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De la enseñanza eficaz al aprendizaje autónomo

México / 26 de noviembre de 2017 / Autor: Enrique Medina Vidaña / Fuente: El Sol de Durango

En los últimos meses, casi ya dos años, desde que se publicó la primera versión del nuevo modelo educativo para la educación obligatoria, hablar de aprendizaje y de enseñanza han sido temas habituales que el Secretario de Educación del país y otros funcionarios de distintas instituciones relacionadas con la educación como el Instituto Nacional de Evaluación Educativa, la Universidad Pedagógica Nacional, el Consejo Nacional de Evaluación, así como gobernadores y secretarios de Educación de los Estados han colocado en los medios de comunicación y las redes sociales, con el ánimo de generar opinión pública favorable a cerca de la necesidad del cambio educativo y de la urgencia de que los maestros adopten nuevas estrategias de trabajo en las escuelas, para alcanzar el propósito de que los estudiantes aprendan a aprender.

De manera paralela se ha venido hablando de la importancia de los procesos de incorporación al Servicio Profesional Docente que implican acciones de evaluación de nuevo ingreso y evaluación del desempeño, así como capacitación, actualización y regularización docente.

Sin embargo, hay poca acción específica en cuanto a la habilitación efectiva de directivos y docentes como agentes educativos capaces de generar condiciones y situaciones en las escuelas, en las aulas y demás espacios o escenarios educativos en los que los estudiantes efectivamente puedan aprender a aprender.

Para tal efecto, se requiere pensar seriamente en procesos que lleven a una enseñanza eficaz que, como decía Vigotsky permita a los maestros partir didácticamente de la zona de desarrollo real del alumno para hacerle progresar en sus procesos de aprendizaje, incidiendo en su zona de desarrollo próximo, a partir de interactuar y de hacer cosas con sus pares, en un ambiente de aprendizaje propicio para la construcción social del conocimiento.

Es decir, haciendo un ajuste en las intervenciones didácticas (capacitación, actualización) dirigidas al enseñante de tal manera que se le prepare para atender las dificultades del alumno, pues está demostrado que diagnosticar los conocimientos previos y las dificultades de aprendizaje del estudiante son elementos decisivos en la adquisición y construcción del nuevo conocimiento, así como en el desarrollo de la habilidad para aprender de manera autónoma.

Queda claro que nadie puede dar lo que no tiene, de tal forma que lo primero que hay que hacer es tener la certeza de que los enseñantes tienen las habilidades necesarias para implementar procesos mediante los cuales puedan ayudar a los alumnos a realizar aquello que ellos no pueden hacer solos al principio, apoyándoles para que poco a poco puedan hacerse cargo de todas las partes del proceso de construcción del conocimiento, a medida que van desarrollando las capacidades y competencias para hacerlo.

Decirlo es cosa fácil, la dificultad estriba en que en muchas escuelas se siguen enseñando aprendizajes declarativos abstractos y descontextualizados, que luego se convierten en conocimientos inertes, poco útiles o prácticos y escasamente motivantes para los estudiantes, e incluso, de relevancia social limitada en el contexto en el que viven los propios estudiantes.

Como artificiales, en las cuales se manifiesta una ruptura entre el saber qué y el saber cómo, y donde el conocimiento se trata como si fuera neutral, ajeno, autosuficiente e independiente de las situaciones de la vida real o de las prácticas sociales de la cultura a la que se pertenece.

Es evidente pues que se necesita una nueva concepción de actuación docente, que tome en cuenta elementos para comprender de qué manera las acciones de enseñanza apuntalan la construcción del saber de los estudiantes. Es decir, se requiere de una enseñanza centrada en prácticas educativas auténticas, que sean a la vez coherentes, significativas, creativas y propositivas.

En una palabra, una enseñanza situada, en la que se resalte la importancia de la influencia del profesor, a la par que se implementan prácticas pedagógicas deliberadas, con mecanismos de mediación y ayuda ajustada a las necesidades del alumno y a las exigencias del contexto, aplicando estrategias didácticas que promuevan un aprendizaje colaborativo y a la vez autorregulado y autónomo.

Así pues, se requiere que las tareas de aprendizaje estén orientadas al razonamiento y a suscitar la reflexión a partir de las experiencias del aprendiz, lo que implica un nuevo rol docente, más permisivo y abierto, pero a la vez más planificado y ordenado, pues tiene que preparar los escenarios de actuación y situaciones didácticas para que los alumnos puedan desenvolverse mejor, pensando en que el aprendizaje se lleva a cabo activamente ayudando a los alumnos a construir nuevas ideas sobre su conocimiento actual y anterior.

La forma en la que los docentes planifiquen su tarea, dispongan los materiales de estudio y diseñen las experiencias educativas en las que participarán los estudiantes determinarán si se logra el aprendizaje significativo, si se trasciende la repetición memorística de contenidos inconexos y si se logra construir nuevos significados, dar sentido a lo aprendido, y entender su ámbito de aplicación y relevancia en situaciones académicas y de la vida cotidiana.

En fin, para que pueda existir el aprender a aprender, se requiere del protagonismo del alumno, particularmente en la significación de los aprendizajes, de manera que éstos denoten una especial relevancia para él. Esto sólo será posible en la medida en que el protagonismo del profesor vaya siendo cada vez menor y que sea el alumno el que dirija sus propios procesos de aprender, de manera autodirigida y autosuficiente.

Sin embargo, para que esto suceda, tendrá que haber un cambio radical en la forma en que el maestro entiende el proceso de enseñanza-aprendizaje, pues esto implica prácticas de planeación y diseño instruccional de ambientes de aprendizaje cada vez más complejos, lo que implica más tiempo, esfuerzo y recursos, que muchas veces el profesor no está dispuesto a invertir.

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De la enseñanza eficaz al aprendizaje autónomo

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http://www.zonaluz.mx/w/index.php/secciones/cultura/1410-la-cultura-y-educacion-en-mexico

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Plan “Aprendizaje 2030”, la solución equivocada

Argentina / 26 de noviembre de 2017 / Autor: Saúl Hanono / Fuente: Los Andes

Se está por aplicar en nuestra provincia una reforma de la escuela secundaria llamada «aprendizaje 2030». Esta reforma es, a la vez, parte de un plan integral llamado «plan maestro». Ésta es la reforma más profunda de la escuela secundaria que se ha hecho desde su creación hace más de un siglo.

El plan comienza exponiendo los datos de la crisis educativa: alto nivel de deserción escolar y bajos resultados en las mediciones de los aprendizajes. De esto concluye, misteriosamente, que lo que ha fallado es el «formato» de la escuela, es decir, la escuela estructurada por materias. Los datos son ciertos, pero el diagnóstico es absurdo.

Porque nada se dice de las causas reales de la crisis que los docentes palpamos en las aulas todos los días: o la falta de hábitos de estudio y de trabajo en clase de los alumnos, bajísima exigencia académica (lo que solemos llamar «facilismo») y falta de un orden mínimo dentro del aula para que el profesor pueda dar clase y los alumnos puedan trabajar tranquilos.

Voy a referirme solamente a tres aspectos de esta reforma: la eliminación de las materias, el profesor por cargo y la eliminación del sistema de cursado común y graduado.

Eliminación de las materias: por primera vez en la historia de la escuela se eliminan las materias. Entendemos por «materia» los contenidos de una ciencia específica que han sido seleccionados, simplificados y traducidos a un lenguaje entendible, para ser enseñados. Esto, sencillamente se elimina y se enseñan «áreas» que agrupan distintas materias.

Por ejemplo, un profesor de historia, que ha estudiado historia como ciencia, que también ha estudiado la didáctica de esta ciencia y que tiene experiencia en dar esa materia, tendrá que dar historia pero también otras materias que no conoce en profundidad como geografía, sociología, filosofía, porque están agrupadas en el área «humanidades y ciencias sociales».

Para esto, deberá desplazar necesariamente a los profesores que dan esas otras materias. Imagine el lector la irracionalidad en la asignación de recursos humanos, cuando se desplaza al especialista y se coloca en su lugar a una persona que puede tener, en el mejor de los casos, conocimientos superficiales sobre el tema. Imagine también el empobrecimiento de la herencia cultural que se le transmite al alumno cuando se desplaza al especialista, es decir al profesor de la materia, para poner otra persona en su lugar.

La justificación de este cambio de formato es que los «contenidos» no importan, que lo que hay que enseñar son misteriosas «competencias» o «capacidades». Éste es el gran error porque la función de la escuela es y siempre ha sido la de transmitir los conocimientos de nuestra generación a la generación joven, y estos conocimientos son, justamente, los «contenidos». Esto no quita que, junto con esto, se enseñen procedimientos es decir, saber hacer cosas.

Respecto del profesor por cargo, el mismo deberá reunir 25 horas cátedra en una sola escuela y tendrá un cargo, al igual que tienen los maestros. Con esto se «primariza» la escuela secundaria y se crea una gran desocupación, porque para que un profesor concentre 25 horas en una sola escuela, necesariamente, tendrá que desplazar a varios otros profesores.

Esto está íntimamente relacionado con la eliminación de las materias, porque la única manera de que el profesor concentre tantas horas en una sola escuela es que enseñe varias materias a la vez agrupadas, como decíamos, en un «área».

El argumento que se da en este caso es que el profesor tiene que concentrar muchas horas en una escuela para que haya un conocimiento más íntimo con el alumno y para que el profesor se haga «amigo» del alumno.

Esto es un error: el alumno no necesita un profesor que haga de «amigo». Necesita un profesor que haga de profesor, un director que haga de director y un padre que haga de padre. Sin el referente adulto los chicos carecerán de guía.

Y finalmente se elimina el sistema graduado, es decir, los alumnos ya no repetirán el año si no lo aprueban, porque habrá para cada uno «trayectorias alternativas». En síntesis «exigencia académica cero».

Las tres funciones fundamentales de la escuela secundaria son preparar para la vida, para el trabajo y para los estudios superiores.

Con este sistema la escuela no preparará para la vida, porque no creará hábitos de trabajo ni dará al alumno conocimientos imprescindibles para hacer cosas básicas como leer el diario; no preparará para el trabajo, porque justamente la falta de exigencia atenta contra los hábitos de trabajo y, evidentemente, no preparará para la Universidad porque no le dará los conocimientos ni los hábitos de estudio necesarios para cursar estudios superiores.

Creo que los docentes, la comunidad educativa, la sociedad en su conjunto deben tomar manos en este asunto que es «su» propio asunto. No podemos ser indiferentes. Cuando hablamos de «los alumnos» estamos hablando de nuestros hijos y del futuro del país.

Fuente del Artículo:

https://losandes.com.ar/article/view?slug=plan-aprendizaje-2030-la-solucion-equivocada

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La didáctica de la matemática vista por profesores de didáctica

Salvador López Arnal

El título puede dar pie a alguna confesión: no estamos ante un libro que señale o apunte las probables tendencias de investigación y/o resultados de la aritmética a lo largo de este siglo. Estamos en otras coordenadas: un libro e didáctica de las matemáticas. Los autores son profesores del área de didáctica de las Matemáticas de la Universidad de Córdoba y doctores en Educación por esa misma universidad.

La estructura del libro: Introducción 1. Numeración. Sistemas de numeración. Evolución. 2. Algoritmos de cálculo. 3. Algoritmos transparentes. Cálculo pensado. Bibliografía.

En la introducción se señalan algunas de las tesis u orientaciones de los autores. Se hace necesaria, señalan, «una transformación metodológica en lo relativo a la matemática escolar que se centre en un aprendizaje significativo del sistema de numeración decimal y en el fomento del cálculo mental o razonado y flexible, algo en que lo que se está avanzando considerablemente en los últimos años» (p. 13). En la presente trabajo, añaden, «nos planteamos un análisis histórico que nos ayude a entender la evolución de la aritmética en el mundo desde al rededor del 4000 a.C. cuando encontramos las primeras referencias, hasta nuestros días, siguiendo con más atención la trayectoria de las civilizaciones que más nos han influido». El análisis anunciado, en 100 páginas, no puede ser sino muy, muy sucinto, muy esquemático.

Presentan también un «planteamiento del cálculo basado en el conocimiento profundo del sistema de numeración decimal y orientado hacia el desarrollo de la competencia matemática que se demanda en la actualidad» (¿por parte de quién?,. ¿de los mercados?, ¿de las corporaciones?) y un estudio comparativo de «los algoritmos tradicionales y otras alternativas, tanto históricas como actuales» (p.13).

El primer capítulo, como no podía ser de otro modo, es un resumen de lo aportado por grandes investigaciones. El segundo es un aproximación a los algoritmos de cálculo. Algunos pasos de interés, algunas curiosidades. Por ejemplo, las páginas dedicadas a la multiplicación rusa o campesina (pero no explica el fundamento del algoritmo, la suma de los sumandos con asterisco, los valores generados en la primera columna cuando el segundo factor es impar y restamos una unidad). Algunas reflexiones sobre política educativa se encuentran al final de este apartado. Esta por ejemplo: «A nivel nacional, se están desarrollando iniciativas muy interesantes en el uso de algoritmos transparentes, es decir, el uso de procedimientos de resolución que nos dejen ver qué está pasando con los números con los que estamos operando» (p. 60). Las iniciativas señaladas tienen en común una serie de características. Una de ellas -«En todo momento se trabaja con números y no con cifras»- es enigmática. ¿Cómo se trabaja directamente con números y no las cifras que los representan?

El último capítulo, el 3, «Algoritmos transparentes. Cálculo pensado», es acaso el que muestra más originalidad. El sentido numérico es el protagonista. Con algunos pasos mejorables. Este por ejemplo: «El objetivo principal de la aritmética debería ser que la persona conozca en profundidad el sistema de numeración decimal y las operaciones con los números, así como sus propiedades, de forma que pueda aplicarlas de manera conveniente al cálculo». ¿De la aritmética o del aprendizaje de la aritmética? Los ABN, los algoritmos abiertos basados en números, se presentan en las páginas 70-83.

En la reflexión final, pp. 90-91, hablan, muy razonablemente, de hacer ver las matemáticas como una materia más amigable y señalan que una parte importante de los sentimientos negativos hacia ellas tienen que ver, tienen sus raíces en la mayoría de los casos, «cuando se establecen los cimientos del pensamiento matemático». Si se consigue cambiar la forma en que se aborda la materia en las escuelas a esas edades, probablemente se conseguirá mejorar la relación con las matemáticas. Es una conjetura más que razonable.

Otros pasajes causan inquietud. Este por ejemplo: con lo expuesto, creen que se pone en valor la utilidad «de nuestro sistema de numeración, la conveniencia de aprender unos algoritmos que nos permitieron hacer operaciones forma rápida en otras épocas, así como la necesidad de un cambio de paradigma en la escuela en lo referente a la aritmética escolar ante la demanda de la sociedad actual». No me queda los contornos definidos del cambio de paradigma que proponen pero, sea como fuere, la expresión «ante la demanda de la sociedad actual» permite diferentes interpretaciones, algunas de ellas poco científicas y nada didácticas, y extremadamente peligrosas, las que confunden sociedad con necesidades de las grandes corporaciones y la economía desarrollista.

Bernardo Gómez y su Numeración y cálculo es una referencia importante para los autores. Resulta raro encontrar en la bibliografía una referencia a una publicación de la OCDE y ninguna referencia a Morris Kline o a un libro reciente sobre el descubrimiento del cero: Amir D. Aczel, En busca del cero. La odisea de un matemático para revelar el origen de los números.

Sería bueno conocer, en todo caso, qué piensan los profesores de Matemáticas a los que va dirigido este libro. Mucho tienen que decir. La práctica también ese esencial en estas temáticas. De hecho, tanto el cálculo ABN como el cálculo táctico han surgido del trabajo didáctico y de investigación de Jaime Martínez Montero y M.ª Teresa García Pérez, ambos maestros de primaria.

Fuente del articulo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233923

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Didáctica y curriculum: Aportes teóricos y prácticos para pensar e intervenir en las prácticas de la enseñanza

Sinopsis

En este Libro de Cátedra titulado “Didáctica y Curriculum. Aportes teóricos y prácticos para pensar e intervenir en las prácticas de enseñanza” nos proponemos visibilizar algunas producciones que las autoras hemos realizado como resultado de nuestras propias prácticas de investigación y de intervención en la enseñanza. Desde diferentes perspectivas teóricas y con matices particulares, estamos convencidas que la Didáctica y el Curriculum son mucho más que disciplinas teóricas o contemplativas de la realidad educativa. Nos posicionamos en entenderlas como disciplinas volcadas de alguna manera al campo de las prácticas, en diálogo con los docentes, buscando intervenir para que todos tengamos más y mejores prácticas de enseñanza y de aprendizaje. Algunos trabajos de los aquí publicados formalizan fichas de circulación interna de la cátedra Diseño y planeamiento del curriculum (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación –FaHCE–, Universidad Nacional de La Plata –UNLP–), en la que nos desempeñamos la mayoría de las autoras; otros tienen su origen en prácticas de investigación y de reflexión que se realizan en otras cátedras del ámbito universitario y también en Institutos Superiores de Formación Docente (Provincia de Buenos Aires); y otros se conforman a partir de reflexiones aún no plasmadas por escrito y generadas en las prácticas de enseñanza.

Fuente https://libros.unlp.edu.ar/index.php/unlp/catalog/book/768

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Planificación y desarrollo. La evaluación docente

República Dominicana / 29 de octubre de 2017 / Autor: Félix Bautista / Fuente: Listin Diario

Enseñar a un niño a leer, escribir y pensar con sentido crítico es sumamente complejo. Para lograrlo, se requiere comprender el contexto en el que se trabaja; dominar los contenidos que se imparten; manejar un amplio catálogo de estrategias pedagógicas; desarrollar conocimientos prácticos en un ambiente de libertad, confianza, atención, empatía y autoridad.

El profesor mexicano Felipe Martínez Rizo, en su obra “La evaluación de docentes de educación básica: Una revisión de la experiencia internacional (2016)”, explica “que los buenos maestros son responsables de la conducción y el monitoreo del aprendizaje de sus alumnos (Ö); crean las condiciones para mantener su atención e interés en los contenidos; motivan a los alumnos al trabajo individual y en grupo; organizan su labor de enseñar en función de lo establecido por la escuela; evalúan el progreso de forma particular y grupal; y  saben medir el aprendizaje”.

Los maestros y la calidad de su enseñanza, representan el elemento más importante en el aprendizaje de los alumnos. Su desempeño es directamente proporcional a la calidad y equidad educativa. Un estudio realizado por Eric Alan Hanushek, de la Universidad de Stanford, explica que “los estudiantes cuyos docentes se encuentran en los niveles más altos del rango de efectividad, logran un año adicional de crecimiento en el aprendizaje”. De ahí la importancia que reviste conocer y evaluar el desempeño docente.

Los países europeos, asiáticos, americanos y africanos, con sus diferencias y formas, han asumido como una prioridad de sus sistemas educativos, evaluar la labor que realizan los maestros en los centros de enseñanza.

Para Héctor Valdez Veloz, especialista en matemáticas de la Universidad de La Habana, “la evaluación docente permite caracterizar el desempeño del maestro, determinar sus cualidades profesionales, su preparación, rendimiento y sus necesidades de formación y apoyo”.

Bajo el liderazgo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se han elaborado diversos estudios relacionados con las “mediciones nacionales e internacionales para el aprendizaje de los estudiantes”, lo que ha obligado a los países a evaluar a sus docentes. En primera instancia, estas evaluaciones se han centrado en el control, vigilancia y sanción, lo que ha generado tensiones y resistencia en gremios que agrupan a los maestros.

La UNESCO ha establecido los distintos tipos de dificultades, para la evaluación del desempaño docente: la dificultad de definir los criterios de calidad del desempeño; las limitaciones de los instrumentos de obtención de información; identificar el marco normativo más adecuado para legitimar los propósitos, el alcance y las repercusiones de la evaluación y preservar las garantías de los evaluados; la necesidad de la generación de una cultura de evaluación para la mejora y la garantía de la intimidad y el honor de los evaluados, con las acciones que se deriven de la evaluación.

Para superar estos desafíos, la mayoría de los países han diseñado un modelo combinado entre evaluación docente y carrera profesional. De esta manera, los maestros tienen la oportunidad, a través de los programas de capacitación, de mejorar su cualificación profesional y desempeño docente, y al mismo tiempo, escalar en el sistema educativo y en el ámbito económico, en función de su preparación.

El caso chileno es una experiencia de referencia en la evaluación del desempeño docente en América Latina por diversas razones: primero, fue elaborada por consenso entre los sectores involucrados (Ministerio de Educación, el Colegio de Profesores, las municipalidades y los investigadores); segundo, diseñaron un sistema de evaluación, cuyo objetivo esencial era el desarrollo profesional de los docentes y la mejora de su desempeño, y tercero, el Sistema de Evaluación fue sometido a una consulta nacional y fue aprobada por el 70% de los participantes. Como experiencia, la UNESCO recogió el modelo chileno en una obra titulada “De la resistencia al cambio”.  La evaluación es obligatoria y se realiza cada cuatro años, con cuatro instrumentos de evaluación: “una autoevaluación, un informe del director y del jefe técnico de la escuela, una entrevista por un evaluador y un portafolio, que contiene la planeación de una unidad pedagógica y la filmación de una clase.” La evaluación da como resultado la clasificación de los docentes como “destacado, competente, básico e insatisfactorio.”

En Canadá, el modelo de evaluación se realiza en los tres niveles de la carrera docente y es solicitada por el director de la escuela. En Reino Unido, los directores son los que realizan las evaluaciones cada año, las cuales son auditadas por un evaluador externo. Los evaluados deben mostrar un desempeño trascendente y sostenido y deben contribuir con la escuela. En Australia, se establece qué se espera de cada maestro en los distintos niveles (profesores principiantes, profesores con experiencia, profesor líder I y líder II).  En Cuba, los docentes se evalúan todos los meses y participan el sindicato de maestros y los estudiantes.

En Colombia, es necesario que los maestros recién graduados realicen un año de pasantía, para poder ingresar de manera formal a la carrera. Cumplido este requisito, se inicia la evaluación docente cada año en tres etapas: Primero, aquellos que igualen o superen el 60% en su evaluación, se inscriben en “la jerarquía docente” y los que no superen o logren esta calificación, “deben abandonar el servicio”. Segundo, los que lograron la jerarquía docente  deben evaluarse cada año para medir las habilidades pedagógicas, el manejo de la didáctica, la capacidad para solucionar problemas, el manejo de grupos y de comportamiento de los estudiantes, el interés en la mejora de la calidad de la educación, y el logro de los buenos resultados.

Tercero, se realiza una evaluación voluntaria para aquellos que solicitan una promoción de grado. Quienes superan esta evaluación son promovidos y les corresponde un aumento de salario. La evaluación docente es fundamental para la competitividad de los maestros y estudiantes.

Fuente del Artículo:

https://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2017/10/24/487845/la-evaluacion-docente

Fuente de la Imagen:

http://www.ministeriodeeducacion.gob.do/comunicaciones/noticias/navarro-asegura-evaluacion-del-desempeno-docente-ayudara-a-mejorar-la-calidad-educativa

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Panamá: III Congreso de Educación Inclusiva

Panamá/02 de Octubre de 2017/ Panamá On

Como un aporte al conocimiento y a las herramientas necesarias para brindar una atención de calidad y de igualdad basada en la inclusión, el Ministerio de Educación (Meduca) a través de la Dirección Nacional de Educación Especial, con el apoyo del Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE), desarrolló el “III Congreso de Educación Inclusiva».

La asamblea que congregó a supervisores nacionales, docentes especiales y de grado, además de especialistas técnicos y la comunidad en general relacionada con temas de discapacidad procedentes de todo el país, cuyo lema es “Generando Procesos Inclusivos en Nuestras Escuela”, tuvo como sede el auditorio del centro educativo Monseñor Francisco Beckman, de la región educativa de Panamá Norte.

El evento se caracterizó por centrase en brindar a los participantes estrategias didácticas y actualizadas que les permitan relacionarse y trabajar la flexibilidad curricular y un enfoque educativo basado en las competencias de los estudiantes, haciendo énfasis en el derecho al acceso de la enseñanza con calidad y equidad para todos, impulsando acciones que permitan minimizar las barreras para el aprendizaje.

Este congreso de carácter internacionales contó con la participación de conferencistas extranjeros como el doctor Ángel Guirado de España, quien detalló el tema sobre el Éxito Escolar e Inclusión Educativa; por su parte Eva Díaz de México presentó la ponencia sobre Instrumentos de Evaluación de los Aprendizajes, Lectura, Escritura y Matemáticas para estudiantes con Discapacidad.

El tercer expositor que estuvo en nuestro país, para brindar sus conocimientos en temas de atención a estudiantes con discapacidad fue el doctor Cameron Montgomery de Canadá, discernió sobre el Estrés y como sobrellevarlo en la Adolescencia, así como el Déficit Atencional y la Depresión.

Por otra parte, destacaron las participaciones de la directora general del IPHE Maruja G. de Villalobos, quien presentó la labor de la institución en el Cambio de Paradigma de Educación a la Plena Inclusión, Sandra Schvets con las Técnicas de Musicoterapia en Panamá también de los testimonio de personas con experiencias exitosas que lograron superar todas las adversidades y contratiempos, alcanzando sus sueños y metas a nivel personal y profesional.

Durante el foro los asistentes pudieron participar de talleres grupales y mesas de trabajo en las cuales desglosaron temas puntuales como El Curriculum funcional Natural y su impacto en la Población con Autismo y otras condiciones de Discapacidad Intelectual, Altas Capacidades, la Escritura Braille, Estrategias para el manejo de Estudiantes con déficit atencional en el aula de clases, Articulación de los procesos lectores de Preescolar vs Primer Grado, Adecuaciones Curriculares un Reto de Todos, Lengua de Señas, Deportes Adaptados, entre otros.

Cabe destacar que la Fundación Valórate a través de sus colaboradores dieron a conocer su labor en beneficio de la población con discapacidad y su esfuerzo en hacer de cada individuo una personal útil a la sociedad, también se desarrollaron talleres sobre Psicología y Trabajo Social con expertos en estas temáticas.

 

 

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Didáctica de la innovación

Argentina / 24 de septiembre de 2017 / Autor: Mario Dehter / Fuente: Mariodehter.com

Los agentes del ecosistema educativo en Iberoamérica padecemos divergencias conceptuales entre “educar para la innovación” y la “innovación educativa” confundidos por la tendencia a sobredimensionar el papel de lo que la tecnología digital puede y debe lograr en las escuelas.

Si bien los estudiantes incapaces de navegar en el paisaje digital no son capaces de participar en nuestra vida social, económica y cultural, tenemos que poner a cada cosa en su lugar. En caso contrario, llenaremos al concepto de la “didáctica para la innovación” en una serie de declaraciones rimbombantes, vacías de sentido e inútiles.

Confieso que yo no comprendo “ni j” a la gran mayoría de los “speakers” cuando en “estado TED-style relatan, en menos de 20 minutos, conceptos “raros” que no funcionan para la instituciones y estudiantes que conozco; aseguro que estoy hablando de decenas de instituciones y de varios miles de estudiantes en Iberoamérica.

En el pasado, la educación consistía en enseñar “algo” a la gente; explicar qué era y mostrar cómo se gestionaba. Eso ha sido operativo mientas que ese “algo” no sufría modificaciones y siempre estaba en un mismo escenario estable. Ahora, se trata de ayudar a los estudiantes a desarrollar competencias para trazar su propio camino a través de escenarios socioeconómicos inciertos, tecnológicamente volátiles y políticamente ambiguos.

Para lograr una didáctica de la innovación que sirva a la gente y enriquezca a la sociedad tenemos que innovar en la educación: crear nuevas metodologías, innovar en los diseños instruccionales y desarrollar nuevos contenidos que resuelvan a las necesidades que sabemos que están por llegar a mediano y largo plazo. Para ello, no es suficiente por sí misma la “tecnología digital”.

En estos días, ya no sabemos exactamente cómo se desarrollarán las cosas, a menudo nos sorprendemos y necesitamos aprender de lo extraordinario, y a veces cometemos errores en el camino. A menudo, serán nuestros errores y fracasos los que permiten entender adecuadamente lo que sucede, los que crean el contexto para aprender y crecer. Esto sería, desde mi punto de vista, la base de la didáctica para la innovación.

El mundo contemporáneo ya no recompensa a las personas sólo por lo que saben, sino que las personas triunfan por lo que pueden hacer con lo que saben y por la velocidad con lo que pueden encontrar dónde y cómo aprender lo que deben saber.

Este es el principal factor diferenciador de la didáctica para la innovación: la educación se está transformando en aplicar el pensamiento crítico, solucionar problemas bien diagnosticados y tomar decisiones en escenarios inciertos o cuando no se dispone de toda la información necesaria para elegir la mejor opción posible.

La didáctica para la innovación no se limita a instruir sobre las formas eficaces de trabajar con eficiencia, sino que, además, incluye el aprendizaje de colaborar y cooperar para diseñar y usar herramientas que se pueden compartir en diferentes trabajos.

El ecosistema educativo en Iberoamérica debe perder el miedo a la irrupción de la tecnología digital que los estudiantes esconden entre los cuadernos y los libros; debemos evitar que nuestros estudiantes se sientan obligados a apagar todo lo que tiene un botón de encendido.

Hay que lograr que la “tecnología digital” sea un instrumento para facilitar a la didáctica para la innovación y abandonar la fantasía que saber usar el Word para copiar información de Wikipedia, o elaborar una planilla de Excel para trazar un poliedro es “educación para la innovación”.

La tecnología digital proporciona excelentes plataformas para la colaboración en la creación de conocimiento donde los profesores pueden compartir y enriquecer los materiales de enseñanza. Y, de hecho, si nos fijamos en los países con los estudiantes más expertos en el uso de la tecnología digital, ellos suelen establecer más conexiones con sus profesores incluso en tiempos y espacios ajenos a las aulas.

El uso de la tecnología digital para apoyar a la educación para la innovación debe facilitar metodologías didácticas basadas en la investigación y espacios de trabajo colaborativos.

La tecnología digital es nuestra mejor apuesta para mejorar el aprendizaje experiencial, fomentar procesos de aprendizaje basados en proyectos y la investigación, facilitar las actividades prácticas y el aprendizaje colaborativo, ofrecer una evaluación formativa en tiempo real y favorecer a la integración de toda la comunidad regional e internacional en los procesos educativos que tienen lugar en la institución educativa.

Tenemos muchísimos buenos ejemplos tales como los laboratorios remotos y virtuales, los cursos online interactivos, software para la experimentación y la simulación, las redes sociales y los “juegos serios”.

Ahora bien, aunque podamos definir de varias maneras qué es la educación para la innovación, para cumplir sus propósitos es necesario desarrollar las competencias didácticas de los instructores y estrategias que aseguren su perfeccionamiento continuo.

Los responsables de la formulación de políticas educativas necesitan mejorar sus propios conocimientos y la manera de apoyar a la “didáctica de la innovación” sin obnubilarse porque simplemente facilitan el acceso a la tecnología digital.

Nada de esto va a funcionar sin que los instructores se conviertan en agentes activos de cambio, no sólo implementando innovaciones tecnológicas, sino también que sean capaces de diseñarlas.

Una cosa es clara: la tecnología digital puede amplificar una gran enseñanza, pero una gran tecnología digital nunca reemplazará la enseñanza deficiente.

Fuente del Artículo:

Didáctica de la innovación

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