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Conciencia colectiva para la convivencia mediante una cultura de paz en el ámbito educativo Latinoaméricano

José Gilberto Ugas (*)

En el mundo han existido innumerables conflictos entre los hombres. En Latinoamérica los problemas sociales, como la delincuencia, pobreza extrema, desnutrición, entre otros, crean un clima desfavorable, que trae como consecuencia mayor caos, y la generación de conflictos sociales.
Julien Freund (1995) señala:

El conflicto consiste en un enfrentamiento por choque intencionado, entre dos seres o grupos de las misma especie que manifiestan, los unos respecto de los otros, una intención hostil, en general a propósito de un derecho y que para mantener, afirmar o restablecer tal derecho, tratan de romper la resistencia del otro eventualmente a través del recurso de la violencia, la que puede, llegado el caso, tender al aniquilamiento físico del otro. (p. 58)

Por lo tanto, cuando no se llega a acuerdos entre las personas, generalmente, la violencia aparece, y el conflicto se traduce en vulnerar el derecho del otro.

De acuerdo con Barrionuevo (2005), para Locke “el derecho natural de cada hombre está limitado por el derecho igual de los demás hombres y, por lo mismo, descubre en el estado mismo de naturaleza la posibilidad de una ordenada y pacífica convivencia” (p-4). Entonces, si los conflictos son propiciados por el hombre, también la convivencia es responsabilidad de éste; en tal sentido, para que exista armonía en una sociedad se debe concienciar a la población en término de los valores para la convivencia.

El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define convivencia como “acción de convivir” y convivir “es vivir en compañía de otro u otros”. En el orden de las ideas anteriores Ugas (2015) manifiesta que “La convivencia es la manera por excelencia de cohabitar dos o más personas con el fin de obtener beneficios positivos para un bien colectivo y sin discriminación alguna” (p. 64).

En ese mismo orden, Fierro (2011) manifiesta:

La convivencia es un componente indispensable de la calidad educativa porque alude al tejido humano que construye y posibilita el aprendizaje. Esto supone la capacidad de trabajar con otros, de resolver las diferencias y conflictos que se presentan en clase, de reconocer y apoyar situaciones que puedan demandar del apoyo y solidaridad de los compañeros, la capacidad de escucha activa y de diálogo así como la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona. (p.10).

Por lo tanto se concibe la coexistencia pacífica y armoniosa de grupos humanos en un mismo espacio, como aquella donde las interacciones diarias les permitan a las personas cooperar, compartir, establecer metas comunes y particulares; de modo que la convivencia se desarrolla en todos los ambientes, particularmente en áreas de trabajo, en las que la comunicación es altamente pertinente. Sin embargo, este hecho no es únicamente del espacio laboral, pues también son establecidas a lo largo de la vida como las que se dan en la casa, con padres, hijos, hermanos, además en la escuela con compañeros de estudio o de trabajo; a través de ellas, intercambian formas de sentir, de ver la vida donde comparten necesidades, intereses y afectos.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece la convivencia en su preámbulo como uno de los fines supremos, asimismo, esta presente en la Ley Orgánica de Educación, LOE (2009) en su artículo 3, la considera armónica, como uno de los valores fundamentales, en el marco de la solidaridad, la corresponsabilidad, la cooperación, la tolerancia y la valoración del bien común, la valoración social y ética del trabajo, el respeto a la diversidad propia de grupos humanos (p.4); igualmente, esta Ley en su artículo 6 numeral 4 literal a, en atención a las competencias del Estado Docente, refiere que éste:

Promueve, integra y facilita la participación social, a través de una práctica social efectiva de relaciones de cooperación, solidaridad y convivencia entre las familias, la escuela, la comunidad y la sociedad, que facilite las condiciones para la participación organizada en la formación, ejecución y control de la gestión educativa.

Asimismo la LOE en su artículo 15, numeral 4, señala que se debe: “Fomentar el respeto a la dignidad de las personas y la formación transversalizada por valores éticos de tolerancia, justicia, solidaridad, paz, respeto a los derechos humanos y la no discriminación”.

En referencia a lo expuesto, la escuela no solo es para enseñar sino también para reforzar los valores aprendidos en el hogar, en tal sentido, la LOE en el artículo 17 considera:

Las familias tienen el deber, el derecho y la responsabilidad en la orientación y formación en principios, valores, creencias, actitudes y hábitos en los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, adultos y adultas, para cultivar respeto, amor, honestidad, tolerancia, reflexión, participación, independencia y aceptación. Las familias, la escuela, la sociedad y el Estado son corresponsables en el proceso de educación ciudadana y desarrollo integral de sus integrantes.

En este orden de ideas, el docente debe ser una persona diáfana, abierto a los cambios de paradigmas, con equilibrio emocional y mental, además con una sólida formación en valores. Por otra parte, fuera de nuestras fronteras, el 15 de marzo de 2013 el Congreso colombiano promulga la ley 1620 mediante la que se crea el sistema nacional de convivencia escolar y formación para el ejercicio de los derechos humanos, la educación para la sexualidad y la prevención y mitigación de la violencia escolar, su justificación expresa:

La educación para la paz y para la convivencia en el ámbito de la educación formal, es decir, en el contexto de la escuela, constituye una prioridad para el Ministerio de Educación Nacional habida cuenta de las circunstancias que afectan al país, pero también porque la escuela tiene una responsabilidad ineludible en la formación de ciudadanos capaces de ejercer la democracia, respetar los derechos humanos y relacionarse entre sí de manera constructiva.

Adicionalmente, en el artículo 5, numeral 2, la Ley General de Educación colombiana, respecto a los fines de la educación, asume “La formación en el respeto a la vida y a los demás derechos humanos, a la paz, a los principios democráticos, de convivencia, pluralismo, justicia, solidaridad y equidad, así como en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad”.

Igualmente, Chile establece como Política Nacional la Convivencia escolar en el marco de la reforma educativa actual hacia la educación inclusiva. Surge de la Ley N° 20536 sobre la violencia escolar promulgada en el año 2011, cuyo objeto es abordar la convivencia en los planteles de todo el país.
La Ley General de Educación de Chile establece en su artículo 5:

Corresponderá al Estado, asimismo, fomentar la probidad, el desarrollo de la educación en todos los niveles y modalidades y promover el estudio y conocimiento de los derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana; fomentar una cultura de la paz y de la no discriminación arbitraria; estimular la investigación científica, tecnológica y la innovación, la creación artística, la práctica del deporte, la protección y conservación del patrimonio cultural y medio ambiental, y la diversidad cultural de la Nación.

En otro orden de ideas, una de las misiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es crear una cultura de paz en todo el planeta para que de una vez por todas los minimice.

Lo señalado en el denominado informe Delors (1996), expresa:

Fundamentalmente la UNESCO contribuirá a la paz y al entendimiento mutuo entre los seres humanos al valorizar la educación como espíritu de concordia, signo de una voluntad de cohabitar, como militantes de nuestra aldea planetaria, que debemos concebir y organizar en beneficio de las generaciones futuras. En ese sentido, la Organización contribuirá a una cultura de paz (p. 30).

Asimismo, soporta a la educación sobre cuatro pilares fundamentales: aprender a hacer, aprender a ser, aprender a conocer y aprender a convivir, y es precisamente este último, el que constituye un bastión necesario para consolidar y/o construir una cultura de paz en el mundo; igualmente propone: “Aprender a vivir juntos desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia -realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos- respetando los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz” (p. 34).

El pilar convivir es primordial para hacer de los seres humanos individuos capaces de cohabitar en paz, sin violencia y esto se logra a través de la educación, con acciones donde se le inculque al niño la necesidad de aprender a convivir con los demás a pesar de tener posiciones distintas en el jugar, estudiar, hábitos alimentarios, entre otros; sin embargo, el trabajo debe ser compartido entre todos lo que hacen vida en las instituciones educativas (personal docente, administrativo y obrero) además de la familia y la comunidad. En ese sentido el manifiesto 2000 establece la campaña internacional para la cultura de paz y no violencia con seis puntos establecidos para lograrlo; respetar todas las vidas, rechazar la violencia, liberar mi generosidad, escuchar para comprenderse, preservar el planeta y reinventar la solidaridad, para que los ciudadanos asuman la responsabilidad de fomentar la no violencia desde su comunidad, ciudad, país, a fin de convertir los valores en realidad.

Finalmente, el convivir debe ser la actitud permanente de cada persona, ya que el hombre es parte de una conciencia colectiva, que desde la visión de Durkheim (1987), constituye “…El conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de los miembros de una misma sociedad, que constituye un sistema determinado que tiene vida propia” (p. 89); así mismo, Marx (1980), plantea que “no es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia” (p. 5); es decir, el hombre debe convivir con los demás para crear su conciencia.

De modo que el propósito es entender la importancia de la convivencia en el ámbito educativo, tanto nacional como latinoamericano a través de acciones que conlleven a una mejor comprensión entre sus actores desde la educación primaria hasta la universitaria o superior para facilitar la evolución de los grupos de trabajo en equipos, lo cual se logra cuando se ayudan entre sí para alcanzar las metas de la institución, es decir, logran ideas innovadoras las alcanzan y se adaptan al cambio y sus miembros están altamente comprometidos. A la vez establecer parámetros de significación como por ejemplo despertar las potencialidades humanas (amor, honestidad, comprensión, lealtad, entre otras) en las actitudes del accionar diario.

La convivencia armónica entre los pueblos es realizable solo cuando exista la buena voluntad entre sus habitantes y la disposición de sus gobiernos de hacer políticas de estado para el bien de la ciudadanía, a fin de convertir la convivencia, definitivamente, en requisito insoslayable en el sistema educativo de la región.

REFERENCIAS
Asamblea Nacional Constituyente. (1999). Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial Extraordinario Nº 5.496 (extraordinario) octubre 2000.

Asamblea Nacional de Venezuela. (2009). Ley Orgánica de Educación. Gaceta Oficial Nº 5.929 (extraordinario).

Barrionuevo, M. E. John Locke (1632-1704). Su vida, su obra y pensamiento. [En línea]. Consulta: [2016 septiembre 19] Revista Iberoamericana de Educación (ISSN:16815653).

Congreso de la República de Colombia (1994). Ley General de Educación. Disponible en http://www.oei.es/quipu/colombia/Ley_115_1994.pdf. Consulta [2016, julio 7].

Congreso Nacional de Chile (2011). Ley número. 20.536 sobre violencia escolar.

Delors, J. (1996.). Los cuatro pilares de la educación en La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, Madrid, España: Santillana/UNESCO. pp. 91-103.

Durkheim, E. (1987). La división del trabajo social (Vol. 39). Ediciones Akal.

Fierro, M.(2011). Convivencia democrática e inclusiva. Una perspectiva para gestionar a seguridad escolar. Conferencia presentada en el Congreso Nacional de Gestión de la Seguridad Escolar. Identificación y transferencia de Buenas Prácticas. Cd. De México, 5 de diciembre 2011 HYPERLINK «http://basica.sep.gob.mx/escuelasegura/pdf/congresoBuenasPrac/» \hhttp://basica.sep.gob.mx/escuelasegura/pdf/congresoBuenasPrac/convivencia.pdf Fecha de consulta 23/09/2016

Fierro, M. C. (2011). Los indicadores de convivencia y cultura de Paz UNESCO. Un ejercicio de análisis para el diseño de investigaciones en convivencia. En IV Jornadas de Cooperación Educativa con Iberoamérica Educación y Cultura de Paz, la convivencia democrática y los derechos humanos. Santiago de Chile: OREALC.

Freund, Julien (1995). Sociología del conflicto. Editorial del Ministerio de Defensa, Madrid.

Marx, K. (1980). Contribución a la crítica de la economía política. SigloXXI. Buenos Aires.

Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO. Santiago. 2011)

Ugas, J. (2015) Las Relaciones Interpersonales, desde La Percepción del Personal en la Escuela Bolivariana Los Chaimas. Una Visión Fenomenológica. Universidad Nacional Abierta. Caracas.

UNESCO (1999) Manifiesto 2000 para una cultura de paz y no violencia. Fecha de consulta 20 de septiembre 2016 http://www3.unesco.org/manifesto2000/pdf/espagnol.pdf

UNESCO (2015). La violencia homofóbica y transfóbica en el ámbito escolar: hacia centros educativos inclusivos y seguros en América Latina. Chile.

(*) José Gilberto Ugas

contacto: gilbertougas@gmail.com

El autor forma parte del Doctorado Latinoaméricano en Educación: Políticas Públicas y Profesión Docente

Este articulo fue publicado con el consentimiento del autor

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Juan Vivas: «Construir la paz desde la educación»

 

Por: Juan Vivas

La humanidad, históricamente, de forma natural ha buscado el equilibrio y la estabilidad social hasta el punto de llegar al consenso entre los individuos, alejándose de la ira y el egoísmo y resolviendo de forma pacífica los conflictos. Sin embargo, esta tendencia natural del hombre ha costado vidas al paso del tiempo.

Un reconocido activista de Derechos Humanos llamado Martin Luther King escribió: “La verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión; es la presencia de justicia”; esto nos hace pensar que para construir la paz y disminuir los conflictos y tensiones sociales debemos apelar a la educación como una herramienta que fortalezca y multiplique esa esencia natural de todo ser humano en su continua búsqueda de la paz.

Desde el punto de vista de La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la preocupación por la paz ha logrado que los países realicen un esfuerzo que en términos de organización dio como resultado: 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y las 169 metas de la nueva agenda universal.

Un posible paso para construir la paz es impulsar y concretar estos objetivos, los cuales enuncian: “…Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo”; “Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”; “Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas”; “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”; “Reducir la desigualdad en los países y entre ellos; Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir a todos los niveles instituciones eficaces e inclusivas que rindan cuentas”.

Ahora bien, los Objetivos de Desarrollo del Milenio marcan una posible ruta a seguir hasta el 2030. Estos deben estar entrelazados con la realidad y ser vinculados a la educación para fortalecer los derechos humanos de todas las personas y alcanzar la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.

Objetivos que son de carácter integrado e indivisible y conjugan las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental, siendo la base para entender un posible camino mundial para construir la paz.

En Latinoamérica la postura de Venezuela es el llamado al diálogo, la tolerancia y la búsqueda de una sociedad solidaria y liberadora siempre dentro del ámbito del respeto a los Derechos Humanos y el legítimo derecho de mantener nuestra independencia y soberanía.

La ruta para construir la paz se sustenta en la protección social dirigida a las personas, comunidades y grupos sociales que viven en constantes situaciones de vulnerabilidad, en la búsqueda de un modelo humanista centrado en la mujer y el hombre, quienes de forma protagónica han venido ejecutando actividades en los ámbitos locales, nacionales e internacionales en conjunto con el Poder Popular, transfiriéndole el poder al pueblo y haciendo de la educación una prioridad.

La transversalidad de educación impregnada de la visión de los DDHH con el propósito de profundizar el sistema político social, que van desde una organización social tal como lo es la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz hasta un Consejo Comunal organizado con miras a una Comuna o Eje Comunal donde el fin último es la búsqueda de la justicia y la paz.

Otra de las premisas para la búsqueda de la construcción de la paz es que, en el contexto de la educación popular podemos promover y defender el derecho a la vida, a la integridad, a la libertad y a la seguridad personal, haciendo consciente a las y los ciudadanos sobre la defensa y promoción de los derechos humanos y su vital importancia como ruta segura para garantizar la paz.

Por último, y no menos importante, tenemos como tarea pendiente coadyuvar en la búsqueda de espacios de reflexión permanente para resolver de forma integral cualquier problema que se presente en la construcción de la paz desde la educación, reconociendo el esfuerzo e iniciativas tales como: el movimiento por la paz y por la vida, la creación de estructuras ministeriales especializadas en el tema, la aplicación del Plan Nacional de Derechos Humanos, la profundización en la legislación y la voluntad política del Estado para cumplir los Objetivos del Milenio y, por ende, alcanzar la mayor suma de la felicidad posible para llegar a construir una verdadera paz social.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/opinion-libre/construir-paz-educacion-tematica/

Imagen: Edgar Vargas.

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Cultura de paz: desafío del siglo XXI

Por: Rafael Garrido Á.

El siglo XX estuvo cargado de grandes conflictos bélicos que cobraron millones de vidas alrededor del mundo. La guerra de Vietnam, la guerra de Bosnia, el genocidio en Ruanda, por mencionar solo algunos conflictos, tuvieron un impacto devastador y se caracterizaron por la crueldad y la violencia extrema. Desafortunadamente, a inicios del siglo XXI el panorama parece no mejorar como lo demuestran la guerra en Afganistán, Irak y Siria, entre otros conflictos armados. Tomando en cuenta estos antecedentes en los que la violencia escala, cabe preguntarse: ¿Es posible alguna alternativa? ¿Estamos condenados a vivir interminables ciclos de violencia? ¿Qué podemos hacer para encarar la cultura de la violencia?

LA PAZ COMO PRINCIPIO DE CONVIVENCIA

Desde la Carta de San Francisco, instrumento que en 1945 dio origen a las Naciones Unidas, se estableció que uno de los propósitos de dicha organización era “(…) mantener la paz y la seguridad internacional, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz.”

Tal como lo plantea la Carta de San Francisco, la paz es una herramienta básica para la convivencia armoniosa entre los Estados en la comunidad internacional, por lo tanto requiere de esfuerzos por neutralizar las amenazas de conflictos y buscar medios de resolución de los mismos. Es necesario recordar que los derechos humanos surgen a partir de la II Guerra Mundial, cuando en el seno de la recién creada Naciones Unidas, se discutían formas que permitieran evitar la crueldad humana patrocinada por los Estados.

PAZ Y NO VIOLENCIA COMO PRINCIPIO

Una de las formas de fomentar la cultura de paz es a través de la promoción de la no violencia, lo cual implica hacer esfuerzos por encontrar formas constructivas para enfrentar los conflictos, evitando la escalada de la violencia.

La no violencia es también una forma de resistencia, un principio ético que requiere una gran convicción para hacer frente no solo a la violencia directa, sino a la violencia estructural y cultural.

Un referente de la promoción de la resistencia pacífica es Mahatma Gandhi, quien practicando la áhimsa, un principio filosófico presente en el hinduismo con base en la no violencia y el respeto a la vida, llamó a la desobediencia civil pacífica en la India logrando la independencia de ese país que se encontraba bajo dominio colonial británico.

La marcha de la sal liderada por Gandhi en protesta por la imposición de impuestos británicos sobre la producción del mineral fue un hito para la independencia de la India y para inspirar a otros líderes, promotores de la paz como es el caso de Martin Luther King Jr., quien formó parte del boicot de autobuses de Montgomery, una protesta pacífica en contra de la segregación en el transporte público que obligaba a personas afrodescendientes a ceder sus asientos a personas blancas y ocupar solo la parte trasera de los buses. Un llamado que hizo que tras la decisión de dejar de usar el transporte público generó un impacto económico grave logrando que tiempo después, la Corte Suprema de Estados Unidos decidiera que las leyes de segregación del estado de Alabama eran inconstitucionales.

ALTERNATIVAS A LA VIOLENCIA

El concepto de cultura de paz se trabaja como una alternativa a la violencia sobre la base del respeto a las diferencias y valores como la equidad, la justicia, la libertad en favor de una convivencia pacífica. Los derechos humanos son un referente necesario para orientar la cultura de paz, y es por ello que el libre y pleno ejercicio de tales derechos si bien no garantiza la paz, al menos nos encamina hacia sociedades mas justas e igualitarias.

Revisando la historia, podríamos creer que la humanidad es invariablemente violenta, pero hay quien piensa que así como hay potencial para la violencia también para la convivencia pacífica.

La cultura de paz tiene que ver con la educación desde una perspectiva incluyente, que fomente el respeto a las diferencias y que promueva las libertades. Cultura que puede ser promovida e implementada en lo personal, familiar, institucional e incluso lo gubernamental, de modo que se puedan obtener cambios en la sociedad.

Entonces, la forma en que abordamos los conflictos puede conducir a la violencia, pero si se enfrentan de forma creativa y empática pueden devenir en soluciones pacíficas. Ese es el desafío del siglo XXI, transformar los conflictos para lograr la paz.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/politica/cultura-paz-desafio-siglo-xxi-tematica/

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Llega a Bogotá el foro ‘La Construcción de Paz: retos de la educación’

Colombia/24 septiembre 2016/Fuente: Caracol Radio

El evento está dirigido a maestros, rectores, docentes administrativos y estudiantes.

La Fundación Compartir y Espiral Asociados esperan transformar el que hacer educativo a través del conocimiento, el análisis y la apropiación de experiencias internacionales y nacionales que se tratarán hasta el sábado 24 de septiembre.

El Exsecretario de Educación de Bogotá, Abel Rodríguez, afirma que se conversará sobre los retos de la educación frente a la construcción de la paz para la edificación de una cultura que permita que los niños y jóvenes se comporten desde las escuelas de una manera respetuosa.

“Vamos a tener en primer lugar un informe de la oficina del Alto Comisionado para la Paz sobre cómo está el proceso, luego se tendrá un panel para conversar sobre ese informe con una seria de personalidades nacionales e invitados internacionales que van a hablar de experiencias de paz en otros países”, Afirmó Rodríguez.

Además, manifestó, que lo que se quiere fundamentalmente es hacer énfasis en la aprobación de estos acuerdos para aprovechar esta oportunidad y poder votar positivamente el próximo 2 de octubre.

El evento se tomará el Park Way por medio de fotografías, pinturas y música para sensibilizar a las personas acerca de lo que significa una cultura de paz.

Fuente: http://caracol.com.co/radio/2016/09/22/politica/1474577544_982921.html

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