Por: Carlos Ornelas.
En charlas con colegas de mi Casa Abierta al Tiempo noto incertidumbre. Unos se preguntan si en realidad el Presidente quiere austeridad o busca controlar a la gente que le disgusta… La credibilidad del Presidente comienza a disminuir
05 de Junio de 2019
El presidente López Obrador es un hombre persistente, sostiene sus ideas contra viento y marea. Rara vez cambia de opinión, nadie sabe a quién escucha. Por ello, sus mensajes se prestan a confusión e interpretaciones disímbolas.
Todas las decisiones de un gobernante —cualquiera que sea y de donde sea— generan controversia. Los razonamientos que se esgrimen en su contra se basan en asuntos materiales o ideológicos, en combinaciones de intereses que se afectan o ánimos de poner trabas al gobierno. No hay neutralidad en los juicios.
Una decisión del Presidente afecta a los productores de ciencia y tecnología y quizá causará cambios en la movilidad de estudiantes de educación superior. El Presidente determinó qué él en persona resolverá las solicitudes de viajes al extranjero de académicos mexicanos. Aunque en la mañanera del 2 de junio indicó que “tendrá un acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para definir criterios claros para las salidas de los científicos, pero sobre la base de preservar la austeridad” (La Jornada, 03/VI/2019).
No obstante, ya había argumentado que “tuvimos que hacer esto porque era un desorden”, por lo que ahora “se evaluará si realmente [el viaje es] en beneficio de la ciencia”.
Y es aquí donde comienzan las dudas, ¿quién decidirá si la participación de un científico en un congreso internacional beneficia a la ciencia?, ¿quién definirá los criterios?, ¿serán los tradicionales que enarbola el cuerpo científico o nuevos emanados de la Cuarta Transformación?
Cuestiones que generarán debates entre nosotros, pero serán académicos. A fe mía que el Presidente ya tomó la decisión de que él —nada más él— tiene la visión correcta para evitar el “turismo político” y académico “a costa del erario”.
AMLO tiene un punto de partida, la desigualdad (que para otros es quitar dinero a instituciones públicas para destinarlo a sus proyectos de infraestructura y programas sociales-electorales) y un juicio previo sobre la comunidad científica: “No se olviden, el régimen neoliberal fue defendido por científicos, intelectuales y comunicadores en el cual se produjo una gran corrupción, un gran saqueo y se padece una monstruosa desigualdad”.
En charlas con colegas de mi Casa Abierta al Tiempo noto incertidumbre. Unos se preguntan si en realidad el Presidente quiere austeridad o busca controlar a la gente que le disgusta. AMLO tiene muchos seguidores en mi comunidad, defienden sus puntos y visiones, pero también les preocupa que en el futuro inmediato sus resoluciones puedan afectar el trabajo e ingresos del profesorado. La credibilidad del Presidente comienza a disminuir.
Incluso, unos —quizás afectos a la teoría de la conspiración— especulan que la “falla mecanográfica” de la iniciativa del 12 de diciembre para reformar la Reforma Educativa fue a propósito. Se recordará que el proyecto contemplaba eliminar la fracción VII del artículo 3º, el que consagra la autonomía universitaria. El gobierno nunca corrigió la “supuesta” falla.
La sospecha se refuerza con la nota en Animal Político (30/V/2019). Por disposición presidencial, un jefe de departamento negó permiso a un científico del Cinvestav —uno de los pilares de nuestra ciencia— para hacer una estadía de investigación en Chicago. A pesar de que él pagó el pasaje de su bolsillo y que la institución anfitriona le sufragaría el hospedaje.
En la misma conferencia del 2 de junio, AMLO insinuó que se terminará con los programas de movilidad estudiantil. “Sólo se atenderá lo más indispensable”.
Algo no cuadra en los deseos del Presidente. Por motivos de austeridad, el gobierno congela subsidios a las universidades públicas, pero les exige que admitan a todos los solicitantes. Advierte que terminará con programas de estímulos a los profesores de las instituciones de educación superior al tiempo que restringe fondos para la investigación científica.
Tal vez, me dijo una colega, la austeridad republicana sea un mecanismo de control social.
Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/austeridad-o-control/1316782