Periodismo de guerra para favorecer reforma laboral y educativa
El artículo que salió en diario La Nación: Educación pública, sudor y lágrimas, manifiesta apuro por que se aplique la Reforma Educativa, y la consecuente Reforma Laboral. Pretende hacer caer sobre nuestras espaldas ya contracturadas la responsabilidad de la crisis educativa, demoniza y descalifica el trabajo docente con una visión sesgada, tendenciosa, unilateral, para profundizar aún más el ajuste y la precarización. Informa y desinforma, en esa acción y omisión, quiere decir que la educación pública es mala y la “privada” es buena, y que por lo tanto hay que privatizar. Parece que los derechos adquiridos por el pueblo trabajador deben ser perdidos para incrementar aún más las ganancias de las multinacionales amigas del poder.
La receta de La Nación: Reducir los salarios docentes antes que aumentar el presupuesto
El presunto experto en educación del diario La Nación, afirma: “La explicación es sencilla: desde hace años, más del 95% del presupuesto del Ministerio de Educación bonaerense está destinado al pago de sueldos, en su mayoría de docentes” Está claro que el presupuesto actual, sólo alcanza para pagar los míseros salarios docentes y no prevé ni arreglos de infraestructrura, como tampoco prevé la construcción de escuelas, algo tan natural como el crecimiento vegetativo de la población.
No queda margen para infraestructura, -escuelas horribles, sostenidas por la cinta scotch y la cartulina que compró la seño, y por el amor de las elaboraciones de alumnos. Una media hora diaria de reloj perdida en el deambular de niños acarreando sillas y mesas de un aula a otra porque la cantidad de alumnos de los diferentes turnos no coincide, y están todas rotas. Las aulas son como un Walking Dead de bancos y mesas. Viviendo en el mismo nicho del ecosistema educativo con ratas, gatos, cucarachas, pulgas. Donde sí hay mesas y sillas lindas es donde los padres pagan jugosas cooperadoras.
Ante esta realidad, en lugar los voceros gubernamentales que se pasean por diarios y TV, lejos de plantear algo tan elemental como el aumento del presupuesto educativo; arremeten contra los docentes y sus salarios.
Omite hablar sobre nuestras condiciones laborales y las condiciones sociales de los alumnos.
Como la crisis educativa es algo general, es obvio que responde a políticas educativas y no a individualidades. El déficit en Matemática y Lengua no es producto de un docente que no sabe o no quiere enseñar, es producto de un sistema decrépito que comenzó con la Ley Federal de Educación, desfinanciamiento y baja del presupuesto educativo que implementó Menem, que el kirchnerismo mantuvo prácticamente intacto y que hoy intentan profundizar. A esto le sumamos el contexto social al que pertenece la comunidad educativa.
Los motivos ocultos de la “deserción” escolar
El 50% de jóvenes no termina la secundaria y están hoy haciendo trabajos precarios, tercerizados, en negro, rotos, trayendo beneficio de los empleadores multinacionales. Otros están en sus casa, cuidando a sus hermanitos, porque los trabajos en los que trabajan sus madres, precarizadas, tercerizadas, en negro, rotas, cuyos brazos no pueden levantar a sus propios hijos. El Estado no crea jardines maternales y hay en nuestro país, 3 millones de niños de entre 45 días y 5 años que no acceden a la educación inicial.
Los que sí terminan la escuela tampoco siguen carreras superiores porque su familia no tiene dinero para mantenerlos y si trabajan es tan poco el sueldo y tan cansados están que tampoco pueden estudiar, el Estado no garantiza un plan de becas integrales.
En una sociedad sumida en la pobreza, con una profunda polarización social, la Reforma Educativa, base de la Reforma Laboral, solo acelera estas distancias y reserva el peor lugar a los que ya somos los más pobres, los jóvenes y las mujeres.
Dejar la salud en las aulas no mejora la calidad educativa
El “periodista” Reymundo Roberts, descarga sus tintas contra el ausentismo docente como causante de todos los males de la educación pública. Sin embargo no da cuenta que el 80% de los docentes hemos ido a trabajar enfermos. Manifiestan preocupación por la discontinuidad del proceso enseñanza-aprendizaje, y solo hablan de los paros o ausencias por enfermedad del docente, pero la mayor cantidad de días perdidos es por falta de agua, pozos desbordados, paredes electrificadas, pozos desbordados otra vez, destrucción del edificio en general, inundaciones, alimañas, duelo por suicidios y un largo etcetera.
Con un cinismo sin igual los medios y los funcionarios, que viven como millonarios y no tienen idea lo que es trabajar, nos acusan de tener una intencionalidad en las ausencias. Sin embargo, estamos hablando de salud, y de enfermedades laborales reconocidas como tales por la legislación vigente. Es decir que el trabajo nos enferma, generando: trastornos en la voz, varices, hernias lumbares e inginales; como así también trastornos psíquiatricos como la depresión, “burn out”, stress, etc. La docencia es un trabajo insalubre.
El ausentismo docente, tiene que ver con que nos vemos obligadas a trabajar dos y tres turnos para llegar a una mínima canasta familiar que sustente a la familia, porque la mayoría somos mujeres; sostenemos el hogar y cuidamos a nuestros hijos enfermos. Mujeres sometidas a la explotación de un Estado que no invierte en educación y a la opresión de una sociedad patriarcal.
¿Por qué nos enfermamos? Muchas horas de trabajo, muchos niños, pérdida de voz, contracturas, niños que no comieron, escuelas en mal estado, padres que perdieron sus trabajos, violencia escolar y los jóvenes que salen a buscar trabajo abandonando la escuela.
La enfermedad es algo real, fácilmente comprobable si tuviéramos una obra social con las prestaciones necesarias. IOMA nos descuenta mucho dinero, poca atención, y SUTEBA te descuenta compulsivamente como cuota sindical más dinero para sostener los solidarios Centro de Salud, en vez de luchar por un IOMA acorde a las necesidades. A todo esto sumamos la prestataria del maltrato y el hacinamiento que profundiza la enfermedad.
Piden más control del ausentismo, esta es una mirada policial de la situación conflictiva, no se ve que tengan intenciones de buscar las soluciones, sino de mandarnos a trabajar enfermas.
Diagnóstico para matar
La nota presenta los resultados del Aprender del año pasado, ¿para qué? Para decirnos que la escuela privada es mejor que “caer” en la escuela pública.
¿Saben ustedes que las escuelas privadas, como “competencia desleal”, están subvencionadas por el Estado? Laicas o religiosas el Estado les paga el sueldo a los docentes con plata de nuestros impuestos, por lo que la cuota que cobran a los alumnos es lo que hace la diferencia con la pública con respecto a pintura, bancos y una buena ganancia para los dueños.
Pero las privadas tienen mucho de inconstitucional, no se pueden dar todos los contenidos curriculares, porque te echan; no se puede hacer asamblea, porque te echan; no podes hacer paro, porque te echan; quizás te paguen fuera de término, mientras bicicletean el dinero.
Con respecto a la apropiación de aprendizajes significativos, en la escuela pública, tenemos libertad de cátedra y serán significativos siempre que sirvan para resolver los dilemas e inquietudes de nuestros alumnos, en base a la ciencia y al análisis de las fuentes.
Hacer un diagnóstico, para decir, esto no sirve y destruirlo, en vez de ver dónde están las dificultades y mejorar esas situaciones habla a las claras de su objetivo privatizador, quieren escuelas para ricos y escuelas para pobres, que los prepare para ser un engranaje a medida, en la máquina de ganancias de las multinacionales.
Organizar la resistencia
Por todo lo expuesto decimos que los trabajadores de la educación sabemos cuáles son las reformas necesarias, pero no son las que propone el gobierno. Por eso decimos, no a la reforma educativa.
Con el 30% de presupuesto educativo se podrían construir jardines, escuelas y cargos, faltantes.
Para mejorar la calidad educativa es necesaria la reducción de la jornada laboral, trabajar seis horas con sueldo básico igual a la canasta familiar, cuatro frente a curso y dos horas institucionales para poder preparar nuestras clases, corregir y atender a nuestros alumnos, así como coordinar proyectos con otros docentes.
Lo que no sabe La Nación es que somos muchos docentes, todos el mundo conoce a más de un docente y sabe que no somos nosotros lo que destruimos la educación pública. La población trabajadora sabe de nuestro esfuerzo, de nuestras frustraciones, de nuestros dolores, de la falta de dinero. Y al mirarnos a los ojos, nos decimos, BASTA. Organicemos la resistencia, que las conducciones sindicales se pongan a la cabeza.
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Educacion-publica-el-Estado-tiene-lagrimas-de-cocodrilo
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