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Volver a las raíces gracias a la educación

Por: Nicolás Sánchez A.

Los niños de los resguardos emberas chamís de Riosucio, Caldas, estudian con un modelo educativo indígena que les garantiza la conservación de sus usos y costumbres. De esta manera la comunidad ha resistido los embates de la guerra y ahora sueña con tener su propia universidad.

Los niños emberas chamís que estudian en 15 colegios, ubicados en los cuatro resguardos que existen en el municipio caldense de Riosucio, aprenden matemáticas de una manera particular. Los granos de maíz representan las unidades; los fríjoles, las decenas, y las semillas nativas de higuerillo, las centenas. Así aprenden a contar mientras que adquieren conciencia sobre los cultivos ancestrales de su etnia.

A la hora del descanso el orden no se delega solamente en los profesores, un estudiante de cada grado forma parte de la guardia indígena de esas instituciones. Con sus bastones de mando, que nunca utilizan como armas sino que tienen un valor simbólico de respeto, se encargan de que sus compañeros no irrespeten las normas del lugar.

La educación que reciben los niños indígenas de esta etnia está orientada por tres principios filosóficos. El primero es: “Todos enseñamos y todos aprendemos”, en palabras de la profesora María del Carmen Bartolo, quien para afianzar el concepto asegura que los niños no son sepulcros blanqueados, sino que llegan al sistema educativo con conocimientos.

El segundo reza: “El territorio es nuestro mayor pedagogo”. Un pilar de la cosmovisión indígena, según el cual el conocimiento emana de elementos como las plantas, las montañas, los sitios sagrados y las expresiones culturales de las comunidades.
“La flexibilidad de la vida posibilita aprendizajes”, dice el tercer principio, lo que en la práctica significa que la educación indígena se nutre también de saberes de otras culturas.

Esos principios se reflejan en el día a día de los estudiantes. La educación es por ciclos. El uno equivale al preescolar de la educación occidental. En esos años los niños aprenden a fabricar esteras y a practicar la alfarería.

En el ciclo dos, que en la educación occidental correspondería a los grados tercero, cuarto y quinto de primaria, se hace énfasis en la relación de los indígenas con la naturaleza, se imparten clases sobre la historia de la etnia, sus mitos y leyendas, y los médicos tradicionales acuden a las aulas para enseñar sobre sus saberes ancestrales.

En los ciclos tres y cuatro la enseñanza está orientada hacia el conocimiento sobre las danzas, los ritmos y el reconocimiento del territorio ancestral por medio de, por ejemplo, visitas a los sitios sagrados.

Los emberas lograron que el Estado reconociera que para preservarse necesitaban tener un modelo educativo que incluyera sus usos y costumbres.

La recuperación

De esta manera, la comunidad están recuperando todo aquello que les había arrebatado la violencia de la que han sido víctimas. Cuentan que en la década de los 90, cuando el conflicto armado estaba en su punto más alto, muchos preferían negar su origen, porque cuando se desplazaban a otras ciudades y decían que habían nacido en Riosucio los tildaban de guerrilleros. En ese municipio caldense los indígenas son mayoría y se encuentran organizados en 117 comunidades que habitan en cuatro resguardos.

El proceso de pérdida de identidad venía de siglos atrás. Cuando llegaron los españoles a sus tierras ancestrales los obligaron a renunciar a su espiritualidad para convertirse al catolicismo. En un principio los embera no obedecieron, y los estaban exterminando. Negociaron con los invasores y el resultado se puede ver, por ejemplo, en las imágenes religiosas que hay en la catedral: una virgen que pareciera estar abrasada por las llamas del mismísimo infierno. El fuego representa uno de los elementos fundamentales de la cosmovisión embera.

Varios siglos después de la expulsión de los invasores, la educación empezó a ser contemplada por los embera como un medio para no perder su usos y costumbres. Por eso desde que el movimiento indígena se empezó a fortalecer, hacia 1982, esa era una de sus banderas. Sin embargo, la violencia se atravesó. En 1988 José Gilberto Motato fue el primer candidato embera a la alcaldía de Riosucio. En febrero, cuando estaba en plena campaña, cayó asesinado.

Para esos años en Riosucio se había instalado la guerrilla del Epl y empezaba a llegar un grupo paramilitar creado por Fidel Castaño llamado Los Magníficos.

Si bien el golpe del asesinato de su candidato fue fuerte, los indígenas se repusieron. Según el etnoeducador Juan Pablo Soto: “Cuando nos asesinan a un líder no nos dejamos amilanar, sino que empezamos a fortalecernos más”. Por ese entonces, se proclamó la Constitución de 1991, documento que sintieron como un espaldarazo a sus demandas.

El comienzo

En 1993, un grupo de jóvenes embera que estudiaban Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad de Caldas, hicieron una revisión sobre el estado de la educación propia en los resguardos indígenas del departamento. El pueblo embera sentía la necesidad de que sus principios hicieran parte de los procesos educativos en los territorios. “La educación que nos ofrecía el Estado no nos garantizaba la permanencia como culturas indígenas”, afirma Soto.

Ese proceso desembocó en una propuesta inicial de etnoeducación que se llamó “Educación propia: Un proyecto de vida para las comunidades indígenas de Riosucio y Supía”. El documento quedó en veremos mientras la violencia arreciaba.
En los 90 había entrado al municipio la guerrilla de las Farc. Los frentes 47 y Aureliano Rodríguez imponían la ley. Los habitantes del resguardo de San Lorenzo recuerdan cómo el 2 de diciembre del 2001 esa guerrilla intentó tomarse el casco urbano lanzando cilindros bomba al cuartel de Policía. En la acción murió una menor de edad y cuatro personas resultaron heridas.

Por esos años también hacían presencia en el municipio los hombres del Bloque Central Bolívar de las AUC. Los paramilitares dejaron un rastro de sangre en el territorio. El 24 de noviembre del 2001 miembros de esa estructura armada entraron a un sector conocido como La Rueda, en el resguardo Cañamomo Lomaprieta, y asesinaron a seis indígenas. Pero esa no fue la única vez que los paramilitares atacaron a los embera. El 8 de junio del 2003 hombres de la misma estructura asesinaron a cuatro aborígenes en un sector de la carretera que de Riosucio conduce a Supía conocido como La Herradura.

Los procesos de etnoeducación no salieron ilesos. Juan Loaiza, encargado del área de derechos humanos del Consejo Regional Indígena de Caldas (Cridec), cuenta que los grupos armados siempre se opusieron a que la educación propia tomara vuelo. “Yo pienso que los armados tenían problemas porque la educación propia fortalecía a las comunidades y la desunión hacía que ellos se sintieran más cómodos en el territorio”, afirma.

Por eso la etnoeducación volvió a fortalecerse luego de que la violencia se replegó. En 2005 los embera chamí obtuvieron la Alcaldía de Riosucio en cabeza de Darío Edgardo Tapasco. En ese momento lograron que sus demandas estuvieran en primer plano en la administración municipal. Ese mismo año declararon como centros pilotos de etnoeducación siete instituciones educativas: cinco en Riosucio, una en el municipio de Risaralda (Risaralda) y otra en Belalcázar (Caldas).

Hacia el 2008 hicieron una minga en el sector conocido como Tumbabarreto, ubicado en el resguardo Cañamomo Lomaprieta, por medio de la cual lograron que su demanda de educación fuera escuchada a nivel departamental. Desde ese año existe una mesa de educación departamental en la que los indígenas tienen interlocución directa con las autoridades civiles de Caldas.
Victorias y demandas

El Cridec estima que alrededor de 2300 niños están en el sistema educativo embera y que cada año se gradúan 320. Estos jóvenes reciben durante años una formación que garantiza que al término del bachillerato hayan aprendido aspectos claves de la vida de la etnia como la justicia propia, la lengua embera y la organización social indígena, entre otros.

“En grados décimo y once se nota que los jóvenes estamos fortalecidos y sabemos de dónde venimos, en dónde estamos y para dónde queremos ir partiendo del principio de autonomía y de todo lo que nos han enseñado desde pequeños”, enfatiza Zaidé Morales, quien a sus 16 años cursa grado décimo en la institución educativa María Fabiola Largo, ubicada en el resguardo indígena Nuestra Señora Candelaria de la Montaña.

William Betancour, coordinador de la Secretaría de Cultura del resguardo San Lorenzo, dice que se pueden palpar cambios desde que la etnoeducación se empezó a implementar. “A los niños les gusta mucho la música embera, música de quena, de zampoña, de flauta, las chirimías y los ritmos andinos que tienen mucho que ver con las culturas indígenas”, recalca.
Sin embargo, todavía queda camino por recorrer. En algunas escuelas, los grados décimo y once no se pueden cursar porque el Estado no ha nombrado a los etnoeducadores. El profesor Juan Pablo Soto dice: “no hemos podido graduar a los jóvenes de nuestros colegios porque todavía existen barreras políticas”.

Además, los profesores indígenas piden nivelación salarial frente a los docentes occidentales. Aseguran que la brecha entre un educador de un colegio occidental y un etnoeducador con estudios de maestría puede ser de 800 mil pesos. Afirman que aunque le han expresado esa inconformidad al Gobierno este les ha respondido que para que esas condiciones cambien tienen que elaborar un estatuto docente.

El acceso de los embera a la educación superior tiene muchas barreras. Hablan, sobretodo de la falta de recursos para sostenerse en una ciudad como Manizales mientras cursan carreras profesionales.

Sueñan con la construcción de una universidad indígena en Riosucio, lo cual garantizaría que los embera chamí pudieran recibir toda su formación académica con un enfoque que tenga en cuenta sus necesidades. “Nosotros tenemos los terrenos, pero estamos dando la pelea por los recursos que podrían ser unos mil millones de pesos para desarrollar la infraestructura”, cuenta Martha Motato, exgobernadora del resguardo Nuestra Señora Candelaria de la Montaña.

La educación propia les ha permitido a los embera reponerse como etnia a todas las violencias que han padecido. Además, la etnoeducación ha sido la manera de preservar su cosmovisión que está alejada de las dinámicas de acumulación y parte de la conservación del medio ambiente que les brinda todo lo necesario para vivir. “La educación occidental tiene un propósito, servir a la economía. La educación indígena busca que nuestros usos y costumbres no desaparezcan”, concluye Soto.

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Colombia: Volver a las raíces gracias a la educación

Colombia/12 enero 2017/Autor: Nicolás Sánchez A/Fuente: El Espectador

Los niños de los resguardos emberas chamís de Riosucio, Caldas, estudian con un modelo educativo indígena que les garantiza la conservación de sus usos y costumbres. De esta manera la comunidad ha resistido los embates de la guerra y ahora sueña con tener su propia universidad.

Los niños emberas chamís que estudian en 15 colegios, ubicados en los cuatro resguardos que existen en el municipio caldense de Riosucio, aprenden matemáticas de una manera particular. Los granos de maíz representan las unidades; los fríjoles, las decenas, y las semillas nativas de higuerillo, las centenas. Así aprenden a contar mientras que adquieren conciencia sobre los cultivos ancestrales de su etnia.

A la hora del descanso el orden no se delega solamente en los profesores, un estudiante de cada grado forma parte de la guardia indígena de esas instituciones. Con sus bastones de mando, que nunca utilizan como armas sino que tienen un valor simbólico de respeto, se encargan de que sus compañeros no irrespeten las normas del lugar.

La educación que reciben los niños indígenas de esta etnia está orientada por tres principios filosóficos. El primero es: “Todos enseñamos y todos aprendemos”, en palabras de la profesora María del Carmen Bartolo, quien para afianzar el concepto asegura que los niños no son sepulcros blanqueados, sino que llegan al sistema educativo con conocimientos.

El segundo reza: “El territorio es nuestro mayor pedagogo”. Un pilar de la cosmovisión indígena, según el cual el conocimiento emana de elementos como las plantas, las montañas, los sitios sagrados y las expresiones culturales de las comunidades.
“La flexibilidad de la vida posibilita aprendizajes”, dice el tercer principio, lo que en la práctica significa que la educación indígena se nutre también de saberes de otras culturas.

Esos principios se reflejan en el día a día de los estudiantes. La educación es por ciclos. El uno equivale al preescolar de la educación occidental. En esos años los niños aprenden a fabricar esteras y a practicar la alfarería.

En el ciclo dos, que en la educación occidental correspondería a los grados tercero, cuarto y quinto de primaria, se hace énfasis en la relación de los indígenas con la naturaleza, se imparten clases sobre la historia de la etnia, sus mitos y leyendas, y los médicos tradicionales acuden a las aulas para enseñar sobre sus saberes ancestrales.

En los ciclos tres y cuatro la enseñanza está orientada hacia el conocimiento sobre las danzas, los ritmos y el reconocimiento del territorio ancestral por medio de, por ejemplo, visitas a los sitios sagrados.

Los emberas lograron que el Estado reconociera que para preservarse necesitaban tener un modelo educativo que incluyera sus usos y costumbres.

La recuperación

De esta manera, la comunidad están recuperando todo aquello que les había arrebatado la violencia de la que han sido víctimas. Cuentan que en la década de los 90, cuando el conflicto armado estaba en su punto más alto, muchos preferían negar su origen, porque cuando se desplazaban a otras ciudades y decían que habían nacido en Riosucio los tildaban de guerrilleros. En ese municipio caldense los indígenas son mayoría y se encuentran organizados en 117 comunidades que habitan en cuatro resguardos.

El proceso de pérdida de identidad venía de siglos atrás. Cuando llegaron los españoles a sus tierras ancestrales los obligaron a renunciar a su espiritualidad para convertirse al catolicismo. En un principio los embera no obedecieron, y los estaban exterminando. Negociaron con los invasores y el resultado se puede ver, por ejemplo, en las imágenes religiosas que hay en la catedral: una virgen que pareciera estar abrasada por las llamas del mismísimo infierno. El fuego representa uno de los elementos fundamentales de la cosmovisión embera.

Varios siglos después de la expulsión de los invasores, la educación empezó a ser contemplada por los embera como un medio para no perder su usos y costumbres. Por eso desde que el movimiento indígena se empezó a fortalecer, hacia 1982, esa era una de sus banderas. Sin embargo, la violencia se atravesó. En 1988 José Gilberto Motato fue el primer candidato embera a la alcaldía de Riosucio. En febrero, cuando estaba en plena campaña, cayó asesinado.

Para esos años en Riosucio se había instalado la guerrilla del Epl y empezaba a llegar un grupo paramilitar creado por Fidel Castaño llamado Los Magníficos.

Si bien el golpe del asesinato de su candidato fue fuerte, los indígenas se repusieron. Según el etnoeducador Juan Pablo Soto: “Cuando nos asesinan a un líder no nos dejamos amilanar, sino que empezamos a fortalecernos más”. Por ese entonces, se proclamó la Constitución de 1991, documento que sintieron como un espaldarazo a sus demandas.

El comienzo

En 1993, un grupo de jóvenes embera que estudiaban Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad de Caldas, hicieron una revisión sobre el estado de la educación propia en los resguardos indígenas del departamento. El pueblo embera sentía la necesidad de que sus principios hicieran parte de los procesos educativos en los territorios. “La educación que nos ofrecía el Estado no nos garantizaba la permanencia como culturas indígenas”, afirma Soto.

Ese proceso desembocó en una propuesta inicial de etnoeducación que se llamó “Educación propia: Un proyecto de vida para las comunidades indígenas de Riosucio y Supía”. El documento quedó en veremos mientras la violencia arreciaba.
En los 90 había entrado al municipio la guerrilla de las Farc. Los frentes 47 y Aureliano Rodríguez imponían la ley. Los habitantes del resguardo de San Lorenzo recuerdan cómo el 2 de diciembre del 2001 esa guerrilla intentó tomarse el casco urbano lanzando cilindros bomba al cuartel de Policía. En la acción murió una menor de edad y cuatro personas resultaron heridas.

Por esos años también hacían presencia en el municipio los hombres del Bloque Central Bolívar de las AUC. Los paramilitares dejaron un rastro de sangre en el territorio. El 24 de noviembre del 2001 miembros de esa estructura armada entraron a un sector conocido como La Rueda, en el resguardo Cañamomo Lomaprieta, y asesinaron a seis indígenas. Pero esa no fue la única vez que los paramilitares atacaron a los embera. El 8 de junio del 2003 hombres de la misma estructura asesinaron a cuatro aborígenes en un sector de la carretera que de Riosucio conduce a Supía conocido como La Herradura.

Los procesos de etnoeducación no salieron ilesos. Juan Loaiza, encargado del área de derechos humanos del Consejo Regional Indígena de Caldas (Cridec), cuenta que los grupos armados siempre se opusieron a que la educación propia tomara vuelo. “Yo pienso que los armados tenían problemas porque la educación propia fortalecía a las comunidades y la desunión hacía que ellos se sintieran más cómodos en el territorio”, afirma.

Por eso la etnoeducación volvió a fortalecerse luego de que la violencia se replegó. En 2005 los embera chamí obtuvieron la Alcaldía de Riosucio en cabeza de Darío Edgardo Tapasco. En ese momento lograron que sus demandas estuvieran en primer plano en la administración municipal. Ese mismo año declararon como centros pilotos de etnoeducación siete instituciones educativas: cinco en Riosucio, una en el municipio de Risaralda (Risaralda) y otra en Belalcázar (Caldas).

Hacia el 2008 hicieron una minga en el sector conocido como Tumbabarreto, ubicado en el resguardo Cañamomo Lomaprieta, por medio de la cual lograron que su demanda de educación fuera escuchada a nivel departamental. Desde ese año existe una mesa de educación departamental en la que los indígenas tienen interlocución directa con las autoridades civiles de Caldas.
Victorias y demandas

El Cridec estima que alrededor de 2300 niños están en el sistema educativo embera y que cada año se gradúan 320. Estos jóvenes reciben durante años una formación que garantiza que al término del bachillerato hayan aprendido aspectos claves de la vida de la etnia como la justicia propia, la lengua embera y la organización social indígena, entre otros.

“En grados décimo y once se nota que los jóvenes estamos fortalecidos y sabemos de dónde venimos, en dónde estamos y para dónde queremos ir partiendo del principio de autonomía y de todo lo que nos han enseñado desde pequeños”, enfatiza Zaidé Morales, quien a sus 16 años cursa grado décimo en la institución educativa María Fabiola Largo, ubicada en el resguardo indígena Nuestra Señora Candelaria de la Montaña.

William Betancour, coordinador de la Secretaría de Cultura del resguardo San Lorenzo, dice que se pueden palpar cambios desde que la etnoeducación se empezó a implementar. “A los niños les gusta mucho la música embera, música de quena, de zampoña, de flauta, las chirimías y los ritmos andinos que tienen mucho que ver con las culturas indígenas”, recalca.
Sin embargo, todavía queda camino por recorrer. En algunas escuelas, los grados décimo y once no se pueden cursar porque el Estado no ha nombrado a los etnoeducadores. El profesor Juan Pablo Soto dice: “no hemos podido graduar a los jóvenes de nuestros colegios porque todavía existen barreras políticas”.

Además, los profesores indígenas piden nivelación salarial frente a los docentes occidentales. Aseguran que la brecha entre un educador de un colegio occidental y un etnoeducador con estudios de maestría puede ser de 800 mil pesos. Afirman que aunque le han expresado esa inconformidad al Gobierno este les ha respondido que para que esas condiciones cambien tienen que elaborar un estatuto docente.

El acceso de los embera a la educación superior tiene muchas barreras. Hablan, sobretodo de la falta de recursos para sostenerse en una ciudad como Manizales mientras cursan carreras profesionales.

Sueñan con la construcción de una universidad indígena en Riosucio, lo cual garantizaría que los embera chamí pudieran recibir toda su formación académica con un enfoque que tenga en cuenta sus necesidades. “Nosotros tenemos los terrenos, pero estamos dando la pelea por los recursos que podrían ser unos mil millones de pesos para desarrollar la infraestructura”, cuenta Martha Motato, exgobernadora del resguardo Nuestra Señora Candelaria de la Montaña.

La educación propia les ha permitido a los embera reponerse como etnia a todas las violencias que han padecido. Además, la etnoeducación ha sido la manera de preservar su cosmovisión que está alejada de las dinámicas de acumulación y parte de la conservación del medio ambiente que les brinda todo lo necesario para vivir. “La educación occidental tiene un propósito, servir a la economía. La educación indígena busca que nuestros usos y costumbres no desaparezcan”, concluye Soto.

Fuente:http://colombia2020.elespectador.com/territorio/volver-las-raices-gracias-la-educacion

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Argentina: organizaciones indígenas aportaron su visión sobre la educación intercultural.

América del Sur/Argentina/20.12.2016/Autor y Fuente: http://www.nodal.am/

En el Instituto “Tajy Poty”, organizaciones indígenas se reunieron para elaborar un documento que aporte la visión de las comunidades para el desarrollo de la educación de niños, jóvenes y adultos en la modalidad EIB. Ratificaron la importancia de definir sus contenidos educativos a través de sus órganos consultivos y del rol que desempeñan los auxiliares docentes indígenas (ADI).

Del encuentro participaron los ADI, el equipo técnico de la modalidad EIB del Ministerio de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología, caciques, ancianos, autoridades del CEAPI (Consejo Educativo Autónomo de los Pueblos Indígenas) y autoridades de la Organización de Docentes Indígenas de Misiones (ODIM). Fue invitada la ministra de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología, Ivonne Aquino junto a la directora ejecutiva del Instituto de Políticas Lingüísticas (IPL), Liliam Prytz Nilsson.

El objetivo del encuentro fue fortalecer al CEAPI y ODIM como órganos representativos de las comunidades para tratar los contenidos educativos que serán parte de la enseñanza en las Escuelas que están dentro de las comunidades, o a las que asisten sus miembros. Además se planteó la necesidad de realizar cuatro encuentros anuales para retomar dicho tratamiento.

Jorge Acosta es representante del CEAPI nacional y además cumple la tarea de ser ADI en establecimientos educativos misioneros. Él, como otros de sus pares, cumple un rol trascendental ya que permiten la unión cultural y el fortalecimiento de las metodologías pedagógicas de enseñanza.

“La educación que van a recibir nuestros niños y jóvenes la definimos nosotros”, dijo al respecto Acosta y aclaró que “se hace en nuestros órganos consultivos que lo componen los ancianos, caciques y los ADI”. Remarcó que “agradecemos los aportes de la gente que viene de afuera, pero tienen que saber que nosotros somos lo que definimos”.

Aseguró que “hoy nos sentimos protagonistas, orgullosos del lugar que ocupamos”.

En el encuentro se firmó un documento, que fue presentado ante las autoridades educativas, donde solicitan formación docente, trabajar en el fortalecimiento de las funciones de los auxiliares docentes y mayor participación en las definiciones de la modalidad. En tanto que se continuará en la elaboración del documento de contenidos que será resultará un aporte para la modalidad EIB.

Fuente: http://www.nodal.am/2016/12/argentina-organizaciones-indigenas-aportaron-su-vision-sobre-la-educacion-intercultural/

Imagen: http://www.nodal.am/wp-content/uploads/2016/12/6af7a5c75268c26b26a35ac726a458b5-600×350.jpg

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México: La importancia del saber indígena, por su enorme conocimiento del ecosistema

México/15 diciembre 2016/Fuente: EFEverde

El estudio “Perspectivas sobre la biodiversidad local” realizado en zonas tan distantes como Australia, Panamá y Rusia, se ha presentado en la COP13 que se celebra en México.

Un estudio publicado hoy en la COP13 de México prueba el enorme papel que juegan los pueblos indígenas en la conservación de la biodiversidad, por ser conocedores sobre el terreno de las características de cada ecosistema.

Los pueblos indígenas tienen conocimiento de primera mano sobre el estado de la biodiversidad, sobre el terreno: como usuarios y administradores, o como actores contra las amenazas de la tierra“, señaló la coordinadora del grupo de trabajo del Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad (FIIB), Joji Carino.
Presentado en el marco de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (COP13), que se celebra en el balneario mexicano de Cancún hasta el 17 de diciembre, el informe lleva por nombre “Perspectivas sobre la biodiversidad local”.

Los pueblos indígenas conocen de primera mano el estado de la biodiversidad, como usuarios o como actores contra las amenazas de la tierra.

Los pueblos indígenas conocen de primera mano el estado de la biodiversidad, como usuarios o como actores contra las amenazas de la tierra. EFE/Alonso Cupul

El documento busca reflejar iniciativas lideradas por comunidades indígenas para preservar el medioambiente e implementar un plan estratégico entre 2011 y 2020.

“Recopila informes de la línea de frente de la biodiversidad y es un complemento necesario a los datos nacionales y globales” y otros estudios, dijo Carino.

Contribución de las comunidades locales

Para el coordinador de gobernanza ambiental del Forest Peoples Programme, Maurizio Farhan Ferrari, hay “muchos estudios” que ilustran “las contribuciones vitales de los pueblos indígenas y comunidades locales a la biodiversidad local y global“.

Esta aportación -continuó- es solo “una pequeña muestra de las muchas y diversas formas en que los pueblos indígenas y las comunidades locales utilizan y protegen sus tierras y recursos de manera sostenible”, por lo que instó a “reconocer y apoyar sus acciones“.

Ejemplos de Australia, Panamá y Rusia

La publicación se basa en estudios de casos de pueblos indígenas que viven en países tan geográficamente diversos como Australia, Panamá y Rusia.
Comparte historias de éxito y desafíos que enfrentan los pueblos indígenas y comunidades locales en relación con la biodiversidad, la conservación y el uso y desarrollo sostenible de la misma.

Las mujeres en la preservación

La tribu Kirant de Nepal conserva el hábitat de los pandas rojos, mientras en el resto del mundo están en peligro de extinción.

La tribu Kirant de Nepal conserva el hábitat de los pandas rojos, mientras en el resto del mundo están en peligro de extinción. EFE/Gerry Penny

Florina López, coordinadora de la Red de Mujeres Indígenas sobre Biodiversidad de América Latina y el Caribe (RMIB LAC), dijo que el estudio “es una ventana importante a través de la cual las mujeres indígenas pueden ilustrar sus propios conocimientosabs, experiencias e iniciativas que contribuyen a los objetivos de la convención”.
Otro colaborador, Kamal Kumar Rai, de la tribu Kirant, de Nepal, contó una experiencia que ejemplifica esta relevante relación entre indígenas y la preservación de la biodiversidad.
En su entorno, dijo, los pandas rojos, que siempre les han traído buena suerte, han aumentado en número de ejemplares porque conservan su hábitat, mientras que en el mundo se encuentran en peligro de extinción. Efeverde

Fuente:http://www.efeverde.com/noticias/importancia-saber-indigena-enorme-conocimiento-ecosistema/

 

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Perú: visiones del desarrollo a 4 mil metros de altura

América del Sur/Perú/24 de noviembre de 2016/Fuente: /blogs.worldbank.org

Pasco, Perú. Esta comunidad de los Andes parece distinguirse por tener muchos hitos: a 4,380 metros de altura, es la más alta del Perú y una de las más antiguas del país. Cuna de la milenaria cultura Wari, es hogar de diversos pueblos que honran sus tradiciones y buscan mejorar sus condiciones de vida.

De hecho, Pasco es también una de las ciudades andinas más pujantes, con pequeños agricultores y ganaderos que ahora venden sus productos al resto del territorio nacional.

Sin embargo, como líderes indígenas me expresaron durante mi visita, sus comunidades aún enfrentan grandes retos. Entre ellos, la necesidad esencial de un mejor sistema de agua y saneamiento, además de las oportunidades de educación y empleo.

Esta situación no es única en los Andes peruanos. Existe en el resto de América Latina. Porque si bien los pueblos indígenas han logrado avances sociales significativos, sobre todo durante la bonanza de las materias primas, aún enfrentan rezagos importantes, como lo muestra nuestro estudio Latinoamérica Indígena en el Siglo XXI.

La pobreza cayó en Perú, Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador. En otros países, como México y Nicaragua, se cerró la brecha educativa que por décadas excluyó a los niños indígenas.  Sin embargo, las comunidades indígenas no se han beneficiado en la misma medida que el resto de los latinoamericanos, pues aún muestran tasas de pobreza que son en promedio dos veces más altas que para el resto de la población.

Por ello, mantener un diálogo y cooperación permanentes con las comunidades indígenas es esencial en nuestro trabajo.  Y es justamente en este marco que tiene lugar mi visita.

En concreto, me reuní con pobladores y líderes indígenas de las comunidades de Batanchaca y Pucayacu. Hablamos sobre sus logros y desafíos, compartimos sus puntos de vista sobre un desarrollo inclusivo y respetuoso de sus culturas.

Asimismo estuve en Pariamarca, donde pude ver de primera mano cómo el Proyecto de Desarrollo Rural en la Sierra ¨Aliados¨ ha mejorado la calidad de vida de miles de personas.  Gracias a esta iniciativa, respaldada  por el Banco Mundial, más de 36.000 familias rurales del Perú tienen mayor acceso a los mercados, a nuevas tecnologías y a capacitación para el manejo eficiente de sus propias empresas. Tan solo en esta región, más de 7.000 productores tienen planes de negocio y de desarrollo auspiciados por Aliados.

Su éxito lo ha llevado a ser replicado en seis departamentos de Perú e incluso en países como Bolivia y Ecuador. Algo digno de notar es que gran parte de sus beneficiarios son mujeres y cerca del 27% de las organizaciones que participan en Aliados son lideradas por ellas. Tal es el caso de Vilma ­­­Pando, quien, junto a 29 familias de su comunidad, maneja un negocio de producción de queso artesanal.

Sea fabricando quesos, cultivando la multifacética papa peruana o criando alpacas, estas familias tienen ahora más oportunidades para disfrutar de una mejor calidad de vida. Los invito a ver y compartir estas imágenes, poderosos testimonios de nuestro compromiso con estas comunidades.

Proyecto de desarrolo rural en el Perú – Aliados

 

 

Fuente: http://blogs.worldbank.org/latinamerica/es/visiones-del-desarrollo-a-4-mil-metros-de-altura?cid=ECR_TTWBES_D_EXT
Imagen: blogs.worldbank.org/latinamerica/files/latinamerica/pretrip-pasco-huanuco-webready-23.jpg
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Guatemala: Un pueblo indígena cambia las bolsas de plástico por hojas de plátano

Guatemala/17 noviembre 2016/Fuente: Ecoportal

En un pequeño pueblo de Guatemala, miembros de una comunidad originaria han dejado de usar bolsas plásticas y en su lugar han vuelto a usar hojas de plátanos, el Intendente del pueblo apoya la iniciativa y prohibió en la localidad el uso de bolsas plásticas que contaminan el medio ambiente.

Un pequeño pueblo de Guatemala da un ejemplo para todo el mundo. En San Pedro La Laguna, donde viven del turismo, las comunidades indígenas que forman esta sociedad han decidido cambiar las bolsas de plástico por hojas de plátano. La municipalidad apoya la iniciativa y desde este año está penado dar bolsas plásticas.

Históricamente las hojas de plátano fueron para esta región la única forma de trasladar provisiones o para ser usadas como plato para comer. La vieja tradición ancestral hoy vuelve a cobrar vida. El plástico ha contaminado el agua y la costa del Lago Atlitlán, el recurso natural que es el centro de las atracciones turísticas del pueblo.

El alcalde de la pequeña localidad, Mauricio Méndez, quiero erradicar el plástico este año de su territorio, que vive del turismo pero que ha visto cómo esta actividad ha modificado el medio ambiente, fundamentalmente porque todos los productos que se venden en la feria que rodea al lago son entregados en bolsas plásticas.

La mayoría de la población son miembros de la etnia tzutujil que han decidido recuperar su tradición para ayudar a cuidar el medio ambiente de pueblo. “Las hojas de plátano sirven igual que las bolsas y no contaminan nuestro lago. Los clientes ya las piden, así vamos a ser todos más felices”, comenta un carnicero. Una artesana originaria sostiene que aún hay algunos que usan bolsas de plástico, pero que entre todos hacen fuerza para que dejen de usarlas y entreguen sus productos en bolsas de plátano porque “son mejores para el medio ambiente”

Fuente: http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Un-pueblo-indigena-cambia-las-bolsas-de-plastico-por-hojas-de-platano

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México:Presentan guía para educación indigena

América del Norte/México/13 Noviembre 2016/Fuente:CriteriHidalgo /Autor:Enmanuel Rincon

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación  (SNTE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) presentaron en Pachuca la Guía para Docentes de Educación Indígena, herramienta única en su tipo a nivel mundial que integra el aprendizaje en lengua materna para comunidades nativas del país.

Durante la presentación, a la que acudieron el gobernador Omar Fayad Meneses y el dirigente nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, la representante de la oficina en México de la Unesco, Nuria Saenz Gallego, explicó que esta herramienta se integra por estrategias didácticas encaminadas a la preservación de las  lenguas madre en comunidades indígenas.

La guía se elaboró a partir de estudios en San Luis Potosí, Chiapas y Baja California; en esta última entidad se encuentra en riesgo de desaparecer un idioma que sólo hablan 200 personas.

La investigadora reconoció que se mantiene una deuda social y cultural con los pueblos indígenas. “Si todo lo vamos a traducir al castellano, vamos a terminar por contribuir al analfabetismo en otras culturas”, advirtió.

Por su parte, el dirigente nacional del SNTE destacó que se trata de una herramienta única a nivel mundial, a la que podrán acceder un millón 232 mil maestros de enseñanza indígena en 24 estados.

El documento podrá ser consultado en el sitio web del SNTE.

Por su parte, Fayad Meneses reconoció “la preocupación” del sindicato por preservar las lenguas originarias, ya que anteriormente no se tenía un registro escrito de ellas; sólo se transmitían de manera oral.

El mandatario recordó que cuando se realizó un congreso para preservar el hñähñü –propio del Valle del Mezquital, Tula y Otomí-Tepehua– se desconocía cómo se escribían las palabras de esa lengua con el alfabeto latino, por lo que se tuvo que establecer un criterio común entre los asistentes para definir la redacción.

En 2015, añadió, en la evaluación de habilidades de 6 mil 188 alumnos de primaria indígena en conocimientos de lenguaje, 79 por ciento de los estudiantes obtuvo calificación insuficiente; 22, indispensable; ocho, satisfactorio, y uno, sobresaliente, por lo que sostuvo que la educación para este sector se debe reforzar.

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