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6 claves sobre Trump y el futuro, según Noam Chomsky

Por: Rodrigo Riquelme

Chomsky encuentra varias similitudes entre Trump y otras figuras demagógicas de la historia, como Adolfo Hitler.

El fin de la República de Weimar, en 1933, es el escenario que se asemeja más a la situación que está viviendo Estados Unidos con el arribo de Donald Trump al poder, de acuerdo con Noam Chomsky, profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts y una de las figuras más contestatarias frente a las políticas neoliberales de diversas administraciones estadounidenses.

En una entrevista con Truthdig, en el 2010, Chomsky hizo una predicción que parece estarse cumpliendo: “Si llega alguien carismático y honesto, este país está en problemas, sobre todo debido a la frustración, la desilusión, el enojo justificado y la ausencia de una respuesta coherente (…) Se nos dirá que los hombres blancos son una minoría perseguida. Nos dirán que tenemos que defender el honor de la nación. La fuerza militar será exaltada. La gente será golpeada. Esto podría convertirse en una fuerza abrumadora”.

Chomsky se interesó desde muy pequeño por dos cosas: el lenguaje y la política. Sus estudios lingüísticos lo llevaron a convertirse en el fundador de toda una rama de esta ciencia, la gramática generativa, la cual cimbró los cimientos de la lingüística tradicional. Pero desde hace varias décadas, su intenso activismo político y social han hecho que sea uno de los intelectuales más contestatarios del siglo XX. En una conversación con Sam Fragoso, de la revista Pacific Standard, Chomsky detalló su opinión sobre lo que espera que ocurra con el ascenso al poder de un hombre cuya demagogia compara con la política de Adolfo Hitler.

1. Es un estafador

A la pregunta de Fragoso sobre si un personaje con una personalidad vacía y con una política confusa, como Chomsky ha definido a Trump en repetidas ocasiones, puede llegar a los votantes, el profesor en lingüística del Instituto Tecnológico de Massachusetts respondió que el presidente electo de Estados Unidos es “como un estafador. Fue capaz de decir cosas a un sector de la población que, de alguna manera, articuló sus propias preocupaciones y sentimientos, y lo hizo con bastante eficacia”.

Chomsky encuentra una contradicción crucial en el carácter de Trump al comparar la retórica de éste cuando le habla a la clase trabajadora con los nombramientos de su gabinete. Cuando habla con la clase trabajadora “él es anti-establishment, él va a enfrentar a Wall Street (…) Él dice que va a traer de vuelta trabajos (…) ¿Cómo va a hacer eso? Al elegir a un secretario de Trabajo (Andrew F. Puzder) que es sumamente anti-laboral”.

2. Para Trump, todo es culpa de los demás

Muchas de las personas que votaron por Donald Trump también votaron por Barack Obama en el 2008 y en el 2012. El periodista de Pacific Standard le preguntó a Chomsky el estado al que tendría que llegar Estados Unidos para que las personas se den cuenta de que Trump no está actuando con las mejores intenciones. Para el activista y escritor, el eslogan de Trump “Make America Great Again” le dio a los votantes la misma sensación que ofreció el discurso de Obama durante sus campañas electorales, una sensación de esperanza y cambio, la cual fue disminuyendo conforme avanzaba su administración.

Pero cuando las personas se den cuenta de que el gobierno de Trump tampoco puede ofrecer esa esperanza y ese cambio, hay varias alternativas que, de acuerdo con Chomsky, no son nada alentadoras. Una de estas alternativas es “una usual acción de las figuras y de las estructuras autoritarias cuando no pueden cumplir sus promesas, buscar un chivo expiatorio: ‘Vamos a culpar a las personas más vulnerables y que están sufriendo. Hagamos que sea culpa suya’”, explica Chomsky. El investigador recuerda que Trump ya ha comenzado con esta práctica, ya que ha culpado a los inmigrantes por los problemas que enfrenta la Unión Americana.

3. La educación está bajo ataque

En palabras de Chomsky, el sistema educativo estadounidense, del que ha formado parte desde hace más de 65 años, no motiva la curiosidad de los estudiantes. Por el contrario, las escuelas y universidades han convertido a este sistema en una estructura que fomenta el control del aprendizaje y la falta de curiosidad entre sus miembros, fortaleciendo un sentimiento de pasividad en ellos. Además, de acuerdo con el lingüista, con la llegada de Trump a la presidencia de Estados Unidos el sistema educativo estadounidense se encuentra bajo ataque, sobre todo si se considera que el presidente electo ha elegido a una persona que está en contra de la educación pública, la empresaria Betsy DeVos, como su próxima secretaria de Educación.

4. Hay sólo fragmentos de verdad en el panorama

Las palabras de Trump han conducido a Estados Unidos y a buena parte del mundo a vivir en una era post-factual, es decir, que los hechos y la realidad han dejado de tener importancia; son las palabras y su interpretación la moneda de cambio de una era en la que la opinión vertida en redes sociales es más relevante que los hechos reales. Para Trump, “si yo digo que es falso, entonces es falso”.

Chomsky compara esta actitud con la propaganda nazi que llegó 10 años después de que Alemania alcanzara la cumbre de la civilización occidental. “El pico de la civilización occidental, en muchos sentidos, fue Alemania en los años 20 en las artes, las ciencias e incluso como un modelo para la democracia. En 10 años, había descendido a las profundidades de la barbarie en una sociedad post-factual”. Para Chomsky, al igual que durante el régimen nazi, flotan en el aire fragmentos de una verdad que confunden más que esclarecen.

5. Estamos en una situación histórica específica

Chomsky encuentra varias similitudes entre Trump y otras figuras demagógicas de la historia, como Adolfo Hitler. La diferencia que existe entre la Alemania nazi de Hitler y Estados Unidos con Trump, es que en este caso existen formas efectivas de evitar los peligros que implica que un personaje como él llegue a la Oficina Oval y de aprovechar las oportunidades que se presenten para construir la base de un mejor futuro. El activista pone como ejemplo el plan de infraestructura que Trump ha anunciado que llevará a cabo durante su mandato. Según Chomsky, el plan de infraestructura de Trump implica que las empresas les quitarán dinero a los contribuyentes para construir la infraestructura que ellos creen es la necesaria. Sin embargo, para Chomsky esto no es más que un acto de corrupción.

“Una alternativa sería un programa de infraestructura que desarrolle cosas que realmente necesitamos, como un tren de alta velocidad, por ejemplo, o sistemas de escuelas públicas con salarios docentes dignos y con respeto por los maestros (…) Esto requeriría la inversión del gobierno, lo que significa el compromiso popular de utilizar los fondos para el beneficio del público en general”, refiere.

6. Debemos defender los derechos fundamentales

Las últimas preguntas de Fragoso a Chomsky tienen un matiz más personal, más cercano. La voz del escritor y activista social es una de las más escuchadas y reconocidas en el ámbito de las prácticas políticas estadounidenses. Pero para el investigador, perder su voz, es decir, ser censurado, no es un problema relevante. “Ha habido tiempos mucho peores, y hay muchas oportunidades y mucha protección para la libertad de expresión y asociación, si defendemos estos derechos enérgicamente, lo mismo que las oportunidades que tenemos”.

De acuerdo con Chomsky, sus opiniones no son complejas y en realidad no importa quién las diga, sino que sean dichas, para que sean escuchadas. Uno de los intelectuales más importantes del último siglo concluyó la entrevista apelando a la responsabilidad que tienen todos los estadounidenses para cumplir objetivos comunes. “ Todos tenemos cosas que podemos hacer. Tenemos oportunidades, debemos perseguirlas en la mayor medida posible”.

Fuente: http://eleconomista.com.mx/internacional/2017/01/13/6-claves-sobre-trump-futuro-segun-noam-chomsky

 

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Irak: Académicos kurdos buscan en Costa Rica educación para la paz

Asia, Irak , 15 de enero de 2017. Fuente: La Nación/  Autora: Maricel Sequeira

María Rita Corticelli, directora del Centro de Estudios contra el Genocidio en Irak y profesora en la Universidad de Erbil , vino a Costa Rica en una misión especial: buscar educación para la paz en territorio kurdo iraquí.

Ella y su colega Mohamed Ihsan dieron un curso en la Universidad para la Paz sobre los genocidios contra kurdos y otras minorías en Irak.

También analizaron la posibilidad futura entre Irak y los kurdos luego de la liberación, esperada para los próximos días, de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, en poder del Estado Islámico desde el 2014 .

Genocidio. La tarea de Corticelli e Ihsan es también buscar que la comunidad internacional reconozca como un genocidio la matanza de Anfal, un ataque con armas químicas contra la población kurda de Halabja que llevó a cabo Sadam Husein en 1988 y que ha sido calificado como el peor de su clase en la historia.

Se calcula que entre 5.000 y 6.000 personas, entre ellos gran cantidad de mujeres y niños, murieron cuando los aviones de Sadam lanzaron gas venenoso.

A pesar de esta historia, “quiero destacar la defensa de los derechos humanos en la región kurda de Irak”, señaló Corticelli.

Agregó que el tipo de libertad que tienen los kurdos iraquíes , al ser una región semiautónoma donde no rigen las leyes de Bagdad, ha permitido un desarrollo diferente en cuanto a derechos humanos.

“Los kurdos han trabajado mucho en el derecho de las mujeres; se ha eliminado el delito de honor, se considera un delito la violencia doméstica y hay más representación de mujeres en el Parlamento en comparación con el de Bagdad y no se enlista en el Ejército a menores de 18 años”.

Gracias a todo esto, la región se ha transformado en un “paraíso seguro”, para muchas minorías étnicas y religiosas, dice.

“Lo que hace falta es educación en la construcción de paz, faltan cursos sobre derechos humanos, y queremos construir ese tipo de educación allá, abrir relaciones internacionales con otros países que han tenido el mismo tipo de problemas. Debido a la guerra, ha sido una región aislada y no hay este tipo de cultura que ahora buscamos”, agregó.

Fuente noticia: http://www.nacion.com/mundo/medio-oriente/Academicos-buscan-Costa-Rica-educacion_0_1609839041.html

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Las mujeres, por delante en la escuela, por detrás en el trabajo

Por: Elena Simón

El acceso de niñas y jóvenes a la educación es indudable, ahora hay un nuevo reto, que haya un correlato con el nivel de empleo, de remuneración y de reparto de tiempos.

El desequilibrado reparto de bienes, riquezas, poder, voz, tiempos y espacios entre hombres y mujeres de todo el mundo, la falta de reconocimiento hacia las mujeres y el déficit de representación cultural, social y simbólica, hace que no progresemos adecuadamente hacia la igualdad, aunque existen algunas condiciones materiales e ideológicas que han hecho cambiar la vida de millones de mujeres en este mundo de hoy tan multicomplejo y difícil de escudriñar.

La filosofía de los derechos humanos referida a las mujeres ha dado la vuelta a un discurso de misoginia y de machismo institucionalizado, reglamentado y legalizado. Solo le ha dado la vuelta al discurso, porque las prácticas y las conductas, los pensamientos y los actos, las relaciones y las costumbres, en todas las culturas del mundo, siguen siendo androcéntricas, sexistas, misóginas y machistas.

Sabemos que para que cambie algo ha de extenderse un nuevo pensamiento y el de las mujeres y hombres feministas es aquel al que me refiero, en toda su pluralidad y en toda su amplitud. La extensión de las nuevas cosmovisiones de lo humano han estado presentes en todos los estadíos de evolución de la humanidad y han hecho posible con su insistencia que se pusiera en solfa el esclavismo, la servidumbre, el colonialismo o la explotación. Con estas nuevas ideas en cada tiempo y lugar, acumuladas aquí y ahora, en el planeta multicultural y globalizado, vivimos vidas muy distintas a las que nos precedieron.

¿No siempre para bien? Ciertamente. Depende del lado del mundo en el que te halles: en cuanto al territorio, a las religiones, a la riqueza, a la raza y etnia, al sexo y al género, al conocimiento. Pero lo que sí es cierto es que hemos avanzado enormemente en la descalificación de la idea de “inferioridad natural” de algunos seres humanos respecto a otros: los negros, las mujeres, los pobres, las personas discapacitadas, etc…

Pero hemos avanzado y podemos señalar y exigir su corrección -incluso ante la ley- de los discursos y las prácticas de sometimiento, de la misoginia y del machismo, del desprecio y persecución de algunas poblaciones.

En este avance tiene un papel fundamental el acceso a la alfabetización, al conocimiento, a la capacitación para diversas tareas que nos permitan ganar nuestra vida sin ser burros de carga u objetos útiles para quienes tienen poder y dinero. En este atisbo de avance tiene un papel fundamental la escolarización, considerada esta como un bien que ha de alcanzar a todas las gentes de mundo. Este es uno de los objetivos del milenio, incumplido en su totalidad, por supuesto, pero colocado en el punto de mira del bienestar y de la justicia, como uno de sus pilares fundamentales.

El acceso masivo de las niñas y las jóvenes a la escolarización cambiará el mundo a medio y largo plazo. Ellas ya no podrán ser consideradas como simples objetos de transacción ni como simples máquinas sexuales y reproductivas. La educación prolongada abre las perspectivas de proyectarse hacia el exterior y alimenta la libertad de pensamiento y de elección.

Este proceso está siendo demasiado largo y lleno de obstáculos y dificultades, de palos en las ruedas, de piedras en el camino, de asesinatos y castigos para las que vayan un poco más rápido o un poco más lejos de lo que estaba previsto. Pero, al mismo tiempo, está abriendo puertas y ventanas para las niñas y las jóvenes. Puertas y ventanas de diversa índole según en qué posición se halle cada una de ellas respecto a la igualdad: oportunidades, condiciones, trato, ejercicio efectivo de los derechos humanos, acceso a bienes y servicios, posibilidades de trasgresión de los preceptos patriarcales.

Pero, cabe considerar aquí que en unos cincuenta años, la proporción de niñas escolarizadas y de jóvenes universitarias no ha hecho más que crecer respecto a sus iguales los varones y en todo el mundo. Y, sobre todo, ha hecho que se considere bueno para ellas y para sus familias, sociedades y países. Para lograr esto hubo que esperar, presionar, trabajar y hasta luchar e inmolarse durante siglos. Pero una vez que se abrieron las compuertas, las niñas y las jóvenes están respondiendo con competencia y motivación a las oportunidades educativas y de titulación. Hoy día ya son más de la mitad de la población universitaria en gran parte del mundo, del mundo que les permite entrar en la Universidad. Eso indica que han sido buenas estudiantes también en los estadíos de Primaria y Secundaria.

Y, ahora tenemos una nueva meta y un nuevo reto: conseguir que este óptimo nivel de escolarización, de cualificación y de especialización tenga su correlato en un óptimo nivel de empleo, de remuneración y de reparto de tiempos de trabajo, de cuidados y lúdicos. Las mujeres de este mundo, como seres humanas y completas debemos ser acreedoras de respeto, solidaridad y reconocimiento y que los trabajos que realizamos sean considerados de igual categoría que los masculinos. Asignatura pendiente para el siglo XXI.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/01/09/las-mujeres-por-delante-en-la-escuela-por-detras-en-el-trabajo/

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“Mi activismo me hizo la presa más joven de la cárcel con 11 años”

12 de enero de 2017/Fuente: elpais

La activista mauritana Aminetou Mint El Mokhtar lucha por la emancipación femenina real y sin condiciones

Para la activista mauritana Aminetou Mint El Mokhtar nadie es más terrorista que el que aterroriza a los defensores de los derechos humanos. “Y de estos hay muchos, encima protegidos por el Estado”, agrega la presidenta de la Asociación de Mujeres Cabeza de Familia.

Su trabajo por la igualdad y contra cualquier forma de discriminación, principalmente contra los abusos que sufren las mujeres y niñas, le valió la candidatura para el Premio Nobel de la Paz en 2015. Galardonada con el Premio Especial del Departamento de Estado de Estados Unidos en 2010 y el Prix des droits de L’Homme de Francia en 2006, Mint reconoce que ha tenido que pagar un precio muy elevado por su activismo, pero asegura no tener miedo siquiera de las amenazas de muerte recibidas y que seguirá luchando por “una emancipación real y sin condiciones” de la mujer.

Pregunta. ¿Ha sido complicado conseguir que se escuchara su voz en Mauritania siendo una mujer?

Respuesta. Sí, claro. En Mauritania, como en cualquier otra república islámica, es difícil por el peso del patriarcado, la pobreza, los estereotipos y la falta de comprensión de la población, adoctrinada por discursos fanáticos. Mi voz es la de una mujer que busca la igualdad y la emancipación, que rechaza la domesticación y que se niega a ser relegada a un segundo plano, a la explotación por parte del hombre. Denuncio las desigualdades no solo entre hombres y mujeres, sino también entre comunidades. Me opongo a aceptar el estatus de las mujeres, los estereotipos, la cadena que reproduce el patriarcado.

¿Cree que las mujeres mauritanas han dado pasos atrás?

Antes las mujeres tenían más valor para hablar y mayor libertad, gozaban del derecho a expresar su opinión en el hogar, aunque esta libertad estuviera limitada. Hoy no tienen ni eso. Están a menudo obligadas a abandonar la escuela a causa de la pobreza de los padres que prefieren la educación de los hijos varones y que quieren que ayuden a sus madres en las tareas domésticas. Son víctimas de matrimonio infantil, porque están destinadas a casarse, mientras que el hombre tiene que construir su futuro. Están confinadas en la esclavitud moderna. Las violencias doméstica y sexual en Mauritania están a la orden del día. La mujer no tiene acceso a la justicia. Además, no existe una normativa sobre tipo de abusos.

Las mujeres representan el 53% de la población mauritana y, si no se integran en las esferas de toma de decisión, si no participan activamente en todos los sectores de la sociedad, no pueden evolucionar y el país tampoco. Nuestra asociación trabaja para conseguir la toma de conciencia de las mujeres. No podemos servirles en bandeja la emancipación. Tienen que luchar por ella, reclamar sus derechos, estudiar, ser emprendedoras para lograr la independencia económica.

Usted pertenece a la generación de las grandes sequías de los años setenta. ¿Cómo le ha marcado esta época?

En los años setenta era muy joven. Pertenecía a una familia de clase media y no tenía ningún problema en casa, pero veía a mi alrededor esclavitud, niñas esposas, chicas privadas de la educación, recluidas en casa, cebadas para que sean más gordas que sus madres y, por lo tanto, atractivas para encontrar un marido. Me rebelé contra todo eso. Con 10 años ya participaba en los movimientos de protesta de sindicatos y estudiantes.

¿Cuál es el precio que tuvo que pagar por su compromiso?

Fue muy elevado, empezando por el aislamiento de mi familia. No he podido construir un hogar estable, porque no quería obedecer, doblarme a la voluntad del hombre. Él es el cabeza de familia, el que toma la decisión final. Suya es la última palabra. Hay grupos religiosos que me acusan de representar un problema para las costumbres y los valores de Mauritania. Mi activismo en los movimientos de izquierda me convirtió en la presa más joven de la cárcel con 11 años. He sido torturada por la policía. Tuve que dejar los estudios, porque los profesores no me aceptaban, ni la administración. Me perseguían. Viví nueve meses en la clandestinidad y parí en la clandestinidad. Me detuvieron varias veces. No podía encontrar trabajo, pero hice de todo para ayudar a las poblaciones locales. La represión que se vive en Mauritania ha llevado a muchos hombres y mujeres a renunciar a sus principios, pero yo conservo la misma visión de las cosas. Soy una demócrata que aspira a un estado de derecho.

Nadie es más terrorista que el que aterroriza a los activistas para la defensa de los derechos humanos

Usted fue amenazada de muerte por defender a varias niñas explotadas laboralmente y por apoyar a un hombre acusado de apostasía al hacer público un artículo considerado como blasfemo. ¿Se siente asustada?

No. He recibido unas amenazas de un oscurantista religioso que ha emitido una fetua en mi contra, pero considero que no tiene ningún valor. He agotado todos los caminos de la justicia mauritana para que responda por lo que ha hecho, porque el honor y la vida de la gente no son un juego. Y él no está por encima de la ley. No le tengo miedo. Tampoco a la muerte. Sé que moriré, pero quiero hacerlo con dignidad.

¿Cree que la lucha en contra del terrorismo se utiliza a veces como justificación para violar los derechos humanos?

 Sí, claro. Nadie es más terrorista que el que aterroriza a los activistas para la defensa de los derechos humanos. De estos hay muchos, y protegidos por el Estado.

¿Cuáles son las principales amenazas a los derechos de la infancia en Mauritania?

Hay niños que nacen esclavos, una condición que se hereda por vía materna y reconocida de facto por la legislación. La Asociación de Mujeres Cabeza de Familia trabaja en estrecha colaboración con la fundación Tierra de Hombres España en proyectos con menores víctimas de trabajo doméstico, desplazados o involucrados en tráfico de drogas.

Me niego a ser relegada a un segundo plano, a la explotación por parte del hombre

En 2016, hemos identificado a más de 6.600 petites bonnes [pequeñas criadas], víctimas de trata de seres humanos en Arabia Saudí, donde son explotadas a cambio de salarios irrisorios. Un 90% de ellas son descendentes de esclavas o migrantes de países vecinos. No siempre es fácil convencer a sus padres para que dejen de trabajar. Se trata a menudo de familias pobres, obligadas a encontrar una alternativa para tirar adelante. Les ofrecemos alimentos e integramos a las niñas en las escuelas.

¿Cuáles son las perspectivas para erradicar la práctica del matrimonio infantil en Mauritania?

Sigue siendo muy frecuente, tanto en ciudades como en zonas rurales. En los último años, se ha desarrollado de manera paralela a la inseguridad que vive el país y el recrudecimiento de las violaciones. No se trata solo de familias pobres que necesitan una dote económica. El discurso religioso también insiste en que hay que casar a la mujer antes de que sea violada para preservar el honor de la familia.

¿La práctica del leblouh [cebar a las niñas para que consigan un marido] sigue en vigor?

Está en declive. En primer lugar, porque la sequía reduce el acceso a los alimentos tradicionalmente utilizados para el engorde, como la leche de camello, pero también por el desplazamiento de la población de las zonas rurales a las ciudades. Sin embargo, ha surgido una nueva versión de esta práctica que emplea píldoras destinadas al ganado o corticoides, con un impacto muy negativo sobre la salud de las mujeres. Algunas mueren, otras sufren crisis cardíacas.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/01/05/planeta_futuro/1483632864_016624.html

Imagen: ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2017/01/05/planeta_futuro/1483632864_016624_1483633311_noticia_normal_recorte1.jpg

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Familia desplazada de Mosul denuncia tortura

Asia/ Irak/ 10 de enero de 2017/Fuente:  (ACNUR)

Haidar y su hermana dudaron si sobrevivirían las torturas de los extremistas en Mosul. Ahora, con el apoyo del ACNUR, están haciendo frente a sus experiencias.

– Cada vez que Haidar* ve un auto negro en el campamento para desplazados iraquíes, el joven de 20 años teme que alguien lo esté buscando para secuestrarlo.

Hace cinco meses, Haidar fue raptado en las calles de su ciudad natal, Mosul, por extremistas, quienes lo arrastraron ante una corte.

“Tenía los ojos vendados y un juez me acusaba de publicar poemas incendiarios en internet”, recordó el joven.

“Yo negué los cargos y sabía que me habían tomado porque mi padre trabajaba para las fuerzas iraquíes. Yo no sabía que también habían tomado a mi hermana, Zaineb, hasta que la escuché en otra habitación suplicando que nos dejaran ir”.

“Pusieron cables eléctricos en mi lengua y me daban choques eléctricos, diciendo que era por haber hablado en contra de ellos”.

Más de 100.000 residentes de Mosul y sus alrededores han huido desde que las fuerzas gubernamentales lanzaron una ofensiva el 17 de octubre para retomar la segunda ciudad más grande de Irak.

Algunos, como el caso de Haidar y Zaineb, quienes ahora están a salvo en la región de Kurdistán Iraquí, bajo el cuidado de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, relatan los terribles sufrimientos que pasaron bajo el régimen de los extremistas.

Haidar se agita cuando relata cómo él y su hermana fueron separados cuando sus captores los llevaron de la corte a una prisión. Después empezó la tortura.

“Durante 18 días, ellos pusieron cables eléctricos en mi lengua y me daban choques eléctricos, diciendo que era por haber hablado en contra de ellos. Me colgaban de cabeza y me golpeaban en la cara, la espalda y las piernas con tubos. Era tan doloroso que les pedí que me mataran con una bala. Ellos me dijeron que no me darían ese regalo, pero dijeron que un día yo sería ejecutado”.

En otra parte de la prisión, Zaineb, quien fue acusada de ser bruja, fue forzada a ver cómo ejecutaban a otras compañeras. La joven castaña de 23 años habla suave y con tristeza. “Ellos decapitaron a dos mujeres frente a mí. Una de ellas era una oficial de policía”.

“En mi caso, muchas veces recibí choques eléctricos en la cabeza, la nariz y las piernas. El dolor era insoportable. Por la noche, iba a dormir sabiendo que me despertaría el día siguiente para ser torturada de nuevo”, dijo Zaineb. “Todos los días estaba segura de que moriría”.

Mientras ellos estaban detenidos, Rima, su madre de 50 años, pasó cada día en la corte dirigida por los extremistas, rogando que liberarán a sus hijos. En el veinteavo día de su cautiverio, Haidar y Zianeb finalmente fueron liberados, sin explicación alguna. Rima tuvo que pagar $1.000 dólares por su liberación.

Los hermanos están ahora en un campamento administrado por el ACNUR, junto con otros 16 miembros de la familia. Sin embargo, ellos continúan luchando con los recuerdos de la tortura y la violencia que presenciaron.

“Siento que esto no ha terminado, y que ellos regresarán por mí”.

“Siento que esto no ha terminado, y que ellos regresarán por mí”, dijo Zaineb. “Yo necesito un doctor. Siento dolor en diferentes partes de mi cuerpo por los choques eléctricos. Mentalmente, no me siento bien, necesito sentarme y hablar con alguien”.

Su hermano concuerda. “Yo también quiero ver a un doctor, porque tengo dificultad para hablar desde los choques que recibí en la lengua”.

Con el aumento en las cifras de desplazamiento desde Mosul, el ACNUR está comprometido con fortalecer el apoyo psicosocial y los servicios de consejería en media docena de campamentos que ha abierto desde el inicio de la liberación de la ciudad, hace más de dos meses.

Muchas de las personas que huyeron de Mosul presenciaron las muertes de parientes, amigos o vecinos, y aún luchan con esos recuerdos en los campamentos recientemente abiertos. El ACNUR y sus socios brindan asistencia psicológica básica, la cual incluye consejería especializada conocida como “escucha reflexiva”, así como evaluación de necesidades y ayuda apropiada.

Oficiales de protección del ACNUR realizan visitas regulares a Haidar, Zaineb y su familia, y están organizando atención médica y apoyo psicológico a través de una ONG local. Después de una experiencia terrible como esta, por lo menos ahora pueden ver hacia el futuro.

“También estamos felices de estar en el campamento”, dijo Haidar. “Es lo mejor de estos dos años. Estábamos viviendo entre la muerte y el infierno. Ahora sentimos que renacimos”.

*Todos los nombres han sido cambiados por razones de protección.

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Las Mujeres y la Violencia en la Era de la Migración

Por: Lilia D. Monzo/Peter McLaren

Mujeres de toda América Latina están emigrando hacia el norte poniendo en riesgo sus vidas. El destino deseado es, lógicamente, Estados Unidos, esa gran central eléctrica que, a pesar de sus documentadas violencia y explotación históricas que continúan contra América Latina, sigue siendo capaz de crear esa confusión ideológica que alienta la esperanza en ese ilusorio “sueño americano”. Estas mujeres, al límite de la desesperación resultado de una pobreza, una necesidad y un miedo inimaginables, se arman del valor que solo las mujeres de color saben que tienen (lo tienen grabado a fuego en la piel y en el corazón como resultado de su historia de opresión) y comienzan un viaje que cambiará su vida para siempre.

Aunque históricamente siempre se ha tratado de un éxodo masculino, la emigración de mujeres al norte ha aumentado significativamente en los últimos años. Viajan para atravesar “la línea” con sus maridos, solas y, cada vez más, con niños pequeños. El año pasado vimos una oleada de mujeres sin papeles de América Central que cruzaron con sus hijos México hasta EE. UU. en busca de trabajo, de oportunidades y, en general, de una vida mejor. A menudo, se les hace creer que EE. UU. y, particularmente, la patrulla fronteriza están preparados para darles la bienvenida y no para restringirles la entrada (Joffe-Block, 2014).

Muchas de estas mujeres forman parte del medio millón de emigrantes y refugiados que huyen de la violencia, la extorsión y las amenazas de muerte. Suben a La Bestia o al Tren de la muerte (un tren de carga que transporta grano, maíz y chatarra que pertenece a una red de trenes que salen de la frontera entre México y Guatemala) en dirección al norte, hacia EE. UU., con muchos emigrantes afortunados por sobrevivir la agotadora travesía de 2333 km. (que puede durar semanas o incluso meses) que acaba en el sur de Florida. (Domínguez Villegas, 2014). Los que viajan apiñados en el techo de este monstruo vienen de países de Centroamérica como Guatemala, El Salvador y Honduras. Mientras el tren atraviesa el país, los emigrantes, con los nudillos blancos, se agarran a cualquier parte estable del techo del coche de carga para no caerse de cabeza al suelo. No se pueden proteger con nada de los elementos y no hay aire acondicionado para darles un respiro del calor sofocante. Además, la etapa mexicana de su peligroso viaje puede hacerles presa de bandas criminales como el Cártel de los Zetas y de funcionarios corruptos. A los cárteles se les conoce por las violaciones y los asesinatos, y suelen pedir rescate a familiares en EE. UU. Algunos temen quedarse dormidos tanto como a los Zetas, ya que caerse del techo del furgón puede suponer la pérdida de un miembro o de la vida.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la War on Drugs (“Guerra contra las drogas”), guerra que EE. UU. libra contra América Latina, ha provocado condiciones insoportables en las comunidades del sur de la frontera entre México y los Estados Unidos. Los influyentes cárteles de la droga suelen sobornar a los cuerpos de seguridad y cuentan con la ayuda del gobierno de los Estados Unidos y el de sus propios países, aun cuando los cárteles de la droga aterrorizan a comunidades enteras. Además, a este escenario de terror, hay que añadirle la situación de desolación económica experimentada por el pueblo. Algunas organizaciones estadounidenses y canadienses, siguiendo el TLCAN, han dado grandes pasos en la lucha contra las maquiladoras que pagan miserias por trabajos en condiciones inhumanas, mientras que otros han conseguido asegurar el apoyo del gobierno mediante castigos a pequeños granjeros, todo ello para llevar a cabo proyectos de desarrollo valorados en millones de dólares, así como la caída en picado de los recursos naturales de sus propios países. Así, el TLCAN, política económica neoliberal, ha sido devastador para las economías locales de Latinoamérica, basadas en un sistema del día a día entre las comunidades más pobres. Esta presión para emigrar al norte es una respuesta directa a la intensificación de la dura situación económica resultante de la actual fase neoliberal del capitalismo transnacional. Como cabría esperar, los Estados Unidos esconden sus manos llenas de sangre del escrutinio público y procuran crear una imagen de buen vecino que acude al auxilio de los países latinoamericanos cuando necesitan ayuda económica, una imagen que les permite continuar con la vigilancia de los asuntos de estos países y prepararse para acabar con cualquier posible movimiento socialista desde el primer momento. Es decir, las continuas migraciones hacia los Estados Unidos atienden a los intereses capitalistas y, por ende, al gobierno estadounidense. (Monzó, McLaren, & Rodriguez, prensa).

Lo que le espera a las mujeres y niñas en este viaje hacia el norte, ya sea viajando desde el vecino México o si han tenido que cruzar varias fronteras para llegar, es un cúmulo de violencia que, normalmente, continúa tras su llegada a los Estados Unidos. A pesar de que es difícil concretar el número exacto, diferentes informes indican que cerca del 80 % de las mujeres indocumentadas que cruzan la frontera son violadas durante el trayecto o una vez alcanzado su destino. Es frecuente que les digan a estas mujeres que esperen ser violadas –sí, que lo esperen. Ciertamente, las mujeres entrevistadas confiesan que les recomendaron tomar precauciones anticonceptivas frente a posibles violaciones. En algunos casos, las violaciones son parte del pago por el transporte a la frontera. En otros, tienen que prestar favores sexuales a cambio de protección frente a otros hombres (Goldberg, 2014).

Una vez que están en Estados Unidos, muchas mujeres descubren que el sueño americano no es más que una pesadilla, ya que su situación de indocumentada se convierte en una herramienta para explotarlas, abusar de ellas sexualmente o forzarlas a prostituirse, así como para otros tipos de abusos y humillaciones; todas ellas llevadas a cabo por sus empleadores, maridos o compañeros. Cada vez más, estamos más concienciados acerca de estas violaciones de los derechos humanos, de las migraciones, especialmente de las de las mujeres, y de otras atrocidades padecidas por las mujeres indocumentadas de Latinoamérica. De las agencias surge un nuevo enfoque del trauma psicológico con apoyos legales y económicos, espacio para la seguridad e intentos para concienciar no solo al público en general sino también a las mujeres y sus derechos en los Estados Unidos, así como los de aquellas que podrían emprender este viaje en Latinoamérica. Para nosotros, todos estos esfuerzos son necesarios. No obstante, no somos del todo optimistas en cuanto al potencial que esta información y conocimiento podrían tener para que las mujeres dejen de arriesgar sus vidas y su bienestar psicológico al viajar al norte. Cuando tus hijos se mueren de hambre y existe un mínimo rayo de esperanza para conseguir su bienestar, arriesgas todo por su supervivencia.

Estas mujeres se enfrentan a tres males distintos pero altamente relacionados. Uno de ellos es su vida en el capitalismo, donde los medios de producción pertenecen a unos pocos a cambio del trabajo de muchos y en el que se cometen bastantes atrocidades consideradas inevitables y a veces hasta están justificadas por la divina providencia. El segundo es una estructura patriarcal que se compara a la relación social de propiedad capitalista. En esta relación social, las mujeres son solo propiedades de los hombres y objetos de sus caprichos. Están deshumanizadas como seres menos racionales y por lo tanto, inferiores, en un intento de justificar su opresión y esclavitud. El sistema patriarcal sirve para controlar a las mujeres que producen lo que Karl Marx llamaba “la mercancía especial”, la nueva generación de trabajadores que permite asegurar el capital y la continuidad del sistema capitalista. Este sistema en la familia manifiesta la relación social de propiedad en la que el trabajador capitalista comienza a formarse (la capacidad del trabajo) (Brown, 2012). El tercer mal es el racismo, que, en relación con la inmigración, es un tema del que se habla en términos de actitudes nativistas y superioridad euroamericana, pero que, en realidad, es una respuesta a una estructura de supremacía blanca que se hizo racista para justificar la esclavitud, un sistema económico que benefició a los propietarios blancos de las plantaciones con mano de obra gratuita (Calinicos, 1993). El racismo divide a la clase trabajadora y evita que nos unamos en contra del capital. También sirve de cortina de humo para esconder el papel de las clases en la destrucción de comunidades de color (Monzó& McLaren, 2015).

Como marxistas, denunciamos la explotación y la violencia de las muchas mujeres de América Latina que solo intentan sobrevivir y mantener a sus hijos en medio de una economía política en la que su valor solo se tiene en cuenta en función de su potencial como capital. De este modo, el sustento de estas mujeres y sus hijos tiene poca importancia desde que existe un grupo de no trabajadores preparados y dispuestos a convertirse en trabajadores y subsistir como mano de obra alienada. Reconocemos que gran parte de los antagonismos que existen se producen a través del capital que sustenta el sistema, por lo que también se deben erradicar. Abogamos a favor de una praxis dialéctica en contra de las clases, el patriarcado, el racismo y el resto de antagonismos de tal manera que algún día podamos liberar al mundo de la existencia deshumanizadora que nos afecta a todos, aunque a algunos más que a otros. Trabajamos para crear una sociedad sin clases, un comunismo en el que la humanidad se reafirme a través de la libertad, la igualdad y el amor en todas sus formas de expresión. Aunque no podamos ver este desarrollo en el transcurso de nuestra vida, creemos que se trata de una utopía que parte de nuestra verdadera humanidad en la que nuestra responsabilidad va más allá de nuestro propio espacio y tiempo, por lo que hoy debemos actuar de acuerdo a las posibilidades de mañana.

De lo que ya debemos desconfiar es del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), una asociación comercial que incluye a otros 11 países de Asia y América (Strether, 2015). Es un componente económico y comercial del eje de la administración Obama en Asia. Cuando el 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los zapatistas mexicanos iniciaron sus levantamientos en Chiapas. A veces, el TPP ha sido considerado el TLCAN en sus pilares. Básicamente, se trata de un arma estadounidense para dictar condiciones económicas y comerciales por todo el pacífico asiático. Es una medida para desmantelar las medidas reguladoras nacionales, incluidas las que favorecen a las empresas públicas, y proteger los “derechos de la propiedad intelectual” de las empresas estadounidenses en sectores como el software, los medios de comunicación y los productos farmacéuticos. Implica la movilización de activos militares y políticos estadounidenses contra el creciente poder de China. Las otras 11 naciones que se han sumado a las negociaciones con el TPP son Japón, Australia, Nueva Zelanda, Brunei, Malasia, Singapur, Vietnam, Chile, Perú, México y Canadá.

Esto se podría convertir en la asociación comercial más grande del mundo, ya que englobaría al 40 por ciento de la economía mundial, una proporción mayor de la que dispone la Unión Europea. Es muy probable que participen otros países asiáticos como Corea del Sur, Filipinas, Tailandia e Indonesia. De todos es sabido que los Estados Unidos quieren retrasar el ascenso de China como potencia económica en la región del pacífico asiático. Japón, la tercera economía mundial, también podría unirse.

El TPP está configurado para que el imperialismo estadounidense pueda crear más posibilidades de iniciar conflictos regionales con China y Corea del Norte que involucren a Japón, Filipinas y Vietnam. El TPP criminalizará el intercambio no comercial de obras con copyright y según los críticos, creará nuevas penas para informantes y periodistas que accedan sin permiso a sistemas informáticos. El impacto que tendrá en la migración de todo el mundo, y en especial en las mujeres, solo se puede anticipar, aunque no será una historia agradable.

Referencias

Brown, H.A. (2012). Marx on gender and the family. Chicago, Il: Haymarket Books.

Callinicos, A. (1993). Race and class. London: Bookmarks.

Dominguez Villegas, R. (10/09/2014). Central American migrants and “La Bestia”: The route, dangers, and government responses. Migration Information Source. Extraído de: http://www.migrationpolicy.org/article/central-american-migrants-and-la-bestia-route-dangers-and-government-responses

Goldberg, E. (12/09/2014). 80% Of Central American Women, Girls Are Raped Crossing Into The U.S. The Huffington Post. Extraído de: http://www.huffingtonpost.com/2014/09/12/central-america-migrants-rape_n_5806972.html

Joffe-Block, J. (02/06/2014). Immigration rumors may be driving more women, children to cross border. Fronteras: The Changing America Desk. Extraído de: http://www.fronterasdesk.org/content/9650/immigration-rumors-may-be-driving-more-women-children-cross-border

Monzó, L.D. & McLaren, P. (Dic. 2014). Red love: Toward racial, economic and social justice. Truthout, Dic. 18. Extraído de: http://www.truth-out.org/opinion/item/28072-red-love-toward-racial-economic-and-social-justice

Monzó, L.D., McLaren, P., & Rodriguez, A. (prensa). Deploying guns to expendable communities: Bloodshed in Mexico, US imperialism and transnational capital – A call for revolutionary critical pedagogy. Cultural Studies/Critical Methodologies.

Strether, L. (25/04/2015). The TPP: Toward absolutist capitalism. Truthout. Extraído de: http://www.truth-out.org/news/item/30368-the-tpp-toward-absolutist-capitalism#

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/las-mujeres-y-la-violencia-en-la-era-de-la-migracion/

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Las cárceles del infierno en América Latina

10 de enero de 2017/Fuente: el mundo

Hacinadas, sin guardas que las controlen dentro y con circuitos propios de venta de sexo, seguridad o alimentos sería el perfil común de muchas cárceles latinoamericanas. Se ha puesto en evidencia esta semana en Brasil, donde han muerto casi un centenar de presos en enfrentamientos entre bandas rivales en cárceles de Roraima y de Manaos. La región más violenta del mundo según datos de la ONU de 2013, que señalan que el 36% de los asesinatos que ocurrieron en el globo pasaron en el continente, afronta su particular pandemia con un reto: que sus sobrepobladas cárceles dejen de ser una cantera de criminales donde se pisotean los derechos humanos.

El argentino Gustavo Fondevila, académico del Centro de Investigación y Docencia de México (CIDE) es una de las personas que más y mejor conoce las prisiones continentales. No sólo las estudia, entra en ellas, habla con los líderes de los penales, se cuela en la vida de los presos: «En El Salvador, una de las pandillas que controlaba el penal tenía su propio portavoz que controlaba las relaciones públicas y con el que nos reunimos para que nos permitiera entrar. Nos pidió un regalo para el líder», recuerda. ¿Qué le dieron? «Un balón firmado por Messi». El otro argentino universal, el Papa Francisco, le ha ayudado a abrir otras cancelas igual de complicadas y el miércoles pidió «condiciones dignas» en los penales.

De sus estudios, donde compara seis significativos países como son Brasil, Argentina, Chile, Perú, El Salvador y México, se desprenden dos cosas: las prisiones con menor índice de violencia entre los presos y las que tienen menor tasa de maltrato por las autoridades son las que controlan los reclusos. «Las peores cárceles son las que menos se golpea a los presos. ¿Tú golpearías a un pandillero? Se da una situación paradójica: los sistemas más garantistas y que mejor funcionan es donde hay mayor violencia de los custodios contra los presos. ¿Para qué golpear a alguien si el mercado (ilegal) funciona correctamente?», dice Fondevila.

Los números de la Encuesta a Población en Reclusión de Latinoamérica (PNUD) lo corroboran: en Chile o Argentina el tanto por ciento de reclusos que dice haber sido golpeado por guardas es del 18,7 y 14,5%, mientras que en Brasil y El Salvador, donde muchos penales están controlados dentro por grupos de delincuentes, es del 2,6 y 1,3%.

«El Gobierno criminal es más eficiente y exitoso en manejar la violencia que el Gobierno del Estado. Las pandillas dominan», explica Fondevila que da una sorprendente revelación: «Hay casi una relación inversa entre la tasa de homicidios a nivel nacional y los homicidios carcelarios. Por ejemplo, un país con tasa de crímenes casi europea como Chile tiene la tasa de homicidios más alta de la región dentro de la prisión; mientras que en otros países las cárceles son más tranquilas que las calles. En El Salvador, la tasa de homicidios nacional es más alta que la tasa de homicidios en los presidios».

Los datos que ofrece son contundentes: La tasa de homicidios -calculada sobre 100.000 habitantes- de Chile, Argentina y Perú es de un 3,5, un 5,5 y un 6,6, mientras que en prisión esa cifra se eleva a un 103,2, un 43,6 y un 51,1 respectivamente.

«Comparto el diagnóstico pero agregaría otro factor de importancia. La consolidación de un líder o banda dentro de una cárcel no significa que la violencia será siempre baja. Los equilibrios por su naturaleza son inestables, ya que las rivalidades internas pueden ocasionar reacomodos. Cuando esto ocurre, es de esperar una espiral de violencia. Esto lo hemos visto en muchas cárceles brasileñas y también en Honduras», dice también a EL MUNDO Marcelo Bergman, director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (Celiv).

El dominio de la cárcel por las autoridades es uno de los grandes retos. En muchos países su control es perimetral, de puertas para afuera, permitiendo ante la falta de recursos que sean los encarcelados los que impongan sus propias reglas dentro. «Hay mucha variación entre los distintos países. En Venezuela y El Salvador, por ejemplo, hay varias cárceles autogobernadas por los presos. En cambio en Chile y Perú, las autoridades tienen casi pleno control de lo que ocurre en sus pabellones», afirma Bergman.

Aquí se llega a situaciones surrealistas con cárceles en las que los líderes tienen jacuzzis, salas de fiestas, televisores y hasta puertas propias con llave instaladas por un cerrajero en sus celdas.

«En las cárceles masculinas de México circulan carpetas con fotos de mujeres presas y sus precios. Los custodios arreglan que se puedan encontrar en los túneles que unen las cárceles con los juzgados penales. Las visitas íntimas son otro negocio. Como hay solamente un par de habitaciones para miles de presos, los presos montan carpas con mantas en el patio central donde se puede tener sexo. Hay que pagarle a los que montan las carpas. El sexo es un negocio en todos los sentidos: hay gente que se dedica a cantar, escribir cartas de amor, montar las carpas, vender condones, cuidar los niños mientras se tiene sexo…», explica Fondevila.

A veces, sin embargo, esos líderes que usan la cárcel a su antojo son criminales de cuello blanco y no violentos pandilleros. El año pasado en Colombia, en la Cárcel de la Picota de Bogotá, las fuerzas de seguridad tuvieron que retomar el control del penal tras denunciarse que importantes políticos y contratistas encarcelados habían colocado cerraduras en las puertas y remodelado y ensanchado sus celdas en las que habían hecho salas de visita y hasta zonas de juego para sus hijos. «El ex senador Juan Carlos Martínez, vinculado a los paramilitares y el narcotráfico, celebró su fiesta de cumpleaños durante dos días con 34 invitados en su lujosa celda«, denunciaron los medios.

La comida y atención médica mejora también, explica Fondevila, cuando es gestionada por los presos. «Las cárceles con los mejores niveles de comida son las de Brasil y El Salvador. Esto es posible porque no se trata de comida servida por el servicio penitenciario sino ingresada por las familias de las personas privadas de la libertad. Cuando no sucede esto, la calidad baja de inmediato. En El Salvador vi que entregaban bolsas con cabezas de gallinas para cocinar», señala Fondevila.

«Otro punto interesante es que la comida no está organizada por el servicio penitenciario. En muchas unidades, los presos/as se cocinan a sí mismos. Y es bastante habitual que las familias vivan fuera de la prisión, literalmente, e ingresen a diario a la hora de la comida. En una cárcel de Oaxaca, en México, la familia vive con el preso en el patio en una choza con mantas y cartones. La mujer cocina a diario y los niños salen a la escuela y regresan por la tarde a la prisión», añade el investigador del CIDE.

«Las peores cárceles tienen los mejores servicios médicos: las pandillas hacen ingresar medicamentos», dictan los números del español Carlos Vilalta, el responsable de elaborar las complejas estadísticas que maneja Fondevila. La comparativa de los seis países mencionados según la encuesta PNUD tampoco deja dudas: El 39,6 y el 29,4% de los presos brasileños y salvadoreños tienen agua potable por el 20,8 y 5,3 que disfrutan en Argentina y Chile.

Las violaciones sexuales es otro parámetro donde el férreo control ejercido por el grupo dominante supone un freno. «De nuevo, las tasas de victimización sexual más graves están en los sistemas que mejor funcionan o al menos, que no tienen pandillas controlando el interior de las cárceles. En los sistemas penitenciarios donde hay altas tasas de victimización sexual generalmente los custodios informan a los otros presos de aquellos que fueron condenados por asaltos y agresiones sexuales que son inmediatamente victimizados», explica Fondevila.

Los tabús para reconocer las violaciones son fuertes y los presos admiten haber sido violados en un 2,3 y un 1,3% máximo, en Argentina y Chile, mientras que sí confirman que han visto como violaban a otros reclusos en un 11,9 y un 10,5% en los mismos países. Los terribles penales brasileños y salvadoreños, donde las condiciones de vida son infrahumanas desde un punto de vista de hacinamiento y servicios estatales, son de nuevo los mejor parados: sólo un 3,4 y un 4,5% de presos salvadoreños y brasileños manifiesta haber asistido a abusos sexuales.

Evidentemente, los datos de victimización y delitos de estos seis países tienen una respuesta basada en una violencia superior, que lo cubre todo, formada por las temidas y organizadas pandillas salvadoreñas Barrio 18 y Salvatrucha-13 o las brasileñas Primer Comando da capital o Comando Vermelho. Su régimen de terror y control del territorio impone una paz a su antojo que sólo se ve inquietada cuando aparece algún grupo rival a disputar la plaza. Mientras, hacen hasta desaparecer los cadáveres de los pocos que desafiaron su poder.

El problema del hacinamiento

«En El Salvador cuando deciden matar a una persona, se elige a los asesinos que generalmente usan cuchillos fabricados con flejes de hierro (láminas pequeñas arrancadas de las puertas) que matan en pocos segundos a la persona acuchillándola varias veces en el corazón. Después están los deshuesadores que se encargan de separar en pocos minutos toda la carne de los huesos. En ese momento, intervienen los «picadores» que reducen toda la carne a pequeños trozos que caben por el agujero del excusado que está en la esquina de las celdas. Por último, interviene otro grupo que seca los huesos y se dedica a aplastarlos hasta que queda una arena gruesa que se desperdiga en el patio central de la unidad penitenciaria», dice Fondevila.

Por último, el hacinamiento carcelario es quizá el gran problema. Las calles se «limpian» sin capacidad para juicios justos ni para contener a una población reclusa que no para de crecer. La investigadora mexicana Elena Azaola presentó un informe titulado la «Situación de las prisiones en América Latina» en el que destacaba las acciones que a su juicio había que tomar para aplacar el ingente problema carcelario: «Reducir el uso excesivo y desproporcionado de la pena de prisión incluyendo penas alternativas por delitos menores y recuperar el control de las prisiones por el Estado», fueron algunas de sus conclusiones.

Según datos de 2014 del Centro Internacional de Estudios Penitenciarios de la Universidad de Essex, sólo Puerto Rico, con un 88%, tiene en todo el continente sus penales por debajo del 100% de ocupación. Haití está en un 416%; Salvador en un 320 y Venezuela en un 270 de la capacidad total de esas cárceles.

«En El Salvador en una celda duermen en tres niveles: en el suelo los recién llegados, sobre unas tablas horizontales los siguientes y los más importantes en unas hamacas que ya casi pegan al techo y donde es casi imposible respirar», dice Fondevila.

¿Son las cárceles de Latinoamérica un almacén de delincuentes sin posibilidad de reinserción? «Hay grandes diferencias entre ellas. No solo varían en los niveles de hacinamiento sino en el tipo de programas de reinserción. Las condiciones en las cárceles del triangulo norte de América Central son deplorables, en cambio las de Argentina, aun con serios déficits, están infinitamente mejor», responde Bergman.

Los menores de 30, más posibilidades de delinquir

¿Qué apoyos hay tras cumplir la condena? «En general un preso que sale de la cárcel antes de los 30 años tiene grandes posibilidades de volver a delinquir. Los casos más exitosos son las granjas penitenciarias que alojan presos menos peligrosos. Hay poquísimos programas que atiendan a los internos recientemente liberados en los primeros meses críticos», responde el director de Celiv.

«Un solo dato es absolutamente revelador: en Europa del Norte se gasta en promedio alrededor de 110-112 dólares diarios por cada persona privada de la libertad, en EEUU se gasta aproximadamente 80-85 dólares, en México se gasta 10-12 dólares y en El Salvador entre 3-4 dólares. Estos números reflejan las abrumadoras diferencias entre los sistemas carcelarios de los diferentes países», concluye Fondevila.

Fuente: http://www.elmundo.es/internacional/2017/01/07/5866897e46163fc55e8b4595.html

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