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Investigación y neoliberalismo progresista: sobre la modificación de la ley de ciencia

Fuentes: El salto [Foto: Manifestación de la marea roja por la ciencia en Madrid en septiembre de 2016. ÁLVARO MINGUITO]

El 30 de marzo, el Consejo de Ministros dio luz verde al proceso de tramitación de la modificación de la Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

En rueda de prensa Pedro Duque, ministro de Ciencia, presentó las líneas básicas de la reforma. Con el objeto de disimular la falta de publicidad previa del anteproyecto (que tan solo había pasado por una consulta pública a finales del año pasado), el ministerio anunció la creación de una subcomisión en el Congreso de los Diputados, en la que se convocará a diversas asociaciones científicas, universitarias y del ámbito de la salud, así como a las Comunidades autónomas y los agentes sociales. Las modificaciones propuestas serán sometidas a audiencia pública antes de retornar al Consejo de Ministros para su aprobación.

En los días previos a la comparecencia ya se habían producido reacciones críticas, como las cartas enviadas desde los sindicatos CGT y CC.OO. al ministro. Además, saltó la noticia según la cual el Ministerio de Trabajo, encabezado por Yolanda Díaz, había bloqueado el anteproyecto debido a la vulneración de derechos laborales y al posible carácter inconstitucional del texto. La rueda de prensa confirmó las informaciones que durante las últimas semanas habían circulado en torno al anteproyecto. Este profundiza la precarización de la carrera investigadora. El anteproyecto refuerza el marco de excepcionalidad laboral que acompaña a las figuras contractuales vigentes en los Organismos Públicos de Investigación (OPIs) e impulsa fórmulas que permiten incrementar el trasvase de fondos públicos para investigación a manos privadas. Por ese motivo, sindicatos y colectivos de investigadores se manifestaron el pasado miércoles a través de las redes sociales mediante una campaña de twitter.

El modo de actuar del ministerio redunda en la ausencia de transparencia que suele acompañar a las modificaciones y propuestas legales que afectan al mundo de la investigación. En realidad, aquí lo procedimental se entremezcla con la orientación ideológica de lo legislado. La opacidad en los modos de deliberación privatiza asuntos que deberían responder a la negociación colectiva, al tiempo que las propuestas, lejos de redefinir el sentido social de la investigación como un bien público, responden ante todo a la privatización más o menos encubierta del sistema científico. Esta tendencia se sitúa en la línea marcada por el Pacto por la ciencia, un documento que, pese a su sedicente carácter consensual, muestra una importante presencia de empresas privadas.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

La ciencia española está aplicando la receta neoliberal de la “colaboración” público-privada, cuyo subtexto real es el drenaje de fondos públicos en favor de una producción científica supeditada a los mecanismos de mercado. Lo público se somete de ese modo a la lógica de acumulación de beneficios.

         El “progresismo” del anteproyecto defiende el modo en que la modificación de la ley facilitará la estabilización de los investigadores post-doctorales, como si se tratara de una alternativa real al encadenamiento de contratos temporales, precarios y tremendamente competitivos que caracteriza en la actualidad a la carrera investigadora. El anteproyecto, lejos de atajar esa dinámica, la consolida, al proponer como alternativa a las figuras funcionariales de estabilización del trabajo investigador (como la de Científico-Titular), una nueva modalidad de contrato, conocida como Tenure-Track. Este contrato, de cuatro años de duración, facilitaría sobre el papel la incorporación a los OPI del personal investigador posdoctoral, reduciendo el tiempo medio transcurrido desde la lectura de la tesis de trece a nueve años.

Pese a tratarse de un contrato indefinido con una apariencia cool (el ministro, de modo vergonzoso, afirmó lo atractivo de la denominación anglosajona del contrato), esta fórmula revalida la temporalidad en el sector científico y consolida el marco de inseguridad jurídica de los trabajadores, al situarse “fuera de convenio”. El Tenure Track que propone el ministerio estaría sujeto a evaluación por parte de agencias externas (cuyos baremos de puntuación habitualmente responden a criterios determinados por las empresas y las corporaciones de las publicaciones científicas) y la estabilización del personal investigador dependería en última instancia del OPI en que se radicara, que podría proceder a la resolución de la relación laboral de acuerdo a “causas objetivas”.

Pero incluso si los investigadores se convierten en personal laboral estable, las condiciones en que lo harían serían igualmente cuestionables. Además de ver perjudicados sus intereses, pues al convertirse en personal laboral no podrían obtener el reconocimiento de antigüedad (quinquenios y sexenios) de los funcionarios, esos trabajadores se encontrarían mucho más expuestos a un posible despido, o a sufrir en carne propia las consecuencias de los recortes estructurales futuros. Esto reduciría la autonomía de su trabajo de investigación debido a dos factores. En primer lugar, por su mayor sometimiento a las lógicas de la productividad dictadas por la captación empresarial de la ciencia. En segundo lugar, por su supeditación a la elite de los funcionarios de carrera (mucho más reducida al desaparecer la figura de los Científicos Titulares), cuyo poder de mando y capacidad de explotación del personal subalterno se verían reforzados.

En este sentido, el discurso de la excelencia y la calidad científica, que legitima ideológicamente el anteproyecto, corre el riesgo de convertirse en una forma de meritocracia invertida, al consolidar la posición de científicos que no siempre acreditan una carrera investigadora más sólida que la de los investigadores más jóvenes. Aquellos simplemente se estabilizaron antes, lo que les permite manejar los espacios de la ciencia a su antojo, con un grado de nepotismo y arbitrariedad normalizado internamente, pero que no por ello deja de representar una expresión de corrupción institucional. Frente a este modelo, sería conveniente apostar por una democratización del sistema científico que empodere al conjunto de los investigadores y equipare trabajos y salarios.

Todo ello resulta especialmente inquietante si tenemos en cuenta que la modificación de la ley no especifica con claridad ni los criterios de evaluación, ni las condiciones de contratación, ni las partidas presupuestarias que deberían acompañar la extensión de esta controvertida modalidad contractual. Se trata de una estrategia típica del marketing neoliberal, tendente a presentar una carcasa atractiva con un contenido que vacía los derechos de los trabajadores. Sería preferible que el ministerio pensara en algo más seductor que convertir la carrera investigadora en una start-up permanente.

Como sucede en otros ámbitos de las políticas públicas, el problema del sistema científico español no reside tanto en su diseño (que, por supuesto, es mejorable), como en su falta de financiación. El anteproyecto de ley, con su apuesta por la desfuncionarización de la carrera de la carrera investigadora, representa un paso más en el desmantelamiento del sistema público de ciencia y universidades. Al contrario de lo que nos quiere hacer creer el ministro, esta reforma no persigue asimilar el sistema científico español a los “punteros” estándares de la Unión Europea, sino consolidar el carácter periférico de la ciencia española en ese espacio geopolítico (no existe un modelo de carrera investigadora como el aquí descrito en otros países del entorno), así como su valor secundario dentro de un modelo productivo basado en los servicios y el turismo.

         Por otra parte, el anteproyecto relaja el régimen de incompatibilidades en la transferencia de los conocimientos financiados con fondos públicos al sector privado. Así, la Ley 53/ 1984 de incompatibilidades de los empleados públicos no sería aplicable “al personal investigador que preste sus servicios en las sociedades o empresas innovadoras de base tecnológica”. Una vez más el lenguaje de la innovación y la transferencia actúa como pantalla cosmética de la apropiación por parte del sector privado del trabajo y los conocimientos procedentes de la investigación pública, en la medida en que no se establecen limitaciones precisas entre los intereses, a menudo contrapuestos, de ambos sectores.

El borrador tampoco contempla planes específicos en relación al personal técnico y de gestión, cuyo trabajo es esencial para el desarrollo de los proyectos de investigación. Con frecuencia, las figuras contractuales técnicas enmascaran la precarización y la falta de reconocimiento de un trabajo de investigación que desborda ampliamente lo técnico. En cuanto al ámbito de la gestión, el colapso y la demora en la tramitación burocrática de muchos proyectos no se relaciona con la falta de cualificación de los empleados, sino con la inestabilidad y la escasa cantidad de personal contratado para realizar de forma digna esas tareas. Este es un aspecto especialmente crítico en un país como España, uno de los más ineficaces históricamente en la ejecución de los fondos procedentes de la Unión Europea, lo que supone un hándicap ante la necesidad de disponer de ese personal para canalizar las ayudas a la investigación en el contexto post-pandemia. Para concluir, el anteproyecto tampoco se hace eco de las demandas relativas a la necesidad de contemplar indemnizaciones por finalización de los contratos predoctorales de Formación del Profesorado Universitario y de otras convocatorias del ministerio.

         Dada la dinámica de recortes a los que ha estado sometido el trabajo investigador durante las últimas décadas, es obvio que esta propuesta profundizará la sensación de inestabilidad que ha afectado a los trabajadores del sector. Esa inestabilidad genera una fuerte supeditación laboral de los investigadores, cuyo grado de sindicalización es bajísimo y cuya capacidad de movilización se ve dificultada por las estructuras jerárquicas (en algunos casos, neo-feudales) que priman en los centros de investigación. Es necesario promover aquellas movilizaciones destinadas a contener la hipocresía de las políticas públicas en el campo de la investigación. Si bien desde los espacios mediáticos nuestros gobernantes recalcan una y otra vez la importancia de la ciencia como semilla de un nuevo modelo productivo, en la práctica sus decisiones intensifican la explotación de los investigadores, quienes a menudo experimentan las consecuencias físicas y mentales de esta situación con impotencia y en soledad.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

La organización sindical de los investigadores, técnicos y personal de gestión es una urgencia ineludible no solo para resguardar sus legítimos intereses como trabajadores, sino para asegurar la producción de un conocimiento científico socialmente relevante.

Para hacer buena ciencia, en definitiva. El binomio ciencia-capital no es garantía ni de innovación ni de calidad, sino de cooptación del trabajo cooperativo por los intereses especulativos del sector privado. Si los trabajadores de la ciencia están mejor organizados, su intelecto general será más potente y repercutirá más adecuadamente en el bienestar común del conjunto de la sociedad. En este sentido, desde la CGT apostamos por una defensa de los derechos del personal investigador que no sea meramente corporativa, sino que refuerce la concepción del sistema científico como un bien público y que fomente la igualdad de acceso a los frutos de la producción de conocimiento.

Jaime Vindel. Militante de CGT.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/alkimia/investigacion-y-neoliberalismo-progresista-sobre-la-modificacion-de-la-ley-de-ciencia

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Mundo: La vacuna como arma de reconstrucción masiva, el nuevo poder del siglo XXI

Los planes de recuperación están ligados a contar con inmunidad y quienes tienen dosis pueden utilizarlas o cooperar.

Quien cuenta con vacunas tiene el poder. La pandemia ha dado un giro de 180 grados a la geopolítica. La competición ya no se libra en el terreno de las armas sino en el de la ciencia. Las potencias con laboratorios que han creado el antídoto contra el nuevo coronavirus tienen a su alcance la inmunización de sus ciudadanos, y con ello la reactivación de sus economías. Además, pueden usar las vacunas como una nueva moneda de curso real en la diplomacia global.

Son muy pocos los países que han producido una vacuna propia: China, Rusia, Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. India tiene gran capacidad para producirla y cuenta con una vacuna autóctona, la Covaxin de Bharat Biotech. Su desarrollo es reciente, y todavía no cuenta con validación científica internacional y no tiene el mismo alcance que los fármacos rusos y chinos.

Israel, con la mayor tasa de población vacunada del mundo, se ha dado cuenta de su gran valor y la ha adquirido masivamente para ganar la batalla de la vacunación. Este país habrá vacunado a toda su población a finales de marzo. Sin embargo, ha dejado de lado a la población palestina, aunque dedica dosis a otros países aliados.

Mientras tanto, decenas de países ni la pueden producir ni adquirir. Dependen de la cooperación internacional. A su favor juega que no estaremos salvados hasta que todo el mundo esté a salvo. Así la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto a la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Pandemias (CEPI) y la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi), han puesto en marcha el programa Covax para acelerar el acceso a «las herramientas contra la Covid-19».

Si hace un año nos hubieran dicho que íbamos a tener varias vacunas en la primavera de 2021, ni los científicos más optimistas lo habrían dado por hecho. Ahora hay más de 300 vacunas candidatas para prevenir el coronavirus en todo el mundo. De estas, cuatro vacunas basadas en el virus inactivado, tres basadas en vectores virales no replicantes, dos basadas en ARN y una basada en subunidades proteicas se están ya aplicando.

El país con mayor número de medicamentos y vacunas en desarrollo es Estados Unidos, que también es el que más financiación dedica a investigación y desarrollo. La vacuna que produce la compañía biotecnológica estadounidense Moderna fue aprobada en diciembre de 2020 en su país de origen.

Rusia y su Sputnik V

Rusia fue el primer país en anunciar que registraba una vacuna, Sputnik V, en agosto de 2020. Es el mismo nombre del primer satélite puesto en órbita por la URSS hace seis décadas.

Sputnik V se anunció con una eficacia del 92%, según las autoridades rusas, pero no había datos expuestos en revistas internacionales. Está desarrollada por el estatal Instituto de Investigación Gamaleya, estatal, y el Ministerio de Salud de la Federación de Rusia. La financiación corre a cargo del Fondo de la Riqueza Soberana de Rusia. Es decir, el presidente ruso, Vladimir Putin, decide a quién entregarla.

En la actualidad la vacuna rusa ha ganado prestigio científico, al lograr la certificación de la revista The Lancet. Moscú acaba de presentar la modalidad monodosis, llamada Sputnik light. Las vacunas rusas han llegado a países aliados de Moscú como Argentina o México. Ahora también son vistas con buenos ojos incluso desde la UE, como quedó claro en la reciente y polémica visita del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

De hecho, Rusia está colocando dosis en países como Hungría, miembro de la Unión Europea, que aún no ha aprobado la vacuna rusa. Está claro el objetivo de dañar la línea de flotación europea por su flanco oriental.

También Serbia ha recibido la Sputnik V. Su presidente, Aleksander Vucic, llegó a decir que hoy por hoy era «más difícil conseguir una vacuna que una cabeza nuclear». A Serbia también están llegado dosis de Sinopharm, de fabricación estatal china. En China otro consorcio que las fabrica es Sinovac.

Rusia está actuando hábilmente en América Latina, una de las regiones donde ni se han creado ni se producen vacunas. Países como Argentina y México han recibido dosis de Sputnik V al tiempo que multiplicaban sus parabienes hacia Putin.

La UE, vacunación y cooperación

La primera vacuna contra el coronavirus autorizada en la Unión Europea fue la desarrollada por una empresa alemana, BioNTech, obra de una pareja de inmigrantes turcos, y el gigante estadounidense Pfizer. Otra con sello europeo es la de la británica Oxford y la sueca AstraZeneca.

Como explica Virginia Rodríguez, responsable de Incidencia de ISGlobal, «la Unión Europea ha tenido un doble posicionamiento: contribuye a los esfuerzos globales para que puedan acceder otros países y a la vez hay una estrategia europea de vacunación que permite a la Comisión Europea adquirir dosis. España está alineada con esta estrategia de la UE».

En el caso de la UE no está claro qué se hará con el excedente de dosis: si cada país puede disponer de las sobrantes o se actuará de forma conjunta. Lo que hacen Rusia y China, es decir, utilizar la vacuna como una divisa que puede permitirles ampliar su área de influencia, difícilmente se entendería en el caso europeo. ¿Puede España utilizar dosis sobrantes para mejorar sus relaciones con Marruecos y lograr una mayor cooperación sobre la cuestión migratoria? ¿Se entendería si lo hace la UE?

«Hemos pasado de la diplomacia de las mascarillas a la geopolítica de la vacuna. Es el elemento que tiene mayor incidencia sobre las dinámicas de cooperación y conflicto a nivel internacional. La pandemia ha sido un elemento tan central con una capacidad de condicionarlo todo, así que cualquier cosa vinculada con ella tiene un peso brutal. Cualquier plan de recuperación económica está sujeto a que las vacunas funcionen», afirma Eduard Soler i Lecha, investigador senior de CIDOB y coordinador de geopolítica global y de seguridad.

El que tiene la tecnología tiene estatus y prestigio. Estar o no entre los que tienen la vacuna condiciona tu papel dentro del orden postpandémico»

EDUARDO SOLER, CIDOB

«Como ha pasado siempre, cuando algo depende de una tecnología, hay una competición por tener esa tecnología. El que la tiene tiene estatus y prestigio. Son muy pocos los países que han podido producir una vacuna propia. En otros se produce una vacuna pensada en otros lugares. Estar o no condiciona el papel dentro del orden pospandémico. Se juzga en función de la vacuna tu capacidad tecnológica», añade Eduard Soler.

Los países que hoy están sentados en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con derecho a veto son cinco: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia. Son potencias nucleares. De ellos, Francia no tiene vacuna propia. La grandeur se empequeñece. Sin embargo, sí la tiene Alemania, y la India la produce masivamente. Curiosamente dos países que aspiraban a hacerse un hueco en el club de las superpotencias.

La expansión china, ruta de la seda y de la dosis

China intenta combinar la vacunación de su población con el uso del antídoto como arma diplomática. La exportación de los productos de Sinopharm y Sinovac ha llegado a países de Asia, África y América Latina. Bolivia, Guinea Ecuatorial, Zimbabue, Irak, Pakistán, Camboya y Laos figuran entre los destinos de aviones cargados de las preciadas dosis del fármaco.

Pekín defiende que concibe la vacuna como «un bien público global», pero son muchos los que ven que trata de ampliar su área de influencia y de conseguir oportunidades de negocios. Es soft power a la pequinesa y los chinos son maestros en este arte.

China aspira a superar un 6% de crecimiento en 2021, según el plan expuesto el primer ministro, Li Keqiang, en la Asamblea Popular Nacional, que se está reuniendo esos días en la capital china. Es el único país que terminó 2020 de vuelta al crecimiento. Es el primero donde se manifestaron casos del nuevo coronavirus, concretamente en Wuhan.

Sin embargo, solo están vacunados unos 52 millones de chinos, menos del 4% de la población. El objetivo es llegar a los 1.400 millones de vacunados a finales de julio, es decir, el 40% de la población, según un informe de Reuters.

«Desde el principio, China trata de lograr a la vez abastecer a su población y utilizar la diplomacia de las vacunas», decía Yanzhong Huang, investigador sobre salud global en el Council on Foreign Relations, según cita el South China Morning Post. Sin embargo, sus tasas de vacunación están por debajo de las registradas en Estados Unidos o Reino Unido.

Contraataque de EEUU y aliados en Asia

Estados Unidos se ha tomado en serio esta ofensiva de las vacunas china. La primera potencia global es también el número uno en casos de Covid-19 y de muertos. Más de medio millón de personas han muerto en Estados Unidos por el nuevo coronavirus. Pero también es el país que más recursos dedica a combatirlo.

Desde que Joe Biden ha llegado al poder se ha acelerado el ritmo de vacunación: dos millones al día. Un 24% de la población está ya inmunizada. El presidente demócrata se ha propuesto como objetivo número uno la lucha contra el coronavirus y sus devastadores efectos en la economía. El reto es que en el primer semestre de este año se haya inoculado la dosis necesaria todo adulto que lo desee.

A su vez, Estados Unidos está trabajando para contrarrestar la expansión china gracias a sus vacunas. Junto a Japón, India y Australia está desarrollando un plan para distribuir vacunas en diversos países de Asia.

Impulsa esta idea a través de Quad, una iniciativa de seguridad y diplomática que para Pekín es una especie de OTAN asiática. «La Administración Biden va a convertir Quad en el corazón de su política en Asia», según una fuente cercana a la iniciativa, en declaraciones al Financial Times.

India, que es también productora, ha recurrido a la misma estrategia que su competidor regional, China. Exporta vacunas aunque gran parte de su enorme población no está inmunizada. India intenta ganar puntos con Nepal dosis a dosis. Sri Lanka, escenario de la puja entre Pekín y Nueva Delhi, recibe vacunas de los dos.

En India está el Instituto Serum, el mayor fabricante del planeta. Es capaz de producir 2,5 millones de dosis de AstraZeneca al día. Ha suministrado, además de Nepal y Sri Lanka, a Bangladesh, Birmania, Seychellles, Maldivas y Afganistán. «Actuar en el este, actuar rápido», es el lema del ministro de Exteriores, S Jaishahnkar.

El Instituto Serum ha contribuido con 200 millones de dosis al programa Covax. China ha ofrecido recientemente 10 millones. India no quiere perder el tren frente a China.

Un mundo multipolar que necesita cooperar

«Esta geopolítica de la vacuna nos confirma la existencia de un mundo multipolar. Son polos de producción científica que generan esferas de influencia sanitaria con grados distintos de la relación de lo que implica como potencia (empresas privadas o estatales), pero no habrían llegado a poderlo ser si no hubiera habido una cooperación científica a nivel global. Sin el salto de esfuerzo colectivo a nivel global en el arranque esto no habría sido posible», explica el investigador Eduard Soler.

China fue la primera en darse cuenta de la necesidad de cooperar globalmente para lograr el necesario avance a velocidad de crucero. Compartió los primeros datos para identificar el nuevo coronavirus y permitir a los científicos y las empresas de biotecnología acelerar el ritmo para investigar las vacunas.

En la primera fase la ciencia ha cumplido. El siguiente reto a nivel global es poner la vacuna al servicio de todo el mundo»

VIRGINIA RODRÍGUEZ, ISGLOBAL

«En la primera fase hemos de decir que la ciencia ha cumplido. Hay vacunas ya, un proceso que normalmente lleva décadas: el siguiente reto a nivel global es poner la vacuna al servicio de todo el mundo. Es la única forma de acabar con la pandemia. Sin un alcance global no se podrá terminar con las medidas de restricción», afirma Virginia Rodríguez, de IS Global.

«En la distribución equitativa se enmarca la iniciativa Covax. Es un mecanismo para facilitar que accedan a las vacunas los 92 países con menos recursos», añade Virginia Rodríguez. El primer país en beneficiarse de este programa fue Ghana, que recibió 600.000 dosis el 1 de marzo. Para predicar con el ejemplo fue su presidente, Nana Akufo-Addo, quien primero se administró una vacuna de Oxford y AstraZeneca, fabricada en la India.

Hasta mayo de 2021 está previsto que se repartan 237 millones de dosis de AstraZeneca y Oxford. Se calcula que hacia 2023 esté vacunado el 20% de la población, el mínimo para acabar con la fase aguda de la pandemia.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, denunciaba recientemente cómo el 75% de las inmunizaciones aplicadas hasta el momento se han concentrado en diez naciones.

«Estamos en un mundo distinto y Covax lo refleja. Cuando Covax envía vacunas a Ghana, no hay condicionalidad. En las campañas de acción geopolítica con la vacuna por parte de China o Rusia o Israel, por acopio de vacunas, no es lógica de altruismo y defensa del multilateralismo. Es lógica de estatus o ampliación de esferas de influencia», remarca Eduard Soler.

Mientras las potencias globales o regionales recurren a la vacuna como un instrumento para ganar influencia y futuros negocios, surge esta iniciativa que es un reflejo de la geopolítica de cooperación, que surge por la globalidad de la amenaza.

La pandemia del nuevo coronavirus no será la última. La crisis climática y la pérdida de biodiversidad nos indica que estamos expuestos a este riesgo. Hemos visto cuál es la respuesta: la ciencia. Cuantos más recursos se dediquen a ciencia e investigación, mayor será la capacidad que tengamos para hacer frente a estas nuevas amenazas.

Fuente: https://www.elindependiente.com/internacional/2021/03/07/la-vacuna-como-arma-de-reconstruccion-masiva-el-nuevo-poder-del-siglo-xxi/

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Móviles, redes sociales y ciencia: el nuevo triángulo de la divulgación

Por: Educación 3.0

Las redes sociales también son un escaparate para la divulgación y la ciencia. Alexandra Santamaría, docente en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), ofrece algunas pistas para que el alumnado sepa distinguir lo que es ciencia de lo que no lo es.

Basta con echar un vistazo a las cifras de usuarios que acceden a las redes sociales a través del móvil para darse cuenta de que se trata del dispositivo por excelencia para conectarse con el mundo. La rapidez de transmisión de información y la capacidad de alcance de los teléfonos inteligentes los convierten en armas de doble filo. Por un lado, facilitan la difusión de las cada vez más habituales noticias falsas o ‘fake news’ y, por otro lado, pueden convertirse en instrumentos para la divulgación de información de calidad. Los bulos inundan las redes sociales y son numerosos los artículos que se dedican a subrayar el lado negativo de estos medios, pero ¿son las redes sociales tan malas como las pintan? ¿Pueden ser estas un medio de acceso a la ciencia?

La ciencia y las redes sociales

Si bien es cierto que existen numerosos y variados canales de difusión de la información entre los que cuesta saber elegir (YouTube, Twitter, Instagram, Facebook, TikTok, Twitch, Telegram o Clubhouse), debemos ser conscientes de que, si queremos, la ciencia está al alcance de todos. La clave está en saber dónde y cómo buscar, ya que estos medios son un escaparate de divulgadores científicos que hacen lo difícil fácil y que convierten la ciencia en accesible a través de sus vídeos, podcasts, hilos de Twitter, imágenes o gifs. Nunca habían tenido los estudiantes acceso, a través de sus móviles, a tal cantidad y variedad de expertos de diferentes campos de conocimiento dispuestos a divulgar ciencia de una forma amena y divertida.

Cabe destacar que, cuando hablamos de ciencia, no nos referimos únicamente a aquellos científicos de laboratorio con bata blanca y microscopio sino también a los que investigan en libros, en un aula o los que estudian los comportamientos de la sociedad o los procesos socioculturales de una civilización, entre otros. En definitiva, resulta de vital importancia que el ciudadano en general, y el estudiante en particular, sepa que la ciencia de cualquier tipo, y de calidad, también está presente en las redes sociales y que, a través de los diversos canales dedicados a su divulgación, podemos adentrarnos en un mundo desconocido, profundizando en temas que despierten nuestra curiosidad o interés.

¿Dónde encontrar contenido ‘científico’ en las redes?

Este es solo un breve repaso por algunos de los canales que existen en la actualidad y que pueden ayudar a los estudiantes a repasar asignaturas, conocer más acerca de algunas profesiones o despertar su interés por alguna rama de la ciencia. No hay que olvidar que estos también son muy útiles para los docentes, ya que en ellos pueden encontrar material de calidad para compartir con sus alumnos, así como ser un lugar de debate y aprendizaje también para ellos.

En primer lugar, podemos encontrar interesantes canales para los estudiantes, como, por ejemplo, el canal de Laura L. Mendizábal y Esther Anguiano, The Big Life Theory, y también otros muy prácticos para docentes o futuros docentes, como por ejemplo, las charlas educativas que tienen lugar en directo todas las semanas en el canal de Ingrid Mosquera. Este último da muestra de que las redes sociales pueden ser un reclamo para aquellos estudiantes que quieren conocer, de primera mano, prácticas educativas innovadoras y conocer profesionales de la educación que hacen de lo ordinario algo extraordinario.

divulgación y redes sociales

En segundo lugar, los podcasts, por su sencilla difusión, son cada vez más populares y son muchos los divulgadores que optan por ellos para compartir ciencia y ponerla al alcance de todos (Divulgando investigación con Ms. ProdigiEDUCACIÓN 3.0 o Café con Rosa Liarte). Por otro lado, los hilos de Twitter también constituyen un medio de difusión de contenido científico a través de los que los estudiantes pueden acercarse al mundo de las matemáticas (@juliomulero), la lengua (@xtanolive), la historia (@cunahalicarnaso) o el arte (@fernandoplazap).

En tercer lugar, Instagram es otra de las plataformas por la que el alumnado puede ojear contenido que les ayude a repasar una materia o incluso a aprender acerca de una asignatura en concreto. ¿Un ejemplo? @profe_historia. También, y aunque TikTok se haya relacionado principalmente con la difusión de bailes o desafíos (‘challenges’), la ciencia también tiene cabida en esta red social a través de vídeos cortos y divertidos, pero con un claro objetivo divulgador, como es el caso de @ladyscience o el @eldesociales.

Por otro lado, Twitch, a pesar de ser una de las redes sociales más recientes, ha alcanzado altos índices de popularidad en los últimos meses a través de sus retransmisiones en directo de contenido que, principalmente, está relacionado con los videojuegos. Sin embargo, al igual que ocurre con el resto de redes sociales, esta también puede llegar a ser un medio de difusión de ciencia. O sino que se lo pregunten a Cristian Olivé, que cuenta con un canal en el que sus usuarios aprenden sobre lengua y literatura de una manera mucho más interactiva y directa.

¿Cómo distinguir ciencia de lo que no lo es?

Llegados a este punto, el principal problema que puede surgir es cómo distinguir la ciencia de lo que no lo es. ¿Qué criterio pueden seguir los estudiantes para seleccionar un canal frente a otro?

En primer lugar, nos debemos fijar en el emisor de la información, quién es y qué contenido ofrece. En segundo lugar, en la frecuencia de publicación o que estén actualizados. En tercer lugar, será necesario centrar la atención en la calidad de la información que incluye descartando contenidos con faltas de ortografía, con una redacción pobre, o que recurran a elementos visuales de mala calidad. Por último, este tipo de canales suelen estar en contacto casi directo con sus seguidores por lo que esto también nos ayudará a determinar la calidad y fiabilidad del medio.

Contenido en redes

Por tanto, las preguntas, que nos debemos hacer a la hora de seleccionar un canal serán las siguientes:

1.  ¿Quién está detrás del canal? ¿Se presenta de manera clara y es un experto en la materia?

2.  ¿Cuándo fue la última vez que publicó? ¿Es un canal que está actualizado?

3.  ¿Presenta contenido cuidado? ¿Incluye información contrastada o hace referencia a investigadores o autores para apoyar el contenido?

4.  ¿Existe una interacción fluida entre creador y usuario a través de comentarios u otro tipo de comunicación?

Aunque este último consejo va dirigido más bien al creador de contenido que al usuario, el éxito radica en hacer que lo difícil parezca fácil y en poder hablar de un tema de manera amena y divertida, sin olvidar en ningún momento que lo que se pretende es divulgar ciencia. Esto es lo que busca el estudiante, aprender de una manera diferente a la que se le plantea dentro de las cuatro paredes del aula.

La ciencia está muy presente en las redes sociales y todo el que tenga un móvil y curiosidad por aprender y conocer, tiene al alcance de su mano un sinfín de canales de divulgación de calidad que le llevarán a una nueva dimensión del conocimiento, ¿te atreves a adentrarte en ella?

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/moviles-redes-sociales-ciencia-nuevo-triangulo-divulgacion/

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Historia de una ecuación: la materia ni se crea ni se destruye

Lavoisier puso los cimientos de la química y dejó atrás la alquimia. Su historia se cuenta en este capítulo del libro ‘Historia del mundo en 30 ecuaciones’, de los divulgadores David Perezagua y Guillermo Peñas.

Todos sabemos el cambio que supuso para la humanidad el descubrimiento del fuego hace unos 800.000 años (ni siquiera fue el Homo sapiens quien lo descubrió, sino el Homo erectus). Durante milenios, se usó sin saber cómo funcionaba, pero esta ignorancia no pasó desapercibida para los herederos de la revolución científica, que no dudaron en buscar una explicación. Con el tiempo se percataron de que la clave residía en la combustión, el proceso químico que rige el funcionamiento del fuego: cuando un elemento entra en contacto con el oxígeno, se quema y produce dióxido de carbono y agua. Era la primera ecuación que se planteaba en el campo de las reacciones y suponía el comienzo de la conversión de la alquimia en una ciencia rigurosa: la química. Un cambio de paradigma rodeado de unas circunstancias tan agitadas como el fuego mismo.

X + O₂ → CO₂ + H₂O

FÓRMULA DE LA COMBUSTIÓN

Mientras Lagrange, Euler y Hamilton competían por ver quién construía la teoría matemática más abstracta y elegante, a lo largo del siglo XVIII hubo varios científicos que no se centraron en la dinámica y el cálculo, sino que, lejos de unos formalismos tan alejados de la realidad y tan complejos, juguetearon con el estudio del calor y se adelantaron casi un siglo a una de las principales teorías del siglo XIX: la termodinámica. Al mismo tiempo, se descubrieron nuevas sustancias, los elementos químicos, y tanto los laboratorios como los lugares de experimentación empezaban a surgir por todo el continente. El método científico comenzaba a sustituir a la magia de la alquimia. Los científicos europeos, poseídos por el espíritu de la Ilustración, estaban dispuestos a experimentar, pero no eran los únicos que querían cambiar el statu quo. Si hablamos de Europa y de revoluciones, debemos fijar nuestra atención en Francia.

Allí, nos encontramos con Antoine Laurent Lavoisier, que nació en 1743 en el seno de una rica familia de la que heredó una gran fortuna a muy temprana edad tras la muerte de su madre. Puesto que era una persona enormemente inteligente y se involucraba con la sociedad, supo dar utilidad a tal fortuna. Por un lado, elaboró un concienzudo proyecto de mejora de la iluminación de las calles, desarrolló mecanismos de purificación del agua de París y realizó informes sobre las condiciones de insalubridad de las cárceles entre muchas otras cosas. Por otro, aprovechó la herencia para realizar distintas inversiones e incrementar la fortuna inicial que poseía. Fue especialmente rentable la que realizó en la ferme générale (granja general), una institución semifeudal que en plena Ilustración recolectaba impuestos para la corona (cebándose especialmente con los campesinos pobres).

El principal trabajo de los Lavoisier fue convertir la química en una ciencia como tal, que se centraba en la cuidadosa medición de todas las cantidades y en la obtención de conocimiento a través de la experimentación

Aparte de todo esto, Lavoisier aparece en este libro por su gran aportación a la ciencia, pues se le considera el padre de la química. Su desahogada situación económica le permitió dedicarse a la investigación sin preocupaciones y construir el laboratorio químico más avanzado del momento. Además, hubo algo más en su vida que no era habitual entre la aristocracia de la época: un matrimonio basado en el afecto y el amor mutuo. Se casó con Marie-Anne Paulze, una mujer tremendamente culta, inteligente y curiosa. Su relación era tal que Lavoisier no dudó en convertirla en su colaboradora. Paulze tenía una sólida formación en artes (fue alumna de Jacques-Louis David) e idiomas y aprendió química rápidamente. Además, puesto que Lavoisier solo hablaba francés, los conocimientos en inglés de ella fueron de vital importancia a la hora de traducir e interpretar los resultados de sus coetáneos, sobre todo en lo que a la teoría de la combustión se refiere.

Tradicionalmente, se ha otorgado a Lavoisier todo el crédito sobre la parte creativa y de los descubrimientos, a pesar de que se sabe con certeza que Paulze fue la responsable de todas las ilustraciones de los dispositivos experimentales, además de ser la editora de todos los trabajos y la responsable de la traducción a otros idiomas de su obra. Dejando a un lado esta controversia, vamos a contar los avances que se produjeron en ese laboratorio, los cuales cambiarían para siempre la historia de la química.

Hasta este momento no existía una frontera clara entre la química y la alquimia y, pese a que se habían hecho valiosos descubrimientos, estos venían acompañados de oscuras teorías espiritistas. Por ejemplo, en 1669 el alquimista Henning Brand descubrió el fósforo (el primer elemento hallado después de la Edad Antigua) mientras intentaba destilar el oro de la orina para crear la piedra filosofal. El principal trabajo de los Lavoisier fue convertir la química en una ciencia como tal, que se centraba en la cuidadosa medición de todas las cantidades y en la obtención de conocimiento a través de la experimentación. En un alarde de pensamiento científico e ilustrado, Antoine Laurent diría:

No debemos confiar en nada que no sean hechos: estos se nos presentan a través de la naturaleza y no pueden engañarnos. Debemos, en todos y cada uno de los casos, someter nuestro razonamiento a la prueba de la experimentación, y nunca buscar la verdad sino por el camino natural del experimento y la observación.

Uno de los grandes vacíos que tenía la química por aquella época concernía a la teoría de la combustión. Desde la antigua Grecia, pervivía la teoría del flogisto (muy ligada a los cuatro elementos de Aristóteles). Esta teoría proponía algo bastante intuitivo: los objetos combustibles (madera, aceite, etcétera) poseían el elemento fuego (llamado flogisto) y lo liberaban al arder. A pesar de trabajar desde el marco de la alquimia y con unas motivaciones mágicas y metafísicas, Georg Ernst Stahl había sido capaz de dotar a la teoría del flogisto de una sólida base experimental, pero había una cuestión que se le escapaba: no podía explicar por qué algunos elementos entraban en combustión y se desvanecían (como la madera) y otros se calentaban y ganaban masa (como los metales). Por ejemplo, en el caso del fósforo, las cenizas pesan más que la sustancia antes de arder. ¿De dónde salía ese exceso de masa? Esta era una pregunta imposible de responder con la teoría del flogisto, que entendía la combustión exclusivamente como un proceso de liberación.

El científico se dio cuenta de que la clave de todo estaba en el nuevo elemento que había descubierto, el oxígeno

En cualquier caso, proponer una teoría alternativa no era tan sencillo y aquí es donde Lavoisier entra en acción. El científico se dio cuenta de que la clave de todo estaba en el nuevo elemento que había descubierto, el oxígeno. Nadie había podido explicar la existencia del fuego con anterioridad porque no se conocía este elemento y, sin él, es imposible que se cree fuego. Pero ¿cómo llegaron a esa conclusión los Lavoisier?

Lavoisier se propuso quemar todas las sustancias que pudiera en recipientes aislados, tanto aquellas que ganan masa como las que la pierden. ¿Y qué encontró? Pues que no es cierto ni lo uno ni lo otro. ¿Irónico, verdad? De hecho, descubrió —y después lo aplicó con éxito a todas las reacciones químicas imaginables— que, si tenemos en cuenta la masa de todas las sustancias que forman parte de la reacción —gases incluidos, por esto eran necesarios recipientes cerrados—, la masa total siempre se conserva. Sus coetáneos cometían el error de no pesar el oxígeno y, además, no tenían en cuenta la combinación del combustible con este, por eso para ellos los cuerpos ganaban y perdían masa sin una lógica aparente. Sin embargo, con este nuevo enfoque de la combustión, Lavoisier no solo descubrió un nuevo elemento (algo ya de por sí muy remarcable), sino que desarrolló la ley de la conservación de la masa, que marcaría el salto definitivo de la alquimia a la química como ciencia rigurosa. En el monumental Traité élémentaire de chimie (Tratado elemental de química), sin duda uno de los libros más influyentes de la historia de la química, Lavoisier la describió en su forma más sencilla:

En la naturaleza nada se crea, nada se destruye, todo se transforma.

Lavoisier trabajó en todo esto desde 1784, cuando realizó su primera explicación de la combustión (en la que desmontaba la teoría del flogisto), hasta 1789, cuando se publicó el Tratado elemental de química mientras estallaba la Revolución francesa. Este terremoto social no supuso para Lavoisier trauma alguno. Pese a ser de buena familia y muy rico, su carácter reformista y todo el esfuerzo que había dedicado a mejorar la nación, sobre todo desde el punto de vista técnico, hicieron que se ganara el respeto de los revolucionarios, además de sentirse muy cómodo con los principios de Liberté, Égalité, Fraternité [Libertad, igualdad, fraternidad]. Tanto es así que en 1791 participó, junto con Pierre-Simon Laplace, en la comisión de pesos y medidas que estableció el sistema métrico como el más idóneo. Además, intercedió en favor de su buen amigo Lagrange (nacido en Turín) cuando la Revolución decidió desposeer de propiedades a los extranjeros.

Lavoisier no solo descubrió un nuevo elemento (algo ya de por sí muy remarcable), sino que desarrolló la ley de la conservación de la masa, que marcaría el salto definitivo de la alquimia a la química como ciencia rigurosa

Sin embargo, la situación cambió enormemente cuando los jacobinos llegaron al poder en 1793 y comenzó el Reinado del Terror. En noviembre de ese mismo año se ordenó la detención de todos los antiguos miembros de la Ferme générale (la odiada institución fiscal), entre los que se encontraba nuestro protagonista. Marie-Anne se ocupó de preparar la defensa de su marido, e hizo hincapié en su inocencia y en lo relevante que era para la República. Entre sus argumentos se encontraban algunos tan sólidos como que ella y Lavoisier habían creado una comisión para perfeccionar la pólvora que empleaba el ejército francés y, con ello, defenderse de sus enemigos cuando las naciones del Antiguo Régimen (España y Austria) declararon la guerra a la Revolución. Todas estas pruebas fueron desechadas y se hizo célebre la réplica del juez jacobino Jean-Baptiste Coffinhal: “La República no necesita científicos”. El autor de la ley de conservación de la masa fue ejecutado en la guillotina el 8 de mayo de 1794.

Para Marie-Anne la tragedia fue todavía mayor, pues entre los otros veintisiete antiguos recaudadores de impuestos que perdieron la cabeza junto a Lavoisier también se encontraba su padre. Todos los bienes del matrimonio, incluido el material científico, fueron requisados y pasaron a manos del Estado. Sin embargo, Paulze peleó contra la injusticia que se había cometido y, en 1795, cuando el Reinado del Terror ya había finalizado y Robespierre y el juez Coffinhal habían sido guillotinados, el Estado francés reconoció la inocencia de Lavoisier y devolvió a Marie-Anne todo lo confiscado. Esta incansable mujer reunió el trabajo científico no publicado y dañado por la requisación y sacó adelante las Mémoires de chimie (Memorias de química), otro libro fundamental en el que, por primera vez en la historia, se explican hechos como que el agua no es un elemento fundamental, sino una composición de hidrógeno y oxígeno. En el prólogo del libro (eliminado en las siguientes ediciones), Marie-Anne Paulze hacía una amarga crítica a la Revolución y a los caminos sangrientos que esta tomó.

La Revolución francesa fue a la vez una época fascinante y trágica. Historias como la de Lavoisier ilustran cómo buenas intenciones y ansias de cambio, mezcladas con prisas y fanatismos, dieron lugar a enormes contradicciones y, en muchos casos, a desgracias. En contraste, en el campo de la ciencia, la comprensión de un fenómeno tan fundamental como el fuego nos hizo abandonar la teoría del flogisto y empezar a entender que en la naturaleza existen elementos químicos que reaccionan entre ellos. Y, lo más importante, que, en cualquiera de estas reacciones, la masa de todos sus elementos se conserva.

Fuente: https://elpais.com/ciencia/2021-03-26/historia-de-una-ecuacion-la-materia-ni-se-crea-ni-se-destruye.html

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Los límites de la ciencia para saber qué está pasando con los insectos

Clemente Álvarez

Con los insectos se da una inquietante paradoja: los entomólogos llevan tiempo avisando de que cada vez son más las señales alarmantes sobre su situación (gente de cierta edad puede incluso percibir por ella misma que algo ha cambiado en el campo); sin embargo, desde un punto de vista científico, la falta de datos continuados sobre las poblaciones de estos pequeños seres hace muy difícil calibrar la verdadera envergadura del problema. Y esto a su vez complica también la posible respuesta. Ahora un estudio de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), la Universidad de Murcia y dos instituciones británicas, publicado en Biodiversity and Conservation, muestra que esta barrera para saber lo que está ocurriendo con estos artrópodos no desaparece ni siquiera con los inventarios más completos que existen.

“Nos preguntamos cuáles son los mejores datos de insectos del mundo y encontramos que estos son los de mariposas en Gran Bretaña”, cuenta Jorge Lobo, entomólogo del MNCN, que explica que existen más de 10 millones de registros de 58 especies de lepidópteros en este territorio recopilados durante más de 200 años, de 1800 a 2014. Una cantidad de información excepcional para los insectos solo disponible en escasos lugares como este por la gran afición naturalista británica y por la atracción concreta a las bellas mariposas.

Aunque ya se ha llegado a hablar de “apocalipsis de los insectos”, existen distintas complicaciones para demostrar de forma científica el colapso de estos animales. Como señala Lobo, una de ellas es que entre estos artrópodos son comunes las fuertes variaciones interanuales en sus poblaciones, con bruscas bajadas y subidas. Puede ocurrir que un simple temporal en el momento inadecuado o un fuerte impacto de origen humano haga caer los ejemplares de una especie en una determinada zona y que un tiempo después vuelva a multiplicarse su número. Para determinar que se está produciendo realmente un declive se necesitan inventarios continuados para poder comparar en distintos lugares y en periodos largos, lo que resulta bastante raro para estas especies en el conjunto del planeta.

En el caso de las mariposas de Gran Bretaña, con tantos registros desde 1800 para una cantidad no tan elevada de especies (hay casi el mismo número de lepidópteros en la ciudad de Madrid) se podría pensar que ya se conoce todo sobre la distribución de estos insectos en esta área del mundo. Según el investigador del MNCN, “la sorpresa es que no”. Los científicos españoles detectaron que el inventario estaba incompleto en un tercio del territorio analizado, en concreto, en bastantes sitios del norte de Gran Bretaña. “Nos preguntamos por qué y nos dimos cuenta de que esto se debe a la entrada en estas zonas septentrionales de especies que provienen del sur. La naturaleza es dinámica y por eso nuestra capacidad para detectar lo que está ocurriendo es limitada”, destaca Lobo.

Una mariposa manto bicolor ('Lycaena phlaeas').
Una mariposa manto bicolor (‘Lycaena phlaeas’).CHRIS VAN SWAAY

A pesar de su tamaño, los insectos pueden moverse kilómetros para buscar mejores condiciones, lo que de nuevo complica saber lo que está sucediendo. “A veces no se produce tanto una extinción como un cambio en la distribución“, indica el investigador. “Lo que tenemos hoy no nos permite conocer la verdad, pues en el momento en el que logramos suficiente información, la verdad ha cambiado”, señala.

Aun así, esto no hace desaparecer la montaña de evidencias que advierten sobre el retroceso de estos artrópodos. Como advierte Lobo, hay datos preocupantes: “Somos bastantes los científicos que aseguramos que hay un declive en las poblaciones de insectos y una pérdida de biodiversidad notable”.

Investigaciones en Alemania, el Reino Unido o Puerto Rico han registrado increíbles desplomes de la biomasa de insectos, es decir, del peso de estos animales en determinadas áreas. Y, en España, el propio investigador del MNCN ha constatado una drástica caída de los escarabajos peloteros (aquellos que construyen y ruedan bolas de excremento). En las colectas de esta familia de escarabajos anteriores a 1950, alrededor de un 30% correspondían a peloteros, pero en la actualidad no llegan al 5%. “Blanco y en botella, la diferencia es tan notoria que no caben otras explicaciones”, incide Lobo.

Sin embargo, hay otros resultados discrepantes. También en España, un estudio de 2018 del investigador Carlos Herrera en la sierra de Cazorla no encontró ningún declive en la abundancia de polinizadores entre 1997 y 2017 a pesar de cambios significativos en la temperatura o las precipitaciones, lo que sugiere que la reducción no es igual en todas partes.

Una revisión de 73 trabajos científicos publicada en 2019 en Biological Conservation, del ecólogo español Francisco Sánchez-Bayo, de la Universidad de Sídney (Australia), advertía de que al ritmo actual un 40% de las especies de insectos podrían extinguirse en las próximas décadas. Pero poco después científicos finlandeses de la Universidad de Jyväskylä respondieron a este artículo con un análisis en Rethinking Ecology en el que acusaban a la investigación de alarmista y criticaban algunos aspectos de la metodología, sin poner en duda el declive de los insectos.

“El patrón que emerge es preocupante, pero tenemos solo datos puntuales. Desde un punto de vista científico no deberíamos ser alarmistas si los datos no son completamente fiables, pero es que las señales son alarmantes y hay que decirlo”, destaca Lobo.

¿Cómo conseguir remediar la falta de datos fiables si no son suficientes ni siquiera las mejores colecciones de registros del mundo? Para solucionar esta falta de información, teniendo en cuenta el movimiento dinámico de la naturaleza, los investigadores de este trabajo consideran que cada país debería elegir una serie de zonas para realizar inventarios continuados. Al igual que existen estaciones meteorológicas fijas que registran las variaciones del tiempo en cada momento, proponen que haya estaciones de medición de la biodiversidad.

Fuente: https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-03-07/los-limites-de-la-ciencia-para-saber-que-esta-pasando-con-los-insectos.html

 

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Serbia y Cuba por más cooperación en educación y ciencia

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Conversatorio: MUJERES EN RESISTENCIA Transformando el mundo desde la educación, la ciencia y la defensa de la tierra

América del Norte/México/06-03-2021/Autor(a) y Fuente: ASAMBLEA ESTATAL DEMOCRÁTICA SECCIÓN 40 SNTE-CNTE

Conmemorando el Día Internacional de la Mujer Proletaria la Asamblea Estatal Democrática de la sección 40 del SNTE-CNTE invita a la sociedad en general a participar en el Conversatorio: «MUJERES EN RESISTENCIA. Transformando el mundo desde la educación, la ciencia y la defensa de la tierra».

Con la participación de las compañeras:

Tania Cruz
MUTRAM A.C. Mujeres Transformando Mundos
Estado de México

Erika Candelaria
Profesora Investigadora. Educación Indígena.
Oaxaca

Helda Morales
Bióloga Investigadora del ECOSUR y Fundadora de la Red Internacional de Huertos Escolares.
Guatemala

Mikeas Sánchez
Poeta, narradora, escritora, productora de radio, traductora, docente y defensora del territorio Zoque.
Chiapas

A llevarse a cabo el día viernes 12 de marzo de 2021 a las 17:00 horas, transmisión vía Facebook Live a través de la página: Asamblea Estatal Democrática Sección 40.

Por una educación crítica, humanista, científica y popular
Unidos y organizados ¡venceremos!

ASAMBLEA ESTATAL DEMOCRÁTICA SECCIÓN 40 SNTE-CNTE

En unidad, resistencia y transformación política-pedagógica.

Fuente e Imagen: ASAMBLEA ESTATAL DEMOCRÁTICA SECCIÓN 40 SNTE-CNTE

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