Por: Roberto Dyke Rivera. Dossier Político
Hermosillo, Sonora – El 11 de agosto, los maestros permanecieron congregados en la plaza de uso deportivo de la escuela secundaria, escuchando la información del subdirector del turno matutino, Ismael Corral Mendívil. Eran 58 docentes, pero uno de ellos traía Covid. Nadie lo sabía, tampoco la afectada.
Por la noche la maestra informó que dio positivo. Estaba contagiada. El día de la reunión de los docentes, administrativos y personal de apoyo, ya había saludado a algunos maestros y maestras. Se desató el pánico en la secundaria General No. 2 “Cajeme”. La sensación fue de contagio general.
La camaradería del magisterio, tan común en los días de regreso a la escuela, se tornó en angustia y preocupación.
En sus redes de comunicación de WhatsApp, la angustia creció:
¿A cuántos más estaría llegando el contagio como resultado de estos gestos de amabilidad y aprecio tan comunes en el gremio?
Mayor angustia cuando nada parecía cambiar la disposición oficial de que los días miércoles, jueves y viernes, todo el personal debería estarse reportando a la escuela. Por la mañana y por la tarde.
Una escuela que, al igual que un gran número de ellas, lucen semi abandonadas, sin recibir la limpieza adecuada; y otras, como la secundaria “Cajeme”, desmanteladas por los robos recurrentes de que fue objeto en el periodo de receso escolar. Salones sin aparatos de aire acondicionado, afectaciones en su mobiliario, robos de oficinas, afectaciones de cableado eléctrico, etc.
¿“LLUEVA O TRUENE” O SUICIDIO COLECTIVO?
Apenas se dio a conocer el contagio de la docente, y los potenciales riesgos con el resto del personal, intervino el supervisor Fausto Blanco Dávalos, y previa instrucción para levantar la minuta del acto de reunión, así como la constancia médica de la presencia del Covid, instruyó la suspensión de labores.
Esta acción del supervisor escolar debió contar con el visto bueno de la estructura educativa de la Secretaría de Educación y Cultura. No se podían arriesgar al crecimiento de los contagios. Dos semanas de suspensión de actividades presenciales. Las capacitaciones se llevarán a cabo de forma virtual.
Las preguntas en el magisterio son:
¿Cuántos docentes de otras escuelas más pudieron resultar afectados o con riesgos en este inicio de actividades presenciales y que, por temores burocráticos o incluso amenazas, permanecen callados?
¿Cuántas más, cuando desde el nivel nacional el reporte es de un aumento terrible de los contagios con más de 20 mil casos diarios?
¿Cuántas más, cuando el secretario de Salud en Sonora, Enrique Clausen llama a evitar las congregaciones mientras que en las escuelas las reuniones son obligadas?
El llamado presidencial del habrá clases a finales de agosto “llueva o truene”, ya causó pánico en las primeras reuniones escolares… que parecen actos temerarios ante los estragos y la mortalidad del virus.
Fuente de la información: https://dossierpolitico.com/vernoticias.php?artid=254245
Fotografía: dossierpolitico