América del Norte/México, 9 de septiembre de 2017. Fuente: www.cronica.com.mx
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, derogó el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), con lo que puso fin a la protección de 800 mil jóvenes indocumentados, los llamados dreamers. Así lo dio a conocer el procurador general estadunidense, Jeff Sessions, quien este martes declaró inconstitucional el DACA. “No podemos admitir a cualquiera que le guste venir aquí”, dijo el secretario de Justicia, Jeff Sessions, al anunciar la decisión. “Ésa es una política de fronteras abiertas y el pueblo estadunidense la ha rechazado correctamente”, abundó.
Por lo que el Departamento de Seguridad Nacional dijo que no aceptará solicitudes a partir del 6 de septiembre. A esa determinación llegó el presidente, pese a recibir el fuego combinado de demócratas, republicanos, empresarios, líderes comunitarios y activistas. Ante esta situación y consciente del impacto, Trump intentó paliar su carga ofreciendo una prórroga de seis meses.
Sin embargo, hay que reconocer que existen incentivos que hacen que el gobierno del presidente norteamericano busque una salida adecuada, ya que estos soñadores inscritos en el programa DACA generan 60 mil millones de dólares de ingresos por pago de impuestos al gobierno federal, son bilingües y sin antecedentes penales.
De ahí que la prórroga que concedió de seis meses tiene la intención de que el Congreso presente una reforma de ley para sacar a estos indocumentados del limbo en el que viven en Estados Unidos y se conviertan en residentes, con seguridad jurídica y es ahí donde el gobierno de México juega un importantísimo papel.
Tras la cancelación del DACA, el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, llamó a prepararse para enfrentar el eventual retorno de estos jóvenes, quienes demandarán educación media superior y superior. Señaló que la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, deja en vulnerabilidad migratoria a más de 618 mil jóvenes mexicanos, aunque la magnitud del problema se conocerá de forma gradual.
La Universidad Nacional ha tenido en los ciclos escolares de los últimos 6 años una población de alrededor de 310 mil estudiantes de bachillerato y licenciatura, en conjunto. Si de los 618 mil jóvenes, que ahora son deportables con la decisión del Ejecutivo estadunidense, la mitad fueran estudiantes que buscaran un lugar en las aulas, la UNAM por sí sola se vería rebasada, pues requeriría una inversión similar a la que recibe para brindarles educación.
Otras instituciones tanto públicas como privadas han mostrado apoyo para recibir a los jóvenes repatriados para reintegrarlos a su etapa escolar en turno. Es el caso del Instituto Politécnico Nacional, el director general Enrique Fernández aseguró a principios de este año que habría la opción de revalidar materias y de matricularlos al inicio de los semestres; no obstante, en 2016, 7 de cada 10 aspirantes a un lugar en esa escuela, se quedó fuera.
Por su parte, la Universidad Iberoamericana también dijo que se sumaría a las muestras de apoyo ofreciendo mil 500 becas para jóvenes que podrían dejar de ser beneficiados por el programa DACA, cifra que a pesar de contribuir a su inserción en el sector escolar, no mitigaría la problemática de la repatriación eventual de más de medio millón de dreamers.
En más de educación, tenemos que en el ranking de las Mejores Universidades del Mundo 2018, que realiza anualmente Times Higher Education, consideró a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) entre las mil mejores escuelas superiores del mundo; ocupa el sitio 860 a nivel mundial. Con ello se suma a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y al Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), que se encuentran entre los lugares 601 y 800.
Tomemos en cuenta que a partir del lugar mil en adelante también hay varias instituciones educativas mexicanas, entre las que se encuentran el Instituto Politécnico Nacional (IPN), las universidades autónomas de Baja California, Estado de México, Hidalgo, Nuevo León, Puebla y Yucatán, además de la Universidad de Guadalajara. Sólo para saber quiénes son las escuelas que ocupan las primeras posiciones del Times, están la Universidad de Oxford en primer lugar, le sigue la Universidad de Cambridge, el Instituto Tecnológico de California, la Universidad de Stanford y el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
En suma, no tenemos capacidad para atender la demanda de los damnificados de DACA y estoy seguro que la mayoría de los jóvenes no quieren nuestras universidades como primera opción. La política xenófoba y, por consiguiente, excluyente de Trump va a prosperar, sin embargo, ahora parece que está dispuesto a buscar su legitimidad causando el mayor sufrimiento a los que no son como él, al resto del mundo. Considero que las familias de los jóvenes que los acompañan y los que viven en sus países de origen, como el nuestro, deberían generar un gran movimiento continental por la inclusión de todos en la construcción de un mejor futuro, tanto local como regional.
Desde este espacio dedicado a la educación, quiero hacer referencia a un esfuerzo que debe continuarse y es la colocación de la primera piedra de la segunda etapa del Tecnológico Nacional de México Iztapalapa, será pionero dentro de la infraestructura educativa por ser un edificio sostenible, es decir, con la utilización de energías limpias, como los biodigestores, los cuales alimentarán de energía al edificio. Mi reconocimiento al esfuerzo del director general, Manuel Quintero, a Miguel Aké Madera, director del plantel, a Manuel Granados Covarrubias, consejero jurídico y de Servicios Legales, y al diputado Juan Gabriel Corchado, vicepresidente de la Comisión de Educación de la ALDF. Enhorabuena.
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