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Marta Martínez: «La infancia está demostrando una capacidad de resistencia mayúscula»

Pablo Gutiérrez del Alamo

Los datos definitivos todavía no se conocen. Las tres personas que pusieron en marcha el estudio #InfanciaConfinada (con el apoyo de Enclave de Educación) están trabajando contrarreloj para publicarlos a inicios de la semana que viene, con todas las dificultades que cualquiera está viviendo estos días.

Hace unos de días hicieron públicos algunos de los primeros resultados que han podido entresacar de las 425 encuestas que niñas, niños y adolescentes decidieron responder: 25 preguntas de temática variada relacionadas todas con su situación actual tras más de un mes de encierro.

El 61,6% se muestra aburrido durante estas semanas de confinamiento. El 36,7% está o ha estado preocupado por la situación; el 28% muestra tristeza y un 16,2%, miedo. Estos son algunos de los sentimientos que dicen tener las y los chavales que han respondido, principalmente, de entre 10 y 14 años.

«La infancia está demostrando una capacidad de resistencia mayúscula», dice Marta Martínez, una de las responsables de la encuesta. La socióloga y experta en la infancia y sus derechos, asegura que comienzan a acusar el cansancio, «como casi todos», pero que, aún así, «están resistiendo más de lo que nos imaginábamos».

Martínez, además de destacar la capacidad de aguante de la infancia en esta situación («hay varios que hablan de que la situacón es como estar en una cárcel», a pesar de lo cual entienden qué está pasando), señala que tienen muy claro qué tienen que hacer. La investigadora destaca cómo, al pedirles una definición del confinamiento, «lo tienen clarísimo: estamos encerrados por un tema de salud, por mandato gubernamental», aunque, lógicamente «están deseando que termine».

Diferencias en la infancia

Aunque Martínez no puede adelantar muchos datos (el informe final esperan publicarlo el próximo día 27, cuando niñas y niños puedan, por fin, salir de casa con cierta frecuencia), sí asegura que se han encontrado algunas diferencias relativas a cómo están viviendo estas semanas niñas y niños. Principalmente, diferencias relacionadas con el género y a qué dedican el tiempo en sus casas.

«Las niñas están teniendo actividades más de carácter relacional», comenta Marta Martínez. Los niños, por el contrario, están más centrados, por ejemplo, en jugar con el ordenador o la consola.

Dentro de la lista de cosas que hacen, las niñas destacan por dedicar (20 puntos porcentuales más) más tiempo a las tareas escolares, chatear con otras niñas o niños, llamar por teléfono a alguna persona y a salir al balcón a aplaudir. Martínez asegura que «cabe pensar que están más activas que ellos».

Gráfico: Infancia Confinada

También aquí el estudio ha arrojado algunas diferencias por género y mientras para el 30% de los chicos, sus abuelos son tema de preocupación, este porcentaje sube hasta el 60 en el caso de las niñas. «Presumimos, explica Martínez, que tiene que ver con esa parte relacional» que están demostrando ellas. Unas distancias que se ven también en relación a la preocupación de que algún familiar enferme durante la pandemia y el confinamiento. Mientras este asunto está en la cabeza del 90% de las chicas, lo está en el 79% de los niños. «Tengo la sensación, es una interpretación, de que las chicas están más al corriente de las noticias, tienen más relación familiar y con la realidad que los chicos, que parecen estar más aislados».

Otras diferencias que han aparecido se refieren, obviamente, a los tramos de edad. Martínez sostiene que hay algunas preocupaciones que se dan más entre los menores de 13 años y otras entre los mayores.

Entre las preocupaciones de los más pequeños están muy presentes las abuelas y abuelos. «Muy poquitos niños están pasando el confinamiento con sus abuelos, y es un tema que está muy presente». Principalmente les preocupa que estén pasando este tiempo en soledad.

Relación con la familia

El confinamiento y la situación de continuar el curso escolar en línea, niñas y niños destacan, entre las cosas que les gustan, poder tener más horas de sueño, por ejemplo, o ser capaces de decidir en qué actividades ocupan su tiempo libre. Algo que parece que, hasta el momento, no podían o no tenían tanta libertad.

Martínez también destaca que en una de las preguntas abiertas, en las que niñas y niños podían expresarse libremente por algún tema que tuvieran en mente, destaca que el 42% de las respuestas hablan de, como algo positivo del confinamiento, pueden pasar más tiempo con sus familias. Desde el punto de vista de la investigadora, el confinamiento ha desplazado las tareas de conciliación, tanto en lo relacionado con el trabajo como en cuanto al apoyo para realizar las tareas escolares.

Marta Martínez resume la cuestión con algunas de las frases que niñas y niños han dejado en el cuestionario: «Me siento feliz porque estoy con mi familia», «nunca había jugado tanto con mi familia como en el periodo de confinamiento», «me lo estoy pasando super bien; lo que más alegre me pone es que no tengo que ir al cole».

Es verdad, comenta la investigadora, que también se notan aquí ciertas diferencias. Aunque la mayor parte de las respuestas hablan del tiempo que pasan con las familias, en un porcentaje importante, cuando estas referencias se hacen, se refieren, mayoritariamente, a las madres y no tanto a los padres.

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Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/22/la-infancia-esta-demostrando-una-capacidad-de-resistencia-mayuscula/

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España: Tres maestros relatan cómo es educar en tiempos de cuarentena

Europa/España/23 Abril 2020/elpais.com

La finalidad de la educación es algo más que transmitir conocimientos. Estos docentes explican su realidad y cuáles son sus preocupaciones

Desde que comenzó el confinamiento, las tareas escolares han sido un tema recurrente en redes y medios de comunicación y han sido el eje central de preocupación de muchas familias; pero ¿cuál es su realidad? ¿Qué preocupaciones los acompañan?

Diego Téllez Rodriguéz, docente en Alicante, manifiesta su preocupación por solventar las desigualdades y pone énfasis en la necesidad de adaptarse a los alumnos y no al revés:

Del mismo modo en que trato de atender las diferentes necesidades dentro del aula, ahora, con más motivo, debo ser muy sensible a la diversidad existente entre las familias con las que comparto proyecto educativo. Todos tuvimos que adaptarnos sin previo aviso.

En mi caso, la realidad es que existen niños con un amplio apoyo familiar y con recursos, otros cuyos padres deben trabajar a diario, y algunos sin internet en casa o sin dispositivos electrónicos más allá de un móvil para toda la familia. Siento la responsabilidad y la preocupación de llegar a todos ellos y por eso tengo abiertas vías de comunicación tanto con los alumnos como con sus padres.

No me gusta la palabra “deberes”, entiendo mi trabajo como un acompañamiento a las familias con la mayor profesionalidad y empatía posible. Fundamentalmente, las propuestas para mis alumnos se basan en cuatro pilares.

Primero, apoyar emocionalmente y transmitir tranquilidad ya que lo realmente importante es que estén bien con sus familias. En segundo lugar, diseñar actividades abiertas de investigación o creación que les resulten interesantes e incluso divertidas. Tercero, ofrecer un seguimiento constante, proporcionando consejos, sugerencias y ayudando en lo que puedan necesitar. Por último, mucha flexibilidad en todos los sentidos, soy yo el que se tiene que adaptar a mis alumnos y no al revés.

Francisco Cidmaestro en Cádiz expresa su malestar y preocupaciones desde que comenzó la crisis, incidiendo en la importancia del respeto:

“Vacaciones para los maestros con esto del coronavirus, ¡anda que no viven bien! “

No os podéis hacer una idea de lo que duele esa frase a todos aquellos que, como yo, amamos la enseñanza.

No,señor mío, no estamos de vacaciones, estamos intentando gestionar una situación nunca antes vivida en nuestro país. Porque una buena mañana, nos levantamos y vimos cómo nos cambió la vida y cómo tuvimos que sacar adelante un proceso educativo sin la más mínima ayuda, con ordenadores obsoletos y con el miedo de las familias en el cuerpo.

No, no estamos de vacaciones, estamos sufriendo porque no sabemos si nuestros alumnos se olvidarán de nuestros abrazos, sufriendo por si aquello que mandamos se ajusta a las necesidades de las familias, sufriendo por si cuentan con los medios necesarios para abordarlo, porque, saben qué, también nosotros tenemos miedo. Miedo a no estar a la altura, miedo a no poder atender a todo el alumnado, miedo a que esos pequeños que más lo necesitan, se estén apartando del sistema.

No, no estamos de vacaciones, estamos en una terrible pesadilla en la que saldremos si estamos unidos, si empatizamos, si nos comprendemos unos a otros.

No, no estamos de vacaciones, ni tampoco queremos aplausos, solo intentamos hacer nuestro trabajo de la mejor manera posible con lo poco que nos ha quedado. Lo que sí quiero es respeto, respeto por todos aquellos docentes de corazón que hacen de esta desgracia la cura para muchos alumnos y familias.

Gonzalo García Biezma, maestro en Madrid, se centra en la importancia de mantener una responsabilidad compartida y afirma sentir el respaldo de las familias:

Para mí, está implicando un gran sobreesfuerzo, como lo está siendo para toda la sociedad, no somos diferentes. Un esfuerzo destinado sobre todo a que el vínculo generado con mis alumnos no se diluya.

Me doy cuenta del valor de la interacción personal en el proceso educativo, que es la base para que se vayan construyendo aprendizajes, para crear un ambiente que predisponga al enriquecimiento y al desarrollo integral. Recursos académicos hay de sobra para que un niño pueda aprender de forma autónoma. Pero, ¿y la guía? ¿Y el refuerzo emocional? ¿Y todo el aprendizaje transversal, quizás el más importante? ¿Cómo conseguir que continuemos juntos? Esto es lo que me ha llenado de mayor preocupación e inseguridad desde el principio, lo que más miedo me daba perder.

Porque quiero a mis alumnos y deseo lo mejor para ellos. Porque los conozco, escucho y respeto, tratando de proporcionarles lo que necesitan individualmente. Les echo mucho de menos, a cada uno de ellos, con sus particularidades, sus deseos, sus defectos y virtudes, etc. ¿Estarán todos bien? ¿Estarán recibiendo aquello que precisan? Estábamos creciendo tanto juntos y ahora siento tristeza por la posibilidad de que finalice el curso sin haber vuelto a verlos, sin volver a ser su maestro.

Las familias me han tendido su mano para hacer de puente con sus hijos. Se han convertido en el cable conductor de conocimientos y emociones y, además, lo han hecho de forma bidireccional.

Ojalá los niños estén recibiendo esto por nuestra parte, porque en el fondo es un regalo. La preocupación por ellos no mengua, pero se atenúa, la responsabilidad compartida pesa menos y enriquece más.

Como ellos muchos docentes más, maestros de corazón,con un preocupación y objetivo común que va más allá de las tareas: el bienestar emocional de los alumnos y sus familias y el trabajo por solventar la diversidad existente para que ninguno sea invisible y quede fuera del sistema.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/04/12/mamas_papas/1586673757_072016.html

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INDIA Se solicita a las universidades que establezcan líneas de ayuda de salud mental para estudiantes

Asia/India/

La Comisión de Subvenciones Universitarias (UGC) ha pedido a todas las universidades e instituciones de educación superior de toda la India que establezcan líneas de ayuda para combatir los problemas de salud mental entre los estudiantes durante la crisis COVID-19 y el período de cierre nacional, informa el Deccan Herald .

En una circular oficial, la UGC declaró que «es importante abordar las preocupaciones psicológicas de los estudiantes y abordar la salud mental y para el bienestar de los estudiantes, las universidades, las universidades y las instituciones de educación superior deben establecer líneas de ayuda de salud mental».

Estas líneas de ayuda deben ser monitoreadas por consejeros y otros miembros de la facultad identificados. “Es importante que los estudiantes se mantengan tranquilos y sin estrés. Esto se puede lograr a través de teléfonos, correos electrónicos, plataformas digitales y de redes sociales ”, dice el UGC.

Mientras tanto, la UGC también ha pedido formar grupos de curación Covid-19 que consisten en estudiantes encabezados por guardias de albergue / facultades superiores que pueden identificar amigos / compañeros de clase que necesitan ayuda y
proporcionar la ayuda necesaria inmediata. Las universidades tienen que compartir los enlaces de video del Ministerio de Salud y Bienestar Familiar de la Unión en sus respectivos sitios web, y también por correo electrónico, Twitter, Facebook y Whatsap
Estos videos incluyen: consejos prácticos para cuidar la salud mental durante la estadía, cuidando nuestras mentes durante el Covid-19, varios expertos en salud sobre cómo manejar la salud mental y el bienestar durante el Covid-19.
Las universidades deben presentar un informe de las medidas adoptadas en el portal de UGC para el monitoreo de la actividad de las universidades. Los estudiantes y el personal pueden contactar: ​​0804 11007 línea de ayuda psicosocial.
Fuente: https://www.deccanherald.com/state/top-karnataka-stories/ugc-directs-to-set-up-mental-health-helpline-822193.html
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Coronavirus: de la crisis sanitaria a la educativa

Algunas “pistas” para abordar la cuestión en educación media.

Celsa Puente

_ Este texto nació del intercambio valioso que mantengo a diario con muchos colegas, pero es necesario señalar especialmente que la profesora Valeria Di Píramo ofreció con mucha generosidad varias de las ideas aquí presentadas._

El 13 de marzo Uruguay ingresó a los países que debieron tomar medidas con respecto a la pandemia mundial del coronavirus. Hasta esa fecha, todos los uruguayos vivimos como si estuviéramos mágicamente exonerados de la cuestión mundial. Es una actitud que tenemos con más frecuencia de lo que podemos asumir conscientemente. Habitualmente nos sentimos diferentes del resto del mundo, incluso de quienes son muy parecidos a nosotros, como ocurre con los ciudadanos del otro margen del Río de La Plata. Tenemos cierta jactancia de nuestra condición. Es cierto que somos pocos, que tenemos un país pequeño y hay algo de la dimensión de lo humano que, a pesar de los pesares, siempre nos hace sentir que podremos sobrellevar con dignidad las desgracias más definitivas.

Hasta el 13 de marzo –ese viernes inolvidable– todos creíamos que estábamos salvados en una suerte de inmunidad “a la uruguaya”, pero la realidad se encargó de mostrarnos que no somos tan especiales como creíamos, ni permaneceremos al borde de la ruta que el coronavirus inició a fines de diciembre, con intenciones claras de atravesar el mundo.

Ese fin de semana sirvió para tramitar el estado de estupefacción en el que algunos quedamos y comprender que aunque el epicentro de la enfermedad estuviera durante los meses de diciembre y enero en China –espacio exótico a nuestros ojos, en el punto geográfico opuesto al nuestro–, el virus se venía trasladando. A fines de febrero, el epicentro geográfico pasó a ser Italia y luego España. Esa cercanía debió alertarnos, pero no reaccionamos, y el lunes siguiente a la aparición de los primeros casos en Uruguay, las preguntas empezaron a surgir en forma desbordada. ¿Qué haremos los educadores sin poder asistir a los centros educativos a menos de 15 días de iniciados los cursos? ¿Cómo sostendremos una práctica pedagógica a distancia para cuidar la salud de todos, pero aprovechando el tiempo de estar en casa en condiciones de confinamiento?

Las señales no se hicieron esperar y la reacción de un conjunto de docentes fue inmediata. Se pusieron en marcha en forma espontánea mecanismos variados, echando mano de la amplia variedad de herramientas que están disponibles, con la intención inicial de cuidar el vínculo con los estudiantes.

La suspensión de la posibilidad de concurrir a los centros educativos abrió el desafío de sumergirnos en el vínculo educativo virtual. Sin lugar a dudas pesaron en esta reacción inmediata del profesorado los antecedentes memorables del trayecto realizado por Plan Ceibal, no sólo porque desde 2007 en Uruguay se realiza el reparto de dispositivos de uso personal a escolares, liceales y docentes, sino porque –incluso– algunos liceos cuentan con dispositivos de uso institucional (notebooks y tablets) que ofician como instrumentos fundamentales. Plan Ceibal también incursionó en la formación de los docentes y propuso desde siempre que la tecnología debía estar al servicio de la pedagogía, y aunque muchos docentes venían postergando la incursión al mundo de la virtualidad como complemento del trabajo en clase, la idea ya estaba sembrada en nuestras cabezas y nuestros corazones. Esta aseveración no pretende negar que existen quienes resisten con fortaleza y desmerecen el trabajo en línea por múltiples causas, que pasan por su propia resistencia a actualizarse, a pensar en lo nuevo, a repensar su rol en un “espacio” diferente al del aula material, y también, en una lectura desde el campo profesional de quien escribe, por el temor siempre vigente y más propio de un libro de ciencia ficción que de la realidad: ser sustituidos por las máquinas. Hoy estamos frente a una situación límite, Plan Ceibal hizo su tarea formidable y esa labor muestra sus efectos en una circunstancia como esta.

Uruguay tiene una condición adicionalmente buena para los vínculos virtuales: es un país con fuerte conectividad a internet. Tenemos internet disponible en forma gratuita en los espacios públicos, en plazas y centros educativos. El problema que se suscita ahora es fundamentalmente la restricción de circulación y la imposibilidad de trasladarse a esos espacios. Sin embargo, inmediatamente se abrió la posibilidad de contar con cinco gigas gratuitos en los celulares que dependen de la empresa estatal Antel como forma de dar una respuesta rápida que facilitara el uso de los dispositivos móviles.

Es necesario puntualizar que, aun con las buenas condiciones enunciadas, con el excelente trabajo previo llevado adelante por Plan Ceibal y con conectividad disponible, la presencialidad es un rasgo indiscutible a la hora de pensar en las relaciones pedagógicas, sobre todo con niñas, niños y adolescentes, y si bien es cierto que hay algunas experiencias muy valiosas de ofrecimientos educativos sostenidos en la virtualidad –o al menos en la semipresencialidad–, en su gran mayoría están dirigidos a la población adulta.

El escenario de la llegada de la covid-19 a nuestro país pone en jaque esa tradición presencial en las aulas y propone un aislamiento físico que pretendemos que no se traduzca en aislamiento social y mucho menos pedagógico, pero que debe resolver el aprendizaje de los y las adolescentes sin que medien, al menos por un tiempo, las instancias presenciales.

La Semana de Turismo ha oficiado como bisagra entre las primeras semanas del año lectivo en que se suscitó el surgimiento de propuestas virtuales a la manera de un volcán, en el que cada docente hizo uso de los soportes y mecanismos que conocía y que le parecieron más adecuados para mantener las actividades de clase, y una situación que parece extenderse inexorablemente por lo menos durante este primer semestre del año. Deberán, por tanto, existir coordenadas claras y una buena planificación pensando escenarios familiares variados, así como una comunicación eficaz que oriente a las familias y que permita prevenir el peor efecto que toda esta situación seguramente generará si no se trabaja con mucha planificación y mensajes definidos: la desvinculación estudiantil.

Algunas consideraciones imprescindibles

El primer aspecto es el que refiere a la comunicación: comunicar claramente a través de los medios masivos toda la información relacionada al funcionamiento y organización que tendrá el desarrollo de los cursos durante este primer semestre del año. Para ello consideramos necesario usar todos los medios masivos, como los canales de televisión abierta, las radios y la prensa en general, a los efectos de asegurar la llegada a todas las familias. Si no se trabaja con eficacia es inevitable que la desvinculación de los estudiantes sea la característica de este año educativo. Uruguay ha hecho un recorrido muy importante en la última década en relación al desarrollo conceptual de la educación media como derecho humano fundamental; es imprescindible rescatar y reforzar el trabajo que se viene haciendo y recordar el compromiso de Estado de que todas las personas de hasta 17 años deben estar incluidas en algún centro educativo. El primer paso es, entonces, informar para erradicar la confusión inicial y brindar información de calidad que oriente tanto a las familias como a niños, niñas y adolescentes. Muchos adolescentes aún no han incursionado en las plataformas educativas ni han tenido vínculos de ningún tenor con sus centros educativos y sus profesores. Es imprescindible salir a recuperarlos, y el camino del regreso se realiza con comunicación clara que no admita dobles interpretaciones.

Para complementar los mensajes a través de los medios masivos, es necesario armar “mesas de ayuda” destinadas a aclarar dudas de las familias. Pensamos en equipos receptores de consultas por medio de correo electrónico y de líneas telefónicas en días y horarios definidos. Estas deberán ser atendidas por el personal liceal: funcionarios administrativos, secretarios y todo el personal de docencia indirecta (adscriptos, preparadores de laboratorio, profesores orientadores bibliográficos, etcétera). Para que funcionen correctamente es necesario instruir a la población a través de campañas en los medios. Cada persona que realice su consulta debe contar con los datos precisos que resultan imprescindibles: nombre completo del alumno, cédula de identidad y grupo. También es necesario que exprese con claridad y brevedad su problema, por ejemplo: “No tengo conexión a internet”, “Mi hija tiene la ceibalita rota”, “No sabemos cómo acceder a las plataformas”, “No ha podido conectarse con sus profes”.

Surgirán seguramente los problemas relacionados con el hardware, por lo que será necesario disponer del préstamo de todas las ceibalitas que están asignadas a los centros educativos y que, en este momento, están inutilizadas, y ofrecer temporariamente otras de las que el propio Plan Ceibal pueda disponer. También es imprescindible generar una alianza entre la Facultad de Ingeniería y Plan Ceibal y la propia Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información para reparar con rapidez todos los equipos que no funcionan o que puedan tener fallas.

Dar respuestas claras, generar un marco de acción común, cuidar la desvinculación y salvaguardar a nuestros estudiantes de la soledad y la endogamia familiar parecen ser hoy imperativos que no admiten demora.

Pero es claro que, si bien los aspectos materiales son significativamente importantes, es necesario organizar la gestión y la práctica pedagógica. Hemos perdido por ahora la contextura edilicia, pero la educación es mucho más que lo edilicio. En el caso de los liceos, hay que retornar a las coordinaciones –que ya muchos centros realizan– en días y horarios que ya estaban establecidos por medio de alguna de las plataformas que habilitan a muchos participantes (como el caso de Zoom), por una parte porque restablecer el contacto con colegas es siempre necesario, pero además hay que generar espacios para evacuar dudas y planificar actividades en equipo. La virtualidad suele dejarnos cierta sensación de soledad que hay que erradicar provocando el encuentro con colegas. En el caso del trabajo por asignatura, consideramos que realizar salas virtuales por zonas y/o centros educativos, con el liderazgo de la inspección de cada uno de los campos del saber, permitirá sistematizar experiencias valiosas y recoger los modos de trabajo que cada profesional va descubriendo. Dejar en cualquier caso los canales de comunicación abiertos siempre: correo electrónico, líneas telefónicas específicas, Whatsapp, etcétera.Es necesario señalar que nada podrá prosperar si no existe una redefinición clara de objetivos en relación al curso y cada una de las asignaturas, sin desconocer que el gran objetivo transversal en esta situación es sostener el vínculo con los estudiantes.

Por otra parte, cada centro debe contar con figuras responsables por liceo de todo lo referido a la tecnología y sus usos, para que canalicen dudas y vehiculicen la comunicación entre estudiantes y docentes a los efectos de organizar el trabajo. En el caso de los liceos dependientes del Consejo de Educación Secundaria (CES), contamos con el Profesor Orientador en Informática y Tecnología Educativa (POITE). En su perfil, aprobado por el CES el 13 de noviembre de 2014, se establece que una de sus funciones esenciales es constituirse en un “facilitador” para acercar la tecnología al resto de la comunidad educativa, para promover su uso y colaborar en los desafíos pedagógicos que implican su incorporación al aula. Investigará y asesorará al resto de los actores institucionales sobre el uso de los distintos recursos digitales existentes, las potencialidades que tienen y las habilidades que requiere su uso (CES, Resolución del Expediente 3/15662, 13/11/2014). Hoy su lugar ha tomado un valor especial, pues muchos colegas educadores necesitan de la presencia de estas figuras para recibir orientación en relación al uso de plataformas y otras herramientas posibilitadoras del encuentro con el grupo.

De la experiencia espontánea nacida de la buena disposición de los docentes en estas primeras semanas se confirmó que, si no se organizan los encuentros, pueden acumularse múltiples demandas para los estudiantes, y se corre el riesgo de provocar el efecto contrario al deseado, pero también de sobrecargar de tareas a los educadores. Creemos que es imprescindible posibilitar el contacto virtual con frecuencia semanal para generar hábitos, completar explicaciones o aclarar pautas y consignas de los trabajos propuestos en un horario bien planificado. Pensamos en un espacio en el que hacer devoluciones, socializar dudas, inquietudes y avanzar en algún contenido que sea esencial para continuar proponiendo actividades para la semana siguiente. Por eso aconsejamos respetar el horario de clase. En caso de lograr el encuentro sincrónico con los estudiantes, por medio de alguna plataforma que habilite el encuentro a la manera de una “presencia virtual”, sería deseable que la grabación quedara habilitada al menos 48 horas después de la clase para posibilitar que aquellos estudiantes que por problemas técnicos o imposibilidad de contar con un dispositivo para acceder al contacto cuenten con el tiempo adecuado para acceder a la clase. Es necesario pensar en todos y dejar de tener discursos que sólo vayan orientados a niños, niñas y jóvenes de clase media. Se hace imprescindible incorporar en los diseños con sensibilidad la situación de muchos estudiantes de clases bajas que están acuciados por infinidad de problemas; la conectividad, la disponibilidad de un espacio en el hogar y la propia pobreza formativa de los adultos que los rodean son apenas una aproximación a las grandes problemáticas que deben asumir cotidianamente. “La piola se corta siempre por el lado más débil”, expresa un famoso dicho popular, y todos sabemos que el lado débil de la piola siempre es el de la educación, máxime en estas condiciones. Por lo tanto, si nos proponemos abordar todo el abanico de situaciones diversas de nuestros jóvenes y tener claro que nada debe impedir que todos los estudiantes uruguayos estudien, debemos tener en cuenta que si se agotaron los caminos por medio de la tecnología, ya sea porque no se pudo resolver la conectividad en el hogar; la conectividad es limitada y son muchos miembros en la familia; no hay suficientes dispositivos, o cualquier otro impedimento, es necesario recurrir a métodos más tradicionales. Quizás pueda implementarse una modalidad en papel, armando “paquetes” con actividades fotocopiadas que puedan ser entregados quincenalmente. Cada paquete debe tener las mismas actividades o equivalentes a las que los otros integrantes del grupo hacen en línea.

Entre el 16 de marzo y el 5 de abril hemos visto muchos videos motivadores realizados desde los centros educativos. Algunas de estas producciones fueron hechas por los profesores y equipos de directivos y adscriptos para convocar a los estudiantes y mitigar la soledad. “Estamos contigo”, repiten los protagonistas de una de estas producciones, como frase que se reitera para dar lugar a la presencia adulta aunque parezca invisible. Otros fueron un poco más explícitos, de discursos más largos y forjados desde la aclaración de la situación, dando indicaciones para adherirse a los nuevos formatos y soportes educativos. Asumir “lo que toca”, dice un video argentino que se viralizó, “ya sabemos que no es justo”, “nunca es un momento propicio para lo que toca […] por eso decimos que “toca” porque te embate, te embiste, te trastoca […].

La situación parece más compleja aún con un Codicen que no termina de conformarse y unos consejos desconcentrados aún sin nueva integración, en los que las autoridades salientes parecen “congeladas” y las entrantes, aún no nombradas, no tienen investidura para actuar. Esto se constituye en un obstáculo importante. La rapidez a la hora de dar directivas puede ser determinante para aprovechar el caudal que los docentes ya demostraron tener, para así organizar un semestre de trabajo que sea fértil y permita sostener el sistema educativo a pesar de la pandemia. Aun cuando se maneje en el discurso el regreso a clases presenciales en las localidades rurales –que tampoco se constituyen en un universo uniforme, pues hay centros con pocos alumnos y otros con muchísimos–, la realidad es que esta pandemia aún no da tregua y pasará mucho tiempo antes de que podamos habitar el aula como solíamos hacerlo. Dar respuestas claras, generar un marco de acción común, cuidar la desvinculación y salvaguardar a nuestros estudiantes de la soledad y la endogamia familiar parecen ser hoy imperativos que no admiten demora. La gestión, los mensajes claros y el aprovechamiento de la capacidad tecnológica del país, junto con el compromiso de los educadores, parecen constituir un escenario excelente si se actúa con la rapidez y la precisión que las circunstancias reclaman.

Celsa Puente es profesora de Literatura y fue directora del Consejo de Educación Secundaria.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/articulo/2020/4/coronavirus-de-la-crisis-sanitaria-a-la-educativa/

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Hacer de la necesidad virtud (I): Reforzar los vínculos

Guadalupe Jover

De la noche a la mañana la docencia directa, la presencia física, el diálogo cara a cara, el trabajo comunitario se ha visto sustituido por un sinfín de aplicaciones y plataformas que manejamos a tientas -quienes contamos con dispositivos móviles y conexión a internet- y cuyas muchas sombras no queremos plantearnos.

Asomó enseguida la brecha digital. Es decir, la brecha social nos estalló en la cara. Cuando la Comunidad de Madrid argumentaba el otro día que la mayor respuesta del alumnado de bachillerato se debía a sus mayores dosis de responsabilidad y compromiso con los estudios, pretendía obviar dos cosas: que quienes llegan a bachillerato son, en la mayor parte de los casos -hasta PISA lo confirma-, quienes pertenecen a determinados entornos socioeconómicos y cuentan, por tanto, con uno o varios ordenadores en casa; y que la comunicación con ellos se establece al margen de la plataforma institucional de Educamadrid, que tantísimos problemas nos ha dado y de la que no debemos escapar con los más pequeños. Lo más triste de todo esto es que es posible anticipar -si no se da un golpe de timón en las políticas sociales y escolares- qué estudiantes de 1º de ESO llegarán a bachillerato, tomando como criterio el lado de la brecha digital en que han caído.

Valga un ejemplo entre otros muchos posibles. Uno de mis alumnos de primero apenas daba señales de vida en el aula virtual del instituto. Pongamos que se llama Ahmed. La tutora contactó al fin con su familia. Y esto fue lo que nos dijo: “Acabo de hablar con la familia de Ahmed. En persona es más o menos fácil comunicarme con ellos, pero por teléfono es imposible. Ahmed se ha puesto por fin al aparato y me ha contado que no tiene ordenador y que se va ‘sin que le pille la policía’ a casa de su hermano que sí tiene”. Se nos partía, claro, el corazón. Para que nos hablen luego de responsabilidad y compromiso.

Parece al fin que algunas comunidades van a proveer de dispositivos y conexión a los hogares que carecen de ambas e, incluso, introducirán mejoras en sus propias plataformas aprovechando el parón vacacional. Bienvenidas ambas medidas.

Vayamos, entonces, a un segundo escenario. Imaginemos que estamos ya en condiciones de comunicarnos, todos sin excepción, de manera virtual. Quienes lo han hecho durante estas semanas -y hablo de estudiantes, docentes y familias- saben bien lo abrumadora que puede ser una tarea planteada de manera atomizada: decenas de asignaturas y decenas de actividades y ejercicios, muchos de ellos absolutamente descontextualizados, e imposibles de acompañar en el proceso. Un proceso que reclama horas y horas de pantalla y que nos tiene a estas alturas absolutamente desbordados. A todos.

Y mientras, en los hogares, pasan cosas: enferma el padre, fallece la abuela, la madre se queda sin trabajo. La convivencia es fácil o difícil. El aislamiento se sobrelleva con recursos o pasa factura en la salud, en el ánimo y en el trato. Sobrecoge imaginar (o conocer) qué vivencias están teniendo ahora mismo nuestros alumnos y alumnas.
Necesitamos buscar, creo, respuestas colectivas a un problema colectivo. El confinamiento ha disparado aún más la soledad académica. Preñada de buena voluntad, es cierto. De incontables horas y muchísimo cariño. Es cálida la comunicación de estos días, pese a no tenernos delante. Pero seguimos trabajando a solas. Aún más a solas que nunca.

La preocupación de la inspección estos días parece ser -y se entiende que así sea- cómo vamos a acometer la calificación del alumnado en un fin de curso incierto. Pero en no menor medida debiera preocuparnos qué aprendizajes vamos a impulsar en los tres meses que aún faltan para las vacaciones de verano.

Y aún más debiera preocuparnos -es lo que de verdad nos preocupa a quienes estamos a pie de aula- cómo dar apoyo emocional a nuestro alumnado en estos días tan difíciles. Por eso, si hay un quehacer docente irrenunciable ahora mismo, ese es el de la tutoría. Ojalá hubiéramos contado en cada centro con sólidos equipos de trabajadores sociales; cuánto más fácil sería ahora. Pero no es el caso. Y como ninguno de nosotros somos capaces de llegar a conocer las circunstancias de cada uno de nuestros más de cien o doscientos estudiantes, habremos de echar el resto con los 30 de nuestra tutoría. Es el momento de los tutores. Incluso en vacaciones.

Se ha escrito mucho en estas semanas acerca de cuáles han de ser ahora las prioridades: cuidar el bienestar personal, facilitar -y no tensar- la convivencia familiar, procurar la equidad. Con estos cimientos claros, es importante que Administración y docentes aprovechemos la tregua de las vacaciones para repensar cómo acometer este extraño tercer trimestre, también en lo académico.

El Consejo Escolar del Estado baraja entre sus recomendaciones posibles no avanzar contenidos nuevos en lo que queda de curso: esta concepción del aprendizaje como una vertiginosa sucesión de epígrafes en el libro de texto no deja de ser extraña. Pero puesto que está hondamente arraigada y nos encontramos ante una coyuntura que nos legitima para superarla, ¿por qué no ponernos a ello?

¡Cuántas veces hemos querido acometer actividades que se nos antojaban hondamente formativas pero que nos reclamaban tiempo; cuántas veces hemos querido preparar pequeños proyectos interdisciplinares pero el currículo nos apremiaba; cuántas veces hemos querido abrir la mirada al entorno y otras urgencias nos lo impedían! Ni para leer había tiempo, al parecer.

No sé si tiene mucho sentido “volver” de Semana Santa y seguir como hasta ahora: tratando de dar seguimiento individual a nuestras respectivas programaciones, sea “avanzando” sea “repasando”. No podemos dedicar tampoco la mayor parte del tiempo a una interminable -y a menudo estéril- supervisión de tareas. Un escenario nuevo reclama una estrategia diferente y este, en su enorme tragedia, entraña una oportunidad también para repensarnos como equipos docentes.

Mi propuesta es sencilla: coordinémonos más, compartamos materiales, trabajemos en equipo. Y propongamos a chicos y chicas tareas menos fragmentadas y más vinculadas: vinculadas entre sí, con ellos y con el mundo. Plantémonos qué aprendizajes son de verdad relevantes.

Y para todo ello, para salvaguardar el bienestar personal y la convivencia familiar, para salvar la equidad y promover aprendizajes que en otros contextos no son siempre posibles, necesitamos también de las bibliotecas. Mañana hablaré de ello.

Nota. Concluido ya este artículo y enviado a la redacción tengo noticia de esta iniciativa: “Suspender las programaciones” del IES Cartima (Cártama, Málaga). Qué mejor ejemplo de cuanto propongo.

Guadalupe Jover es profesora de Educación Secundaria

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Ojo con sobrecargar a los niños con deberes durante la cuarentena

Por: Carolina García

El juez Emilio Calatayud alerta de que los menores ya tienen bastante con combatir el coronavirus. Varias expertas piden una racionalización justa de estas tareas

«El sistema de educación a distancia que se ha implantado para los niños en este confinamiento está siendo el mayor error de todos los que se están cometiendo. Todo se basa en hacer deberes y que los padres les enseñemos lo que tienen que hacer”. “Pensad que los adultos sí salimos. Poco, muy poco, pero salimos. Al supermercado, a tirar la basura, a pasear el perro. Pero hay niños y niñas sin terraza siquiera que no han tomado el aire ni unos minutos desde que empezó todo esto. Hay que frenar con los deberes”. Las quejas por la gran cantidad de deberes son una realidad en las redes sociales. Cada día, muchos padres y madres reconocen estar sobrepasados por tener que combinar teletrabajo y tareas escolares durante la cuarentena. Y muchos otros inciden en el hecho de que los niños llevan ya semanas encerrados sin salir de casa y que les estamos echando sobre la espalda mucha responsabilidad. ¿Se están adecuando correctamente las tareas escolares a la situación actual de confinamiento?

Una de las voces que ha entrado en el debate ha sido el juez Emilio Calatayud. El magistrado, defensor acérrimo de los maestros y la educación, ha recalcado, en el blog que publica con asiduidad en el periódico Ideal de Granada, que en esta etapa tan excepcional “los niños ya tienen bastante con el deber de luchar contra el coronavirus”. La crítica del juez se produce en un momento en el que España vive su peor semana, en cuanto a infectados y fallecidos, desde que comenzó la crisis del Covid-19. Calatayud, al que su carácter transgresor en sus opiniones siempre le acompaña un revuelo de polémica, ha querido en esta ocasión recalcar primero la admiración y respeto que siente por los maestros y profesores y los reconoce como imprescindibles, “pero para cuando esto pase”. “Pero ahora, por favor”, prosigue, “¡ojo con el exceso de deberes, maestros!”.

Para el juez, los menores ya tienen bastante con el deber de luchar contra el coronavirus. Y los felicita por ello: “Estar confinados es para ellos quizá más incómodo que para los adultos, pero saben que su papel es muy importante para evitar que se extienda el contagio entre sus abuelos”. No se olvida tampoco de los hijos de médicos, cajeras, policías, etcétera, y como estos “ven poco a sus padres y eso tampoco es fácil de sobrellevar”. “Y luego están todos los que han perdido a algún familiar. Los niños y los adolescentes aprenden todos los días una lección, pero también nos dan lecciones todos los días. Cuidemos también de ellos”, incide el juez.

Las expertas piden una racionalización más justa de estas tareas

Efectivamente, “en cuanto a los deberes, estamos ante una situación nunca antes vivida tanto por la necesidad de confinarse, pero sobre todo por la urgencia con la que se produjo”, explica Yolanda Salvatierra, psicóloga infantil. La visión de esta experta es que se ha intentado mantener la actividad al máximo como un mecanismo de defensa psicológica para no venirse abajo. “El sistema educativo reaccionó en ese sentido”, prosigue Salvatierra, “incidiendo en la necesidad de que se pudiera seguir en casa con el ritmo de las clases y que así no se parase el curso escolar. Pero es importante entender que haya que rebajar ritmos”.

Para la experta es esencial reorganizarse en casa y entender que cada familia lo tiene que hacer a su manera porque las realidades son distintas: “Ante situaciones tan duras y difíciles como esta epidemia que afecta a las relaciones y al contacto social, se necesitan tiempos y espacios para poder manejar la ansiedad, los miedos, la tristeza. Sí es interesante que las escuelas sigan ahí, en contacto con las familias, ofreciendo recursos, dando respuesta a las dificultades que aparezcan, pero sobre todo tranquilizando para que esas tareas no sean un factor más de presión psicológica”.

El mejor aprendizaje es entender lo que ocurre. “Los niños necesitan sentirse seguros y protegidos, adaptándose a las nuevas circunstancias y a los cambios que se van produciendo en las rutinas que los padres van ajustando”, explica Salvatierra. También en esta situación tenemos la oportunidad de dedicar tiempo de juego con ellos y pedirles que colaboren en las tareas domésticas, de esta manera, y, según la experta, “ fomentaremos los vínculos familiares y ayudaremos a cohesionar el manejo de las emociones de todos”.

La experta incide en la importancia de mantener los horarios de despertarse y acostarse así como de utilizar calendarios para situarse en el día de la semana. “Más que deberes, es más interesante que los profesores envíen objetivos a conseguir y propongan pautas. Hemos de ayudar a las familias a gestionar esta situación, no agobiarlas con más trabajo del que ya tienen”, concluye la experta.

Comunicación necesaria entre familia y profesorado

Ruth Alfonso Arias, educadora de familias de Disciplina Positiva y educadora de Infantil, añade que, los primeros días, las familias vivieron en un caos: “Muchos padres y madres comenzaron a recibir tareas por diversas plataformas sin parar, experimentando grandes dificultades para compaginar trabajo y deberes escolares”. La experta recuerda que esta situación de crisis es también una situación muy difícil para los docentes, una situación a la que nunca se habían enfrentado, motivo por el cual no se debe de dejar de valorar su gran esfuerzo: “Sin embargo, todo lo que estamos viviendo debe llevarnos a una reflexión más profunda y priorizar sobre qué es lo que prima en estos momentos. Una buena comunicación entre familia y profesorado podría acabar con las quejas de los padres”.

“Hay que tratar de llegar a un consenso para que esta situación pueda llevarse de la mejor manera posible para todos”, prosigue Alfonso, “pero, sobre todo, hay que pensar en los niños, en los que poca atención se está poniendo en esta crisis”. “Estos días, están viviendo grandes aprendizajes, que no olvidarán jamás y que no están presentes en ningún libro. Todos estamos pasando por difíciles situaciones, igual es momento de aflojar”, termina la experta.

Eva Bailén, diputada en la Asamblea de Madrid y portavoz de Educación por Ciudadanos, admite que “con la actual situación de confinamiento, los deberes se han convertido en los protagonistas indiscutibles de esta inusual actividad escolar desarrollada en casa: ahora mismo todo lo que los estudiantes hacen tiene la apariencia de este tipo de tareas”. Además, Bailén, también promotora de la campaña por la racionalización de los deberes en change.org y autora de varios libros como Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo, reconoce que estos días es más difícil que nunca garantizar que los deberes sean justos: “Que las tareas escolares produzcan aprendizajes significativos, que sean creativas, o que estén adaptadas a las necesidades y dificultades de cada niño”.

Para la experta, es imperativo apelar “al sentido de la responsabilidad hacia los alumnos y exigir que exista coordinación entre los maestros o profesores, que se estimen los tiempos que tendrán que dedicar los alumnos a las tareas y que estas se ajusten a la edad de cada menor”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/03/24/mamas_papas/1585050846_129972.html

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Decálogo para sacar partido del Covid-19 en el ámbito educativo

Verónica Volant

1 / Quedarse en casa

Quedarse en casa, para muchas personas, es una recomendación u obligación que han tenido o llegarán a tener más de una vez a lo largo de su vida. Todas las personas que tienen un corazón, unos pulmones, unos riñones… que necesitan una atención especial, que a veces tienen que ir al hospital y seguir un tratamiento, que les han de operar o hacer pruebas que hace que se queden ingresadas durante una temporada en el hospital, o bien que cuando les dan el alta, deben quedarse en casa descansando y recuperándose, necesitan que todo lo que harían en la escuela lo puedan hacer en el hospital o en casa. En realidad este virus supone que todas y todos estos días hagamos lo mismo. Ahora, para todos y todas, nuestra casa representa la escuela durante unas horas al día.

2 / Seamos solidarios

Recuerda que no estás sola ni solo. Tus compañeros y compañeras de clase y de tu escuela, de otras escuelas, universidades, centros de educación de adultos, de nuestro país y de muchos países del planeta están en lo que se denomina situación de alarma. Situación que, entre muchos temas, pide estar en casa, estudiando, jugando, comiendo, durmiendo… es decir, desarrollando todas las actividades que antes hacíamos en lugares diferentes -la escuela, el esparcimiento, el conservatorio, el gimnasio, el parque…-, en un mismo espacio: en casa.

3 / Cada día es un nuevo día

El hecho de convivir minuto a minuto con las mismas personas y con las mismas cosas, puede hacer que pensemos y sintamos que el mundo no cambia, que las cosas no se mueven, que el tiempo no pasa. Una de las consecuencias de esto es sentir aburrimiento, pensar que no podré aguantarlo, que nos sintamos malhumorados y con ganas de no hacer nada. Pero debemos proponernos hacer actividades nuevas cada día. Debemos aprovechar el tiempo. Recuerdo un libro escrito por Michael Ende, Momo, una chica huérfana con una gran capacidad de escucha, que recogía todos los minutos para… no os lo cuento. Os recomiendo este libro escrito hace muchos años, que nos puede enseñar muchas cosas estos días que podremos trasladar en un futuro. La realidad que estamos experimentando cambiará, aunque no sabemos exactamente cuánto.

4 / La creatividad, nuestra gran aliada

Siempre se habla de que tenemos que ser creativos, ahora es el momento de ponernos las pilas en este sentido. Hacemos de nuestra casa una escuela creativa con la participación de todos y todas: los que estamos en casa -padre, madre, hermanos … – con la propuesta de nuestros maestros y con las de las plataformas virtuales seguras que nos están poniendo a nuestro alcance. Son muchas las personas y entidades que están intentando generar también desde casa, sinergias creativas.

5 / Las rutinas regalan su tiempo a la creatividad

La creatividad tiene el carné de familia numerosa: dedicación, paciencia, ilusión, ganas de innovar y hacer las cosas diferentes y, también, disciplina son parte de los miembros de esta familia. Aunque no te lo pienses, María Curie, una científica conocida por sus investigaciones sobre la radiactividad, que descubrió el radio y el polonio (dos elementos químicos) y que obtuvo dos premios Nobel por estos descubrimientos, fue altamente creativa y disciplinada. La creatividad tiene un primo hermano llamado rutina. Rutina ayuda a creatividad a disponer de más tiempo para estar con tu familia y, aunque al principio le dedica mucho tiempo, al cabo de las semanas es como si no estuviera. Los aprendizajes rutinarios los hacemos sin darnos cuenta.

Si quieres saber las diferentes rutinas que estos días ayudarán a creatividad, simplemente sigue con la lectura de los cuatro próximos puntos del decálogo. ¡Ah! Y si alguna de estas rutinas no la haces, ahora es el momento, si algo tienes es tiempo.

6 / ¿Qué puedo hacer antes de ponerme a estudiar?

Rutina 1. Piensa en lo que estabas haciendo hasta ahora.

  • Intenta tener un despertar calmado y con algunos estiramientos tranquilos. Intenta ir sintiendo todas las partes de tu cuerpo. No hay que hacerlo siempre solo, puedes pedirle a alguien que lo haga contigo o que te ayude a poner música si os gusta.
  • !Ahhh! Que no se me olvide, levántate a la misma hora que te levantabas para ir a la escuela. Esto te permitirá hacer todo lo que te propongo e iniciar el estudio más o menos a la misma hora que antes.
  • Ventila la habitación, la cama y la ropa con la que has dormido, seguro que al cabo de un rato todos se sentirá mejor, aunque no lo creas, el oxígeno nos gusta a todos.
  • Ve al baño, lávate, aprovecha este momento de intimidad para pensar en tus propósitos, si es que no lo has hecho ya con tu despertar.
  • Ayuda a preparar el desayuno, aprovecha estos días que tienes más posibilidades de hacerlo en familia, seguramente en el día a día antes, tenías que esperar a los fines de semana para hacerlo.
  • Lávate los dientes y nuevamente las manos y, hacia el espacio de estudio. Y un recordatorio, vístete. Sí. No vayas todo el día en pijama, ¿o es que irías en pijama en la escuela? Y vuélvete a lavar los dientes seguro antes de ir a dormir y ahora que tienes más tiempo después de comer también.
7 / ¿Qué puedo hacer durante el tiempo de estudio?

Rutina 2. Piensa en las horas que dedicabas a la escuela.

  • Prepara el lugar de estudio; intentad, entre todos los miembros de la familia, que el tiempo de estudio sea un tiempo tranquilo. Seguro que los padres también tienen trabajo, ellos, como tú, han trasladado el trabajo a casa. Y ellos, como tú, necesitan concentrarse. Si sois muchos hermanos o bien pocos pero con ritmos diferentes, negociad horarios de estudio con los de juerga, televisión… No es necesario que todos hagáis lo mismo, pero sí es importante que se respete.
  • Intentamos hacer de nuestro sitio de estudio un espacio inspirador y motivador de nuevos aprendizajes.
  • Quizás hoy es el día que no tienes ganas de estudiar y es el día que te comes los libros. Todos tenemos los dos tipos. Pero es importante tener presente que de la misma manera que hasta ahora has estado trabajando con una agenda, con un horario, con un calendario, un moodle,… están bien todas las estrategias utilizadas para ordenar nuestra mente, planificar nuestros aprendizajes y anotar nuestras actividades. Ahora es el momento de tomar este buena costumbre. Te ayudará a no perder la noción de los días y a regular el tiempo que le dedicas a cada actividad.
  • Recuerda que tus maestros siguen siendo tus maestros. Seguro que nos están ayudando mucho en estos momentos y seguro que tienen organizado un sistema para explicar la materia, para solucionar tus dudas y para poder explicarles cómo estás y cómo te va.
  • Bebe agua, pero antes de sentir sed; tu cerebro te lo agradecerá.
  • Haz descansos, recuerda que en la escuela hay momentos de recreo. Ahora además, puedes aprovechar que estás en casa y hacer pequeñas paradas, hacer estiramientos, cambios de postura, levantarte. Tu cuerpo y tu columna te lo agradecerán.
  • Si el tiempo de estar en casa coincide con fiestas tradicionales, celébralas. Si en la escuela había un huerto: recuerda que con una semilla, algodón y agua, crece una planta.
8 / ¿Qué puedo hacer con las extraescolares?

Rutina 3. Adaptamos y seguimos en la medida de lo que podamos.

  • Cuando salimos de la escuela muchos de nosotros vamos a lo que se llama las actividades extraescolares, merendamos por el camino y es el momento, muchas veces, en que nos contamos nuestro día, lo que nos ha pasado, cómo nos sentimos… No perdamos este momento, aprovechémoslo en familia, con los padres, con los hermanos. Hagamos que nuestra imaginación haga de este momento una experiencia nueva.
  • Dependiendo de la actividad extraescolar que hacíamos antes de quedarnos todos en casa tendremos que reinventarnos más o menos. Por ejemplo, si practicamos un instrumento, o hacemos teatro, o pintamos en una escuela de pintura, podemos continuar haciéndolo en casa. Quizás, y hablando con los padres y los profesores o profesoras, podemos grabar un audio con nuestra interpretación, hacer una fotografía de nuestra obra, un vídeo con nuestros avances. Otras actividades podría ser que durante un tiempo no las puedas llevar a cabo, pero podemos pensar en otras. Tal vez, incluso, esta actividad termine siendo nuestra nueva extraescolar.
9 / ¿Qué puedo hacer los fines de semana?

Rutina 4. Los sábados y domingos siguen estando en las agendas. No han desaparecido.

  • El fin de semana es el tiempo de descanso y ocio con la familia. No dejemos de hacer el fin de semana en casa. Podemos aprovechar para conectarnos con los amigos, jugar, ver la televisión, leer un libro, cuidar el huerto de casa, jugar más de lo que lo hacías antes con tu perro u otro animal, si lo tienes.
  • Y, también podemos hacer deberes o repasar con la ayuda de otras personas, padres o hermanos mayores, aquellas materias que te cuestan o que quieres avanzar porque te gustan mucho. Recuerdo, cuando era pequeña, que los fines de semana a quien le tocaba de casa escogía un tema, lo preparábamos durante un tiempo hasta que llegaba el fin de semana con el padre y los hermanos y hacíamos una especie de tertulia y hablábamos de lo que habíamos estado leyendo sobre este tema.
  • Es el momento de dar forma a las nubes, de hacer formas en plastilina, de abrir un libro por cualquier página y decir todo lo que se nos ocurra, de…
10 / Tenemos que aprender mucho de este momento

Ya hace tiempo que la naturaleza nos está avisando, ya hace tiempo que sabemos que podemos mejorar nuestra forma de relacionarnos con el resto del planeta, ya hace tiempo que hemos perdido la capacidad de observar lo que nos rodea. Ahora es momento de reflexionar y hacer, entre todos, un mundo mejor. El planeta está habitado por las plantas, los pájaros, las rocas, los árboles, el cielo, el viento, el oxígeno, los…, las…, la… No es nuestro mundo, es el mundo de todos y nosotros somos parte de la vida de este planeta: el planeta tierra. En otro capítulo, será importante hablar de la galaxia. Quizás será motivo de otro decálogo.

 

Verónica Violant. Maestra y doctora en Psicología. Profesora de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona y directora del Observatorio Internacional en Pedagogía Hospitalaria y directora del proyecto editorial de Octaedro https://octaedro.com/educar-creciendo-en-salud-nueva-coleccion-2020/

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