Colombia: la preocupante canibalización de la oferta en educación superior

Redacción: Universidad. edu.co

Muchas IES creen que abrir nuevos programas soluciona su baja demanda de estudiantes. Riesgosa estrategia en un mercado irregular, sin información oportuna y reglas no claras.

Bajo el discurso de que la cobertura (que actualmente ronda el 53 %) puede seguir aumentando, muchos rectores ven con ilusión las cifras de sus responsables de mercadeo y planeación sobre una supuesta amplia torta de mercado disponible para ofertar programas. Ese pensamiento tiene dos errores de apreciación.

Por un lado, ¿quién dijo que la cobertura en educación superior tiene que llegar al 100 %? Ese es un sofisma. De darse, significaría modificar estructuralmente las condiciones económicas y de mercado, pero -además- suponer que la totalidad de la población aspira a tener educación superior, que no hay deserción en básica y media, que las posibilidades de matrícula son plenas en todos los municipios del país y que todas las personas con bachillerato quieren estudiar educación superior, es un error, pues no es cierto. Además, desconoce que cerca de 1.5 millones de bachilleres, por distintos motivos (que demandan otro análisis) están en formación para el trabajo y el desarrollo humano, y que no son sumados en la tasa de cobertur del 53 %.

De otro lado, desconoce que si bien puede haber más aspirantes para matricular, cada vez son más las IES y los programas académicos que aparecen y entran al mercado de la oferta y demanda de educación superior en condiciones relativamente similares, y que terminan siendo asimétricas. Es decir, el promedio de estudiantes por IES tiene a bajar por la sencilla razón de que son más las IES que aparecen en el mercado.

Si bien la acreditación es importante, ésta termina siendo un reconocimiento académico, pero no necesariamente de mercado, y a la hora de ofertar, en prensa, radio, televisión, redes sociales y ferias estudiantiles, casi todas terminan ofreciendo a sus aspirantes lo “divino y humano”, sin filtros reales de calidad, condiciones de operación, costos y resultados. Salvo unos pocos programas que por tradición y cupos (p.e. Medicina) o prestigio en algunas IES, tienen asegurada su matrícula, en la gran mayoría del sistema ya no son las IES las que escogen estudiantes, sino que son los aspirantes los que deciden a cuál ingresar; y la competencia ya no se limita a las cuatro o cinco IES afines vecinas, sino que debe sumársele las nuevas que van apareciendo en el mercado, así como las internacionales y las virtuales.

En conclusión, hay muchas IES que han debido ir cerrando programas que cuando abrieron fueron un boom y que poco a poco se han ido quedando sin estudiantes, porque el sistema de educación superior colombiano no cuenta con un sistema de inteligencia de datos que permita hacer diagnósticos en tiempo real del comportamiento del sector. Mientras algunas IES hablan de implementar blockchain e inteligencia artificial en época de la cuarta revolución industrial, las estadísticas oficiales del SNIES se entregan con más de un año de retraso, y los rectores desconocen qué IES y procesos surten camino para abrir nuevos programas y sólo se enteran de la competencia directa a través de la publicidad de las IES una vez obtienen el registro calificado.

La “novedad” de los programas no es tal. Por ejemplo, para crear un nuevo programa de ingeniería, las IES se toman por ahí dos años en preparar todo, más un año de trámites y registro, son tres años para empezar a ofertar un pregrado con marcos teóricos y referencias de autores y tendencias de 4 ó 5 años atrás. Por ello, los estudiantes ahora prefieren plataformas en línea que trabajan con referentes más actualizados.

Porque es un sistema en el que, salvo gruesos errores en la documentación, un registro calificado no se le niega a ninguna IES y éstas se pueden aventurar a abrir más y más pregrados y posgrados, a partir de estudios de mercado que, en últimas, no se pueden confrontar contra una verdadera realidad, mucho más cuando Colombia no tiene claramente definido cuál es el norte de desarrollo como país que necesita con el aporte de la educación superior.

Todo esto lleva a un canibalismo de la oferta educativa, regulado por el mercado educativo y no por una concertación técnica y civilizada entre las propias IES, el Estado, el mercado laboral y las proyecciones de país.

Fuente: https://www.universidad.edu.co/la-preocupante-canibalizacion-de-la-oferta-en-educacion-superior/

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Ingresos de salvadoreños aumentan 9.3 % con un año extra de educación

El Salvador/20 de marzo de 2018/Por: Maryelos Cea/Fuente: http://elmundo.sv

El Salvador es el quinto país de América Latina con el porcentaje más bajo de personas que concluyen la educación secundaria.

El sistema educativo salvadoreño se considera mixto: tiene una cobertura aceptable, pero aún enfrenta retos en calidad.

En El Salvador, un año adicional de educación aumenta los ingresos de las personas en un promedio de 9.3 %, revela un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que además advierte de las deficiencias en el sistema educativo de la región centroamericana y sus impactos en el crecimiento económico.

En el informe “Crecimiento inclusivo: retos y oportunidades para Centroamérica y República Dominicana”, el organismo internacional señala que mejorar los indicadores de capital humano “incrementa la capacidad productiva individual y, por ende, genera mayor crecimiento económico”.

El BID establece una relación entre el nivel de escolaridad, los ingresos de las personas y la tasa de crecimiento. Citando una investigación previa del Banco Mundial donde se calculan los retornos de la educación, señala que los ingresos de los salvadoreños aumentan un promedio de 9.3 % si estudian un año más.

Los datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2016 indican que la escolaridad promedio en El Salvador es de 6.8 grados. En la zona urbana alcanza 7.9, pero en la zona rural es de apenas 5 grados. Además, el informe del BID indica que, en 2013, solo el 46 % de los salvadoreños entre 20 y 24 años había concluido su educación secundaria, siendo el quinto porcentaje más bajo de la región latinoamericana.

Cada año adicional de educación entre adultos de 25 años o más “implica un incremento de 0.44 % en la tasa de crecimiento anual” de la economía, añade el BID. Además, si en América Latina aumentara la tasa de asistencia escolar en 1 %, subiría en 0.08 % el ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto per cápita (PIB per cápita).

Los beneficios de cerrar la brecha educativa

El Triángulo Norte de Centroamérica, como se le conoce a El Salvador, Honduras y Guatemala, sería el más beneficiado de la región si cerrara la brecha educativa con respecto a los otros países de América Latina, asegura el BID.

Costa Rica y Panamá cuentan con niveles educativos similares – incluso superiores – al promedio latinoamericano, por lo que el Triángulo Norte, junto con Nicaragua, muestran el mayor rezago en la región centroamericana. En estos cuatro países, las personas entre los 25 y 59 años de edad tienen un promedio de educación tres años menor al latinoamericano, que es de 9.2. Si esa brecha se eliminara, el crecimiento económico en estas naciones aumentaría un promedio de 1.3 %. Además, si Centroamérica y República Dominicana alcanzara la cobertura universal en educación secundaria, su crecimiento económico aumentaría en tres puntos porcentuales, añade el informe.

Pero la cobertura no es suficiente, advierte el BID. Centroamérica no solo debe trabajar en ampliar el acceso a la educación, también debe enfrentar los desafíos de mejorar la calidad de esa formación e implementar políticas para que el mercado laboral absorba ese capital humano, además de mejorar sus niveles de inversión en salud.

El informe destaca que se requieren niveles mínimos de nutrición, educación y abrigo para lograr un desarrollo físico y emocional pleno. “Sin embargo, es usual que, en las zonas de menores ingresos, estas condiciones no sean alcanzadas y que más bien las poblaciones con bajos niveles de capital humano se caractericen por una esperanza de vida más baja, resultado de una alta tasa de mortalidad infantil, y que la actividad laboral esté limitada a la economía de subsistencia o actividades con muy bajos salarios. Este contexto limita la productividad laboral y la capacidad de ahorro de esta población”, advirtió.

 

Fuente de la Noticia:

Ingresos de salvadoreños aumentan 9.3 % con un año extra de educación

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Banco Mundial: Aprender, clave para el futuro de los jóvenes centroamericanos

Banco Mundial – Centro América/ 13 de febrero de 2018/Por Seynabou Sakho. Directora del Banco Mundial para Centroamérica/Fuente: http://www.bancomundial.org 

¿Sabían que, con cada año adicional de escolarización, los ingresos de una persona aumentan entre un 8% y un 10%? Esto significa que dejar la escuela tiene consecuencias sobre los individuos, ya que los hace más vulnerables a la pobreza, pero también sobre los países porque afecta su crecimiento. Es por ello que resulta fundamental invertir en prevenir la deserción escolar, un ámbito donde si bien América Latina y el Caribe ha logrado avances en los últimos años, todavía enfrenta retos. Según datos del Banco Mundial, uno de cada tres jóvenes en la región no alcanza el nivel secundario superior.

En Centroamérica estas cifras son todavía más altas, particularmente en las escuelas rurales, las zonas indígenas y los hogares de bajos ingresos. Según nuestro último informe sobre gasto público y social en el istmo, si bien el porcentaje de adolescentes que empiezan la secundaria es alto, muchos de ellos desertan antes de finalizar la secundaria baja (37% en Guatemala, 42% en Honduras y 43% en Nicaragua) o la secundaria alta (un 53% en Costa Rica, un 55% en El Salvador y un 57% en Panamá).

En términos de calidad también existen retos. De los 72 países y economías que participaron en la prueba del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de 2015, los 10 países participantes latinoamericanos obtuvieron puntajes por debajo del promedio para su nivel de ingresos.

Todo esto amenaza el aprendizaje. Y sabemos que aprender es la verdadera clave para el futuro de los jóvenes, ya que permite que se adquieran los conocimientos necesarios para obtener empleos de calidad. Dicho de otra forma, es el factor fundamental para generar oportunidades, poner fin a la pobreza y contribuir a que las brechas sociales se cierren.

A pesar de ello, garantizar el aprendizaje sigue siendo un desafío en muchos países, según el último Informe sobre el Desarrollo Mundial 2018 que publicamos. De acuerdo al documento, después de asistir a la escuela durante varios años, millones de niños no saben leer, escribir o hacer operaciones matemáticas básicas. Esto no solo supone una oportunidad desaprovechada sino también una gran injusticia. Pues los niños y jóvenes con los que la sociedad está más en deuda son aquellos que más necesitan de una educación para prosperar en la vida.

Conscientes de ello, los países centroamericanos han trabajado para resolver la crisis del aprendizaje en diferentes ámbitos, desde la educación básica hasta la superior. En este esfuerzo cuentan con la contribución del Banco Mundial, que viene apoyando a la región a través de proyectos de inversión y donaciones. Por ejemplo, ayudando a mejorar el acceso y la calidad del sistema público de educación superior en Costa Rica, enfocándonos en la calidad docente y la infraestructura escolar de la educación básica en Nicaragua y buscando fortalecer la eficiencia del gasto en los programas educativos en Panamá.

En El Salvador concentramos los esfuerzos en mejorar la tasa de acceso, retención y graduación de estudiantes de primaria y secundaria mediante la adopción del Modelo de Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno. En Honduras contribuimos con la elaboración del Plan de Educación 2017-2030 y en Guatemala ayudamos a desarrollar sistemas de alerta temprana para prevenir el abandono escolar.

Además de los recursos financieros, el Banco Mundial ha apoyado a la región con análisis y estudios que buscan identificar los desafíos para lograr una educación de calidad, como el “Análisis institucional y del gasto social en América Central” y “Abandono escolar en Centroamérica: un panorama de las tendencias, las causas y las intervenciones prometedoras”.

Estos esfuerzos han permitido que los estudiantes dispongan de nuevas escuelas, bibliotecas y salas de estudios, que los docentes hayan adquirido nuevas habilidades pedagógicas y que más jóvenes accedan a la educación superior. También ha fomentado la inclusión y el empoderamiento de los jóvenes, tal y como me comentaba una estudiante en una reciente visita a una escuela de San Dionisio, en el departamento de Matagalpa, Nicaragua.

A pesar de los logros, debemos seguir trabajando. En primer lugar, para asegurar el aprendizaje de las materias básicas como lectura y matemáticas. Pero también para que las nuevas tecnologías sean parte integral de los sistemas educativos y abran nuevas oportunidades de aprendizaje a través de las plataformas online. Todo ello poniendo un especial énfasis en las poblaciones más vulnerables, como los indígenas, cuya educación es una prioridad en el nuevo proyecto que estamos preparando para apoyar el Plan de Desarrollo Integral de Pueblos Indígenas de Panamá.

Sobre todos estos temas discutimos el pasado 1 de febrero con representantes de los Ministerios de Educación de Centroamérica en un evento que tuvo lugar en Managua para analizar los desafíos y oportunidades de la calidad educativa en el istmo. Con ello reiteramos nuestro compromiso con los jóvenes y con la educación, un pilar fundamental para que ellos y sus familias puedan escapar de la pobreza.

Seynabou Sakho es Directora del Banco Mundial para Centroamérica

Fuente:

http://www.bancomundial.org/es/news/opinion/2018/02/01/aprender-clave-para-el-futuro-de-los-jovenes-centroamericanos

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El panorama educativo –y político-electoral- de México @INEEmx

México / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Anel Guadalupe Montero Díaz / Fuente: SDP Noticias

El pasado 7 de diciembre, el INEE presentó el Panorama Educativo de México. Indicadores del Sistema Educativo Nacional 2016. Educación Básica y media superior.

El documento revela la magnitud de la tragedia: Aunque el sistema educativo nacional prácticamente ha superado el problema de la cobertura, “…más de un cuarto del total de niños de 3 a 5 años y jóvenes de 15 a 17, aún no asiste a la escuela. Sólo 3 de cada 100 en el grupo de 6 a 11 años y 7 de cada 100 en el grupo de 12 a 14 años, no asiste a la escuela”

Por si fuera poco, “…la escolaridad media de la población de 15 años o más, a nivel nacional, es de 9.2 grados, lo que significa que en promedio la población logra concluir la secundaria”.

Lo anterior sería un gran avance, si no cruzáramos este dato con los resultados de las pruebas PISA, que “…muestran que 41.7% de los estudiantes mexicanos obtienen bajo desempeño en Lectura; 56.6% en matemáticas y 47.8% en Ciencias”.

Es decir, los “egresados” de nivel secundaria tienen el certificado, pero no poseen los conocimientos, las habilidades, las actitudes y los valores necesarios para enfrentar los retos que la incertidumbre de los tiempos actuales demanda.

Tal vez eso explique por qué según el panorama educativo presentado por el INEE, en Educación Media Superior, el número de abandonos se incrementó en 87 mil en los últimos 5 años.

La tragedia educativa, entonces, se vive en dos hechos que atentan en contra de todos los mexicanos porque transforman a la democracia en un Estado fallido, donde “la mayoría” es presa fácil de la esclavitud de la ignorancia a favor de los intereses de unos cuantos:

1.- El derecho a la educación que es el derecho al aprendizaje

No es posible que doce años-nalga en el sistema educativo mexicano se reflejen en un “certificado” que simula un aprendizaje que nunca existió, por lo que la escuela debería avalar entonces la permanencia o la credencialización de la ignorancia, en lugar de las competencias de los sustentantes.

Hoy, la exigencia de aprendizaje es mucho más alta que en la época de nuestros padres, pero los alumnos –y sus maestros-, siguen formándose en modelos memorísticos –por más que cambien “enfoques” y “programas”-, en lugar de la praxis –como la concebía Freire, reflexión en la acción-.

Además, no se puede soslayar que en pleno siglo XXI, apuestas como la de Sugata Mitra en India (“un hueco en la pared”), la de Alvin Toffler (“hay que cerrar las escuelas”)  y la de Ken Robinson (“las escuelas son obsoletas porque fueron pensadas para un mundo que no existe más”) consideran que la escolarización no es sinónimo de formación académica y mucho menos de “educación”. Amén de los avances en la neurociencia que impactan la didáctica en el campo educativo y consideran otras vías mucho más eficaces que la educación tradicional para formar a los ciudadanos que México necesita.

¿Cuál es –entonces- el futuro de la escuela como la conocemos en México? ¿Qué papel juegan los maestros, el sistema educativo, político, social, económico y cultural en la ecuación?

Y es que la escuela y los resultados que de ella se obtienen, no pueden ser analizados al margen de todo lo anterior, porque es causa y consecuencia de estos factores.

Conviene recordar ahora que en 2014, el entonces Secretario de Hacienda, Luis Videgaray declaraba –después de lanzar una miscelánea fiscal disfrazada de Reforma-, que “todavía no estamos donde queremos, pero vamos bien, estamos moviendo a México”, pero no fue capaz de responder cómo se puede crear prosperidad en un país donde PISA arrojó que el 82% de los jóvenes carecía de competencias básicas en español, matemáticas y ciencias.

Los votantes de las elecciones presidenciales de 2018, son los jóvenes que presentaron la prueba PISA en 2012 y que según la descripción del nivel 5 de dominio en LECTURA en el rubro de “reflexión en la acción” deben ser capaces de “evaluar críticamente o establecer hipótesis apoyándose en el conocimiento especializado(…)” y en el apartado de “interpretación de textos”, tienen la capacidad de “interpretar el significado de un lenguaje con sutilezas”, tienen nivel entre 0 y 1 en escala de 1 al 5.

Esto nos lleva a la segunda tragedia nacional derivada de la tragedia educativa

2.- El mito de la democracia

Un país donde “la mayoría” está conformada por jóvenes que son incapaces de obtener información de un texto, interpretarlo, reflexionar sobre el mismo y ponderar sus implicaciones, está destinado a una forma de esclavitud basada en la ignorancia que –como se indicó al inicio de este artículo-, sólo conviene a los intereses de unos cuantos.

La Mtra. Sylvia Schmelkes y los consejeros del INEE han subrayado la importancia de lograr una educación de calidad para lograr la equidad, abatir la discriminación el rezago, la deserción y otros males endémicos de un Estado democrático, no sólo del sistema educativo.

Sin embargo, cuando se cambia el calendario escolar por el electoral y se privilegia la agenda política por encima de la educativa, se evidencia un mecanismo ad hoc a un Estado Fallido, porque el hecho no es ilegal, pero es imperfecto por donde se le vea.

Por eso, cuando conceptos como “el bien común” son supeditados a la partidocracia mexicana y a sus fieles representantes, tenemos resultados educativos que a nadie extrañan, como el que acaba de presentar el INEE con el Panorama Educativo de México.

¿Les creemos entonces a los políticos cuando dicen que su prioridad es formar ciudadanos críticos, analíticos y reflexivos?

A esto se refería Platón cuando sostuvo que la democracia era la forma de gobierno más adulterada. La sentencia de muerte de Sócrates y la derrota de Atenas a manos de Esparta fueron consecuencias de ella, porque “la mayoría” decidió.

¿Los jóvenes que presentaron la prueba PISA en 2012 son los mismos que cuestionan hoy a las televisoras pero creen todo lo que circula en las redes sociales?

¿Los jóvenes que presentaron la prueba PISA en 2016 enfocarán su atención en el vitíligo de Meade, la edad de AMLO, la vestimenta del Bronco o en las plataformas políticas de cada uno de ellos para luego exigir que las cumplan tal y como lo prometieron?

Ellos serán “la mayoría” en la que se sustenta el mito democrático. Sin embargo, esto no significa claudicar a favor del autoritarismo, significa dejar la simulación, ser conscientes de que nuestro paso por esta vida es efímero y que debemos hacer lo posible –y más- por transformar para bien la situación de nuestros hermanos más vulnerables…significa que cada quien haga su trabajo y asuma la responsabilidad del mismo con valor y con valores, más allá del discurso.

Cabe una última pregunta: ¿Qué pensaría Platón de nuestros partidos políticos, los sondeos de opinión o las estrategias de comunicación?

¿Usted qué opina, estimado lector?

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2017/12/12/el-panorama-educativo-y-politico-electoral-de-mexico-ineemx

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Jóvenes salvadoreños siguen desertando de la educación formal

El Salvador / 17 de diciembre de 2017 / Autor: Susana Joma / Fuente: Elsalvador.com

El estudio ¿Y si no termino la escuela ?, elaborado por la investigadora Carolina Rovira, de la Fundación para la Educación Superior, plantea la urgencia de enfilar baterías para llevar a cero la deserción escolar.

A pesar de que en las últimas décadas se han lanzado varios planes y programas educativos, con el discurso de incrementar la cobertura escolar y retener a los alumnos en las aulas, la realidad de la deserción escolar sigue como piedra de tropiezo para el sistema de enseñanza y por consiguiente para el desarrollo del país.

Eso es lo que pone de nuevo en evidencia el documento “¿Y si no termino la Escuela? La deserción escolar de la juventud salvadoreña entre 15 y 19 años”, el segundo cuadernillo sobre la situación educativa que produce la Fundación para la Educación Superior (FES), de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), y que se da a conocer hoy.

La investigación, elaborada por la doctora Carolina Rovira, señala que la deserción en ese sector de la población ronda el 37.9 %. Esto implica que cuatro de cada 10 jóvenes que están en ese rango de edad han desertado de la escuela.

“Según los cálculos realizados para esta publicación, al 2016, más de 250,000 jóvenes entre 15 y 19 años, de un total de 682,932, son desertores, no terminarán el bachillerato y sumarán a la mano de obra cuya inserción laboral es precaria”, advierte la investigadora. Tal como muestra, el problema es marcado en el caso de las mujeres con una tasa de deserción que asciende al 39.4 %, comparada con la tasa de los hombres del mismo rango de edad que es de 36.5 %.

Una mirada profunda

Rovira, quien es economista y especialista en educación, explicó que para desarrollar esta investigación utilizó las estadísticas de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples que la Digestyc hizo en 2016 y publicó en 2017, y le aplicó una metodología que propuso la Cepal, la cual permite ver qué es lo que está pasando en términos de educación en un grupo de edad, durante el año.

Esa metodología de estudio, que ha sido avalada por la Unesco, es diferente a la que mide la deserción de forma intra – anual, es decir en términos de la cifra de alumnos que ingresó al sistema educativo al inicio del año y la cifra de los que terminaron al final del año. Esta última forma de medición es la que más enfoca el Ministerio de Educación Mined (Mined) y las cifras que arroja están por debajo de las que se evidencian en el análisis por sector.

En enero de este año el viceministro de Educación, Francisco Castaneda, reportó que en 2016 la deserción rondó entre el 2.1% y 2.2 % con lo que se habrían desertado unos 35 mil estudiantes. Mientras, en octubre pasado estimó que 2017 cerraría con un 2 % y reportaba que a esa fecha ya se habían retirado 17 mil alumnos.

“Ha sido (un año) muy satisfactorio porque se está cerrando con la tasa de deserción más baja en la historia del país”, aseguró Castaneda.

Sin embargo, el estudio que Rovira elaboró, con apoyo del equipo técnico del FES, llaman a la reflexión de que la situación al enfocarla desde un segmento clave de la población no es tan favorecedora, y que como sociedad se debe dirigir acciones para superar este problema.

Las cifras del estudio de Rovira sí coinciden con lo que dicen otras estadísticas, en relación a que de cada 10 niños que entran a primaria sólo tres llegan y terminan el bachillerato.

Además, el abandono de la escuela por parte de quienes tienen entre 15 y 19 años también destaca más en la zona rural: esta tasa alcanza el 52.4 %, versus el 27.8 % en lo urbano.

¿Porqué dejan la escuela?

De los catorce departamentos los que están a la cabeza en la deserción para este rango de edad es La Unión con 52.6 %, seguido de Chalatenango con 51.2 %y Cabañas con 50.8 %.

Es así como en el estudio ¿Y si no termino la Escuela? plantea que hay variables socio demográficas que determinan mayor probabilidad de que un joven abandone el sistema educativo antes de culminar el bachillerato, entre ellas: vivir en la zona rural; que el hogar no reciba remesas; que en casa no haya presencia de adultos escolarizados, lo cual genera poca valoración de la educación; la violencia y el embarazo adolescente.

La radiografía que Rovira hizo sobre la deserción en este sector no se limitó al estudio de las cifras, sino también fue más allá con entrevistas a profundidad con escolares desertores, un ejercicio que le permitió dar una visión más integral de la problemática.

La especialista, quien fue entrevistada en vísperas de la presentación del estudio, sostiene que a pesar de las diferencias y particularidades de las historias que escucharon, concluyeron que hay dos grandes elementos escondidos detrás de esas decisiones.

El primero de esos elementos que mueve a los escolares a dejar su formación académica de lado, sobre todo a los del área rural, es que no le encuentran sentido al hecho de educarse. En parte eso se debe a que en su entorno empobrecido no se valore la educación, porque consideran que la gente igual ha salido adelante; y por otra parte, aunque tenga apoyo para educarse la oferta que tienen disponible no está acorde a sus necesidades personales, no es práctica, no responde a su realidad y entonces se decepciona.

Un segundo elemento es que en el entorno los patrones culturales pesan mucho, sobre todo para las niñas que en ciertas regiones del país tienen “una presión invisible” para que tengan familia de forma precoz, e incluso sufren de acoso por parte de hombres mucho mayores, tras lo cual también vienen los embaraces precoces, la obligación de empezar a trabajar y como consecuencia se alejan del camino educativo.

La sombra de la violencia

Rovira afirma que la violencia también ejerce una presión fuerte entre los jóvenes, desde el tercer ciclo hasta bachillerato, para interrumpir su educación. Un factor que los directores de los complejos educativos e institutos nacionales también han señalado en los últimos años.

“Los jóvenes están desertando cada vez más en secundaria y aquí el tema de la violencia y el embarazo adolescente son los temas que prevalecen como razones”, detalló la especialista.

En secundaria la deserción de los hombres es de 26.5 % y de las mujeres de un 30.9 %, indicó.

La investigadora de la FES detalló que, además, analizaron las razones que los jóvenes han expuesto en las encuestas de hogares y propósitos múltiples para abandonar los salones de clase, antes de concluir una formación que les asegure un cambio de vida. Al respecto, señala que una de las principales razones para los hombres es lo económico, y eso los lleva a dedicarse a trabajar, pero en el caso de las mujeres la razón más importante está vinculada con asumir las tareas del hogar y el cuido de hermanos.

Sin embargo, la doctora Rovira sostiene que se debe poner atención al argumento de que se van de la escuela con la justificación de que no les interesa, porque bajo ese motivo se pueden estar escondiendo problemas de aprendizaje y el temor a la violencia.

A la luz de las estadísticas y las historias sobre la deserción, Rovira subrayó que este es un indicador al que el país debería de ponerle más atención, porque el que un joven salga del sistema sin tener las competencias necesarias para aprender solo trae grandes costos en términos económicos y sociales.

Llama a tomar acción

“Nosotros queremos que el salvadoreño funcione para su vida diaria, funcione para tomar buenas decisiones, funcione como ciudadano, funcione como ser productivo, y eso requiere mucho más”, aseguró.

Rovira considera necesario generar una política social y una política económica en función de revertir ese indicador, porque según sus palabras eso nos obligaría a afinar el lápiz y apuntar en lugares en donde realmente le está apretando el zapato a la sociedad salvadoreña. Eso según indica no solo es responsabilidad del Ministerio si no de todos los sectores.

“Tiene que ser una política nacional la búsqueda de la cero deserción, porque tenemos que lograr garantizar que nuestra gente termine el bachillerato. Una persona para asegurarse no ser pobre, según las estadísticas, necesita al menos 10 años de estudio, y el país tiene 7.4 años de estudio promedio, y un 40 % de jóvenes que están dejando la escuela antes de estar en bachillerato, con lo cual muchos se están condenando a la pobreza”, dijo.

En la actualidad, según anotó en su trabajo, ninguno de los ocho ejes estratégicos del Plan Nacional de Educación, emitido por el gobierno, se postula de manera explícita la garantía de la permanencia escolar como meta. Hasta el momento sólo el Plan El Salvador Educado, emanado del Consejo Nacional de Educación (Coned), postula el desafío de garantizar los 12 años de escolaridad, así como también la Lepina.

De allí que esta economista y especialista en educación considere que, más allá de los esfuerzos de alfabetización para enseñar a leer y escribir a los adultos rezagados, y más allá de dotar de paquetes escolares a los niños, es necesario lograr que la escuela cuente con profesores que tengan buenas metodología de enseñanza (que trasciendan del dictado y el copiado al análisis), que las escuelas tengan los recursos que generen un ambiente atractivo para estar en ellas y aprender, pero que también, de forma más integral, se piense en resolver problemas de hacinamiento, de salubridad, de acceso a servicios básicos que afectan a las familias y a los escolares.

“En un país donde el acceso al agua es del 75 % hay muchos niños sin acceso al agua. Estos niños, en especial las niñas, van a pasar cinco a seis horas al día acarreando agua y lo hacen en casa y en la escuela. Este tiempo que pierden en estas tareas, por no tener acceso a servicios básicos, los van sacando despacito del trayecto educativo”, puntualizó.

Fuente de la Noticia:

http://www.elsalvador.com/noticias/nacional/428543/jovenes-salvadorenos-siguen-desertando-de-la-educacion-formal/

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La universidad online, formadora del futuro en América Latina

América Latina / 15 de octubre de 2017 / Autor: EFE / Fuente: Extra

La universidad online se presenta como la formadora del futuro en América Latina al dar acceso a quienes no pudieron tener estudios superiores y ser por tanto una niveladora de desigualdades, dijo este 10 de octubre a Efe Manuel Herrera, de UNIR, la primera universidad en internet del mundo en español.

“Pretendemos que las titulaciones lleguen al mayor número de personas, también a quienes no pudieron acceder a la universidad.

La educación universitaria online es un instrumento para la corrección de desigualdades sociales”, comentó Herrera, director académico de relaciones exteriores de la Universidad Internacional de la Rioja.

En ese sentido, Herrera señaló que el perfil del estudiante de la UNIR, tanto en España como en AméricaLatina, es el de una persona mayor de 35 años que accede por vez primera a la universidad, a la que no pudo llegar por circunstancias económicas o por no estar al alcance geográfico.

A ello se suma un segundo perfil, el de los profesionales o decentes que deciden ampliar sus conocimientos con una maestría oficial y para ello recurren a la oferta universitaria online.

En cuanto a esos profesionales, Herrera subrayó que la universidad online les permite “conciliar su vida laboral con su vida familiar de una manera que con la enseñanza presencial difícilmente podría solventar”.

Herrera indicó que ese perfil profesional, con una alta motivación, es el que impide que se den casos de deserción, uno de los peligros de la enseñanza universitaria online, y que en UNIR se frena además con la figura del tutor. “El tutor es un incentivador. Está siempre encima del alumno.

No es una figura académica, sino que asesora, que es lo que ha permitida un éxito del 90 % de las titulaciones de la UNIR”, dijo Herrera, quien está en Asunción para presentar el proyecto de ese centro.

De acuerdo con Herrera, esos factores no van a significar que disminuya el formato universitario asistencial, aunque destacó el auge de la fórmula online de UNIR en países como México, Ecuador y Colombia.

“Se está experimentando un crecimiento y de hecho podemos decir que el futuro está en la formación online (…) La enseñanza online se ha desarrollado mucho en los últimos años y nuestra universidad es una pionera en ese sentido”, explicó Herrera.

Más de 27.000 estudiantes de 90 países están matriculados en UNIR, que oferta 120 títulos universitarios europeos y cuenta con 1.200 docentes.

Está además implantada en América Latina, con más de 15.000 alumnos y donde además de las titulaciones de cada país imparte másteres europeos oficiales.

Fuente de la Noticia:

http://www.extra.ec/actualidad/universidad-online-educacion-internet-IJ1759749

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