones de vacunados a finales de julio, es decir, el 40% de la población, según un informe de Reuters.

«Desde el principio, China trata de lograr a la vez abastecer a su población y utilizar la diplomacia de las vacunas», decía Yanzhong Huang, investigador sobre salud global en el Council on Foreign Relations, según cita el South China Morning Post. Sin embargo, sus tasas de vacunación están por debajo de las registradas en Estados Unidos o Reino Unido.

Contraataque de EEUU y aliados en Asia

Estados Unidos se ha tomado en serio esta ofensiva de las vacunas china. La primera potencia global es también el número uno en casos de Covid-19 y de muertos. Más de medio millón de personas han muerto en Estados Unidos por el nuevo coronavirus. Pero también es el país que más recursos dedica a combatirlo.

Desde que Joe Biden ha llegado al poder se ha acelerado el ritmo de vacunación: dos millones al día. Un 24% de la población está ya inmunizada. El presidente demócrata se ha propuesto como objetivo número uno la lucha contra el coronavirus y sus devastadores efectos en la economía. El reto es que en el primer semestre de este año se haya inoculado la dosis necesaria todo adulto que lo desee.

A su vez, Estados Unidos está trabajando para contrarrestar la expansión china gracias a sus vacunas. Junto a Japón, India y Australia está desarrollando un plan para distribuir vacunas en diversos países de Asia.

Impulsa esta idea a través de Quad, una iniciativa de seguridad y diplomática que para Pekín es una especie de OTAN asiática. «La Administración Biden va a convertir Quad en el corazón de su política en Asia», según una fuente cercana a la iniciativa, en declaraciones al Financial Times.

India, que es también productora, ha recurrido a la misma estrategia que su competidor regional, China. Exporta vacunas aunque gran parte de su enorme población no está inmunizada. India intenta ganar puntos con Nepal dosis a dosis. Sri Lanka, escenario de la puja entre Pekín y Nueva Delhi, recibe vacunas de los dos.

En India está el Instituto Serum, el mayor fabricante del planeta. Es capaz de producir 2,5 millones de dosis de AstraZeneca al día. Ha suministrado, además de Nepal y Sri Lanka, a Bangladesh, Birmania, Seychellles, Maldivas y Afganistán. «Actuar en el este, actuar rápido», es el lema del ministro de Exteriores, S Jaishahnkar.

El Instituto Serum ha contribuido con 200 millones de dosis al programa Covax. China ha ofrecido recientemente 10 millones. India no quiere perder el tren frente a China.

Un mundo multipolar que necesita cooperar

«Esta geopolítica de la vacuna nos confirma la existencia de un mundo multipolar. Son polos de producción científica que generan esferas de influencia sanitaria con grados distintos de la relación de lo que implica como potencia (empresas privadas o estatales), pero no habrían llegado a poderlo ser si no hubiera habido una cooperación científica a nivel global. Sin el salto de esfuerzo colectivo a nivel global en el arranque esto no habría sido posible», explica el investigador Eduard Soler.

China fue la primera en darse cuenta de la necesidad de cooperar globalmente para lograr el necesario avance a velocidad de crucero. Compartió los primeros datos para identificar el nuevo coronavirus y permitir a los científicos y las empresas de biotecnología acelerar el ritmo para investigar las vacunas.

En la primera fase la ciencia ha cumplido. El siguiente reto a nivel global es poner la vacuna al servicio de todo el mundo»

VIRGINIA RODRÍGUEZ, ISGLOBAL

«En la primera fase hemos de decir que la ciencia ha cumplido. Hay vacunas ya, un proceso que normalmente lleva décadas: el siguiente reto a nivel global es poner la vacuna al servicio de todo el mundo. Es la única forma de acabar con la pandemia. Sin un alcance global no se podrá terminar con las medidas de restricción», afirma Virginia Rodríguez, de IS Global.

«En la distribución equitativa se enmarca la iniciativa Covax. Es un mecanismo para facilitar que accedan a las vacunas los 92 países con menos recursos», añade Virginia Rodríguez. El primer país en beneficiarse de este programa fue Ghana, que recibió 600.000 dosis el 1 de marzo. Para predicar con el ejemplo fue su presidente, Nana Akufo-Addo, quien primero se administró una vacuna de Oxford y AstraZeneca, fabricada en la India.

Hasta mayo de 2021 está previsto que se repartan 237 millones de dosis de AstraZeneca y Oxford. Se calcula que hacia 2023 esté vacunado el 20% de la población, el mínimo para acabar con la fase aguda de la pandemia.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, denunciaba recientemente cómo el 75% de las inmunizaciones aplicadas hasta el momento se han concentrado en diez naciones.

«Estamos en un mundo distinto y Covax lo refleja. Cuando Covax envía vacunas a Ghana, no hay condicionalidad. En las campañas de acción geopolítica con la vacuna por parte de China o Rusia o Israel, por acopio de vacunas, no es lógica de altruismo y defensa del multilateralismo. Es lógica de estatus o ampliación de esferas de influencia», remarca Eduard Soler.

Mientras las potencias globales o regionales recurren a la vacuna como un instrumento para ganar influencia y futuros negocios, surge esta iniciativa que es un reflejo de la geopolítica de cooperación, que surge por la globalidad de la amenaza.

La pandemia del nuevo coronavirus no será la última. La crisis climática y la pérdida de biodiversidad nos indica que estamos expuestos a este riesgo. Hemos visto cuál es la respuesta: la ciencia. Cuantos más recursos se dediquen a ciencia e investigación, mayor será la capacidad que tengamos para hacer frente a estas nuevas amenazas.

Fuente: https://www.elindependiente.com/internacional/2021/03/07/la-vacuna-como-arma-de-reconstruccion-masiva-el-nuevo-poder-del-siglo-xxi/

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Móviles, redes sociales y ciencia: el nuevo triángulo de la divulgación

Por: Educación 3.0

Las redes sociales también son un escaparate para la divulgación y la ciencia. Alexandra Santamaría, docente en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), ofrece algunas pistas para que el alumnado sepa distinguir lo que es ciencia de lo que no lo es.

Basta con echar un vistazo a las cifras de usuarios que acceden a las redes sociales a través del móvil para darse cuenta de que se trata del dispositivo por excelencia para conectarse con el mundo. La rapidez de transmisión de información y la capacidad de alcance de los teléfonos inteligentes los convierten en armas de doble filo. Por un lado, facilitan la difusión de las cada vez más habituales noticias falsas o ‘fake news’ y, por otro lado, pueden convertirse en instrumentos para la divulgación de información de calidad. Los bulos inundan las redes sociales y son numerosos los artículos que se dedican a subrayar el lado negativo de estos medios, pero ¿son las redes sociales tan malas como las pintan? ¿Pueden ser estas un medio de acceso a la ciencia?

La ciencia y las redes sociales

Si bien es cierto que existen numerosos y variados canales de difusión de la información entre los que cuesta saber elegir (YouTube, Twitter, Instagram, Facebook, TikTok, Twitch, Telegram o Clubhouse), debemos ser conscientes de que, si queremos, la ciencia está al alcance de todos. La clave está en saber dónde y cómo buscar, ya que estos medios son un escaparate de divulgadores científicos que hacen lo difícil fácil y que convierten la ciencia en accesible a través de sus vídeos, podcasts, hilos de Twitter, imágenes o gifs. Nunca habían tenido los estudiantes acceso, a través de sus móviles, a tal cantidad y variedad de expertos de diferentes campos de conocimiento dispuestos a divulgar ciencia de una forma amena y divertida.

Cabe destacar que, cuando hablamos de ciencia, no nos referimos únicamente a aquellos científicos de laboratorio con bata blanca y microscopio sino también a los que investigan en libros, en un aula o los que estudian los comportamientos de la sociedad o los procesos socioculturales de una civilización, entre otros. En definitiva, resulta de vital importancia que el ciudadano en general, y el estudiante en particular, sepa que la ciencia de cualquier tipo, y de calidad, también está presente en las redes sociales y que, a través de los diversos canales dedicados a su divulgación, podemos adentrarnos en un mundo desconocido, profundizando en temas que despierten nuestra curiosidad o interés.

¿Dónde encontrar contenido ‘científico’ en las redes?

Este es solo un breve repaso por algunos de los canales que existen en la actualidad y que pueden ayudar a los estudiantes a repasar asignaturas, conocer más acerca de algunas profesiones o despertar su interés por alguna rama de la ciencia. No hay que olvidar que estos también son muy útiles para los docentes, ya que en ellos pueden encontrar material de calidad para compartir con sus alumnos, así como ser un lugar de debate y aprendizaje también para ellos.

En primer lugar, podemos encontrar interesantes canales para los estudiantes, como, por ejemplo, el canal de Laura L. Mendizábal y Esther Anguiano, The Big Life Theory, y también otros muy prácticos para docentes o futuros docentes, como por ejemplo, las charlas educativas que tienen lugar en directo todas las semanas en el canal de Ingrid Mosquera. Este último da muestra de que las redes sociales pueden ser un reclamo para aquellos estudiantes que quieren conocer, de primera mano, prácticas educativas innovadoras y conocer profesionales de la educación que hacen de lo ordinario algo extraordinario.

divulgación y redes sociales

En segundo lugar, los podcasts, por su sencilla difusión, son cada vez más populares y son muchos los divulgadores que optan por ellos para compartir ciencia y ponerla al alcance de todos (Divulgando investigación con Ms. ProdigiEDUCACIÓN 3.0 o Café con Rosa Liarte). Por otro lado, los hilos de Twitter también constituyen un medio de difusión de contenido científico a través de los que los estudiantes pueden acercarse al mundo de las matemáticas (@juliomulero), la lengua (@xtanolive), la historia (@cunahalicarnaso) o el arte (@fernandoplazap).

En tercer lugar, Instagram es otra de las plataformas por la que el alumnado puede ojear contenido que les ayude a repasar una materia o incluso a aprender acerca de una asignatura en concreto. ¿Un ejemplo? @profe_historia. También, y aunque TikTok se haya relacionado principalmente con la difusión de bailes o desafíos (‘challenges’), la ciencia también tiene cabida en esta red social a través de vídeos cortos y divertidos, pero con un claro objetivo divulgador, como es el caso de @ladyscience o el @eldesociales.

Por otro lado, Twitch, a pesar de ser una de las redes sociales más recientes, ha alcanzado altos índices de popularidad en los últimos meses a través de sus retransmisiones en directo de contenido que, principalmente, está relacionado con los videojuegos. Sin embargo, al igual que ocurre con el resto de redes sociales, esta también puede llegar a ser un medio de difusión de ciencia. O sino que se lo pregunten a Cristian Olivé, que cuenta con un canal en el que sus usuarios aprenden sobre lengua y literatura de una manera mucho más interactiva y directa.

¿Cómo distinguir ciencia de lo que no lo es?

Llegados a este punto, el principal problema que puede surgir es cómo distinguir la ciencia de lo que no lo es. ¿Qué criterio pueden seguir los estudiantes para seleccionar un canal frente a otro?

En primer lugar, nos debemos fijar en el emisor de la información, quién es y qué contenido ofrece. En segundo lugar, en la frecuencia de publicación o que estén actualizados. En tercer lugar, será necesario centrar la atención en la calidad de la información que incluye descartando contenidos con faltas de ortografía, con una redacción pobre, o que recurran a elementos visuales de mala calidad. Por último, este tipo de canales suelen estar en contacto casi directo con sus seguidores por lo que esto también nos ayudará a determinar la calidad y fiabilidad del medio.

Contenido en redes

Por tanto, las preguntas, que nos debemos hacer a la hora de seleccionar un canal serán las siguientes:

1.  ¿Quién está detrás del canal? ¿Se presenta de manera clara y es un experto en la materia?

2.  ¿Cuándo fue la última vez que publicó? ¿Es un canal que está actualizado?

3.  ¿Presenta contenido cuidado? ¿Incluye información contrastada o hace referencia a investigadores o autores para apoyar el contenido?

4.  ¿Existe una interacción fluida entre creador y usuario a través de comentarios u otro tipo de comunicación?

Aunque este último consejo va dirigido más bien al creador de contenido que al usuario, el éxito radica en hacer que lo difícil parezca fácil y en poder hablar de un tema de manera amena y divertida, sin olvidar en ningún momento que lo que se pretende es divulgar ciencia. Esto es lo que busca el estudiante, aprender de una manera diferente a la que se le plantea dentro de las cuatro paredes del aula.

La ciencia está muy presente en las redes sociales y todo el que tenga un móvil y curiosidad por aprender y conocer, tiene al alcance de su mano un sinfín de canales de divulgación de calidad que le llevarán a una nueva dimensión del conocimiento, ¿te atreves a adentrarte en ella?

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/moviles-redes-sociales-ciencia-nuevo-triangulo-divulgacion/

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