La Disciplina Positiva y sus beneficios en la educación

Por Julia Pardo

Termina el curso escolar después de unos meses de incertidumbre, y de una dinámica escolar un tanto compleja a la par que intensa. El aspecto positivo, por recalcar algo significativo durante este tiempo, ha sido el cambio de perspectiva que ha llevado, a los profesionales de la educación, a exprimir al máximo una metodología innovadora centrando la atención en el traspaso de contenidos a través del mundo virtual, como una herramienta válida y efectiva.

La renovación en la mentalidad educativa ha influido en la construcción de un camino complejo para así llegar a la gran diversidad de niños que conforman los centros educativos españoles. Por ello, es necesario plantear la posibilidad de implementar nuevas metodologías relacionadas con el bienestar emocional. Estudios recientes en psicología determinan que, en el año 2030, más del 80% de las personas padecerá depresión. Este trastorno mental, actualmente, sigue siendo una incógnita para parte de nuestra sociedad y se está expandiendo con mayor celeridad en un gran número de personas debido al alto nivel de autoexigencia y estrés.

La Disciplina Positiva hace especial hincapié en este aspecto. «Los adultos podrían aprender más sobre el principio de concebir los errores como oportunidades para observar a los niños mientras aprenden a andar. Ellos no malgastan el tiempo en sentirse incapaces cada vez que se caen. Simplemente se vuelven a levantar. Si se hacen daño en la caída, pueden llorar durante unos minutos antes de volver a levantarse solos, pero no incorporan a su experiencia culpa, crítica, u otros mensajes contraproducentes», explica Jane Nelsen.

Esta interesante disciplina tiene sus orígenes en los años veinte en el ámbito de la psiquiatría infantil, aunque fue en los ochenta cuando Jane Nelsen sistematizó y experimentó con esta metodología comprobando sus beneficios en la educación. Así, se observa la importancia que tiene el establecer unos cimientos sólidos y bien forjados sobre los que se asienta toda la estructura educativa, teniendo como prioridad la salud mental del niño. Si conseguimos consolidar esta configuración, partiendo de lo emocional y potenciando el autoconcepto, podremos observar un descenso destacado en los trastornos mentales futuros como la depresión.

El sistema emocional tiene reglas universales basadas en la comunicación, el amor, el entendimiento y la empatía, que influyen en el modo de entender el comportamiento del niño, ayudando a reconducir la conducta de una manera positiva y satisfactoria. Todas las personas tienen derecho a alcanzar una vida plena en la que la felicidad sea el motor para alcanzar nuestras metas, ya sean personales, laborales, o académicas, entre otras.

Entre los beneficios de esta disciplina, en la educación de los niños, abordaremos las diferentes maneras de llevar a cabo este método innovador desde el respeto mutuo y la colaboración. La manera en la que enseñamos a los niños es con hechos, no con palabras, y produce un fuerte beneficio enriquecedor en su crecimiento personal.

  1. Como primera premisa, el niño aprende explorando su ambiente y no siempre una conducta no adaptativa será consecuencia de una intrínseca actitud negativa. La intención del niño siempre va a ser divertirse, explorar y jugar, por lo que, posiblemente, lo que se tiene que poner en marcha es un marco y una delimitación clara ante determinadas conductas. Si se establecen límites y luego no se cumplen por falta de firmeza, por ejemplo, el niño estará tentado a pasarlos por alto y esos límites se perderán. Estos son necesarios en cualquier relación, centrándonos en cómo los establecemos para que la Comunicación No Violenta alcance el propósito de ser un proceso de responsabilidad y autenticidad donde prime la expresión de nuestro sentimiento de amor.
  2. Enseñar habilidades para la resolución de problemas y la toma de decisiones. Además, se incluye la importancia de ser responsables de nuestras propias necesidades haciendo partícipes a las personas que nos rodean, pero nunca culpabilizándolas de no alcanzar las expectativas que tenemos sobre ellas. Por ello, es necesario saber que los juicios y sentimientos proporcionan luz a nuestras necesidades y es primordial hacer una interpretación coherente para evitar el sufrimiento prolongado en el tiempo.
  3. Ayudar al niño a sentirse importante, a valorar diariamente el esfuerzo que implican sus tareas en todos los ámbitos de su vida. Esto se verá reflejado en el desarrollo de una gran capacidad de superación así como en la organización de retos a corto y largo plazo de mayor complejidad. La conexión del niño con su «yo» interior conforma un marco de reconocimiento, de comprensión y de cuidado que le hará aprender a manejar herramientas que generen amor, siendo esto una ley universal más.
  4. La CNV ―Comunicación No Violenta― es el lenguaje que genera en el niño una sensación de cuidado, consideración y comprensión. Este concepto es aplicable tanto al niño como al adulto ya que la comunicación es nuestra condición como seres sociales, necesaria para transmitir e intercambiar información, y compartir ideas. La psicóloga Pilar de la Torre ha realizado varios estudios sobre este concepto destacando el efecto boomerang de bienestar incuestionable que genera la CNV. Y es que, al poner en práctica esta comunicación sana, accedemos a actitudes inteligentes y eficaces porque no alimentamos resistencias. Por lo tanto, cuando ofrecemos respeto y comprensión al niño, contamos con más posibilidades de que este adquiera una actitud positiva hacia la situación que se enfrenta y genere el deseo de cuidarnos.
  5. «Necesitamos enseñar reiteradamente a los niños que los errores son oportunidades maravillosas para aprender». Partiendo de esta frase de Jane Nelsen, podemos plantear que la felicidad es una búsqueda constante, no es un estado en el que nos encontramos. Por este motivo, el niño no debe vivir en una continua burbuja de felicidad donde prime la sobreprotección y donde el fracaso sea motivo de estancamiento. El niño tiene que vivir todas las emociones para que él mismo sepa enfrentar a aquellas que son negativas y aprenda a levantarse por sí solo, se fortalezca en cada caída y seamos los adultos los que le acompañemos en el camino como un apoyo firme y seguro.

Te invito a reflexionar por un momento si es necesario un cambio en el sistema educativo donde se incluya el aprendizaje de las emociones como herramienta básica para el desarrollo integral del niño. Las emociones no se aprenden, hay que vivirlas. Apostemos por la infancia suprimiendo etiquetas innecesarias que limitan al niño y que, en su lugar, se ofrezcan estrategias que le permitan desarrollarse como persona resiliente, con espíritu crítico y con capacidad para generar amor en su lenguaje diario. El aprendizaje debe ser siempre mutuo (alumno-docente, docente-alumno) donde nos enamoremos de lo que somos porque cuando amamos, aprendemos.

«Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo». Aristóteles

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¿Hacia dónde debe ir la educación en Colombia?

América del Sur/Colombia/publimetro

El mundo avanza rápidamente y que los modos de aprendizaje de los jóvenes cambian constantemente.

Hoy se hace más que necesario deshacerse de las viejas estructuras e indagar por nuevos modelos de educación más acordes a los estudiantes del siglo XXI, que tienen más y diferentes formas de asimilar el aprendizaje. ¿Hacia dónde debe ir la educación en Colombia?

En ese sentido, el Colegio Bilingüe Hispanoamericano Conde Ansúrez , en el marco de sus 60 años y su programa de responsabilidad social, llevará a cabo el II Simposio Hispano – Competitividad Organizacional y Educativa para el siglo XXI, un evento sin costo dirigido a educadores en donde habrá seis ponentes especialistas en temas de excelencia, liderazgo, responsabilidad social, tecnología, educación para la compresión y disciplina positiva, temas de vanguardia para formar a niños del siglo XXI.

“Queremos hacer una extensión de la educación pata mejorar la calidad. La idea es que los asistentes puedan darse cuenta de nuevas experiencias y retarse para que puedan llevar nuevas experiencias de enseñanza a las aulas”, explica Javier Gil, gerente del colegio.

Gil, especialista en educación y formación de niños y jóvenes, habló con PUBLIMETRO acerca de varios aspectos generales para mejorar la educación en Bogotá y en Colombia.

¿Cuáles cree que son los principales retos de la educación en Colombia?

Necesitamos formar ciudadanos para el Siglo XXI. Los estudiantes de hoy no son los mismos de hace 5 o 15 años. Estamos hablando de estudiantes que son nativos digitales, que están aprendiendo por medios audiovisuales y que tienen un desarrollo a fin por el cuidado del planeta y la buena convivencia. Son estudiantes que necesitan otra metodología para aprender. El reto es preparar a estos niños para que en esa globalidad sean ejemplares en liderazgo, en ética digital, en responsabilidad social y convivencia con los demás, y también en temas de investigación y acción. El docente se tiene que formar para trasgredir las barreras que existen y actualizar los contenidos y sus planes curriculares.

¿Considera que la brecha todavía es grande entre los colegios públicos y privados?

Claro que sí. Una brecha es la de la educación rural contra la de la ciudad y otra es la brecha de la educación pública. Aunque hay que decir que hay buenos esfuerzos hoy sobre desarrollo de la educación pública por parte del Ministerio de Educación y las secretarías. Hay instituciones públicas reconocidas por sus buenos resultados.

¿Qué condiciones necesitan los docentes para volverse mejores formadores?

Hay un tema histórico, que lleva décadas, y todo parte de no visualizar la educación con un sentido social. Si impactamos la educación y todos nos la jugamos a mejorar los estándares que cada institución tiene, y estos se alinean a los mejores a nivel nacional, y por qué no a nivel internacional, cada institución tiene que superarse para impactar al estudiante.

¿Qué es la disciplina positiva?

Es una nueva tendencia de educación. Es olvidar ese pasado del prefecto de disciplina castigador o la familia castigadora en casa. Se trata de trabajar con los niños y jóvenes un proceso de autorreflexión de sus actos. Es corregir, pero con amabilidad y firmeza. Es hacer las reflexiones de las condiciones que son optativas y correctas, en el momento adecuado, con la persona adecuada. Es una filosofía en la que se respeta el valor de la persona, pero se fomenta la autorreflexión para formar mejor seres humanos, que se relacionen más por el ser que por el hacer.

¿Qué es lo primero que debe hacer una institución para dar el primer paso hacia el cambio?

El primer paso es estar convencido de que hay que actualizar los currículos y las experiencias de aprendizaje y enseñanza y después buscar las rutas, porque hay muchísimas fuentes y buenas practicas llevadas a cabo en el mundo que se pueden llevar a una institución y a un aula. Y hay que llevarlas a la acción en medio de un proceso. La educación no es un evento mágico, es un proceso de formación de hasta 15 años en un colegio.

¿Cómo asistir?

El II Simposio Hispano se llevará a cabo el 18 de septiembre en el Centro de Convenciones Cafam Floresta, de 7:30 a.m a 5:30 p.m.

Los interesados pueden enviar un correo a simposio@hispanoamericano.edu.co con nombre, institución en la que trabaja y cargo. A vuelta de correo le llegará  la invitación digital para que pueda ingresar al evento.

Fuente e imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2019/09/13/hacia-donde-ir-la-educacion-colombia.html

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Disciplina sin azotes: guía para educar sin violencia por edades

El castigo corporal no educa, solo provoca daños: se asocia con una mayor probabilidad de padecer trastornos mentales, intentos de suicidio y consumo de drogas en la edad adulta

¿Son útiles los azotes para enseñar a los niños a comportarse? La respuesta aún no es rotunda a favor del sí o del no, pero cada vez más países ven esta práctica como algo negativo para la salud de los niños.

En todo el mundo, cerca de 300 millones de niños de 2 a 4 años, es decir, tres de cada cuatro, reciben algún tipo de disciplina física por parte de sus padres o cuidadores. De estos últimos, 1.100 millones consideran que el castigo físico es necesario para criar o educar adecuadamente a un niño, según UNICEF.

‘Disciplina efectiva para criar niños sanos’ es la nueva guía, tras la última revisión llevada a cabo en 1998, que la Academia Americana de Pediatría (AAP) ha publicado recientemente. Su objetivo es erradicar los castigos físicos y verbales como métodos correctivos, los cuales son legales en todos los estados del país.

Un estudio anterior, realizado en 2016 conjuntamente por las universidades de Texas y de Michigan y publicado por The Journal of Family Psychology, destacó que los castigos físicos pueden provocar un peor comportamiento y más agresividad a largo plazo y tienen los mismos efectos que haber sufrido «abusos físicos» durante la juventud, aunque de manera «ligeramente inferior».

Catigo físico: «Todo castigo en el que se utilice la fuerza física y se pretenda causar cierto grado de dolor o incomodidad, aunque sea leve»

La Iniciativa Global para Acabar con el Castigo Corporal a los Niños define el castigo corporal o físico como «todo castigo en el que se utilice la fuerza física y se pretenda causar cierto grado de dolor o incomodidad, aunque sea leve». Esto implica, principalmente, golpear a los niños con la mano(bofetadas o azotes) o con un instrumento (látigo, palo, cinturón, zapato, cuchara de madera, o similar); pero también puede conllevar dar patadas, sacudir, empujar, pellizcar, morder, o tirar del pelo o las orejas a los niños, además de obligarles a permanecer en posiciones incómodas o a ingerir, de forma forzada, algún producto, por ejemplo, lavar la boca de un niño con jabón o hacerle tragar especias picantes.

Por otro lado, las formas no físicas de castigo por parte de los padres también tienen efectos perjudiciales sobre la autoestima de los niños. Aquí se incluyen, entre otros, el castigo que menosprecia, humilla, avergüenza, denigra, amenaza, asusta o ridiculiza al niño.

Los problemas económicos, las enfermedades mentales, la violencia de pareja o el consumo de drogas aumenta el riesgo de propiciar castigos físicos a los hijos

Existen evidencias de que el apoyo al castigo corporal entre los padres está disminuyendo en los Estados Unidos. En 2004, muchos de ellos consideraban los azotes como una forma socialmente aceptable de disciplina, pero una encuesta nacional, realizada en 2016, muestra que dicho apoyo cada vez es menor, particularmente entre los padres jóvenes.

El castigo corporal, como medio educativo, es más frecuente en hogares con padres que sufren síntomas depresivos, que recibieron una educación de estas características, o que están influenciados por un trauma de su juventud y relacionan los comportamientos negativos de sus hijos con sus propias experiencias pasadas. Además, el riesgo de propiciar castigos severos a los niños aumenta cuando la familia está experimentando factores estresantes, como problemas económicos, enfermedades mentales, violencia de pareja o abuso de sustancias.

Consecuencias del castigo corporal

Según los investigadores de la AAP, el castigo corporal está relacionado con un mayor riesgo de trastornos, tanto de comportamiento como cognitivos, psicosociales, físicos o emocionales, en los niños que los sufren. Los golpes a niños menores de 18 meses aumentan la probabilidad de que padezcan lesiones físicas, pueden llevar a un comportamiento agresivo en niños en edad preescolar y escolar, y aumentan los enfrentamientos de los hijos con los padres, dañando así la relación filio-paternal.

Por otra parte, el castigo corporal se asocia con una mayor probabilidad de padecer trastornos mentales, intentos de suicidio y consumo de drogas en la edad adulta.

El castigo físico en el mundo

En 1989, la ONU, a través de su Comité de los Derechos del Niño, instó a todos los estados miembros a prohibir el castigo corporal de los niños e instituir programas educativos sobre disciplina positiva. «Las partes tomarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño de todas las formas de violencia física o mental, lesiones o abuso, negligencia o tratamiento negligente, maltrato o explotación, incluido el abuso sexual, mientras esté bajo el cuidado de los padres, tutores o cualquier otra persona que cuide del niño», señaló.

De acuerdo con los últimos datos de Unicef y la Iniciativa Global para Acabar con el Castigo Corporal a los Niños, publicados en 2017, en la actualidad, únicamente sesenta países a nivel mundial han implantado leyes que prohíben totalmente el uso del castigo corporal contra los niños en el hogar. Entre ellos, Suecia fue pionera en adoptar una legislación en 1979. España, modificó, en diciembre de 2007, el artículo 145 del Código Civil, que permitía que los padres o tutores «corrigieran» moderadamente a los hijos. A partir de entonces, estos deben «respetar su integridad física y psicológica».

Sorprende la situación de algunos países culturalmente avanzados. Así, Francia, Italia o Reino Unido no tienen prohibiciones o tienen leyes poco claras, mientras que la legislación canadiense defiende el derecho de los padres «a administrar castigos físicos a sus hijos de entre dos y 12 años, pero sin usar objetos o golpes en la cabeza».

Educar según las etapas de la infancia

La palabra «disciplina» proviene del latín («disciplinare»), que significa enseñar o entrenar, siendo el discípulo el seguidor o alumno de un maestro, líder o filósofo. Educar a los hijos no es sencillo, pero conocer algunas estrategias disciplinarias efectivas, apropiadas para la edad y el desarrollo de un niño, ayudan a hacer esta tarea más llevadera.

La American Academy of Pediatrics (AAP), de EE UU, ofrece una serie de pautas de disciplina que los padres pueden seguir y que permiten al niño regular su propio comportamiento, evitándole sufrir daños, realzando sus habilidades cognitivas, socioemocionales y de funcionamiento ejecutivo, y reforzando los patrones de comportamiento enseñados por sus padres y cuidadores.

BEBÉS

– Da buen ejemplo, los bebés aprenden observando.

– Usa un lenguaje positivo. Limita el uso del «no» para las cuestiones más importantes, como la seguridad.

– Distrae y reemplaza un objeto peligroso por uno que esté bien para jugar.

– Establece unas reglas básicas a seguir por aquellos que se encuentran en el entorno del bebé (familiares, cuidadores…). Todos los niños necesitan una disciplina constante.

NIÑOS PEQUEÑOS

– Elogia los comportamientos positivos e ignora los que quieras desalentar.

– Anticipa los desencadenantes de las rabietas, pueden ser frecuentes a esta edad.

– Enseña a no caer en conductas agresivas (golpear, morder, dar patadas…), pero sin recurrir a los azotes. Da ejemplo lidiando con los conflictos de pareja de manera constructiva.

– Reconoce los conflictos entre hermanos pero evita tomar partido. Por ejemplo, si surge una discusión sobre un juguete, el juguete se puede guardar.

EDAD PREESCOLAR

– Asigna tareas apropiadas para su edad, como guardar sus juguetes.

– Da instrucciones simples y recompensa con elogios.

– Permite que elija entre alternativas aceptables.

Enseña a tratar a los demás como uno mismo quiere ser tratado.

– Enseña cómo lidiar con los sentimientos de ira de manera positiva.

– Resuelve conflictos utilizando tiempos de espera o eliminando la fuente del conflicto.

NIÑOS EN EDAD ESCOLAR

– Explica qué opciones son buenas o malas frente a situaciones difíciles y sus respectivas consecuencias.

– Habla sobre las expectativas familiares y anima a alcanzarlas.

– Proporciona un equilibrio de privilegios y responsabilidad, a mejor comportamiento más privilegios, y viceversa.

– Continúa modelando la paciencia, la preocupación y el respeto por los demás.

ADOLESCENTES

– Equilibra tu amor y apoyo incondicionales con expectativas, reglas y límites claros.

– Encuentra tiempo todos los días para hablar. Es más probable que los jóvenes tomen decisiones saludables si se mantienen conectados con los miembros de la familia.

– Haz por conocer a sus amigos y habla sobre relaciones responsables y respetuosas.

– Reconoce los esfuerzos, logros y éxitos en lo que hace.

– Elogia la opción de evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas. Da ejemplo a través de tu propio uso responsable de estas sustancias.

Fuente: https://www.elcorreo.com/padres-hijos/educacion/disciplina-azotes-consejos-educar-hijos-20181115090525-ntrc.html

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Jane Nelsen: “La Disciplina Positiva no es ni permisiva ni represiva”

21 de junio de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Jane Nelsen

¿A qué nos referimos cuando hablamos de Disciplina Positiva?
Primero resaltar que disciplina viene de disciplini que significa seguir a un líder venerado. Dicho esto, me gustaría destacar que muchas personas asocian disciplina con castigo, pero en mi programa no se contemplan los castigos de ningún tipo. Tampoco es sinónimo de permisividad, como muchos otros creen. Es importante aclarar que el programa de Disciplina Positiva no es ni permisivo ni represivo.

Entonces, ¿en qué consiste el programa?
Primero tratamos de establecer una conexión antes de la corrección, porque el objetivo principal es desarrollar el sentido de pertenencia e importancia. Una vez los estudiantes desarrollan esta conexión − con la comunidad, la familia, la escuela…−, están preparados para aceptar correcciones desde la amabilidad y la firmeza. Otro aspecto significativo del programa es que no se centra en los castigos, sino en aportar soluciones.

¿Cómo se traduce en la práctica?
En permitir que los estudiantes se involucren en las soluciones de los problemas que surgen en clase. Les enseñamos a trabajar con la aportación de ideas, a reflexionar sobre cuál es el problema y a debatir sobre posibles soluciones. Con esta sencilla actividad, los estudiantes se sienten capaces, refuerzan sus vínculos de pertenencia y están mucho más motivados para implementar las soluciones que han sugerido. Además de su implementación en las aulas, ésta es una actividad perfecta para trabajar en familia.

¿Cómo pueden los docentes ayudar a los estudiantes a desarrollar el sentido de pertenencia?
Existen muchas formas, pero una de mis favoritas tiene que ver con la validación de sus emociones. Diciendo, por ejemplo, “sé que estás molesto ahora mismo, pero no está bien golpear a los demás”, o “sé que no quieres hacer los deberes en este momento, pero es hora de hacer los deberes”. De nuevo, amabilidad y firmeza. También es muy importante escuchar a los estudiantes y decirles frases como: “realmente me preocupo por ti” o “vamos a trabajar para encontrar una solución que funcione para los dos”.

¿Podría explicar una sencilla actividad para potenciar la capacitación de los estudiantes?
Una actividad muy útil es poner los problemas en la agenda y abordarlos en reuniones de clase. Pongámonos en una situación en la que los niños no están teniendo suficiente cuidado con los equipamientos del colegio cuando juegan en el patio. En estos casos, muchos profesores acaban castigando o limitando privilegios a los alumnos, pero nosotros apostamos por añadir la problemática en la agenda para abordarlo cuando llegue el momento de la resolución de problemas y que todos los niños puedan aportar sus soluciones.

Entonces, ¿al aportar soluciones se sienten capaces?

Sí, pero no sólo esto, al haber participado en todo el proceso es más probable que acaben implementando las soluciones que han propuesto. La clave está en que cuando los niños están involucrados se sienten más capaces, tienen la sensación de que se les tiene en cuenta y están más motivados para poner en práctica sus propuestas. Esta actividad también se puede desarrollar a nivel individual, entre el profesor y el alumno, cuando surge un problema concreto.

Antes mencionaba que el programa no se centra en el castigo. ¿Qué problemáticas se desprenden de este método?
El castigo únicamente detiene el mal comportamiento por un periodo corto de tiempo, pero no funciona a largo plazo, ya que no estamos enseñando las habilidades necesarias para la resolución de problemas y en cómo confiar en las propias capacidades. Los estudios sobre el cerebro nos muestran que los niños sólo pueden acceder a la parte del cerebro abierta a la resolución de problemas cuando se sienten bien.

Y, ¿cuáles son las consecuencias de los castigos a los estudiantes?
Los castigos provocan dos tipos de respuestas distintas en los niños. A algunos estudiantes les invita a la rebelión y, por este motivo, siempre se acaba castigando a los mismos alumnos una y otra vez. A otros, los castigos les lleva a convertirse en lo que llamamos adictos a la aprobación, aquellos que tienen tanto miedo al castigo que acaban renunciando a sí mismos.

¿Cómo lo aborda la Disciplina Positiva?
Se centra en perseguir resultados a largo plazo, ya que lo que buscamos es que los estudiantes se sientan capaces, que contribuyan y que cooperen. Fomentamos que hagan lo correcto cuando nadie les está mirando.

¿Qué diferencia la Disciplina Positiva de otros programas similares?
Pensemos en un iceberg, cuya parte superior representa el comportamiento. Muchos programas de disciplina únicamente trabajan con la punta del iceberg, es decir, con la conducta. Habitualmente se utiliza la teoría del conductismo de B. F. Skinner, que está basada en las recompensas y los castigos. En estos programas, los docentes deben determinar cuándo los alumnos se están portando bien y recompensarles, y cuándo su comportamiento no es el adecuado para castigarlos.

Pero la Disciplina Positiva mira bajo el agua…
Exactamente, vamos mucho más allá. Bajo el agua encontramos lo que llamamos la creencia detrás de la conducta. Como la creencia es lo que motiva la conducta del niño, si no la tenemos en cuenta el comportamiento no mejorará. Por último, en la base del iceberg encontramos el sentido de pertenencia e importancia, dos aspectos muy importantes que también deben trabajarse.

¿De qué tipo de creencias estamos hablando?
Hemos definido cuatro categorías, aunque hay variantes en cada una de ellas. Muchos niños únicamente se sienten pertenecientes cuando reciben toda la atención, otros únicamente cuando mandan o, al menos, cuando no dejan que los demás les dirijan. También hay los que recurren a la venganza, ya que sienten que no son tenidos en cuenta, lo que les produce dolor y, en consecuencia, acaban haciendo daño a otras personas. Finalmente, encontramos a los que simplemente tiran la toalla porque no se sienten ni tenidos en cuenta ni capaces.

¿Cómo aborda estos casos la Disciplina Positiva?
Todas las herramientas de nuestro programa hacen sentir a los niños que son tenidos en cuenta, importantes, capaces y les acentúa el deseo de contribuir y cooperar, por lo que aprenden valiosas habilidades sociales y de vida. Hemos desarrollado muchísimas herramientas basadas en lo que llamamos el modelo alentador, que está enfocado a animar a los niños.

Habla de habilidades sociales y de vida, ¿de qué habilidades estamos hablando?
Algunas de las habilidades son la autodisciplina, responsabilidad, resolución de problemas, amabilidad, respeto por los demás… Pero lo interesante de estas habilidades es que son las que padres y profesores mencionan cuando les preguntamos en los seminarios sobre cuáles son las habilidades que los niños han de desarrollar para tener éxito en la vida. Son ellos quienes crean la lista de habilidades, que siempre es muy larga y similar, independientemente de la cultura o el país donde nos encontremos.

¿Forma parte de los workshops que hacéis?
Sí, y es una actividad que se complementa con la segunda lista que les pedimos a padres y docentes que consistente en listar los retos que tienen con los niños. Es bastante recurrente que se apunten cosas como que no escuchan, que no hacen los deberes, que muerden o pegan patadas… A partir de estas dos listas, de habilidades y retos, les enseñamos diferentes herramientas que no sólo les ayudan a lidiar con los retos, si no que al mismo tiempo, fomentan en los niños el desarrollo de las habilidades que ellos creen importantes para la vida.

Según su experiencia, ¿es difícil que los docentes abandonen el método del castigo y la recompensa?
Para implementar la disciplina positiva es necesario que, en primer lugar, los docentes entiendan por qué deben abandonar el método del castigo y recompensa, y sean capaces de comprender  por qué este método no funciona a largo plazo, aunque sí es útil de manera temporal. En los seminarios que organizamos con docentes les ofrecemos recompensas para que puedan ponerse en la piel de los estudiantes y analicen cómo piensan, sienten o deciden sus alumnos.

¿Cuál es el resultado?
Los profesores perciben que es normal que a sus alumnos les guste recibir recompensas y son conscientes que conlleva una aspiración de que en futuras ocasiones sean mayores. A partir de este ejercicio pueden llegar a la conclusión que las recompensas son atractivas para los estudiantes pero que no les transmite ninguna habilidad. En nuestras formaciones enseñamos herramientas a padres y docentes que les ayudarán a sentirse mejor y obtener mejores resultados a largo plazo. Debemos tener en cuenta que muchos docentes no abandonan el método del castigo y la recompensa porque desconocen otras posibilidades.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/jane-nelsen-la-disciplina-positiva-no-permisiva-represiva/

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