México: ¿Evaluación diagnóstica alineada a un plan de estudios?

¿Evaluación diagnóstica alineada a un plan de estudios?

Se reconoce y aplaude que la Secretaría de Educación Pública (SEP) al fin se haya coordinado con algunos organismos de suma valía para la educación en nuestro país; me refiero a la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, mejor conocida como MEJOREDU. Desafortunadamente, tal coordinación se logró justo cuando dicho organismo está por desaparecer del mapa educativo, por esas cosas extrañas que solo quien detenta el poder conoce y conoce muy bien.

No es nada nuevo, porque así lo escribí hace algún tiempo, que las aportaciones que MEJOREDU realizó en sus casi seis años de existencia, fueron de singular valía para muchas maestras y maestros insertos en alguno de los niveles educativos de nuestro intricado sistema. Lamentablemente, la falta de coordinación y una evidente confrontación y/o lucha de poderes entre la “Secretaría” y la “Comisión”, impidió que se pudieran gestar políticas o programas de mayor envergadura y alcance en beneficio del profesorado mexicano, pero, sobre todo, de cientos de estudiantes esparcidos a lo largo y ancho de la República Mexicana.

¿Por qué en estos días sí lograron coordinarse estas dos instancias para proponer una evaluación diagnóstica que podría aplicarse en las escuelas de educación básica? Una pregunta cuya respuesta puede ser más que evidente, pero bueno, ya que tocó el tema de la evaluación diagnóstica podría decir que, desafortunadamente, la coordinación que al fin lograron alcanzar estas dependencias para proponer a los docentes un esquema evaluativo no fue la mejor que digamos. Y digo que no fue la mejor que digamos porque, en serio: ¿estamos hablando de una evaluación diagnóstica alineada al plan de estudios 2022 en el marco de la Nueva Escuela Mexicana?, ¿en dónde queda la autonomía profesional que se le otorgó al profesorado y que tanto se cacaraquea desde el despacho de Vasconcelos?, ¿en dónde quedan los fundamentos o principios de una evaluación formativa a partir de, por ejemplo, la observación, el diálogo y la interpretación? Peor aún, ¿estamos hablando de una evaluación diagnóstica aplicada a las niñas y niños, cuyos criterios de valoración arrojarán resultados que los ubicarían en estudiantes que requerirían apoyo para desarrollar el aprendizaje, otros que se colocarían como en proceso de desarrollo y unos más que serían identificados con un aprendizaje desarrollado? En serio, ¿otra vez la clasificación? Vaya, ¿dónde queda la formación y el humanismo?

No imagino a un médico llegando a un hospital a realizar una intervención quirúrgica, pero bajo los criterios que tiene o impone dicho hospital y no los que la experiencia, estudio, conocimiento o especialización del galeno le hayan facultado para ese propósito. Entonces, para el caso que me ocupa, ¿no tendría que ser el docente, con esa experiencia, estudio, conocimiento o especialización, quien tendría que proponer su propia evaluación diagnóstica para los fines que el considere pertinentes?, ¿por qué esa imperiosa necesidad de imponer miradas “alineadas” a un plan de estudios?

Es cierto, con seguridad, alguien podría decir que nada obliga a las maestras y maestros a emplear los instrumentos para la evaluación diagnóstica que se están proponiendo, pero, a fuerza de ser sinceros: ¿acaso en nuestro país, y en muchas de sus entidades federativas, no se impone todo aquello que emana de la SEP o de ciertos organismos autónomos? Insisto, ¿en dónde queda la tan cacaraqueada autonomía profesional que se le ha “otorgado” al magisterio?

Ahora bien, osadamente, alguien podría señalar que las y los docentes no están lo suficientemente preparados para diseñar sus propios instrumentos de evaluación, consecuencia de una deficiente formación inicial o continua, y puede ser relativamente cierto; sin embargo, pienso que precisamente este y otros temas deberían trabajarse con las maestras y maestros a través de programas de fortalecimiento al magisterio como parte de las acciones que emprende, ya sea la Secretaría o MEJOREDU.

Insisto, es de reconocer y aplaudir el esfuerzo hecho, pero, desde mi perspectiva, solo se están proponiendo acciones para paliar algunas de las tantas áreas de oportunidad que enfrenta nuestro sistema educativo, producto de los enormes “huecos” que han dejado los recortes presupuestales y las luchas internas entre dependencias y organismos como los señalados.

Increíblemente, hoy estamos hablando de una evaluación diagnóstica mediante la resolución de unos ejercicios integradores del aprendizaje por parte de las y los estudiantes; dichos ejercicios desde una evaluación situada, pero valorados a través de rúbricas estandarizadas. ¿Alguien entiende la correspondencia o pertinencia entre ambas cuestiones?

¿Dónde habrá colocado la SEP a la observación, los registros anecdóticos, los diarios pedagógicos o de clase, entre otros tantos instrumentos para la recolección de la información que son tan pero tan relevantes para el quehacer cotidiano de los docentes?, ¿por qué priorizar la urgente necesidad de saber en dónde tendría que ser ubicado/clasificado una alumna o alumno dados los criterios de evaluación propuestos?

¿Y si mejor pensamos en fortalecer los esquemas de evaluación formativa, dejamos de asignarle tanta carga administrativa sin sentido a las y los maestros y diseñamos programas de formación continua que acompañen al profesorado, no para un plan de estudios sino para profesionales de la educación que, indistintamente su formación inicial, siempre y en todo momento requerirán de un apoyo pedagógico?

Yo ya no entiendo a esta transformación, pero bueno, como siempre digo: al tiempo.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/evaluacion-diagnostica-alineada-a-un-plan-de-estudios/

 

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México: Publica Mejoredu orientaciones didácticas de Formación Cívica y Ética a partir de la evaluación diagnóstica en Educación Básica

Publica Mejoredu orientaciones didácticas de Formación Cívica y Ética a partir de la evaluación diagnóstica en Educación Básica

Mejoredu informó que las Orientaciones didácticas de Formación Cívica y Ética de la evaluación diagnóstica se organizan en torno a tres ejes curriculares

La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) publicó un conjunto de Orientaciones didácticas de 2º a 6º de primaria y de 1° a 3° de secundaria , como recursos de apoyo para fortalecer el aprendizaje de las y los estudiantes en la asignatura de Formación Cívica y Ética.

Lo anterior con el propósito de promover un uso formativo de los resultados de la evaluación diagnóstica que aplicaron los docentes del País en educación básica.

En un comunicado de prensa, Mejoredu detalló que busca ofrecer a las y los docentes recursos didácticos estrechamente vinculados con los aspectos evaluados en las pruebas diagnósticas, que al mismo tiempo proporcionen una guía flexible y práctica para brindar una retroalimentación formativa a las y los estudiantes y acompañarlos en sus procesos de aprendizaje.

Así también señaló que son recursos que contribuyen a resignificar la evaluación, orientarla hacia usos diagnósticos y formativos, para apoyar a la mejora de los procesos de enseñanza y de aprendizaje en el aula y en la escuela.

Detalló que las Orientaciones didácticas de Formación Cívica y Ética se organizan en torno a tres ejes curriculares:

-Identidad personal, ejercicio de la libertad y derechos humanos.

-Interculturalidad y convivencia pacífica, inclusiva y con igualdad.

-Ciudadanía democrática, comprometida con la justicia y el apego a la legalidad.

Mejoredu precisó que las orientaciones contienen sugerencias de estrategias de enseñanza; ejemplos de actividades de aprendizaje en el aula, material gráfico y preguntas de reflexión, las cuales están directamente vinculado con los aprendizajes fundamentales evaluados en cada grado― y cuentan con recomendaciones específicas entre las que las y los docentes pueden elegir las apropiadas para sus estudiantes.

“Estos materiales de apoyo buscan que las y los maestros tomen los elementos que consideren relevantes para enriquecerlas, a fin de promover un aprendizaje significativo y situado, acorde con los intereses, las necesidades y los contextos de sus estudiantes”, puntualizó Mejoredu.

Las orientaciones didácticas de 2º a 6º de primaria y de 1° a 3° de secundaria de Formación Cívica y Ética pueden consultarse en: https://www.mejoredu.gob.mx/publicaciones/libro/

Fuente de la Información: https://profelandia.com/publica-mejoredu-orientaciones-didacticas-de-formacion-civica-y-etica-a-partir-de-la-evaluacion-diagnostica-en-educacion-basica/

 

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Lo que se sabe y no de la clausura escolar

Por: Pedro Flores

¿Cómo vivieron estudiantes, docentes, directivos, madres y padres de familias el cierre escolar durante los primeros tres meses? Aunque ha habido un buen número de sondeos y encuestas para responder a esta pregunta, es importante revisar el reporte publicado recientemente por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).

Ahí se destaca que 193,749 agentes educativos respondieron al cuestionario puesto en la web de la Comisión. De esta muestra, 8 por ciento fueron directoras/es, 18% estudiantes, 37% maestras/os y 37% padres de familia. Esta información podría complementar otros diagnósticos realizados para el nivel de educación básica (preescolar, primaria, secundaria). Aunque las observaciones de este organismo no pueden generalizarse a la población total de estudiantes, docentes, directivos y mentores; sí merecen una reflexión.

Sorprende, por ejemplo, que en primaria y secundaria, los estudiantes declararon recibir más apoyo de sus padres que de sus maestros (94% versus 30% y 70% versus 44%, respectivamente). En secundaria, además, se empezó a delinear una figura de tutoría horizontal: el compañero de clase o amigo. Según la Mejoredu, tres de cada diez jóvenes de entre 12 y 14 años reconocieron recibir este tipo de apoyo, lo cual, a mi ver, es esperanzador ante la profunda crisis educativa que vivimos.

La secundaria ha sido un gran reto para la política educativa a lo largo de los últimos veinte años. Los datos mostrados por la Comisión conforman la atención que debería tener este tramo educativo durante – y después – del cierre escolar. Según Mejoredu, “en este nivel 4 de cada 10 estudiantes señalaron no haber tenido actividad en una materia o más” (2020:16). Ante esto, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma, haría bien en matizar su opinión de que el Sistema Educativo “no se paralizó” ante el Covid-19 (Boletín SEP 118).

Incluso, a medida que avanza el nivel educativo, se recibe menos y peor orientación por parte del gobierno a la familia para apoyar el aprendizaje de los hijos en casa. Mientras en preescolar, 26 por ciento de los padres encuestados declararon recibir información insfiuciente o de plano no recibirla, en secundaria este porcentaje ascendió a 54 por ciento. Este reporte interpela los esfuerzos realizados tanto por la SEP como por la Mejoredu hasta el momento. Manda una clara señal cuando leemos que la mayoría de los estudiantes (67%) demandan apoyo para “ponerse al corriente”, mientras que sus familias desean saber cómo va a funcionar la escuela, cómo apoyar al niño o al joven en las áreas donde va más “atrasado” y “qué tanto” se aprendió durante el encierro. Será necesario evaluar, a escala nacional y de manera rigurosa, los aprendizajes para poder desarrollar planes efectivos de compensación y comunicación.

De hecho, tres de cada diez docentes piden saber qué aprendizajes “adquirieron” —no sólo percibieron— sus estudiantes durante la pandemia.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/lo-que-se-sabe-y-no-de-la-clausura-escolar/

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