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Reflexiones en torno al 8M: Día Internacional de la Mujer

Por: Karina Fuerte

«Invertir en las mujeres es un imperativo desde la perspectiva de derechos humanos y la piedra angular para crear sociedades inclusivas. Los avances para las mujeres benefician a todo el mundo».

 

En el mensaje editorial del mes pasado les compartí unos datos que me dejaron helada: «La igualdad de género se está estancando: faltan 131 años para cerrar la brecha». Sigo pensando en ese número: 131. Como el ritmo del cambio se ha ralentizado, se calcula que no será sino hasta el 2154 que las mujeres alcancemos la paridad (si es que esta se alcanza).

Disculpen si sigo un poco pesimista, pero es que a pesar de años y años de lucha, las cifras actuales no son muy alentadoras:

  • Al menos 4.050 mujeres fueron víctimas de femicidio/feminicidio en América Latina y el Caribe (CEPAL, 2023).
  • Entre el 63 % y el 76 % de las mujeres ha experimentado algún episodio de violencia por razón de género en distintos ámbitos de su vida en los países de la región (CEPAL, 2022).
  • El 8 % de la población femenina mundial (+340 millones de niñas y mujeres), vivirán en pobreza extrema en 2030 (Panorama de género 2023).
  • La brecha en el ingreso laboral medio entre mujeres y hombres es de 82,6 % en América Latina (promedio simple) en 2022 (CEPAL, 2023).
  • La principal barrera para la inclusión laboral de las mujeres es la carga de trabajo de cuidados, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
  • Las mujeres dedican 3 veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado (CEPAL, 2023).
  • Las mujeres rurales producen más del 45 % de los alimentos en los países en desarrollo, por lo que las sequías, inundaciones y otros fenómenos las afectan de manera considerable (ONU Mujeres, 2022).
  • Los eventos naturales y climáticos extremos cobran proporcionalmente más vidas de mujeres que de hombres.
  • De los 110 líderes mundiales que asistieron a la COP 27 solo 7 eran mujeres (United Nations Climate Change Conference COP 27, 2022).
    Fuente: ONU Mujeres

Estas son solo algunos de los datos y cifras publicados por ONU Mujeres en el marco del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) que este año lleva el lema: «Invertir en las mujeres: Acelerar el progreso”. Y es que ninvertir en las mujeres, no solo en tema de equidad y brecha de género, sino también para erradicar los problemas e injusticias a los que nos enfrentamos, es para beneficio de toda la sociedad, no solo para nosotras las mujeres. «Invertir en las mujeres es un imperativo desde la perspectiva de derechos humanos y la piedra angular para crear sociedades inclusivas. Los avances para las mujeres benefician a todo el mundo», señala un comunicado oficial de ONU Mujeres.

Quienes nos siguen desde hace tiempo saben que en el Observatorio IFE nos preocupan (y nos ocupan) problemáticas mundiales como la desigualdad, la equidad de género, la discriminación y la brecha de género, el cambio climático, la pobreza, los estereotipos, sesgos, la violencia de género, y un largo etcétera. Estos son problemas que tenemos presentes día con día, y que por lo tanto, buscamos darles visibilidad los 365 días del año, en la búsqueda de respuestas, soluciones y con el objetivo de crear consciencia sobre estas grandes problemáticas.

El mes de marzo, por supuesto, no es la excepción. Por eso, esta semana estaremos publicando contenidos relacionados al Día Internacional de la Mujer, con reflexiones muy interesantes de parte de nuestro equipo de redacción y de otras áreas dentro y fuera de la institución. A continuación te comparto algunas de estas publicaciones:

 

Hasta la próxima,

Karina Fuerte
Editora en jefe, Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación

Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0 

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La educación que queremos | Seres permeables en un mundo líquido

Por: Andrés García Barrios

En esta nueva entrega de «La educación que queremos», Andrés García Barrios comparte algunas reflexiones en torno al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Reflexiones en torno al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer

Es de noche, vamos de regreso a casa. G ―mi esposa― está al volante. Contenta, me dice que me va a mostrar el atajo que descubrió en estos días. Con asombro, veo como poco a poco se adentra en lo que sospecho será un gran desvío. G. me pide paciencia y sin embargo llegamos a un punto en que cualquier rumbo que ella elija será una desviación: el camino más corto quedó atrás. Su atajo resulta ser un rodeo enorme; eso sí, por pasos a desnivel bastante despejados por los que el auto avanza ágilmente, dándome una sensación de vuelo, de libertad. “¿Ves? ―me dice― ¿Es una buena ruta, no crees?”. Yo me río. Trato de disimular y ser amable. Hemos recorrido varios kilómetros de más, con gasto de gasolina y tiempo. Sin embargo, con mi disposición tranquila, el viaje me ha parecido ligero y sin inconvenientes. Llegamos a casa sin discutir. G. también está a gusto, no hemos batallado por saber quién tiene la razón.

De hecho, siempre hay mil razones para tomar una ruta diferente a la “correcta”. Razones que no tienen nada que ver con los razonamientos habituales, razones que ponen en entredicho nuestro concepto de error; razones que prefieren caminos mentales ágiles, con sensación de vuelo, por espacios amplios e iluminados. donde caben la intimidad y el afecto, el respeto y la consideración, y que dan por añadidura una experiencia de aterrizaje cuando uno llega a una conclusión. Razonamientos que tienen más que ver con invitar al otro a compartir una experiencia. Razonamientos que me recuerdan aquella frase de Blas Pascal, el científico y místico francés: “El corazón tiene razones que la razón desconoce”.

Darío Sztajnszrajber, popular escritor argentino y divulgador de la filosofía, propone que tomemos el significado de la palabra filosofía (amor a la sabiduría) poniendo más énfasis en el amor que en el conocimiento. Es lo que hace G. Seguro que cuando anda por ahí experimentando nuevas rutas, aprende algo y ama eso que aprende.

Al decir esto, me envuelven de súbito aquellos versos de Oliverio Girondo que se refieren a las mujeres diciendo: “No les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar”. Me envuelven, sí, y sin embargo son versos que no me gustan. ¿Quién se cree Girondo ―por muy poeta que sea― para decirles a las mujeres cómo deben ser, para pedirles que llenen sus expectativas y, a fin de recibir su perdón, se echen a volar? ¿Acaso él mismo es un ave altísima, un querubín, un veloz planeador a la espera de que las mujeres lo alcancen? Yo, la verdad, me lo imagino más bien como un gordo terrenal, apoltronado en su camastro y pidiéndoles a las mujeres que vuelen para él, que se eleven y lo diviertan con su vuelo. Sin embargo, a G. le encantan esos versos; así me lo dijo hace más de veinte años cuando la conocí. Tal vez esperaba que yo fuera ese hombre que la alentara a volar, que admirara su vuelo y la incitara a elevarse. Pero yo lo que hice en aquella primera cita fue criticar a Girondo.

Lo critiqué, sí, sin fingir el menor romanticismo. Pero bueno, al menos también le expliqué a G. por qué lo hacía. Finalmente, decir todo lo que pienso es mi debilidad. Es también ―ella y yo lo admitimos― una de las cosas que nos ha mantenido juntos. La otra es el hecho de que G. fuera más bien callada, al menos en cosas que yo consideraba esenciales. Ambas “debilidades” nos han mantenido unidos porque estando juntos hemos aprendido a escucharnos. Escuchar su silencio ha sido lo más difícil para mí. Hablar y escucharme ha sido el reto para ella. Así lo veo yo. Y juntos vamos aprendiendo y creando un espacio de habla y silencio, de comunicación.

Vamos creando un espacio de comunicación para nosotros y nuestros hijos. Tenemos dos. Deseamos que ellos aprendan de ese silencio rumoroso y parlanchín que hemos creado juntos, donde las palabras pueden hablar pero siempre intentan no decir “lo definitivo”, “lo correcto”. Lo intentan aunque no siempre lo logran: a veces rebasan la raya del silencio prudente, pero por lo general logran retraerse e incluso pedir una disculpa.

Zygmunt Bauman, el pensador polaco, describe el mundo actual como una modernidad líquida en la que todo fluye y escapa a nuestras manos, desbordando todas las verdades que podrían contenerla. En este mundo no hay dirección sino dispersión. Nada queda, nada se detiene para poder mirarlo, nada frena el tiempo suficiente para tomar un poco de ello. Me sorprende que esta imagen de la dispersión líquida sea también la que representa, según los antiguos chinos taoístas, a la necedad juvenil, que fluye por todas partes sin postura alguna ni dirección, y que sin embargo, gracias a su propia terquedad, acaba llenando todo y superando los obstáculos para seguir corriendo: así se hacen los ríos, los grandes cauces que hacen que la humanidad permanezca.

Una realidad líquida tiene la virtud de que nos enseña a ser permeables. El término permeabilidad (sinónimo, para mí, de comunicación) sirve a la idea principal de este artículo, que es despejar las telarañas ideológicas que se han fraguado en torno a las diferencias entre hombres y mujeres, efectuar un ejercicio de desaprendizaje que cuestione todos esos razonamientos contundentes que nos encierran a mujeres y hombres en nichos arbitrarios, en estereotipos “impermeables” entre sí.

Mi mente se remonta entonces al origen moderno de este tipo de cuestionamientos, es decir, más o menos al siglo XVI, cuando la humanidad comenzó a deshacerse de un sistema clerical que había convertido los misterios de cielo y tierra en reglas y obediencia, reprimiendo todo tipo de pensamiento autónomo. Al sentir que con su razón podía entender la realidad, el ser humano vio en el conocimiento matemático y científico la vía para recobrar el para entonces ya muy desgastado espíritu de trascendencia. La promesa inicial fue incluir a las mujeres en ese vuelo. Los salones de algunas ricas damas se llenaron de hombres y mujeres que discutieron juntos los importantes avances de la filosofía y la ciencia. Ellas, como figuras centrales de esas tertulias, influían ―indirectamente pero de forma contundente― en las oportunidades de los varones para entrar en los círculos académicos (que a ellas, por cierto, les estaban vedados). Además, al exigir que en sus salones se hablara sin pedantería sino con un lenguaje llano y comprensible para todos, se convirtieron en las primeras divulgadoras de la ciencia.

Pero aquel incipiente protagonismo les duró poco. El nuevo espíritu de trascendencia que se había distanciado de la religión oficial y que ahora veía a la razón como la cúspide de lo humano, no se separó sin embargo de la antigua dualidad filosófica entre alma y cuerpo. Ahora la mente, el intelecto, se elevaba sobre la naturaleza, intentando reducir el mundo material a objeto de estudio y satisfactor de las necesidades físicas. Siendo estas últimas indoblegables, resultaba necesario que alguien se hiciera cargo de ellas. La mujer, a quien se creía más apegada a la naturaleza,* era la candidata ideal para las tareas de esa materialidad cotidiana, como administrar el hogar y criar a los hijos.

Ya para el siglo XVII, las “mujeres sabias” eran objeto de burla (el gran dramaturgo francés Moliere cometió el error de ridiculizarlas en al menos dos de sus comedias). Muchas acabaron por ocultar su fuerza para conservar al menos el poder que les daba parecer débiles. Otras dieron la batalla. Sin embargo, la sociedad no era aún lo suficientemente líquida (lo suficientemente confusa e inasible) como para exigir la permeabilidad que en la época actual empieza a ser requisito de supervivencia. La ciencia apenas emprendía el vuelo y tardaría todavía mucho tiempo en alcanzar su punto más alto. Después de un siglo XIX que recrudeció tanto la fe en la verdad científica como la represión sobre la mujer (cuya inferioridad intelectual ahora estaba “científicamente comprobada”), los seres humanos vimos a la diosa Razón acercarse a su punto de mayor lucidez mientras sus alas empezaban a chorrear, como las del pobre Icaro que, sin tomar en cuenta que eran de cera, se acercó al sol demasiado.

Hoy, en nuestro mundo de alas licuadas y verdades líquidas, ya no tiene sentido que lo masculino y lo femenino (reales o estereotipados) permanezcan separados y empiezan por fin a permear uno hacia otro. Cada vez más juntos, hacen converger lo emocional/familiar con lo intelectual/social, cuya separación fuera herramienta clara del patriarcado racionalista que moldeó a la sociedad moderna. Aquí y allá, en rincones oscuros empieza a fraguar un nuevo mundo cuya principal característica promete ser una solidez moldeable. Al haberse perdido una valiosa oportunidad de igualdad, esa que fuera abierta en los inicios de la modernidad, una incipiente comunidad de seres permeables cuartea los moldes con una agresividad contenida por siglos: mujeres explosivas surgen para defenderse (a sí mismas y a todo su género) de hombres violentos que no quieren renunciar a tener la razón; otros hombres buscan y encuentran en la feminidad las cualidades que habían extraviado; algunos padres se quedan en casa a cuidar a sus hijos mientras las madres salen para dar a éstos un ejemplo de fuerza y feminidad. A nuestro alrededor, el aire mezcla todas las esencias, que vuelan quién sabe a dónde, sin dirección (todavía sin dirección), en busca de un hogar terrenal más promisorio. Van hacia él por atajos inciertos y desvíos de varios kilómetros (perdidos para la razón, pero recobrados para el corazón) antes de aterrizar.

***

Si bien, en la mitología bíblica, la mujer es la primera en desobedecer a Dios, comer del fruto que da “discernimiento” y ofrecérselo al hombre, es este último, Adán, el primero en conocer la deslealtad (característica que no se le puede imputar a la mujer): de inmediato la acusa con el creador: “Fue ella quien me lo dio”. Y reniega de Dios y de lo que antes le era propio: “Ella, la mujer que  me diste”.

Admiro más a Eva. Si bien esto puede ser visto como una forma de empatía personal, no deja de resultarme sumamente útil para tomar la postura que el mundo actual me muestra como la más justa: ponerme del lado de la mujer y de su lucha por la igualdad (algunas prefieren hablar de equidad).

Apoyar a las mujeres no es fácil para los hombres porque significa aceptar que hemos quedado en desventaja frente a ellas. Me explico. Al atribuirles durante siglos una superioridad afectiva y mayores cualidades para la crianza, hoy que demuestran su igualdad intelectual en todos los órdenes, quedan dueñas de aquellas primeras cualidades además de las de sus capacidades cognitivas y su inteligencia (nosotros nos quedamos sólo con nuestra fuerza y nuestro cuerpesote, y en muchos casos ni eso). El haberles hecho a un lado, reservando para ellas el mundo emocional, tuvo sus riesgos, y ahora vemos cómo crecen y amenazan con dejarnos a sus pies, en la sombra.

En todo caso, la importancia de impulsar la lucha por la equidad de las mujeres y en educar a nuestros hijos en ese sentido, radica en que son sobre todo ellas las que hoy ―al movilizar sus derechos corporales, intelectuales y espirituales― están enarbolando una bandera que pertenece a ambos géneros (ni modo, tenían que hacerlo, a veces con justa explosividad, y es que los hombres parecíamos dispuestos a seguir en el mismo estado de alienación durante mucho tiempo, marcando una serie de diferencias arbitrarias que no nos pertenecían de fondo, de ninguna forma).

Creo que una sociedad permeable acabará revelándonos que somos tan parecidos, que en realidad nuestro principal conflicto radica justamente en espejearnos siempre: querer, por ejemplo, que el otro sepa de antemano quién soy, qué quiero, qué necesito, todo sin tener que decírselo ni pedírselo. O bien en querer expresárselo a gritos sin dar tiempo a que el silencio lo muestre. Todo como si yo fuera un Yo repetido dos veces, un Yo mirándome al espejo (todo lo contrario de alguien permeable: más bien un Narciso).

* Parece que las mujeres siempre se han resistido mucho más que los hombres a perder su integridad y a renunciar a su naturaleza. Finalmente tenía razón Pierre Roussel cuando en un libro de 1775 decía ―creyendo señalar un defecto― que “la mujer no sólo es mujer por una parte, sino por todas las caras por las que puede ser contemplada”.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-educacion-que-queremos-seres-permeables-en-un-mundo-liquido/

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Colombia: La educación como derecho y herramienta para la equidad de género

Editorial de la Ministra Aurora Vergara Figueroa

La educación es una valiosa herramienta de la sociedad para romper las barreras y disminuir las brechas y sesgos en torno al género. Si bien, en Colombia la inequidad y las violencias basadas en género son un problema estructural, desde el Ministerio de Educación Nacional nos hemos puesto la misión de aunar esfuerzos con las instituciones educativas, públicas y privadas, para garantizar que los entornos escolares sean lugares seguros, donde se reconoce la dignidad de cada persona y se desarrollan protocolos y acciones de prevención y atención permanentes para hacerle frente a cualquier tipo de violencia o discriminación. Queremos que las instituciones de educación sean territorios de conocimiento, inclusión y de paz.

Bajo este propósito, tenemos claro que la educación tiene tres retos: el primero, es de carácter social y cultural, y nos pone la tarea de educar a nuestros niños y niñas desde el reconocimiento de las diversidades, con el propósito de garantizar que desde el inicio de los procesos de formación se fortalezca una cultura del respeto por la dignidad humana, que ayude a modificar las prácticas y estereotipos de género anclados históricamente en un sistema patriarcal.

El segundo reto está asociado a la transformación de las metodologías de enseñanza y aprendizaje, y nos invita a replantear la forma como estamos educando a los jóvenes. Es necesario analizar y evaluar las estrategias pedagógicas que utilizamos para romper, a través del lenguaje y la comunicación, las prácticas discriminatorias. Asimismo, revisaremos con las instituciones educativas cómo incluyen el enfoque de género en los contenidos curriculares y en las prácticas dentro y fuera del aula.

El tercer reto está enfocado hacia la implementación de acciones y estrategias que permitan el acceso, la permanencia y la graduación en condiciones de igualdad. Hoy sabemos que el acceso, e incluso la tasa de graduación en educación, es mucho más alta en mujeres. No obstante, la permanencia puede ser más compleja para las mujeres, justamente por los estereotipos y roles que se han asignado culturalmente, las tareas asociadas al cuidado, la dificultad en el acceso a programas de posgrado y los obstáculos en el ingreso al mundo laboral, entre otras problemáticas.

Según datos de la UNESCO, menos de una cuarta parte de los estudiantes de ingeniería, industria y construcción, o tecnologías de la información y las comunicaciones son mujeres. A esto se suma la influencia de barreras culturales, tales como el hecho de que las áreas STEM (acrónimo inglés para referirse a ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) se perciban como disciplinas «masculinas», mientras que áreas de educación, salud, artes, humanidades y ciencias sociales se asocian con habilidades sociales que se consideran «femeninas». Bajo ese contexto, la selección de títulos y campos de estudio explica la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres graduados y graduadas de la educación superior.

Para afrontar estos retos, la apuesta está en construir políticas educativas que partan desde el enfoque de derechos e incorporen la perspectiva de género como una ruta hacia la equidad, teniendo en cuenta la complejidad de los territorios y de las comunidades que los habitan.

Es necesario incentivar, desde la educación inicial, la participación de las niñas en la ciencia, las matemáticas, la tecnología, las ingenierías y la innovación. Transformar las prácticas culturales y pedagógicas para desarrollar no solamente capacidades académicas, sino emocionales y de relacionamiento social, que les permitan descubrir las vocaciones hacia los programas STEM.

Desde el Ministerio de Educación Nacional implementaremos políticas que conduzcan a la equidad género, faciliten el acceso de las mujeres a programas de investigación en igualdad de condiciones y fomenten el acceso a maestrías y doctorados sin obstáculos ni barreras.

https://www.mineducacion.gov.co/portal/micrositios-institucionales/Dia-de-la-Mujer-2023/414314:La-educacion-como-derecho-y-herramienta-para-la-equidad-de-genero

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España: El feminismo se reivindica de manera masiva de nuevo en las calles

María Martínez Collado

Desde todos los rincones, urbanos y rurales; desde todos los barrios y todos los pueblos, desde todos los cuerpos y todas las generaciones, los feminismos han vuelto a tomar las calles este 8 de marzo para reivindicar el Día Internacional de la Mujer. Así, las calles de las principales ciudades del país se han llenado para exigir «un mundo en el que quepamos todas y todos».

En Barcelona, València, Bilbao, Cáceres y A Coruña, pasando por Albacete, Santa Cruz de Tenerife, Palma de Mallorca o Sevilla, las plataformas feministas han organizado múltiples concentraciones. Como cada año, la más multitudinaria ha sido la de Madrid, en donde se han congregado unas 700.000 personas según el cálculo realizado por las organizadoras, y alrededor de 17.000, de acuerdo con las cifras facilitadas por la delegación del Gobierno.

Bajo el lema «Somos el grito necesario, el feminismo lo está cambiando todo» escrito en su pancarta de cabecera, la Comisión 8M ha convocado una movilización que ha recorrido las principales arterias de Madrid. En ella han participado nueve ministras, entre ellas, la de Igualdad, Irene Montero, pero también otras del sector socialista del Gobierno, como María Jesús Montero, Nadia Calviño, Isabel Rodríguez, Diana Morant, Carolina Darias, Pilar Llop, Raquel Sánchez y Reyes Maroto. También acudió el ministro socialista Luis Planas, junto con otras personalidades de ambas formaciones.

«Las mujeres, desde nuestra diversidad, estamos desbordando las calles, las plazas de nuestro país, reivindicando nuestros derechos, acuerpándonos, sintiéndonos las unas al lado de las otras», ha declarado Irene Montero al inicio de la marcha, al mismo tiempo que ponía de relieve las conquistas de derechos logradas en los últimos años. «No vamos a dar ni un paso atrás», ha aseverado.

Cabecera de Podemos durante la manifestación de la Comisión 8M en Madrid, a 8 de marzo de 2023. - Alfredo Langa
Cabecera de Podemos durante la manifestación de la Comisión 8M en Madrid, a 8 de marzo de 2023. – Alfredo Langa.

El feminismo ha vuelto a salir en tromba a las calles para defender la diversidady exigir el fin de las violencias machistas, al grito de «¡No solo nos matan los feminicidios! También nos mata el sistema neoliberal, que feminiza, precariza e invisibiliza los cuidados, que recorta los servicios públicos y que nos excluye». La marcha en la capital ha reivindicado, además de por la igualdad de derechos de las mujeres, otros como la vivienda digna, la defensa del medio ambiente o la regularización de las personas migrantes.

Rosa, feminista de Perú presente en la manifestación de Madrid, se pregunta «¿cómo puede haber personas ilegales?». Lamenta que la Ley de Extranjeríamantenga en la pobreza y la marginación a cientos de personas y aboga por un feminismo antirracista e inclusivo. En la misma línea, Eugenia, feminista madrileña, advierte de los peligros de la ultraderecha para las mujeres y llama a la unión del movimiento: «Hoy somos muchas, pero cada día tenemos que ser más. Hay que sumar, siempre. No restar».

Durante la marcha en Madrid, no han faltado alusiones a los casos más recientes de asesinatos machistas. En lo que va de año, diez mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. A esta cifra hay que añadir la de un menor, hijo de una de ellas. A lo largo de las marchas, las participantes han puesto el foco, además, en la violencia vicaria, el odio y la discriminación contra todas las mujeres, sean cis o trans, así como contra las personas LGTBQ+. Un elenco de demandas y reivindicaciones entre las que no se ha olvidado la conquista que ha supuesto la reforma de la ley del aborto que amplía derechos y la de libertad sexual, más conocida como ley del solo sí es sí. Una norma que ha estado presente a lo largo de toda la jornada de reivindicación, cuando hace apenas 24 horas que el Congreso aprobó la toma en consideración de la Proposición de ley del PSOE para reformar la norma, para lo que necesitó los votos del Partido Popular. La propuesta de los socialistas, supone volver a introducir en la ley la violencia y la intimidación a la hora de establecer las penas, cosa que Igualdad considera que se trata de «una vuelta al Código Penal de La Manada«.

Cabecera del PSOE durante la manifestación de la Comisión 8M en Madrid, a 8 de marzo de 2023. - Alfredo Langa
Cabecera del PSOE durante la manifestación de la Comisión 8M en Madrid, a 8 de marzo de 2023. – Alfredo Langa.

María Jesús Montero, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, ha defendido antes de que diera comienzo la marcha de la Comisión 8M, que la mayoría de las feministas están «presentes en la convocatoria oficial, en la misma manifestación». Además, ha resaltado que cada uno lleva su pancarta «como siempre», algo que considera «muy importante» para dar «una imagen unitaria del movimiento».

Por su parte, el Movimiento Feminista de Madrid (minoritario y que promueven feministas contrarias a la Ley Trans) se manifestó por separado en una marcha que arrancó a las 18.30 por el centro de Madrid. Su lema: «Feministas en lucha por los derechos de las mujeres». A esta marcha han acudido la exvicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, la vicesecretaria de políticas sociales del Partido Popular, Carmen Navarro, y Bea Fanjul, diputada del PP.

La huelga en Barcelona culmina con una gran movilización

La manifestación en Barcelona ha arrancado desde Plaça Universitat, como culminación de una jornada de huelga feminista general, laboral, de cuidados, estudiantil y de consumo. La movilización ha reunido a 40.000 asistentes, según la Guardia Urbana, y a 60.000, según la organización.

La marcha ha recorrido la Gran Vía y ha avanzado hasta el Parc de la Ciutadella. Ha habido un bloque no mixto en el que participan mujeres cis y trans, con otro bloque detrás también abierto a hombres en el que han caminado partidos políticos y sindicatos.

En Zaragoza marchan al grito de «Nadie nos silencia’

Más de 50.000 personas, según las organizaciones convocantes, se han manifestado por el centro de Zaragoza, convocadas por la Asamblea 8M y la Coordinadora de Organizaciones Feministas, con el lema «Con todas y a por todas, nadie nos silencia».

La Asamblea 8M ha defendido la Ley Integral de Libertad Sexual, la ley del ‘solo sí es sí’, porque «pone el consentimiento en el centro«, algo que reivindica el movimiento feminista desde hace «muchos años». Al mismo tiempo, han reclamado «que no se revictimice a las mujeres agredidas sexualmente y poner en el centro los cuidados integrales y la formación, y la educación sexual y afectiva a edad temprana para que no se produzcan agresiones». El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, también ha asistido a la manifestación.

Castilla y León exige «igualdad real»

Asimismo, miles de personas han salido a la calle este martes en Castilla y León para reivindicar una igualdad real y para defender los derechos de las mujeres, en el Día de la Mujer, que se ha celebrado este 8 de marzo. En Ávila la manifestación ha reunido a unas 2.000 personas, que bajo la pancarta «En la igualdad, ni un paso atrás» y han recorrdio el espacio entre la plaza de Santa Teresa hasta la Delegación Territorial de la Junta.

«En este 8 de marzo, a pesar de nuestras diferencias, nos une un fin común: construir una sociedad igualitaria, en la que todas y todos compartamos espacios y tiempos, con las mismas oportunidades», han expresado en el manifiesto.

Euskadi plantea una huelga general ante «los recortes»

En Euskadi, las feministas han planteado «una huelga feminista general», aunque sin determinar fecha, para reivindicar «el derecho colectivo al cuidado» ante «los recortes en derechos fundamentales». En una comparecencia, el movimiento feminista vasco ha insistido en la necesidad de «poner en el centro el derecho colectivo al cuidado».

«Hablamos de poner los cuidados en el centro porque históricamente han sido realizados por mujeres y no se han nombrado como trabajo. Han sido invisibilizados e infravalorados a nivel político, social y económico», han señalado las asistentes a las movilizaciones.

Andalucía camina «por todas y por el planeta»

Por su parte, la Delegación del Gobierno de España en Andalucía ha cifrado en 67 las manifestaciones comunicadas en todo el territorio andaluz este 8 de marzo. En la capital malagueña, la manifestación de la Coordinadora 8M Málaga bajo la consigna «Los derechos de las mujeres son derechos humanos» ha tenido una asistencia de 7.000 personas, según un recuento inicial de la Policía Nacional.

Al mismo tiempo, en Sevilla la multitudinaria manifestación convocada por la Asamblea Feminista ha marchado desde Torre Sevilla hasta la plaza de San Francisco, pasando por puente del Cachorro, paseo Colón y avenida de la Constitución bajo el lema «Por ti, por mí, por todas y por el Planeta».

València homenajea a las mujeres represaliadas en Irán

En València, varias decenas de mujeres se han cortado el pelo en una céntrica plaza de la ciudad como gesto simbólico de solidaridad con las mujeres que protestan contra el gobierno de Irán por la muerte de la joven iraní Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal puesto el velo. Esta acción colectiva ha sido convocada por la Coordinadora Feminista valenciana bajo el lema «Tijeretazo al patriarcado».

https://www.publico.es/mujer/feminismo-reivindica-manera-masiva-nuevo-calles.html

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ONU por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género

Nuestra vida depende en la actualidad de una fuerte integración digital: desde atender a un curso, llamar a tus seres queridos, hacer una transacción bancaria o reservar una cita médica. Todo pasa actualmente por un proceso tecnológico.

Sin embargo, un 37% de las mujeres del mundo no tienen acceso a él.

Si ellas no pueden tener acceso a internet y no existe un sistema que además les haga sentirse seguras navegando en el mundo digital, nunca podrán desarrollar las habilidades digitales necesarias para su día a día, lo que genera pérdida de oportunidades en sus vidas cotidianas, y más concretamente a la hora de estudiar carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología.

Para 2050, el 75% de los trabajos estarán relacionados con las áreas STEM. Sin embargo, hoy las mujeres ocupan apenas el 22% de los puestos en inteligencia artificial, por mencionar solo un sector, y su acceso al mundo digital se encuentra más limitado, especialmente en países en desarrollo.

Incorporar a las mujeres y las niñas a la tecnología y la educación digital permite soluciones más creativas y tiene un mayor potencial para innovaciones que satisfagan las necesidades de las mujeres, promuevan la igualdad de género y fomenten el activismo. Su falta de inclusión, por el contrario, tiene un costo enorme.

Por ello, la celebración del Día Internacional de la Mujer de las Naciones Unidas es “Por un mundo digital inclusivo: Innovación y tecnología para la igualdad de género”. La celebración homenajeará a las activistas y organizaciones que luchan por una tecnología y educación transformadoras para mujeres y niñas, explorará los efectos de la brecha digital de género en el crecimiento de las desigualdades sociales y económicas, pondrá de relieve la importancia de proteger sus derechos en los espacios digitales y abordará la violencia de género en línea.

https://www.un.org/es/observances/womens-day

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Día Internacional de la Mujer 2023: ¿por qué se celebra el 8 de marzo?

Por: Redacción HuffPost

Esta jornada de reivindicación hunde sus raíces cientos de años antes del momento en que se hizo oficial, en 1977.

Este miércoles 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una jornada reivindicativa en la que las mujeres reclaman la equiparación en derechos a los hombres, un objetivo que, aunque lleva décadas siendo una constante del movimiento feminista, dista mucho de haberse alcanzado si se atiende a los datos.

Esta fecha, marcada oficialmente en el calendario desde 1975 por la Organización de Naciones Unidas (ONU), tiene su origen, sin embargo, en tiempos tan remotos como la Antigüedad Clásica. Desde entonces, la historia ha estado salpicada por mujeres que se opusieron al orden establecido, y que unieron a todas sus semejantes para reclamar más derechos o influir en la sociedad que las rodeaba.

Lisístrata fue una de ellas. La historia de esta mujer está recogida en la obra clásica de Aristófanes, representada en Grecia en el año 411 antes de Cristo. El argumento cuenta el movimiento que encarnaron las mujeres contra la guerra civil que sufría Atenas. Las mujeres, encabezadas por Lisístrata, iniciaron una huelga de sexo, con el fin de que los hombres acabaran con el conflicto de una vez por todas.

Mujeres al frente desde, al menos, 1789

Más allá de las obras clásicas, las mujeres también han protagonizado algunos de los levantamientos políticos y sociales más determinantes de los últimos siglos. La Revolución Francesa no es una excepción, como señalan desde la web oficial del Día Internacional de la Mujer de la ONU.

En los tumultuosos días de julio de 1789, las francesas marcharon en masa hacia Versalles, el corazón de la monarquía borbónica, para exigir el sufragio universal femenino. Años después, en 1848, fueron las estadounidenses las que protagonizaron uno de lo hitos contra la discriminación que sufrían. Aquel año protestaron todas juntas frente a la prohibición que les impedía hablar en una convención contra la esclavitud.

Las norteamericanas Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott consiguieron congregar a cientos de personas en la primera convención nacional por los derechos de las mujeres en Nueva York. Años después, en 1913 y aglutinadas en torno al Partido Socialista de los Estados Unidos, se fijo el 28 de febrero como el Día Nacional de la Mujer en Estados Unidos.

Las europeas se unen a la lucha

Aquellos años la lucha de las mujeres ya empezaba a bullir con más fuerza, y alcanzó finalmente al continente europeo con mucha fuerza. Cientos de mujeres de 17 países diferentes se reunieron en la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague (Dinamarca) en 1910.

De aquel encuentro nació el compromiso de establecer un día al año para luchar por el sufragio universal femenino y, un año más tarde, en 1911 se celebró por primera vez a nivel internacional una jornada para reivindicar voto, pero también el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral. Dos años después, la ola de protestas feministas se contagió a la Rusia zarista, donde se empezaron a dar mítines clandestinos.

El estallido de la Primera Guerra Mundial marcó un antes y un después. Hartas de un conflicto que se cobraba millones de vidas al año, alrededor de 1.300 mujeres de 12 países diferentes se reunieron en La Haya (Holanda) el 15 de abril de 1915 para protestar contra el conflicto.

La guerra, que acabó con la vida de dos millones de soldados rusos, soliviantó a las mujeres, que el 23 de febrero de 1917 se declararon en huelga bajo la consigna de «pan y paz». A pesar de las críticas que vertieron los dirigentes políticos, que las acusaron de «oportunistas», ellas siguieron adelante con su protesta. El resto fue un hito histórico. Cuatro días después de iniciar el paro, el Zar se vio obligado a abdicar, y el nuevo Ejecutivo les reconoció a las mujeres el derecho a voto.

Aquel 23 de febrero, sin embargo, estaba fijado por el calendario juliano, en el gregoriano, que utilizaban el resto de países, ese día era el 8 de marzo.

Últimas décadas

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el 8 de Marzo comenzó a ganar peso en la gran mayoría de países, muchos años antes de ser reconocido en la ONU oficialmente como el Día internacional de la Mujer, algo que ocurrió en 1977. Pero antes ya se habían dado otros hitos que anticiparon ese movimiento.

El año 1975 fue declarado el Año Internacional de la Mujer, y el 8 de marzo de aquel fue el primero que se celebró el Día Internacional de la Mujer por primera vez. Desde esa fecha, tanto la ONU como sus agencias han contribuido a luchar por la la igualdad de genero, cuyo afán se materializó en la Declaración y Plataforma de Beijing, en 1995.

Ese año, 189 gobiernos firmaron una hoja de ruta histórica que persigue la materialización de los derechos de las mujeres, y en 2015 se incluyó este como el objetivo número 5 de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). Un broche que no marca el final de un camino que echó a andar, poco a poco, con Lisístrata.

https://www.huffingtonpost.es/sociedad/dia-internacional-mujer-2023-celebra-8-marzo.html
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8 de marzo: Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Por: Nelva Reyes

“[…] en Panamá, hoy, hay empresas que están solicitando pruebas de embarazo para que una mujer pueda entrar a laborar; pero más grave aún, están solicitando certificaciones del salpin o que estén operadas para no tener más hijas e hijos!”

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora, ha sido escrito con sangre y dolor por mujeres que desde 1857, han venido demandando mejores condiciones de trabajo, reconocimiento de los sindicatos, rebaja de las horas de trabajo, igual trabajo, igual salario que los hombres, la lucha por estas demandas llevó a que los dueños de las fábricas textiles en New York le pusieran candados a las puertas de las mismas y 146 de ellas murieran carbonizadas.

A lo largo de más de 166 años las mujeres han logrado conquistas importantes, que van desde el derecho a ejercer el voto, a la educación, salud, trabajo, al estudio de la Ciencia, a la igualdad de género, a la no violencia contra las mujeres, al derecho a la participación política y sindical y a la tenencia de la tierra, entre muchas otras conquistas producto de la lucha demandada por las propias mujeres.

Hoy, amparados o teniendo como excusa la pandemia de COVID-19, el sector empresarial se ha aprovechado de las circunstancias que hemos tenido que vivir haciendo recaer el peso de la pandemia en las y los trabajadores, recargando en las compañeras el trabajo que hacían cinco, dejando sólo a dos que lo realicen, manteniendo contratos suspendidos por más del tiempo estipulado por los decretos establecidos por el Ministerio de Trabajo, se dejó un vacío en lo concerniente a la licencia de maternidad, que aún a la fecha hay compañeras que no han podido cobrar la misma. A las mujeres se les hizo recaer el cuidado de los familiares, adultos mayores, los niños, al no poder asistir a la escuela de manera presencial, recayó en la madre fundamentalmente el cuidado y la atención escolar de ellos, en la casa, además del teletrabajo que realizaban y los quehaceres domésticos.

Las compañeras trabajadoras del hogar fueron las primeras a quienes se les envió para sus casas muchas veces sin pagarle sus prestaciones, dado que con quienes trabajaban fueron despedidas o suspendidas de sus trabajos.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) Panorama Laboral 2022, América Lanita y el Caribe indica que en el tercer trimestre de 2022 la tasa de participación laboral femenina regional fue de 51.8 %, siendo inferior en casi 23 puntos porcentuales a la de los hombres (70,3).

La OIT indica que resulta imperioso adoptar políticas públicas con perspectiva de género que permitan eliminar las barreras a la entrada al mercado del trabajo y que amplíen el abanico de oportunidades laborales para las mujer en general y con particular atención en aquellas de menor calificaciones.

Han transcurrido 166 años desde que mujeres dieron sus vidas por el derecho al trabajo, por una jornada laboral cónsona y justa, que les permitiera trabajar. Si embargo, en Panamá, hoy, hay empresas que están solicitando pruebas de embarazo para que una mujer pueda entrar a laborar; pero más grave aún, están solicitando certificaciones del salpin o que estén operadas para no tener más hijas e hijos. Esto es una flagrante discriminación a las mujeres y lo peor que se está solicitando tanto en la empresa privada como en instituciones del Estado.

Ante la cantidad de compañeras y compañeros desempleados, la Central General Autónoma de Trabajadores (CGTP) está demandando una Ley que contemple un Plan de Urgencia Nacional que le garantice a esos miles de trabajadoras jefas de familia un trabajo digno con un salario justo. No podemos permitir que las y los hijos de estas compañeras mueran de hambre, que no tengan para asistir a la escuela.

Así como hay dinero para pagar altos salarios, que van desde cinco mil a veintiséis mil balboas, que se le permite a cientos de empresas evadir impuestos, que se exija el pago de esos impuestos y se le garantice a las trabajadoras desempleadas un trabajo, como lo ha manifestado la OIT, un trabajo decente.

Que este 8 de marzo sea un día de demandar justicia para la mujer trabajadora que hoy llenan las calles y aceras de la ciudad y de todo el país tratando de vender algo para subsistir, ese trabajo informal con más de 16 horas laborando, sin prestaciones sociales, sin poder participar en reuniones de la comunidad para exigir agua en sus viviendas nos retrotrae a las razones por las cuales compañeras de 1857- 1905 salieron a las calles a luchar y a impulsar y promover huelgas y, dados los hechos tan violentos realizado por los empleadores, la socialista alemana Clara Zetkin, en 1910, planteó, en la Segunda Conferencia Internacional de la mujer, que el 8 de marzo de cada año se estableciera como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, luego, en 1977, la Asamblea General de las Naciones Unidas establece el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Saludos en el Día Internacional de la Mujer.

https://www.laestrella.com.pa/opinion/columnistas/230307/8-marzo-dia-internacional-mujer

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