“Cualquiera que haya enseñado, ya sea grande o pequeño, oficial o no oficial es, en parte, responsable del estado intelectual y moral que ha contribuido a la derrota, incluso, inconscientemente”[1]. Para Pétain y los pétainistas la escuela era responsable de la desmoralización y la derrota de Francia. Acusaban a los maestros de estar infectados por el comunismo, el pacifismo y el internacionalismo. De ahí que la primera medida del régimen de Vichy, consistiera en romper con la política educativa de la III República y en implementar otra, basada en la defensa del nacionalismo, la disciplina, la tradición, el elitismo, la autoridad y la religión católica, con la ayuda de la familia, la Iglesia, la escuela y otras instituciones.
El pasado 7 de julio, estuvimos a punto de revivir ese proyecto reaccionario y autoritario. El Reagrupamiento Nacional (RN) de Marine Lepen y Jordan Bardella junto a sus aliados alcanzaron un nuevo récord histórico en las elecciones legislativas, al conseguir 143 escaños. La victoria in extremis del Nuevo Frente Popular (NFP), el alivio posterior, la derechización del arco político, los miedos y las carencias de la V República nos llevan a preguntarnos si esa ajustada victoria no es más que una prórroga hasta las próximas elecciones presidenciales de 2027 y cuál es el papel de la escuela en este período crucial.
La sociología electoral
Las últimas encuestas confirman el aumento progresivo del voto femenino, del profesorado y de las clases trabajadoras a la extrema derecha. Esta ha conseguido fidelizar y ampliar su base electoral hasta llegar a los diez millones de votantes. Las causas son múltiples, tanto ideológicas como estructurales (principalmente, la adscripción al supremacismo blanco y la precarización del empleo), entre las que no hay que perder de vista la cuestión escolar. Una parte importante del electorado lepenista tiene una relación conflictiva con la escuela y cuenta con poca titulación. El 49% de los votantes del RN en las pasadas elecciones tiene un nivel de estudios inferior al bachillerato[2]. Ahora bien, como indica Anasse Kazib, sindicalista y miembro de Revolución Permanente, eso no significa que haya una correlación entre titulación y voto a la extrema derecha: “Una parte importante de los trabajadores vota al RN, cuando, antes, la misma gente votaba masivamente a la izquierda. Sin embargo, hace 30 o 40 años no tenían más titulaciones que ahora. Si no leemos el resultado a la luz del peso de los discursos y las políticas racistas, el papel del macronismo, del autoritarismo ambiental, el peso de las derrotas sindicales, las traiciones a las clases trabajadoras durante 40 años, no podremos entender la situación y, menos aún, lo que constituyen las bases materiales de la extrema derecha”[3].
En cambio, lo que sí podemos afirmar es que la falta de capital escolar provoca una inestabilidad y precariedad laborales que, a su vez, provocan un sentimiento de pesimismo y malestar. Y esto es lo que ha sabido capitalizar la extrema derecha[4]. Por otro lado, las políticas neoliberales han evidenciado que la meritocracia, en entornos escolares, no es más que un mito[5]. Al contrario de lo que afirma la propaganda neoliberal, la escuela no promueve la igualdad de oportunidades, sino que desempeña un papel importante en la perpetuación de privilegios y dominaciones, tanto de clase como de raza. Uno de los mecanismos habituales de la reproducción social consiste en responsabilizar a las víctimas de las desigualdades sociales, en lugar de señalar las causas estructurales. Si el alumnado, principalmente no blanco y de clase trabajadora, no obtiene buenos resultados o no accede a estudios superiores es porque no se esfuerza lo suficiente o porque no dispone de las capacidades intelectuales que se requieren. Los discursos meritocráticos se apoyan, además, en las tesis culturalistas, tanto de la extrema derecha identitaria, como de la izquierda caviar paternalista. Se obvia, así, lo que el propio sistema escolar produce política y socialmente y, de manera circular, cómo reproduce las relaciones raciales y clasistas existentes.
Otro de los datos importantes de las últimas elecciones es que ha desaparecido la diferencia, según el género, en el voto a la extrema derecha[6]. Tanto los hombres como las mujeres votan por igual a la extrema derecha, lo que desmota la idea de que, actualmente, las mujeres constituyan una fuerza política que permita frenar su avance. El voto femenino a la extrema derecha tiene múltiples causas, entre otras, la precarización de los trabajos femeninos y el hecho de que el RN esté liderado por una mujer. La aparición del partido Reconquista, de Eric Zemmour, ha contribuido al lavado de imagen de la formación al presentarse como una versión más radical. Otra de las explicaciones posibles es que las preocupaciones en torno a la educación de los hijos e hijas, en una sociedad en la que prima el “individualismo social”, siguen recayendo, mayoritariamente, en las mujeres. Estas preocupaciones tienen que ver con la degradación de la oferta escolar pública, lo que conlleva una búsqueda de soluciones en la enseñanza privada al ser percibida como más segura y de mayor calidad. Como indica Félicien Faury, “El desclasamiento social de las escuelas públicas es, pues, más visible en tanto en cuanto se percibe racialmente y es más difícil detenerlo, en tanto en cuanto esta percepción refuerza, de manera circular, las estrategias de evitación de las familias blancas”[7].
Un último dato, no menos relevante, es que el profesorado, que forma un bastión histórico de la izquierda, ha empezado a ceder. El voto a la extrema derecha sigue siendo minoritario. No obstante, ha dejado de ser un hecho excepcional. Sin duda, la instrumentalización por parte del macronismo y la extrema derecha de los atentados contra los profesores Samuel Patty (2020) y Dominique Bernard (2023) han supuesto un punto de inflexión. Esta última ha llegado a hablar de un supuesto efecto boomerang, según el cual “los profesores sufren de lleno la hidra islamista que ellos mismos han creado”[8].
Por otro lado, el aumento progresivo del voto a la extrema derecha entre el profesorado, así como la permeabilización de sus tesis, no pueden entenderse sin tener en cuenta el papel fascistizador que han desempeñado la socialdemocracia y el macronismo. Como la propia Marine Lepen declarara en 2017, las propuestas del ex ministro macronista de Educación, Jean-Michel Blanquer, representaron “una victoria ideológica” pero, también “política” para su formación, ya que muchas de ellas ya estaban en su programa presidencial[9].
El programa electoral del Reagrupamiento Nacional
El programa del RN para la escuela, elaborado por el diputado lepenista Roger Chudeau, tiene un aire de déjà vu. Dos lustros de macronismo han ido allanando el terreno, no solo en relación al currículo, los enfoques y la organización interna sino, principalmente, a través de la progresiva proletarización del profesorado y su desclasamiento, el desprecio por los sindicatos y la lógica gerencial de la escuela[10].
Al igual que el macronismo, el RN defiende una escuela “asimilacionista” como respuesta frente al “entrismo del islam político”, “el gran reemplazo” y “el choque de civilizaciones”. Ahora bien, los disturbios en las banlieues han puesto de manifiesto que tener la nacionalidad francesa, estar escolarizada en Francia y adquirir todos los códigos culturales franceses no es suficiente para que la población no blanca sea considerada francesa de pleno derecho, ya que, “ser francés” debe negociarse constantemente. El RN no busca, por tanto, ninguna “pacificación” ni “integración”. Sabe que el asimilacionismo es un modelo fallido. Desde hace años, hay una fuga de cerebros de diplomados universitarios musulmanes[11]. Su objetivo no es otro que someter y segregar a las clases populares, a falta de poder expulsarlas del territorio nacional. Debemos entender, en esa lógica, la apuesta por la destrucción del colegio “único” y la propuesta del encierro del alumnado “conflictivo” en centros especializados, así como la acusación contra las madres y padres del alumnado no blanco de ser los responsables de la degradación de la escuela pública por educar de forma “defectuosa” a sus hijos e hijas. Para “enderezar” la escuela, defiende la vuelta a los valores tradicionales, la disciplina y la autoridad, la educación y la moral patriótica, y el refuerzo de la formación profesional y de las formaciones técnicas, en general, en continuidad con la lógica de la destrucción del colegio “único”.
Por otro lado, las pequeñas muestras de supuesta renovación, como la propuesta del desdoblamiento de las clases en infantil y primaria, en realidad, son concesiones a costa de recortes que afectarán, principalmente, a las clases populares, ya que este se financiará mediante la supresión de la REP+ (Red de Educación Prioritaria Reforzada).
Todo ello solo será posible con la colaboración del profesorado, que ya ha sido previamente proletarizado por el neoliberalismo. Para asegurarse de ello, aplicará una política de depuración contra quienes se opongan a las prescripciones segregacionistas y reaccionarias.
No es necesario ser de extrema derecha para llevar a cabo políticas de extrema derecha
Volviendo al contexto de las recientes elecciones legislativas, la izquierda, en general, y el Nuevo Frente Popular, en concreto, han apelado a la ya “clásica” necesidad de formar un cordón sanitario contra la extrema derecha a la hora de movilizar al electorado. Sin embargo, es necesario problematizar la idea de que está “a las puertas del poder”, cuando, en realidad, el macronismo lleva tiempo implementando políticas de extrema derecha, tanto en el ámbito escolar, como en las cuestiones migratorias. Tampoco debemos olvidar el papel facilitador que ha desempeñado el Partido Socialista. Durante el mandato de François Hollande y Manuel Valls se aprobó la ley Cazeneuve de 2017 que flexibiliza el uso de armas por parte de la policía, se deportó a personas gitanas[12] y defendieron la inscripción en la Constitución de la retirada de la nacionalidad francesa de las personas binacionales acusadas de cometer un acto terrorista. Así mismo, el RN ocupaba 89 escaños en la Asamblea Nacional (143, en la actualidad), por lo que, aunque nunca ha gobernado, ya tenía una presencia importante en las instituciones, además de llevar años marcando sus temas predilectos y su agenda al resto de partidos políticos.
La política educativa del ex ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, entre 2017 y 2022, que se prolongará con los sucesivos ministros macronistas, se ha caracterizado por dos aspectos principales: por un lado, la voluntad de transformar la escuela y proletarizar al profesorado, siguiendo el modelo empresarial. Para ello, ha impuesto unas reformas escolares muy impopulares, mediante la represión violenta del profesorado y del alumnado[13]. El sistema de competencia entre los diferentes centros educativos ha tenido, como consecuencia, la segregación social, tal y como indican los Índices de Posición Social (IPS) de las escuelas y colegios franceses[14]. Por otro lado, la instrumentalización y el monopolio del concepto de “laicidad” y “valores republicanos”, se ha utilizado como coartada para justificar la represión y el castigo contra el alumnado árabe, negro y musulmán, en el marco de la lucha contra el “entrismo del islam político” en la escuela y contra el “islamoizquierdismo” de la universidad[15].
Por su parte, la primera medida que tomó Gabriel Attal, como ministro de Educación, fue prohibir el uso de las “abayas” en la escuela, lo que sobredimensionó la cuestión de la vestimenta de las alumnas musulmanas y, por extensión, volvió a estigmatizar y criminalizar a toda la población musulmana. Cabe recordar que el hiyab está prohibido en la escuela pública desde 2004. A cambio de que las instituciones musulmanas interlocutoras con el Estado lo aceptaran, Nicolas Sarkozy, por aquel entonces ministro de Interior, prometió que facilitaría la apertura de escuelas privadas musulmanas. Sin embargo, no solo no se cumplió sino que, a partir de la ley contra los separatismos de 2021, ya bajo mandato macronista, se ha multiplicado el cierre de mezquitas, escuelas y asociaciones musulmanas, en una suerte de macartismo.
Otra de las medidas de Gabriel Attal fue la creación del Servicio Nacional Universal (SNU), obligatorio para los jóvenes de 15 a 17 años, como una forma de militarizar a la juventud.
Por último, entre las propuestas recientes del partido Renacimiento de Macron, idénticas al programa del RN, están el uso del uniforme, la repetición de curso y la creación de grupos por nivel, que tendrá unas consecuencias nefastas para el alumnado no blanco, debido a los sesgos racistas en la orientación (por ejemplo, entre estudiar bachillerato o formación profesional) y cada vez que se alcanza una etapa educativa, como ocurre al pasar del colegio al instituto. Según el sociólogo Mathieu Ichou, “la desigualdad escolar que sufre cierto alumnado racializado se debe a los procedimientos de orientación que permiten la exclusión de una parte de la población escolar cuando cumple dieciséis años”[16] y, también, tiene que ver con la segregación espacial y residencial, al concentrarlo en centros escolares públicos considerados como “problemáticos”. Así, para este alumnado, “la experiencia escolar no corrige en absoluto las discriminaciones que puedan sufrir sus padres en el mercado laboral, en el acceso a la vivienda o en otros ámbitos, sino que se añade [a estos lugares de discriminación]”[17].
Vemos, pues, que el proyecto educativo del neoliberalismo autoritario y del nacionalismo identitario convergen al considerar que el igualitarismo y la democratización de la escuela son “enemigos del servicio público”[18].
El pueblo, unido, jamás será vencido
Las acusaciones de “entrismo”, comunitarismo e “islamoizquierdismo” en la escuela no deben ser entendidas, exclusivamente, desde un punto de vista instrumental, al servicio de la destrucción de la escuela pública, sino, sobre todo, como la expresión de la ideología racista e identitaria del supremacismo blanco, funcional al capitalismo. La extrema derecha ha sabido capitalizar el descontento que ha provocado este desmantelamiento. Por su parte, como afirma Frédéric Lordon, “la socialdemocracia se ha convertido en un factor de fascistización cuando sus condiciones de ejercicio han desaparecido. El rechazo al enfrentamiento, el partido del apaciguamiento o el gobierno de la ternura están destinados a acabar objetivamente como colaboradores del único apaciguamiento que conoce el orden burgués: el apaciguamiento burgués”[19]. Así, la extrema derecha se ha erigido en la nueva Juana de Arco que promete “enderezar” la escuela, avanzadilla de la ideología identitaria, a base de orden y disciplina. El control por las políticas educativas se inserta, pues, de lleno en la batalla cultural.
Ante este panorama y la prórroga que ha supuesto la elección del NFP hasta las próximas elecciones municipales (2026) y presidenciales (2027), no queda otra que formar un bloque revolucionario, liderado por los movimientos sociales, que presione a los partidos de izquierdas para que defiendan unas políticas antirracistas, anticapitalistas, antiimperialistas, anticoloniales y antipatriarcales. En el ámbito escolar, es necesario implementar pedagogías antirracistas y luchar por la autonomía de los sindicatos, como herramientas clave para terminar con la reproducción de la jerarquía social y racial. La escuela debe ser un espacio de resistencia que consiga frenar la captación ideológica tanto neoliberal como identitaria.
Ahora bien, aunque las luchas sectoriales son necesarias, debemos ir más allá, por no ser lo suficientemente determinantes a la hora de poner en jaque al sistema racista-capitalista. Frédéric Lordon propone llevar a cabo un bloqueo logístico, una huelga general, es decir, atacar donde más duele para romper “la fusión monstruosa del Estado y el capital”.
En definitiva, debemos iniciar una revolución social que tendrá como efecto una revolución educativa y pedagógica. Esta última permitirá, a su vez, que la primera perdure en el tiempo.
6/08/2024
Natalia Andújar es profesora titular de educación secundaria y bachillerato y militante antirracista
[1] Paul Crouzet, La vraie Révolution nationale dans l’Instruction publique, Privat-Didier (Cuadernos violetas), 1941, p. 5.
[2] https://www.ipsos.com/fr-fr/europeennes-2024/sociologie-des-electorats-2024
[3] https://x.com/AnasseKazib/status/1807753122917339536
[4] Nota del Observatorio de Bienestar n° 2017-02 : Bienestar y voto Note de l’Observatoire du Bien être n°2017 – 02 : Bien-être et vote | CEPREMAP
[5] Grégory Chambat, Quand l’extrême droite rêve de faire école. Une bataille culturelle et sociale, Editions du Croquant, 2023.
[6] https://www.ipsos.com/fr-fr/europeennes-2024/sociologie-des-electorats-2024
[7] Félicien Faury, Des électeurs ordinaires. Enquête sur la normalisation de l’extrême droite, Editions du Seuil, 2023, p. 56
[8] Laure Lavalette, “La islamización de la escuela” https://rassemblementnational.fr/tribunes-libres/lislamisation-de-lecole
[9] Education: pour le FN les propositions du ministre sont une «victoire» – Public Sénat (publicsenat.fr)
[10] Frédéric Grimaud, Enseignants, les nouveaux prolétaires. Le taylorisme à l’école, ESF Sciences humaines, 2024
[11] Olivier Esteves, Alice Picard y Julien Talpin, La France, tu l’aimes, mais tu la quittes. Enquête sur la diaspora française musulmane, Editions du Seuil, 2024
[12] La deportación de la alumna gitana, Leonarda Dibrani, tuvo un impacto importante en la ley de inmigración y asilo https://www.mediapart.fr/es/journal/france/171013/la-deportacion-de-leonarda-fractura-la-izquierda-francesa
[13] Página web del colectivo del profesorado reprimido https://collectifdesreprimees.fr . Durante las manifestaciones contra la reforma del bachillerato de 2018, la policía detuvo a alumnado de Mantes-la-Jolie (en la banlieue de París), increpándole: “Así se porta bien una clase”, mientras estaba maniatado y de rodillas. Este caso fue muy mediatizado, en un contexto más amplio de protestas de los chalecos amarillos, debido al peligro que suponía para la burguesía blanca la convergencia de luchas de las banlieues con las clases populares blancas https://www.youtube.com/watch?v=TnOwLMdYBDs
[14] https://www.data.gouv.fr/fr/datasets/indices-de-position-sociale-dans-les-ecoles-a-partir-de-2022/
[15] El Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) ha desmontado el concepto de “islamoizquierdismo” en la universidad https://www.cnrs.fr/fr/presse/l-islamogauchisme-nest-pas-une-realite-scientifique
[16] Melissa Pandor-Margulis, « Inégalités scolaires : race ou classe ? », in Entrer en pédagogie antiraciste. D’une lutte syndicale à des pratiques émancipatrices, Shed publishing, 2023, p. 224
[17] Ibídem, p. 225
[18] Declaraciones de Jean-Michel Blanquer (2017) : “El enemigo del servicio público es el igualitarismo” https://www.lejdd.fr/Politique/jean-michel-blanquer-au-jdd-lennemi-cest-legalitarisme-3395378
[19] Intervención de Frédéric Lordon, “Balance y estrategia después de la victoria del NFP. ¿Qué hacer?”, 17 de julio de 2024 https://www.youtube.com/watch?v=cEP6FtifSfA
*»El 6 de diciembre de 2018, fueron arrestadas, en Mantes-la-Jolie, 153 personas, en su mayoría, alumnado de secundaria, que protestaban contra la reforma educativa. Imagen: @obs_violences»
Fuente: https://vientosur.info/la-contrarrevolucion-educativa-en-francia/