El modelo de pago por publicar artículos, que permite que los lectores puedan leer gratuitamente las investigaciones cobrando a los autores por publicar su trabajo, ha sido promovido por los financiadores como una manera de dar acceso a más personas a las investigaciones científicas.
El Plan S de la Unión Europea exige que los resultados de una investigación financiada con fondos públicos se publiquen en revistas de acceso abierto o repositorios abiertos. La prestigiosa editorial científica Nature anunció recientemente que se unía al movimiento.
Sin embargo, para muchos investigadores del mundo en desarrollo, que no tienen una subvención o una institución que cubra las tasas, el sistema de acceso abierto puede dejarlos fuera de las revistas académicas de primer nivel.
Bonaventure Tetanye Ekoe, decano honorario de la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas de la Universidad de Yaoundé I en Camerún, dice que el modelo de acceso abierto significa una doble penalidad para los investigadores africanos.
“La primera vez se les penaliza porque no hay dinero para financiar su investigación. La segunda, porque incluso cuando consiguen hacer su investigación, se les pide que paguen para publicar un artículo”, precisa a SciDev.Net.
“Eso significa que, como no publican, perecerán”, añade.
El costo por publicar un artículo puede ser varias veces superior al salario de un investigador. Por ejemplo, el costo inicial de presentar un artículo a Nature para su evaluación editorial bajo el Modelo de Acceso Abierto Guiado es de 2690 dólares mientras que el salario de un investigador asistente de doctorado en Camerún se estima en poco más de 350.
En las revistas PLoS, las tarifas comienzan en 800 sólares aproximadamente y pueden alcanzar los 4000, mientras que de The Lancet cobra 5000 dólares para procesar un artículo.
Agrandar la brecha
Mohamed Hashem, director del Centro Nacional de Investigación de Egipto, cree que la imposición de tasas a los investigadores para publicar sus trabajos aumentará la búsqueda de otras revistas menos prestigiosas en las cuales publicar, en especial por parte de los investigadores de países de ingresos bajos y medianos, “y aumentará el tamaño de la brecha en publicación científica entre los países desarrollados y en desarrollo”.
Señala que aunque las instituciones de investigación de la región de Oriente Medio y Norte de África suelen ofrecer recompensas por la publicación científica, que compensa la mayor parte de las tasas de publicación.
“En Egipto tenemos en cuenta varios criterios para determinar el valor de la recompensa, entre ellos el valor de la revista, la importancia de la investigación y el valor de los resultados concluidos en la investigación”, indica.
Halima Benbouza, directora del Centro Nacional de Investigación en Biotecnología de Argelia, también cree que las tasas de publicación afectarán en gran medida a los investigadores de la región, especialmente por la escasa financiación asignada para cubrir costos de publicación.
“En Argelia, la Dirección General de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico financia los costos de publicación en las revistas científicas, incluyendo Nature, y lo fomenta, pero si no se dispone de fondos suficientes, ello inevitablemente afectará la presencia del trabajo de los investigadores de nuestra región en las revistas científicas de alta indexación”, dice Benbouza.
Y añade: “Los investigadores de nuestros países en desarrollo suelen tener dificultades cuando deben decidir entre publicar en revistas de prestigio que cobran tasas exorbitantes, o publicar en buenas revistas con pocas o ningún costo, pero con una larga espera para obtener respuestas, que retrasan la publicación”.
Debilidad en las exenciones
Aunque muchas revistas tienen un sistema de exenciones para investigadores de los países en desarrollo, a menudo se subutiliza porque no se le conoce bien, señalan los investigadores.
En 2020, 36 por ciento de autores que publicaron en Science Advances —publicada por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS, en inglés)— recibieron exenciones totales o parciales en las tasas para procesamiento de artículos (TPA), según Bill Moran, editor de la familia de revistas Science.
La cartera de Nature, que incluye la revista Nature, también tiene un sistema de exención.
“Springer Nature publica casi 600 revistas que están en acceso abierto completamente y tienen políticas de excepción y descuento TPA para autores con necesidad financiera”, indica Jessica Monaghan, directora de política y desempeño del equipo de acceso abierto de la empresa.
“Solo el año pasado renunciamos a más de 13,5 millones de euros (US$ 16,3 millones) por concepto de TPA”, asegura Monaghan.
Sin embargo, los científicos del mundo en desarrollo no siempre logran conseguir la exención.
Pedro Lagerblad, investigador de la enfermedad de Chagas en la Universidad Federal de Rio de Janeiro, por ejemplo, tuvo dos artículos aceptados por la revista Frontiers of Physiology y recibió una factura de 2950 dólares por cada artículo. Solicitó la exención pero solo obtuvo 50 por ciento.
“En bioquímica, la mayoría de revistas cobran tasas, pero en Brasil los fondos para la ciencia se redujeron sustancialmente”, comenta a SciDev.Net.
Andrea Powell, directora de divulgación y coordinadora de publicaciones de la ONG Research4Life, dice que el sistema de exención se ve obstaculizado por la burocracia interna y la falta de apoyo a los investigadores por parte de sus instituciones.
“No es que las editoriales deliberadamente hagan que el proceso de solicitud sea difícil de entender, pero no siempre aprecian cómo funciona el sistema desde el punto de vista del usuario final”, señaló a SciDev.Net.
Según Powell, otro problema es la falta de claridad acerca de cómo trabajar el sistema de exención.
“La mayoría de las editoriales tienen buenas políticas de exención, pero no siempre están claramente explicadas o son coherentes, por lo que los investigadores muchas veces terminan pagando las TPA de su propio bolsillo”, subraya.
“En última instancia, el resultado es que los académicos en muchos países de ingresos bajos y medios no presentan sus trabajos a las revistas de acceso abierto porque [al no hacerlo] se pueden evitar la cuestión de tener que pagar una tarifa para publicar”, complementa.
Necesidad de repensar un modelo de negocio
Según Germana Barata, experta en acceso abierto de la Universidad Estatal de Campinas y secretaria de la Asociación Brasileña de Editores Científicos, algunas editoriales ganan por partida doble: primero, cobrando a los autores por la publicación y después nuevamente cuando las bibliotecas y universidades pagan la suscripción completa en modelos híbridos.
“Además, los autores pierden su propiedad sobre el contenido que se produce en el proceso”, dice a SciDev.Net.
Seguramente, las editoriales pagan a sus editores y editores asociados, pero, aun así es un negocio lucrativo”, agrega.
“Todos esperábamos que los costos de publicación bajaran cuando las publicaciones de investigación se pusieran en línea, pues los costos de impresión son realmente altos, pero eso no ha ocurrido», explica Barata.
Detalla que que «aparecieron otros costos, como el formateo y los DOI (identificadores de objetos digitales), y también se suman los costos de traducción y revisión”.
Y, en el caso de las editoriales comerciales, todavía hay que dejar un margen de ganancias.
Según un informe de 2018 de la Asociación Internacional de Editores Científicos, Técnicos y Médicos, el mercado de las publicaciones científicas tiene ingresos por más de US$ 25.000 millones. Algunas de las editoriales más importantes tienen una importante participación en este mercado.
Barata recuerda que la comunidad internacional de investigación ha impulsado el debate por décadas, pero el verdadero cambio solo comenzará a ocurrir cuando los financistas e instituciones se unan al mismo.
Fuente: https://rebelion.org/acceso-abierto-excluye-a-cientificos-del-mundo-en-desarrollo/