Fuente Banco Mundial/ 13 de Abril de 2016
El respaldo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional de Fomento (AIF) superará los USD 150 000 millones entre los ejercicios de 2013 y 2016
CIUDAD DE WASHINGTON, 13 de abril de 2016. Mientras los países en desarrollo continúan enfrentándose a un entorno económico desfavorable, la demanda de financiamiento del Banco Mundial se ha incrementado hasta niveles que solo se conocían en situación de crisis financiera, y el respaldo se encuentra en vías de superar los USD 150 000 millones entre el ejercicio de 2013 y el ejercicio económico en curso.
“Vivimos en una economía global en la que se espera que el crecimiento continúe siendo escaso, por lo que es extremadamente importante que el Banco Mundial siga desempeñando su función tradicional de ayudar a los países en desarrollo a acelerar su crecimiento”, dijo Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial. “Tenemos la oportunidad histórica de acabar con la pobreza extrema en el mundo para 2030, pero esta meta podrá alcanzarse únicamente si los países en desarrollo —desde los países de ingreso mediano a los de ingreso bajo— regresan a la senda de un crecimiento más rápido que ayude a la población más pobre y vulnerable”.
La previsión de crecimiento económico mundial para 2016 se sitúa en el 2,9 %, con un ritmo de recuperación más lento de lo previsto, desde un nivel estimado del 2,4 % en 2015. Sin embargo, desde principios del año, la situación se ha deteriorado aún más en términos generales.
Frente a estos desafíos, la demanda de préstamos del BIRF por parte de países de ingreso mediano durante el último ejercicio económico, el de 2015, fue la mayor que se registró al margen de una crisis financiera: USD 23 500 millones. El Banco espera que en el ejercicio de 2016 se supere fácilmente esa marca, con un volumen de financiamiento previsto por encima de los USD 25 000 millones.
Hace diez años, en el ejercicio de 2006, el nivel de financiamiento del BIRF se situó en los USD 14 000 millones, y en el ejercicio de 2010 la demanda de los países de ingreso mediano aumentó hasta los USD 44 000 millones, año de la crisis financiera en que más préstamos se concedieron. Cuando en el ejercicio de 2010, durante la crisis, la Administración revisó la capacidad crediticia del BIRF, se predijo que, para el ejercicio de 2013, el nivel de financiamiento posterior a la crisis descendería a los valores previos (USD 15 000 millones), lo que en términos reales era el promedio para el decenio anterior a la crisis. El financiamiento del BIRF ascendió aproximadamente a USD 15 000 millones en el ejercicio de 2013, pero el Banco espera que en el ejercicio económico en curso, el de 2016, la demanda se incremente en al menos USD 10 000 millones hasta superar los USD 25 000 millones. Además, y gracias a una reposición de recursos sin precedentes durante la última ronda de recaudación de fondos para los países más pobres, se espera que este año el respaldo prestado por la AIF, el fondo del Grupo Banco Mundial para los más pobres, también alcance niveles casi históricos. Por su parte, la demanda de servicios de asesoría diferentes del financiamiento, destinados a ayudar a los clientes a aplicar importantes cambios de políticas, también es más alta que nunca.
Una parte importante del apoyo crediticio actual se ha prestado en forma de financiamiento para políticas de desarrollo, lo que ha respaldado importantes reformas que los países clientes han estado implementando para ayudar a diversificar las fuentes de crecimiento y protegerse en casos de perturbaciones futuras. Las reformas que buscan aplicar los países varían en función de las necesidades del cliente y de los desafíos a los que se enfrentan.
“Los Gobiernos de los países en desarrollo sienten la presión de encontrar nuevas formas de acelerar el crecimiento ante la recesión actual”, dijo Jan Walliser, vicepresidente de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones. “Para mejorar las tendencias de crecimiento a largo plazo, hoy se necesita un amplio conjunto de reformas legales, regulatorias, institucionales e incluso logísticas que generen un contexto más atractivo para las inversiones. Los economistas más influyentes y los Gobiernos del G20 recomiendan centrarse en las reformas estructurales”.
El Grupo Banco Mundial tiene una larga experiencia en materia de asesoría y apoyo para la implementación de reformas impulsadas por los países. El Banco ofrece una singular combinación de profundos conocimientos sobre el país beneficiario, competencias sectoriales especializadas y una condensada experiencia en el ámbito mundial.
“El uso de este tipo de préstamos es importante porque, básicamente, el Banco está indicando a los mercados financieros que las reformas aplicadas en un país son técnicamente sólidas, que el país cumplirá los compromisos asumidos y que las reformas ayudarán a la población pobre y vulnerable y no la perjudicarán”, manifestóKim. “Todo esto se complementa plenamente con los esfuerzos de estabilización del Fondo Monetario Internacional”.
El Banco Mundial ayuda a financiar las reformas en los países porque con ellas a menudo se acelera el crecimiento y porque el crecimiento económico, en el último medio siglo, ha contribuido a la reducción de la pobreza mundial en dos tercios. La demanda de asesoría y financiamiento del Grupo Banco Mundial para respaldar esas reformas ha seguido pautas cíclicas. En la actualidad, en una coyuntura de crecimiento débil, el Grupo Banco Mundial observa un fuerte incremento de la demanda de financiamiento para políticas de desarrollo y de reformas asociadas en todo su espectro de clientes, desde los países de ingreso mediano alto hasta los países de ingreso bajo, incluidos exportadores e importadores de productos básicos.
“El Grupo Banco Mundial es una cooperativa de países y nuestra función consiste en trabajar con nuestros clientes para que puedan alcanzar sus máximas aspiraciones”, dijo Kim. “Sin embargo, ahora está absolutamente claro que nunca pondremos fin a la pobreza extrema ni impulsaremos la prosperidad compartida a menos que enfrentemos amenazas mundiales tales como las pandemias, el cambio climático y los desplazamientos forzados con la colaboración de nuestros países miembros, una región, un país y una persona a la vez”.