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Estados Unidos: New York City tamps down on the ‘summer slide’ with enrichment programs for students

América del Norte/Estados Unidos/31 de Julio de 2016/Autores: Ben Chapman-Lisa L. Colangelo/Fuente: Daily News

RESUMEN: Mientras miles de niños de la ciudad disfrutan del verano, la escuela puede parecer como un recuerdo lejano. Por desgracia, una buena parte de lo que han aprendido durante el año escolar podría estar desapareciendo también.«Un niño puede perder aproximadamente el 20% durante el verano de lo aprendido el año escolar anterior,» dijo Matthew Bouley de la Asociación Nacional de Aprendizaje de Verano.  El Departamento de Educación de la ciudad bombea sus programas de enriquecimiento de verano de este año, incluyendo clases gratuitas sobre temas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) para 4.000 estudiantes.«El aprendizaje no termina cuando acaba la escuela», dijo el canciller escolar de la ciudad Carmen Fariña. «El verano es un momento importante para que los estudiantes mantengan sus mentes activas y explorar sus pasiones.» La clave para un aprendizaje efectivo verano es hacer que sea divertido y atractivo.»

For thousands of city kids enjoying the summer, school can seem like a distant memory.

Unfortunately, a good chunk of what they learned during the school year might be fading away as well.

It’s a phenomenon known as the summer slide.

«A child can lose roughly 20% over the summer of what they learned the previous school year,» said Matthew Bouley of the National Summer Learning Association. «If you think about that loss summer after summer, it really becomes quite significant.»

The city Education Department pumped up its summer enrichment programs this year, including free classes focused on science, technology, engineering and math (STEM) for 4,000 students.

And groups of middle schoolers are spending the summer learning about public buildings and infrastructure projects with the city Department of Design and Construction.

“Learning doesn’t end when school gets out,” said city Schools Chancellor Carmen Fariña. “The summer is an important time for students to keep their minds active and explore their passions.”

Experts said there are plenty of ways parents and kids can beat the summer slide even if they aren’t in school programs.

«If you read to your children at night during the school year, then read to them during the summer,» said Bouley. «If you monitor and limit screen time, do the same during the summer.»

All three library systems in the city have free summer reading programs geared to families.

At many branches of the Queens Library, kids can also get free summer meals while attending reading, math, arts and science programs.

«Educators know that children who are encouraged to read when school is out retain more learning and are better prepared for a successful school year,» said former city Schools Chancellor Dennis Walcott, who is now president of the Queens Library. «And children who read what lights up their imaginations are likely to become better readers.»

The Boys Club of New York pairs teens with younger children for a Summer Superheroes program focused on improving their literacy during the summer months while kids at the Brooklyn Cultural Adventure Camp have activities at libraries and other cultural institutions.

Bouley urged parents to come up with their own summer curriculum.

«New York is a beautiful place to see music and explore different foods and cultures,» he said. «Try an ethnic cuisine new to your family and then do a mini study of the country at home. The key to effective summer learning is to make it fun and engaging.»

Fuente: http://www.nydailynews.com/new-york/nyc-summer-education-programs-won-students-slide-article-1.2732291

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Vietnam: Inaugurado Festival de Intercambio Cultural Vietnam-Japón

Asia/Vietnam/31 Julio 2016/Fuente y Autor:vovworld.vn

El Festival de Intercambio Cultural Vietnam-Japón 2016 abrió sus puertas este viernes en la ciudad centrovietnamita de Da Nang, con la participación de 62 grupos de visitantes nipones, de ellos, 25 delegaciones artísticas provenientes de las prefecturas de Sakai y Mitsuke.

El evento forma parte de las actividades destinadas a la captación de capital y promoción de la cultura nipona en Da Nang, así como de la imagen de esta urbe a ciudadanos del país del Sol naciente y otros turistas.

Esto año, el festival continúa recibiendo un  gran apoyo del gobierno de las ciudades que tienen relación con Da Nang, de las empresas niponas y especialmente, de los aficionados japoneses, incluidos expertos en ceremonia del té y caligrafía, floristas Ikebana, cantantes, bailarines y músicos, entre otros.

Junto a las actividades artísticas, se realizaron coloquios sobre las oportunidades de estudio en Japón, un concurso de argumentación y debate en idioma japonés y un desfile de Kimono, traje tradicional del país noreste asiático.

Fuente de la noticia: http://vovworld.vn/es-ES/Noticias/Inaugurado-Festival-de-Intercambio-Cultural-VietnamJapon/457337.vov

Fuente de la imagen:  http://static.vovworld.vn/w450/Uploaded/huonggiang/2016_07_29/1_75517.jpg

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Venezuela: El juego de imaginar a Cervantes 400 años después de su muerte

América del Sur/Venezuela/31 Julio 2016/Fuente:DiarioCaracas/Autor: Héctor Pereira / EFE

Como si se tratase de un juego, 16 artistas latinoamericanos y españoles dieron rienda suelta a su imaginación y recrearon obras alusivas al literato ibérico, Miguel de Cervantes, para conmemorar los 400 años de su muerte en una muestra que se exhibe en Caracas.

Doce venezolanos, dos españoles, un peruano y una boliviana ofrecieron sus pinturas, fotografías y esculturas a la exposición «Imaginando a Cervantes» que se puede visitar en la galería CAF en la sede principal del Banco de Desarrollo de América Latina en la capital venezolana.

La curadora o comisaria de arte de la exhibición, Mariela Provenzali, explicó a Efe que el objetivo de la muestra es enriquecer la iconografía de Cervantes que, señaló, «no tiene muchas imágenes».

Provenzali cree que al hablar de Cervantes la gente tiende a pensar en el personaje principal de «El Quijote», algo que, aseguró, ocurrió también a los artistas participantes que «asumieron el reto como un juego y usaron la figura del ‘alter ego’ y quizá terminaron pintándose a ellos mismos».

La mayoría de las creaciones incluyen precisamente a los personajes y lugares narrados por Miguel de Cervantes en la novela «El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha», una de las obras literarias más traducidas y editadas en el mundo entero.

Esta presentación colectiva engloba técnicas milenarias y modernas de la pintura y la fotografía respectivamente, y deja ver la irreverencia o formalidad con que los artistas mostraron lo que los organizadores llaman las dos caras de una misma moneda: «El escritor de carne y hueso y el otro visto por medio de sus personajes».

Francisco Pereira, escultor participante, contó a Efe que se inspiró en el escritor pero no como el ser humano que fue, sino desde el punto de vista de su literatura.

Con base a lo anterior, el escultor armó una base de «letras» – como se llama su obra – en la que sobrepuso un caballo, un asno, un cañón y una lanza, y levantó una pieza de 70 centímetros aproximadamente sin lugar para el rostro de Cervantes.

La escultura de Pereira es la única obra de la muestra que omite la cara que se conoce del escritor y la gorguera, el característico accesorio para el cuello que usaba Cervantes de acuerdo con el pintor español Juan de Jáuregui, que hizo en el siglo XVII y a partir de una auto-descripción el retrato más famoso del escritor.

José Vívenes, que se anotó en la exposición con un óleo sobre tela, también echó mano de dicho recurso pese a que su propósito era, dijo, «desdibujar el rostro» y «desmitificar la heroicidad» del llamado «príncipe de los ingenios».

«Trato de dibujar esa imagen que no conocemos de Cervantes y que la vemos a través de una de sus historias como lo es Don Quijote de la Mancha», explicó Vívenes.

El pintor, cuya obra se llama «No quiero un hidalgo más» reiteró que no hay una figura fidedigna del escritor español por lo que decidió crear una imagen «a partir de otros elementos visuales de la época y de España».

Por su parte, el también pintor Abilio Padrón llevó el juego de imaginar a Cervantes más allá y entregó a la exhibición siete hidalgos «no muy diferentes el uno del otro», según comentó a Efe.

«Yo también hice retratos a partir de la descripción que hizo Cervantes de él mismo (…) él dijo que tenía una frente ancha, nariz aguileña pero corta, que era bastante delgado, y él mismo decía que tenía tres o cuatro dientes», aseguró.

Padrón logró finalmente que cuatro de sus pinturas fueron admitidas en la exposición y, así, sumó a la muestra un par de Quijotes desdentados y cadavéricos, y los sitió en «algún lugar de la mancha».

Las 20 obras que conforman esta galería fueron agregadas, mediante los auspicios de la embajada de España en Venezuela, a la conmemoración mundial oficial por el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes.

Los participantes y organizadores de «Imaginando a Cervantes» coincidieron al destacar los «códigos universales» creados por el escritor con su obra maestra e invitaron a los caraqueños a «cervantear» en este espacio donde la yuxtaposición y el ingenio se imponen.

Fuente de la noticia: http://diariodecaracas.com/gente/el-juego-imaginar-cervantes-en-venezuela-400-anos-despues-su-muerte

Fuente de la imagen:  http://diariodecaracas.com/sites/default/media/field/image/1479262.jpg_1718483346.jpg

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Umberto Eco y la cultura de la vida buena

Europa/España/29 de Julio de 2016/Autor: Francisco Sierra Caballero

Los caminos del pensamiento y de la lectura son inextricables. Bien lo sabía el sabio de Bolonia. Un bibliófilo incansable, vivo ejemplo del hombre renacentista que quizás, digo solo quizás, no vuelva a repetirse en la historia de la cultura. Lo señalaba recientemente con motivo de su última novela “Número Cero” que reseñara en este mismo blog.  En aquel entonces afirmaba que nuestro tiempo es el tiempo de las multitudes y la cultura de la aglomeración.

Eco se hizo mundialmente célebre no solo por su obra “En nombre de la rosa”. El clásico ensayo “Apocalípticos e integrados” sobre la cultura de masas fue referencia obligada en todas las Facultades de Periodismo. Desde entonces aprendimos que las multitudes, antes definidas como masas, más allá del diagnóstico de apocalípticos e integrados, son un fenómeno de la modernidad tanto como lo es la democratización del acceso a la cultura, un proceso no exento, como todos saben, de numerosos problemas y contradicciones. Y en modo alguno explicable, sin más, por el desarrollo de la tecnología. El acceso al ciberespacio obedece al mismo principio que da lugar a la ocupación de las Ramblas (como nos recuerda Miquel de Moragas, a propósito de la visita a Barcelona del bueno de Umberto) o, por otra parte, hace posible la ocupación de la Puerta del Sol. En este punto, sin duda, Eco era deudor de la galaxia Gutenberg, de una cultura otra, en proceso de extinción o creciente marginalidad.  Resulta paradójico que el centro de estudios que fundara en Bolonia hoy sería materialmente imposible de acuerdo a las exigencias neoliberales del proyecto de convergencia de la Educación Superior Europea, cuya acta fundacional ocurriera, curiosamente, en la misma universidad donde dictara por tantos años cátedra el brillante estudioso.

Hace décadas Neil Postman insistía que el papel de la educación ha de ser proteger ese legado humanista. En sus críticas a Internet, polémicas como otras que con ironía y atino apuntaba Eco, esta cuestión define en parte la herencia cultivada por el autor en forma de filosofía de la sospecha o cultura de la duda, más que pertinente, por cierto, en la cultura like (o, mejor aún, light, por influencia de cierto posmodernismo conservador). Eco, como el Profesor Di Samis, protagonista de su novela, pecaba en este sentido de exceso neobarroco. Pero quién no es ajeno a esta deriva en nuestra cultura. Eco además pertenecía a otro tiempo y otra era, la del registro, la de la cultura conservadora (en el sentido de Moles); por eso los personajes de su última novela piensan la memoria externa en términos de CD y no de la nube. Ello explicaría, por lo mismo, la crítica a las redes, los móviles y la cultura radical chic del autor de La estructura ausente. Pero esta no era solo la opinión anacrónica de un intelectual fuera de su tiempo. Muchas Facultades de Comunicación comparten esta idea de nuestro autor, empezando por reconocer que tampoco parecen acompañar el reto de la revolución digital. No sé si es válida la afirmación que asevera categóricamente el profesor Di Samis en NÚMERO CERO: en la universidad las cosas funcionan de manera contraria al mundo normal.  Es el caso de la Universidad de Sevilla, donde como Decano tuve la idea de distinguir a Umberto Eco, Doctor Honoris Causa por la Facultad de Comunicación que entonces dirigía. Probablemente, la mayoría del profesorado de la institución tuviera un conocimiento exclusivamente mediático del semiólogo italiano como novelista de éxito. Digo probablemente porque cuando hiciera igualmente la propuesta de esta honorable distinción al profesor Armand Mattelart, algunos docentes recibieron extrañados mi propuesta como prueba clara y evidente de tener poco o nulo conocimiento del campo de estudios de nuestra competencia. El caso es que todos unánimemente respaldaron con entusiasmo mi solicitud a Rectorado y pudimos recibir en nuestra institución al ilustre pensador.

No era la primera vez que conocía a Umberto Eco en persona. En los años ochenta, como estudiante de la Universidad Complutense de Madrid pude asistir a las conferencias que impartió en la Facultad de Ciencias de la Información, seguramente por iniciativa de los profesores Jorge Lozano y Cristina Peñamarín. En aquellas lecciones magistrales admiramos su socarronería, la inteligencia crítica y la sabiduría humanista que rezumaban sus comentarios y consideraciones a unos cientos de alumnos que observábamos asombrados las complejas lecciones y posibilidades que nos brindaba la Semiótica como herramienta de estudio de la comunicación moderna. En Sevilla pudimos, además de ratificar su excelencia intelectual, convivir con el homenajeado varios días. Solícito al protocolo que marca este tipo de actos en la centenaria Universidad de Sevilla, solo pidió poder visitar la Biblioteca Colombina. La pasión por el libro de Eco era más que legendaria. No sólo por los valiosos incunables y numerosos volúmenes que atesora, sino por su conocimiento del medievo y de los textos clásicos, empezando por Santo Tomás. De su paso por Sevilla, justamente, tuve a bien regalarle un pergamino con la imagen del teólogo, de incalculable valor, dados los tesoros ocultos o perdidos que aún guarda en sus calles la capital hispalense. A cambio, él nos acompañó de buen grado a la visita a la Catedral y en las conversaciones varias sobre su vida y obra, siempre aderezadas con un buen whisky y con el fino humor que le caracterizaba pese a su ya por entonces reducida movilidad. Con Jorge Lozano, Eliseo Colón y Lucrecia Escudero, entre otros, compartimos mesa y mantel, y acompañamos al autor al acto central del seminario de alto nivel sobre Barroco y Comunicación que organizamos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo junto a Roger Chartier, a iniciativa de Antonio Miguel Bernal, como parte del programa de la Escuela FOCUS ABENGOA. Memorable acto en la iglesia del antiguo Hospital de los Venerables solo posible en Sevilla y muy propio por otra parte de Eco. Sobra decir que la convocatoria fue multitudinaria y excelente la acogida y calidad de la conferencia, tanto por el tema como por el nutrido y selecto público que nos acompañó en tal ocasión. Pero más allá del anecdotario y el memorial del convento, nunca mejor dicho, de aquellos febriles días de celebración y homenaje, me quedo con dos lecciones con él aprendidas: el compromiso con la tradición y el legado humanista que reposa en el mundo del libro y la escritura en países como Italia o España con la consiguiente necesidad de volver a los clásicos; y la necesidad de pensar en el mundo, de intervenir en la sociedad, de no renunciar, como hicieron muchos intelectuales ligados en su momento al antiguo PCI, a un pensamiento anclado en la inmanencia de la vida. Él siempre dio ejemplo cotidiano de su voraz curiosidad intelectual por lo elementalmente humano porque, como Edgar Morin, sabía que Nacer es Conocer. Y la escritura y lectura un acto político de reivindicación de la Vida Buena. Sólo por ello, bien merece volver a sus textos de semiótica y su dilatada obra. Aquí y Ahora, desde el ethos barroco.

Fuente: http://www.franciscosierracaballero.com/umberto-eco-y-la-cultura-de-la-vida-buena/

 

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Portugal: Portugal e Marrocos reforÇam cooperaÇÃo científica e tecnológica

Portugal / 27 de julio de 2016 / Fuente: http://www.portugal.gov.pt/

O Ministro da Ciência, Tecnologia e Ensino Superior, Manuel Heitor, convidou o seu homólogo marroquino, Lahcen Daoudi, para uma visita de dois dias a Portugal que se inicia hoje, com o objetivo de reforçar a cooperação científica e tecnológica entre Portugal e Marrocos no âmbito do desenvolvimento de uma nova fase de cooperação cientifica para o Mediterrâneo.

Acompanham o Ministro marroquino Reitores de sete universidades de Marrocos, estando programada a visita a várias unidades de investigação e instituições de ensino superior em todo o País.

O programa da visita centra-se em torno de cinco pilares principais:

  • Investigação & Desenvolvimento (I&D) para o Mediterrâneo – valorização de uma agenda de cooperação científica para o espaço mediterrânico, conjugando as competências científicas, tecnológicas e culturais de ambos os países no desenvolvimento de programas e projetos comuns para as áreas da agroindústria e agricultura de precisão, água e energia, e património cultural;
  • Cultura científica e ensino experimental das ciências – estímulo ao lançamento de uma rede de cooperação para a promoção da cultura científica e tecnológica no espaço mediterrânico, em estreita colaboração com a Ciência Viva, de modo a reforçar a atração de jovens para atividades de ciência e tecnologia, assim como a promoção de atividades experimentais na aprendizagem das ciências e das tecnologias, envolvendo o desenvolvimento futuro de museus e centros de ciência;
  • Nanociências e nanotecnologias – promoção de uma rede de I&D para o intercâmbio de investigadores e a realização conjunta de projetos de I&D em estreita colaboração com o Instituto Ibérico Internacional de Nanotecnologias de Braga, apoiando a mobilidade entre investigadores e a potenciando a cooperação entre as comunidades científicas da área das nanociências e nanotecnologias de ambos os países;
  • Interações atlânticas – materializar a importância estratégica do Atlântico como espaço privilegiado para a observação e conhecimento das alterações climáticas e da interação entre os oceanos, a Terra e o espaço, mediante o estímulo do acesso ao espaço e do estudo do mar profundo, designadamente através da instalação de um centro de investigação internacional nos Açores que venha a promover a cooperação internacional no Atlântico;
  • Redes de Energia – potenciar o desenvolvimento de uma agenda científica conjunta com ênfase em redes e sistemas sustentáveis de energia, incluindo a integração de fontes renováveis de energia e redes inteligentes de energia.

Fuente noticia: http://www.portugal.gov.pt/pt/ministerios/mctes/noticias/20160725-mctes-mctes-marrocos.aspx

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Pedagogía de la Tierra y Cultura de la Sustentabilidad

América del Sur/Brasil/Julio del 2016/Moacir Gadotti/www.uyitskaan.org/

Por primera vez en la historia de la humanidad, no por efecto de armas nucleares, pero por el descontrol de la producción, podemos destruir toda la vida del planeta. Es a esa posibilidad que podemos llamar la era de la exterminación.

Pasamos del modo de producción al modo de la destrucción; tendremos que vivir de ahora en adelante enfrentando el permanente desafío de reconstruir el planeta. Tenemos quizás un poco más de 50 años para decidir si deseamos o no destruir el planeta. Los paradigmas clásicos que orientaron hasta ahora la producción y la reproducción de la existencia en el planeta pusieron en riesgo no solamente la vida del ser humano, sino todas las formas de vida existentes en la Tierra.

Las alertas se han dado durante varias décadas por científicos y filósofos desde los años ’60. Necesitamos de un nuevo paradigma que tenga como fundamento la Tierra. Por otra parte, vivimos en una era de la información próspera en tiempo real, de la globalización de la economía, pero para pocos, de la realidad virtual, de la Internet, de la eliminación de fronteras entre naciones, de educación a distancia, de oficinas virtuales, de robótica y de sistemas de producción automatizados y del entretenimiento. Vivimos el ciberespacio de la formación continuada.

Las nuevas tecnologías de información y de comunicación marcaron todo el siglo XX. Marx sostenía que el cambio en los medios de producción transformaba el modo y las relaciones de producción. Eso mismo sucedió con la invención de la escritura, del alfabeto, de la prensa, de la televisión y hoy está sucediendo con la Internet.

El desarrollo espectacular de la información, ya sea en lo que dice respecto a las fuentes, ya sea la capacidad de difusión, está generando una verdadera revolución que afecta no solamente la producción y el trabajo, pero principalmente la educación y la formación. El escenario está dado: globalización provocada por el avance de la revolución tecnológica, caracterizada por la internacionalización de la producción y por la expansión de los flujos financieros; regionalización caracterizada por la formación de bloques económicos; fragmentación que divide globalizadores y globalizados, centro y periferia, los que mueren de hambre y los que mueren por el excesivo consumo de alimentos, rivalidades regionales, enfrentamientos políticos, étnicos y confesionales, terrorismo.

El término «sustentabilidad» puede no ser muy apropiado para lo que pretendemos exponer a continuación, que es darle a ese concepto un nuevo significado. De hecho, es un término «sustentable» que asociado al desarrollo, sufrió un gran desgaste. Mientras para algunos es solamente un rótulo, para otros se tornó la propia expresión del absurdo lógico: desarrollo y sustentabilidad serian lógicamente incompatibles. Para nosotros es más que un calificativo del desarrollo. Va más allá de la preservación de los recursos naturales y de la viabilidad de un desarrollo sin agresión al medio ambiente. Implica un equilibrio del ser humano con él mismo y con el planeta, más aún, con el universo.

La sustentabilidad que defendemos se refiere al propio sentido de lo que somos, de dónde venimos y para donde vamos, como seres del sentido y donantes de sentido de todo lo que nos rodea.

Ese tema deberá dominar los debates educativos de las próximas décadas. ¿Qué estamos estudiando en las escuelas? ¿No estaremos construyendo una ciencia y una cultura que sirven para la degradación del planeta y de los seres humanos? La categoría de sustentabilidad debe ser asociada a la de planetaridad. La Tierra como un nuevo paradigma. Complejidad, universalidad, y la transdisciplinable aparecen como categorías asociadas al tema de planetaridad. ¿Qué implicaciones tiene esa visión del mundo sobre la educación?

El tema nos transporta a una ciudadanía planetaria, a una civilización planetaria, una conciencia planetaria. Una cultura de la sustentabilidad es también, por tanto, una cultura de planetaridad, o sea, una cultura que parte del principio de que la Tierra es constituida por una sola comunidad de seres humanos, los terráqueos, y que son ciudadanos de una única nación.

1. Sociedad sustentable Nuestra intención es lanzar a continuación el debate a respecto a una Pedagogía de la Tierra, que comprenda la ecopedagogía y la educación sustentable. Ese debate ya tuvo su inicio con el nacimiento del concepto de «desarrollo sustentable» utilizado por primera vez por la ONU en 1979, indicando que el desarrollo podría ser un proceso integral que debería incluir las dimensiones culturales, étnicas, políticas, sociales, y ambientales, y no solamente las dimensiones económicas. Ese concepto fue diseminado mundialmente por los informes del Worldwatch Institute en la década de los 80 y particularmente por el informe «Nuestro Futuro Común» elaborado por la Comisión de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, en 1987.

Muchas fueron las críticas hechas a ese concepto posteriormente, en numerosas ocasiones por su uso reducible y trivialización, a pesar de parecer «políticamente correcto» y «moralmente noble». Existen otras expresiones que tienen una base conceptual común y que son complementarias, tales como: «desarrollo humano», «desarrollo humano sustentable» y «transformación productiva con equidad». La expresión «desarrollo humano» tiene la ventaja de situar el ser humano en el centro del desarrollo. El concepto de desarrollo humano, cuyos ejes centrales son «equidad» y «participación», es un concepto aún en fase evolutiva y que se opone a la concepción neoliberal del desarrollo. Concibe la sociedad desarrollada como una sociedad equitativa que será lograda a través de la participación de las personas. Como el concepto de desarrollo sustentable, el concepto de desarrollo humano es mucho más amplio y, algunas veces, aún un poco vago. Las Naciones Unidas, en los últimos años, pasaron a usar la expresión «desarrollo humano» como indicador de calidad de vida basada en índices de salud, longevidad, madurez psicológica, educación, ambiente limpio, espíritu comunitario y entretenimiento creativo, que son también los indicadores de una sociedad sustentable, o sea, una sociedad capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones de hoy sin comprometer la capacidad ni las oportunidades de las generaciones futuras.

Las críticas al concepto de desarrollo sustentable y a la propia idea de sustentabilidad parten del hecho que el ambientalismo trata separadamente los asuntos sociales y los asuntos ambientales. El movimiento conservacionista apareció como una tentativa elitista de los países ricos en el sentido de reservar grandes áreas naturales preservadas para su entretenimiento y contemplación, la Amazonía, por ejemplo.

No era una preocupación por la sustentabilidad del planeta, pero sí por la continuidad de sus privilegios, en contraste con las necesidades de la mayoría de la población. Ante esas críticas, el éxito de la lucha ecológica hoy depende mucho de la capacidad de los ecologistas de convencer a la mayoría de la población, al sector más pobre, de que se trata no solamente de limpiar los ríos, descontaminar el aire, reforestar los campos devastados para que podamos vivir en un planeta mejor en un futuro distante. Se trata de dar una solución, simultáneamente, a los problemas ambientales y a los problemas sociales. Los problemas que trata la ecología afectan no sólo al medio ambiente, sino que afectan al ser más complejo de la naturaleza que es el ser humano.

El concepto de «desarrollo» no es un concepto neutro. Tiene un contexto bien definido dentro de una ideología del progreso, que supone una concepción de historia, de economía, de sociedad y del propio ser humano. El concepto fue utilizado en una visión colonizadora, durante muchos años, la cual dividió a los países del globo en «desarrollados», «en desarrollo» y «subdesarrollados»… sujeto siempre a un patrón de industrialización y de consumo. Este concepto supone que todas las sociedades deberán orientarse por una única vía de acceso al bienestar y a la felicidad, alcanzables únicamente por la acumulación de bienes materiales. Se impusieron metas de desarrollo por medio de políticas económicas neo-colonialistas de los países llamados «desarrollados», en muchos casos, con un gran aumento de la miseria, de la violencia y del desempleo.

Conjuntamente con ese modelo económico, con sus ajustes a veces criminosos, fueron trasplantados valores éticos e ideales políticos que condujeron a la falta de estructuración de pueblos y naciones. No es de sorprenderse, por lo tanto, que muchos tengan reservas cuando se habla en desarrollo sustentable.

El tema desarrollo llevó a una «agonía del planeta». Tenemos hoy conciencia de una inminente catástrofe si no traducimos esa conciencia en acciones para retirar del desarrollo esa visión predatoria, concebirlo de una forma más antropológica y menos economista y salvar la Tierra.

Parece claro que entre sustentabilidad y capitalismo existe una incompatibilidad de principios. Esa es una contradicción de base que está incluso en el centro de todos los debates de la Carta de la Tierra y que puede hacerla inviable. Se intenta conciliar dos términos inconciliables. No son inconciliables en sí, metafísicamente. Son inconciliables en el actual contexto de la globalización capitalista. El concepto de desarrollo sustentable es impensable e inaplicable en ese contexto. El fracaso de la Agenda 21 lo demuestra. En ese contexto, el «desarrollo sustentable» es tan inconciliable como la «transformación productiva con equidad» defendida por la CEPAL. ¿Cómo puede existir un crecimiento con equidad, un crecimiento sustentable en una economía volcada hacía la ganancia, por la acumulación ilimitada, por la exploración del trabajo y no por las necesidades de las personas? Llevado a sus últimas consecuencias, la utopía o el proyecto del «desarrollo sustentable», pone en duda no solamente el crecimiento económico ilimitado y predador de la naturaleza, sino las formas de la producción capitalista. Eso solamente tendría sentido en una economía solidaria, una economía volcada a la «compasión» y no a la ganancia

Los graves problemas socio-ambientales y las críticas al modelo de desarrollo fueron generando en la sociedad mayor conciencia ecológica en las últimas décadas. Aunque esa conciencia no haya aún provocado cambios significativos en el modelo económico y en los rumbos de las políticas gubernamentales, algunas experiencias concretas apuntan hacia una creciente sociedad sustentable en marcha, como lo demostró la Conferencia de Asentamientos Humanos Hábitat II, organizada por las Naciones Unidas en Estambul, Turquía, en 1997. En esa Conferencia fueron presentadas experiencias concretas de lucha contra la «crisis urbana», como es la violencia, el desempleo, la falta de vivienda, transporte y salubridad, que viene degradando el medio ambiente y la calidad de vida. Esas experiencias apuntan hacia el nacimiento de una ciudad sustentable. Las políticas de sustentabilidad económica y social, poco a poco, van apareciendo, constituyéndose en una esperanza real de que aún estamos a tiempo para enfrentar «nuestros desafíos globales».

2. Educación sustentable La sensación de pertenencia al universo no comienza en la edad adulta, ni tampoco por un acto razonable. Desde la infancia, nos sentimos unidos con algo que es mucho mayor que nosotros. Desde niños nos sentimos profundamente unidos al universo y nos colocamos delante de él con una expresión mixta de respeto y asombro. A través de nuestra vida, buscamos respuestas a lo que somos, de dónde vinimos, para dónde vamos, en fin, cual es el sentido de nuestra existencia. Es una búsqueda incesante que jamás termina. La educación puede jugar un papel preponderante en ese proceso si nos enseña a valorar muchos asuntos filosóficas fundamentales, pero también, se logra explorar al lado del conocimiento esa capacidad que todos tenemos de encantarnos con nuestro universo. Hoy, tomamos conciencia de que el sentido de nuestras vidas no está separado del sentido del propio planeta. Frente a la degradación de nuestras vidas en el planeta llegamos a una verdadera encrucijada entre un caminoTecnozoico, que pone toda la fe en la capacidad de la tecnología de sacarnos de la crisis sin cambiar nuestro estilo contaminador y consumista de vida, y un camino Ecozoico, basado en una nueva relación saludable con el planeta, reconociendo que somos parte de un mundo natural, viviendo en armonía con el universo, caracterizado por las actuales preocupaciones ecológicas. Tenemos que escoger. Esto definirá nuestro futuro. Realmente, no me parece que sean caminos totalmente opuestos. La tecnología y el humanismo no se contraponen. Pero, claro está, hubo excesos en nuestro estilo contaminador y consumista de vida que no es producto de la tecnología, sino del modelo económico. Esto es lo que debe ser visto como la causa, y constituye uno de los roles en el que deberá orientarnos la educación sustentable o ecológica.

El desarrollo sustentable, visto de una forma crítica, tiene un componente educativo formidable: la preservación del medio ambiente depende de una conciencia ecológica y la formación de la conciencia depende de la educación. Aquí entra en escena la Pedagogía de la Tierra, la ecopedagogía. Ésta constituye una pedagogía para la promoción del aprendizaje del «sentido de las cosas a partir de la vida cotidiana», como dicen Francisco Gutiérrez y Cruz Prado en su libro ecopedagogía y ciudadanía planetaria (São Paulo, IPF/Cortez, 1998). Encontramos el sentido al caminar, viviendo el contexto y el proceso de abrir nuevos caminos; no solamente observando el camino.

Es, por consiguiente, una pedagogía democrática y solidaria. La investigación de Francisco Gutiérrez y Cruz Prado sobre la ecopedagogía se originó en la preocupación en el sentido de la vida cotidiana. La formación está ligada al espacio/tiempo en el cual se realizan concretamente las relaciones entre el ser humano y el medio ambiente. Éstas se encuentran sobre todo a nivel de sensibilidad del individuo, mucho más que en a nivel de la conciencia. Por lo tanto, se encuentran mucho más al nivel de la subconciencia: no las percibimos y, muchas veces, no sabemos cómo suceden. Es necesaria una ecoformación para volverlas conscientes. Y la ecoformación necesita de una ecopedagogía. Como destaca Gastón Pineau en su libro De l’air: essai sur l’écoformation (París, Païdeia, 1992) una serie de referencias se asocian para eso:

la inspiración bachelardiana, los estudios del imaginario, el abordaje de la transversalidad, de la transdisciplinalidad y de la interculturalidad, el constructivismo y la pedagogía de la alternancia. Necesitamos una ecopedagogía y una ecoformación hoy, necesitamos de una Pedagogía de la Tierra, justamente

Necesitamos una ecopedagogía y una ecoformación hoy, necesitamos de una Pedagogía de la Tierra, justamente porque sin esa pedagogía para la reeducación del hombre o la mujer, principalmente del hombre occidental, prisionero de una cultura cristiana predatoria, no podremos hablar más de la Tierra como un hogar, como un abrigo, para el «bicho-hombre», como lo dice Paulo Freire. Sin una educación sustentable, la Tierra continuará solamente siendo considerada como el espacio de nuestro sustento y del dominio técnico-tecnológico, objeto de nuestras investigaciones, ensayos, y, algunas veces, de nuestra contemplación. Pero no será el espacio de vida, el espacio de nuestro abrigo, del «cuidado» (Leonardo Boff, Saber cuidar, Petrópolis, Vozes, 1999). No aprendemos a amar la Tierra leyendo libros sobre esa materia, ni tampoco en libros de ecología integral. La experiencia propia es lo que cuenta. Sembrar y acompañar el crecimiento de un árbol o de una plantita, caminando por las calles de la ciudad o aventurándose en una floresta, escuchando el canto de los pájaros en las mañanas asoleadas o quien sabe, observando como el viento mueve las hojas, sintiendo la arena caliente de nuestras playas, mirando las estrellas en una noche oscura.

Existen muchas formas de encantamiento y de emoción frente a las maravillas que la naturaleza nos brinda. Es lógico que exista la polución, la degradación ambiental para recordarnos que podemos destruir esa maravilla y para formar nuestra conciencia ecológica y movernos hacia la acción.

Acariciar una planta, contemplar con ternura una puesta del sol, oler el perfume de una hoja de pitanga (frutilla), de guayaba, de naranja o de ciprés, del eucalipto… son múltiples formas de vivir en relación permanente con este planeta generoso y compartir la vida con todos los que en él habitan o lo componen. La vida tiene sentido, pero ella sólo existe cuando existe en relación. Como dice el poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade: «Soy un hombre disuelto en la naturaleza. Estoy floreciendo en todos los robles». Eso Drummond sólo podría decirlo aquí en la Tierra. Se estuviese en otro planeta del sistema solar, no diría lo mismo. Solamente la Tierra es amigable con el ser humano. Los demás planetas son, honestamente, hostiles a él, aunque hayan sido originados por el mismo polvo cósmico. ¿Existirán otros planetas fuera del sistema solar que alberguen vida, quizás una vida inteligente? Si tomamos en consideración que la materia de la cual se originó el universo es la misma, es muy probable que así sea. Pero, por ahora, solo contamos con uno que es indudablemente nuestro amigo.

Tenemos que aprender a amarlo. ¿Cómo se traduce en la educación el principio de la sustentabilidad? Se traduce por preguntas como: ¿Hasta qué punto hay sentido en lo que hacemos? ¿Hasta qué punto nuestras acciones contribuyen con la calidad de vida de los pueblos y con su felicidad? ¿Es la sustentabilidad un principio reorientador de la educación y principalmente de los currículos, objetivos y métodos? Es en ese contexto de evolución de la propia ecología que aparece, y que aún gatea, lo que llamamos «ecopedagogía», inicialmente llamada de «pedagogía del desarrollo sustentable» y que hoy ultrapasó ese sentido.

La ecopedagogía se está desarrollando sea como un movimiento pedagógico, sea como un abordaje curricularComo la ecología, la ecopedagogía también puede ser entendida como un movimiento social y político. Como todo movimiento nuevo, en proceso, en evolución, él es complejo y, puede tomar diferentes direcciones, y algunas veces contradictorias. Él puede ser entendido diferentemente como lo son las expresiones «desarrollo sustentable» y «medio ambiente». Existe una visión capitalista del desarrollo sustentable y del medio ambiente que, por ser anti-ecológica, debe ser considerada como una «trampa», como viene argumentando Leonardo Boff.

La ecopedagogía también implica una reorientación de los currículos para que incorporen ciertos principios defendidos por ella. Estos principios deberían, por ejemplo, orientar la concepción de los contenidos y la elaboración de los libros didácticos. Jean Piaget nos enseñó que los currículos deben contemplar lo que es significativo para el alumno. Sabemos que eso es correcto, pero incompleto. Los contenidos curriculares tienen que ser significativos para el alumno, y solo serán significativos para él, si esos contenidos son significativos también para la salud del planeta, para un contexto más amplio.

Colocada en este sentido, la ecopedagogía no es una pedagogía a más, al lado de otras pedagogías. Ella solo tiene sentido como proyecto alternativo global donde la preocupación no está apenas en la preservación de la naturaleza (Ecología Natural) o en el impacto de las sociedades humanas sobre los ambientes naturales (Ecología Social), pero en un nuevo modelo de civilización sustentable desde el punto de vista ecológico (Ecología Integral) que implica un cambio en las estructuras económicas, sociales y culturales. Ella está unida, por lo tanto, a un proyecto utópico: cambiar las relaciones humanas, sociales y ambientales que tenemos hoy. Aquí está el sentido profundo de la ecopedagogía, el de una Pedagogía de la Tierra, como la llamamos.

La ecopedagogía no se opone a la educación ambiental. Todo lo contrario, para la ecopedagogía la educación ambiental es una conjetura. La ecopedagogía la incorpora y ofrece estrategias, propuestas y medios para su realización concreta. Fue justamente durante la realización del Foro Global 92, en el cual se discutió mucho la educación ambiental, que se percibió la importancia de una pedagogía del desarrollo sustentable o de una ecopedagogía. Hoy, sin embargo, la ecopedagogía se ha convertido en un movimiento y en una perspectiva de educación mayor que una pedagogía del desarrollo sustentable. Ésta se inclina más hacia la educación sustentable, hacia una ecoeducación, que es mucho más amplia que la educación ambiental. La educación sustentable no se preocupa solamente por una relación saludable con el medio ambiente, sino también con el sentido más profundo de lo que hacemos con nuestra existencia, a partir de nuestra vida cotidiana.

Conciencia planetaria, ciudadanía planetaria, civilización planetaria La globalización, impulsada sobre todo por la tecnología, parece determinar cada vez más nuestras vidas. Las decisiones sobre lo que nos pasa en nuestro día a día parece que se nos escapa, por tomarlas lejos de nosotros mismos, comprometiendo nuestro papel de sujetos de la historia. Pero esto no está bien. Como fenómeno y como proceso, la globalización se volvió irreversible, pero no ese tipo de globalización. el globalismo. al cual estamos sometidos hoy: la globalización capitalista. Sus efectos más inmediatos son el desempleo, la profundización de las diferencias entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco, la pérdida de poder y autonomía de muchos Estados y de muchas Naciones.

Tenemos entonces que distinguir los países que hoy comandan la globalización, los globalizadores (países ricos), de los países que sufren la globalización, los países globalizados (pobres). Dentro de este complejo fenómeno podemos distinguir también la globalización económica, realizada por las transnacionales, de la globalización de la ciudadanía. Ambas se utilizan de la misma base tecnológica, pero con lógicas opuestas. La primera, sometiendo Estados y Naciones, es comandada por el interés capitalista; la segunda globalización es la realizada a través de la Organización de la Sociedad Civil. La Sociedad Civil globalizada es la respuesta que la Sociedad Civil como un todo y las ONGs están dando hoy a la globalización capitalista. En este sentido, el Foro Global 92 se constituyó en un evento de los más significativos del final del siglo XX: dio gran impulso a la globalización de la ciudadanía. Hoy, el debate con relación a la Carta de la Tierra se está constituyendo en un factor importante de construcción de esta ciudadanía planetaria. Cualquier pedagogía, pensada fuera de la globalización y del movimiento ecológico, tiene hoy serios problemas de contextualización.

«Extranjero yo no voy a ser. Ciudadano del mundo yo soy», dice una de las letras de una música cantada por el cantante brasileño Milton Nascimento. Si los niños de nuestras escuelas entendiesen con profundidad el significado de las palabras de esta canción, estarían iniciando una verdadera revolución pedagógica y curricular. ¿Cómo puedo sentirme extranjero en cualquier territorio del planeta si pertenezco a un único territorio, la Tierra? ¡No hay lugar para extranjero entre los terráqueos, en la Tierra! Si soy ciudadano del mundo, no pueden existir para mí las fronteras. Las diferencias culturales, geográficas, raciales y todas las demás diferencias se debilitan, frente de mi sentimiento de pertenencia a la Humanidad.

La noción de ciudadanía planetaria (mundial) se sustenta en la visión unificadora del planeta y de una sociedad mundial. Ella se manifiesta en diferentes expresiones: «nuestra humanidad común», «unidad en la diversidad», «nuestro futuro común», «nuestra patria común», «ciudadanía planetaria». Ciudadanía Planetaria es una expresión adoptada para expresar un conjunto de principios, valores, actitudes y comportamientos que demuestra una nueva percepción de la Tierra como una única comunidad, con frecuencia asociada al «desarrollo sustentable», mucho más amplia de lo que esa relación con la economía. Se trata de un punto de referencia ético indisociable de la civilización planetaria y de la ecología. La Tierra es «Gaia», un súper organismo vivo y en evolución, todo lo que sea hecho en ella se verá reflejado en todos sus hijos.

La cultura de la sustentabilidad supone una pedagogía de sustentabilidad que tome conciencia de la gran tarea de formar la ciudadanía planetaria. Ese es un proceso ya en marcha. La educación para la ciudadanía planetaria está comenzando a través de numerosas experiencias que, aunque muchas de ellas sean locales, apuntan hacia una educación para sentirnos miembros mucho más allá de la Tierra, para vivir una ciudadanía cósmica. Los desafíos son enormes tanto para los educadores como para los responsables de los sistemas educativos. Pero ya existen ciertas señales, en la propia sociedad, que apuntan hacia una creciente búsqueda no solamente de temas espirituales y de autoayuda, sino de un conocimiento científico más profundo del universo.

Movimiento por la ecopedagogía Esa travesía del milenio se caracteriza por un gran avance tecnológico y también por una enorme inmadurez política: mientras que la Internet nos pone en el centro de la Era de la Información, el gobierno humano sigue siendo muy pobre, generando miserias y deterioración. Podemos destruir toda la vida del planeta. Quinientas (500) empresas transnacionales controlan un 25% de la actividad económica mundial y un 80% de las innovaciones tecnológicas. La globalización económica capitalista debilitó los Estados Nacionales imponiendo límites para su autonomía, subordinándolos a la lógica económica de las transnacionales. Gigantescas deudas externas gobiernan algunos países e impiden la implantación de políticas sociales ecualizadores.

Las empresas transnacionales trabajan para 10% de la población mundial que se sitúa en los países más ricos, generando una tremenda exclusión. Ese es el escenario de la travesía, un escenario aún más problemático por la falta de alternativas. Los paradigmas clásicos están agotando sus posibilidades de responder adecuadamente a ese nuevo contexto. No logran explicar esa travesía, mucho menos, pasar por ella.

Muchos falsos profetas y charlatanes ofrecen soluciones mágicas. Una nueva espiritualidad surge muy bien aprovechada por las merco-religiones. La respuesta dada por el estatismo burocrático y autoritario es tan deficiente como el neoliberalismo del dios mercado. El neoliberalismo propone más poder para las transnacionales y los estadistas proponen más poder para el Estado, reforzando sus estructuras. En el medio de todo eso está el ciudadano común que no es, ni empresario, ni Estado. La respuesta parece estar más allá de estos dos modelos clásicos, pero seguramente no en una supuesta «tercera vía» que desea solamente dar sobrevida al capitalismo sofisticando la dominación política, la exploración económica y provocando una enorme exclusión social. La respuesta parece venir hoy del fortalecimiento del control ciudadano frente al Estado y al Mercado, a la Sociedad Civil fortaleciendo su capacidad de gobernarse y controlar el desarrollo. Aquí entra el papel importante de la educación, de la formación para la ciudadanía activa.

Podemos decir que hay una comunidad sustentable que vive en armonía con su medio ambiente, no provocando daños a otras comunidades, ni para la comunidad de hoy, y ni para la de mañana. Y eso no puede constituirse solamente en un compromiso ecológico, pero ético-político, alimentado por una pedagogía, o sea, por una ciencia de la educación y una práctica social definida. En ese sentido, la ecopedagogía, inserta en ese movimiento socio-histórico, formando ciudadanos capaces de escoger los indicadores de calidad de su futuro, se constituye en una pedagogía completamente nueva e intensamente democrática.

Las pedagogías clásicas eran antropocéntricas. La ecopedagogía parte de una conciencia planetaria (géneros, especies, reinos, educación formal, informal y no-formal…). Ampliemos nuestro punto de vista. Del hombre para el planeta, por encima de géneros, especies y reinos. De una visión antropocéntrica para una conciencia planetaria, para una práctica de ciudadanía planetaria y para una nueva referencia ética y social: la civilización planetaria. No se puede decir que la ecopedagogía representa ya una tendencia concreta y notable en la práctica de la educación contemporánea. Si ella ya tuviera sus categorías definidas y elaboradas, ella estaría totalmente equivocada, pues una perspectiva pedagógica no puede nacer de un discurso elaborado por especialistas. Al contrario, el discurso pedagógico elaborado es el que nace de una práctica concreta, probada y comprobada.

Laecopedagogía está aún en formación y en formulación como teoría de la educación. Ella está manifestándose en muchas prácticas educativas que el «Movimiento por la ecopedagogía», liderado por el Instituto Paulo Freire, intenta congregar. El Movimiento por la ecopedagogía, nacido en el seno de la iniciativa de la Carta de la Tierra, está dando apoyo al proceso de discusión de la Carta de la Tierra, indicando justamente una metodología apropiada que no sea la metodología de la simple «proclamación» gubernamental, de una declaración formal, pero la traducción de un proceso vivido y por la participación crítica de la «demanda», como lo dice Francisco Gutiérrez. La Carta de la Tierra debe ser entendida sobretodo como un movimiento ético global para llegarse a un código de ética planetario, sosteniendo un núcleo de principios y valores que hacen frente a la injusticia social e a la falta de equidad reinante en el planeta. Cinco cimientos sostienen a ese núcleo: a) derechos humanos; b) democracia y participación; c) equidad; d) protección de la minoría; e) resolución pacífica de los conflictos. Esos cimientos son frutos de una visión del mundo solidaria y respetuosa de la diferencia (conciencia planetaria). El intercambio planetario que ocurre hoy en función de la expansión de las oportunidades de acceso a la comunicación, notablemente a través de la Internet, deberá facilitar el diálogo ínter y transcultural y el desarrollo de esta nueva ética planetaria. La campaña de la Carta de la Tierra agrega un nuevo valor y ofrece un nuevo impulso a ese movimiento por la ética en la política, en la economía, en la educación, etc. Ella se hará realmente fuerte y, quizás, decisiva, en el momento en que representar un proyecto de futuro un contra proyecto global y local al proyecto político-pedagógico, social y económico neoliberal, que no solamente es intrínsecamente insostenible, como también esencialmente injusto y deshumano.

La Tierra como paradigma Gaia, igual vida. Muchos entienden que es ilegítimo considerar la Tierra como un organismo vivo. Esta calidad la Tierra no tendría. Miremos la vida solamente por la percepción que tenemos de la nuestra y de la vida de los animales y de las plantas. Es verdad, no tenemos el distanciamiento que tienen, en el espacio, los astronautas, pero podemos tener el mismo distanciamiento de los astronautas en el tiempo, mucho más dilatado que el nuestro propio tiempo de vida. La «hipótesis Gaia» que concibe la Tierra como un súper organismo complejo, vivo y en evolución, encuentra respaldo en su historia de billones de años. La primera célula apareció hace ya 4 billones de años. De ese tiempo hacia ahora el proceso evolucionado de la vida no ha cesado de presentar complejidad, formando ecosistemas interdependientes dentro del macrosistema Tierra que, por su vez, es un microsistema, si comparado con el macrosistema del Universo. Solamente logramos entender la Tierra como un ser vivo distanciándonos de ella en el tiempo y en el espacio.

La visión que los astronautas tuvieron «de lejos» los cambió muchísimo a ellos y también a nosotros mismos que no vivimos directamente esa fantástica experiencia. No solo ella fue vista como una bola azul en el medio de la oscuridad del universo, pero fue percibida como una sola unidad. Por lo tanto interfirió también en la visión que tenemos de nosotros mismos, como una «única comunidad» (Leonardo Boff), como un «sistema vivo» (Fritjop Capra). Esa visión cambió nuestra conciencia, con el paradigma que nos orientaba hasta entonces. Con la conciencia planetaria nació nuestra conciencia de ciudadanía planetaria.

Es verdad, el paradigma de la razón instrumental nos condujo a la violencia y a la negación de valores humanos fundamentales como la intuición, la emoción, la sensibilidad. Somos humanos porque sentimos, percibimos, amamos, soñamos. Pero hay también un peligro o una trampa en ese nuevo paradigma: él puede llevarnos a la contemplación de la naturaleza y hasta a la mistificación de la realidad, a una espiritualidad canalizada por una religiosidad basada en la pasividad. En vez de la solidaridad y de la lucha por la justicia, estaríamos esperando por un mundo mejor sin trabajo, sin esfuerzo, sin conquista, sin sacrificios. Nuevos valores humanos que no toman en cuenta la complejidad y la contradicción inherente a todos los seres, objetos y procesos destruye la posibilidad de un cambio cualitativo en dirección de un nuevo y necesario proyecto civilizacional. Para dimensionarnos como miembros de un inmenso cosmos, para que asumamos nuevos valores, basados en la solidaridad, en la afectividad, en la trascendencia y en la espiritualidad, para superar la lógica de la competitividad y de la acumulación capitalista, debemos abrir un difícil camino. Ningún cambio es pacífico.

Pero él no se hará realidad, orando, rezando, solamente por nuestro puro y sincero deseo de cambiar el mundo. Como nos enseñó Paulo Freire, cambiar el mundo es urgente, difícil y necesario. Pero para cambiar el mundo es necesario conocer, leer el mundo, entender el mundo, también científicamente, no solamente emocionalmente, y, sobretodo, intervenir en él, organizacionalmente. El racionalismo debe ser condenado sin condenar el uso de la razón. La lógica racionalista nos llevó a saquear la naturaleza, nos llevó a la muerte en nombre del progreso. Pero la razón también nos llevó a la descubierta de la planetarización. La poética y emocionante afirmación de los astronautas de que la Tierra era azul fue posible después de millones de años de dominio racional de las leyes de la propia naturaleza.

Debemos condenar la racionalización sin condenar la racionalidad. Al llegar a la Luna por primera vez, el astronauta Neil Amstrong afirmó: «un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad». Eso fue posible a través de un descomunal esfuerzo humano colectivo que tomó en consideración todo el conocimiento técnico, científico y tecnológico acumulado hasta entonces por la humanidad.

Eso no es nada despreciable. Si hoy formamos redes de redes en el enmarañado mundo de la comunicación planetaria por la Internet, eso fue posible gracias al uso tanto de la imaginación, de la intuición, de la emoción, cuanto de la razón, por el gigantesco y sufrido esfuerzo humano para descubrir cómo podremos vivir mejor en este planeta, como podremos interactuar con él. Es cierto que lo hemos hecho de manera equivocada. Nos consideramos «superiores» gracias a nuestra racionalidad y exploramos la naturaleza sin cuidado, sin respecto por ella. No nos relacionamos con la Tierra ni con la vida con emoción, con afecto, con sensibilidad. En ese campo estamos apenas gateando. Pero, estamos aprendiendo. Estamos presenciando el nacimiento del ciudadano planetario.

Aún no logramos imaginarnos todas las consecuencias de ese singular evento. En ese momento sentimos, percibimos, nos emocionamos con ese hecho, pero no conseguimos adecuar nuestras mentes y nuestras formas de vida a ese acontecimiento espectacular en la historia de la humanidad. Percibimos, como Edgar Morin, que es necesario ecologizar todo, y así, ensayaremos la vida en este nuestro planeta cuyos habitantes descubrirán la planetarización. ¿Qué podemos hacer desde ya? Podemos interrogarnos profundamente sobre los paradigmas que nos orientaron hasta hoy y ensayar la vivencia de un nuevo paradigma que es la Tierra vista como una única comunidad. Y continuar caminando, juntos, para que logremos llegar «allá» aún a tiempo. Moacir Gadotti es profesor titular de la Universidad de São Paulo, Director del Instituto Paulo Freire y autor de varias obras, entre ellas: La educación contra la educación (Paz y Tierra, 1979: Francés y Portugués), Invitación a la lectura de Paulo Freire (Scipione, 1988: Portugués, Español, Inglés, Japonés e Italiano), Historia de las ideas pedagógicas (Ática, 1993: Portugués y Español), Pedagogía de praxis (Cortes, 1994: Portugués, Español e Inglés), Perspectivas actuales de la educación (Artes Médicas, 2000) y Pedagogía de la Tierra (Petrópolis, 2000). Este artículo es el resultado de diversos debates en encuentros y en congresos y especialmente en la Conferencia Continental de las Américas, en diciembre de 1998, en Cuiabá (MT) y durante el Primer Encuentro Internacional de la Carta de la Tierra en la Perspectiva de la Educación, organizado por el Instituto Paulo, con el apoyo del Consejo de la Tierra y de la UNESCO, del 23 al 26 de Agosto de 1999, en São Paulo y del I Foro Internacional sobre Ecopedagogía, realizado en la Facultad de Sicología y Ciencias de la Educación de la Universidad del Porto, Portugal, del 24 al 26 de marzo de 2000. El autor viene acompañando ese tema desde 1992 cuando representó la ICEA (Internacional Community Education Association) en la Rio-92 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo), llamada de «Cúpula de la Tierra», que elaboró y aprobó la Agenda 21. En el Foro Global-92, en la misma época, coordinó, al lado de Moema Viezer, Fabio Cascino, Nilo Diniz y Marcos Sorrentino, la «Jornada Internacional de Educación Ambiental» que elaboró el «Tratado de Educación Ambiental para Sociedades Sustentables y Responsabilidad Global». Este texto retoma ideas tratadas en el libro Pedagogía de la Tierra publicado por la Editora Petrópolis de São Paulo.

Fuente:http://www.uyitskaan.org/wp-content/uploads/2015/06/Pedagog%C3%ADa-de-la-Tierra-y-Cultura-de-la-Sustentabilidad.pdf

Fuente imagen : https://quintacohorte2013.files.wordpress.com/2015/05/environmental-protection-326923_1280.jpg?w=551&h=367

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Estonia: El nuevo ejemplo mundial en educación

Europa/ Etonia/ julio del 2016/ Noticias/ http://www.latercera.com/

En los rankings internacionales de educación, hay países que ya son sinónimo de resultados de excelencia: Finlandia, Corea del Sur, Japón y Singapur, países que suelen encabezar las listas educativas.

De ellos, tal vez Finlandia es el que llama más la atención y atrae a expertos de todo el mundo que van a comprobar el llamado “milagro finlandés” en terreno.

Pero hay otro país que en los últimos años ha estado escalando en estos rankings. A una distancia de dos horas de viaje en ferry, desde Helsinki, la capital finlandesa, está la nación que estádeslumbrando a los expertos: Estonia.

La ex república soviética de 1,3 millones de habitantes ha tenido sobresalientes resultados en las pruebas Pisa (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) que son realizadas por la OCDE, para comparar los sistemas educaciones de todo el  mundo.

En los resultados de 2012, los jóvenes estonios de 15 años obtuvieron el lugar número 11 en Matemáticas (superando a Finlandia), ocuparon el sexto lugar en Ciencias, y el séptimo en Habilidad Lectora, de los 65 países que participaron en la evaluación.

Estonia no sólo superó a países como Francia y Alemania en algunas categorías, sino que también tuvo el número más bajo de desempeños débiles en toda Europa: un 10% en Matemáticas y Lectura, y 5% en Ciencias.

La receta del éxito se sustenta en un modelo educacional basado en la equidad: sus estudiantes vienen de diversos espectros culturales (un quinto de ellos habla ruso en sus casas) y económicos, pero todos reciben la misma experiencia educativa.

Eso se refleja con creces en las pruebas Pisa. En la prueba de Matemáticas de 2012, más de un tercio de los estudiantes de bajos ingresos estuvieron dentro de los mejores resultados.

El país también obtuvo la segunda menor brecha entre sus estudiantes con mayores y menores ingresos de todos los países OCDE.

“Nuestras políticas en su mayoría están impulsadas sobre la base de la equidad”, aseguró a La Tercera la Jefa Adjunta del Departamento de Investigación del Ministerio de Educación de Estonia, Tatjana Kiilo.

 Por otro lado, el 91% de los adultos de entre 25 a 64 años terminaron la educación media, cifra mucho mayor que el promedio de la OCDE que es de 76%.

Los colegios y universidades son gratuitos en Estonia, y ahí los estudiantes también reciben almuerzos sin costo. Y a pesar de que hay un aumento en la cantidad colegios privados, aún siguen siendo un porcentaje pequeño del sistema educacional.

Pero sus resultados van más allá de la equidad. La educación es muy valorada en Estonia y sus profesores tienen una autonomía alta.

Otro factor de éxito, es que los estudiantes tienen los mismos profesores por varios cursos, lo que fortalece la relación entre ellos. Sin embargo, llama la atención que a pesar de que es una  profesión muy respetada,solo el 14% de los profesores cree que su profesión es realmente valorada. También está bajando el número de jóvenes que eligen estudiar esa carrera, según explicó Kiilo.

 

Fuente:http://www.latercera.com/noticia/mundo/2016/07/678-690119-9-estonia-el-nuevo-ejemplo-mundial-en-educacion.shtml

fuente Imagen http://static.latercera.com/20160724/2317032.jpg

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