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El acaparamiento de tierras de Harvard en Brasil es un desastre para las comunidades

América/Brasil/20/05/2020/Autor y fuente: desinformemonos.org

El mundo está cayendo en una profunda crisis económica. La crisis de hace una década fue causada por un colapso del sector financiero y originó una carrera a nivel global por la tierra agrícola, en la que los fondos de pensiones, pequeñas empresas de inversión de capitales privados y multimillonarios buscaban refugio ante la caída de los mercados bursátiles, especulando en activos conocidos como recursos naturales. Los grandes actores, como el administrador de fondo de pensiones TIAA [2] y el plan nacional de pensiones de Suecia, movieron cientos de millones de dólares hacia los nuevos fondos para tierras agrícolas. Pero de todas las oficinas financieras que, repentinamente, buscaban tierras agrícolas, ninguna fue más agresiva que el Fondo de Dotación de la Universidad de Harvard, con 40 mil millones.

El acaparamiento de tierras de Harvard en Brasil es un desastre para las comunidades
y una advertencia para los especuladores

En un periodo de ocho años tras la crisis de 2008, Harvard volcó más de mil millones de dólares a una sorprendente cartera global de tierras agrícolas, cubriendo casi 1 millón de hectáreas en Estados Unidos, Brasil, Europa Oriental, Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia. La estrategia de Harvard por tierras agrícolas afectó profundamente a algunos de los sitios que sufren graves conflictos del planeta relacionados con tierra y medioambiente.

Brasil fue el objetivo preferido de Harvard. Creó tres estructuras en el extranjero, realizando sus negocios para comprar tierras agrícolas, mediante tres diferentes operadores de agronegocios brasileños. Durante 2016 estas tres estructuras acumularon más de 40 propiedades rurales, cubriendo unas 405 mil hectáreas, un área el doble de toda la tierra agrícola en Massachusetts, en Estados Unidos (ver Recuadro: La estructura de los negocios de Harvard en tierras agrícolas brasileñas).

La estructura de los negocios de Harvard en tierras agrícolas brasileñas

Los negocios de tierras en Brasil fueron orquestados a través de tres diferentes estructuras, involucrando a tres operadores locales [3].

Insolo

Se dice que el magnate brasileño de las refacciones para autos, Ivoncy Ioschpe, aprendió sobre el potencial de hacer dinero a partir de la agricultura en el Cerrado en el año 2000. Rápidamente empezó a adquirir tierras agrícolas en el estado de Piauí, al norte de Brasil y contrató un grupo local de agrónomos, que habían creado una empresa llamada Insolo, para convertir estas tierras en plantaciones masivas de algodón y soja. En 2008, Ioschpe adquirió Insolo, puso a su hijo Salomão a cargo y convirtió la compañía en un vehículo para canalizar dinero desde el Fondo de Dotación de Harvard para la adquisición de grandes áreas de tierras en Piauí. Esta compañía, ahora llamada Insolo Agroindustrial S/A, es un 95.8% propiedad de Harvard, por intermedio de su compañía administradora de fondos Phemus Corporation y varias subsidiarias en el estado de Delaware, en Estados Unidos y en Brasil. Entre junio de 2008 y junio de 2016, Harvard inyectó al menos 138 millones 700 mil dólares en Insolo Agroindustrial S/A, la cual entonces adquirió al menos seis fincas cubriendo más de 115 mil hectáreas en Piauí. Harvard también pagó a una empresa conectada al grupo Ioschpe 3 millones de dólares al año por cargos por consultoría en “servicios de inversión”, desde junio de 2009 a junio de 2017 y 4 millones de dólares desde junio de 2017 a junio de 2018.

Gordian Bioenergy (GBE)

Gordian Bioenergy, conocida como GBE, es una compañía de capitales privados administrada en parte por el empresario griego-brasileño Diomedes Christodoulou, el ex director ejecutivo de las operaciones en América del Sur de Enron, así como varios otros de sus colegas: Roberto Hukai, John Novak y Steven Madrid. En 2007, Christodoulou y su equipo buscaron inversionistas de Estados Unidos y de Europa para apoyar un proyecto de plantación de caña de azúcar y refinería de etanol, de 150 millones dólares, que tenían planes de construir en Brasil. Se conectaron con el Fondo de Dotación de Harvard y las dos partes crearon una estructura corporativa, operando a través de una compañía en las Islas Caimán, para canalizar dinero desde Harvard a esta inversión conjunta. Luego, GBE y su subsidiaria Terracal comenzaron a adquirir tierras agrícolas en Guadalupe y su entorno en Piauí, donde propusieron desarrollar sus operaciones de caña de azúcar así como un proyecto de plantación de tomate a gran escala. También se adquirieron tierras en los estados vecinos para proyectos similares de grandes plantaciones. Entre junio de 2008 y junio de 2015, Harvard transfirió más de 264 millones de dólares a GBE para adquirir tierras agrícolas.

Granflor/Caracol

La entrada de Harvard a la agricultura brasileña estuvo precedida por inversiones en plantaciones forestales. Algunos de estos negocios fueron coordinados por dos empresarios brasileños del sector forestal: Romualdo Maestri y Victor Hugo Silveira Boff, quien es el cofundador de la compañía Granflor Agroforestal. En 2008, Harvard y estos dos empresarios crearon una compañía en la ciudad brasileña de Porto Alegre, llamada Caracol Agropecuaria. Esta compañía, 100% propiedad de Harvard a través de varias subsidiarias que están registradas en el estado de Delaware en Estados Unidos, recibió 60 millones de dólares de la compañía de administración de fondos de Harvard, Blue and Marble Holdings, entre junio de 2008 y junio de 2016 para la adquisición de tierras agrícolas, principalmente en Bahía. Durante este mismo periodo, Harvard parece haber pagado a Maestri y Silveira Boff más de 10 millones de dólares por servicios de inversión a través de su compañía Mb-Gestão e Projetos.

La apuesta de Harvard por tierras agrícolas brasileñas se transformó en un desastre financiero para el fondo de dotación. En 2017 la universidad tuvo que reducir el valor de los recursos naturales que posee en 1100 millones de dólares y ha estado luchando para encontrar compradores para sus propiedades agrícolas [4]. La última declaración de impuestos y registros de tierras, indican que un pequeño número de sus propiedades brasileñas ya fue vendida.

Los negocios en tierras agrícolas brasileñas han sido especialmente desastrosos para las comunidades rurales que viven en el área donde Harvard compró tierras. En septiembre de 2018, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos y GRAIN publicaron un informe documentando las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en algunas de las fincas propiedad de Harvard en Brasil y la falta de auditorías previas por parte de la universidad [5]. Otras investigaciones e informes realizados por organizaciones no gubernamentales y publicaciones en medios de prensa hicieron referencia a nuestros hallazgos. Desde entonces, los líderes de las comunidades de Brasil y los estudiantes y docentes de Harvard han exhortado a la universidad a hacer lo necesario para remediar esta situación. Pero los administradores y el gerente del fondo se han mantenido en silencio y se rehúsan a ceder.

Nuestras últimas investigaciones en terreno, realizadas en Brasil, muestran que la situación no ha cambiado, y, si algo cambió, parece haber empeorado. Además, información reciente muestra que Harvard compró en Brasil más tierras agrícolas de las que se pensaba previamente y que sus operaciones están relacionadas, a niveles alarmantes, con la deforestación y los incendios forestales en el Cerrado brasileño (la sabana con mayor biodiversidad en el mundo), con serias consecuencias en la crisis climática [6]. (Ver Mapa de las adquisiciones de tierras agrícolas de Harvard en Brasil).

El fondo de dotación de Harvard se describe a sí mismo como un “inversionista a largo plazo” y afirma estar comprometido con “ser un buen administrador de la tierra que poseen y administran” [7]. Nuestra investigación muestra que la universidad ha fallado totalmente en cumplir sus propias directrices. La universidad aún puede rectificar esta situación, pero esto requeriría interrumpir las ventas de sus tierras en Brasil, devolvérselas a las comunidades afectadas y pagar alguna forma de reparación. Esto es lo que demandan los estudiantes de Harvard y las comunidades brasileñas afectadas.

Otros fondos de dotación o fondos de pensión que estén pensando comprar tierras agrícolas, como respuesta a la actual crisis económica, deben tomar nota. Si hay algo que ha crecido y se ha fortalecido durante la última década, es la resistencia al acaparamiento de tierras, en Brasil y en todo el mundo [8]. Las compañías financieras que se atrevan a copiar la especulación en tierras agrícolas de Harvard resultarán malparadas.

Evaluando costos

“Estamos acostumbrados a vivir de la pesca y de la agricultura. Aún puedo recordar el olor del arroz cuando estaba siendo cosechado. Pero ahora ya no podemos sembrar nuestros propios cultivos”.

Éstas son las palabras de un lugareño de Arthur Passos, una comunidad rural del estado de Piauí, en el nordeste brasileño, en octubre de 2019 [9]. Hace diez años, obtuvieron el reconocimiento oficial como comunidad afro-descendiente (quilombola), con protección especial de las leyes brasileñas y, con esto, comenzaron un proceso para asegurar el título oficial sobre su territorio. Pero en 2013, lamentablemente, este proceso fue interrumpido.

Una poderosa compañía, perteneciente al Fondo de Dotación de la Universidad de Harvard, llegó y reclamó toda el área que rodeaba las casas de la comunidad. La compañía, Terracal —una subsidiaria de otra compañía propiedad de Harvard, Gordian Bioenergy— construyó un cercado de 17 km. y contrató guardias de seguridad para mantener alejada a la gente. Los habitantes de Arthur Passos ya no pudieron seguir con la caza, la pesca, plantar cultivos, pastorear sus ganado o recolectar frutos, plantas medicinales y leña de los bosques, como siempre lo habían hecho.

Terracal taló bosques en estas tierras y se preparaba para seguir adelante con el proyecto de una gran plantación irrigada, que cubriría 45 mil hectáreas. Pero en 2015, Harvard suspendió repentinamente el proyecto y retiró una inversión planificada de 350 millones de dólares. La universidad ordenó a sus administradores brasileños vender la propiedad lo más rápido posible [10].

Al parecer, Harvard aún tiene que encontrar a algún comprador y las tierras han permanecido ociosas durante los últimos cinco años. La única presencia de la compañía son sus guardias de seguridad, que están ahí para impedir que los habitantes de Arthus Passos —a los que la compañía llama “okupas”— regresen a las tierras en las que están desesperados por cultivar una vez más.

La comunidad de Baixão do Aleixo, en el vecino estado de Bahía, en el nordeste, está en una situación similar. La subsidiara Terracal de Harvard llegó a su territorio en el 2010, cuando compró un discutido título de una gran superficie de tierras, a una acaudalada familia de Brasil. Desde entonces, ha existido un tenso conflicto entre Terracal y los pobladores, que han usado la tierra para pastorear su ganado durante generaciones [11].

La compañía ha sido despiadada en sus tácticas. La gente de la comunidad dicen que las personas contratadas por la compañía les han ofrecido sobornos, deliberadamente han puesto a los vecinos unos contra otros y recurren a la violencia amenazando e intimidando a las personas.

“Teníamos que estar vigilantes, siempre en la espera de a qué hora nos iban a matar”, señala un residente. “Una vez, estábamos en esta casa y llegó un coche lleno de hombres armados. Se detuvieron y salieron a marcar puntos en el suelo”.

Las comunicaciones entre Harvard y sus administradores brasileños, que se hicieron disponibles gracias a un caso en una corte laboral presentado por un ex empleado de Terracal, muestran que Harvard tenía conocimiento del conflicto con los pobladores locales y su propiedad en Bahía. Cuando el director de operaciones en Brasil le señaló al administrador superior del Fondo de Harvard que estaban ocurriendo “invasiones” en la propiedad de Bahía, su Vicepresidente (de Riesgo Legal), Pamela Egleston, preguntó, “¿Qué estamos haciendo para sacarlos?” a lo que el director de operaciones de Brasil respondió, “Estamos haciendo cosas … Estamos hablando con el gobierno, Estamos haciendo lo que siempre hacemos.”

La gente de Baixão do Aleixo no ha cedido en su lucha por defender sus tierras. Ha enfrentado a la compañía en la corte y ha protestado ante cualquier jugada que la compañía hace para impedir que utilicen las tierras.

Durante todo este tiempo Harvard ha estado tratando de encontrar un comprador para esta y otras propiedades que Terracal compró a su nombre. Pareciera que la universidad no está interesada en cultivar estas tierras; sólo quiere mantenerlas vacías hasta que pueda cerrar una venta.

El barco de Harvard se hunde

“Esto es lo que ocurre. Lo que me aterra es que nuestro dinero se acabe, no hay más dinero. Cada vez que tenemos un informe de Vitório, aparecen más gastos. Ahora hay una mujer a quien le debemos más de 300 mil reais porque fue despedida durante su embarazo. Tenemos otros cincuenta y cinco mil de quién sabe … no sé qué más aparecerá. Nuestro dinero se acaba. Diómedes, ¿qué ocurrirá el año entrante cuando ya no tengamos nada de dinero? Ay, por favor, estoy aterrado. Tengo el 99% de este proyecto. No sé qué voy a hacer. De verdad estoy perdiendo el sueño por esto. Y creo que todos necesitamos pensar alguna forma inteligente para reducir costos, en donde podamos y, al mismo tiempo, vender todo lo que podamos lo mejor que podamos. Realmente no creo que, en este punto, vaya a aparecer un salvador que nos pague una suma increíble para comprar todos nuestros negocios en el extranjero y sacarnos del mapa. Diómedes, ¿quién, en este mundo, se subirá a este barco?”

Éstas son palabras de Colin Butterfield, director de inversiones en recursos naturales del Fondo de Dotación de Harvard, en conversación con Diomedes Christodoulou, jefe de Gordian Bioenergy (GBE) y el arquitecto del desastroso sistema de tierras agrícolas brasileñas de la Universidad de Harvard. Supuestamente, Harvard perdió 150 millones de dólares en solamente uno de sus varios proyectos de tierras agrícolas que GBE vendió a la universidad en el estado brasileño de Piauí [12].

Reunión entre el gobernador de Piauí, Wellington Dias (izq.) y Diomedes Christodoulou, jefe de Gordian Bioenergy, enero de 2018. Credito: siteantigo.pi.gov.br. – Andre Oliveira

Christodoulou es un ex ejecutivo de Enron que convenció a los administradores del fondo de Harvard de financiar un sistema para adquirir grandes áreas de tierras agrícolas en partes remotas de la región del Cerrado de Brasil, para proyectos agrícolas a gran escala. La plana mayor de este esquema, administrada a través de Gordian Bioenergy y Terracal, su subsidiaria brasileña, fue estructurada mediante una compleja red de compañías, que operan a través de paraísos fiscales, como las Islas Caimán, el estado de Delaware de los Estados Unidos y la isla de Man [13]. (ver Organigrama de GBE. Haga clic aquí para ampliar).

Durante un periodo de unos cinco años, GBE y Terracal adquirieron para Harvard más de 30 establecimientos en cinco estados del nordeste brasileño, totalizando 168 mil hectáreas —un área de más del doble del tamaño de la ciudad de Nueva York.

En 2019, un ex empleado de Terracal llevó a GBE y a Harvard a las cortes y presentó un escrito de más de 2 mil páginas de correspondencia entre los ejecutivos y administradores de Harvard y varias compañías involucradas en la operación. El documento arroja una extraña luz sobre el funcionamiento interno del Fondo de Harvard por 40 mil millones de dólares.

El documento deja en claro que Harvard sabía de los conflictos con las comunidades locales que viven cerca de sus fincas. También muestra que Harvard tenía conocimiento de que muchas de las tierras que compró estaban cubiertas por bosque nativo y que convertir estas tierras en plantaciones a gran escala, ocasionaría una gran deforestación. Los mapas de la evaluación de la propiedad de Bahía, cerca de Baixão do Aleixo, realizada para Harvard por Deloitte, muestran que la propiedad está completamente cubierta por vegetación nativa. (Ver Evaluación de Deloitte de la finca de Boqueirão, Bahía, Brasil, mayo de 2017. Haga clic aquí para ampliar)

Y aun así, no hay ninguna nota, dentro de estas más de 2 mil páginas de documentos y correspondencia, que pudiera indicar que los administradores de Harvard estaban preocupados por el impacto de sus negocios agrarios sobre las comunidades locales o sobre el ambiente. La única preocupación de Harvard parece ser la venta de las propiedades, lo más rápido posible, a cualquiera que pueda pagar lo más cercano al precio pedido.

Una cosecha tóxica

Terracal no fue la única compañía que Harvard usó para adquirir tierras agrícolas en Brasil. Hubo otras dos operaciones, realizadas en forma separada a través de diferentes compañías brasileñas: una a través de Caracol Agropecuária y mediante Insolo Agroindustrial.

Caracol adquirió cerca de 100 mil hectáreas de tierra en Bahía, pero las tierras aún tienen que entrar en producción. La propiedad está asediada por conflictos agrarios de larga duración y el fiscal estatal investiga las acusaciones de que la compañía de Harvard no es el legítimo dueño. En octubre de 2019, sin embargo, Caracol recibió la aprobación de las autoridades del estado para desbrozar más de 5 mil hectáreas de bosque nativo en sus propiedades, para propósitos agrícolas [14].

Insolo es administrada por una familia brasileña de empresarios que, durante las dos últimas décadas, se convirtió en uno de los mayores propietarios de tierra en Piauí. Algunas de las tierras que adquirieron para Harvard, y que ahora las administran, están cerca de los montes de Quilombo y Riozinho —junto a las comunidades de Salto, Morro d’Agua y el asentamiento de Rio Preto.

En octubre de 2019, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos realizó entrevistas a los pobladores locales relacionadas con el impacto sobre sus comunidades de las fincas que son de propiedad de Harvard y de otras plantaciones a gran escala en el área. Uno de los principales problemas es el uso intensivo de pesticidas y otros productos químicos, que son aplicados a la tierra mediante tractores y aviones. Los pesticidas confluyen hacia la comunidad, afectando a las casas de los lugareños y contaminando la producción de alimentos, enfermándolos y dañando sus cultivos. Debido que las fincas están situadas en las planicies altas, los pesticidas también contaminan las fuentes de agua en los valles.

“Durante toda la temporada de lluvias, de octubre a abril, el agua de las tierras altas escurre aguas abajo y llena nuestros cauces con agrotóxicos”, señala un lugareño. “Ésta es el agua que consumimos. Acá no tenemos pozos, ni agua corriente; bebemos de los arroyos y bebemos todos los agrotóxicos que corren agua abajo.”

“El agua viene lodosa y huele mal”, señala otro lugareño. “En el río, vemos a los pequeños peces flotando en la superficie, muertos. Nunca antes había visto algún pescado muerto. Cuando vamos a pescar, si vamos en la mañana, nos toma hasta la tarde pescar algo. No hay más peces en el río debido al veneno”.

Los lugareños señalan también que sus fuentes de agua se están secando por culpa de las fincas de Harvard y otras grandes fincas en el área, que usan grandes sistemas de riego por aspersión.

“Hay una finca aquí, a un costado de la finca Galileia, administrada por Insolo. Deforestó 10 mil hectáreas y se secaron dos humedales”, relata un lugareño. “Antes nuestro ganado no podía pasar por los humedales porque se podía atascar, pero ahora están pastoreando al interior del terreno pantanoso. Esto comenzó hace cerca de siete años. Ahora hay agua sólo en la temporada de lluvias. La deforestación llegó justo hasta el borde de ambos pantanos. La finca Galileia está justo en la cabecera de los dos humedales y tememos que ahora vayan a perforar un pozo para obtener más agua de ahí”.

Los registros de tierras indican que Harvard vendió la finca de Galileia en 2017 a la compañía de agronegocios Grupo Peteca, pero parece que aún es propietario de las otras tierras agrícolas que adquirió a través de Insolo en la misma área [15].

La historia es similar en la municipalidad de Santa Filomena, en otra parte de Piauí, donde Insolo administra más fincas para Harvard. Integrantes de la comunidad de Baixão Fechado dicen que las fincas de Harvard los han privado de las tierras que tradicionalmente usaban para pastorear su ganado y los sistemas de riego de las plantaciones de Harvard están secando sus fuentes de agua.

“Antes de las fincas, las personas iban al Cerrado para pastorear sus animales y ahí ya no hay más agua tampoco, eso ya se terminó”, declaro otro lugareño.

Evidencia creciente de crímenes ambientales

Varias investigaciones recientes también han mostrado cómo las adquisiciones de fincas brasileñas de Harvard están conectadas con la deforestación a gran escala del Cerrado brasileño.

El Cerrado es la sabana más grande y con más biodiversidad del mundo, un depósito vital de dióxido de carbono, y se considera también “el lugar de nacimiento de las aguas”, donde se origina la mayoría de los principales sistemas de ríos de Brasil. Pero en los años recientes se ha convertido en la principal frontera de expansión para las plantaciones industriales a gran escala en Brasil. Durante la década pasada, el área ha sido testigo de un 50% de más deforestación que en el Amazonas, con la pérdida de más de 10 millones de hectáreas de cobertura de árboles nativos.

Chain Reaction Research usó imágenes satelitales para examinar la deforestación en las fincas de propiedad de Harvard, entre los años 2000 y 2017. Encontró que al menos 53 mil 117 hectáreas de bosque fueron desbrozadas durante el periodo – un área 625 veces el tamaño del campus de Harvard en Cambridge, Massachusetts [16]

Gran parte de la deforestación que tiene lugar en el Cerrado es el resultado de los incendios deliberados, que los agronegocios provocan para expandir sus posesiones. El año pasado se observó un pronunciado aumento en el número de casos respecto al año anterior, lo cual muchas personas atribuyen al fuerte apoyo a los agronegocios de parte del entonces nuevo gobierno de Jair Boslonaro. Entre agosto y septiembre de 2019, el número de incendios en el Cerrado aumentó un 78% llegando a 22.989 hectáreas [17]

Una investigación realizada por AidEnvironment encontró que las fincas de Harvard se superponen con las áreas de el Cerrado donde hubo una gran concentración de incendios forestales en 2019. También encontraron evidencia de numerosos incendios al interior de algunas de las propiedades de Harvard [18]. Esto último fue confirmado por visitas en terreno a las comunidades realizadas por Rede Social de Justiça e Direitos Humanos en octubre de 2019.

Los lugareños de Arthus Passos creen que los incendios fueron deliberados, como una forma de evitar que ellos entren al área. En Baixão Fechado tienen menos certeza de cómo se iniciaron estos incendios, pero están claros de que la situación, en relación a los incendios, empeoró desde que Insolo, la compañía de Harvard, comenzó con las actividades agrícolas en el área.

Evidencia de incendios en la Fazenda São Pedro, una de las propiedades que forma parte de la gran aglomeración de tierras agrícolas en Guadalupe, Piauí, octubre de 2019, Crédito: Daniela Stefano/ Rede Social de Justiça e Direitos Humanos

“La reserva forestal de la finca de Galileia [de Insolo] está toda quemada. En la reserva que tuvieron que dejar, en las tierras bajas, todo está quemado”. Dice uno de los residentes de Baixão Fechado, hablando acerca del sector de la ex propiedad de Harvard, que la compañía estaba legalmente obligada a proteger como reserva y a no desbrozarla para actividad agrícola. “No sé si ellos mismos iniciaron el incendio, con malas intenciones, o si el incendio llegó desde algún otro lugar … Cada año se vuelve más caluroso y cuando hay un incendio ya no se controla más”. Algunos residentes cercanos a las fincas que administra Insolo dicen que el uso intensivo de pesticidas que hace la compañía, también está contribuyendo a aumentar el daño debido a los incendios.

¿Asumirá Harvard su responsabilidad?

En octubre de 2019. Altamiran Lopes Ribeiro, un defensor de la tierra proveniente de la región de el Cerrado, miembro de la comisión pastoral de tierras, visitó la Universidad de Harvard para hablar con los estudiantes y docentes acerca de los impactos de los negocios de tierras de Harvard, en las comunidades donde él trabaja.

“Estos acaparamientos de tierra están destruyendo los sueños de nuestra gente”, dijo Ribeiro. “Tenemos que denunciar esta idea de que lo que están haciendo los fondos de Harvard es garantizar el futuro de la universidad. Esto es una mentira. Tenemos que intensificar nuestros esfuerzos para detener estas inversiones que financian el acaparamiento de tierras en Brasil y en otros lugares del mundo” [19]

Durante los últimos años, Harvard ha reducido sus inversiones en tierras agrícolas y plantaciones forestales de manera sorprendente. En enero de 2020 vendió sus fincas australianas a otra corporación de Boston, Hancock Agricultural Investment Group, por 120 millones [20]. También parece estar preparando la venta de su controvertido proyecto de viñas en el Valle de Cuyama en California [21]. Sin embargo, en enero de 2020, Harvard también compró una importante participación en la compañía productora de aguacate (paltas) más grande del mundo, Westfalia, que tiene plantaciones en Sudáfrica, México, Chile, Perú y en Estados Unidos. La universidad tuvo el cuidado de destacar el “compromiso con un manejo ambientalmente sustentable” de Westfalia, pero esta nueva inversión da la señal de que la universidad regresa al mercado de tierras agrícolas y plantaciones a gran escala [22].

Harvard debe detener sus destructivas inversiones en tierras agrícolas y aún hacer mucho más. La universidad necesita devolver las tierras a las comunidades y compensarlas por la destrucción de los bosques y las fuentes de agua que son envenenadas con pesticidas y otros productos químicos. Si Harvard va a cumplir con sus propios lineamientos de inversión, necesita terminar con su intención de vender sus tierras en Brasil y debe devolvérselas a las comunidades afectadas, pagando reparaciones por el daño causado. Por último, Harvard necesita reconocer que las tierras agrícolas deben quedar en manos de los pequeños agricultores que producen alimentos para los mercados locales y que las plantaciones de monocultivo promovidas por la universidad son una importante causa del cambio climático y la deforestación. Harvard necesita asumir una posición clara para detener las compras de tierras en Brasil y en otros países.

Esto es lo que los estudiantes de Harvard —los supuestos beneficiarios del Fondo de Dotación— ya están pidiendo. En una declaración publicada en agosto, los estudiantes denunciaron al Fondo de Dotación por “robo de tierras a gran escala” y pidieron a la universidad tomar medidas inmediatas para resolver todos los conflictos agrarios asociados con sus actuales posesiones de tierras y asegurar que las comunidades afectadas sean compensadas adecuadamente por los daños [23].

Referencias

[2] Sitio de internet de la coalición centrado en presionar a TIAA a que se retire de las inversiones en bosques y tierras agrícolas :  https://www.stoplandgrabs.org/en-us/

[3] Lo siguiente está detallado en el informe de GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas”, 6 de septiembre de 2018: https://grain.org/es/article/6013-el-fiasco-de-harvard-mil-millones-de-dolares-en-tierras-agricolas

[4] Michael McDonald, “Harvard Endowment Hit by $1 Billion Natural Resources Writedown”, Bloomberg, 26 de octubre de 2017:  https://www.bloomberg.com/news/articles/2017-10-26/harvard-endowment-hit-by-1-billion-natural-resources-writedown?sref=5DzaVjJc

[5] GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “Harvard’s billion-dollar farmland fiasco”, 6 septiembre de 2018:  https://grain.org/es/article/6013-el-fiasco-de-harvard-mil-millones-de-dolares-en-tierras-agricolas

[6] Friends of the Earth US, GRAIN, National Family Farm Coalition, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El acaparamiento de tierras agrícolas de Harvard y TIAA en Brasil se hace humo”, 18 de octubre de 2019:  https://grain.org/es/article/6341-el-acaparamiento-de-tierras-agricolas-de-harvard-y-tiaa-en-brasil-se-hace-humo

[7] Las Directrices de Inversión Sustentable en Recursos Naturales de Harvard está disponible en: http://www.hmc.harvard.edu/content/uploads/2019/11/NR-Sustainable-Investing-Guidelines.pdf

[8] Ver, por ejemplo, el sitio de internet de la campaña internacional para detener el financiamiento de compañías para invertir en tierras agrícolas y bosques: https://stoplandgrabs.org/en-us/

[9] Entrevistas con lugareños de Arthur Passos y otras comunidades afectadas por los negocios de Harvard en tierras de Piauí y Bahía, realizadas por Rede Social de Justiça e Direitos Humanos in octubre 2019. Por seguridad de los entrevistados sus identidades no se dan a conocer.

[10] La información relacionada con las comunicaciones internas de Harvard en este informe se deriva de los documentos enviados a la Corte Laboral de Brasil, Región 1, en el caso de Ricardo Jose Melo de Moura Junior versus Harvard Management Company et al., iniciado el 15 de mayo 2019.

[11] Para mayor información sobre este caso y otros discutidos en este informe, ver GRAIN y Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El fiasco de Harvard: mil millones de dólares en tierras agrícolas”, 6 de septiembre de 2018:  https://grain.org/es/article/6013-el-fiasco-de-harvard-mil-millones-de-dolares-en-tierras-agricolas

[12] Michael McDonald y Tatiana Freitas, “Harvard Blew $1 Billion in Bet on Tomatoes, Sugar, and Eucalyptus”, Bloomberg, 1 de marzo de 2018:  https://www.bloomberg.com/news/articles/2018-03-01/harvard-blew-1-billion-in-bet-on-tomatoes-sugar-and-eucalyptus?sref=5DzaVjJc

[13]. La estructura completa de las operaciones es detallada en documentos enviados a la Corte Laboral de Brasil, Región 1, en el caso de of Ricardo Jose Melo de Moura Junior versus Harvard Management Company et al., iniciado el 15 de mayo de 2019.

[14] Instituto Do Meio Ambiente E Recursos Hídricos-Inema, Portaria N 19.388, 22 de octubre de 2019.

[15]. Basado en la información compilada por AidEnvironment (octubre 2019), usando bases de datos de INCRA.

[16] CRR, “Foreign Farmland Investors in Brazil Linked to 423,000 Hectares of Deforestation”, 17 de diciembre de 2018:  https://chainreactionresearch.com/report/foreign-farmland-investors-in-brazil-linked-to-423000-hectares-of-deforestation/

[17] Roland Hughes, “Amazon fires: What’s the latest in Brazil?”, 12 octubre de 2019: https://www.bbc.com/news/world-latin-america-49971563

[18] Friends of the Earth US, GRAIN, National Family Farm Coalition, Rede Social de Justiça e Direitos Humanos, “El acaparamiento de tierras agrícolas de Harvard y TIAA en Brasil se hace humo, 18 de octubre de 2019:  https://grain.org/es/article/6341-el-acaparamiento-de-tierras-agricolas-de-harvard-y-tiaa-en-brasil-se-hace-humo

[19] Ver tweets de ActionAid USA  https://twitter.com/ActionAidUSA/status/1186339824812331011 y el video publicado por Divest Harvard  https://www.facebook.com/divestharvard/videos/altamiran-lopes-ribeiro-and-divest-harvard/945744579132305/

[20] Ellen M. Burstein and Camille G. Caldera, “Harvard Management Company invests in Avocados, Sells Other Natural Resource Assets”, Harvard Crimson, 22 de enero de 2020: https://www.thecrimson.com/article/2020/1/22/hmc-invests-in-avocado/

[21] Brodiaea, subsidiaria de Harvard, recientemente envió los planos para los condados de San Luis Obispo y Santa Barbara, para un ajuste de límites de lotes, dividiendo sus 2800 hectáreas en 5 parcelas, lo que indicaría que es una preparación para la venta.

[22] Ellen M. Burstein and Camille G. Caldera, “Harvard Management Company invests in Avocados, Sells Other Natural Resource Assets”, Harvard Crimson, 22 de enero de 2020: https://www.thecrimson.com/article/2020/1/22/hmc-invests-in-avocado/

[23] Divest Harvard, “As the Amazon burns, we call on Harvard to cease its investment in farmland”, 23 de agosto de 2019: https://farmlandgrab.org/29115

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/el-acaparamiento-de-tierras-de-harvard-en-brasil-es-un-desastre-para-las-comunidades/

Fuente original : GRAIN

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Inconscientes

Por: Juan Torres López.

 

Imaginen que una nave tripulada por seres procedentes de otra civilización inteligente (distinta a la nuestra, por lo tanto) se acerca a la Tierra para conocer su naturaleza y cómo vivimos sus habitantes.

Enseguida descubren que allí se ha propagado un virus que infecta a millones de personas y que produce docenas de miles de muertes, en casi todos los lugares y muchas más de las que registran las estadísticas a las que tienen acceso, gracias a su conocimiento y tecnología, muy superiores a los de la Tierra.

Para saber la situación más concreta, los efectos que realmente está teniendo la epidemia y las medidas que estos humanos llevan a cabo para paliarlos, deciden acudir a la más alta autoridad de la máxima potencia económica, militar, cultural y política de ese planeta, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Justo cuando van a ponerse en contacto con él, se encuentra dando una rueda de prensa en la que propone inyectar desinfectante y luz en el cuerpo de las personas afectadas como forma de acabar con él. Incrédulos, los visitantes deciden, entonces, recurrir a otras fuentes de conocimiento.

Comprueban más tarde que, al principio de la epidemia, todos los líderes y gobiernos de planeta le había quitado importancia pero que ahora todos sin ninguna excepción la contemplan con sofoco y la consideran de gran peligro. Ya saben que se trata de un mal global, cuya expansión no es posible detener mediante fronteras físicas y que se requeriría una actuación así mismo global para poder hacerle frente con algún éxito, por ejemplo, compartiendo recursos sanitarios, investigando en equipo la obtención de vacunas o poniendo a disposición unos de otros el conocimiento y los medios materiales, personales o económicos necesarios para evitar una catástrofe.

Los visitantes, sin embargo, comprueban que no se ha producido ningún tipo de encuentro global porque las instituciones en donde solían sentarse todos los países del planeta sin excepción, como las Naciones Unidas, hace tiempo que están devaluadas y apenas tienen influencia en las decisiones de los países más poderosos. Es más, el presidente de la gran potencia mundial había decidido que su país (el más rico del planeta) dejase de contribuir y colaborar, precisamente en ese momento,  con su oficina dedicada a combatir este tipo de desastres sanitarios, la Organización Mundial de la Salud.

Los visitantes extraterrestres no pueden explicarse la actuación de los humanos de la Tierra en materia de prevención vírica. Los científicos de ese planeta saben que allí hay más de 300.000 virus que podrían producir un efecto parecido o peor que el Covid-19 y, a pesar de ello, sus gobiernos siguen dejando el descubrimiento de vacunas y remedios en manos de laboratorios privados, los cuales, lógicamente sólo tratarán de descubrir aquello que resulte rentable a sus propios negocios y no al interés general. La situación de desarme sanitario les parece tan increíble como absurda. No pueden entender que Estados Unidos dedique casi 600.000 millones de euros a gasto militar y luego resulte que el 80 % de las medicinas que se consumen en su interior provengan de China, que se supone que es uno de los adversarios que justifican semejante dispendio militar.

Los visitantes se sorprenden especialmente de esta falta de colaboración global cuando se dan cuenta de que las cadenas globales de suministro de alimentos están cediendo, algo que ha puesto de relieve, entre otros muchos investigadores, un economista al servicio de la FAO, la oficina de las Naciones Unidas dedicada a los problemas de la alimentación, en un artículo aparecido en la revista Nature. Allí se señalan algunos ejemplos de lo que, en realidad, está pasando en todo el país: «En India, los agricultores están alimentando con fresas a las vacas porque no pueden transportar la fruta a los mercados de las ciudades. En Perú, los productores están vertiendo toneladas de cacao blanco en el vertedero porque los restaurantes y hoteles que normalmente lo comprarían están cerrados. Y en los Estados Unidos y Canadá, los agricultores tuvieron que tirar la leche por la misma razón. Legiones de trabajadores migrantes de Europa del Este y África del Norte están atrapados en las fronteras, en lugar de cosechar en las granjas de Francia, Alemania e Italia. Estados Unidos, Canadá y Australia dependen en gran medida de los trabajadores agrícolas temporales que no pueden viajar debido a restricciones de virus». Y también se advierte en ese artículo de que el miedo a la pandemia ha producido «reacciones en cadena caóticas» muy peligrosas que ya han hecho subir los precios de productos básicos para la alimentación humana, como el trigo (8 % en comparación con los de marzo del año pasado) o el arroz (25 %).

Esa información hace que los visitantes se interesen por el hambre y descubren también que afecta a 821 millones de personas, a pesar de que sólo con los productos alimenticios que se desperdician en todo el planeta se podría alimentar a 1.260 millones de seres humanos todos los años. Cuando analizan la forma en que los humanos de la Tierra organizan la producción y el consumo de los productos básicos que necesitan, los visitantes se sorprenden sobremanera del gran daño que provocan sobre su medio ambiente natural y, a su vez, del coste tan enorme que esto lleva consigo, tanto en dinero como en vidas humanas.

Así, la contaminación del aire mata a siete millones de personas cada año y los desastres naturales causados por el clima a unas 600.000. El 40 % de la población mundial ya tiene problemas con la escasez de agua y todos los años mueren 2,2 millones de personas por simples diarreas. Como consecuencia en gran parte del modo de vida existente en la Tierra, el nivel del mar ha subido el doble de lo previsto en los últimos 25 años, un tercio de las especies marinas están en riesgo por el cambio climático, las capas de hielo que cubren la superficie terrestre se están descongelando un 20 % más de lo previsto por los científicos y la del Ártico se ha reducido en un 40 % en los últimos 35 años. La deforestación (que produce la quinta parte de las emisiones de CO2 que destruyen la Tierra) avanza a un ritmo de 13 millones de hectáreas cada año (casi la cuarta parte de España). Al ritmo en que se produce y consume en el planeta que van a visitar, en 2050 vivirán en tierras desertificadas unos 4.000 millones de personas y la resistencia a los antibióticos, provocada entre otras causas por los contaminantes vertidos en el agua y en los alimentos, será la primera causa de muerte en el mundo ese año.

A los visitantes les confunde la forma económica tan extraña con que los habitantes de la Tierra hacen frente a estos problemas pues se calcula que podrían evitarse con 19,5 billones de euros, mientras que el coste de soportarlos supone 47 billones. Y también les resulta incomprensible que los actuales habitantes de la Tierra no tengan en cuenta que después de los que viven ahora allí tendrán que venir otras generaciones futuras, sus hijos, nietos y biznietos, cuyo bienestar y forma de vida no parece preocuparles. Aunque igualmente les sorprende el escaso cuidado que tienen con los niños pues, como señalaba el informe Acción humanitaria para la infancia 2019 de UNICEF que han consultado, «la infancia sufre la mayor amenaza para su desarrollo en los últimos 30 años». Algo que también produce perplejidad a los alienígenas, porque en ese informe se indica que sólo harían falta 3.500 millones dólares para conseguir que todos los menores del planeta tuvieran cubiertas sus necesidades básicas, más o menos los presupuestos de los 20 o 25 equipos de fútbol europeos con mayor presupuesto.

Las cuestiones económicas asociadas con la propagación del virus llaman extraordinariamente la atención de los visitantes. En concreto, que tampoco en este campo haya habido una respuesta global a los cientos de millones de desempleos que va a producir, ni a la pérdida de las miles de empresas que proporcionan los suministros básicos para la población. Les sorprende también la imprevisión ante la gigantesca crisis de deuda que inevitablemente se producirá una vez que se salga de la crisis actual. Aunque nada les produce tanto estupor como el hecho de que en la Tierra se dediquen casi 125 veces más recursos a realizar apuestas en una especie de casinos financieros, para estos visitantes completamente desconocidos y cuya lógica apenas entienden, que para las actividades directamente encaminadas a satisfacer sus necesidades reales. Unos casinos a cuyo mantenimiento se dedica más atención en la Tierra que al cuidado y a la vida de los seres vivos.

Los visitantes, en fin, tampoco pueden entender que en el planeta que desde las profundidades del espacio se muestra con una belleza formidable sea, en realidad, un infierno innecesario para una parte tan grande de sus pobladores. Y no pueden explicarse cómo, a pesar de la existencia de tantos dioses e iglesias que pregonan la bondad y el amor por todas sus esquinas, haya tantos conflictos armados, un ambiente tan extendido de odio y revanchismo y un sentido tan escaso de la solidaridad y de la cooperación mutua.

Más que nada, en el informe que realizarán de sus descubrimientos sobre el planeta Tierra, destacarán la falta de conciencia de sus pobladores sobre su propia existencia y sobre el hecho de que conforman una civilización que se encuentra en peligro real y cercano de extinción como consecuencia de sus decisiones decisiones.

Ya de vuelta, uno de los alienígenas señaló en su tableta orgánica una de las páginas de Pensamientos despeinados, un librito de Stanislaw J. Lec que había escaneado como recuerdo en la biblioteca de unos pueblos que habían visitado.

– Aquí está lo que les pasa a estos humanos, dijo: es un planeta que «tiene la conciencia limpia; no la ha usado nunca».

Fuente del artículo: https://rebelion.org/inconscientes/

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Brasil: Indígenas brasileños hacen un llamado en medio de la pandemia

América del Sur/Brasil/22-03-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Las comunidades indígenas brasileñas continúan preocupadas por la deforestación y la falta de atención del Gobierno y de la comunidad internacional.

El líder y defensor de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), Luiz Eloy Terena, hizo un llamado de alerta al Gobierno de Brasil y a la comunidad internacional, para que atiendan los efectos negativos de la deforestación que va en aumento en el Amazonas.

Terena, denunció la existencia de vínculos entre la administración del presidente Jair Bolsonaro y las actividades extractivistas que han afectado a las comunidades que habitan en los territorios amazónicos.

«Si Bolsonaro logra permitir la minería en tierras indígenas, no solo significará una mayor destrucción del bosque y sus ríos, sino un genocidio generalizado de varios grupos indígenas», aseguró el líder.

En 2019, fueron registrados en el Amazonas más de 80.000 incendios donde se perdieron al menos 9.762 kilómetros cuadrados de selva tropical, según los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil.

Una de las causas del fatídico hecho fue la práctica de expansión que suelen utilizar ganaderos y agricultores de la región para incrementar su producción afectando los territorios indígenas.

Los reclamos exigen una solución ante el hecho, por lo que el defensor indicó que, «La seguridad jurídica de nuestros territorios debe ser una prioridad mundial y las políticas globales de cambio climático deben realizarse junto a organizaciones indígenas y territoriales para ser verdaderamente efectivas».00

Entre sus reclamos, también piden a la comunidad internacional, especialmente a la Unión Europea, el rechazo al acuerdo UE-Mercosur, «ya que las empresas europeas y norteamericanas se encuentran entre las que más explotan los recursos de la selva tropical», así lo indicó Terena.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/brasil-indigenas-llaman-comunidad-internacional-deforestacion-20200321-0002.html

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Amazonía brasileña alcanzó su mayor deforestación de los últimos cinco años

América del Sur/Brasil/09-02-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Los ecologistas atribuyen el crecimiento a las medidas de flexibilización de la fiscalización y a la retórica antiambientalista de Jair Bolsonaro.

La Amazonía brasileña perdió 284.3 kilómetros cuadrados de cobertura vegetal durante enero de 2020, sufriendo la mayor deforestación para este mes desde 2016 y doblando la del mismo período de 2019, cuando ascendió a 136.2 kilómetros cuadrados, dio a conocer este lunes el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe).

El Inpe divulgó estos datos a partir de una proyección provisional de la deforestación que realiza con base en un sistema de alertas de alteraciones en la cobertura forestal de la Amazonía a partir del análisis de imágenes de satélite.

Anteriormente, el Instituto había advertido que la deforestación de la Amazonía brasileña saltó un 85 por ciento el año pasado, desde unos 4.219 kilómetros cuadrados en 2018 hasta más de 9.165 kilómetros cuadrados en 2019, con lo que también llegó a su mayor nivel desde 2016.

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Los ecologistas atribuyen el crecimiento a las medidas de flexibilización de la fiscalización y a la retórica antiambientalista del actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro, que defiende la explotación económica de la mayor selva tropical del mundo y el fin de la demarcación de nuevas reservas indígenas.

De acuerdo con organizaciones no gubernamentales, la retórica del líder ultraderechista contra la Amazonía incentiva la ocupación ilegal de los bosques por parte de invasores y madereros clandestinos. Pese a las críticas, Bolsonaro presentó esta semana a consideración del Congreso un proyecto de ley para permitir la minería, la explotación de petróleo y la construcción de hidroeléctricas en las reservas indígenas.

Asimismo, la deforestación ha sido señalada como una de las principales causas de los incendios forestales que aumentaron un 30 por ciento el pasado año y destruyeron parte de la Amazonía, causando conmoción en el mundo entero.

Diferentes analistas han sostenido que los altos datos de deforestación en enero indican que los ataques de madereros y agricultores comenzaron más temprano este año, pues por lo general este mes los índices de devastación forestal son reducidos debido a las lluvias del período, que dificultan la movilización de maquinaria pesada en las áreas selváticas.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/-deforestacion-amazonia-alcanza-maximo-cinco-anos-20200207-0033.html

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Incendios forestales: el cambio climático y la deforestación aumentan el riesgo global

Por: Tim Schauenberg

Enormes incendios forestales han estado ardiendo en Australia durante meses. Pero el riesgo de incendios está aumentando en todas partes. Una mirada al vínculo entre el cambio climático y esta tendencia devastadora.

Después de meses de calor extremo y sequía en Australia, finalmente llegaron los incendios. Australia experimenta incendios forestales cada año. Pero este año son particularmente extremos, y el verano en el hemisferio sur acaba de comenzar.

Según la evaluación preliminar de los incendios, ocho millones de hectáreas han sido destruidas por las llamas hasta el momento. Veinticinco personas y millones de animales han muerto. Regiones enteras se han quedado sin energía y las nubes de humo ahora cubren la mitad del continente.

Docenas de incendios arrasan el paisaje australiano. Millones de animales y 25 personas han muerto hasta ahora.

Docenas de incendios arrasan el paisaje australiano. Millones de animales y 25 personas han muerto hasta ahora.

Pero Australia no es el único lugar en llamas. En 2019, la plataforma en línea Global Forest Watch Fires (GFW Fires) contó más de 4,5 millones de incendios en todo el mundo que fueron mayores de un kilómetro cuadrado. Eso es un total de 400.000 incendios más que en 2018.

«El número de incendios y su tamaño varían de año en año, pero la gran tendencia es que el riesgo de incendio aumenta a nivel mundial», dijo a DW Susanne Winter, gerente del Programa Forestal de WWF en Alemania.

Las razones por las cuales los incendios comienzan y se establecen en principio son complejas. Pero los expertos ahora apuntan a una conexión entre el creciente número de incendios y las temperaturas oceánicas más cálidas como resultado del cambio climático.

Los mares más cálidos actúan como aceleradores de fuego

Los gases de efecto invernadero producidos por el hombre han elevado la temperatura promedio de la Tierra en un grado Celsius estimado desde el siglo XIX. La superficie del mar también se ha calentado 0,8 grados centígrados. Cuanto más cálido se vuelve el océano, menos energía y CO2 de la atmósfera es capaz de absorber y almacenar el agua.

«El océano es como el aire acondicionado del planeta», explica Karen Wiltshire, subdirectora del Instituto Alfred Wegener de Investigación Marina y Polar.

Los fuertes vientos conducen el fuego cada vez más profundamente en el monte. Es casi imposible extinguir los incendios en este punto.

Los fuertes vientos conducen el fuego cada vez más profundamente en el monte. Es casi imposible extinguir los incendios en este punto.

Las consecuencias de esto podrían ser devastadoras. Si el mar continúa calentándose, tendrá un enorme impacto en el clima, desde temperaturas extremas, tormentas y sequías hasta inundaciones y temporadas de lluvias tardías que perturban los ecosistemas.

Cuando fuertes vientos desgarran paisajes cálidos y secos como Australia, el riesgo de incendios forestales aumenta significativamente. Pero el riesgo también está creciendo en regiones que alguna vez fueron templadas y frescas.

Incluso el Ártico está ardiendo

Además de los grandes incendios en Europa y California, en 2019 también se produjeron incendios forestales en el Ártico. «El tipo de incendios que nunca habíamos visto antes», dice Clare Nullis de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El fuego se encuentra con el hielo. La cicatriz de la quemadura claramente visible de uno de los muchos incendios forestales en Siberia en 2019.

El fuego se encuentra con el hielo. La cicatriz de la quemadura claramente visible de uno de los muchos incendios forestales en Siberia en 2019.

Alaska experimentó temperaturas récord de hasta 32 grados centígrados, creando condiciones para los incendios. Según la OMM, podemos esperar ver arder los bosques en el hemisferio norte como nunca lo han hecho en los últimos 10.000 años.

En Alberta, en el norte de Canadá, cientos de incendios quemaron durante meses más de 800.000 hectáreas de tierra en el verano de 2019. Según las estimaciones de las autoridades rusas, se quemaron alrededor de 9 millones de hectáreas de bosque en Siberia, un área más grande que todo Portugal. El humo tóxico se asentó sobre pueblos y ciudades.

 Waldbrände in Sibirien im Juli 2019 (NASA/J. Stevens)

Columnas de humo de incendios siberianos en julio de 2019 a la deriva a cientos de kilómetros hacia el oeste desde el este

Los humanos tienen la culpa del incendio de los bosques

Los incendios son en realidad un proceso natural en la regeneración y renovación de los ecosistemas. Sin embargo, el 96 por ciento de los incendios del mundo ahora están siendo provocados deliberadamente o causados involuntariamente por humanos. Solo el 4 por ciento de los incendios se dan naturalmente, por ejemplo, debido a la caída de rayos, según un informe de WWF.

Muchas áreas se limpian utilizando el método de tala y quema para dar paso a la agricultura, la ganadería o la industria, particularmente en la región amazónica. También en Indonesia, más de 27 millones de hectáreas de bosque han sido destruidas desde 1990 para las industrias del papel y el aceite de palma.

Infografik Karte Waldbrände weltweit ES

África

Los datos de Global Forest Watch Fires muestran que muchos incendios afectan a África, desde Sudán del Sur hasta África Occidental. Los expertos dicen que la alta densidad de población ha llevado a un uso cada vez más intensivo de los recursos naturales, lo que significa que los ecosistemas tienen cada vez menos tiempo para recuperarse. Y los incendios también se están volviendo más comunes.

«La razón principal de esto es el uso generalizado de los cultivos itinerantes», explica Winter. «Los propietarios de tierras y los agricultores usan el fuego para limpiar sus campos, a fin de deshacerse rápidamente de la vegetación y hacer que el suelo sea fértil a corto plazo». Algunos de estos incendios pueden salirse de control y provocar incendios forestales más grandes.

El Amazonas

El año pasado hubo más incendios en Sudamérica que en 2010. Grandes áreas de bosques fueron taladas para la agricultura en la región amazónica en 2019. «Estas no fueron causas naturales», dice Nullis. «Los incendios forestales en Brasil tienen motivaciones políticas. Por supuesto, no podemos compararlos con los incendios en África», agregó Winter.

Entre enero y noviembre de 2019, más del 80 por ciento de los bosques fueron destruidos en comparación con el año anterior. Hace treinta años, el Amazonas todavía estaba tan húmedo que incendios como los que vemos hoy no hubieran sido posibles, dice Winter. Sin embargo, el Amazonas se está volviendo cada vez más seco gracias a la tala cada vez mayor.

Más incendios forestales crean un ciclo de retroalimentación: el CO2 liberado alimenta el cambio climático, lo que a su vez aumenta el riesgo de más incendios.

Más incendios forestales crean un ciclo de retroalimentación: el CO2 liberado alimenta el cambio climático, lo que a su vez aumenta el riesgo de más incendios.

El cambio climático y el ciclo del fuego

La deforestación, el cambio climático y el riesgo de incendios forestales están directamente relacionados. «Estamos lidiando con un efecto de retroalimentación», dice Winter. «Más deforestación significa un aumento en el cambio climático, lo que aumenta las posibilidades de que la vegetación se seque, lo que a su vez aumenta el riesgo de incendio».

Los incendios de 2019 en el Amazonas fueron devastadores. En toda América del Sur se han dado más incendios en comparación con 2010.

Los incendios de 2019 en el Amazonas fueron devastadores. En toda América del Sur se han dado más incendios en comparación con 2010.

Y los incendios continúan aumentando los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Según Greenpeace, cada año se liberan alrededor de 8 mil millones de toneladas de CO2. Esto es aproximadamente la mitad de las emisiones causadas por la quema de carbón en todo el mundo.

Los incendios forestales en Australia ya han liberado la mitad de la cantidad de CO2 que el continente produciría normalmente durante un año. Y el humo ahora se está extendiendo a través del Pacífico hacia Argentina y Chile.

Fuente e Imagen: https://www.dw.com/es/incendios-forestales-el-cambio-clim%C3%A1tico-y-la-deforestaci%C3%B3n-aumentan-el-riesgo-global/a-51946276

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Educación ambiental, la clave para salvar al planeta

                                                                                                                            Por: Myriam Pérez y Paulina Rotman.

La deforestación y destrucción del Amazonas lamentablemente no es algo nuevo, sólo cambian las dimensiones de los incendios ocasionados por las acciones indebidas de los hombres. Una situación preocupante, a la que, hay que encontrarle el lado positivo: la toma de conciencia de diferentes sectores de la humanidad para intentar, al menos, revertir estos procesos que deterioran cada vez más a la Tierra. Eduardo Martínez Carretero, doctor en Ciencias Biológicas, ingeniero agrónomo, especialista en Modelos en Ecología, investigador del Conicet, expresó su preocupación por esta «destrucción masiva», y señaló a la educación como herramienta para intentar un salvataje de la tierra.

-¿Cuáles serán las consecuencias que traerán los incendios del Amazonas al planeta?

La cuenca amazónica cubre aproximadamente 7 millones de kilómetros cuadrados, es decir casi tres veces la superficie de la Argentina. De ese total unas cinco o seis millones están ocupadas por selva tropical. ¿Qué importancia tiene esto? Tiene varias implicancias, una desde el punto de vista biológico que es la tremenda biodiversidad que allí está contenida. Se estiman más de 30 mil especies vegetales, muchas de ellas desconocidas para la ciencia, con lo cual perdemos un potencial de altísimo valor para la humanidad. Ni hablar de los artrópodos (insectos) de los cuales hay entre dos y dos millones y medio de especies. Otra cosa importante es que uno visualiza la selva en cuanto a la capacidad que tiene de captar el anhídrido carbónico de la atmósfera que es el principal gas del efecto invernadero, y ya lleva acumulado hasta el momento unas 100 mil millones de toneladas. Este carbono vuelve a la atmósfera cada vez que se produce un incendio, por lo tanto lo que habíamos retirado a lo largo de la existencia de esta selva lo estamos devolviendo violentamente. Otro aspecto importante es que estas selvas son gigantescas esponjas porque están llenas de agua, y cuando llegan los vientos alisios que se cargan de agua en el Atlántico, se convierten en lo que llamamos ríos de nubes o ríos voladores. Éstos al pasar sobre la selva no sólo descargan sino que siguen cargando agua de transpiración de las plantas. Luego esos vientos distribuyen el agua por el resto de la zona de influencia que tiene en el planeta, algo que no es un detalle nada menor porque no sólo comprende a Brasil, si no también a Argentina y muchos otros lugares.

-¿Qué otro impacto se puede mencionar?

Hay que tener en cuenta que esta selva está sobre suelos muy poco profundos, muy ricos, con mucha materia orgánica, y es la misma selva la que hace de retención de los suelos porque la pendiente general va hacia los grandes ríos. Así es que cuando las lluvias sacan esta cobertura, esos suelos que no tienen la raíz ni toda la estructura que le dan sustento, se erosionan y terminan acumulándose en los deltas como por ejemplo el del Río de la Plata. Esto provoca que haya que canalizarlos para poder llegar a los puertos.

Otro aspecto importante es que la selva tiene muchísimas poblaciones cuya vida, no es solamente sobrevivir y alimentarse ya que este ámbito hace a su idiosincrasia y su religión. Las pérdidas no son solamente desde el punto de vista de la biodiversidad, animal y vegetal, sino también de población y cultura. El impacto es realmente muy grande.

-¿Nuestro país se vería más afectados que otros del planeta debido a la cercanía geográfica?

Los vientos fuertemente dominados por el Anticiclón del Atlántico, se meten en verano al continente con grandes descargas de lluvia sobre la selva, que son las mismas que nos llegan en menor cantidad. Serían las lluvias que tenemos en Mendoza y en San Juan en el verano que es cuando concentramos el 70 por ciento de las precipitaciones, por lo tanto están fuertemente condicionadas a este anticiclón. Así es que de una u otra manera tiene esta relación con nosotros.

-¿Se podrán revertir las consecuencias si se toman decisiones desde los estados nacionales, provinciales, instituciones, incluso desde cada uno en el lugar que ocupe?

En primer lugar hay que tener en cuenta que los fuegos de la Amazonia no son nuevos, hace siglos que se viene quemando. Pero también hay algo interesante para decir: La selva no se quema porque es una esponja llena de agua, el fuego es la última etapa de un proceso que se conoce como roza, tumba, quema. Rozar es eliminar toda la leña, tumbar es bajar los grandes árboles como madera y quemar lo que queda para liberar los campos, es decir terminar con la limpieza. Entonces lo que se está quemando, y en eso tienen razón algunas declaraciones oficiales, es lo desmontado. Normalmente todas estas áreas quemadas terminan siendo aplicadas a la agricultura intensiva, y esto se hace desde hace muchos años tanto en Brasil como en Paraguay y parte de Argentina. Hay otros intereses. Es cierto que la humanidad está creciendo, que necesitamos más alimentos, es cierto que aumentó la productividad por unidad de superficie por la aplicación de tecnologías, pero también es cierto que hacen falta las superficies para cultivar, por lo tanto esto no está exento de intereses que no son meramente conservacionistas.

– Insisto ¿qué aportes se pueden hacer desde lo personal para dejar de destruir el planeta?

No tengo dudas que es un tema fundamentalmente educativo, pero también tiene que ver con un cambio de prioridades, sin eso es muy difícil. Creo que la responsabilidad la tenemos todas las instituciones públicas, sobre todo la educación pública con una herramienta muy valiosa que es la Educación Ambiental que debe ser masiva. No necesitamos un aula, es la misma sociedad donde se debe discutir y demostrar la importancia que tiene, tomar decisiones respecto de saber hasta donde estamos de acuerdo en deteriorar el sistema porque si vamos a producir, algo tenemos que cambiar. Es imposible hacer un santuario de conservación pero sí debemos saber hasta donde vamos a llegar.
Me parece muy interesante echar mano a los satélites que están dando vueltas por el espacio porque cuando uno mira el planeta a la distancia observa que es el único, al menos en el sistema solar, que tiene un halo finito que brilla alrededor que es la atmósfera. Sin ella no sería posible la vida, el desarrollo, la evolución cultural, tecnológica, etcétera, y es precisamente lo que estamos afectando. Ya lo hicimos en su momento con el fluorocarbonado, erosionando la capa de ozono, y ahora lo hacemos con los incendios no sólo del Amazonas sino de otros muchos lugares del planeta. Así estamos volviendo a cargar la atmósfera de anhídrido carbónico. Las consecuencias son exclusiva responsabilidad de la única especie que evoluciona culturalmente: la humana. Para cambiar debemos educarnos, y esa es la responsabilidad que tenemos.

-Sin duda el consumo influye de manera sostenida en todo este deterioro.

Totalmente. Hay que cambiar los modus vivendi ya que estamos frente a un modo de tremendo consumo de cosas sin importancia, además de un problema grave de distribución de los consumos, la irracionalidad, la generación de residuos desmedidos -tanto que podemos encontramos con islas flotantes de plásticos que pueden ser del tamaño de una provincia argentina-, entre otros. La afectación que estamos haciendo sobre el planeta es verdaderamente tremenda. En menos de cien años estamos destruyendo varios miles de años de evolución, y eso es responsabilidad nuestra.

– En las escuelas de nivel primario están motivando a los chicos a plantar un arbolito con su nombre, a no arrojar residuos, entre otras medidas. ¿Son útiles estas acciones básicas?

En realidad, la única esperanza que nos queda es que los niños desde la escuela primaria ya tomen esta conciencia y asuman un compromiso ambiental. Que planten un arbolito es importante porque toman un grado de responsabilidad. El tema es que ellos son multiplicadores a futuro, ahora me pregunto ¿qué hacemos en el interin? porque las generaciones futuras no van a sobrevivir sino sobrevivimos las actuales. Es un tema muy complejo que pasa por la educación, no sólo en el nivel primario, si no en todos los niveles educativos y los estamentos sociales

Manos a la obra

La educación ambiental debe ser una acción de todos si se quiere conservar el planeta para las próximas generaciones. Aún cuando deben ser políticas de Estado, son también cambios de hábitos personales, que pueden sumar su granito de arena. Aquí pequeñas y fáciles acciones que ayudarán a mejorar el ambiente del lugar donde se vive y de todo el planeta.

Separar la basura

Es muy bueno que los niños aprendan a separar los residuos para que se puedan reciclar. Esta acción debe ser acompañada por el Estado encargado de la recolección general para que no quede en la nada.

Usar productos reutilizables

Hay muchos productos que se pueden usar varias veces para proteger la naturaleza. Por ejemplo, utilizar servilletas de tela en lugar de servilletas de papel.

Apagar las luces

En general no se toma conciencia de la cantidad de veces que se enciende la luz de una habitación que no se ocupa, o se deja encendida por horas. Acostumbrar a los integrantes de la casa a no dejar luces encendidas. Corroborar siempre antes de salir que todo esté apagado.

No dejar los aparatos enchufados

Estos siguen consumiendo electricidad.

Aprovecha la luz natural

Para reducir el consumo de luz eléctrica, abrir las ventanas y subir las persianas para que entre la luz del sol.

Cambiar las lámparas

Las de bajo consumo se calientan menos, consumen menos energía, alumbran igual y duran más.

Consumir frutas y verduras ecológicas

Estos productos cuidan el medio ambiente porque en su producción no se utilizan fertilizantes ni otros productos contaminantes.

Cuidar el agua

Controlar que no existan fugas de agua y cerrar los grifos si no se están usando.

Utilizar el termostato

Tanto para la calefacción como para el aire acondicionado es necesario utilizar un termostato. El consumo de energía de la calefacción baja cuando se reduce en un solo grado la temperatura, y lo mismo ocurre si se aumenta la temperatura un grado en el aire acondicionado.

Usar transporte público o bicicleta

La contaminación en las grandes ciudades proviene en gran medida de los vehículos personales. Por eso se recomienda utilizar el transporte público para desplazarse. Mejor aún si se usa bicicleta.

Evitar el uso de bolsas plásticas

Llevar bolsas reutilizables al supermercado, o al almacén del barrio, porque si bien la mayoría no entrega este elemento, lo vende a quienes lo piden.

Reciclar

Antes de tirar ropa, libros o juguetes, analizar si se puede dar una segunda oportunidad para evitar gastar y comprar todo nuevo.

Plantar árboles

Los árboles producen oxígeno y son esenciales para la naturaleza, así que lo ideal es plantar un árbol en la casa o en la comunidad. Por supuesto, luego hacerse responsable de su cuidado.

Acciones concretas para sanar el planeta desde San Juan

Un ejemplo «fácil»

Susana Matellán decidió poner manos a la obra y dejar de esperar sentada que las cosas en el lugar dónde vive, cambien. Así nació «Es fácil», una organización que recién está dando sus primeros pasos para «sanar el planeta». «La iniciativa implica mucho más que ir a limpiar zonas abandonadas, sucias y en decadencia sino que incluye un accionar individual y colectivo para restaurar el daño que estamos haciendo como civilización, una toma de conciencia de todos los integrantes de cada familia para crear sinergia y de fortalecer un vínculo amoroso con nuestro planeta. Por eso nos proponemos contagiar a los que nos rodean que es fácil, como contraposición al mentado concepto de que no se puede o es imposible. Todos podemos hacer algo con compromiso. Hay que empezar por transformar hábitos negativos en positivos», resume esta fotógrafa, artista y ferviente promotora de la cocina saludable.

La primera acción fue la semana pasada. Con un grupo de familias amigas, voluntariamente fueron a limpiar un terreno abandonado y contaminado y a reflexionar. Unas 30 personas se reunieron, cada uno con sus propias herramientas de trabajo: guantes, bolsas y cajas para clasificar la basura recolectada, agua y elementos de recolección. Previo a eso, cada familia pudo leer sobre los tiempos de degradación de los objetos que se descartan cotidianamente, como las botellas de vidrio (4000 años) o de plástico (200 años) o los pañales (100 años). Luego hubo lugar para una merienda compartida y un cierre de la jornada inolvidable con una celebración o ceremonia simbólica de ofrenda a la tierra, «como forma de alimentarla bien y un mensaje de que la estamos cuidando», contó.

«El objetivo de este grupo es darle un valor a cada acción. Que no sea limpiar y nada más. Porque si no sanamos las personas, difícilmente podamos sanar el planeta, la casa en la que vivimos», agregó sobre «Es fácil».

Las intenciones de Susana y su grupo de amigos es hacer un relevamiento de las zonas más precarias y ocuparse de limpiarlo y sanarlo, para recién ahí plantar árboles y realizar otras acciones «amigables y necesarias» con el ambiente. De hecho, ya está juntando ejemplares árboreos. Claro que antes de llevarlos a su lugar definitivo, está investigando con ayuda de profesionales todo lo necesario para que la tarea de realmente sus frutos.

Aquellas personas interesadas en conocer más acerca de «Es fácil» y en sumar ideas, conocimientos y buena voluntad, incluso anotarse para la próxima actividad prevista para fines de septiembre puede contactarse al e-mail esfacilsj@gmail.com.

Fuente de la entrevista: https://www.diariodecuyo.com.ar/suplementos/Educacion-ambientalla-clave-para-salvaral-planeta-20190905-0120.html

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Etiopía planta más de 350 árboles en 12 horas

Redacción: Muy Interesante

Para combatir el cambio climático y la rápida deforestación, Etiopía batió récord al plantar más de 350 millones de árboles en 12 horas.

El primer ministro Abiy Ahmed puso en marcha la ambiciosa campaña «Green Legacy» para plantar cuatro mil millones de árboles entre mayo y octubre para restaurar el paisaje del país. Sin embargo, durante una convocatoria realizada el lunes se batió el récord.

El objetivo de Legado Verde (Green Legacy) es sensibilizar a la población y tomar responsabilidades para revertir la degradación ambiental.

 

 

La oficina del primer ministro felicitó al país por exceder su objetivo inicial de plantar 200 millones de árboles en un día, a través del sitio web del gobierno.

La tierra boscosa del país ha disminuido alrededor del 30% a finales del siglo XIX. Etiopía, la segunda nación más poblada de África con 100 millones de personas, tenía una cubierta forestal de solo 14% de su territorio en 2018, según las Naciones Unidas.

Muchas escuelas y oficinas gubernamentales cerraron durante el día, ya que se instó a los estudiantes y funcionarios a participar en el programa, apoyado por varios grupos de ayuda internacional.

350 MILLONES DE ÁRBOLES: RÉCORDS MUNDIALES

Las cifras no se pudieron verificar, pero superan con creces el récord anterior, en manos del estado indio de Uttar Pradesh, que en 2016 plantó más de 50 millones de árboles en un día, informó The New York Time.

La nación africana plantó un total de 353,633,660 árboles jóvenes en 12 horas, escribió el ministro de innovación y tecnología del país, Getahun Mekuria, en un tuit.

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Mientras que el 80%  de la población de Etiopía depende de la agricultura para su subsistencia, la agricultura extensiva ha aumentado la vulnerabilidad del país a la degradación de la tierra, la erosión del suelo y las inundaciones,según CNN.

Adicionalmente, según el Libro de Registros de Guiness, la cifra más alta de árboles plantados en un día por una persona es de 15,170 una marca fijada por el canadiense Ken Chaplin en 2001.

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Fuente: https://www.muyinteresante.com.mx/medio-ambiente/etiopia-planta-350-millones-arboles/
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