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TV UNAM transmite el ciclo de documentales Violencia y cultura de paz

POR: TV UNAM

 

  • Cuatro trabajos sobre la búsqueda de la paz, entre los que destaca el estreno del documental francés: Justicia por los desaparecidos, sobre la crisis de crímenes y desapariciones en México.
  • Se transmitirán los martes, del 8 al 29 de agosto, a las 19:30 horas, por la señal de TV UNAM.

El objetivo de una cultura de paz es que los conflictos se resuelvan de manera no violenta a través de la impartición de justicia, libertad, equidad, solidaridad, tolerancia y respeto a la dignidad humana. Para entender más este concepto, TV UNAM transmite el ciclo de documentales Violencia y cultura de paz, los martes, del 8 al 29 de agosto, a las 19:30 horas, con retransmisión los sábados, a las 18:00 horas.

El ciclo inicia con la transmisión de El hombre del tanque (2006), de Antony Thomas, documental que se centra en las teorías sobre quién pudo haber sido el hombre que hizo frente a una columna de tanques del Ejército Popular de Liberación que avanzaba por la avenida principal de Pekín, durante las protestas de la Plaza de Tiananmén, ocurridas el 4 de junio de 1989. El fotógrafo estadounidense Jeff Widener, que trabajaba para la agencia Associated Press (AP), fue quien logró captar el momento con una cámara Nikon y una lente de 300 milímetros desde el balcón de un hotel, a unos 200 metros de la escena. Widener había sido asaltado y agredido por la policía china la noche anterior cuando se le pidió que entregara el material captado de la represión contra los estudiantes. Al poco tiempo de que tomara las imágenes del hombre frente a los tanques, escondió el carrete en la cisterna del inodoro y pese al registro de su habitación por las autoridades, logró sacar la foto y enviarla a su redacción.

El ciclo continúa el 15 de agosto con la transmisión de No en nuestro nombre (Francia, 2006), de Philippe Borrel, sobre las denuncias de los opositores, en Estados Unidos, a la guerra en Irak. Después del ataque a las torres gemelas del 11 de septiembre, un clima de miedo se apoderó de Estados Unidos, no sólo por el pavor a nuevos ataques terroristas, sino también por el temor de la propia sociedad a opinar de manera contraria a las políticas del gobierno y a la representación de los hechos por parte de los medios de comunicación. La película cuenta con los testimonios de quienes defendieron la libertad de expresión y se atrevieron a decir lo que pensaban a pesar del riesgo de perder sus trabajos o de ser perseguidos y encarcelados, como Cindy Sherman, que instaló un campamento frente al rancho del presidente George Bush en Crawford, Texas, para protestar en contra de la guerra.

El 22 de agosto se estrena No estoy solo (Estados Unidos, 2019), de Garin Hovannisian ¿Cuánto se tarda un pueblo en derrocar un gobierno corrupto? En Armenia tomó sólo 40 días, con la ayuda de las redes sociales, canciones pop, bloqueos de tráfico, la movilización de los estudiantes y las acciones de Nikol Pashinyan, actual primer ministro de Armenia, quien desempeñó un papel definitivo en las protestas por el resultado de las elecciones presidenciales de 2008. Antes de dedicarse a la política, Pashinyan fue editor del periódico Haygagán Zhamanag y, posteriormente, uno de los líderes del opositor Congreso Nacional Armenio. Entre 2009 y 2011 permaneció arrestado bajo la acusación de desorden público y en 2012 se presentó en las elecciones y fue elegido miembro de la Asamblea Nacional de Armenia. Desde 2013 encabeza el movimiento liberal Contrato Civil. El documental se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Toronto y fue la primera película finalista del premio People’s Choice Award for Documentaries.

El ciclo finaliza el 29 de agosto con el estreno de Justicia por los desaparecidos (Francia, 2017), de André Chandelle y Patrick Remacle, sobre los crímenes y desaparecidos en México. El documental cuenta la historia de José Guevara, Michael Chamberlin y Ariana García, defensores de los derechos humanos, quienes están dispuestos a correr todos los riesgos para acabar con la impunidad que reina en México donde la población vive asolada por el narcotráfico y los crímenes masivos. En 10 años se registraron en el país más de 200 mil víctimas de asesinatos, torturas, desapariciones y desplazamientos de población. Los presuntos responsables son narcotraficantes, pero también fuerzas estatales. El 98% de los delitos quedan impunes. Los activistas de derechos humanos tienen una misión: llegar con las denuncias hasta la Corte Penal Internacional, encargada de juzgar los crímenes de guerra y de lesa humanidad.

No te pierdas la transmisión por la señal de TV UNAM del ciclo de documentales Violencia y cultura de paz, los martes, del 8 al 29 de agosto, a las 19:30 horas, con retransmisión los sábados, a las 18:00 horas.

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Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

 

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Construyendo cultura de paz desde la escuela

Por: Julio Leonardo Valeirón Ureña

Una escuela centrada en una cultura de paz posibilita recuperar la esperanza, la capacidad de soñar en realidades nuevas, la capacidad de construir nuevas relaciones con nosotros mismos, los demás y con nuestro entorno.

En la entrega que hiciéramos el pasado 1 de agosto iniciábamos planteando lo siguiente:

“Partiendo de la idea de que cultura de paz es el marco de relaciones que promueve el respeto mutuo en todo el sentido de la palabra, el diálogo franco y fraterno en la resolución de las diferencias, de los conflictos y la búsqueda de los consensos, la vida digna en un ambiente de armonía consigo mismo, con los demás y el entorno, su apuesta, presupone el desarrollo y promoción de valores, actitudes y comportamientos que fomenten el buen vivir juntos en el marco del respeto a la persona en su integridad biopsicosocial.”

No tenemos ninguna duda acerca de la misión que tiene el hogar, la familia, en el desarrollo de valores esenciales para la convivencia humana. Ese primer espacio de vida y de socialización inicia la conformación de nuestro ser y de nuestra personalidad. En un contexto de relaciones donde prima lo afectivo, aprendemos a sentir los primeros efectos del amor y la ternura, del susurro amoroso bajo la calidez del pecho materno que nos cobija y apacigua, haciéndonos seres sensibles al vínculo con los demás. En esta etapa se inicia un proceso de interiorización de normas sociales y culturales, como el desarrollo de algunas habilidades y capacidades para desenvolvernos en la vida social, al mismo tiempo que la construcción de nuestra identidad personal, y que luego será personal y social. Para muchos niños y niñas este proceso se ve complementado, de manera importante, en las guarderías o jardines de infancia. Nos hacemos seres humanos. Las políticas públicas de la primera infancia deben velar por el buen desarrollo de esta etapa de la vida como garantía de una sociedad centrada en el bienestar colectivo.

La escuela, desde el nivel inicial, continúa este proceso incorporándonos a una nueva forma de relación social en el cual confluyen otras niñas y otros niños de hogares distintos y con características diferentes. Y aunque guiados por principios afectivos principalmente, inician los procesos de construcción de ciudadanía en el marco del reconocimiento que hay otros niños y otras niñas, con los cuales se deberá ampliar el proceso de aprendizaje iniciado en el hogar, bajo el cuidado y las atenciones de quienes tienen y asumen esa noble tarea.

En esa perspectiva cobra una particular importancia el vínculo familia-escuela-comunidad, que deberá generar las actitudes como los comportamientos que al mismo tiempo que nos hacen ser seres particulares, crezca en nosotros la conciencia de ser un ser situado en un contexto social y cultural determinado. La identidad personal y social cobra una dimensión de gran significación en la conformación y desarrollo nuestra estructura mental como de nuestros comportamientos.

La escuela debe constituirse en un espacio capaz de construir una nueva ciudadanía para una nueva sociedad. Este deseo y aspiración cobra mayor importancia en la época que vivimos donde predomina una cultura consumista e individualista, sexista, simplista, violenta, intolerante como discriminatoria, excluyente y centrada en una vida de atajos sin mediar consecuencias.

La dinámica de relaciones que supone la escuela debe ser capaz de apostar al desarrollo de una conciencia centrada en la solidaridad, la igualdad y equidad, la compasión y la bondad, el respeto a sí mismos, a los demás y a toda forma de vida. Para ello, la escuela debe organizarse para que primen en ella relaciones centradas en el diálogo abierto y la participación, en el respeto a los demás, a pesar de sus formas distintas de pensar, en el ensanchamiento de nuestros esquemas mentales a través del aprendizaje significativo.

La escuela debe convertirse en un espacio de construcción de una cultura de paz, comprometida con ella en todas sus acciones y vida cotidiana, desarrollando y proponiendo, al mismo tiempo que promoviendo normas de convivencia centradas en las relaciones positivas con los demás y el entorno. La escuela, como organización para aprender, debe organizarse desde la entrada a la salida de sus estudiantes y todo el personal, para propiciar actitudes que predispongan a comportamientos personales y colectivos centrados en el diálogo como vehículo indispensable para enfrentar y resolver las desavenencias y los conflictos; al mismo tiempo y como espejo de cuanto sucede en su entorno y la realidad global, debe posibilitar el modelar nuevas maneras de enfrentar, pensar y actuar en esa misma realidad.

Se trata entonces de aprovechar todos los recursos que en ella confluyen (personas, tradiciones, valores, organizaciones, etc) de tal manera, que permitan la formación integral centrada en la persona y la conciencia de ser parte de una colectividad comunitaria, nacional y planetaria. La escuela debe responder a las necesidades y realidades en que viven inmersos sus estudiantes, posibilitándoles otras maneras de encararlos, analizarlos y comprenderlos, pero, sobre todo, actuando en función de la cultura de paz que asume y promueve como guía.

Desarrollar estrategias que promuevan la paz en la escuela, la familia y la comunidad, se constituye en un propósito fundamental, de cara al desarrollo psicoemocional y cognitivo de sus estudiantes.

Por supuesto, los maestros y todo el personal que labora en la escuela deben estar capacitados para constituirse en referentes claves en la construcción de nuevas relaciones centradas en la paz y en nuevas maneras de enfrentar, comprender y actuar antes la realidad misma. Así la escuela empezará a prefigurar la sociedad que todos anhelamos.

Una condición necesaria para asegurar este proceso es la promoción de redes de escuelas, que en el intercambio presencial o virtual, puedan compartir experiencias posibilitando la construcción de una nueva cultura escolar nacional.

Por eso, la escuela es un escenario clave para que los alumnos y todo su personal, aprendan nuevas maneras de comprender, nuevas maneras de ser, así como nuevas maneras de vivir juntos y aprender a aprender, como muy bien señala Jacques Delors en su libro “La educación encierra un tesoro

Fuente: https://acento.com.do/opinion/construyendo-cultura-de-paz-desde-la-escuela-9099722.html

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Diez propuestas literarias para promover la cultura de paz en el mundo

¿Cómo puede que en pleno siglo XXI todavía podemos presenciar en directo a través de los medios de comunicación de todo el mundo algo como el ataque de Rusia a Ucrania? Por más razones que buscamos no encontraremos la respuesta, tenemos memoria de guerras y conflictos del pasado, pero no aprendemos. Hay comportamientos humanos y sociales que siguen siendo del todo primitivos, e intereses económicos, políticos y de poder que siguen teniendo demasiado peso y fuerza. Todas las guerras son absurdas, comienzan sin sentido y acaban destruyendo todo lo bonito que tenemos: las ciudades, las casas y la propia vida.

En esta selección de libros de literatura infantil y juvenil queremos promover la cultura de paz, el diálogo y la diplomacia como única forma posible para resolver conflictos. Hay títulos que hablan de guerras ridículas y de guerras crudas, del derecho de toda persona a vivir en paz y en libertad, de familias refugiadas que huyen del dolor y la tristeza, de la solidaridad y la empatía que debería existir siempre entre los humanos, y también de un canto a la esperanza con una recopilación de reivindicaciones pacíficas que nos demuestra que sin armas y violencia también se pueden conseguir cambios.

Sin agua y sin pan

De Luis Amavisca y Guridi
Editorial Nube Ocho
Edad recomendada: A partir de 4 años

Los problemas más complejos a veces se pueden explicar y solucionar de la forma más sencilla posible, y de esto las criaturas saben un montón. Este libro es un claro ejemplo de ello. En nuestro mundo hay muchos territorios divididos por hilados espinosos, muros y fronteras. En esta historia vemos dos pueblos separados, uno tiene agua y otro tiene pan. Con la alambrada se han convertido en personas egoístas y avariciosas. Por eso cuando uno necesita agua y otro pan para poder vivir, sólo tienen la estúpida respuesta de “Lo siento, el agua está en nuestra casa” y “Lo siento, el pan es nuestro”, respectivamente. Así vemos a una humanidad absurda, injusta e incapaz de compartir. Sólo los niños y niñas de estos pueblos saben ver más allá y darán una lección magistral a los adultos.

Una buena costumbre

De David Paloma y Mercè Canals
Editorial Bambú

Edad recomendada: A partir de 5 años

Pablo es un niño muy especial y está convencido de que puede detener la guerra cercana a su casa. Cuando estaba en la barriga de su madre ya se le veía pacífico y razonable. Su premisa es que cualquier conflicto puede arreglarse si se dialoga. De hecho, en su pueblo la gente tiene la buena costumbre de sentarse en torno a una mesa grande para hablar y no paran hasta que llegan a un acuerdo. Al ser un niño no todo el mundo se lo toma en serio, hasta que un día decide actuar e ir al campo de batalla con una bandera blanca. Allí levanta el dedo y pide permiso para hablar. Después de una larga conversación con los soldados de ambos bandos, Pau consigue detener el enfrentamiento. Un precioso cuento que nos enseña el valor del diálogo y la palabra como antídotos contra cualquier guerra.

Sinfronteras

De Imapala
Editorial Libros del Zorro Rojo
Edad recomendada: A partir de 5 años

¿Te imaginas un mundo sin fronteras? Esta propuesta de la editorial Zorro Rojo es un libro-juego que nos invita a reflexionar sobre el mundo y la absurdidad de las fronteras y los muros que han trazado los gobernantes y los poderosos. Encontraremos una selección aleatoria de 45 países, representando a todos los continentes. Su encuadernado en forma de espiral nos permitirá realizar nuevas combinaciones con las banderas y nombres de todos los países. Este libro juego carece de edad, perfecto para interactuar y ser creativos en cualquier momento. ¿Una buena herramienta para soñar e imaginar en familia un mundo nuevo porque, al final, qué sentido tienen las fronteras?

 

Podrías

De Joana Raspall e Ignasi Blanch
Editorial Takatuka
Edad recomendada: A partir de 5 años

Un gran recurso para trabajar la empatía y la solidaridad en los niños y niñas para con los refugiados es precisamente el poema Podries de Joana Raspall. No hace demasiado, la editorial Takatuka le transformó en álbum ilustrado muy bien acertado de la mano de Ignasi Blanch. El color de la piel, la lengua, la comida, la ropa, los juegos… todo podría ser distinto si hubiéramos nacido en otro sitio. Algunas cosas podrían ser mejores, otras peores, pero sabemos a ciencia cierta que todos somos seres humanos con sentimientos comunes y necesidades comunes, y que nadie se salva nunca de posibles desgracias. Y como bien dice el final del poema: “por todo esto piensa, que importa tener las manos bien abiertas, y ayudar a quien viene huyendo de la guerra, huyendo del dolor y de la pobreza. Si tu estuvieras nacido en su tierra, la tristeza de él podría ser tuya”. Esta sencilla reflexión sobre la condición humana en forma de poema, dirigida a pequeños y mayores, es un homenaje emotivo a todas las personas que han tenido que abandonar involuntariamente su casa.

Imagine

De John Lennon y Jean Jullien
Editorial: Flamboyant
Edad recomendada: A partir de 5 años

 

Hay canciones inmortales que, aun pasando los años, tienen su vigencia asegurada. Una es la mítica Imagine de John Lennon. Un canto universal a la paz, la libertad y la tolerancia. Ahora podemos leerla en este álbum ilustrado donde una paloma mensajera creada por Jean Jullien es el encargado de trasladar este mensaje tan valioso en todo el mundo. En cada página también se encuentra el texto de la canción en inglés. El prólogo corre a cargo de Yoko Ono que remarca «Imagine es un alegato lleno de fuerza, escrito con un amor impresionante y profundo por la humanidad y su futuro». Además, los derechos de autor derivados de la venta de este libro se darán en Amnistía Internacional.

 

Refugiada. La odisea de una familia

De Tessa Julià y Anna Gordillo
Editorial La Galera
Edad recomendada: A partir de 6 años

 

Ésta es la historia de una niña que debe huir de su casa, del país, con su familia convirtiéndose en refugiada. Sus ilustraciones en tonos azules nos transportan a imágenes tan reales que llegan a dañar. Un libro imprescindible para hablar en los niños de la dura situación que viven cada día los refugiados a través de las preguntas inocentes de la niña protagonista. Una parte de los beneficios de la venta de este libro se dan en la ONG de rescate de refugiados Proactiva OpenArms.

El deshielo

De Riki Blanco
Editorial: A buen paso
Edad recomendada: A partir de 6 años

Una vez había dos pueblos enfrentados desde tiempos inmemoriales. Una noche de frío ambos tienen la misma idea y se conquistan mutuamente. ¿Cómo se arreglará esta situación? Es entonces cuando llega el turno de los grandes gobernantes para encontrar solución al conflicto y pactar el intercambio. Pero, como ocurre demasiado a menudo en política, no se ponen de acuerdo y sólo se llevan la contraria. Los habitantes deben continuar con sus vidas e intentan rehacer su día a día, mientras esperan una solución que nunca llega. Un libro que nos habla de fronteras, de reyes incapaces de gobernar y de cómo al final, es el pueblo y la vida cotidiana la que deshilaza los conflictos.

People Power.

Protestas que han cambiado el mundo

De Rebecca June y Ximo Abadía
Zahorí Books Editorial
Edad recomendada: A partir de 6 años

A lo largo de nuestra historia ha habido reivindicaciones pacíficas que han servido para conseguir mejoras sociales y defender los derechos humanos en distintos países del mundo. En este libro encontrará una recopilación de las más destacadas como la Marcha del fango de las mujeres que pedían el voto femenino en el Reino Unido de 1907, la Marcha de la Sal de Gandhi, la Caída del Muro de Berlín, los Fridays for Future de Greta Thunberg o el movimiento Black Lives Matter. Un claro clamor a la esperanza y al inconformismo, ideal para recordar a los más jóvenes que la conciencia del poder de la gente es una herramienta clave para provocar cambios. Porque cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran siempre las podemos cambiar, sólo hace falta que nos unamos todos para ser más fuertes. Una propuesta ilustrada de la mano de Ximo Abadía que ha sabido capturar escenas de cada una de las reivindicaciones y escrita por Rebecca June, que estudió Cultura de la Paz en la universidad y ahora se estrena con este magnífico álbum.

¡Huye!

De Marek Vadas y Daniela Olejníková
Barbara Fiore Editora
Edad recomendada: A partir de 8 años

Un viaje fantástico contado en primera persona por un niño que debe huir de su país con su padre y su extravagante perro Alan. El protagonista corre y recorre el mundo buscando un nuevo hogar. Por el camino pasarán por diferentes pueblos habitados por seres que personifican las cualidades que llevan a los prejuicios hacia lo extraño y diferente, o la falta de empatía hacia el otro. Su destino final será un campamento de refugiados. Una novela gráfica de ilustraciones a todo color que muestra la cruda y desolada realidad de muchos niños refugiados.

Pax. Una historia de paz y amistad

De Sara Pennypacker
Editorial Nube de Tinta
Edad recomendada: A partir de 12 años

Un relato sobre el amor, la confianza, la lealtad en un escenario de guerra que no deja indiferente al lector. Peter es un niño que ha criado desde que era un cachorro Pax, un zorro. Son dos amigos inseparables hasta que la guerra llega a su casa. Su padre se alista en el ejército y antes de irse al campo de batalla debe dejar a su hijo en casa del abuelo. Pero Peter no podrá irse con su fiel amigo y obligado por su padre, abandona a su amigo en el bosque. Los dos protagonistas no saben vivir uno sin otro. Peter le añora y sufre por su zorro. Por su parte, Pax es un animal domesticado y sobrevive como puede en medio de un territorio salvaje esperando a que su compañero vuelva a buscarlo. Por último, Peter se escapa y se lanza a la aventura cruda y real de atravesar un país en guerra para reencontrarse con Pax. Un viaje iniciático donde tanto el niño como el animal evolucionan y crecen, demostrando que hay amistades que resisten pase lo que pase. Un libro aclamado por la crítica y galardonado con varios premios.

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Violencia vsus sensibilidad

Por: Tahira Vargas García 

Nuestra convivencia social presenta en algunos de sus rasgos la mediación de la violencia. En la cotidianidad se muestran relaciones interpersonales y sociales donde el uso de violencia verbal, física y psicológica es continua y permanente. Una suerte de desesperación e impaciencia en el trato personal y colectivo baña la interacción social con poco espacio para escucharnos detenidamente, respetarnos y fluir desde el silencio hacia una cultura de paz.

La cultura de paz se construye en la cotidianidad. Actitudes, valores y patrones de convivencia de forma pacífica y armónica se aprenden en la socialización en la niñez y adolescencia desde múltiples herramientas pedagógicas y desde distintas prácticas sociales.

Una de las principales herramientas para construir cultura de paz es la educación musical.

“Se ha demostrado suficientemente que la música desarrolla la atención, la concentración, la memoria, la tolerancia, el autocontrol, la sensibilidad; que favorece el aprendizaje de las lenguas, de las matemáticas, de la historia, de los valores estéticos y sociales, y que contribuye al desarrollo intelectual, afectivo, interpersonal, psicomotor, físico y neurológico. Investigaciones recientes, realizadas en los Países Nórdicos y en el mundo anglosajón, han seguido los pasos del modelo húngaro, llegando a las mismas conclusiones sobre los espectaculares efectos educativos de la música”. (Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado 2005: 13-16)

La educación musical es una disciplina fundamental en la educación de niños, niñas y adolescentes porque desarrolla su sensibilidad, autoestima y fortalece su identidad cultural. En el momento en que la escuela inicia sus clases en el acto de bandera con danza, toque de instrumentos y canto, la alegría y la armonía permea las aulas y puede extenderse a toda la comunidad.  Estos rasgos son fundamentales en la formación de una cultura de paz tan necesaria en nuestra sociedad.

“Niños, adolescentes o jóvenes que cantan, tocan o danzan con sus compañeros, aprenden a escucharse y a sentirse a sí mismos, tanto como a los demás, lo que desarrolla en ellos de forma casi autónoma la valoración del grupo como actor, y el respeto a todos los compañeros”.(IBIDEM)

Impartir educación musical es más que una clase de música aislada o un coro que se forma solo para ciertos “eventos” y “actos”. La educación musical supone un proceso educativo en el que niños, niñas y adolescentes se forman desde edades tempranas escuchando, tocando, danzando, percutiendo y creando música con su cuerpo, su voz e instrumentos musicales e integrando esto a las distintas áreas de conocimiento.

La integración de la educación musical como disciplina prioritaria en el currículo educativo (inicial, básica y media) y en la cultura local es urgente.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/violencia-vsus-sensibilidad-8966755.html

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África. Seis países ganadores del concurso promovido por Signis Service Roma

Sierra Leona, Malí, Nigeria, Kenia, Etiopía y Togo: son los ganadores del concurso «Convocatoria de Ideas de Proyectos 2020/2021» promovido por Signis Services Roma, en colaboración con Radio Vaticana-Vatican News, la Pontificia Universidad Salesiana y Net-One.

«Seis ideas de proyecto seleccionadas de las 31 recibidas de África, Asia, América Latina y el Pacífico – informa una nota – y que concluirán con la creación de nuevos centros de comunicación en la Universidad de Makeni (Sierra Leona) y la Universidad Veritas de Abuja (Nigeria), de una estación de televisión en Bamako (Malí), y centros de comunicación en las diócesis de Ngong (Kenia), Atakpamé (Togo) y en la Eparquía de Bahir Dar-Dessiè en Etiopía, en la frontera con la región del Tigre, escenario de violentos conflictos en las últimas semanas».

La satisfacción por el reconocimiento es expresada, por supuesto, por las Iglesias locales: en Sierra Leona, explica Shaza Dous, miembro de la diócesis de Makeni, «el departamento de comunicación acogerá las instalaciones multimedia con el objetivo de preparar a los estudiantes para la consolidación democrática, reconstruyendo la cohesión nacional». En Kenia, por otra parte, «el sueño de establecer un centro de aprendizaje y comunicación en Ngong», dice Daniel Kipngetich, jefe diocesano de Comunicación, «es fundamental para abordar cuestiones fundamentales, como la gestión de conflictos, y crear formas innovadoras de combatir el desempleo juvenil». En cuanto a Togo, el Padre Hubert Koffi Dadale, encargado de la comunicación en la Diócesis de Atakpamé, subraya: «La joven población togolesa tiene que hacer frente a los peligros de la ignorancia de sus valores culturales. El Centro de Comunicaciones quiere responder invirtiendo en un desarrollo más integral y una evangelización más inclusiva». En el mismo sentido, Don Valentine Onwunjiogu, profesor de comunicación de la Universidad Veritas de Abugia (Nigeria): «Nuestra Universidad se ha centrado en un centro de capacitación en informática para todos los estudiantes», subraya, «porque tener conocimientos de informática hoy en día es más necesario que nunca para tener una oportunidad de trabajo después de los estudios universitarios».

Por su parte, continúa la nota, Signis «se compromete a apoyar a quienes utilizan los medios de comunicación para una cultura de paz, reconociendo la importancia de la educación». Por esta razón, la Oficina Técnica y Pastoral de Roma trabajará con universidades y centros de formación y con ideas basadas en los valores de la ecología integral». Entre los proyectos realizados en 2020 figuran las dos nuevas estaciones de radio de la diócesis de Mbinga (Tanzanía) y Gbarnga (Liberia) que comenzaron a transmitir en medio del cierre tras la pandemia de Covid-19, mientras que Radio Marconi, de la Universidad Católica de Bukavu (República Democrática del Congo), y el estudio de producción para la transmisión de Veritas Radio Broadcasting en Abuja (Nigeria) «están a punto de entrar en funcionamiento».

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-12/africa-seis-paises-ganadores-del-concurso-promovido-por-signis.html

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Coronavirus: avances de reflexiones desde la cultura de paz y la noviolencia

Por: Pietro Ameglio

I- Ya no hay dudas: la raíz neoliberal pone en riesgo real a la especie humana

Estamos ante la mayor crisis global humanitaria -en cuanto a la totalidad de afectados directamente- de la historia universal: no hay una persona de los 7500 millones de habitantes del planeta que esté libre de ella. Sus consecuencias irán mucho más allá de la coyuntura, no será algo que “va a pasar pronto si nos aplicamos”, sino que -en gradaciones distintas según las realidades- quedarán potencialmente instaladas acciones, valores o tendencias hacia nuevas formas en los estadios del Orden Social. Se ha instalado casi uniforme y globalmente una “supra-normalidad” ante la emergencia, que se pregona como pasajera aunque no se tiene idea de su temporalidad, pero la “normalidad” que volverá después ya no podrá ser idéntica a la que le antecedió, en aspectos de fondo de cultura-economía-política-sociedad, aunque los conflictos sociales previos seguirán estando allí y deberán enfrentarse. En el caso mexicano, por ejemplo, donde las cifras normalizadas de muertes y desapariciones por la violencia son elevadísimas desde hace más de una década, la guerra de exterminio masivo y selectivo no se ha detenido: el sábado 4 de abril hubo 52 asesinatos (La Jornada, 5-4-20); fueron victimados selectiva y representativamente en estos días el alcalde Obed Durón de Mahahual (Q.Roo), la periodista maría Helena Ferral de Papantla (Ver), y los activistas sociales Isaac Medardo en Jiutepec (Morelos), Benito Peralta en Texcoco (Edomex) y en este preciso momento a Adán Vez Lira, ambientalista de Actopan (Ver).

De fondo en esta crisis, lo primero que ha quedado desnudado es nuestra fragilidad como especie, como sociedades y como individuos, en lo biológico, económico, geográfico, ambiental, en el modelo del mal llamado desarrollo…con la particularidad que toda esta toma de conciencia se ha dado al mismo tiempo. ¡Un absoluto estado de shock! Creíamos vivir en un mundo casi de “seguridad total” para muchas clases sociales relativamente acomodadas, y descubrimos, en cambio, que la única totalidad existente es la inseguridad.

Intentaremos sólo “pensar en voz alta”, desde algunos conceptos básicos de cultura de paz y noviolencia, aunque estas dos ideas estén totalmente relegadas hoy ante las 4 “S” que marcan el orden social: Sobrevivencia-Seguridad-Salud-Solidaridad. Claro que todavía no sabemos nada muy real, son sólo especulaciones, hipótesis, dudas y preguntas recogidas y compartidas por otros muchos más, pero puede ayudarnos el plantearse algunos “inobservados sociales” presentes y futuros.

Como premisa, ha emergido mundialmente, sin discusión, la importancia -ahora sí vital- de guiar acciones y políticas claves del orden social a partir del conocimiento científico de rigor, y la necesidad de ser solidarios con los demás miembros de la especie, pues ahora sabemos que la sobrevivencia no es sólo un acto individual. Es indiscutible la necesidad, urgencia y obligación moral y física de seguir las indicaciones científicas ante el virus en su cura, prevención y propagación: quedarse en casa, higiene total, sana distancia, atención especializada hospitalaria…También es cierto, e importante, tomar conciencia de que puede haber matices o divergencias en las opiniones científicas, y hay que ser capaces de construir conocimientos comparados e integrados. Uso adrede la palabra “conocimiento” -exige procesar y contextualizar la información- para distinguirlo de la simple “información”, pues ésta sola en sí misma -aunque sea en grandes volúmenes- no es suficiente, y por el contrario muchas veces está construida desde el poder y los medios, para que precisamente la gente se sature, desanime, aterrorice, obedezca ciegamente y no entienda la verdadera realidad.

A su vez, el neoliberalismo ha “quedado desnudado” frente a la totalidad de las poblaciones, en sus mentiras o medias verdades en cuanto a la perversidad de colocar al libre mercado y las ganancias -de minorías- frente a las grandes necesidades de las masas y el medio ambiente, generando y ahondando permanentemente las desigualdades sociales. Se está evidenciando que se trata de un modelo económico que pone en riesgo la continuidad de nuestra especie. Y agregaría con poca esperanza, que cada vez es más evidente que con este modelo de desarrollo y devastación ambiental y humana, estas crisis biológicas, humanitarias, sociales y económicas ya no podrán detenerse y serán cada vez más cíclicas. El Covid-19 en su origen tocó y desnudó una de las bases más profundas del sistema capitalista actual, como bien sostiene una activista mexicana en EU: la alimentación animal. Fue transmitido por una mutación animal a humana, en un mercado de animales. En el modelo de nuestra alimentación, ligada íntimamente a la devastación ambiental del planeta, está unas de las raíces más centrales, degradadas y peligrosas para la sobrevivencia de la especie. Ahora eso ha quedado mucho más evidente, y no se toca ese problema para nada en todas las discusiones políticas y mediáticas, porque no se está dispuestos a poner en tela de juicio ese aspecto. He ahí una lucha fundamental para la etapa que seguirá, porque ahora ya sabemos que no es sólo una postura elitista de pocos conscientes, sino de sobrevivencia.

¿Creemos verdaderamente que con la vacuna acabarán estas mutaciones de virus? Así llegamos a una pregunta más profunda, ineludible, con la que tendremos que acostumbrarnos a convivir: ¿qué nos garantiza que en los próximos meses no habrá otra mutación de virus, igual o peor? Creo que, en este sistema y desarrollo es más probable que sí a que no. Estamos entrando tal vez en otra etapa de la humanidad en la relación dialéctica y biunívoca entre ser humano-naturaleza, y si no se realizan cambios de fondo en nuestro modelo actual, la que aumentará no será sólo la curva de muertos por región o país, sino la de la destrucción de la especie en su conjunto.

Una de las mayores banderas neoliberales sacralizada -las privatizaciones- constituye una de las principales causas de esta catástrofe humanitaria que vivimos: se han desmantelado mundialmente los sistemas de salud pública por décadas, y ahora no hay capacidad de ningún tipo para atender tantos casos a la vez. Otra gran debacle de este sistema-mundo, está en la fragilidad y precariedad de su aparato industrial y laboral flexible, donde la crisis de desempleo, comercio, servicios y producción será pronto inimaginable, con las debidas consecuencias inmediatas en hambre y violencia masiva. En un país como México, sumido en una guerra de más de diez años por el monopolio del delito organizado en cada poblado, imaginemos lo que eso puede significar para una sociedad donde, como dicen investigadores de la Unam: “el narcotráfico es el que genera más empleos: 600 mil” (La Jornada, 17-7-11).

Asimismo, uno de los dos principales motores industriales del capitalismo, y ejes de la cultura de seguridad que instala, es el armamentismo, donde se busca vayan las mayores inversiones de los países. Ahora nos preguntamos, ¿de qué sirven esas inversiones descomunales frente a nuestra sobrevivencia y cotidianidad? Como bien dice una valiosa activista norteamericana: ¿Cómo es posible que gastemos tanto en Defensa y estemos tan In-Defensos?

Para concluir con la evidencia demoledora de la in-humanidad e irracionalidad del desarrollo capitalista neoliberal, estamos asistiendo a la construcción de la mayor “mercancía” de su historia en cuanto a cantidad de gente y consumo: la Vacuna contra el Covid-19. ¿Habrá una persona en el mundo que no la compre? Más aún bajo sugerencia -u obligación- de gobiernos y científicos. ¿Podemos imaginar 7500 millones de humanos comprándola aterrorizados el mismo día? Parece una escena de novela de ciencia-ficción, pero es totalmente real. La vacuna -en un realismo extremo-, es el único medio que realmente podría garantizar que se detenga esta pandemia, porque las otras medidas, tan necesarias, son para mitigarla pero no para detenerla, algo que aparece casi imposible con los niveles de pobreza, hacinamiento, insalubridad de las grandes mayorías de la población mundial.

Por otro lado, en la posmodernidad que vivimos pocos piensan en la sobrevivencia o extinción humana como especie, pues la mirada profundamente individualista está sobre todo dirigida a lo que afecta mi extinción y la de mi entorno. Esta crisis nos ha obligado también -por su carácter global e interdependiente- a pensar más como especie interrelacionada y coligada: lo que pasa en el otro extremo del planeta me afecta, en una Coligación de Destinos para la vida o la muerte. Se está produciendo así un cambio en la idea colectiva de Otredad, y podría entonces estarse tomando conciencia de una nueva dimensión más incluyente de la otredad e individualidad globalizadas. Ya sabemos que el hecho que yo me cuide y cure no es suficiente para mi sobrevivencia ni de la gente cercana, porque si los otros no lo hacen o no pueden hacerlo por sus condiciones sociales, mis cuidados no detendrán en absoluto la pandemia. Mi destino vital depende y está íntimamente ligado al de los otros.

Una de las claves de este proceso de otredad, central en temas de cultura de paz, ha sido la “Proximidad” del hecho social con lo más primario de nuestra identidad: su sobrevivencia; no existe nadie en el planeta que no se sienta en peligro, lo sepa o no. Aunque paradójicamente la mejor proximidad sea la Lejanía. Además, no hay duda que la proximidad de un sufrimiento es lo que más cambios genera en cada uno: la comunidad científica, organizaciones de todo tipo, millones de personas (entre ellas recientemente Greta Thurnberg y su movimiento) han estado por décadas alertando sobre las consecuencias irreversibles para nuestra especie del Cambio Climático, o de una catástrofe nuclear, dos hechos mucho más riesgosos para la especie que el coronavirus, pero pocos les han hecho caso, y menos los gobiernos.

II-¿Encerrarse en casa o pasar hambre? Un problema no sólo de salud sino de principio de realidad y clase social

Profundicemos ahora, con humildad y sin certezas, acerca de algunos aspectos y valores de la cultura de paz y noviolencia que se están observando en este proceso humano global de sobrevivencia-seguridad-salud-solidaridad que nos atraviesa, en el sentido de qué está pasando en el orden social y hacia dónde pueden derivar esas tendencias.

1- Debe notarse que se ha instalado con una enorme fuerza y unanimidad la “Obediencia a priori a la autoridad” -gobiernos y especialistas científicos-, ante el valor supremo de la sobrevivencia y la seguridad. Cierto es que seguir las indicaciones consensadas de los científicos es la única garantía de una lucha efectiva contra este enemigo mortal, y, a su vez, los estados y sus gobiernos son los únicos capaces de lograr la cohesión necesaria para esta acción de “totalidad masiva”. Nadie discute esto, ni propone lo contrario en absoluto. La mayoría de las acciones son necesarias y positivas para el 3er estadio (Piaget) de la co-operación social (igualación y respeto mutuo), pero son instrumentadas desde una cultura del 2° estadio (egocentrismo y respeto unilateral), por varias razones históricas comprensibles de cohesión social en cada realidad, además profundamente presionadas por la emergencia vital, el terror, la prisa de acción del contagio y la letalidad del virus. Eso está claro y aceptado en la coyuntura presente; pero siempre hay algo más adelante para reflexionar…

A su vez, también es cierto que, como concepto y valor de fondo, éste de la “obediencia a priori” representa todo lo opuesto a la tradición y conocimiento de la cultura de paz, noviolencia y autonomía, por lo que exige una reflexión más compleja que decir simplemente que sólo se trata de una excepción temporal por ser una emergencia, que al ser un enemigo tan ignoto, violento e invisible, no queda más que la sumisión a esa “Orden masiva de fuga” (E. Canetti). Sobran experiencias en el orden social donde ha quedado instalado ese valor de obediencia, en aras de la excepcionalidad, y luego es transferido en el futuro inmediato a formas de “sumisión” y “disciplinamiento” de gran inhumanidad. O sea, este proceso inevitable y científicamente consensado de vuelta de tuerca en la cultura de “obediencia a priori a la autoridad”, militarización de los espacios públicos ahora en nombre de la sobrevivencia…podría quedar socialmente instalado mucho más allá del coronavirus. Por ello, nos parece importante no reproducir mecánicamente, por la emergencia y terror, sólo estas formas de obediencia sino sobre todo una “Obediencia Consciente y con Conocimiento” científico plural y comunitario, organizada colectivamente. No debemos dejar sólo en manos del fortalecimiento estatal -ahora parecería necesario sólo temporalmente, pero es una temporalidad que podría ser muy larga pues no tiene fin visible-, ya que se trata sobre todo de un problema colectivo, no sólo de expertos y autoridades en quienes delegar un “respeto ciego unilateral”.

2- El fenómeno cultural y social de fondo que está creciendo es el Aterrorizamiento Social: cada vez más el miedo se va convirtiendo en terror, ante un enemigo invisible, desconocido, inversamente poderoso respecto a su tamaño, imbatible hasta ahora, letal. En el imaginario colectivo, en los medios y los discursos, las curvas empiezan a sobreponerse -se borra su frontera-, la de los contagios se convierte también en la de las muertes, aunque existan diferencias muy grandes entre ambas, desaparece la curva de los recuperados en las comparaciones y análisis. Se construyen permanentes ”ruidos mediáticos” de confusión, por comparaciones sin el mínimo principio de realidad entre países tan diversos como distantes en todo sentido, promoviéndose mecánica, mesiánica e infantilmente medidas de una realidad para otra. ¿Por qué se habla tan poco de los avances de la vacuna?

¿Cómo se combate el terror? Con un “principio de realidad” medible y empírico -distinguiendo las curvas, cifras, tendencias y realidades nacionales, por ejemplo-, y con el verdadero conocimiento científico, que ahora coincide con la necesidad imperiosa del Encierro. De esto no hay dudas. Pero no es lo mismo un encierro de aterrorizamiento y egocéntrico, que uno solidario y constructivo. Además, el encierro es una medida que corresponde sólo para una cierta clase y realidad social; en México -por ejemplo- con la mitad de la población económicamente activa que vive del comercio informal y al día, cómo se le va a pedir a la gente que se encierre, sería como decirles “no coman”. Asimismo, en todos los países del mundo hay miles de millones de personas que viven en espacios físicos, sin agua o de violencia intrafamiliar completamente imposibles de estar encerradas -ni siquiera por horas- o directamente viven en la calle. ¿Qué tipo de encierro y políticas de apoyo se proponen para esta gigantesca porción de nuestra especie?

El encierro, la tecnología a distancia, son medidas indispensables pero que, ni por asomo, pueden hacerse extensivas en forma real y uniforme a la mayor parte de la población mundial, y menos en nuestros países latinoamericanos, africanos y asiáticos. Sin darnos cuenta, hemos normalizado y generalizado el relato mediático oficial-científico, que por supuesto que es altamente indispensable de hacer, pero es también en parte una gran “ilusión social”. Este modelo difundido como la gran panacea de lucha contra el coronavirus es también una burbuja y encierro de clase social, inalcanzable para las grandes mayorías, y que colaborará justamente a aumentar la distancia entre clases sociales, y a ir aumentando la curva de mortandad cada vez más hacia los sectores más pobres e indefensos, para quienes no existen alternativas reales de cuidado preventivo, más que ir a un hospital saturado cuando ya esté contagiado. Y paradójicamente, los más pobres sostendrán –a riesgo incluso de sus vidas-nuestros servicios de encierro: empleados de la basura, supermercados, tiendas, policía, ejército…Para ello, sería muy importante empezar a considerar en las curvas de contagiados y fallecidos, también su identidad social y situación económica.

3- En cuanto a la cotidianidad, lo normal es lo excepcional: quedarse en casa. En un mundo de la mayor Movilidad social que nuca se detiene, se ordena la In-Movilidad. La rutina da la cotidianidad se impone en un mundo que busca permanentemente la Novedad. Todos los días parecerán cada vez más iguales entre sí, al no haber un trabajo en lo externo, espectáculos colectivos, vida social, diversiones, deportes…

En este aspecto está habiendo también un gran desarrollo de las Relaciones Virtuales, de la tecnología a distancia: clases, conferencias, reuniones de empresarios, políticos, científicos, juegos, compras, etc. etc. Un medio que puede aislar y encerrar, como pasa socialmente hoy a gran escala, ahora está sirviendo también para comunicar realmente, para pensar colectivamente, para solidarizarse, para romper el encierro físico, mental y espiritual. Se está así adelantando en los tiempos y en lo masivo, una etapa de la humanidad hacia la que vamos inevitablemente. Pero se trata también de una realidad de exclusión social pues una gran mayoría de la humanidad no tiene ni mínimamente los medios digitales para poderse comunicar así, y quedarán más aislados aún.

El Estrés de todo tipo, por su parte, nos está arrojando a todos en un nivel de incertidumbre brutal, por la impotencia en la propia salud y la de los seres queridos, por la Indefinición Temporal de la crisis, por la inestabilidad laboral…

4- A su vez, todo está sucediendo a una Velocidad demasiado alta, en el cambio de fases, nuevas medidas, etapas…estamos en un permanente estado de Shock (N. Klein), donde no hay tiempo de pensar, organizarse, ante la “lluvia de órdenes como flechas” (E, Canetti). Preguntar o reflexionar puede ser visto enseguida como “egoísmo total”, “atentar” contra los Otros y la especie, traicionarlos, ideologización, estupidez, pero nada más alejado. El conocimiento conciente y la reflexión son la primer arma contra el coronavirus. La velocidad se impone, aunque la medicina obligada sean la In-Movilidad y la Des-Movilización.

5- Se está experimentando también un gran desarrollo mundial en la tecnología digital de la Vigilancia, donde habrá un “salto de calidad” notable, igual que sucede en las guerras con la industria armamentista. Esta es una guerra viral. Puede quedar totalmente normalizada -en aras de la seguridad y la sobrevivencia- la “vigilancia sobre y bajo la piel” (Yural Noah, Finantial Times, 19-3-20). Asimismo, como bien describe el filósofo coreano Byung-Chul Han (El País, 23-3-20), en China y Corea para disminuir la pandemia ha existido un control difícil de imaginar en occidente y casi total de cada persona en sus datos, celular, movimientos, edificios que visita, etc.

6- Por otro lado, los estados y sus gobiernos representan la única forma social e institucional capaz de aglutinar y disciplinar a la gran mayoría de la sociedad, para el cumplimiento estricto y simultáneo de medidas sanitarias y de seguridad, avaladas por la comunidad científica local e internacional. El medio usado, en menos o mayor grado según la cultura e historia nacional, ha sido a través de órdenes estrictas. Sobre la urgencia de esto no hay mayor discusión. Pero, asimismo, estamos ante la paradoja histórica y social que autoridades con muy poca legitimidad y muchos cuestionamientos morales públicos -empezando por Trump pero hay una larga fila, por ejemplo, de América Latina, Filipinas…- aparecen casi como héroes que nos salvan, que se preocupan por nosotros, abnegados, decididos, con gran poder público y militar, que hasta arriesgan su vida para salvarnos (una excepción sería el presidente Lenin Moreno de Ecuador, fugado a las Galápagos). Estos estados y autoridades –que estaban tan decadentes hace décadas- son los que hasta ahora verdaderamente se han empoderado con esta crisis.

Así, muchos gobiernos ilegítimos, junto a las mayores trasnacionales farmacéuticas totalmente cuestionadas, son los líderes de nuestra “salvación” como especie: los responsables de impulsar el descubrimiento del “arma exterminadora” y la gran “mercancía capitalista”: la vacuna contra el Covid-19. Algunos de los peores sujetos políticos en cuanto a legitimidad y violencia, están colaborando a construir un arma exterminadora, con toda la población encerrada en su espacio privado, aterrorizada y atomizada en obediencia ciega…suena a película de pesadilla social…Y lo peor es que “no hay de otra”. Su escudo, y el nuestro, es que están ellos también “obedeciendo ciegamente” a los científicos rigurosos, al menos en esta etapa.

Por otro lado, ver las calles con Ejército y Policías como nuestros guardianes, en algunos países incluso como ejecutores de las órdenes de castigos ejemplares por desobedecer mandatos de encierro, es también -en parte- inevitable y hasta se agradece su trabajo valiente y generoso, pero no deja de ser algo riesgoso en el contexto anterior de muchas realidades humanas de pueblos en resistencias sociales y civiles, luchas por la justicia y los ddhh, luchas contra el neoliberalismo y por el medioambiente.

7- Finalmente, observamos entonces, que no es sólo un tema de salud pública, sino también de construcción de cambios en el orden social existente en cuanto a nuevas Identidades Sociales, nuevas formas de Ciudadanía y Ciudadanización. De este proceso, podría salir la Sociedad Civil empoderada, pero quizás también suceda lo contrario, saldrá reforzado el poder estatal con una vigilancia omnipresente sobre la población, a través de sus ejércitos y policías, dejando luego de lado las opiniones de la comunidad científica, como casi siempre han hecho, cuando ya no les sea funcional. La sociedad civil no se va a fortalecer si la gente no se une y organiza, y en ese sentido resultan alentadoras y algunas heroicas las muchas experiencias de solidaridad humana y profesional, así como acciones para romper el encierro, que están habiendo cada día en todo el mundo.

Para que ello suceda, creemos que podría tal vez ayudar el impulsar procesos sociales -además de la solidaridad total con las medidas solicitadas por gobiernos y científicos- que permitan regredir situaciones de aterrorizamiento a tener sólo temor y prudencia controlados (que ayudan a protegerse y proteger, a defenderse); a obedecer en forma consciente con conocimiento y toma de conciencia de lo que realmente sucede en nuestra realidad y en el contexto mundial; a organizarse lo más colectiva y horizontalmente posible en conjunto con las autoridades.

Fuente: https://desinformemonos.org/coronavirus-avances-de-reflexiones-desde-la-cultura-de-paz-y-la-noviolencia/

Imagen: https://pixabay.com/photos/environmental-protection-326923/

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Colombia debe tener una cultura de paz y una educación para la paz

América del Sur/ Colombia/ 19.08.2019/ Fuente: caracol.com.co.

 

Desde el Women Economic Forum en Cartagena, la Nobel Rigoberta Menchú hizo un llamado para que los acuerdos de paz se cumplan en nuestro país

“Y el tema de la paz en Colombia y el mensaje que podemos dar es en primer lugar fortalecer el cumplimiento de los acuerdos de paz, hacer visible los logros que se tengan, porque si no nos enseñan lo que se ha logrado no podríamos como hacer un balance.”

 

En el último día del Women Economic Forum, Rigoberta Menchú expresó que Colombia tiene que tener una educación en pro de la paz y así se pueden valorar mejor los acuerdos.

 

Pedir que haya mucha inversión en cuanto a una cultura de paz a una educación para la paz. Si esto es una política de paz, seguramente podemos todos los ciudadanos podremos valorar mejor no solo la importancia histórica de los acuerdos de paz, sino la importancia de la implementación de estos acuerdos.”

 

La guatemalteca nobel de paz en 1992 manifestó que mostrar esos logros en materia de paz mejoraran el desarrollo de nuestro país y la imagen ante el mundo.

Fuente de la noticia: https://caracol.com.co/emisora/2019/08/03/cartagena/1564854718_233398.html

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