La educación como peligro

Por: José García Sánchez

Tan criminal es dejar a los ciudadanos sin vacunas como dejarlos sin educación. La derecha ha mostrado una serie de medidas que no solo evidencian que quieren llegar al poder como fin en sí mismo sino que muestran complicidad con los intereses de las poderosas minorías del mundo.

La ola amenazante de una mutación del Covid 19 generó terror por la difusión que los intereses de las empresas farmacéuticas transnacionales impusieron a través de los medios de información, cuyos propietarios suelen tener nexos empresariales con las farmacéuticas.

En México la derecha se convirtió en vocera de las empresas farmacéuticas, primero presionando para que los niños mexicanos sean vacunados cuando en ningún país del mundo se autoriza dicha inmunización para menores de 12 años. Ahora es la crítica por las clases presenciales, a pesar de que fueron los primeros en cuestionar las deficiencias de la educación a distancia.

Históricamente la derecha es enemiga de la educación, su propia preparación pragmática lo comprueba. Basta con recordar que Hitler y Pinochet quemaron libros como si fueran bombones. Bolsonaro está a punto de hacer lo mismo.

Así, la derecha mexicana, y seguramente otras más, matan dos pájaros de un tiro: uno, critican al gobierno con temas sensibles como la salud y la niñez, y, dos, favorecen los intereses de los dueños de la salud y de la enfermedad en el mundo, práctica que no hacen gratuitamente.

Las empresas farmacéuticas salvaron al mundo, pero también su salud financiera que quieren seguir fortaleciendo con pandemias híbridas, donde el temor mueve al consumo masivos de nuevas vacunas ya en preparación.

Para los laboratorios farmacéuticos, transnacionales en su gran mayoría, lo mejor es que la pandemia dure eternamente, de ahí que en América anuncia que en Sudáfrica un médico descubrió una variante del coronavirus, y en Sudáfrica difunden que en América un especialista descubrió una variante del Covid. El caso es que los gobiernos, sigan comprando medicamentos y la gente temiendo contagiarse.

Este panorama es oro molido para la derecha en México y en otros países que requiere que la educación simplemente no exista. Tenemos el claro ejemplo del excandidato presidencial, Ricardo Anaya Cortés, quien dijo estar muy preocupado por el riesgo de contagio de los estudiantes. Y en cuestión de horas Marko Cortés, líder nacional del PAN, subió en Twitter una foto de él, llevando a sus dos hijos a la escuela.

Anaya asegura que las medidas del gobierno mexicano son “chafas” y que no alcanza para justificar el retorno a los salones de clase. Pero en las escuelas particulares el propio líder nacional del PAN lleva personalmente sus hijos a la escuela. Como si fueran distintas ante la pandemia. No podemos entender que sólo las particulares garantizan la protección de los estudiantes, en este caso habría mexicanos de primera y de segunda y esto viniendo de líderes de un partido político resulta antidemocrático racista, segregacionista, discriminador y repulsivo.

Por otra parte, sabemos que la pandemia que afectó la economía de todo el mundo benefició a las grandes empresas fabricantes de la vacuna y los medicamentos para contraatacar al Covid 19.

En México, según los datos de la Secretaría de Hacienda, es el triple de lo que el Gobierno de México gasta en el pago de pensiones anualmente, valorado en 1 billón de pesos mexicanos. Lo recaudado por las empresas es cuatro veces mayor que los 660.000.000.000 de pesos presupuestados para el sector sanitario este 2021.

Por su parte, Johnson & Johnson, tiene un valor bursátil de 436.477.000.000 de dólares, un 10 por ciento más que los 384.272.000.000 registrados hasta antes de comenzar la crisis sanitaria. Esta farmacéutica abrió en 2021 con un nivel de 422.000.000.000 de dólares.

Pfizer, tiene un valor de 217.000.000.000 de dólares previo al brote de la pandemia, que alcanzó un pico a finales del año pasado de 235.000.000.000 y bajó a 206.000.000.000 en enero de 2021.

Este panorama también anuncia el próximo fin de las ganancias exorbitantes, por lo que nada pierden con invertir en los medios el temor a nuevas variantes del Covid 19 y a mutaciones que producen los ya vacunados que vuelven a contagiarse.

La derecha se acomide a ser difusores de los intereses de los laboratorios farmacéuticos y se erigen paladines de la salud cuando detrás de todo esto hay un gran negocio. Aprovechan el temor al contagio de una cepa nueva, que bien podría ser imaginaria, para que la población permanezca ignorante y la escuela sea una opción y no un derecho. Es decir, la educación como una mercancía al alcance para una minoría privilegiada, el resto que asistan, bajo su riego. El derecho a la educación como un peligro para quien lo ejerce.

Fuente: https://rebelion.org/la-educacion-como-peligro/

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Expertos piden reevaluar la política de apertura de colegios en Francia

Hace un año, Francia tomó la medida extraordinaria de cerrar los colegios a nivel nacional. Algunos establecimientos permanecieron cerrados hasta finales de mayo, otros hasta junio. Pero a medida que la pandemia global fluctuaba, el país adoptó una posición distinta. Su Gobierno se enorgullecía de mantener los colegios abiertos, mientras las naciones vecinas cerraban los suyos. Sin embargo, los profesionales de la salud y la educación afirman que la actitud doctrinaria de Francia frente a los colegios debe ser reevaluada.

Con los contagios por Covid-19 en aumento, la variante más contagiosa del Reino Unido y las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) al borde de capacidad, aumenta la especulación en Francia sobre una inminente tercera cuarentena, al menos en la región que rodea la capital francesa. Pero hay un límite que el presidente Emmanuel Macron y su Gobierno se niegan a cruzar: el cierre de los colegios.

“Entre las comparaciones, no olvidemos lo que funciona y lo que nos enorgullece: ningún otro país de la Unión Europea ha mantenido abiertos sus colegios tanto tiempo como Francia”, afirmó en Twitter Clément Beaune, el secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, en vísperas de una nueva cuarentena en la vecina Italia que incluye el cierre de los colegios.

En total, Francia ha cerrado sus colegios durante 9,7 semanas desde el comienzo de la pandemia, según cifras de la Unesco.

Una gráfica del periódico ‘Le Parisien’, que Beaune adjuntó a su tweet, sitúa a Francia detrás de Bielorrusia (0 semanas), Islandia (6,1) y Suiza (6,4) en la imposición parcial o total de los cierres de colegios. En Alemania, los colegios han estado cerrados durante 23,6 semanas, aún contando. Los del Reino Unido estuvieron cerrados durante 25,9 semanas, equivalente a medio año. Italia añadirá pronto tres semanas más a su total de casi 30 semanas, con la nueva cuarentena que inicia el lunes y estará vigente hasta las vacaciones de Pascua. Fuera de Europa, los cierres de colegios también han sido una realidad en Estados Unidos (43,1 semanas de cierre total o parcial) y en Canadá (36,7 semanas), según los datos de la Unesco.

“Una excepción francesa”

“Es verdad que se está convirtiendo en una excepción francesa, pero tenemos todas las razones para estar orgullosos de eso”, le dijo el ministro de Educación Jean-Michel Blanquer a la radio ‘France Inter’ a principios de este mes. “Esta crisis podría ser una catástrofe educativa; estoy tratando de evitárselo a Francia”, afirmó.

Mientras que durante el fin de semana se empezó a evacuar por helicóptero desde París a los pacientes de Covid-19 que requerían cuidado intensivo hacia hospitales en Nantes, Angers y Le Mans, Blanquer le reiteró su punto de vista al periódico francés ‘Le Parisien’. “El colegio es lo último en cerrar, porque es la institución más preciada en el corazón de la sociedad”, dijo. “Entonces solo podemos cerrar los colegios una vez hayamos intentado todo lo demás y hayamos visto que no ha sido suficiente”.

Pero a lo largo de la segunda y actual tercera olas de la pandemia de Covid-19 en Francia, los profesionales médicos y educativos han expresado su preocupación frente la falta de voluntad del Gobierno francés para tratar de mitigar la propagación del Covid-19 en los colegios. Oficialmente, Francia ha descartado las vacunaciones prioritarias contra el Covid-19 para sus 900.000 maestros, a diferencia de sus colegas en Italia, Alemania, Portugal, España y Estados Unidos, por nombrar tan sólo unos cuantos países.

Los llamados por reclutar a más personal para promover el distanciamiento social con grupos de clase reducidos, equipar los establecimientos con detectores de dióxido de carbono para monitorear los volúmenes de exhalación en los salones de clase, o instalar purificadores de aire para mitigar la transmisión aérea, no han tenido resultado.

En su discurso transmitido por televisión donde anunciaba el cierre de los colegios hace un año, Macron afirmó que los estudiantes de la nación, desde los que estaban en guarderías hasta los que asistían a la universidad, serían enviados a sus casas “por una simple razón”: “Nuestros niños y jóvenes, según los científicos, son quienes parecen propagar con mayor rapidez el virus, aunque a menudo los niños no presentan síntomas y, afortunadamente, no parecen padecer las formas graves de la enfermedad”.

Al cerrar los colegios, Macron dijo que le apuntaba tanto a “protegerlos como a reducir la propagación del virus”.

Pero a principios de mayo, mientras los colegios se preparaban para iniciar su reapertura gradual, el pensamiento oficial en Francia había tenido un cambio radical. El ministro de Educación Blanquer le dijo al periódico francés ‘Le Figaro’ que los últimos estudios médicos mostraban que los niños eran menos contagiosos.

En ese momento, los padres no parecían del todo convencidos. En junio, el 56% de los franceses encuestados por la empresa de sondeo Odoxa estaban en desacuerdo con la decisión de Macron de volver obligatoria la asistencia presencial para las últimas dos semanas del año escolar 2019-2020.

La segunda cuarentena en Francia, en noviembre, no incluyó los colegios, aunque el país nunca alcanzó el objetivo del presidente de reducir los nuevos contagios a menos de 5.000 al día. Los números se estancaron antes de volver a subir en 2021. Blanquer siguió insistiendo en que el “riesgo que tienen los niños de contagiarse del virus es mayor por fuera de los colegios”, le afirmó a la radio ‘Europe 1’, el 5 de enero. Ese mismo día, con la variante británica del Covid-19 causando estragos al otro lado del Canal, Inglaterra cerró sus colegios.

Ante la pregunta de qué podría explicar la excepción francesa para el cierre de los colegios, el historiador de educación Claude Lelièvre citó el rol del colegio en la historia francesa.

“Desde la Revolución Francesa, el colegio como institución está totalmente sobre-acentuado y se le concede un papel casi sobrenatural”, le dijo Leliève a Agence France Presse. “Cada vez que surge un problema importante, se cree que es el colegio el que lo debe resolver”.

Lelièvre observó que en Francia los colegios se han convertido en “un santuario que se debe proteger”, así que “tomar el riesgo de dejar los colegios abiertos no ofende nuestro inconsciente colectivo”.

“Idiotez”

Por otro lado, eminentes científicos franceses se han ofendido. La galardonada epidemióloga Dominique Costagliola del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (Inserm) criticó al ministro de Educación.

“Decir que no hay contagio en los colegios es una idiotez”, le dijo a ‘Le Parisien’ en diciembre, resaltando que un falso sentido de seguridad le ha dado una excusa a los funcionarios para no hacer nada.

“No estoy criticando la decisión de dejar los colegios abiertos, lo entiendo por completo”, le dijo Costagliola al periódico regional bretón ‘Le Télégramme’. “Lo que no es correcto es pretender que no está pasando nada en los colegios porque permite que no se haga nada, que no se gaste dinero. Por el contrario, creo que hay cosas que podemos hacer”, afirmó, mencionando los detectores de CO2 y los extractores de aire. “Se han hecho propuestas como esas, pero han sido rechazadas porque nos dicen que todo está bien”, agregó.

Guislaine David, vocera del sindicato SNUipp-FSU, que representa el personal de los jardines infantiles y las escuelas primarias, califica las afirmaciones de Blanquer como “absurdas”.

“En un salón de clase hay entre 25 y 30 niños. En una familia nunca hay entre 25 y 30”, le dijo David a France 24. “Es un hecho innegable. No es posible que el virus esté circulando más entre las familias que en los colegios”.

“Como el ministro cree que el virus no circula en los colegios, no estableció un protocolo para proteger a todo el mundo. Y ahora estamos viendo una explosión de casos en nuestros colegios”, dijo David.

Los últimos datos del SNUipp-FSU de Covid-19 muestran un aumento del 134% en los contagios durante la última semana entre los estudiantes, y un aumento del 125,3% entre el personal, con 833 clases cerradas (un aumento del 64%). El sindicato también señala una diferencia sistemática entre las cifras oficiales del Ministerio de Educación (3.941 casos), basadas en los reportes que realizan los padres del contagio de sus hijos, y los de la agencia pública de salud Santé Publique France, que de manera consistente reporta números mayores (27.839 casos, sumando a los niños entre 0 a 9 y 10 a 19 años).

David cree que subestimar la susceptibilidad que tienen los niños frente al contagio, y la demora en aprobar hasta febrero el uso de pruebas menos invasivas que utilizan la saliva, ha desanimado a los padres de hacerles pruebas de Covid-19 a sus hijos.

“Creo que el deseo de nuestro Gobierno siempre ha sido mantener los colegios abiertos sencillamente por razones económicas. Con los niños en el colegio, los padres pueden trabajar”, declaró David. Afirma que la tranquila actitud del ministerio tuvo como consecuencia una falta de prevención y de medidas de mitigación, como los detectores de CO2 y el reclutamiento adicional que su sindicato ha solicitado.

Trabajadores de la salud toman muestras de saliva de los estudiantes de la escuela Louise Bourgeois en París, el 11 de febrero de 2021.
Trabajadores de la salud toman muestras de saliva de los estudiantes de la escuela Louise Bourgeois en París, el 11 de febrero de 2021. © Stéphane de Sakutin, AFP

Algunos también cuestionan que las clases se mantengan abiertas ante la presencia de casos de contacto. “Cuando hay un niño positivo para Covid-19 en una clase, si se trata de la variante brasileña, el profesor es considerado un caso de contacto porque se trata de una variante problemática. En otros casos, el profesor nunca es considerado un caso de contacto, aunque haya estado siempre cerca de sus alumnos”, explicó David.

“Durante 10 días tuvimos un protocolo bajo el que un caso de Covid-19 significaba el cierre de la clase y el profesor era considerado un caso de contacto, pero 10 días después nos dijeron ‘no, esperen, necesitan tener tres casos de la variante británica, pero uno de la brasileña’”, describió. “Es complicado, porque mientras se realiza la prueba, mientras se sabe si se trata de una variante distinta, resulta abrumador. Pueden pasar 15 días entre el momento en que aparece un caso, y el momento en el que se sabe que hay varios y se cierra la clase”. La variante británica, que según los estudios es más contagiosa y más letal, ahora representa el 67% de los contagios en Francia entre los individuos de 19 años y menores.

“El principal objetivo (del Gobierno) es no cerrar los colegios, no cerrar las clases… pero sin tener en cuenta la salud del personal o de las familias”, argumentó David. El sindicato SNUipp-FSU no está de acuerdo con cerrar por completo el sistema educativo, pero exige establecer que un solo caso confirmado de contagio sea suficiente para cerrar una clase.

“Es mejor cerrar una clase durante 15 días que tener 70 niños contagiados que contagian a sus familias”, declaró David. “La salud es nuestra prioridad por encima de todo”.

“Una montaña rusa”

Durante el fin de semana, Blanquer declaró que podría ser momento de considerar el cierre de las cafeterías escolares, donde los alumnos se reúnen a diario, sin mascarilla y en masa. Las llamó “el eslabón débil en la jornada del alumno”.

El doctor Jérôme Marty, médico general en el sureste de Francia, presidente del sindicato de médicos UFML, reaccionó ante la declaración de Blanquer sobre el tema de las cafeterías. “Lo hemos estado diciendo durante un año, ¡un año!”, le dijo a France 24. Marty declaró que él junto un colectivo de compañeros médicos hicieron una serie de propuestas para brindarle apoyo al Gobierno en la protección de los colegios contra el Covid-19 durante el verano pasado, pero no dio resultado. Fue necesario esperar hasta noviembre para que el Gobierno implementara su propuesta de reducir la edad de 11 a 6 años para el uso obligatorio de la mascarilla. Marty describe el fluctuante discurso oficial del último año sobre si los niños son más contagiosos que los adultos como “una montaña rusa”.

“Hubo cinco o seis etapas en las que decían que eran más contagiosos, que eran menos contagiosos, etc.”, declaró.

“Nosotros (los médicos) fuimos muy claros: A fin de cuentas, ¿qué importa? Lo importante es la cifra”, le dijo Marty a France 24. “Hay 300 niños en una cafetería, 300 niños que aerosolizan (dispersan partículas por el aire). Si contagian poco o mucho no es el problema. El problema es que se contagian entre ellos y lo llevarán a su casa. Y en la casa… aunque sean poco contagiosos, como están adentro y tienen un contacto prolongado con sus padres durante horas, propagan el virus”. Marty afirmó que esta valoración se trataba simplemente de lo que él llama “el sentido común del médico de cabecera”.

“Mientras Blanquer y (el presidente) sigan negando el papel que los colegios juegan en el contagio no podremos controlar la epidemia”, declaró el lunes en un tweet el doctor Mahmoud Zureik, epidemiólogo y profesor de salud pública de la Universidad de Versailles-Saint-Quentin-en-Yvelines en las afueras de París. “En todos los departamentos (exceptuando cuatro), ¡la incidencia entre los niños de 10 a 19 años es mayor que en el promedio departamental!”.

¿Una oportunidad perdida?

Después de que los casos de Covid-19 se estancaron a comienzos del 2021, muchos profesionales de la salud sugirieron extender las vacaciones escolares como una manera de mitigar la transmisión del virus. Los nombres detrás de la propuesta incluían a Jean-François Delfraissy, presidente del Consejo Científico de Francia, el panel que aconseja al Gobierno sobre asuntos relacionados con el Covid-19. Pero la Administración finalmente se negó a llevar a cabo la propuesta. Algunos creen que el aumento actual en los contagios y en los casos críticos es el resultado directo de una oportunidad perdida durante las vacaciones de invierno.

Ahora, por haber esperado, nos dirigimos hacia el desastre

“Si hubiéramos aprovechado las (dos) semanas de vacaciones en febrero para cerrar, añadiendo una semana antes de las vacaciones, una semana después, eso habría dado un total de cuatro semanas de cuarentena y habría sido la solución”, dijo Marty, refiriéndose en particular a las cuatro áreas más afectadas: el noroeste, el este, el sur de Francia y el área de París. “Habríamos bajado la curva hasta 5.000 contagios diarios y tendríamos una base mucho más saludable para seguir luchando”, argumentó.

“Vimos que era difícil que las personas trabajaran de manera remota con niños bajo sus mesas, etc., durante semanas y semanas durante la primera cuarentena, que duró dos meses. Pero teníamos esas vacaciones de febrero”, se lamentó Marty. “Entonces ahora, por haber esperado, nos dirigimos hacia el desastre”.

Fuente: https://www.france24.com/es/francia/20210317-francia-pol%C3%ADtica-apertura-colegios-pandemia-excepci%C3%B3n

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