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El Gobierno indio se retracta tras la protesta contra una nueva propuesta de política forestal

India/www.survival.es/29 de julio de 2016/Harshit Charles

Millones de indígenas viven en las selvas de la India. La Ley de Derechos Forestales protege una buena parte de sus derechos fundamentales.

La propuesta de una nueva política de bosques en la India ha sido rápidamente retirada tras la indignación que generó que no mencionara los existentes derechos de los pueblos indígenas y tribales a vivir en sus selvas, y que habría desembocado en la expulsión de más tribus de sus hogares.

El pasado 16 de junio el ministerio de Medioambiente de la India publicó lo que anunciaba que sería el “borrador de la política de bosques nacional de 2016” y pidió comentarios sobre la misma. Sin embargo, la “política” fue retirada a los pocos días y se divulgó un comunicado asegurando que el documento no era más que un estudio del Instituto de Gestión Forestal de la India (IIFM, según sus siglas en inglés), que había sido publicado sin querer.

En la página de noticias india Live Mint se cita a un funcionario anónimo del ministerio que dice que “el cambio se produjo tras una intensa crítica al borrador de la política por parte de la sociedad civil”.

El borrador proponía que “deberían desarrollarse paquetes de reubicaciones voluntarias y atractivas de comunidades desde el interior de parques nacionales, otras áreas ricas en fauna salvaje y corredores”. La propuesta de realojar a personas de las vagamente descritas “otras áreas ricas en fauna salvaje” y “corredores”, así como parques nacionales y reservas para tigres, abarcaría una extensión enorme que afectaría a millones de indígenas que han dependido y cuidado de sus entornos durante miles de años.

Por toda la India, pueblos indígenas y tribales están siendo ilegalmente expulsados de sus tierras ancestrales en nombre de la conservación de la naturaleza. La mayoría de las llamadas “reubicaciones voluntarias” no son ni de lejos voluntarias. A menudo no se les da otra opción: se enfrentan a arrestos y palizas, acoso, amenazas y engaños y se sienten obligadas a dar su “visto bueno” a abandonar sus hogares en la selva.

Las pruebas demuestran que los pueblos indígenas cuidan su medioambiente mejor que nadie. En la Reserva de Tigres BRT al sur de la India, donde se ha permitido a los pueblos tribales quedarse, la población de tigres ha aumentado por encima de la media nacional. No hay razón para creer que las expulsiones de pueblos indígenas ayuden a los tigres. De hecho, está perjudicando la conservación de la naturaleza.

La rápida retirada de este borrador ha sido bienvenida, pero ahora queda una enorme preocupación sobre el futuro que se cierne sobre las decenas de millones de indígenas en la India que viven en sus selvas, y otros habitantes de los bosques.

Tomado de: http://www.survival.es/noticias/11367

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Colombia: Proyecto llevará tecnología y educación a niños de diversas zonas del país

América del Sur/Colombia/24 Julio 2016/Fuente y Autor: Dinero- País

Llegó a Colombia un nuevo proyecto que tiene el objetivo de brindar a los niños de diferentes zonas del país la oportunidad de incluir la tecnología dentro de sus procesos de aprendizaje y formación.

El proyecto tecnológico está inspirado en las culturas indígenas colombianas y hace parte de una innovación social que espera replicarse en otros países de la región latinoamericana.

De esta forma, la firma Samsung Colombia presentó Smart School Nómada, ambientes de aprendizaje portátiles que ofrece a los niños colombianos nuevas formas de interacción e innovación en diferentes zonas del país, por medio de la apropiación de tecnologías en sus procesos de aprendizaje.

La firma aclaró que la idea es trasladar el espacio Smart School a diferentes lugares y zonas del país tanto rurales como urbanas. La ‘Maloca Portátil’ cuenta con una pantalla de 32”, tablets, mesas, tapetes y cojines.

Según la firma, también “cuenta con un set de realidad virtual que permite sacar a los jóvenes del espacio geográfico y llevarlos a vivir otras experiencias. Tiene una cámara 360º que permite registrar la experiencia en cada uno de los sitios visitados y luego ese mismo Nómada al viajar a otros lugares, comparte las experiencias anteriores con los niños de la nueva locación”.

Para el Gerente de Ciudadanía Corporativa de Samsung Colombia, César Muñoz, es una “actividad complementaria a la propia escuela, un ambiente diferente para desarrollar otro tipo de habilidades y competencias transversales como la innovación, creatividad, comunicación o trabajo colaborativo en los niños”.

 

Fuente de la noticia: http://www.dinero.com/pais/articulo/smart-school-nomada-lleva-tecnologia-y-educacion-a-ninos-de-diversas-zonas-del-pais/225670

Fuente de la imagen:http://static.iris.net.co/dinero/upload/images/2016/7/13/225681_1.jpg

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Activismo digital en lengua indígena

23 de julio de 2016 / Por: Jenyree Alvarez / Fuente: http://revistaeducacionvirtual.com/

El activismo digital es la participación y organización de los ciudadanos utilizando las TIC para difundir, promover y defender diversas causas civiles, políticas, sociales y culturales, muchas veces buscando un objetivo particular relacionado a las políticas o decisiones de las autoridades. En el activismo, las TIC pueden usarse en su forma más sencilla, para informar; de una segunda manera, para concientizar, denunciar y movilizar a otros ciudadanos y en su función más sofisticada, como herramienta para incidir en políticas públicas.

El activismo digital es un mecanismo poderoso mediante el uso de herramientas tecnológicas como las redes sociales, ha ayudado a dar voz a causas que en los medios de comunicación tradicionales no son muy visibles. El activismo en plataformas digitales ha permitido:

  • Crear nuevas comunidades en espacios virtuales que persiguen causas comunes y se identifican entre sí y comparten los mismos objetivos.
  • Facilitar intercambios, formación de consensos y procesos de coordinación dentro de un grupo, así como la gestión de la información y contactos de manera efectiva. [Una] red social (…) transforma radicalmente las posibilidades de los usuarios, permitiéndoles ser a la vez consumidores y creadores, compartir, reinventar y conformar redes de acción”. Paola Ricaurte (2010)
  • Los actores y sus acciones son interdependientes (no actúan como unidades autónomas). • Los lazos relacionales entre los actores transfieren recursos, tanto materiales como no materiales.
  • Los modelos contemplan estructuras de relaciones como entornos que o bien proporcionan oportunidades, o bien coaccionan la acción individual.
https://globalvoices.org

De allí que, el tema de internet y libertad de expresión de las comunidades indígenas en su lengua materna toma mayor relevancia como pieza fundamental de preservación de estas lenguas, lo cual contribuye a proteger el conocimiento y los conceptos que constituyen frecuentemente expresiones únicas, al mismo tiempo que se resguarda la cultura e identidad de sus hablantes.

Internet ofrece a las comunidades indígenas la posibilidad de expresarse en su propio idioma. Varias cartas recientes de derechos en Internet, como por ejemplo la Carta de Principios y Derechos en Internet y la Carta de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones reconocen este derecho y enfatizan la necesidad de promover y apoyar los esfuerzos hacia una comunidad digital multilingüística con un foco en lenguas indígenas y minoritarias.

«El desafío radica en asegurar no solo el acceso a la información sino también a las herramientas que les permitan crear y compartir contenido multilingüístico».

Generar contenido que asegure la diversidad cultural en línea es el primer paso para ayudar a las comunidades indígenas a tener un rol más activo en la articulación y defensa de políticas relevantes para los derechos de internet, así como la expresión en línea y la inclusión social. A menudo, los grupos indígenas quedan excluídos de los deliberaciones políticas que los afecta directamente. Al fomentar y apoyar su participación digital, las tomas de decisiones podrán ser más inclusivas.

Dentro de las comunidades indígenas en Latinoamérica existe un movimiento emergente en el uso de la tecnología digital para expresarse en sus lenguas nativas. Muchas de estas iniciativas están dirigidas por jóvenes que actúan como “puentes” quienes son guiados por el deseo de generar contenido digital disponible en su propio idioma. Con frecuencia, su activismo digital no es remunerado o no obtiene el reconocimiento debido. Su gratificación es saber que incrementan la presencia de sus lenguas y cultura en Internet y sientan las bases para que las generaciones futuras tengan acceso y la posibilidad de comunicarse.

Estos esfuerzos de base son necesarios para comenzar, pero los cambios en las políticas gubernamentales, internacionales y corporativas son indispensables para lograr un cambio real a nivel social.

Construyendo ciudadanía desde el activismo digital. Disponible en: http://www.alternativasycapacidades.org/sites/default/files/publicacion_file/GuiaDeActivismo%20201403.pdf

Red de Activismo Digital de Lenguas Indígenas. Disponible en: https://rising.globalvoices.org/lenguas/investigacion/

Fuente artículo: http://revistaeducacionvirtual.com/archives/2019

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Brasil: Comunidad guaraní expulsada a la fuerza y sus hogares destruidos

Survival/08 de julio de 2016

 

Un vídeo que muestra la destrucción de los hogares de una comunidad guaraní provoca indignación en Brasil. Las familias afectadas quedan abocadas a sobrevivir al lado de una importante carretera.

Casi un centenar de agentes de policía muy armados expulsaron a la comunidad guaraní de Apy Ka’y, cuyas tierras ancestrales han sido destruidas para dar paso a la agricultura a escala industrial.

 

La lideresa guaraní Damiana Cavanha tras la expulsión de Apy Ka'y.

La lideresa guaraní Damiana Cavanha tras la expulsión de Apy Ka’y.

Esta comunidad guaraní ya se vio forzada a vivir al lado de una carretera durante diez años, tiempo en el que ocho personas murieron atropelladas y otras fallecieron intoxicadas por pesticidas.

En 2013 la comunidad reocupó una pequeña parcela de su tierra ancestral. Ahora han sido expulsados de nuevo después de que un juez concediera a un terrateniente una orden de desalojo, a pesar de las reclamaciones recibidas por parte de los propios guaraníes, de sus aliados en Brasil y de miles de simpatizantes de Survival de todo el mundo.

Ahora los guaraníes de Apy Ka’y han tenido que regresar a los márgenes de la carretera.

Este otro vídeo muestra a policías armados supervisando la expulsión de las nueve familias guaraní-kaiowás. La lideresa indígena Damiana Cavanha aparece denunciando la expulsión, e insiste en el derecho de su pueblo a defender sus vidas, proteger sus tierras y decidir su propio futuro.

En el vídeo Damiana declara: “No aceptamos esto. Me quedaré aquí, es mi derecho. Nosotros también tenemos derechos. No son solo los blancos quienes tienen derechos. Nosotros los indígenas guaraní-kaiowás también tenemos derechos. Muchos de nosotros han muerto (…) los pistoleros los han matado (…) Déjennos quedarnos aquí. Tenemos nuestra tekoha [tierra ancestral], y regresaré a mi tekoha”.

El pasado mes de junio, los pistoleros de los terratenientes atacaron otra comunidad guaraní en Tey’i Jusu. Un hombre fue asesinado y varios otros, incluido un niño de 12 años, resultaron gravemente heridos.

Buena parte de la tierra de los guaraníes les ha sido arrebatada. La agroindustria brasileña lleva décadas intentado mantener alejados a los pueblos indígenas de sus territorios. Los someten a una violencia genocida, a la esclavitud y al racismo para poder arrebatarles sus tierras, recursos y mano de obra en nombre del “progreso” y de la “civilización”.

La situación que afrontan los guaraníes es una de las crisis humanitarias más urgentes y trágicas de nuestro tiempo. En abril de 2016 Survival International lanzó su campaña Stop al genocidio en Brasil para llamar la atención mundial sobre esta crisis en las fechas previas a los Juegos Olímpicos de Río 2016.

Stephen Corry, el director de Survival International, declaró: “Esta es una pésima noticia, y por desgracia demasiado habitual en la devastadora situación que afrontan los guaraníes en Brasil. No podemos quedarnos de brazos cruzados y ver la destrucción de todo un pueblo. Si no se respeta y se cumple el derecho legal de los guaraníes a vivir en su tierra, serán destruidos”.

Tomado de: http://www.survival.es/noticias/11357

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Libro: A people’s history of the American revolution – Howard Zinn

América del Norte/Estados Unidos/04 de Julio de 2016/Autor: Steven/Fuente:Libcom.org

RESUMEN: Alrededor de 1776, ciertas personas importantes en las colonias inglesas hicieron un descubrimiento que resultaría de enorme utilidad para los siguientes doscientos años. Ellos encontraron que mediante la creación de una nación, un símbolo, una unidad legal llamada los Estados Unidos, podrían hacerse cargo de la tierra, las ganancias y el poder político de los favoritos del Imperio Británico. En el proceso, que podrían contener una serie de rebeliones potenciales y crear un consenso de apoyo popular para el gobierno de un nuevo liderazgo privilegiada.

Cuando nos fijamos en la revolución americana esta manera, se trataba de una obra de un genio, y los Padres Fundadores merece el homenaje impresionado que han recibido durante los siglos. Ellos crearon el sistema más eficaz de control nacional ideado en los tiempos modernos, y mostraron las futuras generaciones de líderes de las ventajas de combinar el paternalismo con el comando.

A partir de la Rebelión de Bacon en Virginia, por 1760, había habido dieciocho levantamientos contra gobiernos coloniales. También había habido seis rebeliones negras, desde Carolina del Sur a Nueva York, y cuarenta revueltas de diversos orígenes.

Por este tiempo también, surgió, según Jack Greene, «estable, coherente, eficaz y reconocido élites políticas y sociales locales.» Y por la década de 1760, este liderazgo local vio la posibilidad de dirigir la mayor parte de la energía rebelde contra Inglaterra y sus funcionarios locales. No fue una conspiración consciente, sino una acumulación de respuestas tácticas.

 

Around 1776, certain important people in the English colonies made a discovery that would prove enormously useful for the next two hundred years. They found that by creating a nation, a symbol, a legal unity called the United States, they could take over land, profits, and political power from favorites of the British Empire. In the process, they could hold back a number of potential rebellions and create a consensus of popular support for the rule of a new, privileged leadership.

When we look at the American Revolution this way, it was a work of genius, and the Founding Fathers deserve the awed tribute they have received over the centuries. They created the most effective system of national control devised in modern times, and showed future generations of leaders the advantages of combining paternalism with command.

Starting with Bacon’s Rebellion in Virginia, by 1760, there had been eighteen uprisings aimed at overthrowing colonial governments. There had also been six black rebellions, from South Carolina to New York, and forty riots of various origins.

By this time also, there emerged, according to Jack Greene, «stable, coherent, effective and acknowledged local political and social elites.» And by the 1760s, this local leadership saw the possibility of directing much of the rebellious energy against England and her local officials. It was not a conscious conspiracy, but an accumulation of tactical responses.

After 1763, with England victorious over France in the Seven Years’ War (known in America as the French and Indian War), expelling them from North America, ambitious colonial leaders were no longer threatened by the French. They now had only two rivals left: the English and the Indians. The British, wooing the Indians, had declared Indian lands beyond the Appalachians out of bounds to whites (the Proclamation of 1763). Perhaps once the British were out of the way, the Indians could be dealt with. Again, no conscious forethought strategy by the colonial elite, hut a growing awareness as events developed.

With the French defeated, the British government could turn its attention to tightening control over the colonies. It needed revenues to pay for the war, and looked to the colonies for that. Also, the colonial trade had become more and more important to the British economy, and more profitable: it had amounted to about 500,000 pounds in 1700 but by 1770 was worth 2,800,000 pounds.

So, the American leadership was less in need of English rule, the English more in need of the colonists’ wealth. The elements were there for conflict.

The war had brought glory for the generals, death to the privates, wealth for the merchants, unemployment for the poor. There were 25,000 people living in New York (there had been 7,000 in 1720) when the French and Indian War ended. A newspaper editor wrote about the growing «Number of Beggers and wandering Poor» in the streets of the city. Letters in the papers questioned the distribution of wealth: «How often have our Streets been covered with Thousands of Barrels of Flour for trade, while our near Neighbors can hardly procure enough to make a Dumplin to satisfy hunger?»

Para continuar con la lectura, visite: https://libcom.org/history/peoples-history-american-revolution

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Los sobrevivientes

Colombia7 03 de Julio de 2016/Semana.com

Por:Carl Henrik Langebaek

En Colombia existen por lo menos 86 comunidades indígenas que hablan 65 lenguas diferentes. Esta es su historia, desde que arribaron a este territorio hace 15.000 años.

Los colombianos conocen muy poco, pero hablan mucho sobre los indígenas. Sobre ellos se han inventado toda clase de estereotipos, desde que son salvajes sin educación hasta que son caníbales perezosos. También se han visto como “sabios ambientales” desposeídos de toda tendencia a la violencia (“buenos salvajes” al fin y al cabo); y han sido reducidos a “obstáculos para el desarrollo” o ensalzados a “esperanza de la humanidad”. Ninguna de estas ideas resiste un análisis profundo, pero se arraigan en la mentalidad nacional sin remedio.

Entre las ideas más comunes está que los indios son “nuestros indios”. A partir del desarrollo de la mentalidad criolla americana, los descendientes de europeos inventaron la idea de que los pueblos autóctonos eran ‘suyos’. Los líderes de la independencia relacionaron su causa con la de los nativos que habían sido conquistados por los españoles (sus antepasados, por lo demás), se autoproclamaron víctimas de la conquista y defensores de los indios, aunque ninguno de ellos, Bolívar incluido, parece haber sido proclive a las causas de los indios de carne y hueso. De allí en adelante, y hasta nuestros días, los indígenas han sido “fuente de la nacionalidad” de otros. Hoy, por igual, batallones del Ejército, frentes guerrilleros y bloques paramilitares se han apropiado de nombres indígenas.

En 1492 existía una amplia diversidad de pueblos, una población abundante y un legado nada despreciable de más de 15.000 años de ocupación del territorio. Es probable que la cantidad de nativos rondara por los varios millones de habitantes, siendo el cálculo más optimista cercano a unos 7 millones, lo cual, aunque exagerado, desmiente la idea de un territorio prácticamente desocupado a la llegada de los españoles.

Se trata de gente que llegó en diferentes migraciones originadas en Asia, que entraron al continente a través de Norteamérica. Los pobladores originales se desplazaron inicialmente de norte a sur, pero luego también lo hicieron de sur a norte, de las tierras bajas a los Andes y viceversa. Esta historia explica por qué a la llegada de los españoles la población indígena ya era mestiza, producto de diversas mezclas no solo genéticas sino culturales.

Grupos numerosos ocuparon algunas partes del país como la cordillera Central, el Alto Magdalena, la sabana de Bogotá y la Sierra Nevada de Santa Marta. En otras regiones la presencia fue menor, como en la Amazonia, los Llanos Orientales y la costa Caribe. Algunos pueblos practicaron la agricultura intensiva; otros, una agricultura más móvil y unos más, la caza y la recolección.

En algunos casos, las poblaciones indígenas modificaron ampliamente los ecosistemas e incluso pudieron generar procesos de erosión y sobreexplotación de los suelos. En otros transformaron muy poco el paisaje. Esto se entiende por sus modelos de organización social: comunidades como la muisca de Boyacá y Cundinamarca, o la tayrona de la Sierra Nevada de Santa Marta, estaban jerarquizadas, mientras en otras casi ni existía la diferenciación social. En fin, más de 15.000 años de historia no habían transcurrido en vano: se habían desarrollado múltiples formas de adaptación al medio, y de relaciones económicas, políticas y sociales.

A la llegada de los españoles había una extraordinaria diversidad. Y ellos fueron conscientes de esto. En el siglo XV ninguno se atrevió a considerar que había encontrado un territorio ocupado por poblaciones homogéneas. No obstante, la Conquista precipitó cambios dramáticos que amenazaron esa diversidad. El primero de ellos fue el desastre demográfico: miles de indígenas murieron por las enfermedades introducidas desde el Viejo Mundo (Europa y África especialmente), y en menor medida por los conflictos bélicos y las formas de trabajo forzoso impuestas por los conquistadores.

El hecho es que en menos de 100 años su número se había reducido a una fracción. Pasarían siglos antes de que el territorio que hoy es Colombia se recuperara de ese desastre. Quizá solo a principios del siglo XX alcanzó el nivel de población que existía a comienzos del XVI. El mismo proceso disminuyó la diversidad biológica y cultural de la población. Algunas comunidades se extinguieron, otras se mezclaron entre sí y, en casi todas, el nivel de vida se redujo considerablemente.

La debacle que se inició en el siglo XVI implicó una alteración del paisaje sin precedentes. Enormes áreas antes dedicadas a cultivar quedaron cubiertas de bosques y pajonales o invadidas de ganado. Las sociedades se transformaron social y culturalmente de forma irreversible. Las estructuras de poder prehispánicas cambiaron por completo, las jerarquías tradicionales entraron en crisis: algunas se adaptaron al sistema español y otras colapsaron. En muchos casos comenzó un activo proceso de mestizaje con blancos y africanos. Poblaciones enteras fueron trasladadas o migraron voluntariamente a regiones menos expuestas a la colonización. Las dinámicas económicas también cambiaron, no solo por la llegada de actividades como la ganadería, sino por la imposición de nuevas formas de trabajo a disposición de la Corona, la estructura administrativa virreinal y la Iglesia.

No obstante, la población indígena sobrevivió. No solo en términos biológicos, a través del mestizaje, sino también en términos culturales. Los indígenas del país no son homogéneos: existe en ellos una enorme diversidad biológica, lingüística y cultural. Mantienen formas de ver el mundo, a las otras sociedades y a la naturaleza, muy diferentes entre sí pese a los estereotipos. El país tiene una población de cerca de 1.400.000 indígenas, distribuidos entre 86 pueblos (datos del gobierno) y 102 comunidades (según la Organización Nacional Indígena de Colombia, Onic).

Tienen un alto porcentaje de participación en los departamentos de Vaupés (más del 66 por ciento), Guainía (64 por ciento), La Guajira (45 por ciento), Vichada (45 por ciento) y Amazonas (43 por ciento). También son importantes en términos demográficos en el cauca (21,5 por ciento) y Putumayo (21 por ciento). Algunas poblaciones son, desde el punto de vista económico, campesinas, otras son urbanas y algunas se dedican al comercio. Cerca de 500.000 personas conservan 65 lenguas o dialectos nativos. Además, el 75 por ciento vive en zonas rurales.

Muchas comunidades han recuperado durante los últimos años cantidades considerables de tierra y tienen niveles de vida por encima de sus vecinos mestizos y afrocolombianos. Otras pierden cada vez más sus medios de subsistencia. Sobre el papel, cerca del 31 por ciento del territorio nacional es indígena, pero buena parte de esa tierra se concentra en áreas protegidas y son de gran susceptibilidad al cambio ambiental. Además buena parte de esas tierras son amenazadas permanentemente por la violencia de los grupos ilegales, incluyendo paramilitares y guerrilla, por el cultivo de plantas con las cuales se obtienen drogas ilícitas, o por la minería ilegal.

Ojalá los colombianos cuestionemos el derecho que nos ha asistido desde hace siglos de considerar nuestros a los indios. Ellos solo se pertenecen a sí mismos. Y ojalá también conozcamos mejor y apreciemos a esta importante población, como también a los grupos campesinos y urbanos que deberán jugar un papel fundamental al construir un mejor país.

Fuente: http://www.semana.com/nacion/articulo/el-poder-de-las-razas-historia-de-comunidades-indigenas-de-colombia/480202

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Una hidroeléctrica amenaza a un pueblo indígena en Guatemala. Sólo deja coger agua desde las 7 hasta las 17hs

www.ecoportal.net-Por: Alba Ara Anel

Guatemala es el segundo país del mundo con mayor proporción de población indígena, por detrás de Bolivia. Según el Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas, el número de habitantes estimado alcanza los 6 millones, lo que equivale al 60% del total del país. “La empresa sólo deja coger agua desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, pero el agua es fundamental para la vida. No tiene horario”.

A pesar de constituir más de la mitad de la población, las comunidades indígenas ven a menudo vulnerados sus derechos básicos y los de sus territorios al servicio de la práctica capitalista más ambiciosa. El ejemplo más reciente es el caso del complejo hidroeléctrico Renace, un proyecto promovido por el grupo guatemalteco Corporación Multi-Inversiones (CMI) y construido por la española Cobra-ACS, cuyo presidente y consejero delegado es Florentino Pérez y en la que la familia March es uno de sus máximos accionistas.

La intervención se extiende a lo largo de 30 kilómetros del río Cahabón, en la región de Alta Verapaz, y está llamada a convertirse en la mayor hidroeléctrica del país. Como consecuencia de la obra, el flujo del agua está desapareciendo casi por completo, y con él las comunidades que desarrollan su vida en torno a esta área fluvial. El problema actualmente está afectando a alrededor de 29.000 indígenas quekchí a los que en ningún momento se ha consultado para la puesta en marcha del proyecto, a pesar de la obligación recogida en el Convenio Internacional 169 de la OIT sobre pueblos indígenasy tribales que Guatemala ratifica.

Ante esta situación, la ONG Alianza por la Solidaridad presentó este jueves 16 de junio una campaña de recogida de firmas que busca sensibilizar y presionar a la compañía por la masiva violación de derechos que esta acción empresarial está suponiendo para la comunidad quekchí de Guatemala. La iniciativa se enmarca dentro de TieRRRa, una campaña que vela por el desarrollo empresarial ético y respetuoso con los recursos naturales y los derechos humanos, y vigila que los intereses de las grandes corporaciones no se impongan a ellos.

En la presentación, Almudena Moreno, responsable de la campaña, explicó cómo descubrieron el caso de Renace. En un principio, la iniciativa se entendió como un ejemplo de buena práctica empresarial, debido a la información falseada que CMI facilitaba. Sin embargo, tras dos años de investigación se dieron de cuenta de que se trataba de todo lo contrario. “El desastroso estado actual del río Cahabón, la división social que ha generado en la zona el proyecto y la falta de una consulta informada a los afectados y un estudio real de impactos son algunos de los elementos que nos indican que no es una buena práctica y debe por ello debe pararse”. Su objetivo es llegar a las 10.000 firmas y hacerlas llegar a Florentino Pérez para exigir la paralización de las obras hasta que no se haya realizado un informe independiente que evalúe el impacto económico, social y ambiental global que este proyecto supone para el territorio y sus habitantes.

El impacto ambiental y social

Bajo la visión empresarial más ambiciosa y agresiva, el potencial natural que tienen muchos territorios de Lationamérica la convierte en un destino perfecto para la instalación de grandes proyectos. “Para las empresas no importa el territorio, si no lo que puedan sacar de él. Importa la rentabilidad y la maximización de la producción”, explica Erika González, del Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL). “Todo ello independientemente de la destrucción de los ecosistemas y el impacto sobre la población que la obra pueda ocasionar”.

La puesta en marcha de estos proyectos tiene duras consecuencias sobre la salud de las personas que viven en los territorios, derivadas de la contaminación de las aguas y el ruido. El impacto se agrava todavía más cuando se trata de territorios indígenas, como es el caso del río Cahabón, en los que la tierra y los ríos desempeñan un papel central en el desarrollo de la vida de las comunidades que lo habitan, además del fuerte valor simbólico, espiritual y cultural que adquieren dentro de su cosmovisión.

Julio González, de la ONG Madre Selva de Guatemala, destacó durante la presentación de la campaña la importancia que tiene el río para la comunidad quekchí y cómo la instalación del complejo hidroeléctrico va a afectar a su día a día: “La empresa sólo deja coger agua desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, pero el agua es fundamental para la vida. No tiene horario”. Así mismo, destacó la responsabilidad del Grupo Cobra-ACS en permitir que estas violaciones de derechos sucedan: “Una empresa que elige contribuir a este desastre, es cómplice de las muertes que se puedan producir, no puede lavarse las manos respecto a lo que pasa en el territorio”.

Las multinacionales hidroeléctricas en América Latina

El de Renace no es el único caso de violación de derechos indígenas derivada de una decisión empresarial unilateral de estas dimensiones. La campaña TieRRRa desveló otros dos casos similares, como el de la explotación de un acuífero por parte de la embotelladora Coca-Cola en El Salvador; o el de la apropiación para construir otrahidroeléctrica por parte de Hidro-Santa Cruz (Ecoener-Hidralia) del río Cambalan de Guatemala, sagrado para las personas que viven en torno a él. Tampoco se puede olvidar el Caso Quimbo, otra central hidroeléctrica emplazada en el río Huila para cuya construcción el Grupo Endesa invirtió 837 millones de dólares; o los numerosos proyectos de obra en Honduras que terminaron con el asesinato de Berta Cáceres por defender su territorio frente a las multinacionales.

Erika González cuenta cómo el modo de proceder en la instalación de este tipo de proyectos es muy similar en todos los casos: “Los gobiernos y las empresas establecen acuerdos muy opacos para la población, que no sabe lo que va suceder hasta que ve la maquinaria ya en funcionamiento. Es una clara muestra de déficit democrático: no se les consulta ni se les proporciona toda la información desde el primer momento, y por lo tanto no pueden alegar”.

La investigadora de OMAL habla también de los argumentos a los que recurren los estados para justificar la cesión de los territorios a las empresas. “Los gobiernos insisten en la cantidad de producción energética que estas acciones van a traer al país, pero en la mayoría de los casos esta producción no va destinada al abastecimiento de la ciudadanía, si no a los intereses de la empresa que no repercuten para nada en la población autóctona”. En la presentación de la campaña del Caso Renace, Karen Ramírez, de la Asociación ProVida/ Foro del Agua de El Salvador, aseguró que “muchos gobiernos de Centroamérica ponen por encima de los derechos humanos de lospueblos indígenas la ayuda a las transnacionales”.

En algunas ocasiones, los Estados sí llevan a cabo consultas para no vulnerar lo dispuesto en el Convenio 169 de la OIT y justificar la intervención. “Sin embargo, en la mayoría de los casos se realizan de manera irregular, sin informar adecuadamente a la población e incluso recurriendo al chantaje para conseguir firmas” asegura Erika González.

Cuando la oposición social se organiza contra estas violaciones del territorio, tanto las compañías como los gobiernos responden con diferentes medidas para frenarla y desarticularla. “Las empresas optan por la estrategia de cooptación, mediante amenazas y otras acciones agresivas contra la población para ganarse su apoyo. Por otra parte, el estado criminaliza a las personas más visibles y activas de la oposición social, y se producen denuncias y encarcelamientos de defensores de derechos humanos”, continúa Erika González. Karen Ramírez también dedicó parte de su intervención al recuerdo de los “presos políticos” en Centroamérica, arrestados por defender los derechos de la población y del medioambiente.Ecoportal.net

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